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Société d'Études Latines de Bruxelles

El simbolismo de la travesía marina en algunos mitos clásicos


Author(s): Guadalupe López Monteagudo
Source: Latomus, T. 57, Fasc. 1 (JANVIER-MARS 1998), pp. 38-51
Published by: Société d'Études Latines de Bruxelles
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/41538206
Accessed: 28-01-2019 23:13 UTC

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El simbolismo de la travesía marina en algunos mitos clásicos

En la mitología griega el agua es un elemento divino, sagrado, es decir,


sobrenatural, ya que proviene de Zeus quien la expande por toda la tierra.
Este agua primordial, que es el «agua vivificante» en relación con el mundo
divino, tiene cualidades totalizadoras puesto que todo el universo procede
de un gran océano al que Aquiles en el canto XXI de la Ilíada define como
«profunda corriente de la que salen todos los ríos, todos los mares, todas
las fuentes y los pozos inmensos» (//. XXI, 193 ss.) (*). El mar parece formar
una cadena acuática alrededor de todo el mundo terrestre e infiltrarse en
el subterráneo dando lugar a las «aguas infernales», a Styx, según lo expresa
Hesíodo en la Theogorúa (787-798), o «agua inviolable» como se la llama
en la Ilíada (XXI, 218). Por ello puede afirmarse que el mar se introduce
en la mitología no como un simple elemento anecdótico o decorativo, ni
sencillamente como uno de los lugares donde acontece alguno de los episodios
del mito, sino como abstracción alegórica de profundo simbolismo filosófico,
en el que el espacio marino se convierte en un osbtáculo que es preciso salvar
para alcanzar la meta deseada y al mismo tiempo su travesía constituye un
viaje iniciático para el héroe o la heroína que le conduce hacia un lugar nuevo
y desconocido. El mar viene a ser el espacio existente entre el mundo conocido
y real y el más allá tenebroso y nebuloso, donde se pone el sol y la tarde
sustituye al día. El mar está presente como algo que se interpone entre los
dos mundos, como frontera, como límite, convirtiéndose de esta forma en
un reto, en un desafío, en símbolo de tránsito y de pasaje hacia otras tierras
situadas en el más allá, al exterior del mundo conocido.
Pero el alejamiento espacial y la superación de los límites geográficos
constituye un momento crítico en cuanto que implica la salida de la propia
realidad para pasar a otra distinta y, por consiguiente, de alguna forma
arriesgada o peligrosa. Es decir, en estos casos la línea de división entre dos
espacios viene a configurarse como un verdadero signo de demarcación entre
dos realidades, cuya superación comporta un riesgo para quien lo afronta.
Al mismo tiempo, no se trata solo de superar tales límites naturales, sino
también de marcar a través de la no superación de un determinado confín

(1) D. Arnould, L'eau chez Homère et dans la poésie archaïque : épithètes et


images en L'eau, la santé et la maladie dans le monde grec {ВС H suppl. 28), Atenas,
1994, p. 15 ss.

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EL SIMBOLISMO DE LA TRAVESIA MARINA 39

geográfico, que viene a ser de esta forma un «confín tabú», la distinci


dos áreas y dos realidades que se quieren distinguir y dejar separ
En la tradición clásica dos ejemplos de «confines tabú», cuya su
comportaba un gravísimo riesgo, serían las columnas de Hércules
y el río Indo al Este. Recordemos en primer lugar el fallido paso
por la reina Semíramis, narrado por Diodoro (II, 16-19), y cómo poster
los compañeros de Alejandro se niegan a atravesar este río porqu
siempre había constituido un confín tabú más allá del cual se enc
la India, país fabuloso, fantástico e idílico, evocado por Herodoto (
pero situado en los límites de la realidad geográfica y, por consigui
especie de «otro mundo» del cual el Indo constituía el confín, la
demarcación del mundo «real». Otro tanto ocurre con las Columnas de
Hércules, allá «en los confines de las tierras conocidas» como dice Silius Italicus
{Pun. I, 141 ; XVII, 637) evocando los versos de Hesíodo ( Theog . 736-773
que sitúa las Hespérides y las praderas donde pastan las vacas de Gerión
«en las extremidades de todo» y donde, al decir de Herodoto (III, 116) «s
encuentran las cosas más bellas y más raras» (vid. infra). Pero estas tierra
maravillosas son tierras marginales, fronteras que nadie osa traspasar porq
más allá se encuentran según la genealogía de Hesíodo (Theog. 215-768) e
Océano y la Noche, es decir el océano tenebroso, el mundo desconocido,
la oscuridad, los dominios del poderoso Hades, señor de los infiernos, el
espacio indefinido del que nadie vuelve, en definitiva, la muerte.
En este sentido las fronteras físicas son al mismo tiempo fronteras míticas
donde se pasa de la vida a la muerte, convirtiéndose el mar en el espacio
intermedio que separa el mundo de los vivos y el de los muertos y la travesía
marina viene a ser al mismo tiempo la alegoría del viaje funerario al fina
del cual espera la inmortalidad. Porque extenderse más allá de los confine
del mundo equivale a salir de la existencia terrena y, por consiguiente, morir
o al menos pasar a otra realidad que puede ser o no ser divina, pero e
todo caso alejada de la vida humana.
Los griegos aparecen como uno de los pueblos que vieron con mayo
claridad la relación del agua y la muerte, aunque es difícil determinar la causa
de esta asociación. F. Diez de Velasco opina que la identificación del agua
con la muerte quizás radique en el carácter siempre cambiante de las agua
que lleva a relacionarlas con el paso del tiempo y, por lo tanto, a la larg
con la muerte. Por otra parte, sigue diciendo este autor, «el agua aparec
en numerosas culturas como la gran barrera, el límite de mayor dificultad
así las aguas funerarias serían la quintaesencia de esa limitación, de ese gra

