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HISTORIA ECONÓMICA I
GUÍA DE ESTUDIO
DE LA UNIDAD V
Guía de Estudio de la
UNIDAD V
LOS ELEMENTOS FORMADORES DEL CAPITALISMO EN MÉXICO
1. Con investigación propia señale lo que son los Habsburgo y que los Borbones.
Cada una son dinastías de gobernantes, cuyo origen es un apellido de un patricio germánico, sajón
(etc.) que tenía una casa, a partir de la cual se forma una familia con tradición, con linaje antiguo,
que son grandes propietarios y se convierten en gobernantes. Los descendientes de ese personaje y
de su familia serán Borbones, Habsburgos, etc.
Los Borbones son Dinastía reinante en Francia, España, Nápoles y Parma. Su nombre procede del
castillo familiar de Bourbon-l'Archambault (Francia), aunque no fue aplicado a la Casa de Francia
hasta que así lo decidió Luis XIV (1662). Antes de acceder a la realeza eran una casa nobiliaria con
extensos dominios en el curso alto del Loira (el Borbonesado, actual departamento del Allier). Tras
enlazar con los Capeto, en 1327 Luis obtuvo el título de duque de Borbón.
Casa de Habsburgo: Familia reinante en Austria desde 1278 hasta 1918, cuyo dominio se extendió a
otros territorios, incluida España. Toma su nombre del castillo familiar de Habichtsburg, construido en
el siglo XI en Suiza; en esa época inicial sus dominios se extendían por el norte de Suiza y Alsacia.
De acuerdo con lo visto en los capítulos III y IV, el capitalismo es un comportamiento de los
individuos por producir, trabajar y vivir del mercado. Ya sea dejando de consumir para liberar
recursos e invertirlos como capital, por buscar mercados, por incorporar maquinas para competir. Ya
sea, dejando el campo para ir a la ciudad a trabajar a cambio de un salario. Es el comportamiento de
los individuos dispuestos a producir y a trabajar para obtener ingresos o rentas, recurriendo al
mercado a ofrecer factores de producción (tierra, trabajo, capital, tecnología, dinero).
Por consiguiente, se buscarán los elementos formadores de ese comportamiento, o en su caso los
factores que lo inhibieron, impidieron y/o destruyeron, en el caso de la incorporación de nuestra
nación al mercado mundial, durante la llamada época colonial, donde la Nueva España era un reino
que pertenecía a España.
Medidas de política económica que buscaban remodelar, entre 1760-1810, tanto la situación interna
de la península como sus relaciones con las colonias.
En España: estas medidas respondían a una nueva concepción del Estado, que consideraba como
principal tarea reabsorber todos los atributos del poder que había delegado el anterior grupo
gobernante (1521-1760) en grupos y corporaciones y asumir la dirección política, administrativa y
económica del reino. Los principios básicos de esta nueva política se identificaban con las del
llamado “despotismo ilustrado”, y son: regalismo o predominio de los intereses del monarca y del
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Estado sobre los de individuos y corporaciones; impulso de la agricultura, industria y comercio con
sistemas racionales; desarrollo del conocimiento técnico y científico y difusión de las artes.
Para sus colonias: la política que los Borbones decidieron aplicar en las Indias a partir de 1760
incluía propósitos como: reforma del aparato administrativo de gobierno; recuperación de los
poderes delegados a las corporaciones; reforma económica, y, sobre todo, mayor participación de la
Colonia en el financiamiento de la metrópoli.
Las características más importantes del gobierno creado por los Habsburgo que antecedieron a los
borbones son:
Los principios rectores del orden político español en los siglos XVI y XVII se inspi raron en la doctrina
de Santo Tomás, aunque hombres como Francisco Suárez (1548-1617) la interpretaron en función
de la realidad española de su tiempo. Dos principios condensan esa doctrina:
1) La sociedad y el orden político que la envuelve están regidos por preceptos o leyes
naturales externas e independientes de la voluntad humana. Por virtud de estas leyes la
sociedad ha sido naturalmente organizada en un sistema jerárquico en el cual cada persona
o grupo cumple propósitos que, rebasando a personas y grupos, tratan de satisfacer los
fines del orden natural. Esta sociedad jerarquizada contiene en su seno, por naturaleza,
grandes desigualdades e imperfecciones que sólo puede corregirse si ponen en peligro la
justicia divina. La solución de estos conflictos no está regida por leyes humanas generales,
sino por decisiones casuísticas aplicables a cada caso particular.
2) Las desigualdades inherentes a esta sociedad jerarquizada suponen que cada persona
acepta la situación que le corresponde en ella y el cumplimiento de las obligaciones
correlativas a esa situación. El gobernante y juez supremo de la sociedad es el monarca,
quien es depositario (no delegado) de la soberanía que reside en la colectividad, y por tanto
la última y paternal fuente de decisión de todos los conflictos de función y jurisdicción que
constantemente afloran en la sociedad.
5. ¿Cuáles son las consecuencias de los principios de gobierno implantados por los
Habsburgo?
La idea de que la sociedad se divide naturalmente en partes orgánicas, a las cuales le están
asignadas diferentes jerarquías y señala los derechos y obligaciones inherentes a su situación,
legalizó la desigualdad social y la diferenciación funcional que se creó en la Nueva España
inmediatamente después de la Conquista. El desarrollo de un sistema casuístico por falta de
principios legales institucionalmente reconocidos dio lugar, no a sistematizaciones coherentes que
unificaran los principios de la ley natural con las decisiones administrativas, sino a compilaciones
abigarradas (como las Leyes de Indias), a la formación de un aparato administrativo extenso y
confuso y a conflictos perma nentes de competencia entre las distintas jerarquías, instituciones e
individuos. Finalmente, la entrega al monarca de todo el poder y de las decisiones últimas sobre
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cualquier asunto, sin instituciones ni organismos dotados de poder autónomo que lo equilibraran,
amparó el desarrollo del absolutismo, del centra lismo y del paternalismo que tanto afectaron al
cuerpo social novo hispano.
El principio centralizador fue trasladado por los Habsburgo a la Nueva España mediante la ficción de
que ésta, como los demás virreinatos americanos, era un reino igual a los de España, y su virrey un
par o semejante del rey de España. Pero dado el carácter patrimonial del Estado español, el
virreinato fue considerado como patrimonio particular de los reyes de Castilla, y su virrey, un
delegado a quien se le encomendaba la tarea de gobernar en representación de aquél. De hecho, el
primer siglo de la colonización fue un proceso de sucesivas delegaciones de poder del monarca a
personas, grupos e instituciones que, siempre en su nombre, extendían el Imperio. Delegaciones
seguidas de procesos inversos que limitaban, frenaban o reconquistaban las atribuciones otorgadas
con el fin de impedir la formación de poderes o feudos que desafiaran el poder central. Más tarde, en
el siglo XVII, dominados o desaparecidos los grupos más peligrosos (conquistadores y
encomenderos), y estabilizado el proceso colonizador, los Habsburgo implantaron definitivamente el
absolutismo y la centralización administrativa mediante la creación de una extensa red de agentes
dependientes del favor real y recompensados con privilegios y prebendas.
6. ¿Cuáles son las consecuencias del patrimonialismo implantado por los Habsburgo?
Desde mediados del siglo XVII la Corona se vio en la necesidad de vender los
cargos públicos.
En todos estos casos los privilegios, las prebendas o los cargos concedidos,
aseguraban el enriquecimiento y el predominio social de los beneficiados. Lo que siempre cuidó
la Corona -y es típico del patrimonialismo, pero no del sistema estamental- es que los cargos
públicos no fueran hereditarios y que los administradores no se apropiaran de los medios
administrativos.
Finalmente, debe agregarse que esta racionalidad política interna creó barreras
muy grandes al desarrollo racional de la economía. Max Weber ha señalado que el
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Las reformas administrativas y la importación de nuevos funcionarios tuvieron como objetivo esencial
sujeción. Recuperar los hilos que con independencia de la metrópoli movían desde hacía más de un
siglo los mecanismos económicos, políticos y administrativos de la colonia, colocarlos bajo la
dirección y vigilancia de hombres adeptos a la metrópoli, y hacerlos servir a ésta por sobre cualquier
otra consideración, tal fue el triple propósito de estas reformas.
La tarea de promover estas reformas en América fue el malagueño José de Gálvez, visitador de
Nueva España de 1765 a 1771 y más tarde ministro de las Indias (17761787).
De acuerdo con la idea de que no podían existir poderes corporativos o privados que rivalizaran con
los del soberano, ni privilegios que atentaran contra el interés supremo del Estado, una de las
primeras tareas de los Borbones fue recuperar las atribuciones que los Habsburgos habían delegado
en cuerpos y grupos.
Desde las primeras décadas del siglo XVIII, los Borbones intentaron reducir la fuerza del clero
regular prohibiendo la fundación de nuevos conventos en América (1717); poco más tarde, en 1734,
se mandó que las órdenes religiosas no admitieran más novicios por un periodo de diez años; en
1754 se prohibió a las Órdenes que intervinieran en la redacción de testamentos. A partir de 1760 los
ataques a la Iglesia fueron más violentos.
Sin duda el golpe más serio que afectó a la Iglesia fue la Real Cédula sobre enajenación de bienes
raíces y cobro de capitales de capellanías y obras pías para la consolidación de vales reales,
expedida el 26 de diciembre de 1804. Esta real cédula extendía a la Nueva España -y a todos los
dominios americanos- la política desamortizadora que los Borbones habían comenzado a aplicar en
España desde 1798.
Los mineros, en cambio, fueron favorecidos con la creación de un tribunal especial (1776), con la
fundación de un banco (1784), de una escuela de minería (1792) y otras medidas. Otro caso lo
presenta el ejército, institución creada por los Borbones que muy pronto se convirtió en una
corporación privilegiada con sus propios fueros, tribunales y jurisdicción. Estas excepciones a la
regla tienen su explicación. El apoyo decisivo que los Borbones concedieron a la minería y los
mineros es comprensible si recordamos que el objetivo central de sus reformas era hacer más
dependiente a la colonia y extraer de ella más beneficios.
[Posible respuesta sobre los efectos de las reformas administrativas de los Borbones: solo cambia
de monopolios privados (Consulado, Iglesia) por monopolios públicos, no observándose un camino
hacia el liberalismo que fue el camino realmente revolucionario en la economía].
Una de las principales instituciones heredadas de los Habsburgos contra las que el visitador Gálvez
dirigió sus ataques fue el virrey. Gálvez compartía con otros funcionarios ilustrados la convicción de
que era muy peligroso mantener en provincias tan alejadas un jefe cargado con tantos poderes.
También contrariaba la centralización de funciones en la persona del virrey y de la Audiencia, tanto
por parecerle políticamente peligrosa tal acumulación como por la ineficacia administrativa que
entorpecía la resolución de los copiosos asuntos que concentraban.
El instrumento elegido para corregir estos problemas fue el llamado sistema de intendencias, que se
había tomado de los franceses y se encontraba ya adaptado en España. Su implantación requería la
división del reino en jurisdicciones político-administrativas denominadas intendencias, a la cabeza de
las cuales estaría el intendente o gobernador general, quien ejercería en ellas todos los atributos del
poder: justicia, guerra, hacienda, fomento de actividades económicas y obras públicas. En apoyo de
esta medida se dijo que el sistema de intendencias había impulsado el mejoramiento político y
económico de España y que su adopción en la colonia uniformaría la administración, permitiendo la
transferencia de funcionarios a una y otra parte. Además, se argüía que el sistema de intenden cias
acabaría con la plaga de los alcaldes mayores, el típico funcionario de la época de los Habsburgos
que compraba el puesto, lo utilizaba para su enriquecimiento personal, defraudaba a la Corona y era
el gran azote de los indios, a quienes hacía objeto de las peores exacciones.
[Efectos de la nueva división política de la Nueva España: es preciso investigar si realmente esto
permitió un cambio económico, hacia la formación del individualismo y la libertad de hacer negocios
y emplearse, lo cual de haberse dado si ayudaría a la formación del capitalismo en Nueva España.
Pero esto no lo se.]
Las reformas económicas se realizaron con celeridad y eficacia sorprendentes. Puede decirse que
entre 1765 y 1786, o sea veinte años, se definió y aplicó el cuerpo principal de es tas reformas. Una
década más tarde producían efectos sensacionales: la Nueva España era la colonia más opulenta
del imperio español y la que mayores ingresos aportaba a la metrópoli. [Y esto ¿ayudó a formar el
capitalismo en México? No lo creo porque descapitalizaba a los individuos, a los propietarios de la
tierra, a los campesinos.]
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En el Tribunal de Cuentas,:que tenía la obligación de enviar cada seis meses una relación de lo
recibido y egresado, llevaba años sin hacerla. Ante esta situación Gálvez comenzó por cesar
funcionarios y establecer procedimientos de fiscalización y control más eficaces, que en 1776 se
completaron con la reorganización del Tribunal de Cuentas. Todo el personal de este organismo fue
removido, creándose nuevos cargos y funciones, recompensados con salarios altos (3 500 pesos
anuales para los tres contadores mayores; 2 500 para los seis contadores de resultas y 1 800 para
otros seis ordenadores). En 1792 el Tribunal fue objeto de una nueva organización: su per sonal
aumentó a cerca de cuarenta funcionarios y fue beneficiado con un aumento de salarios.
En 1785 el método para llevar los libros de contaduría fue mejorado con la introducción del sistema
de partida doble. Finalmente, bajo la administración de Revilla Gigedo, se sistematizó el
desordenado ramo de real hacienda. Fabián de Fonseca y Carlos de Urrutia (militares de carrera
experimentados en la administración pública), con el auxilio del contador de la Renta del Tabaco,
Joaquín Maniau, elaboraron entre 1790 y 1792 una Historia General de Real Hacienda que puso en
orden el abigarrado conjunto de disposiciones casuísticas que desde el siglo XVI se habían venido
amontonando en cada uno de sus ramos. Este gran esfuerzo de sistematización contribuyó
notablemente a la eficiencia que se observa en toda la parte fiscal y hacendaria de los años 1791-
1809, y fue la base en que se asentó la organización de la hacienda pública en la época
independiente.
Medidas para rescatar el control de los impuestos y mejorar: el sistema de recolectarlos. Como se ha
dicho, la falta de un grupo de administradores profesionales obligó al Estado español a delegar
muchas funciones administrativas en corporaciones e individuos particulares, entre ellas, el cobro y
recaudación de impuestos. En la mayoría de los casos el procedimiento seguido era ofrecer en
subasta o remate público el arrendamiento, por uno o más años, de tal o cual ramo fiscal. Quien
ofrecía la postura más alta y satisfacía las fianzas requeridas, obtenía el arrendamiento. De esta
manera un gran número de actividades fiscales pasaron a ser manejadas por particulares,
especialmente comerciantes. Pero en 1752 y 1754 se ordenó terminar con el sistema de arrenda -
mientos, mandándose que todas las funciones de carácter fiscal fueran ejercidas por la Real
Hacienda. En 1754 la Corona canceló el contrato que el Consulado de Comerciantes había disfru-
tado para cobrar el derecho de alcabala en la ciudad de México y sus alrededores. Probado el éxito
de esta medida, se rescindió el arrendamiento de la aduana de Veracruz en 1763 y en 1776 la Real
Hacienda entró en posesión de los demás centros recolectores de impuestos que había en el
virreinato. Las aduanas cobraban los derechos de alcabala y de entrada y salida de mer cancías en
los puertos. En las zonas mineras había también oficiales de hacienda encargados de cobrar los
diversos impuestos. En suma, hacia 1776 sólo en lugares distantes o muy aislados conti nuaban los
particulares cobrándolos y tomando un 14 por ciento de lo recaudado como pago a su trabajo. El
resultado de esta vasta reforma fiscal produjo un aumento extraordinario de los ingresos reales. [Con
el consiguiente efecto negativo en quienes pagaban esos impuestos: los particulares].
Aplicadas entre1765 y 1786, o sea veinte años, una década más tarde producían efectos sensacio -
nales: la Nueva España era la colonia más opulenta del imperio español y la que mayores ingresos
aportaba a la metrópoli.
El resultado de esta vasta reforma fiscal produjo un aumento extraordinario de los ingresos reales.
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[Si pero también aumento la carga fiscal para los contribuyentes, con su pernicioso efecto en la
formación de capital, y esto afectó negativamente los incentivos para invertir.]
11. ¿Cuáles fueron los nuevos impuestos creados por los Borbones?
Se crearon nuevos impuestos y nuevas formas de aumentar el ingreso de la Co rona. Entre los
primeros deben citarse el impuesto a las pulperías (pequeños comercios de tipo misceláneo), que se
había ordenado cobrar desde 1631 y otra vez en 1730 y 1750, pero que sólo se hizo efectivo a partir
de 1780 al vencerse la oposición de los comerciantes. También se extendió el impuesto de alcabala
a varios artículos antes no gravados. Estos nuevos impuestos fueron impopulares y causa de
agitaciones y protestas en la capital y ciudades del interior.[¿Lo ven?]
