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SINTESIS DE “LA INTERPRETACION DE LA BIBLIA EN LA IGLESIA”

PONTIFICIA COMISION BIBLICA

Su presentación: El 23 de abril de 1993, en una audiencia papal conmemorativa de


las encíclicas "Providentissimus Deus» y "Divino afflante SpiTitu», con asistencia del
Colegio cardanalicio, el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, los miembros
de la Pontificia Comisión Bíblica y el profesorado del Pontificio Instituto Bíblico, el Card.
Ratzinger presentó al Papa el nuevo documento de la Pontificia Comisión Bíblica. La
gestación del Documento había sido muy laboriosa. Ya en los años ochenta se iniciaron
en la Pontificia Comisión Bíblica unas consultas para abordar los problemas suscitados
en el campo de los estudios bíblicos. A ello aludía el Papa en un discurso ante los
miembros de dicha Comisión el 21 de Abril de 1991.

Síntesis: El documento que se ha estudia nos deja ver el sentido de solemnidad con
el cual se dispuso a su elaboración, se puede notar que la Pontificia Comisión Bíblica no
abusa ni en este sentido o en esta dimensión en el mostrar su interés por mostrar el
verdadero sentido que debe de tener el acercamiento a la Sagrada Escritura, podemos ver
como la comisión utiliza un lenguaje claro para acercarse al texto de una forma que ayuda
a sentir una explicación más sana y más pedagógica puesto que esto dará sentido al
desarrollo que se presenta en este desarrollo del tema a estudiar.

En primer lugar en la introducción la comisión Bíblica pone en acción el problema


de la interpretación de las Sagradas Escrituras presupone que este acercamiento a la
interpretación es mucho más antiguo y que en la actualidad despierta un interés en este
acercamiento se presenta o se subraya el su incremento en el tiempo hace eco en los
procesos, los logros y la importancia de las ciencias humanas y de los métodos científicos.

Se podrá desde este punto hacer un reconocimiento en la acción pastoral de la


Iglesia puesto que ha respondido con prudencia a los desafíos, los logros y la importancia
que a lo largo del tiempo se han presentado, puesto que ha partido de la fecundidad de
unas actitudes positivas que han surgido y a su vez valora que en la actualidad será un
poco imposible establecer nuevamente una interpretación como la de aquellos tiempos en
sentido crítico.

En el primer capítulo se hace una presentación de un esquema basado en la historia


del método hace una presentación de las características y mecanismos y características;
el primero de los métodos utilizados es el método histórico – critico; este es presentado
de forma indispensable que tiene en cuenta que la Sagrada Escritura es propiamente
Palabra de Dios en lenguaje humano, este método subraya un interés de la retorica que
contribuye a descubrir el carácter exhortativo de la Escritura misma. Se propone luego en
el primer capítulo un grupo de métodos literarios de los cuales podemos mencionar la
narratología, el análisis semiótico; por lo cual la narratología manifiesta un vigor en la
transmisión del mensaje puesto que el escrito bíblico de presenta en formas de relatos
anteponiendo una dinámica para lograr comunicar al lector su sentido claro; luego se hace
una insistencia en los métodos que toman un eje para la lectura la relación intrínseca
marcada por el texto y la comunidad a la cual se presenta.

Se hace mención a que de uno de los teólogos que se interesa por subrayar una
importancia entre los textos y los libros que forman parte del Canon de la Sagrada
Escritura los cuales influyen en su lectura y a su vez en el estudio. Otro de los teólogos
es Sanders, que pone de manifiesto un fenómeno progresivo de afirmaciones y
recepciones de textos y de los libros como una expresión clara de la Palabra de Dios estas
posturas traerán nuevos problemas que surgen de dichos planteamientos, que quedan sin
responder. Las mismas interpretaciones judías fueron apreciadas y se rescatan aquellas
dificultades que los métodos produjeron, a su vez el hecho cristológico que se convertiría
en el cuerpo geométrico de toda lectura cristiana, existe además un acercamiento por el
recurso de las tradiciones judías de interpretación. Desde siempre mejores exégetas
cristianos, a partir de Orígenes y San Jerónimo, han procurado sacar provecho de la
erudición bíblica judía, para una mejor comprensión de la Escritura; este estudio hará que
surjan numerosos exégetas modernos que seguirán este ejemplo.

