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'Hacer trampas' ahorra energía

Los chips que realizan cálculos aproximados y no precisos podrían permitir que los dispositivos móviles
fueran más inteligentes a la hora de comprender el mundo.

Debemos nuestros smartphones y superordenadores a los matemáticos e ingenieros que descubrieron


en las décadas de 1940 y 1950 cómo crear máquinas capaces de procesar operaciones a alta velocidad
con una precisión perfecta. Ahora, algunos investigadores están repasando esos principios trabajando en
diseños que sacrifican la precisión por la eficiencia energética. El enfoque, conocido como computación
por aproximación podría servir para aumentar la duración de la batería de los dispositivos móviles y
permitir técnicas avanzadas como la visión artificial.

La semana pasada investigadores de la Universidad de Purdue (EEUU) informaron de pruebas hechas con
un procesador sencillo que usa la aproximación. Los investigadores fueron capaces de reducir el
consumo energético de un chip a la mitad al permitir que hubiera errores en algunas operaciones
mientras ejecutaba toda una gama de software para distintas tareas, como reconocer escritura a mano y
detectar ojos en imágenes.

Otros investigadores de la Universidad de Washington (EEUU) han demostrado que el consumo de


energía de la memoria flash, que se usa en la computación móvil, se podría reducir si se permitiera a los
chips almacenar los datos no críticos de manera imperfecta. Ambos grupos presentaron su trabajo en la
Conferencia Micro celebrada en la Universidad de California en Davis (EEUU).

Hace años que se investiga en computación por aproximación, pero ahora ésta ha avanzado hasta el
punto de que se pueden construir sistemas reales gracias a esta técnica, explica el profesor de Purdue
nombrado en 2006 por MIT Technology Review como uno de los 35 innovadores menores de 35, Anand
Raghunathan. "Tenemos pruebas en silicio de que esto se puede hacer", afirma.

El momento es perfecto porque aunque siempre hará falta una precisión completa para muchas
funciones, como calcular nóminas, muchas de las tareas avanzadas que se le piden a los ordenadores,
como reconocer imágenes o reproducir sonido, pueden tolerar cierto grado de imprecisión.

"Cada vez hay más ordenadores, ya sean teléfonos o centros de datos, en los que el resultado final no es
una cifra numérica precisa, es algo para humanos", afirma Raghunathan. "No hay que tratar los cálculos
involucrados en estas aplicaciones como algo sagrado o completamente preciso y podemos aprovechar
esa licencia". Cuando un ordenador intenta recomendar una película o reconocer a tu amigo en una foto,
por ejemplo, aproximar algunas de las cifras que se usan por el camino está bien siempre que la
respuesta final sea correcta.

Permitir a los ordenadores aproximar puede servir para ahorrar energía en toda una serie de formas,
principalmente reduciendo el control de calidad sobre la manipulación de las señales electrónicas. El
diseño de procesador de Purdue, llamado Quora, ahorra energía reduciendo la precisión usada para
expresar determinados valores con los que opera, lo que permite que algunos elementos de su circuito
se mantengan ociosos. También reduce el voltaje de algunos elementos del circuito cuando están
trabajando sobre datos aproximados. Lo fundamental es que el diseño no lo hace así para cada
instrucción que da un software, sino que busca señales escritas en el código de un programa que indican
que tienen tolerancia al error y por cuánto.

Poder especificar el grado de ruido aceptable para distintas partes de un programa posibilita usar la
aproximación sin sobrecargarla de errores, explica el investigador de Purdue que ha dirigido el trabajo
sobre el procesador, Swagath Venkataramani, quien predice que los descendientes de Quora aparecerán
en productos comerciales como los coprocesadores de los procesadores convencionales. Este tipo de
coprocesadores podrían encargarse de tareas como el procesado de imágenes, que se benefician de la
aproximación. "Como hemos demostrado, esto incluye reconocimiento, minado de datos, búsqueda y
visión, aplicaciones cada vez más populares en el espectro de la computación".

