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SEXUAL INTEGRAL
EJE I:
No tengo nunca y de ninguna manera un cuerpo lo mismo que tengo un juguete, un auto o
un vestido nuevo. Lo propio del tener es la exterioridad respecto de la persona, la posibilidad
de disponer y de deshacerse de algo. De esto resulta que no puedo tratar al cuerpo lo mismo
que a una cosa objetiva. No puedo deshacerme de él. Lo puedo observar y mirar, pero sólo
si al mismo tiempo lo considero como idéntico conmigo mismo: yo miro, yo observo. Por
tanto, el termino “tener” revela un límite preciso cuando se trata de caracterizar el cuerpo
humano (7).
Hay que decir más bien que yo soy mi cuerpo, que soy corpóreo. El cuerpo es vivido desde
dentro como yo mismo. No es la mano la que toma unos objetos; los tomo yo. No es el ojo el
que ve; veo yo. No es el cuerpo el que siente y actúa; siento y actúo yo. En síntesis, en la
mirada, en la acción estoy presente yo en persona, todo entero. Esta noción, en educación,
es de gran importancia.
Esto comporta que el hombre corpóreo puede y debe ser considerado bajo dos aspectos:
como cuerpo orgánico y como cuerpo humano.
El aspecto orgánico del hombre incluye sin dudas la pertenencia al mundo orgánico de los
vivientes, con todos los aspectos objetivos que se encuentran en los otros organismos vivos.
Pero éste es sólo un aspecto de la corporeidad humana.
Más aún, hay que decir que el cuerpo humano indica la posibilidad concreta de ser y de
comunicar con los demás en el mundo; no se está orgánicamente en el mundo, sino
“humanamente”, expresándose y realizándose en el diálogo con los demás.
Hagamos el esfuerzo ahora de aplicar lo que venimos analizando a la cultura contemporánea.
Aquí encontramos una dicotomía muy clara: se afirma que el hombre está compuesto de
espíritu por un lado (que se rige por las leyes del espíritu) y de cuerpo (que se rige por las
leyes de la materia) por otro. Según esta dicotomía el hombre sería un ser contradictorio.
Aparece entonces un conjunto de falsos espiritualismos que niegan el valor positivo del
cuerpo y de la sexualidad, que preconizan una visión negativa del placer y conducen a una
visión puritana de la sexualidad. Nos encontramos así, ante una moral mal entendida que
tiene miedo a todo lo corporal y que llega a ver el sexo como un mal vergonzoso aunque
necesario.
No! no somos puro espíritu o puro cuerpo. Somos un cuerpo que por medio del espíritu que
lo anima se hace capaz de amar. Efectivamente, son nuestros sentidos los que nos permiten
entrar en relación con los demás y expresar nuestros sentimientos, la ternura, el respeto, el
estímulo, la compasión.
¿Vemos qué concreto puede resultar esto en la educación de nuestros niños y jóvenes?
Sirva de ejemplo: Las alegrías más refinadas y sublimes, las más “espirituales”, las vivimos
en nuestro cuerpo; el llanto expresa tantas veces alegría, dolor, emoción. Una relación
sexual, si los dos esposos se aman verdaderamente, es la expresión más completa de
relación entre dos seres. Es en la unión de sus cuerpos que se concreta de manera
espléndida la fidelidad, el don total de sí, la aceptación plena del otro, la apertura a la vida;
se trata también de la unión de sus dimensiones espirituales!
- “Relájate y goza…”
Conocer y dominar el cuerpo resulta enriquecedor para la persona que así se dignifica, se
hace dueño de sí, verdaderamente libre. Aprender a conseguir esa unidad entre lo que uno
siente y comunica: expresar el lenguaje corporal, aunque exija un esfuerzo, tiene como fin
alcanzar la sinceridad y la transparencia y es signo de madurez. Con ese dominio sobre la
corporalidad lo que se busca no es negar el cuerpo ni menospreciarlo, sino permitir que el
cuerpo siga siendo vehículo para comunicarse con toda su plenitud; quien miente o engaña
destruye su propia capacidad de comunicación, se convierte en una intimidad aislada,
inexpresada e inexpresable. Si el espíritu humano existe en el cuerpo y sólo se le entiende
en el cuerpo, es importante cuidar que la armonía entre ambos esté protegida.
S. de Beauvoir (9) ha elaborado más a fondo la tesis del origen cultural de las diferencias
existentes entre el varón y la mujer. Parte del principio sartriano según el cual cada uno es
tal como el otro lo ve. El hombre no tiene una naturaleza, sino que es pura libertad. Por
tanto, no existe ni una naturaleza biológica ni psicológica del varón o de la mujer. Hay que
rechazar a la sexualidad como naturaleza. También ha que superar esa institucionalización
del amor que vincula a la mujer al sexo, a la maternidad, al hogar. Es menester que haya
parejas libres, madres libres, libertad económica para la mujer. De esta forma desaparecerá
la desigualdad social y cultural; el encuentro de los sexos en un nivel de igualdad plena será
únicamente el encentro de dos libertades. Reivindica además para las mujeres las mismas
profesiones y funciones que ejercen los varones en la sociedad, sin ninguna forma de
discriminación entre los dos sexos. Antes de ser sexo diverso, la mujer es persona libre que
se proyecta a sí misma en el mundo. Y en esto es radicalmente igual al hombre.
No se puede negar que la sexualidad tiene todo un aspecto corpóreo y fisiológico. A nivel
biológico la sexualidad no está restringida a la posesión de órganos diversos en función de la
procreación. La diferencia sexual parece caracterizar a toda la estructura corpórea. El
sistema hormonal presenta aspectos típicos que influyen notablemente en el comportamiento
de la persona. Si venimos acentuando la unidad del hombre con el cuerpo, también hay que
tener en cuenta la importancia de la sexualidad en la vida de la persona. El ser varón o
mujer también caracteriza al aspecto “humano” del cuerpo. No es posible menospreciar la
presencia del impulso sexual en la realización de una personalidad equilibrada, ni la
orientación hacia la maternidad, con todas las repercusiones en la esfera psicológica y social.
Por eso las teorías que quieren separar a la sexualidad de esta base corpórea resultan
demasiado abstractas y racionalistas.