El capítulo segundo, es un poco más reciente y presenta un sentido positivo, el


capítulo anterior mostraba una disposición basada en la metodología en sentido total
presentando una evolución con sentido científico; desde allí podemos partir y afirmar que
en este segundo capítulo se evidencia un sentido hermenéutico, convirtiéndose en la
herramienta de diversos intelectuales, se presenta de forma útil y necesaria en esta labor
hermenéutica, esta razón hermenéutica presenta sus componentes y significados para
abordar de forma más amplia y eficaz una profundización en un documento que toque a
la Sagrada Escritura.

En la actualidad la reflexión hermenéutica ha tomado un nuevo impulso con la


publicación de los trabajos de Friedrich Schleiermacher, Wilhelm Dilthey y, sobre todo,
Martín Heidegger, y entre ellos, Rudolf Bultman, Hans Georg Gadamer y Paul Ricoeur.
Este documento hace suyos la mayor parte de la hermenéutica filosófica moderna y no se
asusta en sacar las consecuencias de dichos planteamientos: se trata, ni más ni menos, de
asumir la subjetividad del conocimiento, subjetividad todavía más patente en el
conocimiento histórico. Ante esto se advierte que en la hermenéutica cristiana de la
Escritura se presenta un elemento que incluso el que no conecta a ella como creyente debe
tenerlo en cuenta: son textos recibidos como origen y alimento de una fe que hizo y hace
vivir. Este documento presenta la interpretación en la Iglesia basados en la tradición como
el conjunto de apartados que podemos enumerar: 1) formación del canon; 2) exegesis
patrística; 3) función de los diversos miembros de la Iglesia que realizan la interpretación.

Dicho esto podemos ver como se ponen de manifiesto la labor que realiza el exegeta
y cuáles son las tres dimensiones de su labor: investigación, enseñanza y publicaciones,
la última parte contempla las relaciones de la exégesis con la dogmática y la teología
moral y la diferencia, normal y legítima, entre la exégesis y estas disciplinas.

Con la Divino Afflante Spiritu se compone la consagración y el reconocimiento del


carácter auténtico de la Escritura y del método históricocrítico. En el presente documento
se sitúa manifiestamente en continuidad respecto al texto de Pío XlI y lo lleva hasta sus
últimos resultados. La constitución Dei Verbum también está en el trasfondo del texto,
pero sobre todo por la importancia dada por este documento a la dimensión histórica de
la revelación.

La Iglesia, como pueblo de Dios, tiene conciencia de ser ayudada por el Espíritu
Santo en su comprensión e interpretación de las Escrituras. Por ser guiada por el Espíritu
Santo y a la luz de la Tradición viviente que ha recibido, la Iglesia seleccionó los escritos
que debían ser conservados como Sagrada Escritura, a partir de un discernimiento
profundo se da la formación del canon y se establece como inspiración divina. También
cabe resaltar que los padres de la Iglesia a través de la exegesis tienen un papel particular
en la formación del canon de la sagrada escritura.

Pero, por los fenómenos sociales, políticos, económicos, todos los miembros de la
Iglesia juegan un papel importante en la interpretación de las Sagradas Escrituras. Por el
ejercicio de su ministerio pastoral, los obispos, en cuantos sucesores de los apóstoles, son
los primeros testigos y garantizan de la tradición viva de la Iglesia en la cual las Escrituras
son interpretadas en cada época.
No obstante la exégesis de la Biblia sea tarea particular de los exégetas, no les
pertenece, sin embargo, como privilegio, ya que comporta, en la Iglesia, aspectos que van
más allá del análisis científico de los textos, por lo se debe tener en cuenta la actualización
y los principios que fundamentan sus prácticas.

