Você está na página 1de 10

FUNDACIÓN NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (FNPI)

y
CORPORACIÓN ANDINA DE FOMENTO (CAF)

TALLER DE PERIODISMO NARRATIVO


-Con Tomás Eloy Martínez-

Santiago de Chile, 10 al 13 de agosto de 2004

Relator: Juan Pablo Meneses.


juanpablomeneses@yahoo.com

Entre los días 10 y 13 de agosto de 2004 se celebró en Santiago de Chile el taller


“Periodismo Narrativo”, dirigido por el maestro de la Fundación Nuevo Periodismo,
Tomás Eloy Martínez. La actividad, donde el periodista y escritor argentino trabajó junto a
una veintena de talleristas -venidos de todo el continente-, contó con el apoyo del diario El
Mercurio de Chile. Este taller -un clásico dentro de los eventos de la Fundación- busca que
los participantes desarrollen y descubran todas las posibilidades narrativas que puede
llegar a tener un relato periodístico. Y, además, da una mirada al pasado, presente y futuro
de uno de los géneros con mayor potencialidad en Latinoamérica: el periodismo narrativo.

1. UN COMIENZO CON HISTORIA

Con entusiasmo, la veintena de talleristas se presenta. Cada uno habla de sus medios, de
sus países, lo que esperan de estos días de taller y de las ganas de escribir más
narrativamente. Tomás Eloy Martínez parte diciendo que el periodismo narrativo, en estos
momentos, concita un inmenso interés, no sólo en América Latina, sino que en el mundo
entero. Una muestra de ello, dice, son los premios de la propia Fundación Nuevo
Periodismo, que reciben cientos de trabajos en cada convocatoria. De alguna manera, el
Periodismo Narrativo comienza a estar de moda. Pero eso, que podría ser muy moderno,
viene de mucho más atrás. Y Tomás Eloy Martínez parte haciendo historia.

Lo que se llama Nuevo Periodismo y, en mejor forma, Periodismo Narrativo, no es algo


muy nuevo. Y para analizarlo, no podemos separar el medio donde se reproduce con el
trabajo periodístico en sí mismo. Como ustedes saben, cuando el periodismo moderno nace
a mediados del siglo XIX, básicamente la información llegaba de telegramas de ultramar y
se publicaba tal cual. La mayoría de las noticias eran lo que ahora conocemos como avisos
clasificados, informaciones sobre barcos que llegaban o partían. No había entrevistas, no
había reportajes, la información era telegráfica: "Estalló una guerra en tal parte"; "Hay
tantos muertos en tal otra". Era brevísima.

La zona que ahora conocemos como Periodismo Narrativo empezó a cubrirse con las
novelas. Estas fueron el primer ejemplo de periodismo narrativo que circuló, a través de los
textos de Balzac, Dickens, Dostoevsky, Alejandro Dumas. Pero ¿qué ocurría? Por ejemplo,
Charles Dickens investigaba como si se tratara de un texto periodístico. Hay una novela de
él, muy conocida, que se llama Nicholas Nickleby, que es una especia de gran acusación,
de gran desafío contra los defectos graves de la enseñanza en Inglaterra, donde los padres
internaban a sus chicos pagando altas sumas de dinero y resultaba ser que la alimentación
era insuficiente, los vejámenes a los estudiantes eran atroces, un verdadero calvario. Todo
eso se conoció gracias a una novela. Una novela que, en esos años, usaba muchos
elementos de lo que posteriormente se conocería como periodismo narrativo. Es decir, el
periodismo narrativo nace y es un heredero de las novelas.

¿Y en América Latina?
Las primeras grandes formas de periodismo narrativo, de crónicas, en Latinoamérica,
aparecen hacia 1880. A través de la figura de un pionero que se llama José Martí. Martí
aprende básicamente del diario de Pulitzer y también del diario The Sun de Nueva York,
medios de donde saca procedimientos novedosos de narrar. Publica sus textos en La
Opinión Nacional de Caracas y en La Nación de Buenos Aires, simultáneamente. Esos
textos son señeros, extraordinarios, hay algunos que son clásicos del Periodismo Narrativo
de hoy. Textos inaugurales.

Uno de esos casos es el relato de la construcción del puente de Brooklyn, que está en el
libro “Crónicas Norteamericanas” de José Martí. En esa crónica Martí se toma el trabajo de
contar cuantos tornillos, cuantos metros de cable, de alambre, hay en el puente. Y todo eso
lo compone con un lenguaje en el cual mucho del peso del relato está en la onomatopeya de
las palabras.