Así, es imposible toda comprensión de los sexos si uno se cree autorizado a limitar de ese
modo la gama de posibilidades masculinas o femeninas, o si no se llega a comprender que la
alteridad y la originalidad del hombre y de la mujer son irreductibles.
“No es la sexualidad la que nos hace inventar el amor, sino el amor el que nos
revela la naturaleza de la sexualidad. No son el hombre y la mujer quienes crean
una relación interpersonal, sino que cuando la persona se hace relación y ser-para-
otro, ella me revela a mí mismo como hombre o mujer en ese cara a cara en el que
me reconozco como persona, ya que soy reconocido allí como tal.”
En este contexto del encuentro personal es donde se ponen ahora de manifiesto las
posibilidades “humanas” de todos los elementos del hombre y la mujer: diferencias
fisiológicas, erotismo, caracterizaciones psicológicas, las infinitas elaboraciones culturales,
sociales, económicas, etc. Todo eso son posibilidades de lenguaje y de reconocimiento del
otro como otro.
Por todo ello la estructura varón-mujer es la estructura que más profundamente expresa y
manifiesta en el ser humano su naturaleza interpersonal. Y es al
¿Cuáles son las notas que identifican a la persona? ¿Qué consecuencias directas tiene la
condición sexuada sobre mi ser? ¿Hablamos de género, de sexo o de sexualidad? Hay un
texto que me parece excelente para reflexionar, es de Michele Federico Sciacca en: “El
hombre, este desequilibrado”
………Este ser paradojal que es el hombre nace ya como ser determinado; el ser del hombre
se manifiesta en su corporeidad. No es lo mismo el ser femenino que el ser masculino. Esta
primer diferencia va a marcar el rumbo de nuestro ser y de nuestro actuar. La sexualidad
conforma a la persona, todo el obrar estará enmarcado por esa noción corpóreo-espiritual.
El hombre es un ser sexuado y la sexualidad no la hemos elegido libremente, sino que nos
ha sido dada en la concepción.
La esencia misma de nuestro ser reclama entonces el obrar en consecuencia: el varón tiene
las características psicológicas, afectivas, racionales que le son propias y lo mismo ocurre
con la mujer. Es evidente que nuestro ser tiene algo que nos conforma constituyéndonos de
una determinada manera.
“¿Qué implica entonces la condición sexuada? El hombre existe siempre y sólo como varón o
como mujer. La diferencia sexual es un hecho originario y no accidental o derivado. Y es
ineludible ya que no se puede no ser varón o mujer.
La vida, que nadie elije, llega siempre con un sexo, que tampoco se elije. El ser varón o
mujer es un límite que tenemos, ya que jamás podremos ser el sexo diferente; la mujer
nunca podrá ser varón y viceversa, pero también es la oportunidad, que muestra la
necesidad y la posibilidad de apertura al diferente.
Hay cuatro premisas obvias y sencillas que es importante considerar con los niños desde
muy pequeños (alrededor de los 3 años):
Las concepciones antropológicas que sostienen que el sexo masculino y femenino es un dato
más de la naturaleza, y que la identidad sexual es una conformación cultural y social,
desconocen la trascendencia y el valor de la sexualidad en cuanto tal. Esa visión antepone la
cultura a la naturaleza, cuando lo cierto es que el hombre es un ser cultural simplemente
porque tiene antes una naturaleza capaz de crear cultura. El hombre se realiza en la medida
en que desarrolla su mismo ser y no en la medida en que se impone un ser que no es el
propio. Estas no son cuestiones caprichosas o carentes de sentido, porque quien no se
conoce y reconoce por lo que es, termina negando su propio ser.
La sexualidad hace referencia, como antes dijimos, a la relación existencial del ser humano
en tanto hombre o mujer. Cada persona está en el mundo desde su condición misma de
varón o mujer que también es su manera de relacionarse con los otros y con su entorno.
Queda claro entonces, que no se trata sólo de tener un sexo, sino y sobre todo, de ser
sexuado propiamente dicho. Debido a que la sexualidad es una categoría esencial que define
al ser humano como masculino o femenino, no podemos decir que la naturaleza es neutra,
sino que está determinada de tal o cual manera.
La sexualidad es buena en sí misma, por ello debe ser cuidada y alimentada con las
dimensiones que hacen de la persona, el ser más digno de todos los seres en la tierra: su
capacidad reside justamente en poder utilizarla para el crecimiento en el amor, en el
compromiso y en la fidelidad hacia el otro
…………¿Cuáles son los puntos de vista a rever, según nuestro criterio, acerca de la identidad
femenina?
“En América Latina, por efectos de la pobreza endémica, la erosión de la imagen y autoridad
paterna, ha provocado efectos devastadores. La mujer ha tenido que constituirse en baluarte
de la familia en las poblaciones marginales, y el varón aparece como figura fugaz. La
cesantía y la falta de preparación laboral han impedido la formación de una autoimagen
masculina paterna y positiva. A su vez, al ensalzar la fuerza física bruta, el machismo
proyectó una imagen errónea de paternidad.” (16)
Pero en la clase media y alta el varón no está mejor. El trabajo y la búsqueda incesante de
éxito, hace que el padre se aleje cada vez más de la familia, dejando de lado el espacio
psicológico para ejercer la paternidad como se debe. A su vez, el varón ve una imagen
distorsionada de la paternidad cuando piensa que su función principal es la de proveer de
bienes, comodidades y hasta lujos a la familia, reemplazando por éstos el contacto y el
vínculo personal.
En mediateca podrán leer un excelente estudio realizado por Jorge Monsabe sobre la
"Recuperación de la figura paterna".
No se trata, volvemos a repetir, de imponer un sexo sobre otro, sino de una mutua
complementación. Se trata de acentuar rasgos femeninos y masculinos en uno y otro. Una
mujer psicológicamente sana es capaz de desarrollar en sí rasgos masculinos (por ejemplo,
en el desarrollo de la lógica) y un varón psicológicamente sano, también deberá acentuar
algunos rasgos femeninos (por ejemplo, en la atención y la escucha del otro). Pero es
necesario reafirmar que tanto la feminidad como la masculinidad son características y
riquezas propias, necesarias para la vida familiar y social. Ya lo dijimos en su momento,”las
diferencias no son deficiencias” y “los sexos son recíprocos y complementarios”.
