Antes que nada, deseo felicitarlos por su ponencia, se percibe el empeño y el
esfuerzo, fruto de una esmerada reflexión.
Me permito expresar algunas impresiones que me deja la exposición del p. Pascal acerca de su trabajo de tesis titulado “Ontología de la Belleza” basada especialmente en la obra platónica “El Banquete”. Sin duda que el tema es de suyo interesante. P. Pascal usted inicia una breve introducción sobre la riqueza semántica de la palabra belleza, sus diferentes significados y aplicaciones y se pregunta si estas diferentes atribuciones de la belleza y lo bello, tienen un punto de engrane común, alguna cualidad esencial que lo agrupe a todos. Y esto parece responderse en el segundo capítulo donde analiza la obra platónica ya mencionada “El Banquete” y donde a mi parecer queda comprobada la hipótesis que plantea en esta investigación: “la ontología de la belleza es central y necesaria para el conocimiento del ser en cuanto ser, especialmente en su plenitud”. A todo esto, solo quisiera que ahondara, -entiendo que no lo hizo por la premura del tiempo – en el aporte tomista del cual hace alusión en su tercer capítulo, basado en la reflexión de Umberto Eco.
De igual forma, P. Ricardo Morales, con su ponencia que busca compaginar y
distinguir la verdad constitutiva de lo real en Tomás de Aquino y la verdad consensual en Habermas. Es un tema de suma actualidad en un mundo donde la verdad es infravalorada. Usted realiza un interesante recorrido sobre dos concepciones a simple vista diametralmente opuestas: la verdad ontológica presentada por Tomás que parte del ser de la cosa (realidad) y la verdad consensual pretende llegar a lo verdadero, más que nada, por el acuerdo de varios. Quizás no me quedó muy claro: ¿cómo se da el engarce entre estas dos posturas? O dicho de otra manera ¿cómo compaginan la verdad tomista y la verdad habermaniana?