Trabaja mucho, por ejemplo, con palabras como “correo”, “río”, “ferrocarril”, con las
“erres”, para dar la imagen de gente trabajando. Experimenta con el lenguaje de un modo
muy eficaz. Al mismo tiempo están haciendo lo propio Rubén Darío, también para La
Nación de Buenos Aires, o Euclides Acuña, en Brasil, por nombrar algunos.
De esta manera el Periodismo Narrativo avanza y toma forma en Latinoamérica y tiene un
doble efecto muy importante: por un lado introduce la narración en los periódicos, y por
otro lado contribuye a la profesionalización del escritor. En esos años los escritores no
reciben dinero por sus libros, la mayoría se pagan sus ediciones, pero a través de estas
colaboraciones se transforman en escritores que reciben dinero por su trabajo intelectual.

Un texto clásico
Hay algunos ejemplos en la obra de Martí que hoy resultarían reprochables desde el punto
de vista de la ética profesional, pero que son admirables como trabajos literarios. Por
ejemplo, en la narración del terremoto de Charleston. Aquella vez, en el estado de South
Carolina en Estados Unidos, un fuerte terremoto sacudió la ciudad de Charleston. Hay
muchos muertos y Martí lo narra con tanta vivacidad, que los corresponsales de los grandes
periódicos norteamericanos se preguntan cómo Martí logró esa información de tanta
calidad que nosotros no pudimos obtener. Martí no estuvo allí. No estuvo en el lugar.
Simplemente, reunió toda la información que pudo a través de lo que leyó, y en lo
estilístico trabajó con dos dimensiones: una fue la onomatopeya del fenómeno, el ruido, el
rugido, y por otra parte, trabajó con un color. El color del terremoto. Martí le dio al
terremoto un color azul. Entonces, narró ventanas azules, gente vestida de azul que se
caían, y le dio una intensidad extraña al texto que lo ha convertido en un gran clásico por
toda su experimentación y lo que produjo en esos años.

De modo que hay un comienzo del Periodismo Narrativo que se hace en América Latina y
que se prolonga hasta muy entrado el siglo XX. Porque los intelectuales de América Latina
a comienzos del siglo XX y finales del XIX sentían una doble responsabilidad: primero
como constructores de estado nación. Con una participación activa en política, sus textos
influían en el quehacer del país. Y segundo, tenían conciencia de algo muy, muy
importante: que la difusión de su nombre tenía importancia y contribuía y acentuaba su
capacidad de autofinanciamiento como escritor. A partir de allí comienza algo fundamental
para entender el periodismo narrativo y para la vida del periodista en general, y eso es que
el principal patrimonio de todo periodista es su propio nombre. Y en la medida que uno
entregue un texto mal, irá erosionando su propio nombre. La defensa del nombre es
fundamental en el periodismo narrativo y esto se logra con dos cosas claves:
a. La calidad de la investigación y la calidad de la escritura.
b. No olvidar que tu nombre vale, porque es tu propiedad, es lo único que tiene el
periodista. No te compran el nombre. No se puede permitir que publiquen cualquier cosa
con tu nombre. Hay una cosa clara: sabemos que hay problemas laborales serios. Pero hay
que estar dispuesto a perderlo todo para ganarlo todo. Si no estás dispuesto a perderlo todo
nunca ganas nada.

2. TESIS

Tomás Eloy Martínez plantea una tesis sobre el presente del Periodismo Narrativo. Tesis
que, aunque no le guste llamarla así, marcará la ruta de los días de taller.

Quiero proponer la tesis, para usar una palabra desagradable, una palabra fuera de moda. La
tesis sobre la cual vamos a construir este taller: desde hace más de cuarenta años ya, el
peso de los medios audiovisuales, la radio y la televisión, está influyendo sobre el
grueso de la población. Sobre la masa de consumidores de noticias. A eso se ha
sumado, en los últimos 10 o 15 años, el uso de Internet, un medio que produce la
información de inmediato, instantáneamente, rapidísimo. Hoy la mayoría de los
jóvenes se informan básicamente por internet, o por televisión, y leen muy pocos
diarios. Poco material informativo. Ante ese fenómeno, el periodismo escrito
respondió, a mi modo de ver, de una manera completamente equivocada a este
desafío. Intentó replicar el lenguaje de la Televisión e Internet. Es decir, en vez se
oponérseles, los imitó mal. ¿Y cómo? Con muchas noticias cortas, porque "el lector no
tiene mucho tiempo y hay que darle mucha infografía", y ahí, entonces, a partir de aquel
momento, empezó la dictadura del diseño.

