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ARTE Y MILITANCIA
Historia
de una
utopía
Abordar la obra de un artista excelso como Carpani implica siempre realizar un recorte
de su vasta obra. En este sentido, acordamos con el planteo de Alejandra Maddoni
(2008) que en su ensayo Ricardo Carpani: arte, gráfica y militancia política, explicita que
“hacer un recorrido histórico y reflexivo en torno a los afiches, ilustraciones y volantes
que el artista plástico argentino Ricardo Carpani produjo, esencialmente a partir de
1960, significa generar un recorte con límites frecuentemente caprichosos e imprecisos
sobre una producción amplísima siempre signada por una profunda convicción
ideológica”. Es que Carpani se muestra siempre como un artista multifacético, muralista,
gráfico, escritor, educador, político, por lo que resulta imposible separar su obra de su
recorrido militante. Es por esto que el presente trabajo se mostrará como un dialogo
constante entre sus características como artista, sus ideas sobre el arte mismo y la
situación político-social del país en esos años. Para esto analizaremos, en primer lugar,
el Carpani muralista y gráfico de los años ’60, su trabajo con el grupo Espartaco y quizás
el período de mayor producción. Luego hablaremos del Carpani escritor, con un breve
recorrido por su extensa obra ensayística sobre el arte y la política. Por último,
cerraremos con su última etapa, el exilio por la dictadura y el regreso de la democracia,
con un Carpani apesadumbrado, pero con la pasión militante que siempre lo caracterizó.
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entretenimiento burgués y solitario. El muralismo venía creciendo desde México de la
mano de Rivera, Siqueiros y Orozco quienes reivindican el arte del campesino frente al
de la naturaleza y ponen en primer plano al hombre y la mujer revolucionarios, activos
en el devenir político, lo que significa una gran influencia para este grupo de jóvenes
artistas. El grupo Espartaco encuentra lo específico de su arte en la imagen de lo
colectivo, del devenir histórico de Argentina, pero siempre en contacto con las corrientes
de Latinoamérica. Sin embargo, a pesar de la fuerte impronta americanista del grupo,
Carpani sostenía que “Un arte nacional no significa cerrazón frente a Europa, sino en la
medida en que lo extranjero penetra y disuelve, a través de la colonización mental de la
clase dirigente, el patrimonio intransferible y colectivo de la propia cultura nacional.
Cultura es resistencia, pero también asimilación (…) el arte no escapa a la política”.1 Por
ejemplo, es notoria en su obra la influencia de quien fue su gran admiración, Miguel
Ángel, especialmente en la composición de la figura humana. Con Petorutti como
maestro -que en Europa tuvo contacto con las vanguardias artísticas- abordó cuestiones
vinculadas con aspectos compositivos, cromáticos y técnicos; más ligadas al plano
sintáctico de la creación artística.
Uno de los dilemas que enfrentaba el grupo – y de que Carpani se encarga en múltiples
ensayos- es lo referido a la calidad del lenguaje plástico y la necesidad de realizar, al
mismo tiempo, un arte de masas. Esto queda expresado en su manifiesto al proponer
que era “imprescindible dejar de lado todo dogmatismo en materia estética; cada cual
debe crear utilizando los elementos plásticos en la forma más acorde a su
temperamento, aprovechando los últimos descubrimientos y los nuevos caminos que se
van abriendo en el panorama artístico mundial y que constituyen el resultado de la
evolución de la Humanidad, pero eso sí, utilizando estos nuevos elementos con un
sentido creativo personal y en función de un contenido trascendente”2
Como se ve, estos artistas asumen con claridad el problema. Se trata de hacer un arte
con contenido social, con lenguaje actual y vigente. El Grupo Espartaco - como ya
especificamos- estuvo influenciado por los muralistas mexicanos como así también por
el ecuatoriano Guayasamín y el brasilero Portinari en cierto damatismo declamatorio,
pero adquirieron una personalidad propia, necesidad imprescindible de todo creador.
Grandes volúmenes, imágenes pétreas, inmovilizadas, enmarcadas por una estructura
geometrizante. Crean así una dimensión escultórica de la pintura, afirmada en grandes
1 Juan José Hernández Arregui: Prólogo al libro de Carpani La política en el arte, editado en Buenos Aires
por Ediciones Coyoacán en 1962.
