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Esperanza: ¿Fue una decisión médica o política?

Guadalupe Batallán

Para poder entender el caso de Jujuy debemos considerar lo siguiente.


La primera realidad que muchas veces se ignora es que nos encontrábamos frente a dos
pacientes. La madre embarazada producto de un abuso sexual, una niña de 12 años; y la
hija, una beba prematura de 25 semanas y 703g que murió 4 días después de nacer.
En segundo lugar, consideraremos que existe una diferencia entre lo que se define como
“aborto” para el Derecho y para la Medicina. Para la medicina, aborto es la finalización del
embarazo antes de las 20 semanas y/o cuando el feto tiene un peso menor a 500g.
Mientras que para el derecho es simplemente la muerte del feto dentro del útero.
Dadas las características de esta beba, quedaba fuera de lo que médicamente se considera
aborto.
Más allá de eso, para lograr el fin legal (la muerte del niño dentro del útero) los métodos que
podían utilizarse eran para la inducción de la muerte fetal eran1:
-inyección salina: se reemplaza líquido amniótico por solución salina concentrada que
quema al feto vivo.
-inyección de cloruro de potasio: se busca el corazón del feto por ecografía y se le provoca
un paro cardíaco. Tiene alto riesgo de sufrir paro cardíaco la madre por inyección
intravascular.
-introducción de material metálico por vía vaginal. Se penetra la calota (parte “de atrás” de
la cabeza) y se destruye el cerebro. Riesgo para la madre: perforación uterina, shock
hemorrágico, shock séptico, laceración de los intestinos, entre otros.
Luego de estos procedimientos, se puede sacar al feto “por partes” (dilatación y evacuación)
o inducir el parto con medicamentos (misoprostol) para que nazca muerto.
Cabe remarcar que la OMS para embarazos del segundo trimestre prefiere por su
“seguridad y eficacia” el aborto por dilatación y evacuación y no el aborto farmacológico
(misoprostol solo/misoprostol+mifepristona) debido a
que, a mayor edad gestacional el régimen con
misoprostol pierde eficacia2.

Además, en la guía “Aborto sin riesgo” de la OMS3


(protocolo que instruye en el aborto con misoprostol)
menciona que para embarazos de 24 semanas o
más no se conoce la cantidad exacta de misoprostol
que se debe administrar a la paciente.

1
http://www.ossyr.org.ar/pdf/bibliografia/318.pdf . IPAS es uno de los socios proveedores de
abortos de la IPPF.
2
https://extranet.who.int/rhl/es/topics/fertility-regulation/induced-abortion-3
3
https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/77079/9789243548432_spa.pdf;jsessionid=
1533328C7B05616BECAB37DDCF49ED7A?sequence=1
Por otro lado, es el mismo protocolo ILE que establece el aborto hasta la semana 22, no
haciendo mención a cómo realizar un aborto de mayor edad gestacional. Todo esto
acompaña la realidad de la práctica médica en Argentina donde es frecuente la llegada de
pacientes con embarazos de 20-22 semanas con aborto autorizado por ILE que presentan
estallido uterino. Esto se debe a que el cuello del útero no se encuentra apto todavía para
comenzar trabajo de parto y se administran dosis de misoprostol elevadas causando
dolorosas contracciones durante 3 ó 4 días que el útero no es capaz de resistir. A partir de
los expuesto queda claro que no era cierto que esta
niña pudiera abortar con misoprostol de forma
“segura” como se difundió ampliamente.
Ante esta situación, los médicos del Hospital
Materno Infantil de Jujuy recomendaron esperar
entre 6 a 8 semanas más y luego realizar una
cesárea para extraer a la beba por vía abdominal.
Para lograr entender esta recomendación debemos
considerar lo siguiente:
1. El grupo de médicos que atendieron a esta
niña llevaba 2899 intervenciones en el 2018
sin una sola muerte materna y durante este
mismo año habían confeccionado un
protocolo de embarazo adolescente menores
de 15 años para la provincia de Jujuy, con el
aval y reconocimiento internacional de
UNICEF4.

