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SUMARIO
I. — Génesis de la Ley
El Congreso Nacional ha dictado con fecha 25 de julio de
1960 una Ley de Tránsito Terrestre, a la cual el Presidente de la
República ha dado el Ejecútese el 16 de agosto y que ha sido pu
blicada en la Gaceta Oficial del 17 de agosto, N ? 26.333, del mis
mo año. La Ley en trará en vigencia el 1" de enero de 1961 y de
roga a p a rtir de tal fecha la Ley de Tránsito T errestre del 22 de
agosto de 1955 y todas las disposiciones que se opongan a la nue
va ley (artículo 73).
La Ley de Tránsito T errestre de 1955 fue una ley sumamen
te defectuosa. Su proyecto encontró cierta resistencia incluso en
el Congreso Nacional y fue aprobado en definitiva sólo en razón
de las condiciones políticas reinantes en los tiempos de su pro
mulgación. En el proyecto en cuya redacción el Ministerio de Jus
ticia no pudo intervenir, pese a que el texto incluía disposiciones
sobre responsabilidad y procedimiento, se exteriorizó un pensa
miento autoritario. Los proyectistas fueron ta n lejos que a tri
buían al Ejecutivo Nacional no sólo la competencia de imponer
las sanciones adm inistrativas sino también la de condenar por
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so para la seguridad del tránsito. Según dicho texto que fue pro
puesto ya con anterioridad pero sin éxito en el Senado, aquellos
trabajos no podrán efectuarse sin la correspondiente participa
ción por escrito, con setenta y dos horas de anticipación, por lo
menos, a la respectiva autoridad de tránsito.
que no se extinguen sino por la expiración del térm ino fijado pa
ra la prescripción. El contenido de esa norma hace dudar acerca
de la posibilidad de dar una solución definitiva por el camino to
mado en la nueva ley a los problemas planteados con motivo del
no rescate de vehículos.
Igualmente en m ateria de circulación y, tam bién en la Cá
m ara de Diputados, se ha introducido el artículo 9, que prohíbe a
las autoridades del tránsito perm itir la realización de competen
cias de vehículos de motor en circuitos abiertos.
E n el último capítulo del Título II, respecto de las licencias,
hay que destacar, en prim er lugar, la disposición del artículo 11,
aparte único, de que en el Reglamento de la Ley se establecerá
la obligación de renovar periódicamente el comprobante de capa
cidad física y mental, exigido para conducir vehículos. Se rebaja
la edad requerida para las licencias del prim er grado, tipo “B”
(de 18 a 14 años) y para las del segundo grado (de 18 a 16), las
cuales autorizan para conducir vehículos de motor, tales como mo
tocicletas, motonetas y otros vehículos de ese tipo. Se facilita el
otorgamiento de licencias de 49 y 5- grados al suprim ir el requi
sito de que el interesado tenga licencia en el grado inm ediata
mente inferior durante un lapso no menor de tres años (ar
tículo 9, aparte 215, de la Ley anterior), pero se exige que los as
pirantes sean mayores de veintiún años. En el artículo 15, intro
ducido en la Cámara de Diputados, y mal ubicado por constituir
algo extraño dentro de los textos sobre anulación, revocación y
suspensión de las licencias, se rem ite al reglamento en lo rela
cionado con las licencias p ara extranjeros y establece, en una dis
posición que puede prestarse a comentarios de diversa índole, que
en ningún caso se otorgarán licencias, de 415y 59 grados a extran
jeros cuya permanencia en el país sea inferior a cinco años.
Al régimen de suspensión de la licencia previsto en la ley
anterior y que se encuentra ahora en los artículos 13, 16 y 17, se
añade una regulación, que diferencia entre las dos hipótesis, re
lativa a la anulación y revocación de las licencias (artículos 13,
14, 17). M ientras que el Proyecto original con una técnica que
consideramos superior, había reunido en este lugar todas las dis
posiciones relativas a las modalidades de la suspensión y a los
efectos de la anulación, la Comisión de Justicia del Senado ha di
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una infracción conminada con m ulta con otra conminada con sus
pensión de la licencia. El plazo de prescripción de las infracciones
es distinto según la naturaleza de las sanciones conminadas y,
eventualmente, el monto máximo de las mismas y, también, se
gún que haya concurrencia con un delito penal.
E n comparación con la Ley de 1955, las m ultas han sido re
bajadas considerablemente, aunque la Comisión del Senado las
aumentó algo en relación al Proyecto original. En lo posible, se
han fijado m ultas determinadas. En ciertos supuestos de hecho,
especialmente en el de reincidencia dentro del plazo de un año, se
duplicará la sanción (artículo 63).
Desde el aspecto terminológico se observa que, contraria
mente al Proyecto original que, en razón del carácter penal admi
nistrativo de las infracciones, ha evitado las palabras pena y pe
nado y hablado de sanción y sancionado, la Comisión del Senado
y con ella el texto definitivo de la Ley han preferido aquella te r
minología.
También en m ateria de contribuciones se ha rebajado el
monto en algunos renglones (artículo 71) e introducido un a r
tículo relativo a la liquidación y contabilización de las contribu
ciones y m ultas (artículo 72).
IX. — Conclusiones
En definitiva, la Ley constituye un gran progreso en relación
a la Ley de 1955, especialmente en m ateria de derecho privado
y, sobre todo, en m ateria de procedimiento. Desde este último as
pecto, significa una vuelta a los principios del Estado de Derecho
o de Justicia. No obstante, tampoco esta ley es perfecta, en par
ticular podrá llegar el momento en que se considere necesario re
emplazar el seguro de responsabilidad civil por un seguro acaso
social contra los daños causados por los accidentes del tránsito,
a cargo de la totalidad de los automovilistas, solución que reper
cutiría sobre el régimen de la responsabilidad civil y disminuiría
su transcendencia.
Por o tra parte, como se desprende de esta Introducción a ia
nueva Ley, ésta tiene ciertos defectos e incongruencias. La
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