(2) Sobre este particular, cf. A. M. G. Capomacchia, Il «passagio ad est» e i miti


re orientali en U. Bianchi ed., Transition Rites. Cosmic, Social and Individual Order
Roma, 1986, p. 251 ss.

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40 G. LÓPEZ MONTEAGUDO

obstáculo que es el paso al más allá : son a la vez


hacen que se disuelva el yo, pero que se forta
hace la vuelta a la madre» (3).
Que el reino de la Muerte esté limitado por
en muchas mitologías. Recordemos que en la tra
en el Hades transportadas en la barca de Caro
encargado de pasar en su barca a los muertos
de las aguas infernales o subterráneas (4) (Fi
del Aqueronte se convierten en el límite entr
marcando el punto en el que el reino del Had
incluso en las travesías heroicas y no solamen
Por este razón en la Nekyía {Od. XI) o evocac
Ulises realiza el viaje a los límites del inframund
Ulises sigue el camino que le marca la maga
los muertos donde preguntará sobre cómo r
maga le advierte de la existencia de varias b
que no pueda traspasar por sus propios medi
el Okeanos , pero la embarcación del héroe p
impulsada por el viento que le envía la ma
tenebroso país de los Cimerios, por donde res
del Aqueronte {Od. X, 514 ss., XI, 587 ss.). S
homéricos ni en Hesíodo existe el agua infernal
entre lo profano y lo sagrado, es decir, entr
muerto. Y por esta razón Ulises no cruza el terr
por el barquero Caronte, ni hay bajada a los
tras cumplir los ritos fúnebres prescritos, se enc

(3) F. Diez de Velasco, El origen del mito de C


idea popular del paso al más allá en la Atenas clá
Doctorales n° 400/ 88), I, p. 368 ss.
(4) De la existencia de representaciones fabulosas
Polignotos de Delfos había pintado la famosa Neky
y los distintos difuntos colocados en sus zonas co
Barba, Los «nuevos géneros» pictóricos del Heleni
Una version posterior de esta pintura podría ser l
de una tumba alejandrina descubierta recientemen
helenística de Shatby. La pintura, datada en el siglo и
que revelan dos tradiciones distintas : el superior mu
megalográfico tradicional de la época clásica; en
reino del Hades con el barquero (Caronte ?) arriba
la cual se accede a un edículo o puerta guardada p
Daszewski, A. Abd-el-Fattah, A Hellenistic Paintin
Elements en Akten des XIII. Internationalen Kong
(Berlin 1988), Maguncia, 1990, p. 441-442, Taf. 65, 1

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LÄM.I

Fig. 1. - Pintura alejandrina de Shatby. Representación del Hades. (Según


W. Daszewski).

Fig. 2. - Mosaico de Liria (España). Hércules en el Jardín de las Hespérides.

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LÁM. II

Fig. 3. - Crátera
de volutas apúlia. Re-
presentación del mito
de Hipólito.

Fig. 4. - Mosaico de
Dougga (Túnez). Ulises y
las sirenas.

Fig. 5. - Anfora
griega del grupo Leagros.
Representación del viaje
heroizador de Aquiles por
el mar.

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LÁM III

Fig. 6. - Pintura pompeyana. Travesía marina de Europa.

Fig. 7. - Hidria de Caere. Travesía marina de Europa.

Fig. 8. - Mosaico de Sarnn (Siria). Travesía marina de Europa.