4
https://www.unicef.org/argentina/sites/unicef.org.argentina/files/2018-04/Salud_Protocolo-
EmbarazoJujuy_0.pdf
2. En la semana 28 de gestación las probabilidades de sobrevivir sin secuelas para el
bebé son de 57% en comparación con el 20% que tenía Esperanza con 25
semanas5.

Es importante aclarar que cuando el bebé tiene menos de 28 semanas de gestación


se consideran prematuros extremos ya que no pueden alimentarse, respirar, regular
la temperatura por cuenta propia ni tienen desarrollado el Sistema Inmune para
combatir infecciones y presentan alto riesgo de sufrir complicaciones neurológicas
(sordera, ceguera, retraso mental, parálisis cerebral) e incluso de morir.
3. El embarazo adolescente se considera un factor de riesgo principalmente por las
causas sociales que acompañan este suceso (escolarización deficiente,
antecedentes de abusos, embarazos pocos controlados, bajo estrato social, inicio
precoz de las relaciones sexuales, etc). Además se consideran de riesgo los
extremos etarios (madre muy jóvenes o madres muy grandes) por enfermedades del
embarazo como por ejemplo la hipertensión. En la práctica hospitalaria de Argentina,
con embarazo adolescente muy frecuente, los casos de niñas a partir de 14 años se
atienden directamente en la salita (no sé lo considera de riesgo por lo que no se
derivan al hospital). Los embarazos de mayor riesgo son los de las niñas de 9-11
años por la falta de desarrollo de la pelvis (canal de parto) y se finalizan con cesárea
programada. Y los de 12 años dependiendo del desarrollo de la nena ya pueden ir a
parto natural. De todos modos estos embarazos se llevan a término (37-41
semanas) y a los más extremos (menores a 12 años) se espera hasta las 34
semanas aproximadamente (dado que tienen como riesgo estas mujeres el parto
prematuro acarreando hemorragias, distocias, etc). Se trata de niños prematuros de
todos modos pero que con una buena atención neonatológica viven y no tienen
secuelas. Destacamos también que en Argentina en el 2017 (últimos registros
disponibles) no hubo muertes durante el embarazo, parto o puerperio de niñas

5
http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000000513cnt-viabilidad.pdf
menores a 15 años6.

4. Es una realidad médica que el segundo trimestre es el peor momento para realizar
una cesárea y que es muchísimo más difícil que hacerlo en el tercer trimestre, desde
el punto de vista técnico. El útero a medida que crece forma un sector (segmento del
útero) en la parte baja que debido al estiramiento en el tercer trimestre es casi una
lámina delgada que no sangra. Allí se realiza el corte por el cual se accede para
extraer al niño. Mientras que en el segundo trimestre la zona del segmento no está
formada y es gruesa, carnosa, tiene varias capas y presenta sangrado abundante.
Por esto la cicatriz que queda luego de la cesárea en el segundo trimestre es mucho
más grande que la de una cesárea de término y tiene mayor predisposición a
generar ruptura del útero en embarazos posteriores. Además el útero es más
pequeño y se corre riesgo de afectar (cortar o desgarrar) las Arterias uterinas
provocando sangrado masivo, una hemorragia difícil de controlar. Por su parte, la
placenta en el segundo trimestre está muy adherida al útero y es más difícil sacarla
generando retención de restos ovulares, sangrados e infecciones.Es decir, a pesar
de ser un embarazo de riesgo para la literatura médica, abortar o realizar una
cesárea en esta niña suponía un riesgo de vida aún mayor que continuar con el
embarazo.

Sin embargo, a pesar de conocerse esta realidad médica, se decidió ignorarla debido a la
inestabilidad psicológica e intentos de suicidio de la niña. Se difundió el argumento
anticientífico de que realizar un aborto iba a frenar los intentos de suicidio de la niña. Esto
no es cierto ya que el aborto es una de las causas que aumenta el riesgo de suicidio en
adolescentes embarazadas7.