Sexualidad y género
Es innegable que desde la teoría de género, se han impulsado algunos conceptos y conductas
de la liberación sexual actual que resultan positivos, entre ellos el deseo de integrar el placer
en el plano de las relaciones interpersonales, la valoración positiva de la sexualidad en sí
misma; la progresiva igualación de los derechos y deberes de mujeres y varones; el mayor
respeto por la libertad y dignidad personales; la rotura de ciertos tabúes falsos y/o
represivos; el reconocimiento de la mujer en todos sus derechos y dignidad; el que los hijos
sean buscados y recibidos con más consciencia; el mayor apoyo a quienes se encuentran en
situación de mayor vulnerabilidad, etc.
Pero hay que reconocer que, al mismo tiempo, estamos pasando a un permisivismo casi
absoluto, sin ningún tipo de criterios éticos. La revolución sexual iniciada en los años ’60 ha
separado la sexualidad del matrimonio, evadiendo así todo compromiso; luego, mediante la
anticoncepción, se ha separado sexualidad de procreación; posteriormente se ha
desvinculado la sexualidad del amor, para acabar en el simple hedonismo, con una relación
sexual vacía de contenidos, que sólo quiere satisfacer el instinto, con la búsqueda del placer
y el orgasmo, como una simple descarga de la libido. Se disocia así en la sexualidad la
dimensión placentera de la comunicativo-personal. Incluso desde la educación escolar, a
veces se intenta dar una educación de la sexualidad sin valores y con aceptación del sexo
ocasional, sin estar presente el amor ni la responsabilidad. Hoy asistimos finalmente a la
fractura entre sexualidad y procreación, porque es posible procrear mediante la aplicación de
la ciencia y técnica.
Ya vimos que, como docentes, es muy importante tener siempre presente que no existe
persona si no es sexuada, desde antes de nacer hasta el último instante de su existencia,
estando toda la vida e identidad sexual teñida por el hecho de ser varones o mujeres y sólo
se puede ser lo uno o lo otro. A partir de esta realidad podemos acentuar el carácter
personal que posee la sexualidad humana, incluyendo sus impulsos instintivos.
Así, no resulta difícil afirmar entonces que la sexualidad es una riqueza y cumple un papel
muy importante en el desarrollo de la personalidad. Para mostrar su amplitud, nos parece
muy acertada la definición: “La sexualidad es un modo propio de ser, de manifestarse,
de comunicarse con los otros, de sentir, de expresar y vivir el amor, un elemento de
la personalidad necesario para la madurez personal.”(18)
Es importante distinguir sexualidad activa de condición sexuada. Julián Marías afirma “la
actividad sexual es una reducida provincia de nuestra vida, muy importante pero limitada,
que no comienza con nuestro nacimiento y suele terminar antes de nuestra muerte. Está
fundada en la condición sexuada en general, y afecta a la integridad de ella, en todo tiempo
y en todas las dimensiones”.
Miremos qué importante es ver con claridad que la condición sexuada forma parte de la
dimensión constitutiva de la persona, está en el ámbito del ser; en contrapartida,
ejercitar la sexualidad mediante actos genitales sale del ámbito del ser y se sitúa en el
ámbito del hacer. El nivel de la genitalidad, por tanto, no puede ser totalizante en la
comprensión de la sexualidad, que es mucho más amplia. Como varones y como mujeres
estableceremos con los demás siempre y necesariamente “relaciones sexuadas”, pero no
“relaciones sexuales-genitales”. Y éste, es un dato de la realidad: todos nos damos cuenta
que nos relacionamos de manera diferente con las personas de uno u otro sexo.
“La sexualidad se manifiesta en distintos niveles, desde el más superficial hasta el más
profundo. En cada uno de ellos aparece una faceta determinada de la sexualidad y supone
sobre el anterior un mayor grado de profundidad y riqueza. En el sexo se alude más
directamente a los componentes biológicos de la sexualidad; en el eros la referencia es de
carácter psicológico: tensiones, emociones, etc.; y el ágape representa el amor
interpersonal. Es preciso no confundir estos tres niveles y comprobar cómo van apareciendo,
más o menos intensamente, de acuerdo con el proceso de evolución sexual.
La
sexualidad
esta dada
desde la
concepción
2.3. Pubertad
2.4. Menopausia
Desde la concepción y a lo largo de toda nuestra vida el cuerpo y sus distintos sistemas van
creciendo, madurando, para finalmente envejecer y morir. También en nuestro aparato
genital ocurren una serie de cambios que lo preparan y maduran para realizar su función
reproductora.
Lactancia y niñez
Desde el nacimiento hasta aproximadamente los 10 años, tanto niñas y niños aumentan de
peso y crecen. Físicamente no hay grandes diferencias entre ellos hasta la llegada de la
pubertad, momento en el cual hay un acelerado proceso de maduración que hace claramente
evidentes las diferencias anatómicas entre los dos sexos.
2.3. Pubertad
En las niñas la pubertad ocurre entre los 9 y los 16 años y está marcada por el comienzo de
la menstruación (menarca).
En los niños ocurre entre los 13 y 15 años y se caracteriza porque comienza la eyaculación
de semen y el cambio de voz.
Los cambios que ocurren durante la pubertad están “programados” por la genética desde el
momento mismo de la fecundación, con la diferenciación sexual presente ya en la vida
intrauterina. No es un único factor el que los desencadena sino que es un proceso
multifactorial.
En ambos sexos, durante la pubertad, el cuerpo crece y se desarrolla más rápidamente que
en cualquier otra etapa, a excepción de la etapa intrauterina y del primer año de vida. El
aumento del crecimiento corporal es abrupto y comienza alrededor de los 10 años en las
niñas y los 12 años en los varones.
La Pubertad, entonces...
* Es acotada en el tiempo.
Así como hemos hablado de la menarca como el comienzo de cambios que hacen a la función
reproductiva, también podemos precisar la etapa en la que aparecen los cambios que
marcan el cese de esta función, en la edad adulta. A esta etapa se la denomina:
2.4. Menopausia
Etapas de la información
La adquisición de los conocimientos referidos a la sexualidad se da de distintas maneras.