2 Cippolini, Rafael. Manifiestos Argentinos. Políticas de lo visual 1900-2000. Adriana Hidalgo Editora.
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primeros planos. Las primeras obras de Carpani, “Pescadores” (1956) y “Desocupados”
(1957) dan cuenta de esto. No se trata de la habitual plástica de la izquierda, ni del
“realismo socialista”, fuertemente criticado por el artista. No es reflejo ni fotografía, ni
reproduce los rasgos de un trabajador, sino que recrea a los trabajadores tal cual él los
siente, ampliando sus dimensiones, acentuando su combatividad, deformando su figura
-con ayuda del cubismo y el expresionismo- imbuyendo a la imagen de un sentido
colectivo y amenazante.
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Carpani R., “Desocupados”. Óleo sobre tela. 640 x 640 cm.
Carpani R.,1963. 1 de mayo (S.O.I.V.A), pintura al aceite sobre pared, 400 x 550 cm, fotografía del autor
Según Hernández Arregui (1963) en Carpani todas las figuras son simbólicas. El
“hombre” aislado no es “un” obrero, es la clase obrera. El “clima” seguro y dramático de
sus cuadros, racionales al máximo, no es el “clima de una hora” a la manera de Fader.
Sino la hora actual del mundo. Sus figuras monumentales miran no “adelante” sino al
porvenir de la humanidad. Sus elementos secundarios: fábricas, chimeneas, remaches,
engranajes, no son la “fabrica” SIAM o los deleites estéticos del señor Di Tella, sino la
cultura tecnificada y deshumanizada del presente, que encuentra su opuesto en el
levantamiento de los pueblos. Por eso, la pintura de Carpani provoca simultáneamente
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sensación de potencia, pues su fuente, profundamente emocional, es la fe de la
emancipación humana como destino histórico.
El efecto conjunto de sus murales y cuadros es una mezcla de todo esto, convertido en
un neobarroco latinoamericano.
Es importante destacar que, como todo artista, Carpani es un emergente del clima social
propio de la época. Como él mismo plantea “el arte es […] la manifestación cultural de
una época y una determinada sociedad histórica” (Carpani,1962). Es un tiempo donde
se encuentra a la Argentina atravesada por el crecimiento de los movimientos sindicales
de la mano del gobierno peronista. Es aquí donde Carpani encontrará el lugar de
militancia para hacer de su arte un elemento de máximo servicio público y un bien
colectivo, útil para la cultura de las grandes masas populares, pintando murales en
centros vacacionales, sindicatos y espacios culturales abiertos durante el gobierno de
Perón. Podría decirse que el amor es mutuo, Carpani encuentra en el peronismo los
ideales del movimiento obrero, fuerte y revolucionario y la política encuentra en su arte
el vector de comunicación y transformación necesario para alimentar la revolución
obrera.
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impuesto un estilo, el “realismo socialista” al cual Carpani tilda de antirrevolucionario y
plantea “el arte que no es tal no podrá cumplir jamás con ningún rol político relevante”.
Hacia 1961, Carpani y Di Bianco se separaron del grupo Espartaco para insertarse de
lleno en el movimiento obrero, realizando trabajos en los muros de algunos gremios
como los murales del Salón de Actos del Sindicato de Obreros de la Industria de la
Alimentación, Sanidad y Vestido3. Es en este momento en el que también comienza su
producción gráfica, colaborando con la CGT reunificada, como resultado del gran
impacto que generaron los murales.
El primer diseño con objetivo de afiche masivo fue para la llamada “Semana de la
protesta” (1962), para la cual realizó una imagen ilustrativa del movimiento junto a otro
que contenía las consignas del plan de lucha el cual implicaba un paro de 24 horas y
marchas por la ciudad.
3 Seis paneles del Sindicato de Obreros de la Alimentación aún se conservan en buen estado, el resto
de la producción mural se encuentra muy deteriorada o destruida.
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Carpani, ¡Basta!, 1963, afiche impreso en offset, 109 x 74 cm, Archivo Ricardo Carpani.
Para el afiche ilustrado Carpani integra a su diseño la palabra ¡Basta!, colocada bajo la
media figura de un personaje con un puño cerrado por delante y el ceño fruncido, en un
claro gesto combativo. Esta imagen, basada en el mural “1° de Mayo” de Carpani, remite
a un obrero vigoroso, presenta una exagerada musculatura y referencias a la “CGT
Argentina”, indicadas en banderas sostenidas por personajes secundarios que
acompañan a la figura central. A su vez, la aparición de esas otras figuras reducidas por
detrás que repiten el gesto de la imagen central termina de componer la idea de un
reclamo colectivo. Por otra parte, el recorte de un fondo blanco sobre la representación
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de una manifestación de trabajadores intenta dar indicios de un reclamo en las calles y
ya no dentro de las fábricas o lugares de trabajo.
