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HIDATIDOSIS PULMONAR
Dr. Ricardo Abuauad
Los herbívoros como las ovejas, vacas cerdos y ocasionalmente el hombre ingieren los huevos
(aunque también se pueden infestar directamente desde la región anal del perro) transformándose
así en los huéspedes intermediarios que van a formar los quistes. Cuando la carne contaminada
con estos quistes es dada de comer al perro, se completa el ciclo.
Cuando el huésped intermedio, en este caso el hombre, ingiere el huevo desde el pasto
contaminado con heces de perro, o directamente desde su pelaje, se libera el embrión hexacanto
y atraviesa la pared del intestino delgado, llegando al hígado por el sistema porta. El hígado es
entonces la primera estación y ahí se aloja el embrión en alto porcentaje (alrededor de 50-55%).
Si pasa este filtro, encuentra la segunda estación (segundo lugar de capilarización de vasos) que
es el pulmón (40-45%). Un pequeño porcentaje sigue al sistema arterial y por éste, a distintos
órganos y tejidos del cuerpo (riñón, bazo, ojo, encéfalo, celular subcutáneo, etc). Luego de
ubicarse, se produce la vacuolización y vesiculación del embrión entrando así en etapa larval =
hidátide. La hidátide mide 1 cm de diámetro a los 6 meses y crece aproximadamente 1 cm por
año, alcanzando a veces gran tamaño (15 cm o más).
Epidemiología
Ya Hipócrates habría descrito la Hidatidosis hepática cuando observó que bolsas de agua
en el hígado se rompían y provocaban la muerte. La primera publicación de Hidatidosis humana
corresponde a Bremser en 1821.
Su distribución en América es en el cono sur. Chile tiene una alta incidencia de Hidatidosis,
ubicándose de preferencia desde la séptima a la undécima región, constituyendo una endemia
que no ha podido ser revertida con el paso de los años, pese a las medidas tomadas en las últimas
décadas.
Su incidencia es de 7 a 8 por 100.000 habitantes, con 700 a 800 casos nuevos anuales, aunque su
prevalencia real es mayor (190 a 500 por 10.000). Clásicamente se acepta que la localización
hepática es la de mayor relevancia, y luego sigue la pulmonar; se presenta como quiste único en
el 25-30% de los casos y en el momento del diagnóstico el 30 a 40% ya puede estar complicado.
Anatomía Patológica
- Una membrana externa o cutícula, sin real estructura histológica, formada por capas
concéntricas laminares como clara de huevo, semi elásticas, que permite el intercambio osmótico
vital para el quiste.
- Una membrana interna, la capa prolígera o germinativa, muy fértil y con gran cantidad de
núcleos, que da origen por yemación a las vesículas prolígeras (se le llama quiste hidatídico
infértil a aquel que no produce vesículas prolígeras), las cuales quedan unidas a la germinativa
por un pedículo. Hacia el interior se produce el líquido hidatídico, aséptico, color “agua de roca”,
que contiene sales orgánicas y proteínas con propiedades antigénicas, las cuales dan lugar a
reacción antígeno anticuerpo y pueden provocar reacciones anafilácticas severas y permiten su
diagnóstico mediante pruebas serológicas. Cuando las vesículas prolígeras, que en un inicio son
sólidas y luego se ahuecan formando entre 8 a 10 escólices, se desprenden, liberan los escólices
que quedan flotando dentro del quiste, formando la arenilla hidatídica. A su vez, estos escolex
pueden crecer y formar vesículas hijas, similares al quiste que les dio origen. En el pulmón muy
raras veces hay vesículas hijas, de ahí su menor fertilidad que en el hígado. El órgano portador
de un quiste hace una reacción adventicial y forma una membrana fibrosa que rodea el quiste,
como una suerte de aislamiento y constituye que no forma parte anatómica de la hidátide.
El quiste hidatídico esta compuesto entonces por la hidátide más la adventicia formada por el
huésped.
En el pulmón, el quiste hidatídico puede localizarse en cualquier lóbulo, sin embargo por su
volumen, es relativamente más frecuente en los lóbulos inferiores. Como la llegada del embrión
es por vía sanguínea y el calibre de los vasos va disminuyendo hacia la periferia pulmonar, la
ubicación es preferentemente hacia la superficie, lo que facilita su abordaje quirúrgico.
Cuadro Clínico
tejido pulmonar atelectasiado con la pleura visceral, inervada por el SNC; y en ocasiones incluso
se producen cuadros de neumonitis, a veces agudos, los que obligan a consultar y en los cuales el
estudio dará el diagnóstico presuntivo o de certeza. En su evolución este quiste simple puede
sufrir complicaciones y donde quiera que esté situado, éstas son su ruptura e infección.