Por lo cual la tarea de los exégetas católicos comporta varios aspectos, se convierte
y es una tarea de la Iglesia, que consiste en estudiar y explicar la Sagrada Escritura para
exponer sus riquezas a la disposición de pastores y fieles cristianos. Pero es al mismo
tiempo una tarea científica, que pone al exégeta católico en relación con sus colegas no
católicos y con diversos sectores de la investigación científica. Es tarea del exegeta por
lo tanto dar orientaciones, enseñanzas, investigar, y publicar.

Por otro lado, la calidad del lector, del receptor, en la interpretación emerge tanto
en el capítulo sobre la metodología como en el dedicado a la hermenéutica. En el primero,
al hablar de las nuevas técnicas de análisis literario (retórica, narratividad, semiótica), y
en las lecturas contextúales del texto. En esto hay que subrayar que el documento tiene
razón al poner de relieve un aspecto que el método históricocrítico dejaba de lado. Más
fundamental todavía es la importancia del lector en su faceta hermenéutica con las
consecuencias que ya señalamos al presentar el documento.

Podemos afirmar que el documento de la Pontificia Comisión Bíblica, repasa los métodos,
los enfoques y las lecturas practicadas hoy que, a pesar de algunas reservas a veces graves,
contienen elementos válidos. La exégesis católica no tiene un método propio sino que
está abierta a todas las posibilidades que puedan ayudar a entender mejor el texto bíblico,
por lo cual “Es necesario, sobre todo, ayudar al pueblo cristiano a percibir más claramente
en estos textos la palabra de Dios, a fin de acogerla mejor, para vivir plenamente en
comunión con Dios. A este fin, es evidentemente preciso que el exégeta, por su parte,
perciba fielmente en los textos la palabra divina y esto no le es posible por medio de su
esfuerzo y su trabajo intelectual no está sostenido por un impulso de vida espiritual
únicamente; por lo que se vuelve necesario que uno mismo sea guiado por el Espíritu.

Podemos decir en forma de conclusión basándonos en el documento de la Pontificia


Comisión Bíblica que: la naturaleza misma de los textos bíblicos la que exige que, para
interpretarlos, se continúe empleando el método histórico-crítico, al menos en sus
operaciones principales. La Biblia, en consecuencia, no se presenta como una revelación
directa de verdades atemporales o abstractas, sino como el testimonio escrito de una serie
de intervenciones por las cuales Dios se revela a lo largo de la historia humana. A
diferencia de doctrinas sagradas de otras religiones, el mensaje bíblico que se presenta
está sólidamente enraizado en la historia. Los escritos bíblicos no pueden, por tanto, ser
correctamente comprendidos sin un examen de sus condicionamientos históricos. Las
investigaciones "diacrónicas" serán siempre indispensables a la exégesis.

El fundamento teológico de la inculturación es la convicción de fe, que la Palabra


de Dios trasciende las culturas en las cuales se expresa, y tiene la capacidad de propagarse
en otras culturas, de modo que pueda llegar a todas las personas humanas en el contexto
cultural donde viven. Unos de los grandes pasos que la Iglesia ha dado de inculturación
ha sido la traducción de la biblia a otras lenguas.

Pero no basta con pasarla a otra lengua, sino detenerme en su uso mismo. Hay
muchas formas de expresión de las sagradas escrituras, entre ellas encontramos la liturgia,
la lectio divina, el ministerio pastoral (la catequesis, la predicación, y el apostolado
bíblico) y en el ecumenismo donde hay que reconocer, además, que sobre puntos
particulares, las divergencias de interpretación de las Escrituras son frecuentemente
estimulantes y pueden revelarse complementarias y enriquecedoras.

El Papa en su elocución durante la presentación del documento, termina hablando


de la necesidad de adecuarse al lenguaje del hombre de hoy, a la necesaria inculturación
que tenga en cuenta la idiosincrasia de los pueblos, señalando que quizá las naciones
menos influenciadas por las desviaciones de la civilización occidental sean más capaces
de entender el mensaje divino, tan ignorado o mal interpretado a menudo en una sociedad
secularizada y tendente a una exagerada desmitologización.

NOMBRE: OSCAR ALFREDO CASTRO RAMÍREZ

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