Una composición centrada, lograda por contrastes mayores, definida por medio de
líneas y con una figura en bloque de gran tamaño y fácil lectura, fue un modo resolutivo
repetido por Carpani en sus murales, al menos entre 1955 y 1961.
El afiche empapeló las paredes de las principales ciudades del país y fue reproducido
por los órganos de difusión de distintos gremios. La claridad comunicativa de la imagen
y la consigna fueron un éxito en la expansión de la imagen. El clima social imperante
acompañaba la imagen, dada la cantidad de despidos masivos y las suspensiones de
trabajadores y la propuesto desde los gremios de la ocupación de fábricas. La “Semana
de la protesta”, realizada en la última semana de mayo de 1963, finalizó entonces con
un paro masivo de 24 horas que dio por concluida exitosamente la primera etapa del
proceso de visibilización planificado. (Soneira, 2017)
“El puño cerrado por delante de la figura central, ubicado en un lugar destacado y de un
tamaño significativo en relación a las otras figuras, no sólo remite a un imaginario propio
de la iconografía de izquierda, fundamentalmente a algunos carteles de la gráfica
política soviética, sino también a imágenes emblemáticas dentro de la historia del arte
argentino como Sin pan y sin trabajo (1894) de Ernesto De la Cárcova, algunas
aguafuertes de Abraham Vigo como Tribuna proletaria (1937) y de Guillermo Facio
Hebequer, como las ilustraciones de Tu historia compañero (1932) o las realizadas para
la tapa de la revista Contra (1933)” (Soneira, 2017).
Como ha expuesto Silvia Dolinko (2012), “más allá de que el modelo de Carpani era el
muralismo mexicano, la enorme circulación de imágenes de los Artistas del pueblo en
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periódicos, ediciones populares de libros y carpetas de arte son un antecedente local
significativo y una bisagra en el arte militante de nuestro país”.
Sus personajes, antes que individualidades, conforman un solo cuerpo, una compacta
maquinaria de lucha. Un bloque en el que todos los rostros y los cuerpos se parecen y
se funden: son parte de la masa.
En cuanto al personaje principal, los rasgos de su rostro evocan a los más oprimidos: la
piel oscura hace referencia a los “cabecitas negras”, expresión peyorativa que se refería
a los trabajadores del interior que emigraron a la capital en la etapa de industrialización,
resignificada positivamente después por el peronismo.
En 1973, pasados ya diez años del paro para el que se había confeccionado el afiche
originalmente, en un escenario de ferviente expectativa por el potencial regreso de Juan
Domingo Perón por intermedio de la presentación de Héctor J. Cámpora como candidato
a elecciones, que permitirían el regreso del líder del movimiento exiliado en Madrid,
Carpani reedita el ¡Basta! apelando al recuerdo de los años de lucha de los trabajadores
peronistas que la imagen implicaba, para los que la llegada de Perón al país significaba
la esperanza de cambio. La cita de Carpani a sí mismo es evidente, aunque éste no
elige reutilizar la imagen original –algo usual en su método de producción – sino que lo
redibuja, adaptando la línea, la organización de valor y la trama a la manera en la que
se encontraba produciendo en ese período. En este trabajo, Carpani se acerca más a
un tratamiento claroscurista en el que se exaltan los volúmenes, logrado por intermedio
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de tramas (posiblemente realizadas por el uso del plumín) y “ablanda” la forma por
medio de una ejecución donde prima lo orgánico por sobre lo geométrico. El hombre de
piedra se encarna y aparece la esperanza de la construcción de un socialismo nacional.
Carpani, 1973 “Basta de dependencia y explotación. Cámpora al gobierno Perón al poder. Por la construcción del
socialismo nacional”. Afiche impreso en offset 81, 5 x 59 cm. Archivo Ricardo Carpani.