Otras complicaciones:
Diagnóstico
Imágenes:
-Quiste simple: es una imagen densa, homogénea, redondeada u ovalada, de bordes regulares y
límites precisos. Esta imagen por ser similar a cualquier tumor, es sugerente, pero no
patognomónica de quiste hidatidico, y es necesario hacer el diagnóstico diferencial con el Ca
pulmonar. En nuestra experiencia, a diferencia del quiste hepático, no hemos observado
calcificación macroscópica del quiste hidatídico pulmonar, por lo que la presencia de ésta en la
radiografía es en general un argumento en contra del diagnóstico. En esos casos debe plantearse
el diagnóstico diferencial con granulomas (TBC, Sarcoidosis) o con fístulas arterio-venosas
obliteradas y calcificadas.
Imágenes específicas:
b. Imagen de doble arco: Si la fisura de la membrana parasitaria es mayor, no sólo sale líquido
hidatídico, sino que entra aire entre la adventicia y la membrana parasitaria y dentro del parásito
mismo entre la membrana parasitaria y el líquido que se mantiene convexo por la tensión
superficial. Se observa entonces una masa densa, redondeada, con un halo superior en forma de
media luna dividido en dos por una tenue línea dada por la membrana parasitaria. Es también
una imagen patognomónica:
Imágenes inespecíficas:
a. Imagen de retención de membrana: cuando se elimina casi todo o todo el liquido parasitario,
sólo queda la membrana parasitaria. La cavidad adventicial con la insuflación pulmonar, suele
retraerse sobre estos restos dando origen a una sombra radiólogica no homogénea, irregular, a
veces de forma romboide que puede ser dada por muchas otras lesiones pulmonares y que no es
típica del quiste hidatídico pulmonar complicado.
La ecotomografia y el TAC pulmonar pueden mostrar el contenido líquido y en muy raros casos,
la imagen de la membrana.
Serología:
Las pruebas serológicas podrían dar el diagnóstico en caso de ser positivas, cosa que ocurre en
no más del 60-65% de los casos y en especial cuando el quiste se ha roto recientemente y sus
antígenos entran en la circulación. El quiste simple o roto de larga data, da poca reacción. Con
todos estos elementos, podemos adelantar que el diagnóstico de certeza no alcanza mas allá del
80-85%.ç
múltiples los factores, tanto del huésped como del parásito los que influyen en la producción de
anticuerpos.
Tratamiento
Quirúrgico:
En los quistes simples, la tendencia es hacer solamente una quistectomía (extirpación del
parásito suturando las comunicaciones bronquiales abiertas a la adventicia) y siempre evitar la
contaminación del campo operatorio con el líquido parasitario fértil y la eventual siembra
secundaria. Para esto existen técnicas que permiten extraer el parásito sin que se rompa la
membrana, aunque muchos prefieren realizar una punción aspirativa con un prolijo aislamiento
previo del campo operatorio con compresas y con el uso de sustancias parasiticidas como suero
hipertónico al 30%, agua oxigenada, povidona, etc, sin embargo es necesario recordar que
ninguno es 100% eficaz, y que más importante es tener cuidado y utilizar la técnica operatoria
adecuada.
Aunque tendencias técnicas hay muchas, todas deben cumplir con requisitos indispensables:
La cirugía tiene muy buen resultado, con baja morbilidad y mortalidad. En nuestra serie, alcanza
al 1,7% más bien a expensas de los casos complicados que obligan a resecciones pulmonares.
Médico:
obligaba a altas dosis (12-15 tabletas diarias) por varios meses (2 a 3), lo que lo hacía
económicamente poco recomendable como tratamiento de primera elección, sobretodo tomando
en cuenta que los efectos obtenidos eran dudosos. El Albendazol permite reducir la dosis por su
mayor absorción intestinal, y se describe que es tan efectivo que podría llegar a producir la
desaparición del quiste (nunca observado por nosotros). Hay que mencionar que su efecto
necrotizante se refiere a quistes pequeños, de no más de 3 a 5 cm, de suerte que implica
alternancia a veces con la cirugía.
1) Pre y post operatorio de cirugía del quiste como protección y profilaxis (su principal uso).
2) Cuando el paciente no puede o no quiere operarse.
3) En hidatidosis múltiples en las que la cirugía aparece como impotente para dar solución a este
verdadera siembra hidatidica, en hidatidosis secundaria y en quistes de difícil acceso.