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Autores:
• Jesús Manso
• Bianca Thoilliez
MD.2. FUNDAMENTOS DE DIDÁCTICA | TEMA 4. DEFINIENDO LA DIDÁCTICA Y EL DISEÑO INSTRUCCIONAL
¿Quién sabe enseñar? ¿Quién enseña bien? La referencia etimológica nos puede servir de
apoyo inicial: enseñar es señalar algo a otra persona. Pero no señalar cualquier cosa, sino
mostrar, específicamente, “algo” que se desconoce. Esto implica que hay uno que conoce (que
está en disposición de enseñar) y otro que no conoce o que desconoce (que está en
disposición y/o necesidad de aprender). En este Tema, con el que nos adentramos en los
fundamentos de la Didáctica, se busca reflexionar sobre los aspectos más esenciales que
explican aquello que pasa cuando alguien (que sabe) intenta enseñar algo a otra persona (que
no lo sabe) para que esta aprenda. Así, para la Didáctica y el Diseño Instruccional, como
campos ocupados y preocupados por diseñar y producir situaciones de aprendizaje eficaces
(que alcanzan los objetivos propuestos), es fundamental considerar qué condiciones y factores
deben considerar para que el aprendizaje pueda tener lugar. También veremos modelos
prototípicos de diseño curricular. Y es que los modelos, como los mitos o las metáforas, nos
ayudan a darle sentido a nuestra realidad. Ya sean resultado de la experiencia docente
acumulada o de la investigación, los modelos nos ayudan a conceptualizar y dar forma a
cuestiones y afrontar tareas de un modo sistemático y orientado. Un modelo de diseño
curricular nos ayuda a estructurar y darle sentido a los contenidos de aprendizaje, permitiendo
al docente determinar cómo quiere enfocar su actividad de enseñanza: partir de un modelo
existente o imaginar uno propio, le habilitará para definir y organizar las unidades de
aprendizaje. El valor de un modelo de diseño curricular queda determinado en su puesta en
marcha, en su uso. Como cualquier otro instrumento o herramienta, necesita de la
intencionalidad del docente.
Pues bien, en este cuarto tema, nos ocuparemos de abordar los siguientes objetivos de
aprendizaje:
• Reconocer qué condiciones, desde una perspectiva pedagógica, deben reunir las
situaciones didácticas para generar aprendizaje en los alumnos.
El término “didáctica” proviene, al igual que sucede con el de “educación”, de dos vocablos
latinos.
La Didáctica, como disciplina pedagógica que busca optimizar los procesos de enseñanza-
aprendizaje, implica la indagación y preocupación por cuatro áreas fundamentales (Bolívar,
2008b):
Así pues, podemos afirmar que, dentro del conjunto de ciencias pedagógicas, la Didáctica de la
Educación o Didáctica General tiene una importante dimensión tecnológica o técnica. ¿Por qué
afirmamos esto?
• Porque es un saber orientado a mejorar las posibilidades de llevar a cabo
intervenciones pedagógicas eficaces.
• Porque no sólo facilita la adquisición de conocimientos, sino que articula técnicas
operacionales concretas, ordenando los procesos de transferencia en el aprendizaje.
Siguiendo el trabajo de Zierer y Seel (2012) podemos determinar que, de un lado, la Didáctica
General o de la “educación”:
• Está generalmente más preocupada por los contenidos que deben ser enseñados (por
el profesor) y aprendidos (por el alumno).
• Se ocupa de responder a las preguntas sobre “Quién debe enseñar el qué, para quién,
cuándo, con quién, dónde, cómo, con qué y para qué fin”.
• Para responder esta pregunta se han presentado diferentes enfoques didácticos:
orientación hacia el aprendizaje, sistémica, constructivista, comunicativo, etc.
Alumno(s)
Profesor(es) Contenidos
Aquí, la Didáctica se ocupa de estudiar los elementos del triángulo (alumnos, profesores,
contenidos), así como de las relaciones e interacciones que se establecen entre cada uno de
dichos elementos. El estudio de esta relación triádica de alumno-profesor-contenido ayuda a
comprender la complejidad de la situación didáctica. Este “triángulo didáctico” ha ayudado a
concentrar la atención a la hora de diseñar y analizar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por otro lado, y continuando con el análisis de Zierer y Seel (2012), el “Diseño Instruccional”,
presentaría los siguientes rasgos o características:
Revisar la
instrucción
Análisis
instruccional
Análisis de los
alumnos y los
contextos
Diseño de la
evaluación
sumativa
Dentro del enfoque sistemático. Pueden darse variaciones dentro de este listado prototípico
de tareas y, si se aborda desde un enfoque holístico, las subtareas se realizan de hecho de
manera interrelacionada. Es más, estas no se suelen desarrollar lineal e individualmente: la
tendencia es caminar hacia una mayor interacción y a la atención individualizada a cada
situación.