Estas no son excluyentes sino que se van complementando unas con las otras según el
momento del desarrollo en el que se encuentren.
La información no verbal, propia de los primeros años del niño, le permite aprender en lo
cotidiano a través de lo que ve y de lo que oye; de alguna manera lo que vive lo instruye.
Esta información no verbal deja, sin lugar a dudas, una huella fundamental en el niño, a
veces positiva, y otras veces negativa, llegando a ocasionar traumas.
Al comenzar a adquirir el lenguaje, el niño irá expresando sus inquietudes respecto al sexo,
instalando así la información verbal familiar. Esta es individual puesto que se dirige a
cada uno de acuerdo al momento evolutivo que atraviesa, a las inquietudes que manifiesta y
a su desarrollo intelectual y afectivo.
Aún hoy, en un ambiente tan erotizado y “liberado” respecto a lo sexual, hablar este tema en
el entorno familiar o escolar no es sencillo y en ocasiones representa todavía un tema tabú.
Esto ocurre porque la sexualidad se relaciona e impacta de manera inevitable en nuestra
intimidad, dejando traslucir los propios sentimientos e ideas: el modo por el cual accedimos
al tema siendo niños, el tipo de información recibida, de quién y cómo, las propias
experiencias personales que dejaron sus huellas positivas o negativas, etc. Todo esto es
inevitable.
A todo ello se suman otras situaciones y realidades que también dificultan el abordaje de
este tema. Los notables cambios y crisis que la familia vive actualmente provocan
inquietudes en niños y adolescentes que tratan de entender las realidades que viven con
toda su complejidad. Otro de los factores es el entorno socio cultural postmoderno y los
medios de comunicación , una cultura caracterizada por el hedonismo y el relativismo, con
sus consecuencias: la banalización de la sexualidad, con un predominio de la genitalidad y
el uso del cuerpo como objeto de satisfacción, desligado del amor, del compromiso, de
los vínculos permanentes y duraderos.
Para la mayoría de los niños, los temas de sexualidad no son un secreto, y sus inquietudes
generalmente se relacionan con la etapa vital que atraviesan, por ello vamos a detenernos
en una secuencia estimada de preguntas que nos servirán para ubicarnos acerca de lo que al
niño, al púber o al adolescente le intriga y que resultará de utilidad a la hora de responder en
cada caso.
Antes que nada, debemos tener en cuenta que todos los niños, de alguna u otra manera
tienen dudas con respecto a temas referidos a la sexualidad, lo cual se corresponde con la
curiosidad natural.
Los niños en algún momento se cuestionan sobre temas de sexualidad, más aún teniendo en
cuenta que vivimos en un medio, como ya dijimos, altamente erotizado. Hay una exposición
constante a imágenes y contenidos que generan una situación compleja, que pueden
provocar, inquietud y desprecio al no poder manejar lo que sienten.
Nos encontramos en muchas ocasiones con niños y adolescentes no contenidos, con grandes
inquietudes, mal informados y por lo tanto vulnerables, al no tener una información veraz de
temas referidos a la sexualidad, se exponen a sufrir experiencias que pueden ser muy
perjudiciales para su sano desarrollo.
En otras ocasiones son los padres o maestros que sin advertirlo y en lo cotidiano, han
verbalizado y canalizando estas inquietudes; o ellos mismos, han encauzado sus dudas por
otros canales positivos, como por ejemplo con un adulto responsable en el cual confían, un
profesor un familiar cercano y fiable.
Es fundamental tener en cuenta que cuanto más precozmente se abra el espacio de diálogo,
mayor posibilidad tendrá el niño para afianzar el vínculo, particularmente con sus padres,
desarrollando la confianza adecuada y viendo en ellos un referente válido a quién recurrir , en
cualquier situación que se le presente en la vida.
Por otra parte, es importante al abordar el diálogo con los niños, la forma en que se efectúan
las respuestas. Siempre se deberá responder con la verdad, de acuerdo a la etapa
madurativa y el nivel intelectual de cada niño. No es la misma respuesta que se le dará a un
niño de 5 años cuando pregunte cómo se forman los bebés, que la que se le dará a un chico,
cuando pregunte sobre las relaciones sexuales a los 10 u 11 años.
Se deberá además, responder con un lenguaje cotidiano, sencillo y fácil de comprender, con
un tono afectivo adecuado. Es esperable que los padres en primera instancia, que
generalmente son quienes conocen más profundamente a sus hijos, sean quienes respondan,
brindando un espacio de contención y afecto; y cubriendo las expectativas de los niños.
También es importante conocer la experiencia subjetiva del cuerpo que el niño tiene. El niño
pequeño, alrededor de los 3 a los 5 años, carece de la experiencia de lo que su cuerpo será
en la adolescencia o la adultez, no puede adivinar ni el desarrollo de su cuerpo, menos de
sus genitales.
El desafío radica en identificar claramente su inquietud, qué es lo que desea saber, para lo
cual es muy importante no salir de su contexto, que representa la experiencia subjetiva que
posee el niño de su cuerpo. Para ello será válido utilizar la "regla de la re-pregunta" . Se
trata de preguntar al niño usando sus palabras tantas veces como sea necesario hasta
identificar claramente qué es lo que quiere saber. Los adultos siempre tendemos a responder
rápidamente lo que nosotros creemos que nos están preguntando, sin confirmar si es eso lo
que el niño pregunta realmente.
Esta técnica permite la posibilidad de ubicarse y tomar el tiempo necesario para pensar la
respuesta adecuada, pues muchas veces las preguntas referidas a la sexualidad
desconciertan o desubican. Recordemos que existe un pudor natural al tratar temas sobre
sexualidad.
Para todo diálogo se necesita una clara actitud de escucha. En general los niños que han
sido escuchados serán adultos que saben escuchar.
Otra gran experiencia de esta etapa es la de “lo que ve”, y que despierta su inteligencia , su
imaginación y descubre lo que le rodea. De allí que aparezcan las incontables preguntas y los
“por qué”. La curiosidad es su motivación permanente.
