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Publicidad comercial
Publicidad política
Publicidad preventiva
Este anuncio de Fage es concreto y directo en lo que puede esperar del producto
y lo comunica audazmente: “Yogur ridículamente espeso”. Ese es el beneficio. Si
le gustan los yogures más líquidos, entonces este no es su yogur, pero si lo
prefiere espeso, no lo piense dos veces, este es el suyo.
Esta valla es un muy buen ejemplo de un mensaje efectivo: “Los zapatos son
aburridos. Use tenis”. Breve, directo y se apalanca en la razón de fondo de su
mercado objetivo, lucir y sentirse diferente.
Por supuesto cualquier competidor podría decir lo mismo, pues todas “te salvan”.
Sin embargo el consumidor asigna el diferencial a la marca que mejor lo
comunique y con la cual lo termina asociando.
La reconocida marca I can’t believe it’s not butter (No puedo creer que no sea
mantequilla) es una mezcla de aceite de soya y canola, entre otros, con sus
respectivos beneficios nutricionales y de salud. Y esta es la piedra angular de su
diferencial y por ende de sus campañas de comunicación.
9) Doritos: “Horneados!”
El hecho de ser horneados lo convierte en el eje central de lo comunicación como
beneficio principal. Si muchos consumidores se abstienen de consumir snacks por
considerarlos comida no saludable, poner en evidencia el beneficio ayuda a
generar consumo o por lo menos prueba de producto.
Por eso este mensaje es claro y directo. Ataca directamente una percepción en el
mercado y una insatisfacción reconocida. No trabajan con clientes sólo porque
deben alinearse con su casa matriz, sino porque quieren.
Conclusión
Un mensaje efectivo es aquel que genera resultados. La próxima vez que esté
tentado a opinar sobre un mensaje publicitario, no piense si le gusta o no le gusta,
piense más bien si funciona o no funciona. Esa es la verdadera medición.