12. ¿Cómo se manejaron los monopolios estatales, sobre todo el del Tabaco? y diga si esto
ayudo a formar al capitalismo en México.
Otra medida orientada a incrementar los ingresos reales fue la creación de estancos o monopolios
manejados por el Estado. Ya existía en España y en Nueva España el antecedente de monopolizar
la administración y venta de diversos artículos (el azogue o mercurio, la sal, los naipes, el papel
sellado, la nieve, la lotería), pero los Borbones le dieron una nueva dimensión.
Desde 1747 se había tratado de crear el estanco del tabaco en Nueva España, a semejanza del que
ya existía en la metrópoli y en Cuba desde principios de siglo, pero el proyecto encontró la
resistencia de los cosecheros. Con todo, una real orden dispuso que se estableciera en 1764 y
comenzó a operar en 1765, con la participación activa del visitador Gálvez. Al principio se limitó a
monopolizar la producción y venta del tabaco en rama, para lo cual se mandó que sólo se cultivara
en las zonas de Córdoba, Orizaba, Hjatusco y Zongolica, y que los agricultores vendieran toda su
producción a la administración de la Renta del Tabaco a los precios señalados por ésta.
Esta orden produjo reacciones muy violentas entre los cultivadores y comerciantes del tabaco, sobre
todo en las provincias donde su cultivo fue prohibido, como Guadalajara, Puebla, Colima, Oaxaca,
Yucatán y otras. La Corona añadió otro motivo de descontento al fijar una tasa de precios a las
compras que la Renta del Tabaco hacía a los cultivadores de Córdoba, Orizaba, Huatusco y
Zongolica, y aunque se trató de paliar estos rigores mediante el otorgamiento de créditos a. los
agricultores antes de la cosecha, cada nueva firma de contrato entre la Renta del Tabaco y los
agricultores dio ocasión a que éstos presentaran resistencias y protestas, unas veces en forma
individual y otras como asociación o gremio de cosecheros.
Una disposición que popularizó el descontento hacia el estanco, hasta entonces limitado a los
agricultores, fue la de monopolizar la fabricación y venta de puros y cigarros. La idea vino de Gálvez,
quien proponía transferir a la Real Hacienda las utilidades que lograban las cigarreras particulares
que compraban el tabaco en los almacenes del estanco y lo labraban y vendían por su cuenta.
Después de varios intentos, en 1769 se instaló la Real Fábrica de Puros y Cigarros de México y se
crearon las de Puebla, Querétaro, Oaxaea, Orizaba y Guadalajara. En estos establecimientos,
manejados también por la Renta del Tabaco, se dispuso elaborar todos los puros y cigarros del país,
por lo cual desde 1766 no se otorgaron más permisos a fábricas o talleres particulares. Hacia 1775
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éstos ya habían desaparecido, así como las tiendas donde se vendían los puros y cigarros, que
fueron sustituidas por estanquillos manejados por el estanco.
El monopolio de la fabricación y venta de los productos del tabaco afectó a sectores más amplios y
pobres que los cultivadores: a fabricantes, comerciantes y artesanos de las ciudades, generalmente
de recursos medianos y pequeños, y a la numerosa población pobre de las ciudades que labraba el
tabaco en sus domicilios o lo vendía ya manufacturado en las calles y comercios ambulantes. Por
eso en levantamientos populares como el de Guanajuato, ocurrido el 17 de julio de 1766, los
amotinados, además de pedir la supresión del empadronamiento militar, se ensañaron contra las
oficinas y empleados de la administración del estanco y pidieron que se cerrasen los estanquillos y
se anularan las nuevas a1cabalas.
[El efecto del monopolio estatal es eliminar la iniciativa individual lo cual en realidad impide la
creación de una economía de mercado. Si crea la idea de la fábrica con trabajadores que deberían
cumplir un horario de trabajo. En una balanza de estos efectos negativos y positivos, los negativos
tienen mayor peso, pues destruyó la iniciativa de productores, comerciantes, estanquilleros.]
Otro resultado importante de la creación de las fábricas de puros y cigarros fue el impulso que le
dieron a la formación de un cuasi-proletariado de tipo industrial. Las dimensiones de estos es-
tablecimientos y la organización del trabajo que se les dio, anticiparon formas y conflictos de trabajo
que no se generalizaron sino hasta fines del siglo XIX. Fábricas como la de México, que ocupaba a
más de 6000 trabajadores de ambos sexos, rompieron el antiguo sistema de elaborar el producto en
la casa del trabajador, obligándolo a concurrir a un mismo edificio, bajo un mismo horario y a realizar
sólo una parte de la manufactura. Las consecuencias de estos cambios no se han estudiado, pero
bastaría citar los siguientes hechos para percibir su importancia. Una de las críticas más frecuentes
a la fábrica de tabacos era que reunía a trabajadores de ambos sexos: "En esas fábricas entra una
multitud de gente de ambos sexos en que por más vigilancia que haya... ¿quién embaraza las
perversas y dañosas conversaciones de una gente licenciosa?... “¿quién puede impedir los
perniciosos daños que ocasiona la mocedad de hombres y mujeres, que aunque salen por puertas
distintas y separadas, al doblar la esquina se juntan?". Pero lo que más se temía, razonablemente,
era la "asociación de tantos hombres". En la época del virrey Mayorga se decidió aumentar el trabajo
de las fábricas sin levantar la remuneración, lo cual originó que los trabajadores abandonaran en
masa el local y salieran en manifestación hacia el palacio virreinal. En el camino "se les fue
agregando una porción considerable de hombres de su misma clase", cuenta un alarmado testigo.
13. ¿Cuál fue la contradicción que heredó el Borbonismo al siglo XIX del México independiente?
No debe olvidarse que la creación y el éxito económico del estanco afianzó los lazos coloniales del
país y heredó al siglo XIX una contradicción: los ideales de libre empresa adopta dos por los liberales
chocaron siempre con las necesidades de los pobres y débiles gobiernos de la primera mitad de ese
siglo, ya que ante la urgencia de mayores ingresos, tuvieron que mantener el monopolio que antes
habían condenado como símbolo de la opresión colonial.
Sin duda la reforma económica más importante y que mayor tinta hizo correr fue la que transformó el
régimen de comercio entre España y las Indias. Como lo han señalado Stanley y Barbara Stein, esta
reforma tuvo el propósito de "nacionalizar" la economía española y la colonial. Sus objetivos eran: a)
recuperar las concesiones comerciales otorgadas a las naciones europeas desde el siglo XVII
(terminar con el asiento o permiso dado a los ingleses para introducir esclavos y mercancías en las
colonias; eliminar los canales de contrabando en Gibraltar, Cádiz y las colonias) ; transformar a los
prestanombres sevillanos, que servían como intermediarios de los consorcios extranjeros, en
verdaderos comerciantes españoles; y acabar con el monopolio andaluz (Sevilla y Cádiz) que
controlaba todas las transacciones con las colonias. b) Mejorar el sistema de extracción de materias
primas de las colonias y ampliarlo a las posesiones poco explotadas, como Buenos Aires, Caracas y
La Habana, con el fin de satisfacer la demanda española y europea. e) Fomentar el desarrollo
agrícola, industrial y manufacturero de la península con el propósito de que los artículos y productos
de ésta, y no los de las potencias europeas, fueran la base del intercambio comercial con las
colonias.
Esta reforma consistió en: el permiso otorgado a varios puertos americanos para comerciar
directamente con España, la fractura del monopolio de los comerciantes de Cádiz y México, el apoyo
otorgado a nuevos comerciantes y consulados, la supresión de los alcaldes mayores que
controlaban el comercio de los productos indígenas de exportación y la adopción de las ideas de
libre comercio como ideología de los criollos.
Sin embargo, fue en la Nueva España fue la última en recibir los beneficios del llamado "régimen de
comercio libre". Además, Se prohibía llevar a Nueva España, Nueva Granada y Tierra Firme, vinos,
aguardiente, vinagre, aceite de oliva, aceitunas, pasas y almendras del Perú y Chile. También prohi-
bía en todas partes los plantíos de olivares y viñedos y que se exportaran de Nueva España sedas,
telas de oro y plata, bordados hechos con hilos de estos metales, géneros y efectos de España y
ropas de China. En otras palabras, se prohibía todo comercio intercolonial que afectara a las
importaciones españolas, y apenas se liberalizaba el tráfico de ciertos productos americanos.
En 1796 el mejoramiento sensible de las arcas reales como consecuencia de estas medidas decidió
a la Corona a dar el golpe definitivo a los comerciantes que monopolizaban el comercio: se otorgó
permiso a cualquier comerciante americano para traficar con todos los puertos habilitados de la
metrópoli en embarcaciones propias, con carga de producciones americanas y retorno de artículos
europeos.
Los efectos de la reforma comercial: en el transcurso de treinta años, los decretos sobre libre
comercio rompieron las bases del monopolio construido a lo largo de más de dos siglos por los
comerciantes de Sevilla y Cádiz y sus contrapartes americanos. Roto el monopolio del puerto único
para la entrada y salida de mercancías hacia una y otra parte (Cádiz y Veracruz) y suprimido el
sistema de las flotas (mecanismos que aseguraban a los comerciantes de Cádiz y México el control
de las exportaciones e importaciones), el comercio entró en una nueva etapa. Un golpe
complementario que afectó al viejo sistema fue la ya comentada disposición de la Real Ordenanza
de Intendentes, que mandaba suprimir a los alcaldes mayores y prohibía la intervención de los
subdelegados que los sustituyeron en toda actividad comercial. Estos cambios, y la inocultable
intención de los Borbones de reducir el gran poder acumulado por la corporación de comerciantes,
decidió a muchos de éstos a cambiar de actividad, invirtiendo sus "gruesos capitales" en la minería y
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la agricultura, fenómeno que de 1790 a 1805 observaron con claridad el virrey RevilIa Gigedo, Abad
y Queipo, Humboldt y otros contemporáneos.
Otra consecuencia de estas reformas fue el surgimiento de un nuevo grupo de comerciantes, más
emprendedor y arriesgado que el de la ciudad de México, que pronto se enfrentó a éste desde
posiciones adquiridas en los mismos puertos y sus regiones próximas. El más importante de estos
nuevos grupos fue el de Veracruz, que desarrolló una actividad intensísima entre 1770 y 1800, de tal
suerte que hacia esta última fecha el puerto de Veracruz, y no la ciudad de México, concentraba la
mayor actividad comercial del virreinato.
Una consecuencia más de estas reformas, hasta la fecha no valorada, fue la adopción por parte de
los criollos de las ideas de libre comercio como arma política contra el grupo peninsular.
15. Señale las reformas a la minería y su efecto en la formación del capitalismo mexicano.
Desde principios del siglo XVIII varios mineros y virreyes -el duque de Linares y el marqués de
Casafuerte- habían señalado las principales barreras al desarrollo de este ramo: técnica deficiente,
falta de capital y altos costos de producción.
Los Borbones recogieron las ideas básicas del proyecto de Gamboa y de otros prominentes mineros,
pero les dieron una solución institucional diferente. Cuando llegó el visitador Gálvez a Nueva
España, una de sus primeras actividades fue entrar en contacto con los mineros, informarse de la
situación de esta industria y promover las reformas necesarias para su desarrollo.
La rebaja de una tercera parte del precio del mercurio fue una de las primeras victorias de Gálvez y
del grupo de mineros que lo asesoraba. Pronto fue evidente que esta medida incrementó tanto las
compras de mercurio como la producción, por lo cual la Corona accedió más tarde a rebajar el precio
del mercurio a la mitad de su costo anterior. Los mineros obtuvieron también exención de impuestos
para la introducción de maquinaria y materias primas. Pero sobre todo, recibieron un estatus sólo
equiparable al que tenían los comerciantes, al ser dotados de un Consulado, un Tribunal y un
Colegio de Minería. El Consulado fue la asociación o gremio que agrupó a todos los mineros en una
organización con privilegios y derechos especiales. Estaba presidido por un Real Tribunal de
Minería, con residencia en la capital y diputaciones en las principales zonas mineras. El Tribunal se
creó en 1777 y tenía por objeto conocer todos los asuntos relacionados con la minería y resolverlos
con la mayor prontitud. Para su sostenimiento se le concedió un real de cada marco de plata
introducido en la Casa de Moneda de México, por lo que se estimó que podía reunir una renta anual
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de 160 000 pesos. Con este ingreso se cubrieron los gastos del Tribunal y se fundó el banco de avío
para los mineros y el Colegio de Minería. La primera obra importante que resultó de estas reformas
fue la publicación en 1783 de nuevas ordenanzas de minería que sustituyeron a las anticuadas del
siglo XVI. La segunda obra del Tribunal de Minería, la creación de un banco de avío que proveyera a
los mineros de capital y fianzas para sus negocios, resultó un fracaso. Comenzó a operar en 1784,
pero antes de cumplir dos años, el virrey mandó suspender sus actividades, pues en ese lapso había
prestado cerca de un millón y cuarto de pesos a veintiún empresas y sólo había recuperado medio
millón. En la indagación que se hizo se descubrió que, además de impericias administrativas, los
dirigentes del Tribunal se habían autoprestado gruesas sumas. Y aunque más tarde volvió a operar
el banco, sus préstamos beneficiaron más a la Corona -a quien le otorgó dos millones y medio de
pesos en tres préstamos- que a los mineros.
Otro resultado importante de la fundación del Tribunal de Minería fue la difusión del conocimiento
técnico y científico. Mucho más importante fue la creación en 1792 del Colegio de Minería, primera
escuela secular y especializada que se fundó en México. En ella se impartieron por primera vez
cursos de metalurgia, mineralogía y química, así como matemáticas, francés y otras novedades.
16. ¿Qué paso con el resto de las ramas industriales y con la agricultura, en cuanto a las
reformas borbónicas?
El apoyo que los Borbones le otorgaron a la industria se redujo a la minería; las demás fueron
desalentadas y hasta prohibidas.
En otras palabras, el propósito de las reformas borbónicas era sólo impulsar o favorecer las
actividades coloniales que podían apoyar a la economía metropolitana. Toda otra actividad colonial
que pudiera competir con las exportaciones españolas fue combatida. Tal fue el caso de los obrajes
o talleres donde se manufacturaban artículos textiles de algodón y lana, y en menor escala, de las
rudimentarias fábricas de loza, cueros y otros productos.
Sin embargo, estas actividades prosperaron enormemente a fines del siglo XVIII a pesar de la
política prohibicionista que las afectó. Entre otras razones, porque, como decía Revilla Gigedo, "es
muy difícil prohibir que se fabriquen en estos reinos la mayor parte de las cosas que en ellos se
hacen, y aun no es fácil averiguar todo lo que se fabrica". Y porque como afirmaba el mismo virrey,
"el único medio de destruir las fábricas del reino, es el que vengan a precios más cómodos de
Europa los mismos efectos". Y esto último fue precisamente lo que no pudo hacer la metrópoli, sobre
todo en el caso de los textiles baratos de algodón y lana, como se verá adelante.
En relación con la agricultura, los Borbones manifestaron también un desinterés general por los
graves problemas internos que dificultaban el desarrollo de esa actividad en la colonia, y sólo se
preocuparon por estimular algunos productos que convenían a la economía de la metrópoli.
17. ¿Cuáles fueron los efectos de las Reformas Borbónicas para España y Nueva España,
respectivamente?
Esta política tuvo un éxito notable, como lo muestran las siguientes cifras. Mientras que en 1765 el
ingreso de Nueva España apenas ascendía a 6 130 314 pesos, en 1782 se triplicó, sumando 19 594
490 pesos y para 1798 llegó a ser de 21 451 762. Por sectores, el crecimiento de la economía
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novohispana fue igualmente espectacular, aunque se manifestó con mayor fuerza en los ramos más
ligados a la economía peninsular. Así, la producción de moneda acuñada, que a principios del siglo
XVIII rara vez pasó de 4 millones de pesos anuales, llegó a 27 millones en 1804. En cuanto al
comercio exterior, si entre 1728 y 1739 sólo entraron a Veracruz 222 barcos, entre 1784 y 1795
atracaron en el puerto 1 142. De éstos, sobre todo a partir de 1792, una gran parte eran norte-
americanos. Otros sectores que experimentaron incrementos notables fueron los de estancos,
alcabalas, impuestos y tributos, que, como se ha visto, fueron objeto de reformas importantes. El
monopolio del tabaco, que a principios de 1760 casi no aportaba nada, produjo 7 825 000 pesos en
1772 y 8 251 574 en 1798, de los cuales cerca de 4 millones se iban libres para España. El in greso
por concepto del derecho de alcabala pasó de 1 488 690 pesos en 1775, a 2 360 252 y a casi tres
millones a finales del siglo. El producto del impuesto sobre el pulque saltó, en los mismos años, de
468 888 pesos a 814 755. El tributo que pagaban los indios, que en la década de 1760-69 aportaba
un promedio anual de 546 000 pesos, aumentó a 995 813 en 1779. Por último, hay que señalar que
este crecimiento del sector externo, de los estancos y la tributación, se reflejó también en la
agricultura, pues el valor de lo colectado por concepto de diezmos pasó de un promedio anual de 13
394 147 pesos en el decenio de 1770-1779 a 18 354 071 pesos en 1780-89. Todo esto quiere decir
que las reformas ideadas por los Borbones alcanzaron su doble cometido: por una parte,
incrementaron la aportación económica de la colonia a la metrópoli, y por otra, hicieron a aquélla
más dependiente de ésta. Pero estas reformas y los ya citados cambios políticos y administrativos
que también indujeron, desencadenaron una serie de complejos mecanismos que desarticularon la
sociedad colonial y produjeron resultados imprevisibles, o al menos no apetecidos, como se verá en
la última parte de este ensayo.