Con estas primeras respuestas también se empieza a educar el pudor, que como ya lo
mencionamos en un apartado anterior, comienza a surgir y es una verdadera herramienta de
protección de la propia intimidad. Los niños deben tener claro que hay actos públicos y otros
privados, que además hay personas y ámbitos en los que se hablan determinados temas,
que su cuerpo tiene que ser cuidado y respetado por el mismo y por los demás y por eso
nadie tiene que tocarlo ni agredirlo. Estas son consignas simples que ayudan a la prevención
primaria del abuso sexual, tema que profundizaremos más adelante.
Muchas veces a esta edad se presenta la curiosidad por la desnudez del adulto. Este deseo
en sí no es reprobable pues responde a una curiosidad natural de los niños. Los adultos,
específicamente los padres, no deben experimentar culpabilidad ni vergüenza en estas
situaciones donde son “descubiertos”. Estamos asistiendo a experiencias propias de una
etapa marcada por la curiosidad.
La inquietud por el embarazo surge porque comienza a llamarles la atención las mujeres
embarazadas. Las mamás en general cuentan a los niños la historia de “la semillita”. Para
guardar el respeto por la verdad, en este caso, puede ser conveniente explicar el desarrollo
del bebé a modo de un relato sencillo que, utilizando las palabras correspondientes, esté
acompañado también del sentido afectivo y profundamente humano que rodea a la
experiencia de la llegada de un bebé: el amor y la vida no pueden estar ausentes en este
relato. Muchos papás utilizan –como recurso pedagógico- la similitud con el desarrollo de las
plantas o de los animales domésticos por la proximidad que tienen para los niños. Será
fundamental en este caso que la semilla reciba su nombre objetivo: óvulo y espermatozoide,
que crecerá y lo hará en un lugar especial que tienen las mamás para este fin. No se debe
decir que es la “panza” pues esto no representa la verdad y fortalece las fantasías del
embarazo digestivo.
Luego, al pasar un tiempo, que será diferente en cada niño, las inquietudes estarán referidas
al parto. Para responder a la pregunta de “¿cómo sale el bebé?” se recurrirá al corredor y a
la puerta especial (canal de parto) que tienen las mamás para ese fin. Aunque en esta época
es muy común el nacimiento por cesárea, lo más conveniente es enfrentar al niño con lo
natural.
Al respecto es muy usual que este tema sea parte de los contenidos a trabajar con los niños
dentro de la sala de pre jardín, por lo general dentro del tema de la familia. Es importante
que docentes y padres tengan un mismo mensaje para los niños, para lo cual será necesario
plantear ciertos acuerdos previos.
Estos juegos son frecuentes en los niños entre los tres y los cinco años. Se pueden dar entre
niños del mismo sexo o del otro sexo. Es importante que el adulto no asuma una actitud
negativa o restrictiva frente a esto pues estos juegos están estimulados también por la
curiosidad natural de esta edad. Esta conducta no debe ser interpretada por los mayores con
otro contenido que no sea el referido a las inquietudes propias de la edad que muchas veces
están alimentadas por las imágenes que muestran los medios de comunicación. Sin embargo
son juegos que no deberán ser ignorados por los adultos, sino interpretados y orientados,
como un modo de contener y canalizar la búsqueda infantil.
En estas edades una de las conductas esperable es la masturbación infantil, que puede darse
tanto en varones como en mujeres. Los niños por medio de la exploración de su cuerpo
descubren su genitalidad y con ella las sensaciones diferentes vinculadas con ella.
Las conductas autoeróticas se dan con frecuencia como un modo de exploración y/o alivio de
las tensiones que los niños experimentan, pero no tienen la connotación sexual propia de la
adultez.
2.9. Latencia
En esta etapa, si bien se calman las inquietudes referidas al sexo, aparecerán eventualmente
preguntas disparadas por el ambiente (TV, Internet, canciones, chistes, etc.) puesto que a
través de los medios masivos de comunicación se crea un ambiente de erotización al cual los
niños no son ajenos. Captan su atención algunas bromas o palabras groseras que repiten
aún sin saber su verdadero significado, algunos acceden a películas, imágenes, etc. de alto
contenido erótico que generalmente más allá de la curiosidad, les provoca una gran
confusión en cuanto a su cuerpo , para que sirve o se utiliza, si es igual ser varón o mujer,
etc.
¿Cuáles son las preguntas más recurrentes que realizan los niños en esta
etapa? Conteste desde su experiencia como docente.
La pregunta que más hacen es como se hacen los bebés, porque las mamá
tienen bebés, generalmente les causa vergüenza o se rien y acompañan con
gestos como taparse la cara.
Hoy resulta imperiosa la formación de la conciencia moral en los niños pues vivimos en una
cultura signada por el relativismo, donde todo es lo mismo. Es por eso que la elaboración de
juicios críticos apelando a los valores y la conciencia de la propia responsabilidad, mostrando
que cada acto humano tiene una consecuencia de la que cada uno debe hacerse cargo, es
una tarea que los adultos, padres y educadores, debemos asumir con los niños desde edades
muy tempranas.
Alrededor de los 10 años surge en los chicos la inquietud sobre el tema de las relaciones
sexuales. Es en esta etapa donde aparecen los “avivadores” o iniciadores: primos, amigos o
algún amigo algo mayor. Son los que les cuentan a los niños “las verdades de la vida” desde
una perspectiva en la que no se presentan las relaciones sexuales en el contexto de una
unión total, física psicoafectiva, espiritual y permanente entre dos personas que se aman,
sino como la mera unión de cuerpos, despertando en los niños sentimientos negativos,
muchas veces con la expresión de “¡qué asco!”. Es por esto que lo más adecuado es que los
adultos, en particular los padres, asuman esta charla con sus hijos en el momento oportuno,
aunque les resulte difícil, pues son ellos los que pueden hacer que el primer acercamiento de
los chicos a este tema sea desde la realidad esperada. Aunque luego se den cuenta que en la
vida las cosas no siempre son así, es importante que al menos el primer contacto sea con lo
deseable, con lo realmente humano.
