Es la que recompone mágicamente el pasado, y cuyos
recuerdos se remiten a la experiencia que una comunidad o un grupo puede legar a un individuo o grupo de individuos. es esa reconstrucción de un pasado significativo que se hace desde el presente, tiempo que requiere, en ciertos momentos, cierto sentido, encontrar brújula cuando se ha perdido, porque cuando el sinsentido hace acto de presencia hay que buscarlo en algún sitio y en ocasiones se encuentra en el pasado, pero no cualquier pasado sino aquello que ha impactado a una sociedad, como sus gestas, sus hazañas, aquello que se celebra, aquello que ha dolido, aquello que ha dotado de cierto regocijo al grupo. Los recuerdos y sucesos que una sociedad atesora y conserva a lo largo del tiempo independientemente de sus transformaciones forman parte de la memoria colectiva: hay en ella rastros de un pasado que enriquece la historia de cada lugar, de eventos, situaciones y tradiciones que permanecen guardados en algún lugar de la mente y el corazón. TIEMPO ABSTRACTO Y TIEMPO REAL. (5) Halbwachs toma en serio la cuestión de la conciencia individual, dada la potencia evocadora que tiene el concepto de duración de Bergson, , por ejemplo cuando está hablado de una sensación y una vivencia tan individual como el dolor: “lo trágico del dolor, que hace que, cuando llega a un punto, crea en nosotros un sentimientos desesperado de angustia e impotencia, es que cuando un mal tiene su causa en aquellas regiones de nosotros mismos a las que los demás no pueden llegar, nadie puede hacer nada, ya que nos confundimos con el dolor y el dolor no puede destruirse por sí mismo” Luego entonces, Halbwachs avanza hacia la relación entre la conciencia y el tiempo, lo que Bergson llama el “tiempo vivido” para preguntarse cómo es que la memoria se constituye. Si el tiempo es algo abstracto, como sugiere Bergson, entonces sería como una superficie lisa en la cual no se halla asidero para los recuerdos. Ciertamente el tiempo real es, en lo individual y lo social por decirlo así, algo que se vincula con las fechas y las divisiones “externas”, pero eso no significa que se vincule con el tiempo abstracto de las matemáticas o la física. En realidad el tiempo real (vivido, diría Bergson) solo puede pensarse desde el punto de vista de las conciencias colectiva y que tiene que ver con lo que dura, lo que permanece, lo que hace que un pensamiento o sentimiento pueda moverse y mantener una cierta identidad o sentido de unidad. Pero esta duración colectiva del tiempo es heterogénea, porque hay diversidad de grupos y también hay variaciones dentro de la continuidad que tiene la memoria de un grupo, en tanto contiene sucesivas generaciones. Luego entonces, también los días, las fechas, tienen la huella de las tradiciones, que es una memoria más larga, más distante, lo que muestra la inmanencia social del tiempo vivido. Pero es una traza social que a su vez expresa una gran diversidad de significados, porque las mismas formas de marcar las divisiones del tiempo (días, años, etc.) SUPERVIVENCIA DE LOS GRUPOS DESAPARECIDOS. (13) Así, cuando una sociedad se encuentra sometida a un profundo cambio, parece como si la memoria alcanzase por dos caminos distintos los recuerdos que corresponden a estos dos periodos sucesivos, y no se remonta de uno a otro de manera continua. En realidad, hay dos tiempos en que se conservan dos marcos de pensamiento, y tan pronto hay que situarse en uno como en otro para recuperar los recuerdos en cada uno de los marcos en los que se localizan. Para volver a encontrar un casco histórico entre el laberinto de calles nuevas que lo han ido rodeando y transformando poco a poco, casas y monumentos que tan pronto han descubierto y borrado los barrios antiguos como han encontrado su ubicación en la prolongación o el centro de construcciones antiguas, no rememoramos del presente al pasado en sentido inverso y de forma continúala serie de obras, demoliciones, trazados de vías, etc., que han ido modificando progresivamente el aspecto de esta ciudad. Al contrario, para encontrar las vías y los monumentos antiguos, conservados o desaparecidos, nos guiamos por el plano general de la ciudad antigua, nos transportamos a ella con el pensamiento, lo cual es siempre posible para quiénes han vivido en ella antes de ampliar y restaurar los antiguos barrios, y para quienes estos lienzos de pared que siguen en pie, estas fachadas de otro siglo y estos tramos de calles conservan su significado de entonces. En la ciudad moderna encontramos las particularidades de la ciudad antigua, porque tenemos ojos y pensamientos para ésta. Así, cuando en una sociedad que se ha transformado sigue habiendo vestigios de lo que era su forma primitiva, quienes la conocieron entonces pueden fijarse en los rasgos antiguos que les conducen a otro tiempo y a otro pasado. No existe ninguna sociedad donde hayamos vivido algún tiempo que no subsista o, al menos, que no haya dejado ningún rastro de sí misma en grupos más recientes de los que hayamos formado parte: la permanencia de estos vestigios basta para explicar la permanencia y la continuidad del tiempo propio de esta sociedad antigua en la que podemos volver a entrar con el pensamiento en cualquier momento. Como todos estos tiempos subsisten todavía, aunque correspondan a estados y sean como formas sucesivas de una sociedad que ha evolucionado profundamente, son impenetrables entre sí. De hecho, permanece uno junto a otro. En efecto, los grupos cuyos pensamientos son distintos se extienden materialmente en el espacio y los miembros que los forman entran a la vez o sucesivamente en varios de ellos. No existe ningún tiempo universal y único, sino que la sociedad se descompone en muy diversos grupos, cada uno de los cuales tiene su propia duración. Lo que distingue a estos tiempos colectivos, no es que unos transcurran más rápido que otros. Ni siquiera podemos decir que estos tiempos transcurran, ya que cada conciencia colectiva puede recordar, y la subsistencia del tiempo parece ser, efectivamente, una condición de la memoria. Los hechos se suceden en el tiempo, pero el tiempo es de por sí un marco inmóvil. Ahora bien, los tiempos son más o menos amplios, permiten a la memoria remontarse más o menos lejos en lo que se ha dado en llamar el pasado.