[El problema es probar científicamente si esas cifras se debieron a las reformas borbonistas, o en
general a la situación de bonanza mundial de esos años.]
Cuando acabó la guerra revolucionaria, los Estados Unidos eran un país predominantemente
agrícola, pues el 90% de su población aproximadamente estaba dedicada a la labranza. La mayor
parte de los artículos que consumían los colonizadores eran manufacturados en sus Casas o en
pequeños talleres. Los artículos fabricados se importaban de Inglaterra junto con algunos artículos
de lujo que no se fabricaban en dicho país.
En parte fue estimulado por la supresión de las restricciones del sistema colonial inglés; en parte
también se debió al anhelo de la nueva república por conquistar su independencia tanto económica
como política de Inglaterra; pero, principalmente, fue el resultado de los obstáculos puestos a las
importaciones europeas por las Guerras Napoleónicas y muy particularmente por la guerra de 1812.
Esto hizo que el mercado interior tuviese que consumir sus propios productos.
[Puede ser que por efecto demostración, México quiso seguir los pasos de EU. Pero, los
conservadores siguieron el modelo industrializador inglés; y los liberales el modelo político de EU, y
en lo económico el modelo liberal inglés. Así que, resulta complicado pensar que la independencia
- 15 -
de EU tuvo efectos unicos y que fueron los más importantes para la formación del capitalismo en
México.]
19. Reflexione la relación que hay entre: industria, exploradores del Oeste y el territorio de la
Nueva España. Y la misma relación con respecto al desarrollo del transporte en EU.
En la primera mitad del siglo XIX el movimiento colonizador en firme expansión hacia el Oeste, el
Norte y el Sur amplió rápidamente el mercado interior e hizo nuevas demandas a la industria del
Este. Hacia el año 1860 ya se había desarrollado una gran concentración industrial, especialmente
en los centros urbanos de la costa atlántica y en algunos puntos occidenta les, como Pittsburgh,
Cincinnati, Chicago y San Luis.
La expansión hacia el Occidente y el consiguiente aumento de los artículos que, procedentes del
Este, había que trasladar allí, hizo absolutamente indispensable mejores y más rápidos medios de
transporte y comunicación.
Una verdadera lucha por la construcción de buenas carreteras tuvo lugar en los Estados Unidos a
principios del siglo XIX. Siguiendo el ejemplo inglés, se construyeron cierto número de turnpike por
los particulares que pensaban obtener beneficios con los derechos de tránsito; 1 pero en los distritos
de población diseminada, donde la posibilidad de obtener provechos no era bastante para estimular
la iniciativa privada, los gobiernos de los Estados tuvieron que invertir grandes cantidades en su
construcción.
En este capítulo de la historia del transporte, igual que en el anterior, el Oeste jugó un papel
predominante, pues la creciente colonización de la región situada al oeste de los Alleghenies fue la
causa y el resultado del progreso de los medios de transporte.
[Como se sabe la expansión hacia el Oeste implicaba más de la mitad del territorio de México que se
había heredado de España].
20. ¿Cree usted que los efectos de los ferrocarriles en EU tuvieron algún impacto en Nueva
España y luego en el México independiente?
Los primeros ferrocarriles se inauguraron en 1830 y fueron construidos, como debía esperarse,
desde las ciudades de la costa al interior. Nueva York, bien servida por el canal del Erie, no
ambicionaba los nuevos métodos de transporte tanto como Baltimore y Filadelfia o la ciudad rival de
Nuueva Inglaterra, Boston. Como esta última, debido a su topografía, no podía desarrollar canales
importantes, fue de las primeras en adoptar el ferrocarril, en parte como un medio para aprovechar el
rico tráfico del tramo final del canal del Erie en Albany. Hacia el año 1850, Boston era el centro de
una red de 3000 millas de ferrocarriles.
[En México los ferrocarriles comenzaron en 1848, pero sólo fue hasta el porfiriato cuando realmente
se construyeron de manera generalizada en todo el país.
1
J. A. Durrenberger, Turnpikes,. Impr. Priv. 1931.
- 16 -
21. Comente esta secuencia: Muy distinta suerte corrió la Constitución francesa de 1791.
Aunque duró poco y fue sustituida por las de 1793 y 1795, su mayor efecto se sintió en
España. La carta francesa, de inspiración norteamericana, sirvió de base a la Constitución
de Cádiz de 1812, la primera de España. Ésta, a su vez, fue el modelo de la primera
constitución portuguesa de 1822. Estas constituciones ibéricas llegaron a conocimiento de
Simón Bolívar y de otros héroes de la liberación latinoamericana y fueron también
esenciales en la elaboración de las constituciones de las nuevas naciones de las Américas.
La Constitución de Estados Unidos también afectó el desarrollo del federalismo
latinoamericano. Venezuela y Argentina son estados federales, al igual que México y Brasil,
cuyas cartas nacionales se establecieron en 1824.
Esta influencia conistió en: los sólidos principios de gobierno que habían
incorporado en la Constitución de Estados Unidos.
Así, los fundadores se convirtieron en los maestros de por qué y (lo que es más
importante) cómo se deben escribir las constituciones.
Fue la Constitución de Filadelfia la que estableció el precedente irreversible del
constitucionalismo.
La Constitución de Estados Unidos también afectó el desarrollo del federalismo
latinoamericano. Venezuela y Argentina son estados federales, al igual que México y Brasil,
cuyas cartas nacionales se establecieron en 1824.
Todo esto nos lleva a preguntarnos por qué ha tenido tanta influencia la
Constitución de Estados Unidos. Para empezar, fue la primera constitución y, por tanto, el punto
de referencia de todas las que le siguieron
Los fundadores de Estados Unidos creían en una república limitada
constitucionalmente y consiguieron forjar un régimen que mantiene el equilibrio entre el orden y
la libertad.
La razón principal de la influencia de la Constitución de Filadelfia en el extranjero se
puede resumir en una palabra: éxito. Estados Unidos es el país más rico, más libre y más
poderoso del mundo, con la constitución más duradera.
La primera mitad del siglo XIX se distinguió por una expansión de la agricultura no menos notable
que la de la industria y el transporte. El movimiento hacia el Oeste tuvo lugar en tres oleadas, cada
una con su cultura típica. La primera fue la de los cazadores y tramperos, que exploraron el país y
dieron a conocer sus posibilidades. Fue seguida por la de los primeros agricultores, que limpiaron la
tierra e iniciaron una agricultura de mera subsistencia. Estos dos tipos de fronterizos fueron, por
regla general, desplazados con la aparición de los agricultores hijos, que gustaban más de las
comodidades de la civilización y comenzaron a producir un exceso de productos agrícolas que eran
vendidos en los mercados del Este y del Sur. En el Sur, el movimiento hacia el Oeste tuvo lugar de
manera diferente. Los primeros estadios de exploración y colonización fueron esencialmente
idénticos. Pero los primeros colonizadores se vieron seguidos por los plantadores de algodón o de
algún otro tipo que compraban tierras, consolidaron las pequeñas granjas e introdujeron los esclavos
negros. Aquí la agricultura fue comercial en alto grado, pues el plantador no producía, por regla
- 17 -
general, sus propios alimentos, sino que se especializó en el cultivo del algodón, del tabaco y de
otros productos característicos del mediodía.
La explotación de grandes extensiones de tierra virgen en el Oeste fue el factor principal que dio
forma a la cultura de esta área durante gran parte del siglo XIX.
23. Reflexione sobre el crecimiento de la población de EU a principios del siglo XIX y la frontera
occidental con el reino de la Nueva España.
La población de los Estados Unidos creció con gran rapidez después de 1800. La población total de
las colonias en 1700 ha sido estimada en 275 000; esta cifra había subido en 1750 a más de 1 200
000, y en 1790 a casi 4 000 000. El incremento fue mucho más rápido después de 1800; las cifras
de 1790 se habían más que doblado en 1820, y en 1860 excedía de los 30 000 000 de habitantes.
Gran parte de este incremento se debió a la inmigración, particularmente después de 1825. En los
años 1850-54 inclusive, más de 350000 inmigrantes llegaban a los Estados Unidos todos los años.
Muchos de ellos fueron atraídos por las oportunidades del Oeste, que también convencieron a
muchos colonizadores de las regiones orientales más densamente pobladas. Algunos Estados del
Oeste, como Ohio y Kansas, desarrollaron una cultura que no era, substancialmente, otra que la
trasplantada de Nueva Inglaterra. En 1860 las tierras al este del Misissipi estaban bastante bien
pobladas. En la década del 50 la primera línea de Estados al oeste del Misisipi comenzó a colmarse
y la colonización de la costa del Pacifico progresó rápidamente después del descubrimiento del oro
en el año 1849, en California.
La primera mitad del siglo XIX se distinguió por una expansión de la agricultura no menos notable
que la de la industria y el transporte. El movimiento hacia el Oeste tuvo lugar en tres oleadas, cada
una con su cultura típica. La primera fue la de los cazadores y tramperos, que exploraron el país y
dieron a conocer sus posibilidades. Fue seguida por la de los primeros agricultores, que limpiaron la
tierra e iniciaron una agricultura de mera subsistencia. Estos dos tipos de fronterizos fueron, por
regla general, desplazados con la aparición de los agricultores hijos, que gustaban más de las
comodidades de la civilización y comenzaron a producir un exceso de productos agrícolas que eran
vendidos en los mercados del Este y del Sur. En el Sur, el movimiento hacia el Oeste tuvo lugar de
manera diferente. Los primeros estadios de exploración y colonización fueron esencialmente
idénticos. Pero los primeros colonizadores se vieron seguidos por los plantadores de algodón o de
algún otro tipo que compraban tierras, consolidaron las pequeñas granjas e introdujeron los esclavos
negros. Aquí la agricultura fue comercial en alto grado, pues el plantador no producía, por regla
general, sus propios alimentos, sino que se especializó en el cultivo del algodón, del tabaco y de
otros productos característicos del mediodía.
La explotación de grandes extensiones de tierra virgen en el Oeste fue el factor principal que dio
forma a la cultura de esta área durante gran parte del siglo XIX.
25. Reflexione sobre el crecimiento de la población de EU a principios del siglo XIX y la frontera
occidental con el reino de la Nueva España.
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La población de los Estados Unidos creció con gran rapidez después de 1800. La población total de
las colonias en 1700 ha sido estimada en 275 000; esta cifra había subido en 1750 a más de 1 200
000, y en 1790 a casi 4 000 000. El incremento fue mucho más rápido después de 1800; las cifras
de 1790 se habían más que doblado en 1820, y en 1860 excedía de los 30 000 000 de habitantes.
Gran parte de este incremento se debió a la inmigración, particularmente después de 1825. En los
años 1850-54 inclusive, más de 350000 inmigrantes llegaban a los Estados Unidos todos los años.
Muchos de ellos fueron atraídos por las oportunidades del Oeste, que también convencieron a
muchos colonizadores de las regiones orientales más densamente pobladas. Algunos Estados del
Oeste, como Ohio y Kansas, desarrollaron una cultura que no era, substancialmente, otra que la
trasplantada de Nueva Inglaterra. En 1860 las tierras al este del Misissipi estaban bastante bien
pobladas. En la década del 50 la primera línea de Estados al oeste del Misisipi comenzó a colmarse
y la colonización de la costa del Pacifico progresó rápidamente después del descubrimiento del oro
en el año 1849.
En 1789, la Constitución de Estados Unidos fue ratificada y el primer presidente de ese país tomo
posesión. Estos acontecimientos parecieron implicar que "una unión más perfecta" había sido
establecida y que una nueva nación emergía. Esta unión fue posible porque existía consenso en un
punto sumamente importante: la ideología del liberalismo. La sociedad americana era liberal aun
antes de que el liberalismo, como doctrina política y económica, fuera formulada. Así pues, sus
principios fueron asimilados fácilmente porque ellos enfatizaban el interés individual como una meta
legítima, y reafirmaban la diversidad y la competencia. En suma, Estados Unidos en 1789, intentó un
singular experimento: crear una nación a partir de un estado, que a su vez se apoyaba en una
ideología individualista y egoísta. Por ello, la diversidad de intereses se manifestaría en forma de
coaliciones políticas. En suma, la emergencia de Estados Unidos fue el producto de un consenso
político e ideológico. Además, uno de los rasgos políticos más importantes fue la continuidad de su
liderazgo político y su desarrollo institucional. Entre 1789 y 1860 se eligieron 15 presidentes y 36
legislaturas sin problemas ni cuestionamientos a la legitimidad de los comicios; y no obstante, que
aparecieron los partidos políticos, éstos lejos de ser un elemento disruptivo sirvieron para impulsar la
democracia y para encontrar soluciones a los principales problemas.
México nació mirando a Estados Unidos. Los grandes caudillos insurgentes y sus sucesores, los
liberales del siglo XIX, pensaban en Estados Unidos la tierra del progreso y el porvenir. Se sabe que
Miguel Hidalgo, el sacerdote que dio inicio a la Revolución de Independencia, intentaba refugiarse en
Estados Unidos cuando huía con sus diezmadas huestes hacia el norte del reino, y que José María
Morelos –el otro gran caudillo insurgente, sacerdote también– mandó a su hijo Juan Nepomuceno a
estudiar a Nueva Orleans. Al consumarse la Independencia, roto el lazo con España, Estados
Unidos reconoció a la nueva nación y envió a su primer embajador, Joel R. Poinsett. Su gestión,
orientada explícitamente a modificar el tratado fronterizo con España (y, por ende, con Nueva
España, es decir México) mediante la compra –o eventual anexión– de territorios limítrofes, coincidió
con la declaración de la Doctrina Monroe (1823), que prohibía toda injerencia europea en la vida de
América. En aquellos albores entusiastas de la República, pocos preveían que una doctrina
- 19 -
defensiva se convertiría, a los pocos años, en la idea agresiva y expansionista del “Destino
Manifiesto” (1839), según la cual el designio histórico de Estados Unidos era llevar sus fronteras y su
civilización hasta la Patagonia.
En 1824, México adoptó una constitución federal en cierta medida inspirada en la Carta de los
“Founding Fathers” que El Sol, diario mexicano de la época, consideraba “una de las creaciones más
perfectas del espíritu [...] la base en la que descansa el gobierno más sencillo, liberal y feliz de la
historia”.
El hombre representativo del momento fue el brillante periodista, político e historiador del estado
meridional de Yucatán (que entonces era toda la península) Lorenzo de Zavala. Su admiración por
Estados Unidos y su voluntad de moldear la nueva nación a imagen y semejanza de aquel país –que
consideraba más prodigioso que Grecia y Roma– quedó plasmada en un deslumbrante libro de
memorias, contemporáneo del de Toqueville, titulado Viaje a los Estados Unidos de Norte América
(1830), en cuyo prólogo incluye una implacable comparación de las dos culturas vecinas:
La comparación era, en sí misma, una sugerencia tácita sobre la única forma de acortar la brecha,
pero Zavala prefiere volverse explícito y predicar a sus compatriotas el remedio: ser como ellos:
Enmendaos. Quitad esos ochenta y siete días de fiesta del año que dedicáis al juego, a la
embriaguez y a los placeres. Acumulad capitales para vuestra decente manutención y la de vuestras
familias, para dar garantías de vuestro interés en la conservación del orden social: tolerad las
opiniones de los demás: sed indulgentes con los que no creen lo que vosotros creéis: dejad a los
huéspedes de vuestro país ejercer libremente su industria, cualquiera que sea, y adorar al supremo
autor del Universo conforme a su conciencia. Dedicaos al trabajo útil: componed vuestros caminos,
levantad casas para vivir como racionales, vestid a vuestros hijos y a vuestras esposas con
decencia, no excitéis tumultos para apoderaros de lo ajeno, por último, vivid del fruto de vuestro
trabajo, y entonces seréis dignos de la libertad y de los elogios de los hombres sensatos e
imparciales.
Años más tarde, al sobrevenir la guerra de separación de la provincia septentrional de Tejas con
respecto a México, Zavala llevó su rechazo al centralismo autoritario y su convicción federalista y
liberal al extremo de terminar sus días, en 1836, como fundador de la República de Tejas y su primer
vicepresidente.
El bando centralista, igualmente obsesionado con Estados Unidos, tenía más sentido de la realidad
que su contraparte liberal. Comprendía la debilidad económica de la nueva nación mexicana.