Lo más aconsejable es que esta conversación sea dada entre padres e hijos. No obstante si
como docentes se nos plantea la situación, es importante no dejar a los niños con la
inquietud y dependiendo de la situación será una oportunidad para devolver a los papás el
protagonismo en este aspecto. De lo contrario, si es necesario, abordarla con sencillez y
claridad, sobre todo respetando la etapa vital del niño y su capacidad de comprensión
Pubertad:
Como lo vimos con anterioridad, la pubertad es el comienzo del cambio e involucra a toda la
persona: el plano físico, psicoafectivo, espiritual y las conductas sociales.
Sabiendo que lo que caracteriza esta etapa es el cambio, es significativo que por primera vez
el púber es consciente de lo que le sucede y esto lo preocupa, lo inquieta y muchas veces lo
angustia. Es por ello que la inquietud de los chicos está muy centrada en entender qué le
está sucediendo y lo que cree que le va a suceder.
Todo lo que vive comporta el replanteo del modo como se relaciona con sí mismo y con los
otros. Surge la oposición, el rechazo, la rebeldía que conllevan el replegarse hacia sí mismo o
refugiarse en el grupo de pares en quienes siente contención.
Una vez que asume su propio cuerpo y los cambios, su estructura psíquica ya se encuentra
más reorganizada, la oposición y el rechazo dan lugar a la apertura a los otros, en la amistad
y en el amor hacia la persona del otro sexo. Esto será producto de un proceso de aprendizaje
y de maduración afectiva.
Es importante aprovechar el tiempo que se da en las niñas entre la instalación del primer
signo físico (botón mamario) y la aparición de la primera menstruación (aprox. dos años),
hablar de lo que les está pasando y qué les preocupa sobremanera, tarea oportuna para
favorecer el diálogo entre madres e hijas, o en su defecto con maestras o profesoras. El
entender que lo que les sucede tiene por finalidad que se instale la fertilidad, y esto les
posibilitará uno de los caminos de realización personal como lo es la maternidad en el futuro,
puede generar tranquilidad y ayudarlas a vivir este momento con naturalidad. Sería muy
oportuno generar un espacio en torno a esta circunstancia particularmente significativa en la
vida de toda mujer como un momento para celebrar la vida y la fecundidad, dejando de lado
el antiguo concepto que alude a la menstruación como un inconveniente o una limitación que
la mujer debe cargar durante muchos años en su vida. Igualmente, para el caso de los
varones, lejos de las bromas por los cambios que manifiestan, poder reconocer en ellos como
algo significativo esa masculinidad que está emergiendo y se hace visible. Podríamos sugerir
un cierto rito de iniciación que puede proponerse para vivir y festejar dentro de la intimidad
familiar o en la confianza establecida con el docente con pequeños gestos. Esto le aportará
un plus de valoración positiva a este momento particular. Por otra parte, el hablar de los
cambios físicos abre también la posibilidad de hablar sobre los cambios psicoafectivos que
están viviendo y que también las inquieta.
Junto con los cambios físicos se despierta el impulso sexual. Es por esto que las chicas
comienzan a sentir excitaciones sexuales que se manifestarán de diferentes maneras. Puesto
que no entienden qué les está sucediendo, y en general no aceptan la vinculación de estas
sensaciones con la sexualidad, el esclarecimiento de estos temas realizados por un adulto
significativo (especialmente la madre o una maestra cercana) resulta fundamental. El
aprender a reconocer el impulso es la etapa previa a su aceptación y posesión. Deben saber
además que ciertas conductas seductoras, acompañadas de una determinada forma de
vestir, despierta respuestas en los chicos, lo que les demuestra que ellas no les resultan
indiferentes. Si bien esta actitud puede ser muy femenina, es una nueva oportunidad por
abordar, aunque de una manera diferente a la iniciada a los tres años, la educación del
pudor . Es importante mostrarles a las chicas que con este aprendizaje están generando las
defensas necesarias de su propia intimidad, y evita el llegar a ser “cosificadas” por los otros.
Esto conlleva el cuidado respecto de la forma de comportarse, de hablar, de vestirse y en
general de desenvolverse en el medio social.
Otro tema que inquieta y debe ser tratado en esta etapa, particularmente con los varones,
es el de la masturbación. Actualmente también es frecuente en las mujeres, pero es más
habitual en ellos por la centralidad con la que experimentan la genitalidad dentro de su
sexualidad y por lo general su práctica frecuente se asocia a normalidad. Si bien es algo
propio de la etapa, hacer de la masturbación una práctica habitual o compulsiva constituye
un signo de inmadurez, puesto que el joven se está centrando excesivamente en su
genitalidad y esto no le permite abrirse y encontrarse con otros sosteniendo vínculos sanos.
Pueden distinguirse las llamadas masturbaciones “exploratorias”, que se dan en el comienzo
de la pubertad y están motivadas por la curiosidad que despierta el disfrutar de un placer
intenso, que antes era desconocido. La masturbación “compensatoria”, otra de las formas, es
de orden afectivo y muestra conflictos que generalmente están unidos a decepciones y
angustias de distinto tipo. Por ser más seria que la exploratoria, es importante que el
adolescente tome consciencia de esto y se proponga superarlo. Además está la masturbación
“condicionada” por presiones externas (por ej. por la pornografía que se ve en los distintos
medios de comunicación, internet, etc.) o internas dada por sentimientos de rechazo,
marginación, etc.
Finalmente, es importante tener en cuenta y dialogar con los adolescentes ya que esta
conducta sostenida en el tiempo, es decir cuando se convierte en una práctica constante y
muy habitual, puede generar:
• Inversión del orden de las cosas, se ignora el amor y hace del placer su fin.
2.12. Adolescencia:
Respecto a las inquietudes en esta etapa, todavía se observa una marcada tendencia hacia lo
genital, hacia lo fisiológico; el interés está situado en saber cual es el lugar de mayor placer,
el tamaño de los órganos, si la relación sexual produce dolor, etc. Pero al mismo tiempo ya
existe una preocupación por el otro, pues ya dejadas de lado las primeras ansiedades, se
inicia la salida hacia el otro.
