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22/03/2014 11:55

Gustavo A. B. da Fonseca
Director de Programas, Fondo para el Medio Ambiente Mundial

¿Puede el agua limitar el futuro de


la raza humana?
La imagen de la Tierra desde el espacio no deja dudas de que habitamos un planeta
lleno de agua. Si nos guiamos en su apariencia externa, Tierra en realidad no es el
nombre más apropiado. Sin embargo, la enormidad de esta masa de agua vista desde el
espacio oculta los desafíos en torno a la gestión de esta sustancia, tan central para la
vida.
Solo el 2,5% de este recurso es agua dulce apta para el consumo humano, y una
proporción aún menor es accesible sin recurrir a costosas tecnologías. Las actividades
humanas consumen casi un tercio del agua dulce disponible, de acuerdo a cálculos
recientes. Esta proporción no hará más que crecer junto con el aumento de la
población mundial. Ciertas áreas, en particular aquellas habitadas por las personas
más pobres, ya están sufriendo escasez extrema de agua.

En muchos aspectos, el agua podría convertirse en la principal limitación de cara al


futuro de la humanidad, dado que es central para todo lo que hacemos, especialmente
para los sectores agropecuario y energético. Los líderes mundiales deberán lidiar con
las consecuencias de la disponibilidad, distribución, acceso y sostenibilidad del agua en
la producción de alimentos y energía para satisfacer las necesidades de una población
creciente. Los cálculos apuntan a que se necesitará un aumento del 70-100% en la
producción de alimentos para el año 2050 y al menos un 40% más de generación
energética para 2030. El agua tendrá un papel protagonista en términos de poder
satisfacer o no esa demanda.

La escasez de agua representa un problema para el quehacer diario de la gente en


muchas regiones que ya están sintiendo el impacto del cambio climático con sequías
más largas y tormentas cada vez más frecuentes y poderosas. Alcanzar estos objetivos
de producción alimentaria y energética requerirá de un enfoque integrado y transversal
que combine estrategias para el agua, seguridad alimentaria y energía. Las soluciones
más efectivas deberán compensar los desequilibrios entre los diferentes sectores, así
como incorporar la sinergia surgida del nexo agua-alimentos-energía.
Hoy en día alrededor del 80% de la población mundial afronta un alto nivel de riesgo
de escasez de agua. El mayor consumidor de agua dulce es la agricultura, que
representa el 70% del consumo mundial de la misma y más del 85% en muchos de los
países menos desarrollados. El mundo está produciendo más alimentos, pero el
sistema de producción también desperdicia más; un tercio de los alimentos para
consumo humano -unas 1.300 millones de toneladas- se pierden cada año. Estos
alimentos desperdiciados significan agua perdida y mayor escasez del líquido.

El Informe del Foro Económico Mundial 2014 identificó al agua, el cambio climático,
los eventos climáticos extremos y los alimentos, como las áreas de mayor riesgo para la
actividad humana a nivel mundial. Sin embargo, muchos líderes todavía no se dan
cuenta de la magnitud de la amenaza planteada por la escasez de agua.
A nivel mundial, alrededor de 1.300 millones de personas carecen de electricidad y la
mayoría de ellas dependen de la leña y el carbón vegetal como la principal fuente de
energía para cocinar. Este es el mayor factor impulsor de la deforestación, que a su vez
causa la degradación acelerada de los recursos de agua dulce a través de la
sedimentación y la contaminación.

Una reacción en cadena negativa se avecina: alimentar a una población creciente


resulta en una mayor conversión de hábitats naturales para uso agropecuario; una
mayor producción de alimentos significa más agua desperdiciada; poblaciones
crecientes en regiones energéticamente pobres resulta en deforestación para la
obtención de combustible; más procesamiento y distribución significa más emisión de
gases de efecto invernadero; el calentamiento global sobrecarga los ambientes
semiáridos, y así sucesivamente.

América Latina tiene la llave al futuro


Algunas regiones se han visto beneficiadas por abundantes y accesibles fuentes de agua
dulce. América del Sur posee 12 de los ríos más grandes del mundo en cuanto a caudal
-Amazonas, Orinoco, Madeira, Paraná, Negro y Japurá- además de los mayores lagos
tropicales: Maracaibo, Titicaca y Poopó. En su conjunto, la región ostenta una de las
mayores dotaciones de agua dulce per cápita del mundo, unos 110.500 pies cúbicos por
persona por año. No obstante, incluso en este paraíso acuático, están surgiendo
problemas. Para hacer frente a alguno de ellos, es importante actuar de manera
proactiva, en especial cuando existan potenciales conflictos internacionales por el
acceso al agua.

La cuenca acuífera del Guaraní abarca cuatro países y se extiende solo en Brasil sobre
más de 1,2 millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale a una extensión
equivalente a los territorios de Inglaterra, Francia y España juntos. El Fondo para el
Medio Ambiente Mundial (FMAM) trabaja junto al Banco Mundial en unir a los
gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay para apoyar la construcción de un
marco técnico, legal e institucional común para administrar y conservar la cuenca
acuífera.
Esto ha permitido abordar los problemas ambientales derivados de la rápida expansión
de los cultivos de soja, que ha sido el motor de la expansión económica de estos países.
También permite generar beneficios a nivel local a través de inversiones en sistemas de
tratamiento de aguas residuales para evitar la contaminación.

Como muestra la imagen desde el espacio, el agua no respeta fronteras. Una visión
integrada es clave para desarrollar el nexo agua-alimentos-energía.

Esto incluye una transformación en los marcos político y normativo, fomentando


enfoques innovadores con el potencial de incluir programas que brinden beneficios a
gran escala, fortaleciendo la capacidad institucional y el proceso de toma de decisiones
a todo nivel, convocando alianzas entre múltiples partes interesadas y a través de
sectores y fronteras internacionales. Este realmente es el camino del futuro.

http://www.huffingtonpost.es/gustavo-a-b-da-fonseca/puede-el-agua-limitar-el-
_b_5005712.html

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