- 20 -
Entendía que la aplicación ad litteram del federalismo podía desintegrar al país o disgregarlo en
unidades ingobernables e inconexas. Ponderaba los riesgos territoriales que corría la amplísima
zona norte de México: rica pero indefensa y casi despoblada. Y frente al estadounidense, sentía una
desconfianza de trasfondo religioso, eco remoto quizá del cisma religioso de la Reforma protestante
en Europa. “Estamos perdidos si la Europa no viene en nuestro auxilio”, escribiría en 1846 el
fundador del partido conservador, el también brillante historiador Lucas Alamán, y la realidad no
tardó en confirmarlo. La salvación de México estaba en defenderse de ellos, los estadounidenses.
Meses después, mientras observaba con un catalejo, desde la azotea de su casa en un suburbio de
la ciudad de México (en Popotla) el triste desenlace de la batalla de Padierna, cuando las tropas
mexicanas capitulaban frente al invasor estadounidense (miró la bandera extraña izarse en el fortín
nacional, entre las humaredas), recordó el derrumbe de las antiguas civilizaciones prehispánicas y
temió que aquella guerra, a todas luces injusta, significaría quizá el fin de la nación mexicana. La
historia fue un poco menos severa: México no desapareció del mapa, pero perdió más de la mitad de
su territorio: dos millones de kilómetros cuadrados –incluidos los yacimientos de oro de la Alta
California, entre los más ricos de la historia.
Para muchos liberales moderados, la guerra significó el derrumbe de la fe en el país vecino, y en sus
instituciones. Pero, significativamente, los liberales “puros”, los radicales, enamorados de las
doctrinas del progreso y enemigos acérrimos del orden virreinal y católico, siguieron confiando en la
bondad de las ideas e instituciones que habían fundado al vecino del norte. Algunos recordarían que
la guerra la había decidido la administración de James K. Polk, con la oposición de figuras
intelectuales como William Prescott y Henry David Thoreau y de políticos como Abraham Lincoln.
Otros, como el liberal Justo Sierra O’Reilly, yucateco como Zavala y también ferviente federalista, se
vieron en la necesidad de viajar a Estados Unidos con el propósito de ofrecer la soberanía plena de
su estado natal –que entonces era, hay que insistir en ello, toda la península (la posterior subdivisión
en tres estados fue artificial, impuesta desde el centro)– a cambio de protección y apoyo militar en la
atroz guerra racial que, hacia 1847, los indios mayas hacían contra la población blanca en aquel
remoto y receloso estado de la frágil República Mexicana. Ya no sólo había que ser como ellos: no
había más salida que ser ellos. Pero el Senado de Estados Unidos no dio siquiera curso a la
propuesta.
Entre 1858 y 1861, México vivió la Guerra de Reforma, una contienda civil entre las elites políticas
sin mucho arraigo en el pueblo, pero abastecida con una leva inmisericorde, con dineros mal
habidos y peor aportados –por el alto clero en gran parte–, y con connotaciones ideológicas muy
marcadas. Lo que el grupo liberal (en sus diversas coloraciones) se jugaba en el trance era la
oportunidad de acotar, de limitar por fin el papel de la Iglesia en la vida de la nación, y la
consecuente posibilidad de arraigar de manera definitiva en el país un orden republicano fincado en
el Estado de derecho, las libertades cívicas y las garantías individuales –todos ellos consagrados en
la nueva Constitución de 1857, la cual había sido condenada expresamente por el papa Pío IX, entre
los primeros en atizar aquella guerra. Con ayuda de algunos gobiernos europeos (Francia, España,
la propia Inglaterra por momentos), los conservadores buscaban continuar de alguna forma la
tradición monárquica y centralista ligada a la Iglesia, que a su vez sufría, en la propia Europa, los
embates de ideologías seculares, no sólo el liberalismo sino el anarquismo, el socialismo y el
flamante comunismo materialista. Los liberales –que a menudo conspiraban desde Nueva Orleans o
Nueva York– voltearon una vez más hacia Estados Unidos: había que apoyarse en el vecino aunque
los costos fueran altos. El apoyo económico y aun militar estadounidense a la facción liberal, en
episodios cruciales de la cruel, onerosa guerra, resultó determinante para el triunfo que aquélla
- 21 -
alcanzó (1861), aunque llegar allí implicó que dos de los grandes personajes liberales de la historia
mexicana (Ocampo y Juárez) hubieran pactado en 1859 con el representante estadounidense (en el
Tratado Mac Lane-Ocampo) derechos de paso, intervención y explotación sobre franjas del territorio
mexicano que, de haber sido aprobados por el Congreso de Estados Unidos, habrían cambiado la
historia de una vecindad a la de un protectorado. Por fortuna –y esas fortunas no han faltado en
nuestra historia– se atravesó la Guerra Civil en Estados Unidos, pero por desgracia –y esas
desgracias han faltado aun menos– Napoleón III quiso aprovecharla para buscar la reconquista
europea de México, poniendo un pie en el continente que su ilustre tío había abandonado.
Con el triunfo casi paralelo de la Unión en Estados Unidos y de los republicanos en México (1867),
los liberales mexicanos buscaron poner en marcha la república representativa, democrática y federal
que desde 1824 había sido poco más que un proyecto.
Los liberales mexicanos e hispanoamericanos como Justo Sierra dejaron de “inclinarse”. Ése fue el
momento de quiebre en la historia del pensamiento hispanoamericano. Había que construir una
alternativa histórica y ser radicalmente distintos a ellos. Los iberoamericanos no podían admitir una
libertad impuesta por las armas ni una independencia convertida en protectorado. La situación de
Cuba aclaró el sentido de varios episodios del siglo XIX: era el capítulo más reciente de una historia
ya larga que incluía la anexión de Tejas, la guerra con México, las acciones filibusteras en
Centroamérica y hasta ciertos designios explícitos (por ejemplo de Henry Cabot Lodge) de hacer
ondear la bandera de las barras y las estrellas desde el Río Bravo hasta la Tierra del Fuego. Tras
esa toma colectiva de conciencia, es natural que la admiración liberal por la democracia
estadounidense pasara, de manera definitiva, a segundo plano: lo que privaba ahora era el temor y
la condena adelantada al siguiente zarpazo del Big stick en cada confín del Caribe y en tierra firme.
Fue entonces cuando los círculos liberales de América Latina comenzaron a converger con los viejos
recelos conservadores respecto de Estados Unidos y a concebir un nacionalismo continental de
nuevo cuño, un hispanismo americano laico, formulado en términos explícitamente
antiestadounidenses.2
17-18, 38-39). La producción de plata bajó de manera drástica después de 1810. La crisis de la
industria textil ya había comenzado en 1804 como consecuencia del bloqueo británico; en ese año la
Corona permitió a los gobiernos neutrales introducir todo tipo de textiles, incluyendo algodón barato
que compitió en condiciones favorables con la producción de la Nueva España. Esta medida, que
concluiría en 1809, continuó por lo menos por doce años más por la guerra de Independencia. No
sólo mercadería americana sino también británica fue importada o traída por las rutas del
contrabando y perjudicó significativamente la industria textil interna en vista de que el mercado fue
inundado con productos extranjeros. Además, la guerra interrumpió el comercio de lana norteño y los
obrajes de Querétaro y otros centros textiles se paralizaron. Los disturbios militares también fueron
responsables del éxodo de los trabajadores, quienes abandonaron los pueblos en los que los
comestibles comenzaban a escasear para dirigirse al campo. De esta manera se redujo la oferta de
trabajadores, contribuyendo a una tendencia hacia la baja de la producción textil. Más allá de esto en
general las comunicaciones y el comercio se hicieron azarosos (Potash, 1959, PP. 24-25; y Brading,
1978, p. 201). Por ejemplo, el transporte entre la ciudad de México y Querétaro, a sólo 220
kilómetros de distancia, se tenía que hacer en convoy. Ya se ha mencionado que la construcción de
dos nuevas carreteras hacia Veracruz fue interrumpida por la guerra; cuando los ingleses llegaron a
Real del Monte encontraron la carretera a Veracruz en tan mal estado que ellos mismos tuvieron que
repararla para poder traer maquinaría pesada.
Una de las consecuencias más importantes de la guerra de Independencia fue la fuga de
capitales. Estimaciones de distintas fuentes señalan que entre 36 y 140 millones de pesos dejaron el
país, cifra que representa entre 8 y 32% del ingreso nacional. Pero ya antes de que se iniciara la
guerra de Independencia la salida de capital había comenzado por medio de préstamos otorgados a
la metrópoli para financiar las guerras napoleónicas. La salida de capital se había iniciado en 1804
con la Consolidación de Vales Reales que en 1809 ascendía a alrededor de 10 millones de pesos.
Ocho millones más fueron concedidos al gobierno español como un préstamo de urgencia desde
1809 hasta comienzos de 1811. Esta transferencia real de recursos monetarios dirigidos a financiar
al gobierno metropolitano también significó un descenso considerable de los medios de pago en la
Nueva España. A pesar de que el monto exacto del suministro de dinero hacia 1810 es desconocido,
el drenaje de 18 millones de pesos hacia 1811 representaba 4% del ingreso nacional, implicando un
descenso significativo de los medios de pago. Esto por supuesto tuvo efectos inhibitorios en la
economía al elevar las tasas de interés y, en la medida en que el trueque tomó el lugar de las
transacciones monetarias, la eficiencia del sistema económico debió haber decrecido también. Este
efecto contraccionista fue contrarrestado en parte por el uso cada vez más generalizado de las
llamadas libranzas o letras de cambio. Por otra parte, durante la guerra de la Independencia el
gobierno virreinal tuvo que aumentar los impuestos, exigir préstamos forzosos e incluso recabar
artículos de plata para financiar la guerra. Hacia 1814 la deuda pública oficial se habla más que
triplicado en seis años alcanzando una cifra de 68.5 millones de pesos (Bazant, 1968, pp. 9-12). De
manera similar, los insurgentes confiscaron fondos públicos y cuando era posible incluso privados,
particularmente de la Iglesia. Según José Maria Luís Mora la guerra de Independencia agotó la mitad
del capital fijo y líquido nacional (Mora, 1950,I, p. 449; cit. por Bazant, 1968, p. 13). A pesar de que
esta afirmación puede ser fácilmente una exageración no hay duda en cuanto al agotamiento del
capital durante aquellos años. Como se verá más adelante, la falta de capital tendría un papel muy
significativo en el desarrollo posterior de la economía en su conjunto, sobre todo en la industria. La
escasez de capital líquido, junto con la ausencia de instituciones financieras, dejando de lado a la
iglesia, constituyó un grave impedimento a las posibilidades empresariales.
- 23 -
[La liberación respecto de España, sin embrago, pudo haber afectado favorablemente las
expectativas emprendedoras de muchos mexicanos. Si la liberación eliminó barreras a la actuación
de las personas, sin duda permitió mejorar el entorno de incentivos para crear negocios. Esto hace
necesario investigar algunos ejemplos..]
28. Reflexione y comente con su asesor que relación hay entre la economía y la política, la cual
se expresa en la política económica.
El Estado genera y aplica medidas políticas que afectan las decisiones de los agentes económicos.
Aquellas medidas políticas que directamente se diseñan para modificar el comportamiento racional
de los agentes económicos, constituye la política económica.
Por lo tanto, las ideas y las medidas aplicadas desde el Estado por los políticos de la época, pueden
ayudar o a modificar el conjunto de incentivos mediante los cuales actúan los agentes económicos. Y
entonces puede hablarse de cómo el Estado ayudo o retrasó los elementos que constituyen el
capitalismo, elementos que son: el comportamiento de los individuos por producir, trabajar y vivir del
mercado. Ya sea dejando de consumir para liberar recursos e invertirlos como capital, por buscar
mercados, por incorporar maquinas para competir. Ya sea, dejando el campo para ir a la ciudad a
trabajar a cambio de un salario. Es el comportamiento de los individuos dispuestos a producir y a
trabajar para obtener ingresos o rentas, recurriendo al mercado a ofrecer factores de producción
(tierra, trabajo, capital, tecnología, dinero).
29. ¿Cuáles son las dos maneras de enfocar el desarrollo económico a partir de 1821, y quienes
eran sus principales representantes?
En México esa dualidad se expreso en: dos maneras de enfocar el problema del desarrollo
económico en la generación inmediatamente posterior a 1821, la doctrina y la pragmática. Las ideas
de José María Luís Mora, son las que mejor representan el primer enfoque, las de Lucas Alamán y
Estevan de Antuñano, el segundo.
El enfoque doctrinario, por definición, traía consigo una estricta adhesión a la teoría económica
liberal. Sus partidarios consideraron con gran respeto a los “economistas", como Adam Smith, Jean
Baptiste Say, Gaspar Melchor de Jovellanos y, más tarde, Álvaro Flórez Estrada. El gran atractivo de
la economía liberal estriba en su sencillez. Postulaba la existencia de un “sistema natural de
libertad": una economía basada en la división del trabajo y en el ahorro de capital, que surgía del
deseo espontáneo de una miríada de individuos de mejorar su situación. La economía liberal estaba
estrechamente relacionada con la teoría utilitarista.
Por diversas razones, el liberalismo doctrinario resultaba más atractivo aún para los mexicanos que
para los españoles. Las restricciones del sistema mercantilista gravitaban más pesadamente sobre
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las colonias. Los privilegios otorgados a los comerciantes y manufactureros que el sistema protegía
no eran disfrutados por mexicanos nativos, sino por españoles. La libertad de comercio pasó a
identificarse cada vez más con el triunfo de la ilustración y de la libertad política.
El vocero más destacado de los liberales españoles en materia de economía, de la primera época,
fue Gaspar Melchor de Jovellanos.
Gaspar Me1chor de Jovellanos compartió la antipatía particular que sentía Smith contra los
comerciantes y manufactureros privilegiados, y sacó en conclusión que la economía política en
España descansaba en la agricultura.
Campomanes y Jovellanos pueden asemejarse como dirigentes de las sociedades econó micas,
enemigos de las restricciones protectoras de los gremios y partidarios de la educación secular. Sin
embargo, Campomanes se preocupó en particular de revitalizar las manufacturas y, de tal manera,
asignó siempre un gran papel al Estado en la economía. Alegó que debía prohibirse la exportación
de materias primas necesarias para la industria nacional, así como la importación de bienes
manufacturados extranjeros. Las propias sociedades económicas no se apartaron totalmente de los
supuestos mercantilistas. La reforma económica en España, a fines del siglo XVIII, hizo hincapié en
el fomento (el estímulo especial a las industrias nacionales mediante la concesión de privilegios) así
como en la liberalización del comercio y el ataque contra las restricciones tradicionales
32. ¿Qué pensaba Mora de las medidas aplicadas por Carlos III?
En sus comentarios a las políticas de Carlos III, José María Luis Mora hizo hincapié sobre todo en
las reformas que levantaban las restricciones impuestas al comercio. Al parecer, simbolizaron para él
el rejuvenecimiento general de la península. Hizo mención del gran aumento del comercio producido
por los decretos que liberaron el comercio intercolonial (1774) y el comercio con España (1778). Ya
no se podía dar marcha atrás. Las reformas no hicieron sino despertar a los mexicanos respecto a
las posibilidades del libre comercio con el mundo no hispánico.
33. ¿Cuál fue la medida lógica mexicana de diciembre de 1821 inspirada en el liberalismo?
El resultado lógico, tanto de las reformas comerciales españolas como de la influencia de la doctrina
liberal, fue el decreto del 15 de diciembre de 1821, que abría los puertos del México independiente a
los barcos de todas las naciones y a los artículos extranjeros conforme " un arancel uniforme del 25
por ciento ad valorem.
34. ¿Cuál fue, en 1824, la respuesta a la medida liberalizadora de 1821 y por que se dio?
adopción del federalismo en 1824 como de una severa revisión del bajo arancel de 1821. La ley del
20 de mayo de 1824 colocó a gran número de artículos en la lista prohibida, entre los que figuraron
el algodón crudo y la mayoría de las variedades de tela de algodón común. En los debates que
precedieron a la promulgación de este decreto, defendieron las prohibiciones diputados
relativamente poco afectados por consideraciones teóricas y otros para los cuales los intereses de
sus representados chocaban con la doctrina liberal.
Francisco García, de Zacatecas, fue el más elocuente vocero de este último grupo. Su Exposición
del 6 de julio de 1823 trató de demostrar que la "teoría de la ciencia", según la había expuesto J. B.
Say, no se podía aplicar rígidamente a las realidades mexicanas locales. Lo que más preocupaba a
García era el desempleo del capital y del trabajo que resultaría de un libre comercio permanente.
García criticó el razonamiento de que una prohibición es una carga impuesta al consumidor en favor
del productor. Todos los consumidores son también productores -dijo- y no tiene valor obtener
artículos baratos "si en la misma proporción -, se nos quitan los medios de adquiridos". Además de
solicitar prohibiciones que protegiesen a los artesanos, García abogó por la "introducción de
máquinas que simplifican el trabajo", además, quería que se diese entrada en el país a "extranjeros
industriosos".
36. ¿Cuáles fueron los argumentos de Manuel Ortiz de la Torre a favor de la corriente
doctrinaria?