Si bien el tema de la masturbación puede ser una preocupación en esta etapa, los
adolescentes tienen además otras preocupaciones que los angustia y es preciso que
verbalicen para orientarlos y de alguna manera tranquilizarlos. Estas preocupaciones giran
en general alrededor de temas como: la pornografía, la prostitución, el temor a la
homosexualidad, la promiscuidad sexual, el embarazo, etc. Es sabido que el entorno no
ayuda a calmar sus inquietudes sino que por el contrario, los desorienta aún más con
mensajes ambiguos y carentes de referencias y valores. Es por esto que los adultos deben
especialmente estar atentos y acercarse a los adolescentes de manera inteligente,
comprendiendo su mundo pero a la vez, siendo referentes válidos dispuestos a ayudarlos en
los momentos de incertidumbre
momentos de incertidumbre.
• Los niveles hormonales son muy bajos y la pulsión sexual es muy baja.
Afectivamente este periodo se caracteriza por una mayor estabilidad, se aceptan exigencias,
se confía en los padres y en los adultos en general. Si bien el egocentrismo todavía ocupa un
lugar importante, al mismo tiempo es capaz de mostrar gestos y conductas de generosidad,
cualidad que es importante estimular para ayudarlo a superar esta etapa. Por su parte, los
procesos cognitivos que se van desarrollando durante la misma permiten una progresiva
diferenciación, que a su vez marcan la capacidad de superar gradualmente el egocentrismo
infantil, importante en el proceso madurativo de la afectividad, que permite así un
descentramiento y el posterior desarrollo de la empatía.
La “expansión del yo” se encuentra en su apogeo: se establecen los primeros lazos afectivos
extrafamiliares significativos, encarnados en otros adultos tales como maestros y profesores,
los compañeros y amigos de la infancia, etc.
Por otra parte, de manera constante modifica la imagen de sí mismo a partir del
reconocimiento o la descalificación que recibe por parte de los adultos. La conformación del
autoconcepto comienza a ajustarse mediante la interacción que ocurre con el entorno, es
decir la imagen que le devuelven personas significativas. De allí la importancia fundamental
de la aceptación y el apoyo de los adultos: padres, hermanos, maestros.
A los 5 años, lejos de su preocupación por afirmar su yo mediante los “no”, las rabietas o el
“yo quiero/puedo solo” (típico de los dos años), se inicia un periodo de mayor estabilidad. La
aparición del juego reglado, propio de esta etapa es importante para la socialización, permite
progresivamente la toma de conciencia de las reglas, y se descubre que se vive según éstas,
que deben cumplirse o pueden infringirse.
Respecto a la experiencia del cuerpo del niño durante esta etapa, cabe mencionar que existe
una toma de conciencia de su cuerpo como sexuado. Observa los comportamientos de los
padres entre sí, de los padres con los hijos y el contacto con el resto de la familia. Y esto
también ocurre en el ámbito escolar respecto de los maestros, directivos, los otros papás,
etc. Perciben de una manera clara y detallada los diferentes modos de hacer de cada uno, lo
cual lleva a interiorizar la diferencia entre los sexos, la complementariedad, etc. Es a partir
del registro de la diversidad y la reciprocidad entre los padres, puntos de referencia en los
que el niño se mira, que podrá reconocer y asumir su propio sexo. La elaboración del
complejo de Edipo, que caracteriza el inicio de esta etapa, permite al niño descubrir que la
mirada de la madre está también dirigida a otras personas y a otros espacios que no son
solamente el propio niño (su marido, el trabajo, otros hijos). Una estructura dual o díada que
se fisura, abriéndose hacia una dimensión triangular, un momento en el que el niño se
inscribe en esa trama familiar en la que se producirá finalmente la materia prima para la
elección de objeto amoroso y con ello de una identidad sexual. Es necesaria la diversidad, la
distinción, la separación, para superar el narcisismo y por lo tanto para la desarrollo de la
identidad.
3 años:
-
- el embarazo.
4 años: embarazo
-
- juegos sexuales,
- masturbación infantil.
Latencia:
-
- niñas: menarca,
- varones: eyaculación,
- lugares de placer,
- la virilidad
EJE 1
Hoy predomina en los adolescentes un lenguaje de acción. El mundo cultural que los rodea
les ofrece la imagen, la acción, la actividad como lenguaje. Cada vez más nos toca
acompañar a jóvenes que no pueden poner en palabras su mundo interno, que no saben
decirnos lo que sienten, y en muchas ocasiones ni siquiera pueden formular un pedido de
ayuda, ni presentar sus ideas con claridad y fuerza.
Por otro lado los “diques de contención” que nosotros adultos les ayudamos a construir son,
hoy por hoy, débiles: escasa tolerancia a la frustración, ambigüedad en los límites,
relaciones manipuladoras.
En una primera aproximación podríamos pensar que cuando los impulsos en búsqueda de
resolución superan los débiles diques, desbordan. ¿De qué manera?. A manera de
"actuaciones", de actos:
No digo que estoy enojado ni por qué -- lo actúo como una trompada
Así como el niño juega y el adulto asocia, Asbed dice que el adolescente hace.
La adolescencia plantea un corte con el pasado infantil, con los padres, un corte con la
escena del mundo dentro del cual el joven se venía moviendo hasta ese momento. Lo que
era significativo ya no lo es y esto les genera incertidumbre y confusión, hasta la aparición
de nuevos significados.
Sabemos de muchos adolescentes que han atravesado la primera infancia con una
disminución de la tolerancia a la frustración, con cierta dosis de inhibición del lenguaje o de
la posibilidad de expresarse y comunicar su mundo interno; y podemos reconocer en esos
casos una tendencia al reemplazo de la palabra por el acto. Al llegar a la adolescencia, con la
caída de los referentes, que producen la caída del que era su mundo; este adolescente
atravesará un período de incertidumbre y confusión, de altísimo impacto emocional, que le
resultará difícil de tolerar. Ya de por sí la adolescencia lo predispondría al acting, cuánto más
si existe esta tendencia previa constituida desde la más temprana etapa infantil.
Es en el marco de biografías que conllevan estas improntas que muchos de los chicos y
chicas se encuentran con conductas de riesgo (las adicciones, los trastornos de la
alimentación, las conductas autodestructivas que pueden desembocar en un suicidio). La
sustancia o una práctica riesgosa vienen a ocupar un lugar de privilegio, ofreciendo una vía
por la cual “soportar” la crisis adolescente, ante la no disponibilidad de recursos de
simbolización que le permitan elaborarla
Acerca de la desnudez
No te toques ahí!!!