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EL SIMBOLISMO DE LA TRAVESÍA MARINA 41

Y es que los poemas homéricos reflejan una sociedad aristocrá


para pasar al Mundo del Más Allá solo es preciso cumplir con
funerarios.
La evolución del pensamiento griego tiene lugar al filo del s
y se halla conectada no solo con la aparición de una nueva clase
el acceso al Más Allá está en relación con un comportamiento mo
y una adecuada iniciación filosófica, sino con la nueva realidad
griego que se abre hacia el mar y vive del mar. Y así encontra
Pindaro (frag. 143) el agua infernal se ha convertido ya en un o
ha de ser «físicamente» traspasado, aunque el primer autor que hace
a Caronte como barquero que conduce al más allá es Eurípides.
clásico es una divinidad psicopompa, nisiquiera es una figura mi
ayuda al muerto a franquear una barrera acuática y por tanto
contexto de un camino terrestre al inframundo. Iconográficam
toma el aspecto de un rudo thés , porque en ese tiempo los thét
son el sostén del imperio marítimo de Atenas (5). Desde este pu
el mito es la trasposición de una realidad social y en este contexto s
que Ulises en el canto XI de la Odisea , que parece ser una extr
de época posterior al relato homérico, prefiera volver a Itaca
inmortalidad que le ofrece la ninfa Calipso a cambio de renuncia
y, por tanto, a su historia porque el héroe encarnaba para los
los siglos VIII y VII а. С., que surcaban el Mediterráneo en busc
tierras y riquezas, el prototipo de esos aventureros ansiosos de p
como Ulises, a su patria tras largas singladuras por regiones lejanas.
Así pues, el mar es una frontera geográfica conectada con el
y en ocasiones se convierte en un confín tabú. Al mismo tiemp
una barrera entre la vida y la muerte y por consiguiente tiene u
escatològico. Este doble simbolismo del mar, geográfico y fun
encuentra perfectamente explícito en algunos relatos míticos e
mar o la travesía marina tienen episódicamente ese significado
obstáculo, de purificación, como medio de acceder al premio qu
solo a los pocos que son capaces de superar la prueba.
En Diodoro (I, 24, 5-7 ; II, 39,2 ; IV, 17,3) Heracles aparece sie
el héroe civilizador por excelencia, que purifica y pacifica, exte
acción benefactora a la oikoumene. Heracles recorre el mundo en todos los
sentidos, eliminando monstruos y seres malvados, fundando ciudades, per-
petuando su dinastía y abriendo la ruta que comunica el mar interior, el
mar Mediterráneo, con el océano exterior. Pero Heracles, a través de su

(5) E Diez de Velasco, El origen del mito de Caronte [n. 3], p. 368 ss. ; Id.,
Los caminos de la muerte. Religión, rito e iconografía del paso al más allá en la
Grecia antigua , Madrid, 1995, p. 42 ss. ; LIMC III, «Charon I», p. 210 ss.

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42 G. LÓPEZ MONTEAGUDO

dilatada vida, comete también muchas accion


de ser un semidiós, debe morir y purificarse
y obtener un lugar en el Olimpo junto a los dios
físicas que el héroe debe superar son al mismo t
se pasa de la vida a la muerte y en donde He
el dios psicopompo por excelencia. En la realiz
recorre la oikoumene entre el mundo de los hom
la vida y la muerte, en busca de la inmortalidad
Entre los trabajos que tiene que realizar Hera
tienen relación con la inmortalidad acontecen
decir más allá del mundo conocido, aludiend
como son la captura del cerbero, símbolo del
el trayecto que le conduce del E. al O., es de
acaba toda vida ; y el robo de las manzana
inmortalidad, «en el más allá del río océano,
donde se encuentran las Hespérides bienaven
ss.) ; y también allí, en una isla llamada Erite
«en su parque brumoso» Heracles se apoderará de
Theog. 215 y 294). La primera dificultad para
cruzar el océano ya que la travesía marina
imposible, pero el héroe griego se las ingenia pa
amenazado al sol con sus dardos, toma la copa
todas las noches, cuando había llegado al océa
regresar a su palacio situado en el Oriente d
el Océano comienza a agitarse, sacudiéndole s
prueba y Heracles se ve obligado a amenazarle ta
ambiente húmedo envuelve todo el episodio m
de Gerión puesto que, según la genealogía de
Gerión era hijo de Crisaor, símbolo del rayo
personificación de las aguas fluviales, y él mis
Las vacas serían las aguas encerradas en las n
representando la hazaña de Heracles el triunfo d
es un monstruo infernal, que tiene a sus reb
«nebuloso» o «infernal» (Hesiod., Theog. 294,
de Heracles, dando muerte al monstruo de tre
simboliza su triunfo sobre la muerte ya que
manzanas del Jardín de las Hespérides símbolos