6
DEIS, serie 5 Número 1. TABLA 40: Muertes maternas y razón de mortalidad materna según grupos
de causa de muerte y edad de las fallecidas. Año 2017
7

https://s3.amazonaws.com/academia.edu.documents/43856788/Suicidal_behavior_in_pregnant_teen
agers_20160318-14503-
1s26uv8.pdf?AWSAccessKeyId=AKIAIWOWYYGZ2Y53UL3A&Expires=1549777562&Signature=q7Z
MKQwvs4lRZ5BdGFu9A0K4IpY%3D&response-content-
disposition=inline%3B%20filename%3DSuicidal_behavior_in_pregnant_teenagers.pdf
Es importante tener en cuenta que una regla primordial para la medicina es que para
realizar una intervención debe asegurarse que la persona recibirá un beneficio de la
práctica. No se realizan intervenciones que generen un daño o que tengan efecto neutro.
Sin embargo, esta realidad se olvida cuando se habla de aborto y es frecuente que se
presente al aborto como una prestación médica que alivia a las mujeres violadas. Pero en
los estudios de Salud Mental no se ha demostrado que en estos casos el aborto genere un
beneficio para la mujer. Lo que sí está demostrado es que el aborto por abuso sexual
cometido por alguien del entorno tiene mal pronóstico de salud mental8.

8
https://www.uptodate.com/contents/pregnancy-termination-and-potential-psychiatric-
outcomes?search=abortion%20mental%20health&source=search_result&selectedTitle=2~1
50&usage_type=default&display_rank=2
Estos pacientes evolucionan mal. Los síntomas asociados son:
- Depresión y ansiedad.
- Sentimientos de culpa.
- Pesadillas frecuentes relacionadas con el hecho.
- Evasión y/o rechazo de estímulos o situaciones que recuerden al aborto.
- Reacciones de aniversario: intensificación de los síntomas en las fechas del aborto o en
que el niño debería haber nacido.
- Alteraciones de conducta relacionadas con las emociones provocadas por el aborto.
- Resentimiento hacia los hombres y baja autoestima.
- En casos de violación, el aborto agudiza los traumas.
- Suicidio.
Otra realidad conocida para la psiquiatría es que el trauma de un hecho no se agrava por
las consecuencias que devienen de él. Es decir, un embarazo no aumenta el trauma de una
violación. Los factores que afectan el trauma son la salud mental de la persona previo al
hecho traumático y la atención psicológica inmediata. Por otro lado, no existe literatura
médica (libro, publicación o manual de Psiquiatría) que establezca que el tratamiento para el
trauma de una violación es al aborto. Es decir, una mujer violada no se “cura” con el aborto.
Para terminar, es importante recordar que la cesárea se realizó 6 días después del pedido
oficial de aborto para estabilizarla psicológicamente. Sin embargo 6 días no son suficientes
para realizar un tratamiento psíquico adecuado (EMDR, psicoterapia, etc) que tendría que
haber recibido esta niña por complejo trastorno de estrés postraumático debido a la
violación que está afrontando.
Con esto concluimos en que el aborto que se pedía en este caso era riesgoso para la niña y
no la beneficiaba ni física ni psíquicamente, todo lo contrario, afectaba su Salud Mental y
ponía en riesgo su vida. Además, la cesárea se hizo sin fundamento médico, poniendo en
serio riesgo la vida de la niña y condenando a Esperanza a secuelas muy graves o a la
muerte por prematurez extrema.
Para finalizar la lectura, ténganse en cuenta que este pequeño informe fue realizado por
una estudiante universitaria que investigó y se asesoró con médicos especialistas. El
Gobernador Gerardo Morales, con muchísimos más medios y responsabilidades, podría
haber accedido perfectamente a esta información.

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