Tuve una discusión muy amplia sobre este tema con algunos editores grandes,
especialmente recuerdo a uno de la Argentina, y a él le parecía que mi punto de vista era
razonable, pero que cambiar el periodismo escrito en otra dirección a la actual entraña una
inversión muy amplia, me dijeron. El tema es que yo estoy convencido, tal como lo ha
demostrado el caso emblemático del New York Times: que esa inversión se recupera con
creces. Aunque, tras el cambio, perdió lectores al principio, hoy tiene más y mejor público,
un público fiel, y tiene más y mejores anunciantes. Esto gracias a que publica las noticias
con la fórmula del periodismo narrativo.

3. DIFERENCIAS DE GÉNERO

A medida que trascurre el taller y los participantes leen sus trabajos y reciben opiniones,
las diferencias entre el periodismo convencional y el periodismo narrativo se van
acentuando. Se hacen más claras. En muchos momentos del debate aparecen las
diferencias de género que el propio Tomás Eloy Martínez se ha encargado de marcar.

Se destaca que el Periodismo Narrativo tiene una subjetividad total, desde la elección del
titulo, a la forma de contar el hecho y en los elementos escogidos para el relato.
La diferencia más importante entre el periodismo narrativo y el periodismo convencional, o
tradicional, no es sólo el hallazgo de uno a varios relatos particulares que ejemplifiquen una
situación general. Sino también el cambio que se produce en la relación del escritor con la
gente y los sucesos que describe.

El tradicional artículo noticioso está basado en una supuesta objetividad: estoy narrando
desde una cierta distancia, desde una toma de distancia, estoy narrando hechos, estoy
narrando datos, estoy narrando historias que me son ajenas, que están allá, del otro lado, y
que las estoy exhibiendo con la misma frialdad que las exhibe la televisión, o internet. Y
obliga, además, a contar las dos partes de la historia. Siempre a hacer oír las dos campanas
de la misma historia. Con oraciones declarativas, con una estructura de pirámide invertida y
con respuesta a las preguntas clásicas.

En cambio el Periodismo Narrativo tiene una voz subjetiva. Desde que titulas una noticia,
hasta que eliges el modo de contarla, hasta que determinas cuál de todo el conjunto de datos
que tienes es la noticia y cuál es el eje de tu noticia. Ahí interviene tu subjetividad, tu
inteligencia. Tu punto de vista.

El punto de vista es muy importante. Por ejemplo: puedes contar el derrumbe de las torres
gemelas desde la perspectiva de la tragedia de los 3.000 muertos, y de la violación al
imperio americano. O puedes contarlo como lo hizo Susan Sontag: desde el heroísmo de los
suicidas musulmanes que tienen el coraje para meterse en un avión norteamericano y
atentar contra el imperio en defensa de sus ideas. Dos modos de ver una misma realidad: de
un lado o del otro de la historia. Pero, aparentemente los dos son objetivos para algunos.

El Periodismo Narrativo es información organizada como relato, pero es también el intento


de convertir el relato en una forma de arte a través del empleo de técnicas múltiples, como
en la novela. Con la actual explosión de la información, con esto de las noticias
instantáneas, el lector en general desea una información o un trato a la noticia con mayor
profundidad. El lector quisiera que lo apartes un instante de ese vértigo noticioso actual y le
digas: Mira, presta atención a esta historia, esta historia es diferente, esta historia te
concierne como ser humano, esto te importa, esto afecta tu vida, esta historia modifica tu
forma de ver las cosas, tiene que ver con tu mundo y aquí está.

De alguna manera lo llamas a una historia distinta, lo apartas del flujo informativo. Por eso
mismo es que el periodismo Narrativo es mucho más laborioso que el periodismo
convencional, porque tiene una cierta forma de interpretación y análisis muy cuidadosa del
relato. Pero, por lo mismo, las gratificaciones para el escritor son mucho mayores que con
las del periodismo convencional.

4. ELEMENTOS DE LA NARRACIÓN

Usando como ejemplo el libro Hiroshima, de John Hersey y, claro, recurriendo a su


experiencia de cronista, Tomás Eloy Martínez muestra y explica los elementos necesarios
para armar la estructura del relato.

