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"Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más
que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Él le dijo: Apacienta mis
corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le
respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la
tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que le dijera
por tercera vez: ¿Me quieres?, y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que
te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas."
Nuestro Señor tomó a Simón Pedro y llamó a Su servicio a este discípulo inseguro y
que había fallado. Aprendemos una lección de suma importancia en esta entrevista.
El amor al Salvador es el requisito previo del servicio cristiano.
Ahora, ¿porqué se repitió la pregunta tres veces? El Dr. Godet, sugirió que el motivo
fue que Simón Pedro había negado conocer a Jesús tres veces y entonces, en esta
ocasión, el Señor le hizo ratificar su devoción tres veces. Sin duda, ésa fue una parte
del motivo. Pero había más razones.
Resulta interesante observar que Simón Pedro, junto con los otros discípulos, había
sido llamado al ministerio apostólico después de una pesca milagrosa. Si
recordamos el relato de aquella memorable pesca leyendo el relato de los
Evangelios de Marcos y Lucas, evocaremos el hecho de que fue justamente después
que el Señor asumió la dirección de la operación de pesca, que la red se rompió y
luego, Él les hizo Sus apóstoles.
Consideremos la primera pregunta del Señor a Pedro: "Simón, hijo de Jonás, ¿me
amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Él le dijo:
Apacienta mis corderos".
Una de los primeros detalles en los cuales nos fijamos, es que el Señor le llamó
"Simón". Ni siquiera le llamó Simón Pedro. ¿Por qué? Recordemos la primera vez
que Jesús se encontró con él, cuando Andrés le trajo a Jesús. En aquella ocasión (en
Mateo 16), el Señor le dijo que le cambiaría el nombre a Cephas, palabra aramea
que en griego se traduciría como "piedra". Y encontramos que en Cesarea de
Filipos, cuando expresó su gran testimonio público sobre el Señor Jesucristo y dijo
"Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Juan 6:69), el Señor le respondió:
"Bienaventurado eres, Simón. . ." (vemos que continuó llamándole por su antiguo
nombre) y continuó diciéndole que sería llamado Pedro porque llegaría a ser una
verdadera piedra, defendiendo la verdad con firmeza, aunque en ese momento aún
persistía alguna duda sobre él. Por eso aquí el Señor le recordó su nombre anterior.
Hay otra palabra, fileo, que se refiere al afecto de la amistad, es decir, a los afectos y
emociones de las relaciones humanas en el mejor sentido de la palabra. De esta
palabra se derivan palabras como filantropía, y Filadelfia, que en el Apocalipsis
hacía referencia a la ciudad del "amor fraternal". O sea, que esta palabra se utilizó
en el texto Bíblico.
Pero había otra palabra para amor, y era agapao, que era la más elevada, para
describir el nivel más noble y superior del amor. Fue la palabra usada para describir
el amor de Dios. Cuando el Señor Jesucristo estaba hablando con Simón Pedro, pasó
por alto las palabras eros y fileo, y utilizó agapao, cuando le dijo: "Simón Pedro,
¿me amas con todo tu corazón?"
Recordemos un pasaje clave como Juan 15:13, Nadie tiene mayor amor que este,
que uno ponga su vida por sus amigos. Mientras Simón Pedro estaba negando
conocer al Señor, ¡Jesús se encaminaba hacia la cruz para morir por él! Más tarde,
Pedro escribiría en su primera carta 2:24, Él mismo llevó nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos
a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados!
Observemos que la primera pregunta del Señor a Pedro fue "¿me amas más que
éstos?"
Recordemos que la última vez que estuvieron reunidos en el aposento alto, el Señor
Jesús les dijo a los suyos: "uno de vosotros me ha de entregar". Sin duda, Simón
debió pensar: "Es cierto, yo tampoco me he fiado de este grupo. Pero aquí hay
alguien en quien tú puedes confiar. Y ése soy yo. Puedes confiar en mí". Y en el
pasaje que estudiamos, el Señor le preguntó: "Simón, hijo de Jonás, ¿estás dispuesto
a decirme que me amas más que estos otros discípulos? Ahora, escuchemos lo que
Simón Pedro respondió: Señor, tú sabes que te amo". Y aquí Simón no utilizó la
palabra agapao, sino fileo, O sea que, en realidad le dijo: "Señor, tu sabes que tengo
afecto por ti".
¿Por qué Simón Pedro no utilizó la misma palabra que el Señor usó? En nuestra
opinión, ya no se enorgullecería más ni se jactaría de lo que iba a hacer por el Señor.
De ahí en adelante, estaría dispuesto a hacer cosas grandes, pero no diría nada al
respecto. Por eso descendió a un plano inferior y respondió al Señor diciéndole:
"Tengo afecto por ti".
Pero Simón Pedro no estaba listo para subir a otro nivel. Lo mejor que podía hacer
era expresarle al Señor su afecto por Él. Ya no podía jactarse de nada porque era
consciente de que el Señor conocía su corazón y sabía de su afecto sincero por Él.
Leamos ahora los versículos 18 y 19a de este capítulo 21 de Juan, que comienzan un
párrafo que hemos titulado
"De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías e ibas a donde
querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te
llevará a donde no quieras. Esto dijo dando a entender con qué muerte había de
glorificar a Dios."
Aquí vemos que Jesús le estaba diciendo a Pedro que sería un mártir. Pedro había
dicho que estaba dispuesto a morir por el Señor Jesús. Bueno, eso era precisamente
lo que le sucedería algún día. Continuemos leyendo los versículos 19b al 21:
"Y dicho esto, añadió: Sígueme. Volviéndose Pedro, vio que los seguía el discípulo
a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él y le
había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Cuando Pedro lo vio, dijo a
Jesús: Señor, ¿y qué de éste?"
Ésta fue una reacción típica de Pedro. Es como si hubiera dicho: "Ya que me dijiste
lo que yo voy a hacer, dime que le tocará hacer a Juan". Leamos también el
versículo 22:
"Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo vuelva, ¿qué a ti? Sígueme tú."
Nuestro Señor le estaba diciendo: "Mira, Simón Pedro, tú vas a morir por mí. Lo
que Juan haga no es asunto tuyo. Aun si él vive hasta que yo regrese, eso no afectará
a lo que tú vayas a hacer. ¡Yo quiero que tú me sigas a Mí!". Continuemos leyendo
los versículos 23 y 24:
"Se extendió entonces entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no
moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que
yo vuelva, ¿qué a ti? Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió
estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero."
Jesús no reveló lo que iba a ocurrirle a Juan. Simplemente dijo que si fuera Su
voluntad que Juan no muriera, eso no afectaría el servicio ni a la obligación de
Pedro de seguir a Jesús. Es importante que veamos eso.
Pedro escribió en 2 Pedro 1:14, "sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo,
como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado". La tradición dice que Pedro fue
crucificado, pero que pidió ser crucificado cabeza abajo, a causa de que no se creía
digno de ser crucificado cabeza arriba, como el Señor había sido crucificado.
"Hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una
por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir.
Amén."
Juan no estaba exagerando cuando dijo que todo el mundo no podría contener los
libros que sobre Jesús se pudieran escribir. El Señor Jesús es el que murió en la cruz
y resucitó de los muertos. Es el Dios eterno, nuestro Salvador.
Hemos llegado al final de nuestro estudio del Evangelio según San Juan y,
recapitulando, creemos que el evangelio según San Juan puede dividirse de la
siguiente manera: