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Introducción
Nos llamamos, “siervos” o “consiervos”. Suena bonito (¡aunque para algunos no!), pero ¿qué significa?
¿Qué implica ser un ‘siervo’? Cristo nos provee el modelo; un modelo muy exigente (Fil 2:7; Juan 13:13-
17; Lucas 22:27).
Para aprender de Cristo, tenemos que tomar en cuenta TRES aspectos de Su ministerio, como el ‘Siervo’
Ideal:
¿Quién es el Siervo? Debemos notar la expresión: “mi siervo” (v.1). Ser un ‘siervo de Dios’ es un gran
privilegio (Josué 1:1-2; Ezeq 34:24). Aquí, el término se aplica a Cristo. ¿Cuáles son sus rasgos
fundamentales, como ‘Siervo’?
Notemos que es Dios quien está hablando. Ser un ‘siervo de Dios’ implica representarlo; estar dedicado
a Sus negocios. Esto no es asunto de ser voluntarios, sino de ser llamado (Heb 5:4-5). Solo Dios tiene el
derecho de llamar a alguien a ser Su siervo (p.e. Moisés, David).
La palabra subrayada expresa una emoción fuerte: ‘deleita’ (Lev 26:34; 1 Crón 28:4). Estas palabras son
aplicadas a Cristo (Mateo 3:17; 17:5). ¿Por qué? Por Su vida de santidad (Él reflejaba claramente la
imagen de Dios); por Su vida de comunión íntima con Dios; por Su temor a Dios (Sal 147:11; comparar
Heb 5:7); y por Su sometimiento a la voluntad de Dios (primero en Su bautismo, y luego, a lo largo de Su
ministerio).
Reflexión: ¿Usamos nuestra posición para hacer lo que nos agrada a nosotros, o procuramos ser
agradables a Dios? 2 Tim 2:4
2
c. Útil para Dios (“él traerá justicia a las naciones”)
¿Cuál es el propósito de un siervo? Ser útil para el amo. Dios el Padre quería ‘justicia’; Cristo se dedicó
a hacerlo (v.2-4). Durante Su vida, obró justicia (Lucas 2:51; Juan 8:10-11), y enseñó justicia (Mat
5:21ss); al fin de Su vida se entregó a la muerte, para establecer justicia.
Nosotros, como líderes espirituales, debemos ser ‘justos’ (en nuestras vidas personales); debemos enseñar
‘justicia’ (en nuestro ministerio en la Iglesia); debemos promover la ‘justicia’ de Dios (por medio de la
evangelización, y la acción social).
Habiendo visto cómo es la vida del ‘siervo de Dios’, pasemos a considerar cuál debe ser el carácter del
Siervo. Cristo nos provee un excelente ejemplo, que aquí es mostrado proféticamente.
a. Tranquilidad (v.2)
¡Esta es una marca importante en el siervo de Dios! Peligro – Moisés (Núm 20:1-11); le costó caro.
¿Cuál fue el problema? Falta de fe (v.12a); falta de glorificar a Dios (v.12b). ¡Falta de manifestar la
actitud de un verdadero siervo (v.8b)!
b. Suavidad (v.3a)
El ministerio requiere mantener un balance entre firmeza y suavidad. Cristo fue fuerte con los fariseos e
hipócritas, pero suave con los menospreciados (Juan 8:3-11). Hay personas en la Iglesia que están
‘heridas’; cuyas vidas espirituales apenas ‘humean’. Nuestro carácter es muy importante – ¿fortalecemos
o quebrantamos a estas personas?
c. Veracidad (v.3b)
Un aspecto muy importante en el carácter del siervo es la veracidad. En nuestro contexto latino, abunda
la tentación a la mentira. Es sumamente triste ver esta característica en un pastor. Cristo es la Verdad; Él
ministró según la verdad. El resultado fue una gran victoria (Mat 12:20). Dios es un Dios de verdad; por
ende, Él honra al que habla la verdad. La mentira es el lenguaje de Satanás.
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d. Perseverancia (v.4)
El ministerio no es fácil; muchos se desaniman, y ‘tiran la toalla’. ¡El siervo de Dios nunca debe hacer
eso! Debe ser perseverante. Vemos esta cualidad en la vida de Cristo. Él tuvo un ministerio muy difícil
(Juan 1:10-11). No fue aceptado por la gente que más lo conocía (Lucas 4:24). Aun Su familia no lo
entendió (Juan 7:3-5). Los discípulos no le entendieron, y al final los líderes judíos lo rechazaron.
Pero, ¿qué hizo Cristo, frente a todas estas dificultades? Lucas 9:51; Juan 13:1; Juan 12:27; 1 Tes 3:3-4.
El gran misterio del servicio cristiano, es que ministramos en mucha debilidad, rodeados de muchos
problemas. Sin embargo, ¿cuál es el resultado de nuestro ministerio? Aquí el modelo de Cristo nos ayuda.
Veamos:
El éxito del Siervo no está en duda. Pero, ¿sobre qué se basa este éxito ministerial?
Tenemos una tremenda descripción de Dios en el v.5. Este es el Dios que habla en v.6a, y quien promete
sostener y guardar al Siervo. ‘Sostener’ significa ‘agarrar’ o ‘sostener firmemente’ (ver Apo 1:16; 2:1).
El éxito en el ministerio cristiano, no se basa en que yo me sostenga de Dios, sino que Él me sostiene a
mí.
¿Se cumplió esto en la vida de Cristo? Claro que sí. Fue protegido de Herodes (como bebé y como adulto);
protegido de los habitantes de Nazaret (Lucas 4); y protegido de los líderes judíos.
A pesar de todos los obstáculos que se presentaron durante Su vida terrenal, el ministerio de Cristo tuvo
tremendo éxito. ¡Estableció el Nuevo Pacto (Mat 26:28! ¡Fue un Pacto de alcance universal! Logró
liberar a una tremenda cantidad de gente (v.7). “Una multitud que nadie podía contar – de toda tribu,
lengua y nación” (Apo 7:9).