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La llegada del siglo XXI planteó nuevas interrogantes para la sociedad mundial pero sobre
todo para las ciencias sociales porque son los campos de estudio capaces de responder
preguntas y plantear nuevas alternativas a los problemas que la entrada del nuevo milenio
planteaba y que todavía siguen siendo objeto de análisis. En ese sentido, Juan
María Alponte hace una revisión de la realidad a partir de las dimensiones entre espacio y
tiempo. Y es de esta forma como nos plantea los retos y las problemáticas que la era de la
revolución ciberespacial de las telecomunicaciones nos exige.
El presente ensayo tiene como finalidad hacer una revisión a los principales
planteamientos del libro “La revolución ciberespacial y la privatización del Estado-Nación”
de Juan María Alponte para poner a discusión los postulados básicos y concluir a través de
la dialéctica con aquellas ideas que son para mí las más importantes, útiles para la
construcción epistemológica y que plantean una nueva forma de ver y entender al mundo.
La historia ha sido construida por los seres humanos; hombres y mujeres han sido
quienes forjaron los cambios más significativos del mundo. El mundo actual no es posible
entenderlo, sí no regresamos en el tiempo y revisamos cada uno de los momentos en los
cuáles la coyuntura influyó para llevar a cabo las grandes revoluciones del mundo. En ese
sentido, el mundo y la historia del ser humano es posible explicarla a través de las grandes
transformaciones que han generado revoluciones políticas, sociales, económicas,
culturales y por supuesto, científicas-tecnológicas.
Pero, ¿qué ha sido posible que estas revoluciones se lleven a cabo? Sin duda, ha
sido la noción del espacio y tiempo de los seres humanos. Pero todavía hay algo más
importante, lo que llamaría la conciencia o para mejores términos, la razón. Esa racionalidad
que ha permitido al ser humano darse cuenta de la oportunidad de transformar su entorno.
El pensamiento, que es la base sobre la cual se ha construido el mundo, el algo a
considerar. Y la revolución ciberespacial no es la excepción.
Estamos ante una nueva realidad, donde los seres humanos han dejado de ser eso,
seres humanos. Perdiendo la esencia de los valores, de una ética, de una igualdad y la
justicia. El ser humano, en la nueva lógica mundial es un ser mecánico, que responde a la
lógica del mercado, a las nuevas tecnologías de la información y por supuesto, a eso que
yo llamaría la deshumanización del hombre. En ese sentido, hemos llegado a un nuevo tipo
Badillo Iñiguez Areli Leticia
Comunicación y gestión del gobierno
26 de febrero de 2019
Referencia de libro I
Algo que podría rescatar de esta nueva cultura sería referente a la cuestión de una
nueva epistemología. En el sentido de que la nueva sociedad confluyen muchas disciplinas
del saber. Es decir, la convergencia es fundamental para construir la política.
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿hacia dónde vamos? Sobre todo porque hay que
considerar que el saber es poder. Esa relación es compleja y sobre todo una clara tesis de
la capacidad que tiene la nueva era de la información en un momento como el que vivimos
actualmente. Y plantearnos sobre todo la cuestión de que sí la maldad o la bondad de las
nuevas tecnologías responde al uso que los seres humanos les den. En el sentido de que
puede servir para desarrollar zonas marginadas del mundo o en el caso contrario, agrandar
las desigualdades mundiales en todos los aspectos de la vida.
No podemos negar el momento actual que vivimos, ni mucho menos el desarrollo
de la Sociedad Digital Programada. Porque representan los nuevos modelos
comportamiento, que el hombre no esperaba alcanzar. El intercambio de saberes; la
interacción, el dialogo y la convergencia entre los distintos planos del mundo -es decir, las
distintas sociedades-civilizaciones-; una visión global o planetaria, una cultura universal son
los claros ejemplos del momento en que nos encontramos.
En ese sentido, el futuro de las sociedades debe posicionar de nueva cuenta al
hombre y a las ideas en el centro de la razón, para que de esta forma la racionalidad del
pensamiento vaya encaminado hacía una sociedad acorde a una vida ética, luchar contra
la privatización del Estado sólo es posible hacerle frente a través de la reformulación del
Estado. Porque para Alponte, se acabaron las potencias, las naciones y el Estado es
mínimo. Generando de esta forma nuevas esferas de poder, es decir, lo nuevo es la
revolución ciberespacial de las telecomunicaciones planetarias.
Esta reformulación es a través de volver a considerar el imperio de la ley como algo
necesario, es decir, por medio del derecho generar un país constitucional donde el tener no
sea objeto de dominación por el acaparamiento de una minoría de todo aquello que debería
ser para todos. Es decir, buscar una mejor distribución en todos los sentidos de la vida,
claramente también en lo referente a las herramientas tecnológicas y la información. De
esta forma será posible hacer un nuevo cambio en la correlación de fuerzas que
actualmente existen el planeta y que obviamente han dejado de lado claros espacios del
mundo.
Una tesis que Alponte hace en su obra en referente a cómo entendemos el
desarrollo o más bien, cómo llevar a cabo el desarrollo, menciona que son las instituciones
Badillo Iñiguez Areli Leticia
Comunicación y gestión del gobierno
26 de febrero de 2019
Referencia de libro I
Esto me lleva a recordar una vieja enseñanza de Pierre Vilar, el gran historiador francés del
siglo XX: “hay que comprender el pasado para conocer el futuro”.
A partir de todo lo desarrollado a lo largo de este ensayo, uno de los retos
fundamentales que plantea Alponte y que se trató de constatar en este escrito es cómo
debe y va a convivir una sociedad digital en el contexto de la globalización. Lo cual para mí,
me parece un reto que todavía es tema de debate y de una lucha de posturas. Sin embargo,
considero que eso debe llevarse a cabo a través de la práctica y del comportamiento que
tengamos los seres humanos en el curso de la historia.
La propuesta sería, cómo construir un proyecto donde conviva el ser humano y las
nuevas tecnologías como el internet, sin perder el valor de ser un humano. Es decir, la
nueva realidad nos exige construir alternativas a partir del presente pero con una visión del
futuro.
A mi parecer, el trabajo realizado por Alponte no ha sido una descripción de la
historia de las revoluciones de la humanidad, sino más bien es un diagnóstico de la
situación actual de nuestras sociedades modernas y contemporáneas. Es la invitación a
reflexionar, a llevar a cabo análisis profundos y por supuesto a situarnos en el momento
histórico. A ser capaces de tomar conciencia y asumirse como sujetos históricos, capaces
de transformar la realidad actual.
La tarea es difícil, sin embargo, es menester de cada uno de nosotros tomar
conciencia de los problemas mundiales y nacionales para construir el mundo del mañana.
Nuestra misión en el mundo debe asumida y estar motivada por el carácter, no entendido
cómo enojo, sino cómo un sinónimo de decisión o lucha; lucha por el conocimiento, la moral
social, la cooperación y la inteligencia.
De esta forma hay que destacar que debemos dejar de ser meros espectadores de
la sociedad digital, y asumir más, la postura de sujetos históricos. Capaces de comprender
el mundo, y por ende, transformarlo, cambiarlo. Todo a través de la gran de tesis de Juan
María Alponte: por medio de una verdadera y gran insurgencia ética.
Bibliografía:
Alponte, Juan María. La revolución ciberespacial y la privatización del Estado-Nación: ensayo de
insurgencia, México, Rino 1998, 173p.