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Al igual que con las nuevas juventudes que acceden a los espacios de formación
institucional donde trabajamos, ¿cómo podemos entender como docentes este
proceso de ampliación de derechos? Sabemos que la puesta en práctica de
propuestas pedagógicas enmarcadas en la interculturalidad es una meta que nos
interpela a la hora de pensar, planificar, implementar y evaluar nuestras clases, así
como también nuestras prácticas institucionales. Aquí es clave poder, una vez más,
derribar los mitos que muchas veces condicionan nuestras acciones y que circulan en
las instituciones educativas.
Algunas miradas del sentido común han etiquetado a los pueblos indígenas como
comunidades cerradas o vinculadas a estereotipos del pasado. Sin embargo, estas
culturas nunca se han encontrado aisladas, sino que en su seno han vivido
intercambios, contactos, relaciones; las identidades nunca se mantienen fijas ni
acabadas. No es posible clasificar a una sociedad según una única cultura
determinada sino que en nuestra sociedad conviven plurales configuraciones
culturales (Grimson, 2012). Partiendo de una praxis de la igualdad, el diálogo
intercultural es el esquema mediante el cual podemos generar intercambios sociales
y escolares, promover la escucha y la ampliación de las miradas de mundo.
“El modelo del diálogo implica aceptar que el desconcierto inicial que provoca el
intercambio entre diversidades no es un obstáculo, sino el motor para construir
una progresiva comprensión y conocimiento mutuo”. (INFOD, 2009).
Para reflexionar:
El respeto por la diversidad sexuales un tema clave para la ESI, ya que si bien los
marcos normativos explicitan que todos somos iguales y ninguna persona debe ser
discriminada, muchas veces existen situaciones de desigualdad y discriminación. En
relación a las prácticas sexuales, la mirada social hegemónica y patriarcal es la
heterosexual y muchas veces se estigmatiza y discrimina a las personas que tienen
orientaciones sexuales diversas. Las prácticas discriminatorias no siempre aparecen
de manera clara y directa, sino que pueden emerger bajo formas poco visibles,
subyacentes y no literales pero que se instalan como prácticas habituales. Sólo la
reflexión consciente sobre ellas posibilita que podamos modificar aquello que nos
aleja del paradigma de respeto a la diversidad.
Leamos, a modo de ejemplo, la posible frase de un docente: “Los alumnos
homosexuales son muy discriminados; esto es así, hay que ser honestos, ellos saben
que van a tener que convivir con ello lamentablemente”. ¿Por qué debería resignarse
una persona a ser discriminada?; ¿cómo puede la escuela trabajar para
desnaturalizar prácticas discriminatorias, deconstruir estereotipos de género y
promover una cultura de respeto de los derechos?
Para pensar: ¿se educa de la misma manera a niños y niñas?; ¿se espera
que las chicas tengan comportamientos distintos de los chicos?; ¿existen materias,
contenidos y juegos destinados a chicos y otros a chicas?
“Un día decidí ir a la escuela con broches y con las uñas pintadas. Pero los
directivos me dijeron que no podía ir más a la escuela vestido de mujer. Entonces
me llevaron a la Dirección y me informaron que no podía ingresar más a la
escuela. Ese día me quedé encerrada en mi pieza, lloré y me afectó mucho. Volví
con la cabeza gacha, como Lucas, pero esa apariencia sólo la mantenía entre las
7 y las 13. Pero llegaba a mi casa, comía y me vestía como mujer” (“En Paraná
una joven travesti asiste a escuela vestida de mujer”, Diario Uno, Entre Ríos,
2009).
Muchas veces en las instituciones educativas circulan discursos, frases, miradas que
pueden tener connotaciones estigmatizantes y discriminatorias. Más allá de la ley y
las diversas normativas, podemos encontrarnos con discursos, prácticas y/o
situaciones en las que no haya un pleno respeto a la diversidad. Goffman (1995)
habla del estigma haciendo referencia a un atributo desacreditado y construido en
relación a determinados estereotipos y marcas de las cuales son portadores algunos
sujetos.
Los procesos de estigmatización convierten en indeseables ciertas características que
presentan algunos sujetos, generando casos de discriminación social. Sinisi (1999),
en una investigación en escuelas en provincia de Buenos Aires y CABA, encontró una
serie de estereotipos culturales racializados: los estudiantes bolivianos eran vistos
como lentos y callados; los alumnos de origen asiático como inteligentes,
disciplinados y buenos en matemáticas; los estudiantes peruanos eran etiquetados
como violentos. Los estereotipos, entonces, constituyen un obstáculo para el
vínculo que sostiene la pedagogía de los DDHH porque obturan el encuentro,
el intercambio: ¿qué puedo esperar que me dé aquél al que no respeto, aquél
al que rechazo, aquél al que además “tengo que tolerar”? Estas son algunas
de las preguntas explícitas o implícitas que se desprenden de algunas
prácticas y relatos escolares. Hay que recordar aquí que ese/a otro/a además es
un niño o una niña, un joven o una joven que seguramente sufre y que -por sobre
todas las cosas- es radicalmente igual a nosotros y que siempre es, por definición,
vulnerable, porque los niños, niñas y jóvenes necesitan de los otros para construir la
demanda junto a ellos, para ejercer plenamente sus derechos, para poder proyectar
la vida y ser felices. Nosotros somos, esencialmente, esos otros.