(6) C. Jourdain-Annequin, Héraklès, héros cultur


Mondo Antico , 11 (N.S. 1) 1980-81, Roma, 1984, p
du soir. Mythe et histoire (Annales Littéraires de l'U
1989.
(7) J. Bayet, Hercule funéraire en MEFR 40, 1923

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EL SIMBOLISMO DE LA TRAVESÍA MARINA 43

Tras haber conquistado la India, Heracles decide alcanzar su ver


destino y apoderarse de las manzanas de la inmortalidad. Estos frutos,
de bodas de Gé a Zeus y Hera, estaban plantados en un jardín divin
en el extremo occidente y custodiado por las Hespérides, hijas de l
Heracles desconoce el camino, pero Prometeo, que se hallaba enca
en el Cáucaso, se lo enseña como forma de pago por su liberación.
de las Hespérides se localiza en el N. de Africa, allí donde según Plin
V, 3-4, 31) los meandros del río Loukkos dibujaban la forma del m
mítico que custodiaba las manzanas de oro y, de acuerdo con los tes
clásicos, los templos levantados en Lixus en la orilla derecha del e
recordarían el paso del héroe por estos lugares, que habrían abrig
fabuloso jardín de las Hespérides (Fig. 2).
Las fuentes confirman que, una vez realizados estos trabajos, Heracle
levantado en Tartessos dos estelas o columnas que tomaron el nom
«columnas de Hércules», identificadas con Lixus y Gades, las dos
localidades del mundo conocido, erigidas a uno y otro lado del Es
Gades, situada en la punta meridional de Hispania, custodiaba el a
Océano que para los griegos marcaba los límites del mundo conoc
esta forma, Lixus y Gades aparecen como los confines «tabús» del
las márgenes más allá de las cuales la humanidad no se había a
pasar. El viaje al extremo occidente tiene un valor mítico en la im
de los Griegos, constituyendo un recuerdo lejano de un héroe, Her
antaño había sido el conductor de su pueblo hacia esas regiones e
que, al decir de Herodoto (III, 116), «son las únicas que poseen
que estimamos como más bellas y más raras». De ahí el carácter c
y escatológico de las últimas hazañas del héroe que, después de haber su
las pruebas, llega al final de su viaje donde le espera la muer
inmortalidad (8). .
A través de estos episodios del mito de Heracles se constata de
explícita el doble simbolismo del mar : como frontera física y mítica a
tiempo. Heracles/ Hércules a través de sus legendarios «trabajos» re
el prototipo de la virtud sobre el mal y, al igual que tantos otros p

(8) Un resumen de lo que constituye la esencia del mito heracleo se halla


representado de forma concisa y alegórica en un mosaico inédito, del siglo ш d.C.,
procedente de Horns (Siria) : la fuerza divina de Heracles niño estrangulando a las
serpientes, como símbolo de su naturaleza semidivina ; la presencia de «Agnoia»,
alegoría de la ignorancia de Alcmene acerca de la paternidad de Zeus, que había
tomado el aspecto de su esposo Anfitrión para engendrar a Heracles ; el héroe cogiendo
las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, símbolo de la inmortalidad,
custodiadas por el monstruo, en presencia de Océanos ; y finalmente la apoteosis de
Heracles en el Olimpo, personificada por la alegoría «Athanasia» que conduce al héroe
a la presencia de Zeus.

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44 G. LÓPEZ MONTEAGUDO

míticos, el ejercicio de la virtud le lleva a la i


el carácter de mito y de culto que tiene la trav
un instrumento ideológico-político utilizado pa
griega de las tierras fronterizas, sino también un
han de superar para alcanzar la inmortalidad, e
de los hombres y el de los dioses, la frontera e
El mar adquiere así un carácter purificador, c
Hipólito, ser virtuoso que rechaza las propuest
de su padre Teseo, y esta sophrosyné será precisam
Hipólito perderá la vida aplastado por su carro
por una ola gigantesca que, en forma de toro m
de Teseo, hace surgir del mar cuando el joven
orillas del océano camino de Epidauros (Eur., H
y alcanzará la inmortalidad convertido en con
arrebatado, según Pausanias (II, 32,1), por favor
La travesía marina, como prueba llena de obs
superar para alcanzar la meta final, está tambi
Ulises y las sirenas {Od. XII, 1-200) (Fig. 4). En
patria, el héroe debió pasar por la isla donde h
tradicionalmente en el Mediterráneo frente a la costa de Italia meridional.
Estos genios marinos, mitad mujer, mitad ave, que según la leyenda atraían
con su música a los navegantes quienes, al oir sus cantos, se acercaban
peligrosamente a la costa rocosa de la isla y zozobraban, siendo devorados
por ellas, juegan su papel en el mito de los Argonautas y en la Odisea, siendo
en este último donde aparecen por vez primera. La presencia de las sirenas
confiere un carácter funerario a la travesía marina, ya que en las especulaciones
escatológicas posteriores a la epopeya, las sirenas fueron consideradas como
divinidades del más allá que cantaban a los bienaventurados en las Islas
Afortunadas. Pasaron a representar las armonías celestiales y como tales
aparecen en los sarcófagos.
Las sirenas y otros pobladores del mar, como los hipocampos, delfines,
démones, nereidas, son seres de carácter funerario, intermediarios entre la