El profesor asociado de la Universidad de Washington (EEUU) Luis Ceze, afirma que el trabajo de Purdue
demuestra que los chips que hacen aproximaciones pueden ser prácticos. Sin embargo, añade que quizá
sea mejor hacer que el hardware de los chips tenga un papel menos activo en la toma de decisiones de
dónde aplicar una aproximación y usar el software en cambio. Así se facilitaría la traducción automática
de software escrito para ordenadores convencionales a una forma que podría manejar un sistema que
usase aproximación, explica. Sin embargo, Ceze reconoce que el campo aún está lejos de establecer una
única forma de hacer las cosas. "Esta área aún está en fase de exploración", afirma.

Ceze no duda de que la capacidad de aproximar llegará a los dispositivos de computación comerciales.
Su propio grupo ha empezado a hablar con las empresas que fabrican memoria flash sobre una técnica
desarrollada por ellos que ahorra energía metiendo más bits de los habituales en los bloques de
memoria, degradando sólo marginalmente los datos almacenados.
Los consumidores están teniendo un papel importante a la hora de obligar a la industria a abrirse a este
tipo de ideas, afirma Ceze. "Ahora mismo tenemos muchos datos, y gran parte de ellos son de naturaleza
aproximable, cosas como imágenes, sonido, datos de vídeo de sensores".

Por qué ahorrar energía no te ayudará a ahorrar dinero

La eficiencia energética es buena para el planeta y para tu bolsillo. Pero, desde las sombras, las fuerzas
de la industria quieren que los consumidores paguen por los ingresos perdidos

Por qué ahorrar energía no te ayudará a ahorrar dinero Los consumidores deben hacer algo para que las
compañías no les hagan pagar el ahorro de energía. FOTO: CONSUMER REPORTS
Consumer Reports

POR: CONSUMER REPORTS

02 SEPTIEMBRE 2015

La eficiencia energética ha avanzado mucho desde esa noche en febrero de 1977 cuando el Presidente
Jimmy Carter se puso un suéter y les dijo a los estadounidenses que le bajaran al termostato.

Gracias a prácticas y productos de menor consumo, desde refrigeradores, pasando por lámparas, hasta
el aire acondicionado central, el estadounidense promedio gastó $2,500 menos en electricidad en 2014
(ajustado por inflación) que lo que habría gastado si no se hubieran realizado mejoras, según un informe
de junio de 2015 del American Council for an Energy-Efficient Economy (Consejo Estadounidense para
una Economía con Eficiencia Energética).

Pero cada dólar ahorrado por los consumidores es uno menos de ingreso para las empresas de
electricidad. Esto ha llevado a los líderes de la industria a advertir sobre una “caída vertiginosa”, un
escenario en el que las ganancias decrecientes por la eficiencia obligarán a las empresas de servicios
públicos a aumentar sus tarifas, llevando a más consumidores a recurrir a los paneles de energía solar en
el techo.

Muchas empresas de electricidad utilizan ese argumento para proponer fuertes aumentos de las tarifas
que castigan al público por hacer lo correcto. “¿Dónde está el incentivo para aislar el ático o instalar un
calentador de agua solar si no va a tener como consecuencia una reducción de las tarifas de
electricidad?” dice Kateri Callahan, presidente de la Alianza para Conservar Energía, un grupo de
defensoría en Washington, D.C.

Lo que aumenta aún más el riesgo es el hecho de que el Plan de Energía Limpia lanzado en agosto por la
Agencia de Protección Ambiental (EPA), requiere que las plantas energéticas de Estados Unidos reduzcan
sus emisiones de dióxido de carbono en un 32% respecto de los niveles de 2005 para 2030. La industria
alega que esto podría causar aun más aumentos de tarifas, pero según el análisis de la EPA, las
inversiones en eficiencia en realidad podrían reducir las tarifas a los consumidores.
El aumento de las tarifas de energía

Actualmente, las empresas de electricidad no pueden simplemente aumentar el costo de la electricidad


cuando les conviene. Las leyes estatales requieren que presenten una propuesta formal a través de su
comisión de empresas de servicios públicos. Madison Gas and Electric, de Wisconsin, por ejemplo,
propuso un aumento de las tarifas fijas (la parte de la cuenta que pagan los consumidores más allá de
cuánta energía hayan utilizado) de $10 en 2014 a $68 para 2017. Kansas City Power & Light solicitó un
aumento de las tarifas fijas de $9 a $25.

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