Personalización
Una de las claves del Periodismo Narrativo es la personalización. Es decir, lograr que 3 o 4
personas representen un fenómeno colectivo. Si decimos que 480 personas murieron en el
hipermercado de Asunción, estamos dando una cifra que no nos afecta. Pero si decimos que
la señora Elida Pérez y sus dos niños de repente vieron que se caía una viga incendiada del
techo, intentaron caminar hacia la puerta y un grupo de guardias las repelieron y las
obligaron a retroceder, y vieron los cadáveres llameantes de dos o tres amigas cercanas que
estaban allí a su lado... Es así como el drama y la tragedia se transforma en comunicable,
real, de mayor intensidad. Contagia y puede identificar un conflicto que afecta a la especie
humana en términos generales y como tal es importante. La importancia de la
personalización, es porque gran parte de la base del Periodismo Narrativo se cuenta a partir
de personajes.

Arquitectura
La gracia de todo buen trabajo de periodismo narrativo es la arquitectura de la nota.
Muchas veces uno se detiene a pensar cuál es la arquitectura que más conviene para un
texto. Y a veces sale rápido y, otras veces, no sale en seguida. En mi caso, yo recuerdo, no
con un texto periodístico pero si con una novela, La Novela de Perón, que tardé fácilmente
cinco años para encontrar la estructura adecuada hasta que descubrí que el regreso de Perón
a la Argentina, la concentración de millones de personas en el aeropuerto de Ezeiza, servía
como una bisagra para establecer un antes y un después en su vida, un antes y un después
en la historia, y eso me permitió avanzar.

En el momento en que uno encuentra la arquitectura, de veras, uno encuentra todo. Cuando
se te ocurre un tema y la arquitectura, todo a la vez, es maravilloso, porque tienes lo que
vas a decir y el modo de narrarlo. Cuando se te ocurre al mismo tiempo el principio y el fin
del relato, es maravilloso.

Hay que tener en cuenta la frase inicial, que debe agarrar al lector de la solapa y no soltarlo
del cuello. Le decimos al lector: "Aquí te tengo y no te suelto y aquí te quedas y no dejo
que pierdas la atención ni un instante". Y le debemos dar mucha importancia al final, que
debe estar todo interrelacionado con el inicio: como en una sinfonía, que los acordes se van
oyendo todos a la ves. Estamos hablando de un texto donde el autor tiene que tener una
especie de control constante sobre lo que está haciendo, sobre cada una de las palabras que
usa, sobre cada una de las escenas que pone, y control sobre el comportamiento de cada uno
de los personajes.

La desventaja del periodismo narrativo, con relación a la novela, es que no puedes poner
palabras de mentira. Por eso, es un trabajo más difícil el periodismo narrativo. En las
novelas puedes inventar. Acá nada. Por eso el arranque y el cierre son tan fundamentales.

Ejes narrativos
Uno de los principales ejes del Periodismo Narrativo es que se dedica a poner en escena un
dato, un hecho de la realidad, y convertirlo en un episodio de la vida. Darle vida a un dato:
eso es, básicamente, el Periodismo Narrativo. En vez de decir “el petróleo subió hoy a 45
dólares el barril”, decimos, “el señor Juan Pérez fue a cargar gasolina y descubrió que había
subido 45 centavos y el vendedor le dijo, lo que pasa es que hoy el barril del petróleo subió
a tanto”.
Otro eje es el efecto de lectura. De qué modo nos relacionamos con el lector y qué tipo de
impacto de lectura le proponemos. Es decir, “me tienes que leer de esta manera”, o “te creo
suspenso hasta aquí”, o “te llevo de la mano de un solo personaje”, o “te llevo de la mano
de cinco o seis personajes”.

Las pausas son muy importantes. Pueden ser marcadas por comas, por guiones, por dos
puntos. El ritmo es fundamental en el Periodismo Narrativo. Los signos de puntuación no
solamente sirven para marcar las pausas obligatorias dentro del texto, sino que sirven para
imponer un cierto ritmo en el relato. Los signos son esenciales. Fundamentales.

Tono
Cada texto tiene un tono, como en la música. Y necesita ser contado de una determinada
manera. Es importantísimo encontrar ese tono. A veces es el tuyo, pero adecuado al tema.
Un tono más trágico. Como en los textos de Martí: Martí encontró el tono a través de la
onomatopeya, de la coloración y del sonido de las palabras. Puedes encontrar el tono a
través de la audición, de la insinuación, de las atmósferas. Puedes encontrar el tono a través
de la relación del personaje con su realidad. Puedes encontrar el tono a través de frases
cortas, o de frases largas. A través de párrafos breves. De párrafos extensos. Finalmente, el
relato respira. Y cada relato debe respirar de manera diferente. Y además, ese tono te va
dictando el hilo conductor, para que el relato se vaya viendo en una dirección.