37. ¿Cuáles fueron las medidas de Guadalupe Victoria y las de Vicente Guerrero a favor del
proteccionismo?
Entre 1824 y 1827, el fiel de la balanza se inclinó de nuevo en contra de la libertad de comercio. El
presidente Guadalupe Victoria era un liberal convencido en materia de economía, y se daba cuenta
también de que el principal apoyo financiero para su gobierno provenía de los ingresos arancelarios.
El resultado fue la ley del 16 de noviembre de 1827 que impuso gravámenes ad valorem del 40 por
ciento a todos los artículos, salvo unos cincuenta y seis, que fueron prohibidos. La manta de algodón
escapó por un pelo a la prohibición. El principio orientador era el de fijar gravámenes lo bastante
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elevados para producir ingresos suficientes pero lo adecuadamente bajos para desalentar el
contrabando. La causa de las industrias artesanales llegó a su punto culminante en 1829, cuando
Vicente Guerrero asumió la presidencia. En ese momento la industria local tuvo su campeón en un
caudillo popular que tenía fuertes vínculos regionales y era de origen humilde. Hemos señalado la
veta nativista en el movimiento de Guerrero. El nuevo decreto del Congreso, que prohibía la entrada
de artículos extranjeros que compitiesen con las industrias artesanales, estaba relacionado con una
medida que excluía a los extranjeros del comercio al pormenor y con un segundo decreto, por el cual
se expulsaba del país a los españoles. Al tomar su cargo de presidente, en el mes de abril, Guerrero
aseveró que "la aplicación bastarda de principios económicos liberales y la inconsiderada amplitud
dada al comercio extranjero agravaron nuestras necesidades".
38. ¿Cuál fue el argumento opuesto al proteccionismo de parte del ministro de Hacienda del
Estado de Guerrero, Lorenzo de Zavala?
El ministro de Hacienda de Guerrero, Lorenzo de Zavala, dijo más tarde que se había opuesto
vigorosamente a la prohibición. La consideraba como "una estrecha política... conforme a la
preocupación popular de que por este medio se disminuiría la exportación de numerario". Zavala
expresó la creencia, común a los liberales doctrinarios, de que la política económica debía ser
configurada de acuerdo con el elemento mayoritario, el consumidor. Zavala tenía una habilidad
especial para descubrir supuestos mercantilistas coloniales.
Además de criticar la medida de Guerrero, Zavala condenó también la supresión transitoria de las
prohibiciones impuestas a los artículos de algodón por el régimen de Bustamante al año siguiente.
Según él era una medida desacertada. Como veremos, el gobierno de 1830 se había propuesto
nuevas metas económicas que no despertaron mayor entusiasmo en Zavala.
39. ¿En que años prosperó y predominó el liberalismo o corriente doctrinaria de la política
económica del México independiente?
El enfoque liberal doctrinario del desarrollo económico cristalizó entre 1830 y 1834 como parte del
movimiento anticorporativo y secularizador de reforma. El liberalismo económico en la década de
1820 se enfocó primordialmente sobre la cuestión concreta de los aranceles; después de 1830
empapó a una ideología liberal más ampliamente concebida. La reforma de 1833-34, sin embargo,
fue un movimiento abortado; su influencia inmediata en la política económica real fue pequeña.
Hasta 1847, el liberalismo doctrinario se vio obligado a ceder ante la opuesta concepción pragmática
de Lucas Alamán y Estevan de Antuñano.
40. Señale el pensamiento liberal del Dr. José María Luis Mora.
Aunque la teoría económica no fuese la preocupación básica de José María Luis Mora, fue siempre
un entusiasta partidario de "los economistas". El establecimiento de una cátedra de política
constitucional y economía política fue su principal proposición de reforma para San Ildefonso en
1823. Al parecer, el Colegio fue un centro de diseminación de la nueva economía, puesto que tanto
Mora como Manuel Ortiz de la Torre enseñaron la materia a mediados de 1820. Mora no participó
mayor cosa en el debate sobre los aranceles, pues estaba hondamente entregado a las labores
constitucionales del estado de México y a sus estudios de leyes. De hecho, no fue hasta la rea-
parición de El Observador en 1830, cuando comenzó a aplicar las doctrinas del liberalismo
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económico a los problemas nacionales. La ilustración del público en materia de -economía política
formó parte de la misión que se había fijado el periódico en el sentido de propagar el conocimiento
de las ciencias útiles.
La libre actuación de un sistema económico natural suponía la eliminación del espíritu corporativo y
de monopolio. Mora frecuentemente hizo mención de las "ideas mezquinas de economía pública que
reinaron en la península" y que aún formaban parte de la mentalidad mexicana. Señaló que los
diputados de Puebla habían sacrificado los intereses de todo el país por los de una sola ciudad, al
oponerse al plan para el trazado de un camino más directo desde Veracruz hasta la ciudad de
México. Los peajes fijados a los caminos locales se convertían en ingresos públicos y lo recaudado
ni siquiera se dedicaba al mantenimiento de los caminos. Al parecer, no se oponía del todo a los
peajes, sin embargo, pues en el Congreso del estado de México sostuvo que los derechos de peaje
debían arrendarse a individuos a un precio bajo. "El gobierno no se debía nunca constituir en
empresario."
Mora interpretó que las prohibiciones eran otras tantas "preocupaciones españolas", otros tantos
esfuerzos por obtener la ayuda del gobierno para "estancar todos los ramos de producción entre los
nativos y arruinar el comercio y las empresas extranjeras". Otro buen ejemplo de esta inclinación al
monopolio heredada de España, según Mora, era el banco de inversión del gobierno de Lucas
Alamán, el famoso Banco de Avío (1830) que tenía como objeto "establecer una industria forzada".
Tal plan había cometido el mayor de los errores económicos, el de tratar de convencer al pueblo de
que era autosuficiente. Además, alegó Mora, "sin la libertad de la industria, la creación de capitales
es muy lenta y tardía; las facultades nacidas del hombre carecen de estímulo y esto lejos de
fomentar atrasa considerablemente a una nación". Mora se mostró persistentemente hostil a la idea
de fomento. Para él, era un concepto mercantilista español, que encerraba la manipulación
gubernamental de la economía y, de tal modo, era nocivo para el verdadero progreso.
El ejemplo principal de monopolio, para Mora, era la Iglesia. El liberar los vastos capitales
amortizados y ponerlos en circulación fue el objetivo principal de las campañas anticlericales de
1833.
41. Describa la idea de que la Iglesia era el principal monopolio, y cuál fue la política al respecto
por parte de los liberales.
El ejemplo principal de monopolio, para Mora, era la Iglesia. El liberar los vastos capitales
amortizados y ponerlos en circulación fue el objetivo principal de las campañas anticlericales de
1833. Sin embargo, debemos hacer mención especial de dos de los rasgos del ataque contra las
propiedades de la Iglesia. El primero fue el de que los objetivos fiscales gozaban de prioridad
respecto del desarrollo económico en sí. El segundo, que la reforma reveló una orientación
fundamental hacia la tierra.
Las proposiciones y la legislación proyectada del régimen de Gómez Farías pensaban en utilizar el
capital de la Iglesia como base para el crédito público. Al mismo tiempo, las tierras amor tizadas de la
Iglesia se entregarían como propiedad privada a sus colonos, mediante compra a su nuevo dueño, el
gobierno. En 1805, Manuel Abad y Queipo había aseverado que las propiedades de la Iglesia
consistían sobre todo en especie y no en tierras, por lo cual servían de capital de trabajo en la
economía. Mora reconoció la exactitud del argumento de Abad para su tiempo, pero consideró que,
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en 1830, las cuestiones fiscales eran las que tenían mayor prioridad. El Estado políticamente débil y
en bancarrota financiera tenía que fortalecerse como unidad administrativa. Al mismo tiempo, como
la nueva ciencia de la economía política dictaba la separación de la "riqueza" y el proceso político, el
Estado debería abstenerse del fomento. Las propiedades eclesiásticas desamortizadas no deberían
usarse directamente con fines de desarrollo. Mora no se oponía al poder del Estado, sino a su
manipulación de la economía.
Los supuestos económicos de la reforma de 1833-34 eran los de que México, por naturaleza, era
una nación agrícola y minera.
Las propiedades desamortizadas de la Iglesia deberían fortificar a la clase de los propietarios rurales
(que se quería que fuesen pequeños). Al igual que Jovellanos en España, Mora creyó que el capital
se acumularía naturalmente una vez suprimidos los obstáculos que estorbaban el espíritu de
empresa del agricultor individual. Es significativo que el contexto de uno de los ataques que dirigió
Mora contra el Banco de Avío haya sido una discusión de las maneras en que se podía aumentar el
número de pequeñas propiedades rurales. "Los mexicanos no somos ni podemos ser en mucho
tiempo manufactureros", anunció El Observador en 1830. Dirigir a tan vasta nación, "con un suelo
que estaba ofreciéndose al cultivo para producir en abundancia frutos preciosos que todo el mundo
busca y necesita", hacia la manufactura "'es querer que desatienda a la naturaleza".
43. Quiénes fueron los principales expositores del enfoque pragmático del desarrollo
económico, después de 1821, en cuanto a revitalizar la industria minera.
Para establecer las características de esta concepción es importante advertir que sus principales
expositores eran hombres de empresa. Sus propios intereses estaban estrechamente ligados a las
teorías y políticas por las que abogaron. Estos pragmáticos fueron siempre más sensibles a la
tradición y a la experiencia pasada que la doctrina liberal, aunque de ninguna manera excluyesen a
esta última. El enfoque pragmático se descubre primero en los esfuerzos realizados por revitalizar la
industria minera en la década de 1820. La figura más destacada a este respecto fue Lucas Alamán.
En su primer informe, como ministro de Relaciones, en 1823, Lucas Alamán comenzó la sección
dedicada a la minería de la siguiente manera:
“Es un principio asentado entre los economistas que el fomento más directo que puede
proporcionarse a la agricultura y a la industria es facilitar el consumo de sus frutos, y la venta de sus
artefactos. Si se consideran entre nosotros las minas bajo este punto de vista se encontrará que
nada contribuye tanto como ellas a la prosperidad de aquellos ramos esenciales de la riqueza
pública.”
44. ¿Cuáles eran los obstáculos que según Luas Alaman había que vencer para fomentar la
industria minera?
extranjeros adquirir intereses en la minería. En 1823, Alamán pudo decir que la primera barrera se
había levantado. Un decreto de las Cortes españolas de 1821, que instituía un solo impuesto del 3
por ciento sobre el oro y la plata (en lugar del quinto anterior, del señorío y de otros impuestos), fue
confirmado por la junta provisional mexicana en noviembre del mismo año.
45. ¿Cuál debería ser la participación del gobierno y como financiar la minería según Alamán?
El resultado de la persuasión de Alamán fue la ley del 7 de octubre de 1823 que abrogaba la
legislación colonial que restringía los contratos mineros con extranjeros. Partiendo de una mezcla
ecléctica de intereses económicos personales, respeto por la experiencia pasada y teoría económica
liberal, Alamán logró que se abriesen las puertas al capital privado extranjero. Sin embargo, no
desestimó del todo la posibilidad de una inversión por parte del gobierno. Como explicó en su
Memoria de 1823, el Tribunal de Minería podría haber servido de banco de avío; pero en las
circunstancias del momento, tal cosa no era factible ya que el tribunal carecía de dinero e inclusive
estaba cargado de deudas. Alamán sugirió que las cajas de rescate avaladas por el gobierno, de los
años revolucionarios, se restableciesen como otra fuente más de capital de inversión
46. ¿Qué sucedió con la empresa United Mexican Mining Association y por qué?
Los esfuerzos que hizo Alamán para promover la minería, primero en Europa, en 1822, y más tarde
en México, condujeron a la creación de la United Mexican Mining Association, suscrita por capitales
ingleses en 1824. Alamán fue su agente principal. Esta empresa dio comienzo a un frenético período
de especulaciones, que presenció la formación de numerosas compañías mineras, la importación de
grandes cantidades de maquinaria e inclusive una inmigración desventurada de mineros de
Cornualla. El gran resurgimiento de la minería, que Alamán previó como base del desarrollo
económico general, tuvo sólo éxito limitado. La empresa extranjera estuvo mal planeada y
administrada. El propio Alamán entró en conflicto con agentes ingleses y en 1828 renunció a la
compañía. En 1830 informó oficialmente que las minas "se hallan ya en el pie de subsistir por sí
mismas bastando los productos para cubrir los gastos". Aunque todavía hacía referencia a la minería
diciendo que era "nuestra industria peculiar", su tono había cambiado y reflejaba nuevas
preocupaciones económicas.
47. ¿Cuál fue la coincidencia entre Alamán y los Liberales en materia de Mineria y cuál fue su
diferencia?
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Las ideas que tenía Alamán en la década de 1820, imbuidas de liberalismo económico, se parecían
a las de los doctrinarios. Al igual que ellos, hablaba de la rehabilitación de la minería y de su
primacía en la economía del país. Aceptaba la importación de capitales extranjeros y condenaba las
restricciones coloniales, como lo hacían Mora y Zavala. El análisis que hizo Mora de la minería, en
1830, nos indica que veía con simpatía los esfuerzos realizados por Alamán en la década anterior.
La diferencia entre Alamán y los liberales doctrinarios estriba en el uso que hizo aquél de la teoría
económica. En su calidad de empresario, que seguía ejecutando las tareas de sus antepasados, Ala -
mán adaptó las nuevas doctrinas económicas a sus planes, concretos y pragmáticos, para restaurar
la industria principal de México. Ya no se podía obtener fondos en el Banco de Avío colonial del
Tribunal de Minería, de manera que recurrió al capital extranjero privado, primero para sus intereses
personales y más tarde para la industria en general. Gracias a que su educación le había dado a
conocer los adelantos europeos, Alamán estaba bien dispuesto a recibir la tecnología mejorada.
Deseaba modernizar la industria, como lo había hecho Fausto de Elhuyar, una generación antes. .
48. Usted cree que tenía razón Alemán al señalar: “que la manufactura "está reducida casi a la
nulidad" porque se la había fomentado en forma equivocada. Pasó a atacar "el sistema
puramente prohibitivo" y dijo que también eran requisitos previos de la industria una
población abundante, capitales suficientes y maquinaria adecuada.”
Un mes después de haber ocupado el cargo, Alamán informó al Congreso de que la manufactura
"está reducida casi a la nulidad" porque se la había fomentado en forma equivocada. Pasó a atacar
"el sistema puramente prohibitivo" y dijo que también eran requisitos previos de la industria una
población abundante, capitales suficientes y maquinaria adecuada. Alamán estaba anunciando un
plan gubernamental de fomento de la industria moderna en campos escogidos, que habría de
llevarse a cabo mediante una serie de leyes y ordenanzas en el transcurso de los dos años
siguientes. La producción fabril se limitaría a la producción de telas baratas de algodón, lana y lino
"precisas para cubrirse la parte más numerosa de la población". México continuaría importando
productos de lujo de las naciones más industria1izadas. El plan de fomento de la industria de
Alamán sacó provecho tanto de los argumentos de los librecambistas como de los proteccionistas
(por ejemplo, de Francisco García) de la década de 1820. Sin embargo, al anunciar que se
realizarían esfuerzos gubernamentales positivos para modernizar la industria, se apartó de ambos.
Una ley del 16 de octubre de 1830 dispuso que se "establecerá un banco de avío para fomento de la
industria nacional". Su capital se formaría con un quinto de los ingresos provenientes de los
impuestos fijados a las importaciones de telas de algodón crudo. La prohibición impuesta a las telas
de algodón en 1829 se suprimiría "por el tiempo necesario y no más", hasta que se pudiese
acumular un fondo de inversión de un millón de pesos. La junta del banco, constituida por el ministro
de Relaciones y otros dos personajes, importaría maquinaria y la distribuiría al costo, y a plazos
fáciles, a empresas que mereciesen confianza. Se prestaría especial consideración a las que
trabajasen en los ramos de la lana, el algodón y la seda. El banco de avío sería un banco
gubernamental de inversión para desarrollar la industria conforme a normas modernas.
El proyecto de desarrollo de Alamán no debería extenderse como un franco repudio del liberalismo
en favor de concepciones mercantilistas. Se había mostrado sensible al laissez-faire durante la
década de 1820 y al parecer recurrió al dinero del gobierno sólo porque se carecía de capitales
privados.
52. ¿En qué consistieron las críticas al Banco de Avío y de donde provinieron?
La resistencia ofrecida al Banco de Avío fue muy difundida y constante. Los artesanos atacaron
inmediatamente el plan, puesto que provenía de una suspensión transitoria de las prohibiciones
impuestas en 1829 a las importaciones de tejidos. Puebla fue el centro de la oposición, pero también
provino de otras partes del país. A los artesanos, en general, les preocupaba más la amenaza
inmediata presentada por la suspensión de las prohibiciones que la amenaza potencial del
desplazamiento por máquinas.
El ataque principal contra el banco, como hemos visto, provino de los liberales doctrinarios. Lorenzo
de Zavala dijo que el decreto sobre aranceles de Alamán, "si no tan antieconómico en sus
consecuencias [como el de Guerrero] era al menos tan absurdo como ridículo y mezquino".