(9) C. Jourdain- Annequin, Héraklès en Occident en Héraclès. D'une rive à Vautre


de la Méditerranée. Actes de la Table Ronde de Rome (1989), Roma-Bruselas, 1992,
p. 263 ss.
(10) Tal como aparece representado en una crátera de volutas apulia del tercer
cuarto del siglo iv a.C., cf. LIM С V, «Hippolytos I», n° 105.
(11) Escena que parece representarse en el mosaico del Auriga de Conimbriga, cf.
К. M. D. Dunbabin, The Victorious Charioteer on Mosaics and Related Monuments
en AJA 86, 1982, p. 84-85 ; G. López Monteagudo, El mosaico del Auriga de
Conimbriga. Ensayo de interpretación en Нот. al Prof. J. M. Blázquez , IV, Madrid,
1996, p. 299 ss.

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EL SIMBOLISMO DE LA TRAVESÍA MARINA 45

vida y la muerte. Todos estos habitantes marinos controlan «los


caminos» y tal vez son los poseedores y guardianes de la sabidurí
conocimiento precisos para el viaje hacia el país bienaventurado (
explica su presencia en algunos mitos de pasaje y tránsito, como oc
las nereidas, que formando cortejo llevaron hasta Troya atravesando
a lomos de delfines y guiadas por Tetis, la madre de Aquiles, las
armas del héroe forjadas por Hefaistos y ayudaron a Jasón y a los Arg
a escapar con su nave Argos de las rocas errantes. A partir de
a.C. el motivo aislado adquiere un nuevo significado escatológico
feliz y sereno hacia el allende en las islas que están en los desdibujados
del mar, tal vez en recuerdo del viaje por el mar del cuerpo hero
Aquiles a la isla bienaventurada de Leuké, situada tradicionalmen
desembocadura del Danubio. Tras la muerte del héroe en Troya, lo
homéricos narran que su cuerpo fué ungido por Atenea con ambro
evitar la putrefacción y asegurar su inmortalidad {Od. XVIII, 192
XIV, 170-171) (13) у llevado por su madre Tetis у por sus hermanas las
hacia la isla Leuké, donde el héroe alcanzará una vida bienaventur
inmortal. El motivo del viaje heroizador de Aquiles por el mar se r
probablemente en una cerámica griega de mediados del siglo VI a.C
aparece un guerrero alado volando sobre un barco que navega por
acompañado del cuervo, pájaro de Apolo como símbolo de la inmo
del héroe a través del dios (Fig. 5), y se halla revitalizado en los sa
romanos como símbolo del viaje al Más Allá bienaventurado (14).
Si en los mitos acabados de comentar el mar aparece como uno
episodios de la epopeya, un componente más dentro del conjunto
hazañas que realizan los héroes, en el mito del Rapto de Europ
constituye la esencia del mismo, puesto que toda la historia gira a su al
desde el comienzo hasta el final. La travesía marina y sus distintas
simbólicas es el factor determinante de este relato mítico, de form
ella no habría mito. Por ello puede decirse que en ningún mito está
y evidente este contenido cósmico como en el del Rapto de Europ
que el mar constituye la esencia de todo el relato como frontera física
entre dos mundos.

(12) Recordemos el mitologema del monstruo marino que devuelve la vida al héroe,
bien conocido por la historia bíblica de Jonás y la ballena, que bajo variantes locales
conoce una amplia expansión por todo el Mediterráneo, cf. J. Boardman, Like a
Whale. Classical Sea Monsters en Monster and Demons in the Ancient and Maedieval
Worlds, Нот. E. Porada , Maguncia, 1987, p. 73 ss.
(13) Escena que seguramente ha quedado plasmada en una hidria corintia de
comienzos del siglo VI a.c., cf. LIMC I, «Achilleus», n° 897.
(14) Cf. LIMC I, «Achilleus», n° 901.