5. DIFERENCIAS LITERARIAS
Una vez marcadas las diferencias con respecto al periodismo convencional, Tomás Eloy
Martínez detiene el viraje la literatura y marca las diferencias entre un escritor de
periodismo narrativo y un escritor de ficción. Por cierto, las diferencias al enfrentar un
texto, porque un escritor de periodismo narrativo también puede ser uno de ficción, como
el propio Tomás Eloy Martínez.

El Periodismo Narrativo es, necesariamente, un producto literario. Pero es diferente a la


literatura. El periodismo narrativo está basado, fundado y fundamentado por la certeza. Por
sobre lo que cada uno cree, de buena fe, que es la certeza, la verdad. Porque la verdad,
como ustedes saben, es relativa. Igual que la objetividad. La verdad como tal no existe. Hay
tantas verdades como seres humanos. Nunca dos personas leen el mismo libro. Y ni
siquiera una misma persona lee el mismo libro en tiempos diferentes: no soy la misma
persona mañana. Pero la base del periodismo narrativo es que los hechos que se narran son
ciertos, o son todo lo cierto que la conciencia y la buena fe del periodista lo permite.

No hay forma alguna de invención posible. Mientras que la cualidad de la literatura


propiamente dicha, de ficción, esta basada sobre la ambigüedad, la duda, la alusión, la
elisión, elementos diferentes al Periodismo Narrativo.

Entonces nos enfrentamos por un lado la certeza y por el otro lado la duda. Dentro de esas
dos categorías centrales hay todo un campo amplio donde la eficacia del lenguaje es
central, la eficacia del dato es central, la eficacia de la narración es central.
La narración es tan central que, si vemos hacia atrás, todos los conocimientos que tenemos
de las antiguas culturas son relatos, son narraciones. Hasta los diálogos de Platón son
narraciones. En definitiva, el primer gran periodista, fue Platón. Los diálogos son como
grandes entrevistas ocurridas en su época.

Por eso mismo pasa que si bien la noticia viene a fuera, los elementos vienen de fuera, los
relatos vienen de fuera, ustedes pueden crear un mundo que es un mundo que tiene valor en
sí mismo por la fuerza, por la eficacia que el relato cuenta como tal. No sé pierde, en tanto
afecta, representa, simboliza y es una metáfora de la condición humana. Porque la
condición humana es igual en todas partes. Cuando narramos un texto que afecta a la
condición humana en términos generales, el texto nos toca, nos moviliza, nos conmueve, y
de esa forma entonces el periodismo narrativo alcanza también un peso.

Lealtades
Yo siempre sostengo que hay tres lealtades en los escritores de textos periodísticos que son
centrales, y una sola lealtad en el escritor de ficción.

Las lealtades centrales del escritor de textos periodísticos son, primero, una lealtad con su
público. El autor de periodismo narrativo sabe muy bien cuál es el público al que se está
dirigiendo. En general, los periodistas sabemos a qué público vamos dirigidos y servir a ese
público es esencial. Otra es la lealtad con la verdad, con que lo que digo efectivamente
ocurrió. Y la otra es la lealtad a la ética personal, a no aparecer firmando textos que vayan
contra la creencia de uno. A no decir algo en lo que no estamos de acuerdo.

En el caso del novelista, en cambio, hay una sola lealtad. La lealtad a si mismo, a su propia
libertad, a las afluencias de su propia libertad. Y no tiene otra lealtad posible. No tiene
lealtad con la verdad. Faulkner dijo en una entrevista, en 1951, dijo que la moral de un
escritor es como la moral de los buitres: se alimenta de la carroña, no le importa nada, está
desprendido del mundo, lo que le importa es terminar su obra aunque eso le signifique
matar a su madre. Porque si no se saca la obra de adentro, tiene que morir él. Esa es la
moral del escritor: una moral de la inmoralidad.

6. MIRADA LATINAMERICANA

Varios de los textos de los talleristas corresponden a viajes fuera de América Latina.
Tomás Eloy Martínez hace hincapié en la importancia de la mirada latinoamericana del
cronista. En no olvidar ese rol que tenemos por pertenecer a la región. Una mirada que se
debe fomentar. Y lo acompaña con una anécdota.