Conforme al plan de Alamán, "erigiéndose el gobierno en inspector general de estos artefactos...
Todos los maestros de esta ciencia [económica] levantan la voz contra tales medidas gobernativas".
Zavala y Mora se mostraron igualmente hostiles tanto al apoyo indirecto a las industrias artesanales
obsoletas, a través de aranceles prohibitivos, como al apoyo directo a las modernas fábricas de
tejidos. En su estudio sobre México, de 1830. Mora declaró lisa y llanamente que "la industria fabril
en el ramo de manufacturas jamás ha sido de consideración en México"; la política de Alamán era
apenas un débil esfuerzo por "nacionalizar la industria extranjera". La modernización industrial,
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según la había propuesto Alamán, era idealmente una disposición no política, independiente de toda
ideología. Pero fue ésta una sutileza que no advirtieron los reformadores doctrinarios.
53. ¿Cuáles fueron los problemas que enfrentó el Banco de Avío en su operación?
El Banco de Avío tropezó con problemas desde un principio. A pesar de su participación directiva en
la fundación del banco, Alamán tenía esperanzas de que su junta de gobierno fuera una entidad
administrativa que no dependiese totalmente de un determinado gobierno en el poder. Por supuesto,
esto era imposible en ese período de extrema inestabilidad política, entre 1832 y 1835. La
maquinaria importada para las empresas financiadas por el banco se estaba herrumbrando en los
muelles de Veracruz. Los ingresos de las aduanas que debían entregarse al banco pasaron a los
bolsillos de generales rebeldes. El régimen de Gómez Farías, en varias ocasiones, utilizó dinero del
banco para otros fines. Salvo durante la gestión de un ministro, Francisco Lombarda (diciembre de
1833), las relaciones entre la junta y el gobierno fueron siempre difíciles. Además de los obstáculos
políticos, el banco se vio plagado de malas decisiones de inversión. La mayoría de las empresas
potenciales no eran realmente factibles. Los préstamos estuvieron determinados a menudo por el
favoritismo personal. La junta se abocó a demasiados proyectos. El resultado fue que hasta 1835
todas las empresas financiadas por el banco habían fracasado, con una notable excepción: la de la
fábrica de textiles de algodón de Estevan de Antuñano en Puebla.
54. Reflexione sobre el concepto “industria nacional” y escriba su propio concepto al respecto.
Tanto Antuñano como Alamán concibieron la idea de un sistema nacional integrado de los textiles, en
el que la industria utilizaría algodón cultivado en el país. Los primeros panfletos de Antuñano
abogaron vigorosamente porque se impusieran prohibiciones al .algodón crudo y a las telas
manufacturadas. Mencionó los vínculos naturales existentes entre Puebla y Veracruz (donde se
cultivaba la mayor parte del algodón). Las dos regiones no podían vivir separadamente.
Sabemos poco sobre la vida de Estevan de Antuñano, quien entre 1833 y 1846 se convirtió en el
hombre de empresa más destacado de México y en el mejor propagandista de la industria nacional.
La grandeza nacional mediante la industria fue el tema predominante de los panfletos de Antuñano.
"México, si no es grande en lo fabril o manufacturero, nada puede ser", escribió en 1846 Era muy
natural abrir los puertos mexicanos a barcos de todas las naciones . en 1821, pero esto tuvo como
consecuencia que se "volvieran mendigos nuestros artesanos". Arruinadas las industrias
artesanales, México debía ahora revivir los tejidos sobre una base moderna.
En 1844, Antuñano atacó la primacía de la minería. Era adecuada al período colonial "porque
entonces México estaba arreglado en su economía a la conveniencia mercantil de su metrópoli". Sin
embargo, había llegado el momento de que México rompiese "la carta feudal" y fungiese como
"nación civilizada".
55. ¿Cree Usted que a los mexicanos de 1821-1850 les faltaban valores industriales?
A los partidarios de la industria les consternaba la falta de valores industriales en el pueblo. En 1832,
Alamán cifró sus esperanzas en la creación de un espíritu de empresa a través del estímulo propor-
cionado a los industriales por el Banco de Avío. Antuñano se mostró menos optimista, pero aseveró
repetidas veces que hasta que el pueblo mexicano se consagrase a la industria productiva el país
seguiría siendo pobre económicamente y caótico en lo político.
Antuñano, como cualquier reformador de 1833, se propuso la creación de una mentalidad utilitarista
en el pueblo. México había heredado los vicios" de la colonia española, el menosprecio del trabajo y
la aspiración a obtener un empleo público. La única manera de desarraigar estos males consistía en
obtener empleo útil en la industria. Al igual que Mora y Zavala, Antuñano atacó la profusión de fiestas
religiosas, veneno de la actividad productiva, en el país. Abogó por el trabajo de las mujeres en las
fábricas, otra idea utilitarista predilecta.
Las ideas utilitaristas constituían la base de la filosofía social liberal. Antuñano sostuvo que "el
trabajo material individual, dirigido por el mental en progresión, es el único sólido pe destal sobre el
que se funda [y progresa]". Como hemos visto, señaló a los Estados Unidos como sociedad modelo.
Antuñano deseó instruir al pueblo en "la economía política", palabras que figuraron en los. títulos de
la mayoría de sus panfletos.
58. La especulación con el algodón fue un resultado del proteccionismo a la industria textil
Comente al respecto.
Apareció una complicación en la campaña para mantener el sistema prohibitivo. Después de 1837,
se puso de manifiesto que el algodón nacional no era ni lo suficientemente abundante ni lo
necesariamente barato para lo que requería la industria textil. El número de fábricas había
aumentado; la demanda de algodón también. Al no existir competencia extranjera, la tentación de
especular con el precio del algodón crudo fue irresistible. Estevan de Antuñano comenzó a abogar
por la importación de algodón crudo barato desde los Estados U nidos. Ahora razonaba de la
siguiente manera: "El algodón extranjero en rama, dando ocupación a los mexicanos, les dará
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riqueza y todos sus beneficios. Las manufacturas de algodón extranjeras. . . les causarán pobreza y
sus fatales consecuencias". Casi ninguno de los numerosos panfletos que publicó entre 1840 y 1846
dejó de contener una reiteración de su nueva opinión respecto de las prohibiciones. Surgió un
intenso conflicto entre los cultivadores de algodón, o "monopolistas", como Antuñano los llamó, y los
manufactureros.
59. ¿Cuáles fueron las medidas de Antuñano y de Alamán para el desarrollo económico, y en
que sentido este último lo modificó hacia 1844, siendo ambas de corte Borbónico?
Hacia 1844, Alamán había renunciado a su concepción anterior de que la minería era "nuestro ramo
propio"; ahora pedía un desarrollo en diversos frentes. Trató de encontrar la manera de reconciliar
los intereses de la agricultura y la industria e hizo intentos por ampliar el cultivo del algodón. El plan
de desarrollo de Alamán, que también fue defendido por Antuñano, consistía en una restauración del
"fomento" borbónico, adaptado a las circunstancias de un México políticamente independiente. El
objetivo era promover la causa de la regeneración nacional a través de una economía
independiente, equilibrada y modernizada. El estímulo gubernamental, en campos escogidos, me-
diante inversión directa, exenciones especiales de impuestos, manipulación de los aranceles,
importación de maquinaria y de tecnología extranjeras, todas políticas borbónicas de un
"mercantilismo modernizado", renacieron en México después de 1830. El enfoque ecléctico y
pragmático del desarrollo permitía que coexistiesen privilegios especiales, y aun monopolios, con la
búsqueda de un espíritu de empresa utilitarista. El plan estaba plagado de incongruencias
doctrinales, como lo habían estado las políticas borbónicas en España, pero tales incon gruencias
constituían su misma esencia.
60. ¿Cuál era la diferencia entre Alaman y Antuñano por un lado, y los empresarios ingleses por
el otro?
Al señalar esta concepción del desarrollo, de inspiración borbónica, en la que coincidieron Alamán y
Antuñano, debemos advertir de nuevo sus vínculos con la tierra. Antuñano y Alamán eran ambos
grandes terratenientes. En su calidad de hombres de empresa se asemejaban más al tipo
continental de empresario aristocrático, que contrastaba con el industrial inglés que
característicamente formaba parte de una nueva clase social y tenía pocos vínculos con la tierra, las
tradiciones familiares o con actividades más antiguas como la minería.
61. ¿No cree usted que el proyecto Valle de la Industria Mexicana de Antuñano era de corte
asociacionista “utópico”. Argumente su respuesta.?
Antuñano le escribió dos veces a Alamán acerca de un proyecto para establecer un "valle de la
industria mexicana" a lo largo de las plácidas riberas del río Atoyac, donde tenía nueve haciendas.
Estaría constituido por doce fábricas que se moverían con energía hidráulica y diez o doce aldeas de
obreros que vivirían como colonos en las tierras de Antuñano. Los trabajadores labrarían sus tierras
y al mismo tiempo trabajarían en las fábricas adyacentes con lo cual se convertirían en "artesanos
de la mejor moral". Presumiblemente, Antuñano vigilaría la próspera comunidad como señor
benefactor. Hacienda y fábrica se fusionarían en un armonioso sistema de producción. Su
Constancia Mexicana se hallaba ya situada en una de estas propiedades, Santo Domingo. La señora
Calderón de la Barca visitó la fábrica en compañía del propio aristócrata empresario en 1861 y le
llamó muchísimo la atención su lujo. "Está hermosamente situada y desde lejos parece más un
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palacio de veraneo que una fábrica de tejidos." Mal podríamos calificar al dueño de esta empresa de
vocero de una nueva clase industrial.
62. ¿Cómo afecto la guerra de 1846-1858 con EU, el debate entre liberales y conservadores?
Aunque la moderna manufactura fabril había comenzado a establecerse en México en 1846, sufrió
las consecuencias de la grave crisis económica ocasionada por la guerra con los Estados Unidos. El
inquisitivo debate de posguerra abarcó tanto cuestiones económicas como sociopolíticas. En
particular, fue notable el resurgimiento del liberalismo económico, que se hallaba en retirada desde
1834. Los problemas y los razonamientos, aunque semejantes a los de décadas anteriores, cobraron
entonces un relieve más crudo a causa del caos ocasionado por la guerra. Hacia 1845, el rígido
sistema prohibitivo de 1843 daba muestras de fatiga. La guerra lo resquebrajó por completo. En
1845, se promulgó una nueva ley arancelaria que redujo ligeramente la lista general de derechos
aduanales, mientras conservaba las prohibiciones impuestas a artículos de importancia capital,
como los tejidos y el algodón crudo. A principios de 1846, el presidente Paredes y Arrillaga levantó
por fin la prohibición al algodón crudo, por lo que había luchado durante tanto tiempo Antuñano, pero
la guerra no tardó en cegar la fuente de suministros.
La ocupación norteamericana abrió los puertos de México a toda clase de productos extranjeros y
privó al gobierno mexicano de los importantísimos ingresos provenientes de las aduanas.
En 1846, la Junta de Industria de Alamán fue sustituida por la más liberal Dirección de Colonización
e Industria, la cual en los años subsiguientes comenzó a abogar por la supresión de las
prohibiciones y a hacer hincapié en la colonización como solución para los problemas económicos
de México.
64. ¿Cuáles son los dos factores nuevos que se encontraron presentes en el debate de
posguerra sobre el rumbo de la política económica?
El contexto del debate de posguerra en torno a la política arancelaria fue semejante al de 1821. El
sistema económico y fiscal establecido había sido trastornado por la guerra entre México y EU de
1846-48. Las industrias que habían existido gracias a la protección se enfrentaban ahora a la ruina
en virtud de la entrada de facto de artículos extranjeros. El levantamiento de las anteriores
restricciones despertó un interés por restablecer un sistema liberal ideal. Sin embargo, había ahora
dos nuevos factores que condicionaron las discusiones de la posguerra. El primero fue que el
período transcurrido había presenciado la afirmación de una ideología reformista liberal que no se
encontraba presente y que tenía que complicar las cuestiones políticas y económicas. Más adelante
examinaremos esta cuestión. El segundo fue que los liberales economicistas se enfrentaban ahora a
una tradición industrial posindependiente ya establecida, basada en fábricas modernas y no tan sólo
- 36 -
65. ¿Señale las ideas de Otero que representan el resurgimiento del liberalismo doctrinario y
quienes lo criticaron y por qué?
66. Razone esta pregunta y escriba su posición en una ficha: ¿Quién retrasó más la formación
del capitalismo en México: la política económica de los liberales (doctrinarios) o la de los
conservadores (liberales pragmáticos)? Argumente sus ideas ampliamente.
Es fútil tratar de meter por la fuerza los enfoques decimonónicos del problema del desarrollo
económico de México en las categorías del debate político. Alamán y Antuñano, aunque imper -
fectamente, introdujeron en México la idea y la realidad de la industria moderna. Sacaron partido de
las doctrinas del liberalismo económico, pero todavía más de las políticas mercantilistas borbónicas
del siglo XVIII. Por supuesto había más consistencia entre las concepciones políticas y económicas
de quienes abogaron por el enfoque doctrinario del desarrollo. Mora, Zavala y Manuel Ortiz de la
Torre entendieron el desarrollo económico como un proceso espontáneo y natural que descansaba
en las acciones del individuo libre. El esfuerzo por liberar al individuo de las restricciones
corporativas y monopolistas podía efectuarse tanto en la esfera de lo económico como de lo político.
En el México de la posindependencia, sin embargo, este enfoque podía desacreditarse por
considerarse que no conducía de ninguna manera al desarrollo, sino más bien a la perpetuación de
una economía colonial, básicamente rural y agrícola. Alamán y Antuñano de ninguna ma nera
tuvieron la visión de una moderna sociedad industrial urbana; pero sus ideas, arraigadas en la
España del siglo XVIII, sí dieron comienzo al "estilo" de desarrollo económico que ha aparecido en
nuestro tiempo.
67. Investigue por cuanta propia que es el “México Independiente” y cuáles eran sus principales
problemas económicos al término de la guerra de independencia.
En 1821, la situación económica de México después de más una década de revolución distaba de
ser de bonanza. La economía ahora imperial en algunos ramos se había modificado radicalmente
con respecto al período anterior debido a las consecuencias de la independencia. Las principales
áreas donde se gestaron estos cambios eran:
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[El desenvolvimiento de México a partir de entonces y hasta 1776 (cuando inicia el Porfiriato, se
conoce como la etapa del México Independiente.]
68. Identifique cuales son los principales bienes agrícola producidos, las principales
exportaciones e importaciones agrícolas, y lugares de producción, exportación e
importación, durante el México Independiente.
Tanto insurgentes como realistas arrasaron y quemaron cosechas, saquearon graneros, ganado y
aperos, destruyeron canales de irrigación, etc. Aunado a lo anterior existió una carestía de alimentos
debido a la destrucción de las tierra de cultivo e infraestructura, a la desarticulación y pérdida de los
mercados como por ejemplo el mercado minero, que era un mercado amplio y seguro para el
agricultor, pero que con la ruina y el mal estado de las minas este mercado se acabó, además del
estado lamentoso de los caminos lo que contribuyó al aumento del bandolerismo y dificultad en la
transportación de mercancías.
A pesar de este panorama desolador antes esbozado, el sector agrícola producía lo necesario para
cubrir la dieta –maíz, frijol y chile– de la gran mayoría de la población, además en cuanto a los
productos en todas las regiones se cosechaba el maíz y el chile; en la mesa central se cosechaban
cereales y granos como el trigo, la cebada, el centeno, la alubia y la alubia roja; legumbres como la
cebolla, la calabaza y varias clases de ensalada; tubérculos como la patata, el camote y el ñame;
frutas como la cereza, la ciruela, el melocotón, el albaricoque, el higo, la uva, el melón, las piñas, las
granadas, los zapotes, los mameyes, las guayabas, las chirimoyas, los aguacates y la caña de
azúcar; además del algodón; en las llanuras del Bajío, Celaya, León, Silao e Irapuato se cultivaba el
trigo; en las tierras calientes el arroz, el banano y la yuca; en las regiones bajas y la costa del
Pacífico el algodón; en Misantla, Colipa, Yecautla y Nautla pertenecientes a la intendencia de
Veracruz y en Zentella perteneciente a la intendencia de Oaxaca la vainilla; en el distrito de Jalapa la
zarzaparrilla y el jalapeño; en los alrededores de Córdoba y Orizaba el tabaco; en la intendencia de
Oaxaca el nopal para la cochinilla o grana; en todos los niveles hasta los llanos de Toluca el agave y
finalmente de Campeche y Yucatán se obtenía la cera.
Como se puede observar los vegetales representaban el 57% del total y de ese total el maíz
representaba el 21%, además era el alimento básico, junto con el chile y el frijol en la dieta de la
población. Y el 43 correspondía a la ganadería.