La misma imagen, pero sin consigna, ilustrará la tapa del primer número de Peronismo
y Socialismo de 1973, publicación dirigida por José H. Arregui y en la que Carpani
presenta un artículo de su autoría: “Arte nacional y militancia revolucionaria en América
Latina”. Debido al escenario, la imagen originaria vuelve a cambiar de significado: en
este caso representa la oposición entre la burocracia sindical y el peronismo
revolucionario, cuyo capítulo más crítico estuvo en los sucesos de Azeiza y que
terminará con el asesinato del dirigente gremial José Ignacio Rucci.
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Peronismo y socialismo (tapa), Buenos Aires, n° 1, 1973.
El mito de origen del ¡Basta! como signo inaugural de una época en la que el arte se
vincula con el sindicalismo y la organización obrera en Argentina, aparece en la misma
curaduría de la muestra de agosto 2015 en el Centro Cultural Haroldo Conti, “Carpani
trabajador: entre el taller y la calle”, en la cual se podía apreciar el mencionado afiche
interviniendo el espacio a partir de múltiples reproducciones que empapelaban la sala,
ocupando un lugar destacado de la muestra.
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Luego de plasmar en ejemplos la pregnancia de una imagen y el sentir del artista de
crear una iconografía fácil de entender y de llevar implícito un claro mensaje,
continuamos con el intento de un relato medianamente sincronizado en el tiempo.
Encontrarse con la vida y obra de Carpani es encontrarse también con una vasta
producción escrita, algo poco frecuente y muy necesario en el ámbito artístico. Los
temas principales que recorre en sus libros siempre tendrán que ver con el arte militante,
con un alto nivel teórico, pero por sobre todo con una escritura apasionada, que increpa
al lector –sean estos artistas o no- a accionar para el cambio social. Entre los años 1961
y 1999 edita múltiples libros de su autoría, siendo los más destacados “La política en el
arte” donde plantea los puntos claves que debe tener en cuenta el arte militante en
Argentina y “El arte y el problema nacional latinoamericano” donde debate la necesidad
de un arte político unido bajo la bandera Latinoamericana. Es que además de militante
Carpani hacía hincapié en el papel educador del arte. En este punto plantea una visión
dialéctica entre el arte y la revolución, ya que la educación de las masas por el arte no
tiene sentido sin previa transformación del orden social, dice.
La postura programática que expone Carpani en sus escritos de los sesenta consiste
básicamente en promover el desarrollo en los sectores populares del agrado y el juicio
por el arte a través de una educación estética. La misma se lograría por medio del
acceso a las producciones artísticas de la más alta calidad. De hecho, nuestro autor
considera que todo individuo posee un cierto grado de sensibilidad artística inherente a
su condición humana y que dicha sensibilidad no se halle desarrollada o que incluso
esté parcialmente distorsionada no anula el hecho de su existencia. Esta educación
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estética debería ser alentada, según el artista, por los dirigentes políticos, gremialistas
y artistas.
El dispositivo pensado por Carpani para lograr las condiciones necesarias para lograr
una representación de los sectores obreros consiste - según su planteo- en operar por
tanteos, experimentando, imaginando, inventando, hasta lograr imágenes, símbolos y
hechos que, por responder a esas necesidades reales y concretas de los trabajadores,
éstos se identifiquen con ellas, asumiéndolas como algo propio y en los cuales se
sientan expresados. Sólo así puede surgir un lenguaje genuinamente nacional, como
objetivación de la cultura colectivamente elaborada por las masas, manifiesta.
Por lo que Carpani propone que el artista militante, superando el concepto pequeño
burgués comience a volcar sus energías en generar talleres de militancia plástica en los
barrios, contribuyendo a permitir que sean los trabajadores los creadores de imágenes
que los expresen, con las cuales se sientan identificados y que, al responder a sus
necesidades emocionales, ideológicas, testimonien una originalidad artística inédita y
descolonizada.
Por último, es de destacar también sus ilustraciones en libros, que contribuyeron a armar
las imágenes de escritos tan importantes para la historia nacional como el Martín Fierro,
un retrato gauchesco impecable en manos de este artista. Siempre está presente la
reivindicación, defendiendo al gaucho desposeído y perseguido.
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Carpani (1971), Martín fierro ilustrado
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Carpani: Los años de dictadura y su regreso a Argentina
La nostalgia y el recuerdo, lo llevaron a crear una serie dedicada al tango y otra que
denominó Gauchos Centauros. Los representa libres cabalgando en una pampa virgen.
Una vez más la dignidad actúa como contrapartida al genocidio de fines del siglo XIX,
en este caso.