En los años 60, en la revista Primera Plana teníamos bastantes buenos corresponsales que
hacían Periodismo Narrativo. Teníamos un corresponsal en Lima, bastante bueno, que se
llama Mario Vargas Llosa. Teníamos un corresponsal en París, muy bueno, que se llamaba
Julio Cortázar. Teníamos un corresponsal en México, de primera línea, que se llamaba
Gabriel García Márquez. Pero les pedíamos solo cosas direccionales. Si sucedían cosas
grandes, se mandaba gente a viajar. Me tocó ir varias veces a Israel. Me tocó ir a Suecia a
contar cómo sería la vida en el año 2000. En un momento dado hicimos un operativo
conjunto con la revista Newsweek, que decidió publicar una edición latinoamericana. En esa
época Latinoamérica era mucho más fuerte que ahora. Era una nota sobre la carrera
espacial entre los americanos y los rusos. A mi me tocó ir a Rusia, hablé con Gagarin, con
Titov, hasta aparecí en la televisión rusa hablando con uno de estos tipos. Fui el primer
periodista occidental que entró a la Ciudad de las Estrellas, que era la planta -lo que ellos
me mostraban, claro- desde donde se desarrollaba todo. Los rusos iban ganando la carrera
espacial, lejos. Y bueno, al escribir esa crónica, la mirada latinoamericana era central. En
esa época, a partir de la revolución cubana, había una especie de conciencia
latinoamericana muy fuerte y muy amplia entre los distintos países. Había una idea de tener
una mirada latinoamericana.

¿Qué es la mirada latinoamericana? ¿De qué manera un hecho, por muy mundial que sea,
nos afecta a nosotros como latinoamericanos. De qué modo lo contamos, para ser
entendido?. La mirada latinoamericana hoy, tal vez sea la de escasez de recursos. Por eso,
en una gran crónica desde lugares remotos, esa mirada debe destacarse y no ocultarla.

7. RESUMEN
Termina el taller. Al final, tras haber comentado cada uno de los trabajos de los talleristas
y de haber intercambiado experiencias y opiniones, vienen unas conclusiones.

-El Periodismo Narrativo tiene una voz subjetiva. Desde que titulas una noticia, hasta que
eliges el modo de contarla, hasta que determinas cuál de todo el conjunto de datos que
tienes es la noticia y cuál es el eje de tu noticia. Ahí interviene tu subjetividad, tu
inteligencia. Tu punto de vista.

-El lector quisiera que lo apartes un instante de ese vértigo noticioso actual y le digas: Mira,
presta atención a esta historia, esta historia es diferente, esta historia te concierne como ser
humano, esto te importa, esto afecta tu vida, esta historia modifica tu forma de ver las
cosas, tiene que ver con tu mundo y aquí está.

-Una de las claves del Periodismo Narrativo es la personalización. Es decir, lograr que 3 o 4
personas representen un fenómeno colectivo.

-En el momento en que uno encuentra la arquitectura, de veras, uno encuentra todo. Cuando
se te ocurre un tema y la arquitectura, todo a la vez, es maravilloso, porque tienes lo que
vas a decir y el modo de narrarlo.

-Uno de los principales ejes del Periodismo Narrativo es que se dedica a poner en escena un
dato, un hecho de la realidad, y convertirlo en un episodio de la vida.

- Cada texto tiene un tono, como en la música. Y necesita ser contado de una determinada
manera. Es importantísimo encontrar ese tono. A veces es el tuyo, pero adecuado al tema.

-El Periodismo Narrativo es, necesariamente, un producto literario. Pero es diferente a la


literatura. El periodismo narrativo está basado, fundado y fundamentado por la certeza.

-Cuando narramos un texto que afecta a la condición humana en términos generales, el


texto nos toca, nos moviliza, nos conmueve, y de esa forma entonces el periodismo
narrativo alcanza también un peso.
-La mirada latinoamericana, hoy tal vez sea la de escasez de recursos. Por eso, en una gran
crónica desde lugares remotos, esa mirada debe destacarse y no ocultarla.

- No te compran el nombre. No se puede permitir que publiquen cualquier cosa con tu


nombre. Hay una cosa clara: sabemos que hay problemas laborales serios. Pero hay que
estar dispuesto a perderlo todo para ganarlo todo. Si no estás dispuesto a perderlo todo
nunca ganas nada.

Você também pode gostar