Con respecto a las exportaciones, éstas fueron el segundo sector en importancia detrás de los
metales, llegando a representar hasta el 43% de las exportaciones totales en 1823. Los principales
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productos agrícolas que se exportaban eran la grana cochinilla, la vainilla, tintes y maderas de
diversos tipos,
Durante este período las importaciones representaron una proporción muy pequeña del comercio
exterior mexicano, apenas el 8% en promedio durante el período 1821-1856.
69. ¿Por qué fueron tan bajas las importaciones en el México Independiente?
La hacienda: Unidad de producción agrícola con posesión privada sobre la tierra, caracterizada por
el conjunto de relaciones sociales que crean a partir de las diferentes áreas de producción y de los
diversos tipos de trabajo empleados.
Comunidad: se aplica a una unidad económica de propiedad común sobre la tierra y con la
explotación familiar. La reproducción de tales economías familiares parece subordinada a una
racionalidad socioeconómica de conjunto, que hace aparecer a la comunidad al final del ciclo
productivo como una verdadera unidad socioeconómica que se impone a la producción familiar.
71. ¿Por qué se dice que en el inicio del México Independiente la industria vivía una etapa pre-
industrial?
Las unidades productivas del país se dividieron con un predominio masivo de la artesanía, algunos
obrajes textiles y fábricas no muy mecanizadas.
Entre las comunidades indígenas –citando a Rosenzweig– las artesanías textiles, las derivadas de la
madera y de la arcilla y otras muchas se mantenían apartadas de la economía de mercado,
permaneciendo como economías primitivas de autoconsumo. En cuanto al giro de las principales
fábricas que se encontraban en el país éstas eran: de telas de algodón en el estado de Puebla y
Tlaxcala, la muy reducida cantidad de fábricas de seda en México, la del tabaco en México y
Querétaro, las fábricas de hilos de oro y plata, de naipes, de percales, estampados burdos, cueros,
cuchillos y mantas de San Miguel el Grande, etc.
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Los minerales más comunes y sitios que existían en el país para explotarlos eran: el hierro en
Guadalajara, Tecatitlán, Ameca, Nueva Vizcaya, Zacatecas y Guanajuato; el cobre en Valladolid;
Michoacán, Inguarán, San Juan Huetamo y Tequila en el distrito de Guadalajara; el estaño oxídulo
en Guanajuato y casi todas las regiones minerales; el plomo en casi todas las montañas de Sonora,
Nuevo Reino de León y Nuevo Santander; el cinabrio en Guanajuato, el Gigante, Chica, Zapote y
Durazno; el zinc, antimonio y arsénico en Zomapan y Cuencamé; el carbón de piedra en Texas y
Nuevo México.
De acuerdo con Poinsett las regiones mineras ordenadas de acuerdo a la cantidad de plata que
producían de mayor a menor eran: Guanajuato, Catorce en la Intendencia de Potosí, Zacatecas,
Real del Monte en México, Bolaños en Guadalajara, Guarisamey en Durango, Sombrerete en
Zacatecas, Tasco en México, Batopilas en Durango, Zimapán en México, Fresnillo en Zacatecas,
Ramos en San Luis Potosí y Parral en Durango; además algunas de las minas de esa época eran: la
Valenciana, el Tepeyac, Cata, San Lorenzo, Sirena, San Bruno, el Rosario, Catorce, Litigosa,
Bolaños, etc. Las seis primeras minas que eran de plata se encontraban en la gran veta de la sierra
de Santa Rosa en Guanajuato, aunque en esta misma sierra existían otras vetas también ricas y
productivas como la de Villalpando, San Nicolás, y San Bernabé o la Luz.
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Entre 1824 y 1826 se formaron diez compañías con capital británico que operaron en México, las
cuales fueron: la United Mexican Minning Associattion, la Anglo Mexican Minning Associattion, Real
de Monte, Bolaños, Tlalpujahua, Catorce, la New Mexican Company, la Laucalpan y la Mexican Mine
Company, aunque de todas estas empresas la única en sobrevivir hasta finales del siglo XIX fue la
United Minning Mexican Associattion. El rotundo fracaso del resto de compañías se debió a que las
estimaciones de costos para rehabilitar las minas no fueron hechas debidamente lo que elevó la
aportación inicial de capital hecha por los inversionistas, además nunca pudieron establecerse los
complejos agrícolas–minero–comerciales como subsistieron durante el virreinato, las compañías
fueron objeto de préstamos forzosos por parte del gobierno, debido a la inestabilidad política
reinante en el país, la ocupación de los puertos por potencias extranjeras o pronunciados, lo cual les
impedía o retrasaba la importación de la materia prima y maquinaria, a esto se añadía la mala
infraestructura de caminos y el sistema de aduanas internas y alcabalas, lo que incrementó de una
manera muy marcada el costo de las importaciones y el costo y tiempo para llevar a acuñar el metal
y por si lo anterior fuera poco, las minas no rindieron la cantidad de mineral que tenían prevista los
inversionistas.
Las exportaciones eran: del metal en barra –aunque para esto necesitaban un permiso especial por
parte del gobierno– y la exportación del metal amonedado. Durante todo este período el porcentaje
promedio de los metales con respecto al total de exportaciones era del 76%, siendo el mínimo en
1823 con 56% y el máximo en 1856 con 92% del total de las exportaciones.
En lo tocante a las importaciones de este sector fueron de materias primas como el azogue
suministrado por los comerciantes ingleses para la amalgamación de la plata y maquinarias como
las bombas extractoras de agua traídas de Inglaterra y Estados Unidos para poner de nuevo en
operación a las minas.
76. ¿Cuál fue el principal cambio en materia de vinculación al mercado mundial durante el
México Independiente?
A raíz de la revolución de independencia, México rompió el vínculo del monopolio comercial que por
tres siglos lo había sujetado a realizar su comercio internacional a través de la metrópoli española y
así pudo iniciar contactos comerciales directos. La incorporación al mercado internacional se realizó
en un momento de expansión económica y de comercio de Europa, que junto con el escenario
interno como la persistencia de un monopolio comercial, la atomización de los mercados, el
contrabando, la falta de infraestructura adecuada para esta actividad y la escasez de circulante
monetario influyeron en la conformación del patrón comercial exterior mexicano durante este
período.
El recién independizado espacio mexicano se caracterizaba aún por dos ejes, uno con dirección este
a oeste: Veracruz–México–Acapulco que tenían funciones estratégicas, políticas y comerciales y otro
que se extendió de norte a sur, convergente en la ciudad de México, que tenía funciones
económicas, sociales y políticas.
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El contrabando visto como el ejercicio ilegal del comercio exterior era una práctica común en el siglo
XIX mexicano, debido a que “no tenía señalados puertos de altura por los cuales se pudiera efectuar
ni existía arancel definitivo u propio del nuevo orden que se establecía y al cual se sujetaran los
impuestos. Quedaba, por lo tanto, en manos de los contrabandistas o de quien quisiera comerciar
sin pagar impuestos, sin tasa ni medida. Todos los productos prohibidos pudieron pasar sin más
peligros que los naturales de todo comercio en países desorganizados, a merced de los militares
que cuidaban el orden, de autoridades inferiores o de los bandidos que interceptaban a los
comerciantes. A lo anterior se sumaba el hecho del arrendamiento de las aduanas por parte del
gobierno para la obtención de ingresos. Los lugares donde más se presentó este fenómeno fueron
en la costa oeste y en la frontera norte de México.
En cuanto a las relaciones comerciales exteriores de México en este período, éstas se establecieron
preferentemente con países europeos entre los que destacaron Inglaterra, Francia y Alemania; en
América del Norte con los Estados Unidos y en forma secundaria con el Caribe, Centro América,
Sudamérica y Asia.
Desde 1827 se empezaba a registrar la entrada masiva de capital extranjero directo tanto inglés y
estadounidense; como alemán y francés. Una gran parte de esas inversiones se destinó a la
creación de casas comerciales extranjeras, que junto con algunas casas nacionales se encargaron
de las transacciones comerciales internacionales, de la comercialización de mercancías a nivel
nacional, del crédito, así como del control del comercio interior y la producción, con lo que invadieron
un terreno antes reservado a los consulados de comercio virreinales.
Como se puede ver predominaban las firmas inglesas que solían comerciar casi exclusivamente con
productos británicos, seguidas de las alemanas, francesas y estadounidenses. Como ejemplo de la
lucha nuevamente entre Estados Unidos e Inglaterra tenemos a las dos casas británicas más
poderosas y acaudaladas –Manning & Mackintosh y Barron & Forbes– que para ser más exitosas
que sus contrapartes estadounidenses en México tuvieron que llevar a cabo la especulación,
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actividades ilegales, pero sobre todo estrechar relaciones con políticos importantes, que les
facilitaban las negociaciones con los oficiales y la obtención y conservación de ciertos privilegios.
En el caso de las casas comerciales estadounidenses estas se tuvieron que conformar con tener un
papel menos importante, como por ejemplo la casa de Luis S. Hargous asociado con Emilio Voss,
que hacia la mitad del siglo establecida en Veracruz recibía de Estados Unidos numerosos productos
agrícolas e industriales, importaba máquinas para hilar, máquinas de vapor y en general todo tipo de
materiales para la construcción de ferrocarriles y contaba con un capital que se estimaba en 500,000
pesos.
Finalmente conforme fue avanzando el siglo, el intercambio con Estados Unidos se fue modificando,
pasando de ser un simple transportador de mercancías europeas –y luego conforme ese país se fue
desarrollando y con la firma en 1831 de un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación el
intercambio de productos se volvió más dinámico– hasta convertirse en un competidor de los países
europeos.
Al iniciarse la vida independiente del país y con un comercio desorganizado y sin infraestructura el
monto de los productos comerciales era pequeño, así en 1825 el Movimiento del Comercio, Buques
y Mercancías al respecto apuntaba “vale la pena hacer notar que la diferencia tan notable en los
ingresos por concepto de importación en relación con los de exportación manifiestan cuán poco
vendíamos al extranjero en relación con lo que consumíamos”. Durante el período 1820 a 1828 el
valor de las exportaciones mexicanas en promedio era de 10.9 millones de dólares, que al
compararlo con el 13.6 mdd, permite observar que el déficit de 6.9 mdd de México se debió
probablemente a la disminución de los costos de las industrias europeas y estadounidenses
originado por el aumento de la productividad y a la creación de nuevos medios de transporte que
permitieron aumentar los volúmenes transportados, abaratar los fletes y disminuir los tiempos de
entrega, lo que llevó a estos productos a tener acceso en los mercados mexicanos incluso con la
política proteccionista y prohibicionista seguida por el gobierno.
Las importaciones mexicanas eran de tres tipos, a saber: de bienes de consumo no duraderos, tales
como: manufacturas, textiles de todo tipo, vinos y alimentos, sombreros, artículos de piel; bienes de
carácter duradero como: loza, espejos y muebles y en tercer lugar los bienes de consumo sin
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elaborar entre los que se contaron: cacao, especias, azafrán, almendras, café y té. Es importante
señalar que el consumo de bienes de lujo como: manufacturas finas de seda y algodón, vinos y
alimentos europeos, lozas, perfumes y muebles tuvo un peso relativamente pequeño con respecto al
total. Finalmente en esta serie los aspectos importantes a resaltar son los mismos que la serie
anterior.
Los países de los que México importó una mayor cantidad de bienes durante el siglo XIX (ver cuadro
16) fueron principalmente Inglaterra y Estados Unidos, como arriba se mencionó. Estados Unidos
además de ser un exportador de sus productos servía como reexportador de los productos ingleses
que para el siglo XIX consistían principalmente en algodón, lanas, lino, seda, hierro, así como
manufacturas de lana y algodón. En está serie son importantes destacar primero que hasta 1848 la
mayoría de las importaciones de México provenían de Inglaterra, bien fuera por buques ingleses o
estadounidenses. Segundo conforme Estados Unidos se iba industrializando comienza a ser menor
la proporción de manufacturas inglesas que transporta. Es a partir de 1842 cuando esta tendencia se
revierte con un superávit de 413,189 pesos y así continúa hasta el final del período de estudio.
Tercero de 1846 a 1847 existe una baja en las exportaciones de Estados Unidos y esto podría darse
por la guerra e invasión que sostiene contra México.
80. ¿En que estado se encontraban las carreteras y el transporte terrestre, así como el marítimo
en el México Independiente?
Al independizarse México, sólo contaba con los caminos que se habían realizado durante el
virreinato.
La importancia y conservación de los caminos durante este período dependió del tipo de tráfico que
se realizara por ellos. Así los que se dedicaban al comercio internacional y nacional eran los que se
encontraban en un estado no tan lamentable. La única fuente para mantener en buen estado los
caminos era a través del cobro del peaje, pero no siempre se podía realizar, puesto que muchos
comerciantes se negaban a contribuir pretextando la alta inseguridad que existía en ellos.
El transporte mexicano durante este período se basó en la fuerza animal de mulas, caballos y
bueyes o en vehículos arrastrados por estos animales, por ejemplo el transporte de mercancías
extranjeras hacia el interior del país se hacía en partidas, compuestas cada una de ellas de entre 10
y 14 carretas que requerían 160 mulas, es decir 12 por carreta, más el mayordomo, cuatro caporales
y tres criados. Estos comerciantes extranjeros enviaban el dinero que recibían en pago de las
mercancías de regreso en conductas, pero cuando éstas eran suspendidas por disturbios políticos
ello provocaba un caos en los negocios. Las carreteras siempre pertenecieron a extranjeros, bien
fueran ingleses, franceses o españoles, además del mal estado ya mencionado de los caminos, el
transporte de mercancías se encontraba con la escasez de mulas y el peso limitado que estos
animales podían cargar –una mula no podía transportar más de dos sacos de 85 a 95 Kg.–. En este
período el personaje clave en la transportación de personas y mercancías era el arriero, que “son
una casta de hombres pacientes y robustos, sobrios, cuidadosos de sus animales, y de los efectos
que les confían. Son notablemente honrados, y siempre están de buen humor y prestos a servir a su
patrón. Todos van armados, cuando menos con un machete que a veces les sirve de hacha. Son
afectos a portar armas de fuego”.
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Este nuevo servicio requería una nueva especie de infraestructura para su operación que fue la
construcción de mesones para los viajeros y empleados que atendieron el servicio de carga y
descarga, así como el cobro de peajes.
El tráfico interno de mercancías nacionales y extranjeras por el territorio nacional lo trató de controlar
el gobierno a través de las aduanas exteriores, interiores y de cabotaje. Con respecto a las
instalaciones físicas de las aduanas –edificios y contra resguardos–, después de la independencia
éstas “se hallaban en pésimo estado de conservación y eran insuficientes e inadecuadas para el
tráfico comercial que realizaban. Las aduanas mejor equipadas por su importancia comercial fueron
las del Golfo de México.
Así el gobierno puso categorías a las aduanas tomando como puntos de referencia el flujo comercial
que existía en éstas y los ingresos que le derramaban. En 1837 existían cinco categorías de
aduanas y obviamente, el número de empleados y sueldos variaban de acuerdo con la categoría. En
la primera estaban Veracruz, Santa Anna de Tamaulipas y Matamoros, en la segunda se
encontraban Guaymas, Acapulco, Campeche, Tabasco y San Blas, de tercera categoría eran Sisal y
Monterrey –en al Alta California–, las de cuarta clase estaban dedicadas al comercio de cabotaje y la
quinta en las zonas fronterizas –Estados Unidos, Guatemala y Belice–.
Los objetivos centrales del control de las aduanas por parte del gobierno eran hacerse de recursos
para el pago de la deuda externa e interna y el presupuesto federal, aunque en la práctica estuvo
lejos de controlar los ingresos originados del comercio exterior.
82. ¿Qué es y cuáles fueron las características (proteccionistas y/o librecambistas) del sistema
arancelario en el México Independiente? Argumente su respuesta.
Conforme avanzó la vida independiente de México las leyes que rigieron al comercio interior
mexicano estuvieron contenidas en las pautas de comisos para el comercio interior de la república y
las leyes y decretos federales, estatales y municipales, que contenían los derechos de importación,
exportación, de toneladas, de internación y consumo, contrarregistro, mejoras materiales,
amortización de la deuda pública y algunos municipales, además de las tarifas de faro, pilotaje,
anclaje, practicaje y muelle. Aunque al iniciarse la vida independiente “la política y las normas en
esos aspectos básicos se desarrollaban, puede decirse por inercia, dentro del plan de comercio
exterior regido por las fórmulas españolas que tanto habían venido a menos y resultaban
inaplicables en un territorio incontrolado sobre el cual operaban las ambiciones de los comerciantes
extranjeros, tanto del propio Continente como de los países europeos”.