Uno es con el otro. Los derechos se ejercen colectivamente si todos los
podemos ejercer. No se puede ejercer plenamente un derecho si hay otro
que no lo puede hacer. El problema de los derechos no pasa sólo por su
ejercicio individual, sino por su ejercicio colectivo, y esto está íntimamente
emparentado con la libertad. No se trata sólo de la libertad de los individuos,
sino de la libertad colectiva de los pueblos; sin ella, no hay individuos libres.
A modo de cierre
Durante esta clase hemos visto que los escenarios de ampliación de derechos
implican necesariamente que revisemos nuestras prácticas pedagógicas. Siguiendo a
Rinesi (2014), resulta interesante retomar aquí dos grandes tradiciones filosóficas de
la historia occidental. Tomás Hobbes, explicó el comienzo de la sociabilidad, de la
sociedad, a través de una ficción: imaginó a un individuo solo que ve llegar a otro
que se le acerca. Hobbes se pregunta entonces: ¿qué pasión inicial lo asalta?; ¿qué
le pasa a ese individuo que ve llegar a otro?; ¿qué es lo primero que siente? Y la
respuesta que da Hobbes es que ese primer sentimiento es el miedo: el individuo que
está solo y ve que otro se le acerca siente miedo. Hobbes, siguiendo esta explicación,
construye su filosofía política alrededor de esa pasión primaria: el miedo.
Spinoza, lector de Hobbes, plantea que el miedo constituye sólo una primera imagen
y que éste pertenece a un modo todavía imaginario del conocimiento, porque después
de que lo pensamos mejor, nos damos cuenta de la posibilidad de que aquel otro que
está llegando puede ser mi amigo o gran amor… Allí aparece entonces otra pasión
distinta a la pasión primaria del miedo: la esperanza. Esta dicotomía inicial –
miedo/esperanza- resulta muy productiva y es la que sigue organizando los modos
en los que nos representamos el acercamiento a un otro.
Bibliografía de referencia
Filmus, Daniel y Kaplan, Carina, Educar para una sociedad más justa. Debates
y desafíos de la Ley de Educación Nacional, Aguilar, Buenos Aires, 2012.
Goffman, Erving, Estigma. La identidad deteriorada. Edit. Amorrortu,
Argentina. 1995.
Grimson, Alejandro, Los límites de la cultura. Crítica de las teorías de la
identidad. Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2012
Grimson Alejandro y Tenti Fanfani Emilio, Mitomanías de la educación
argentina. Siglo Veintiuno editores, Buenos Aires, 2014.
Instituto de Formación Docente (INFOD), Educación Intercultural Bilingüe,
Serie Recomendaciones para la elaboración de Diseños
Curriculares, Ministerio de Educación, Buenos Aires, 2009.
Ministerio de Educación Nacional, Discriminación en la Argentina, Casos para
el debate en la escuela, Serie Cuadernos para el aula. Docente, 2008.
Novaro, Gabriela, “Pueblos indígenas y escuela. Avances y obstáculos para el
desarrollo de un enfoque intercultural”, en Educación Intercultural Bilingüe en
Argentina. Sistematización de experiencias, MECyT, Buenos Aires, 2004.
Siede, Isabelino, “El aporte de las Ciencias Sociales para la educación en la
paz y los derechos humanos” en Quehacer Educativo, Diciembre 2007. Pp.24-
35. http://www.mecaep.edu.uy/pdf/Sociales/Ciudadania/SIEDEDERECHOSH
UMANOS.pdf
Sinisi, Liliana, “La relación nosotros-otros en espacios escolares
multiculturales. Estigma, estereotipo y racialización” en Neufeld y Thisted
(comps.) De eso no se habla…los usos de la diversidad sociocultural en la
escuela, Eudeba, Buenos Aires, 1999.
Normativa:
Ley de Identidad de Género N° 26743
Ley de Matrimonio Igualitario N° 26618
Ley Nacional de Educación Sexual Integral N° 26150
Resolución del Consejo Federal de Educación N° 188/12. Plan Quinquenal de
Educación Obligatoria y Formación
Docente. http://portales.educacion.gov.ar/infd/files/2011/06/188-12-
COMPLETA.pdf
Res. del Consejo Federal de Educación N°119/10. La Modalidad Educación
Intercultural Bilingüe en el Sistema Educativo
Nacional. http://www.me.gov.ar/consejo/resoluciones/res10/119-
10.pdf Anexo: http://www.me.gov.ar/consejo/resoluciones/res10/119-
10_01.pdf
Resolución del Consejo Federal de Educación N° 45/08. Lineamientos
Curriculares para la Educación Sexual
Integral. http://www.me.gov.ar/consejo/resoluciones/res08/45-08.pdf
Resolución del Consejo Federal de Educación N° 80/09. Plan de Enseñanza
del Holocausto. http://www.me.gov.ar/consejo/resoluciones/res09/80-
09.pdf
Notas
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