Asimismo, trabaja otros temas que denotan su añoranza. Sus hombres colosales, de
manos gigantescas ya no protagonizan ahora grandes huelgas, sino que permanecen,
en profunda introspección, perseguidos, angustiados, desconcertados por la derrota.
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Estos cuadros son, un claro reflejo de su pesar por lo que estaba ocurriendo en el país
y por su situación de exiliado.
Carpani, R. (1981) Consciencia II Acrílico sobre tela. 131 x 163 cm. Colección del Centro Cultural de la Memoria Haroldo
Conti desde 2007
A su regreso encontró una sociedad muy diferente. Las marcas que dejó la dictadura
arrasaron con todo concepto de democracia y solidaridad. La conducta individualista
que mostraba la sociedad le indicó que los tiempos habían cambiado. La brecha
económica se había acentuado y los obreros devinieron en cuentapropistas,
desocupados o marginales. Esos forzudos estaban doblegados contra tanta injusticia y
ya no eran los que Carpani supo reivindicar. Observar y tratar de entender esa realidad
lo llevó a crear una nueva serie de pinturas donde, desde el título del cuadro se
preguntaba: “Qué hace un tipo como yo en un lugar como éste”.
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Carpani. 1992 ¿Qué hace un tipo como yo en un lugar como este? Acrílico sobre tela 50 X 70 cm
Commented [am1]:
En aquel nuevo período artístico sus obras se caracterizan por la gran presencia del
color y un marcado sarcasmo. El guapo desorientado y extemporáneo aparece
rodeado de una vegetación selvática y amenazante preguntándose en otro título:
¿Dónde carajo para el 60? Rodeado de animales salvajes, habitantes con los que no
puede dialogar y lo obligan a tenerse en guardia el hombre porteño está solo y espero
dentro de su traje gris.
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Carpani (1990) ¿Dónde estará la parada del ’60? Boceto en acrílico.
“(…) trabajemos para la construcción de ese nuevo cauce en el que confluya, en forma
sintética y superadora, sin sectarismos ni dogmatismos, lo mejor de nuestra experiencia,
transformando la derrota reciente en el punto de partida hacia superiores niveles de
conciencia generalizada.” (Carpani, 1986)
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Carpani falleció en 1997. Poco antes de su muerte, Leonardo Favio (otro artista que
logró capturar las modulaciones de una época) le dedica su documental Perón. Sinfonía
del sentimiento4, junto con otras figuras como Héctor Cámpora, Hugo del Carril y Rodolfo
Walsh. Significativo homenaje para quien, como pocos, simbolizó la intersección entre
plástica y política en nuestra historia.
4 Perón, sinfonía del sentimiento es una película documental de 1999, dirigida por Leonardo Favio, sobre
la historia del peronismo. El film no fue estrenado comercialmente por decisión del director. En cambio,
fue estrenado con entrada gratuita el 6 de enero de 2000 en el cine Atlas Recoleta, a la vez que ha sido
entregada para su exhibición en acontecimientos sociales y políticos. La película está dedicada a la
memoria del expresidente Héctor J. Cámpora, del cantante Hugo del Carril, del pintor Ricardo Carpani y
del escritor y periodista Rodolfo Walsh, así como "a los trabajadores, a los estudiantes, al Grupo Cine
Liberación: Fernando Solanas, Gerardo Vallejo y Octavio Getino".
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Carpani. Mural realizado para el Hall del Aeropuerto de Viedma, Rio Negro, actualmente ubicado en el Hall del Palacio
de Justica de la Provincia.
A modo de conclusión:
Carpani militó artísticamente no sólo para poner imagen a las consignas de sus
compañeros. Sabía claramente que las imágenes también generan y promueven ideas
y que la matriz cultural no siempre es comprensible y obvia para la lectura universal de
la imagen. Fue un cronista muy inteligente.
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tela o el muro fueron una rebeldía silenciosa; el pincel un puño en alto; el dibujo en los
afiches callejeros, una parte dolorosa de la historia de nuestro país.
Bibliografía
revolucionario-de-la-politica-y-la-pintura-argentina/
Maddoni, (2008). Ricardo Carpani: arte, gráfica y militancia política. Cuadernos del
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https://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libr
o=113&id_articulo=5093
Pintores Argentinos del siglo XX (1982) Buenos Aires. Centro Editor de America
Latina.
Soneira, I. (2017). Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de
Investigadores de Arte.
Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte
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