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Así antes de que asumiera el trono del imperio mexicano Iturbide dictó algunas medidas para la
apertura de los puertos. El 15 de diciembre logró que la Junta Soberana Provisional Gubernativa
expidiera el arancel general interino de aduanas marítimas en el comercio libre del imperio. Este
arancel estaba dividido en cinco capítulos. En el primero se abordaban las bases orgánicas para la
formación del arancel, donde las innovaciones estaban en los artículos 5º y 6º con la abolición del
monopolio entre España y México a través de que “Todo buque de cualquier nacion será admitido en
los puertos del imperio mexicano, sujetándose al pago de derechos y demas reglas prescritas en
este arancel”, otras características de este capítulo eran el cobro de un 25% para todas las
mercancías y 20 reales por derecho de tonelada para los buques. En el capítulo dos trataba de los
géneros que quedaban para aforo o avalúo de los vistas, destacando el cargo del 25% para drogas,
muebles, mercería, etc. En el capítulo tres se hablaba sobre las prohibiciones de entrada a frutos y
géneros, destacando la prohibición para la entrada del tabaco y el algodón, ya fuera en rama, hilado
número 60 o en cinta. Sobre los artículos libres de derechos destacaban los instrumentos para la
ciencia, máquinas útiles para la agricultura, minería y artes, etc. El capítulo cuatro era sobre los
puertos habilitados, donde se fijaban los requisitos de desembarco como el presentar el manifiesto
por triplicado de todo lo que trajera, las obligaciones del administrador con respecto a las
mercancías, o los comisos –15% al juez, 40% al aprehensor, y el resto a favor de la hacienda
pública– por no haber declarado alguna mercancía. El capítulo cinco era la instrucción para el
gobierno de las aduanas, donde se establecía el momento en que iniciaban las operaciones
aduanales, los manifiestos que tenían que presentar los capitanes o sobrecargo del buque, donde
constaran el nombre del capitán, el del buque, el número de sus toneladas, el de su tripulación, el
del puerto de procedencia y día de su salida.
El artículo 3º donde se había establecido un arancel del 25% para la entrada de todos los géneros,
frutos y efectos de todas las naciones, ahora se proponía a fin de que “El Gobierno [del estado de
Veracruz] en su vista, de la urgente necesidad que hay de dotar prontamente al Congreso que va a
instalarse en aquel Estado con los recursos preciosos para que atienda sin pérdida de momento, a la
salubridad de aquella costa que se infectó de fiebres a consecuencia del bárbaro rompimiento del
castillo de Ulúa, y a otros objetos asimismo interesantes al mejor servicio público, es de opinión que
se le conceda medio por ciento sobre las entradas marítimas por aquellas Aduanas, que puede
sufragar sino en el todo en la mayor parte dichos gastos, y que moderando al veinte por ciento el
derecho de la Nación, vendrá a cobrarse por todo veinte y dos por ciento en lugar de los veinte y
seis por ciento que se han recibido hasta ahora y que esta rebaja con las demás formas adoptadas
en las nuevas pautas de comisos, y el mayor zelo de las autoridades para atajar el contrabando,
será suplida acaso con exceso en los ingresos de dichas Aduanas”. Con respecto al artículo once
que había establecido el derecho de tonelada en 20 reales para cualquier buque, ahora proponían
una discriminación en buques extranjeros y nacionales con el fin de fomentar una marina mexicana
de la cual carecían. Proponía establecer medio peso fuerte por tonelada a los buques extranjeros, un
real a los nacionales y medio real a los costaneros o de cabotaje. Además creía “el Supremo Poder
Ejecutivo, que debe rebajarse el cinco por ciento referido de la cuota de nuestro Arancel general,
sobre todo los cargamentos que introduzcan en embarcaciones mexicanas por todos sus puertos y
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procedentes de los extranjeros, y que esta base debe agregarse redactada convenientemente a las
orgánicas del capítulo 1º en cuestión, con el [artículo] número 12”. La creación del artículo trece
obedecía al comercio directo de los países productores, ya sea concediendo ventajas en los
derechos a los efectos introducidos en sus propios buques, o ya recargando los que proceden de
escalas y la creación del artículo catorce decía “La navegación costanera o el cabotaje, está
prohibido a todo extrangero…por que es la ocupación más interesante de los naturales de las
costas, y el plantel de la marina mercante militar”. Finalmente se hacían las modificaciones con
respecto a los procedimientos como el cambio de tres a dos manifiestos, o a cerrar y sellar las
escotillas con lacre después de entrado el buque, para que no sea posible abrirlas sin ser conocida
la carga de éste.
El 22 de diciembre de 1824 se publicaban los derechos que los Estados pueden imponer a efectos
extranjeros, donde se autorizaba a los Estados de la República a imponer un derecho al consumo
del 3% a los efectos extranjeros sobre los aforos hechos en las aduanas marítimas al tiempo de su
introducción, para lo cual “el empleado nombrado en las aduanas terrestres por el Gobierno general
para la revisión de las guías que se dirijan a los puertos, pasará al comisionado que nombre el
Estado respectivo la factura aforada de aduana para fijar el derecho prevenido sin librársele
tornaguía, estableciéndose, además, que para el cobro de estos derechos se observarán las mismas
reglas que para los demás efectos de consumo de los pueblos”.
exenciones de derechos, destacando el artículo 31 con la reducción a las tres quintas partes del
arancel a los géneros, frutos y efectos introducidos por las aduanas marítimas de Yucatán y
territorios de California, el 33 donde existía la reducción de una sexta parte del arancel para los
frutos y efectos extranjeros introducidos a través de buques nacionales desde los puertos de
procedencia, el 34 donde se exentaba de todo derecho a los géneros, frutos y efectos nacionales. El
capítulo tres era respectivo a las prohibiciones, destacando el aguardiente de caña, el azúcar
mascada, el café, chales o paños de rebozo, etc. En el capítulo cuatro se asentaban los impuestos
para la exportación, quedando libres de éstos todos los géneros, frutos y efectos nacionales a
excepción del oro acuñado y/ó labrado que pagaría un 2% y la plata acuñada y/ó labrada con un 3%,
así como a la prohibición bajo pena de comiso de la exportación de oro y plata en pasta. Finalmente
el capítulo cinco proporcionaba la nomenclatura y clasificación de los artículos en nueve clases, a
saber: en la primera comestibles, licores, especiería, hierro y acero; en la segunda el lienzo de lino y
cáñamo; en la tercera la lana en pelo y rama, tejida y manufacturada, pelota, cerda, crin y pluma; en
la cuarta la seda en rama y manufacturada, con mezcla de lana o metales; la quinta el algodón; la
sexta el papel de todas las clases; la séptima la quincallería; la octava la peletería y novena los
muebles y útiles de madera.
El 21 de febrero de 1828 se produjo una nueva ley que reducía los derechos de internación de los
efectos extranjeros al 10%, además se reducían los derechos de internación por aforo al 8% y
permanecía el derecho de internación.
El 19 de julio de 1828 se dictó una ley permitiendo la extracción de oro y plata en pasta donde
destacaban: el artículo 1º que derogaba al artículo 2º del decreto de la Junta Provisional Gubernativa
del 14 de enero de 1822 y los artículos de las aduanas marítimas que prohíben la extracción del oro
y plata en pasta. El artículo 3º donde los estados podían cobrar derechos por la exportación de estos
metales en pasta. El artículo 6º que establecía los comisos para los metales que no cumplieran con
las disposiciones dictadas por el gobierno central o de los estados y finalmente el artículo 7º que
tasaba el derecho de importación de estos metales en un 7%.
El 22 de mayo de 1829 se dictaron providencias para las prohibiciones de muchos artículos bajo la
pena de comiso entre los cuales destacaban: acicates y espuelas de hierro, aguardientes,
almohadas, anillos, toda clase de instrumentos de labranza, todo listado ordinario de algodón y lino
ordinario, libros en blanco, etc. Al respecto Humphreys comentó que hubiera sido más fácil publicar
sencillamente la lista de los artículos permitidos. A esto se añadió el endurecimiento en las medidas
de presentación de los manifiestos por parte de los capitanes de los buques en todas las aduanas
marítimas, debido a la falta de éstos por parte del bergantín inglés Glove.
El 19 de febrero de 1830 el Congreso de la Unión dictó una ley que redujo a cuarenta días los plazos
señalados para el pago de derechos de importación a los que se refería el artículo 18 de arancel de
aduanas marítimas y fronterizas aprobado el 16 de noviembre de 1827 y el 20 de marzo se expidió
una ley que autorizó la introducción de efectos prohibidos por la ley del 22 de mayo de 1829.
Posteriormente el 6 de abril de 1830 el Congreso dictó una ley en la que se permite la introducción
de ciertos géneros de algodón. El 24 de agosto de ese mismo año se dictó la ley sobre derechos de
consumo sobre géneros, frutos y efectos extranjeros donde se gravaban con un 5% a éstos y un
10% a los licores extranjeros.
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El 29 de mayo de 1833 el secretario de hacienda expidió una circular en la cual “comunicaba que el
Excelentísimo señor vicepresidente en vista de los graves perjuicios que resentía la industria rural
del país por la introducción de harinas extranjeras había prohibido la introducción de ese efecto por
nuestras aduanas, y recomendaba se le diera el fiel cumplimiento y se tuviera estricta vigilancia para
remediar ese mal, pues tanto por las aduanas terrestres como por las marítimas se introducía en el
norte del país harina, con perjuicio de los agricultores e industriales mexicanos, toda vez que podía
competir en precios”.
El 9 de agosto de 1836 el Congreso expidió dos leyes. Una sobre el algodón en rama y despepitado
donde se prohibía la introducción del algodón despepitado y la segunda sobre el derecho de
tonelada del 31 de agosto de 1833, en la cual no se debía exigir ese derecho a los buques náufragos
que fueran arrojados involuntariamente a cualquier puerto de la República.
En el capítulo dos establecía la libertad de derechos de tonelada para buques nacionales que
condujeran géneros, frutos o efectos extranjeros del país a puertos de la República y los extranjeros
que importaran animales exóticos o disecados, azogue, cosas preciosas de historia natural, libros
impresos, mapas geográficos, etc. También se prohibió bajo la pena de comiso y demás impuestos
de este arancel la importación de: aguardiente de caña, frascos o tarros, almidón, anís, cominos, etc.
Por último el capítulo cinco declaró libres de todo derecho a los géneros, frutos y efectos nacionales
que se exportaran comprendiendo en esta exención los impuestos de los departamentos o territorios
de procedencia o tránsito, imponiéndoles únicamente el 2% al oro acuñado, el 2.5% al oro labrado y
quintado, el 3.5% para la plata acuñada y el 4.5% para la plata labrada.
Cada una de las receptorías contaría con el siguiente número de empleados: un administrador, un
oficial que haría las veces de contador; un vista; dos escribientes y un guarda almacén alcalde. Tres
de estos empleados serían por lo menos empleados de la aduana principal y servirían estos destinos
en comisión. Los otros empleados serían cesantes, o de los que fueron separados sin causa
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conocida en virtud de la provisión hecha a consecuencia del decreto de 17 de febrero del año
próximo pasado.
Habría en cada receptoría un resguardo compuesto de un cabo y seis guardas a caballo. También
habría un destacamento de guardacostas de la compañía más inmediata, que auxiliaría el resguardo
y recibiría por este servicio una gratificación.
83. ¿Cuáles fueron los tratados comerciales suscritos en el México Independiente y que
medidas contenían?
Con respecto al comercio aunque este tratado no hacía concesión alguna en materia arancelaria,
era una garantía para el tránsito de las rutas estadounidenses en los puertos mexicanos, pues éstas
eran las que exportaban una gran parte de las mercancías mexicanas a Europa e importaban las
mercancías europeas y de este país a México.
Los artículos en materia de comercio exterior eran el 2º donde establecían la igualdad y reciprocidad
entre ambas naciones y se comprometían a no conceder ningún favor particular a otras naciones en
lo respectivo a comercio y navegación que no fuera extensivo a los suscribientes; 3º donde se les
daba a los ciudadanos de ambos países la libertad de tránsito de buques y cargamentos en todos
los puertos, plazas y ríos de las dos naciones, así como la libertad de arrendar, ocupar casas y
almacenes para los fines de su comercio y comerciar en ellos toda clase de productos, manufacturas
y mercancías, gozando de completa protección y seguridad, además de pagar los mismos derechos
o impuestos o emolumentos, privilegios y exenciones con respecto al comercio y navegación que los
ciudadanos de las naciones más favorecidas. Aunque les prohibía el comercio de escala y cabotaje
reservado únicamente para los buques nacionales; 4º donde no se le impondrían mayores derechos
a la importación o prohibición alguna a los productos mexicanos naturales o manufacturados que se
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importaran a los Estados Unidos que los que pagaba cualquier otro país extranjero. Con respecto a
la exportación no se le impondrían mayores derechos o prohibición alguna en los Estados
suscribientes a las exportaciones destinadas a alguna de las dos naciones por los comerciantes de
ese país que las que pagaría cualquier otro comerciante hacia otro país extranjero; 5º donde no se
impondrían a los buques de los Estados Unidos en los puertos de México derechos más altos ni
cargas, por razón de toneladas, fanal, emolumentos de puerto, práctico, derechos de salvamento, en
caso de pérdida o naufragio que los que pagaban los buques mexicanos; 6º donde no se le
impondrían mayores derechos a la importación o prohibición alguna a los productos de ambas
naciones naturales o manufacturados que se importaran a la otra, bien sea que se importaran por
buques estadounidenses o mexicanos; 7º donde todo comerciante, comandante de buque y otros
ciudadanos mexicanos gozarían de la libertad completa en México para dirigir o girar por sí sus
propios negocios o para encargar de su manejo a quien mejor le pareciera y darle libertad absoluta
al comprador o vendedor para ajustar o fijar el precio de sus mercancías importadas y exportadas de
México, observando las leyes, usos y costumbres del país. Además de que los ciudadanos
mexicanos gozarían de esos mismos privilegios en los Estados Unidos; 8º donde los ciudadanos de
las partes contratantes no estarían sujetos a embargo, lo mismo que sus buques, cargamentos,
mercancías o efectos no serían detenidos para ninguna expedición militar; 9º los ciudadanos de
ambos países no estarían sujetos a alguna otra carga, contribuciones o impuestos que aquellas que
son pagadas por los ciudadanos de los Estados en que residen; 10º los ciudadanos de ambos
países cuando necesitasen buscar refugio o asilo en los ríos, bahías, puertos o dominios de la otra,
serían recibidos y tratados con humanidad, con las precauciones que el gobierno juzgase
convenientes para evitar el fraude; 12 cuando algún buque perteneciente a algún ciudadano de los
países contratantes naufragase, se le dispensarían todos los auxilios necesarios y no se le exigiría
impuesto o contribución de sus mercancías hasta que éstas fueran exportadas; 16 sería lícito a los
ciudadanos de ambas naciones navegar libre y seguramente con sus embarcaciones, sin que haya
la menor excepción, aunque las embarcaciones se dirigieran a puertos de una potencia enemiga; 18
la libertad de navegación sería extensiva a todo género de mercancías, exceptuando solamente las
que se distinguen con el nombre de contrabando o la de efectos prohibidos de guerra; 26 si se
iniciaban las hostilidades entre las naciones contratantes, se les daría seis meses a los comerciantes
que residieran en las costas y un año a los que estuvieran en el interior del Estado para arreglar sus
negocios, disponer de sus bienes o transportarlos, dándoles salvoconducto que los protegiera hasta
el puerto que ellos designaran; 28 se convenía recibir o admitir cónsules y vicecónsules en todos los
puertos y lugares abiertos al comercio extranjero, reservándose cada parte suscribiente la libertad
para exceptuar aquellos puertos y lugares en que la admisión y residencia de cónsules y
vicecónsules no pareciera conveniente; 29 los archivos y papeles oficiales de los cónsules serían
respetados inviolablemente, y bajo ninguna circunstancia podrían los magistrados embargarlos, ni
tener conocimientos de ellos; 31 la formación posterior de un convenio consular que declararía las
facultades y prerrogativas de los cónsules y vicecónsules para la protección del comercio y
navegación de las partes contratantes; 32 la protección que cada gobierno daría al comercio
terrestre por la frontera, fijando los caminos por donde tendría que ser conducido y las escoltas
militares cuando la caravana así lo requiriera; y el Artículo Adicional donde debido al estado actual
de la marina mexicana no se podría producir la reciprocidad establecida por los artículos 5º y 6º, por
lo que se estipulaba que durante seis años se suspendería lo establecido en dichos artículos y en su
lugar los buques de los Estados Unidos y de México que entraran en los puertos de una y otra
nación, así como todos los artículos de producto, fruto o manufactura que transportaran gozarían de
los mismos derechos que la nación más favorecida.
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El nacimiento de México como nación independiente significó un caos para la organización interna
del país, pues lo que había sido la real hacienda novohispana se encontraba en bancarrota por los
once años de lucha entre insurgentes y realistas y por los problemas financieros que desde hacía
tiempo habían aquejado a la metrópoli y por lo tanto a sus dominios ultramarinos. A esto se sumaba
el reconocimiento de la deuda del virreinato por parte del nuevo gobierno, el fracaso del primer
imperio mexicano y la inestabilidad política de ese período.
85. Con todo lo anterior reflexione: ¿Por qué México comenzó a atrasarse respecto de EU, si
México tenía igual o mayor potencial de desarrollo que esa nación?
[Debido a que en México se desarrollaron mercados ineficaces (con latos costos de transacción) e
ineficientes, mientras en EU sucedía todo lo contrario.]