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46 G. LÓPEZ MONTEAGUDO

A través de las referencias literarias e iconog


de Europa se aprecia el doble simbolismo que l
este relato mitològico, así como la evolución qu
largo de la misma (15). En el trancurso del via
es el animal sumiso e inofensivo descrito por Ov
de la primera etapa del rapto, para no despert
«El (toro) se posternó y bajó la encorvada ce
muchacha» (Dion. I, 50-52), sino que se ha conv
galopa briosamente por la superficie marina
conseguido su primer objetivo, que es el rapto de E
irreversible que desembocará en el final per
confirmando los versos de Antipater (epigr. am
V, ep. 109) y de Nonnos : «El toro apenas mojaba
la joven, montada sobre él, seguía la travesía. Co
en su húmedo viaje, tomó las astas por timón ;
era el Deseo» (Dion. I, 65-69) ; y más adelante a
su marcha de acuáticas huellas, sin que el ponto
el agua la que parió a la abismal Afrodita, por
celeste» (Dion. I, 85-88), es decir Afrodita, la d
a cuyo nacimiento alude Nonnos en la versión
(188 ss.). E incluso, la forma de representar al t
ver solamente la parte que emerge de ella, evoca ta
«El húmedo viajero llevaba a la muchacha, si
visto a medias, pues curvaba su lomo para transp
Del mismo modo, en algunas representacione
el cambio efectuado durante el tránsito por el m
la princesa sidónia. Europa ya no aparece ni as
que en actitud relajada manifiesta su atracción
que le ha sido insuflada por los erotes siempre
amor (17). Se inicia así todo un proceso amoroso

(15) W. Buhler, Europa, Ein Uberblick über die Ze


antiken Literatur und Kunst , Munich, 1968 ; E. Z
Würzburg, 1983 ; LIMC IV/ 1, p. 76 ss., IV/ 2, p. 3
Les mosaïques représentant le mythe d'Europe (ier-vie siè
des modèles grecs en milieu romain , París, 1995 ;
San Nicolas Pedraz, El mito de Europa en los mosai
iconográfico e interpretativo en Espacio, Tiempo y For
(16) En las traduciones de las Dionisiacas de Nonno
siguiente : Nono de Panopolis, Dionisiacas. Cantos I
y notas de S. M. Manterola y L. M. Pinkler. (Bibi. Cl
(17) Esta relación amorosa entre la princesa sidóni
toro se atestigua de forma evidente en algunas escen
romanos, todas de gran carga erótica, como los mosaico

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EL SIMBOLISMO DE LA TRAVESIA MARINA 47

reflejadas en la cerámica griega de figuras rojas, donde el pint


crea un tipo iconográfico nuevo que aparece también en la pint
del siglo I d.C. y va a perdurar en obras posteriores de los siglo
(Figs. 6-7) (18). En todas ellas la princesa sidónia ya no está se
el toro sino que flota desnuda a su lado agarrándose al cuerno
y es que, como dice Van Gennep refiriéndose a los confines n
separan dos zonas e incluso dos paises distintos, «quien pasa d
se encuentra material y mágico-religiosamente, durante un t
menos largo, en una situación especial : flota entre dos mundos
ello, en esta etapa de la travesía marina, donde la violencia de
temor de la princesa han sido sustituidos por la intimidad de
amorosa, la desnudez de la heroína se convierte en un símbolo q
los límites de lo erótico : Europa se despoja de sus ropas como
alma que, al igual que Ulises, se despoja de la materia para alca
allá donde le aguarda la inmortalidad (20).
En este tercer episodio del mito, que relata el viaje de Europa
a lomos del toro, la introducción de elementos marinos como l
nereidas o los tritones, e incluso la presencia de Poseidon
iconografía del toro en forma de animal marino, como lo descr
«En su curso, su cola de pescado dibujaba a ambos lados la sup
ponto» y más adelante : «Por cierto, que el buey marino no obtu

en la Ny Carlsberg Glyptoteca de Copenhague, que se fecha en el si


y de Lipari, de época severiana, en los que el toro vuelve voluptuosam
hacia Europa ; o los mosaicos argelinos del siglo IV d.C. procedentes
donde Europa ofrece al toro un cesto de comida, mientras que los e
al animal por la cola, y de Macomades, en el que se ha representado
desnuda y sentada a la jineta, que besa al toro cogiéndole la cabeza,
De Croizant, Les mosaïques représentant le mythe d'Europe [n. 15], p.
227, pl. XIII a, XIV a, XXX a-b.
(18) Cf. LIMC IV, «Europe I», ap. III.
(19) A. Van Gennep, Les rites de passage , Paris, 1909, p. 24.
(20) Al parecer, en todas estas escenas se ha querido representar la
del mito que culmina con la hierogamia de la pareja, simbolizada de fo
en las dos coronas que sostiene en sus manos el personaje alado que ap
del grupo formado por Europa y el toro en una hidria de Caere del M
Giulia, datada en 530-520 a.C. ; en el mosaico de Esparta, fechado a fi
III o a comienzos del iv d.C., donde dos erotes sostienen el velo arqu
Europa y el toro, como símbolo de la unión amorosa entre ambos ;
el pavimento de Rodas, del siglo iv d.C., donde el nimbo que rodea l
Europa alude posiblemente a la divinización de la princesa a través del
tras la llegada a tierra firme someramente indicada por un trozo de
toro pisa con su pata izquierda, cf. LIMC IV, «Europe I», n° 24 ;
Croizant, Les mosaïques représentant le mythe d'Europe [n. 15], p.
184, pl. XXI b y XXII b.

