De tan aburrida que estaba la Calaca, cada que caminaba sus huesos

entumidos tronaban y tronaban. De un lado hacia otro, fastidiada se

preguntaba; ¿Solo un día que falta para el festejo de muertos, pero yo que
hago si aburrida me encuentro?

De repente algo la hizo olvidar sus enojos, era Césarin que con su amiguito
iker jugaban divertidos en el jardín de niños llamado Primo.

Con sus risas contagiaron a la muerte que apresurada deja su casa con la
firme intención de divertirse, no sin antes revestir sus huesos con un disfraz
que no les cause temor a aquellos felices niños.

Cesar e iker aceptaron a su nueva compañerita y divertidos jugaron hasta que

se olvidaron que deberes escolares les esperaban.

Al pasar lista la maestra Betty de percató que dos niños no se encontraban en

su salón y al ir por ellos los encontró riendo.
Aliviada por la preocupación de que algo malo les hubiera pasado, a los tres
se los llevó al salón. La muerte, por más que le explicaba que ella no era
alumna del jardín primo. La profesora Betty de tan molesta que se
encontraba, al salón los obligo a escribir planas tras planas de “no debo de
ausentarme sin permiso del salón”

La Calaca llore y llore le decía que ella no era una niña, pero la maestra Betty
pensaba que por evadir la tarea encomendada ella tan solo se negaba. Y la
muerte no tuvo más remedio que quitarse aquel disfraz de tierna niña. Al ver
su verdadero aspecto todos corrieron asustados en dirección a la supervisión,
pero César e Iker fueron los únicos que se quedaron en el salón.

La muerte sorprendida les pregunta; ¿porque ustedes no se asustan? Ellos

seguros y comprensivos le responden; ya sabíamos que tú, la muerte quería
jugar, ya que se te olvidó cerrar el cierre del disfraz y tus coquetos huesos de
tu espalda asomaban.

La muerte les observa y ambos niños le aclaran que el Bullying está prohibido
en el jardín primo, ya que vivos y muertos tienen en mismo derecho de jugar
y tratarse con cariño.

La huesuda marcha agradecida por haberse topado a unos niños tan

humanos, y promete a César e Iker eliminar el bullyin entre aquellas almas
que cada uno a dos de noviembre le piden permiso para acudir a aquel gran
festejo donde departen con cariño dulces, comida y bebida que sus humanos
les ofrendan.