También es importante tener en cuenta que la aplicación del enfoque sistemático del diseño
instruccional, excede los ámbitos estrictamente escolares. Abarca todo tipo de situaciones que
se ocupen de formar: tanto a nivel de formación técnica, como de formación profesional,
como de desarrollo de recursos humanos, etc. Para que tenga éxito a nivel escolar, la clave
estaría en no perder de vista las particulares condiciones de las situaciones de educación que
tienen lugar en el ámbito escolar.
Para algunas personas no hace falta que el profesor tenga una formación didáctico-
pedagógica. ¿Por qué? Generalmente se dan dos grandes razones para ello:
1. Las disciplinas poseen una estructura que las hace aptas para su transmisión. Se
considera que una disciplina de conocimiento tiene una estructura conceptual, una
organización lógica y unos procedimientos. Reproducirlos es suficiente para su
enseñanza. Esta idea ha influido mucho en la generalización de la tendencia a generar
un currículum basado en las disciplinas y que se propusiera formar en los alumnos el
tipo de competencias y habilidades que posee el experto. Se confía en la propia
estructura de la disciplina como la llave para la buena enseñanza. Mantiene que lo
importante en un profesor es la excelencia en el dominio de su materia (hay que
reconocer que los profesores que dominan bien su materia tienen avanzado el camino
para enseñar bien).
2. En realidad, el buen educador es intuitivo. Que no se hace, que se nace. Según esta
idea, hay gente que posee un talento para educar. Algunos están dotados para el
deporte, otros para la música. Hay gente que está dotada para la enseñanza. El hecho
es que hay profesores que enseñan muy bien y nunca pasaron por un curso de
didáctica.
• Dominar los conocimientos que son objeto de enseñanza es una condición (necesaria
pero no suficiente) para enseñarlos. Pero la capacidad docente consiste en poder
realizar el procesamiento pedagógico del conocimiento, su planificación y la guía de los
alumnos para permitir su aprendizaje. Aunque cualquiera que domine un cuerpo de
conocimientos cuente con una condición esencial para la enseñanza no
necesariamente cuenta con las capacidades profesionales para hacerlo.
Si como hemos visto la didáctica y el diseño instruccional se ocupan, aunque con algunos
matices que hemos visto los diferencian entre sí, de optimizar los procesos de enseñanza-
aprendizaje y, considerando que la enseñanza es nuestra tarea y el aprendizaje el eventual
resultado de la misma, la cuestión de qué condiciones deben darse para que tal aprendizaje se
produzca interesan, y mucho, a todo educador que se tome en serio las posibilidades de
indagación curricular y que aspire a desarrollar una práctica pedagógica reflexiva:
Se estima que de media alrededor de un 10% del alumnado que nos encontraremos en un aula
aprenderá y alcanzará los objetivos, sean cuales sean los medios pedagógicos que
despleguemos (Pelpel, 2005). Por lo tanto, ser profesor quiere decir, entre otras cosas, que
aunque el otro 90% del alumnado puede aprender, las estrategias didácticas que pongamos en
marcha afectarán su rendimiento. Preguntarnos acerca del aprendizaje implica el intento de
identificar los mecanismos que sería necesario activar para transformar a nuestros alumnos en
“aprendices”:
A menudo nos apoyamos en la idea de que Para cada conocimiento podemos buscar niveles
existen “prerrequisitos” que resulta de dominio variables en relación con la edad de
indispensable dominar para poder enseñar los alumnos, sus intereses, sus posibilidades
determinadas nociones o conceptos. intelectuales.
Pelpel (2005) mantiene que pueden definirse tres niveles esenciales a la hora de entender
cómo tiene lugar el aprendizaje y en torno a los cuales podemos estructurar las actividades
pedagógicas:
• El primer nivel es el de la implicación. Uno no puede aprender más que para uno
mismo, lo cual no quiere decir por sí mismo. En cualquier secuencia didáctica este es
un aspecto fundamental que, sin embargo, a menudo se olvida. Se concreta a dos
niveles: el afectivo o de motivación (referido al valor que se reconoce al aprendizaje), y
el intelectual o de interés (referido al sentido que tiene para el alumno el aprendizaje).