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48 G. LÓPEZ MONTEAGUDO

un tipo semejante al terrestre - pues tiene co


se muestra distinta : en lugar de andar desnud
aguas a un viajero terrestre, sin freno ... en ver
Dion. I, 79-80 ; 101-102), produce una cierta con
a Europa de otras figuras femeninas como las
152) Europa es reconfortada durante la travesía
a causa de la separación de su padre y de su
los tritones y por Poseidon, que la acompa
presencia de Poseidón se justifica por el papel
Al., Prot. 27 ; Schol. Germ., A rat. Phaenom.
al haber sido este dios el que había puesto el
de Zeus para su aventura con Europa. Tambi
una Europa, hija de Tityos, esposa de Poseidó
de los argonautas (Pínd., Pyth. IV, 44 ; Apol
y en Hesíodo ( Theog . 357) Europa es una hija de
La contaminación iconográfica del rapto de
y su presencia en termas ha sido puesta por
el valor profiláctico de estos personajes co
símbolos de la prosperidad y riqueza buscada
frecuentaban esos lugares (21). Asimismo, la c
de estas figuras femeninas ha quedado plasmada
Nonnos cuando, al describir la travesía marina
del toro, dice : «Al verla, uno creería que es T
del que sacude la tierra ; o bien supondría que es
sobre la columna de un Tritón» {Dion. I, 5
segunda mitad del siglo II d.C. la imagen de Euro
apotropáico que tenían las nereidas como símbolo
Todos estos personajes femeninos, que hab
inmensidad marina que separa el mundo de l
eran considerados por los antiguos como s
renovación o de energía vital y de ahí que las
marinas suscitaran una serie de imágenes de
arte funerario. Esta asimilación de Europa co
acompañar al difunto al más allá, como hicie
la isla de Leuké, produce que el rapto de Europa tenga un contenido
psicopompo ya en época de los Antoninos y en el siglo III d.C. y que la
imagen del viaje por el mar se convierta en un tema de carácter funerario
como símbolo de resurrección.

(21) G.-Ch. Picard, La civilisation de l'Afrique romaine , París, 1959 ; 2a ed. París,
1990.

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EL SIMBOLISMO DE LA TRAVESIA MARINA 49

El viaje de Europa aparece, pues, como una muerte metafórica, sub


por la hierogamia , como esperanza de una supervivencia en el más
de ahí que el tema aparezca en ambientes funerarios, como pinturas y es
o también en lucernas procedentes de necrópolis. Al fin y al cabo
literatura mistérica Europa es considerada frecuentemente como una bac
una mystis de los ritos dionisiacos y como una alegoría del alma que
por la «vía de Zeus» por la vía de la salvación del hiéro gamos (
embargo, su utilización en ambientes domésticos o termales, dentr
programas iconográficos de thiasos marino o dionisiaco, se halla m
relación con el carácter de prosperidad que tienen las parejas amoro
ejemplo Poseidon y Anfitrite, Dionisos y Ariadna, las cuales constitu
himno a la fecundidad como garantía permanente de la vida. No h
olvidar que en Los Diálogos Marinos de Luciano de Samosata (15,3) Af
figura simbólica de la fecundidad, asiste al rapto de Europa lanzand
de todas clases a la joven esposa, recordando con su presencia q
hierogamia constituye el objetivo final de este periplo.
Las fuentes griegas de época arcàica y clásica centran su interés
consecuencias históricas y geográficas del mito de Europa (Нот., II
321 ; Hesiod., Theog. 357 ; Fragm. 52 ; Herod., Hist. I, 2 ; IV, 45), al cont
de la literatura helenística que abunda más en el contenido lírico y
de los detalles anecdóticos del rapto (Mosch. II, 1-152). Unas y otras
su influencia en Ovidio, que en el siglo I d.C. inmortaliza en varias
obras la leyenda de Europa {Met. II, 850-875 ; Fast. V, 603-620 ; Ar
I, 23, VI, 103-107 ; Her. IV, 55), ligando la hierogamia con el nacim
de una nueva zona geográfica : Europa, contrapuesta a Asia y Afri
embargo, Ovidio no insiste en el final trágico de la princesa sidónia, tra
por Zeus que la abandona después de consumar su unión amoro
hace Horacio que, basándose en el relato de Moschos (II, 154-161
la travesía marina en la noche, donde solo se ven los astros y las olas
in pratis studiosa florum et / debitae Nymphis opifex coronae / nocte su
nihil astra praeter / uidit et undas ), y convierte el arrepentimiento y el
invocado por la heroína ( Quae simul centum tetigit potentem / oppidis C
«Pater, o relictum / filiae nomen pietasque» dixit / «uicta furore !
quo ueni ? leuis una mors est / uir ginům culpae. ... Vilis Europe , pater
absens : / quid mori cessas ? potes hac ab orno / pendulum zona b
secuta / laedere collum. / Siue te rupes et acuta leto / saxa delect
te procellae / crede ueloci, nisi erile mauis / carpere pensum / regius s

(22) D. Levi, Mors voluntaria. Mystery Cults on Mosaics from Antioch en


VII, 1942, p. 44. Sobre el carácter soteriológico del hiéros gamos , cf. R.
Les sarcophages romains à représentations dionysiaques. Essai de chrono
d'histoire religieuse , Paris, 1960, p. 529-534.

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50 G. LÓPEZ MONTEAGUDO

dominaeque tradi / barbarae paelex.») (23) en un


final de gran interés histórico-geográfico, ya q
eponimo de un continente cuando Venus, después
por Zeus, le hace una promesa etiológica : «... Ux
/ Mitte singultus , bene ferre magnam / disce fort
nomina ducei » (Hor., Od. III, 27 ; 29-76) (24). D
Europa, al igual que tantos otros mitos y entre
su hermano Cadmos, no es más que una leyen
elaborada a partir del siglo vin a.C., para justificar l
hacia Occidente de gentes de origen oriental (25).
En el momento final de la travesía marina, qu
al abandono en tierra firme, cuando ya se ha co
y Europa aparece sentada sobre el árbol o echad
en actitud pensativa y melancólica, tal como se
Gortyna y refieren las fuentes literarias (Theop
7,6; Plin., NH XII, 11 ; Antig., Mir. 163) (26),
alegre que jugueteaba amorosamente con el toro
asumido su papel y recapacita sobre su destino,
al final de su viaje le reportará la inmortalidad,
el mar no es más que el tránsito al más allá : a
que no es otra que el pasaje por el mar, obtiene la in

(23) Al que también alude Nonnos en el Canto I de


«Entretanto, la joven había adivinado que le aguarda
entonces, a la vez que se arrancaba los cabellos, rom
aguas, mudas rompientes, decid a este toro - si le es
«Despiadado, perdona a la muchacha». Rompientes, dec
amante de su hija, que Europa dejó su patria, que an
navegante, y - según creo - también compañero de le
a mi padre estos bucles».
(24) Horace, Odes et épodes , tome I, trad. F. Villeneu
tés de France), Paris, 1970 (neuvième tirage). J. Gra
Philologie, littérature et histoire anciennes, Annales d
45, p. 67-82, dice que «sectus orbis» debe entenderse
dos», es decir, «la mitad del mundo» ; F. Villeneuve, en
Belles Lettres», prefiere interpretarlo como «una parte d
(25) Gh. Ceausescu, Un topos de la littérature antiq
l'Europe et l'Asie en Latomus 50, 1991, p. 327-331, c
esta problemática histórico-geogràfìca ; Y. Lehmann -
et étiologie du mythe d'Europe chez les auteurs latins
APLAES , 1992, p. 62-64.
(26) A. E. Jackson, The Bronze Coinage of Gortyn e
1971, p. 37 ss., pl. 12, 1-4 ; J.-N. Svoronos, Numismatiq
av. J.-C., Bonn, 1972, p. 153 ss., pl. XIII : 1-5, 8-10, 2
y 20.

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EL SIMBOLISMO DE LA TRAVESIA MARINA 5 1

en eponimo de una nueva tierra situada al Occidente, es decir, m


otro lado del mundo conocido (Fig. 8). El mito de Europa es, pue
de carácter cósmico.
A través de estos ejemplos podemos concluir diciendo que el mar tiene
en la mitología clásica un doble carácter. Por un lado geográfico, el mar
constituye el medio para acceder a otras tierras. Por otro, un contenido
escatològico de forma que la travesía marina se convierte en un viaje iniciático
que conduce a las fronteras de la muerte y, a través de la purificación, a
la inmortalidad : Heracles alcanzará un lugar en el Olimpo tras su apoteosis
y divinización ; Ulises regresará a su patria ; Hipólito será convertido en la
constelación del Auriga ; Aquiles vivirá feliz su vida inmortal en la isla Leuké ;
Europa se convertirá en eponimo de un continente.

CSIC, Madrid. Guadalupe López Monteagudo.

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