El término pudor ha dejado de utilizarse, ¿es que ha pasado de moda? Por lo común está
asociado con sentimientos de temor y vergüenza.
Pero conceptualicemos…
Toda expresión sexual es signo de algo más profundo: el yo íntimo. El pudor es necesario
porque defiende la propia intimidad, los valores de la auténtica sexualidad, su misterio y
encanto. El pudor es negarse a aparecer ante los otros como un simple cuerpo, como un
objeto, porque es una manifestación de la propia interioridad personal.
Sin embargo, hoy la vida sociocultural está notablemente condicionada por los medios de
comunicación social (MCS), y esto afecta cualitativamente esta vivencia. Actualmente éstos:
• Inducen tipos de conducta y esquemas mentales que son considerados como “la realidad”,
“lo natural”, “lo normal”.
Los modos de expresión del pudor son variables de acuerdo a las culturas, el sexo, la edad,
etc. No obstante no se debe confundir falta de pudor con acostumbramiento. No se trata de
ser prejuicioso o timorato. Debemos tener en cuenta que la mera costumbre no es
criterio de moralidad.
Acerca de la desnudez…
¿Y bañarnos juntos ?…
Es importante distinguir que es diferente que el niño se bañe con sus padres o que lo haga
con otros adultos, aún de la familia. La relación de un niño con sus padres tiene la
peculiaridad de una intimidad que no alcanza de ningún modo a otros adultos.
• En esta circunstancia, sólo responder si aparecen preguntas y sólo lo que preguntan (ver
al respecto “Secuencia de inquietudes” visto en el Eje 1).
Y hablando de lo privado….
• Los niños generalmente no tocan la puerta antes de entrar en la habitación de los padres o
de los adultos. Sería oportuno enseñarles desde pequeños el hábito de llamar a la puerta
cuando está cerrada.
• Eventualmente escuchan ruidos y pueden sorprender a los padres durante una relación
sexual. Es importante no escandalizarse para evitar que el niño viva esta situación como algo
negativo será oportuno luego de dar una explicación sencilla de que es una expresión de
amor entre papá y mamá.
Dormir en la cama de los padres es para los niños toda una aventura o también pueden
vivenciarla como un lugar de seguridad y protección . Ellos perciben en este espacio un lugar
privilegiado, preciado; intuyen que hay algo especial en esta cama Muchas veces la televisión
muestra o aviva fantasías en cuanto a lo sexual.
En síntesis: No es bueno que los niños duerman SIEMPRE con los padres, puede ser
de manera OCASIONAL, sólo en determinadas circunstancias.
Y para finalizar, respecto del pudor algunos aspectos sobre los que se puede trabajar desde
lo pedagógico:
• Favorecer las expresiones de los niños a través del arte, el deporte, los juegos.
• Comprometerse en lo solidario
El diagrama siguiente puede ser una buena herramienta para trabajar con los niños:
Para concluir…
1. Como docente, estar atento y observar gestos, actitudes y explicaciones del niño o
del adolescente; poner en conocimiento a las autoridades de la institución escolar y
dar intervención al gabinete psicopedagógico.
2. Como institución educativa, convocar a los padres o tutores del niño o del
adolescente y recurrir inmediatamente a la justicia, más aún cuando este niño ha
confesado ser víctima de abuso sexual. Dar intervención a la entidad sanitaria
correspondiente: hospital o centro de salud más cercano. De todas las acciones
realizadas se labrarán las actas correspondientes.
3. Según la Ley 7039 de Protección Integral de la Infancia y Adolescencia, promulgada
en Salta el 10 de agosto de 1999, en su art. 10 indica: “Toda persona que tomara
conocimiento de situaciones que atenten contra la integridad psíquica y/o física de
los niños y los adolescentes o de sus derechos deberá ponerlas en conocimiento de la
autoridad competente” .
4. Para hacer la denuncia es de fundamental importancia remitir todas las actas
labradas en la escuela, con la mayor cantidad de datos posibles, al Sr. Defensor de
menores e incapaces en turno.
5. En el caso que se denuncie un abuso con indicadores certeros, resulta primordial
actuar con absoluta rapidez y eficacia, tanto como institución educativa como los
profesionales intervinientes, previendo principalmente el resguardo integral del niño
o joven víctima y su revictimización.
6. Desde el gabinete psicopedagógico escolar, es imprescindible ayudar a determinar,
además de la identificación de indicadores certeros, la identidad del agresor, de
manera de verificar la cercanía o el acceso a la víctima, posteriormente a que el
abuso toma estado público (puede mediar aún o no denuncia concreta).
7. La asistencia médica y psicológica a la víctima es reponsabilidad de los servicios
asistenciales, que podrán ser privados o públicos, a los cuales los derive la justicia.
En el caso de la asistencia pública, se realizará en Centros de Salud o servicio de
pediatrìa del Hospital.
8. También es importante la asistencia terapéutica integral (médica-psicológica y social)
para el entorno familiar.
Lo que no se debe hacer es ser indiferente. Debemos evitar “el no te metas”, “no te
compliques” o abandonar el lugar de autoridad, así realizar intervenciones que puedan
revictimizar al niño y violar la confidencialidad.
Una problemática que si bien no tiene que ver con el abuso sexual, pero si es un modo de
abuso físico y psicológico es el maltrato . Se trata de un tema preocupante que requiere
respuestas y acciones concretas.
Ante un niño o adolescente víctima de maltrato , no podemos dejar de seguir estos pasos:
• Toma de decisiones : dependiendo del tipo de maltrato, gravedad y urgencia del caso.
En casos graves de maltrato físico, psíquico o emocional la intervención es urgente: trabajar
en equipo dentro de la institución, trabajar en red para atender al niño/adolescente y a su
familia articulando con servicios de salud, organismos de protección de derechos y juzgados
competentes en asuntos de familia; y si la gravedad del riesgo amerita, la denuncia judicial
es una estrategia que se impone. En los otros casos : trabajar en equipo dentro de la
institución y trabajar en red para atender al niño/adolescente y a su familia articulando con
los diferentes servicios.
Una de cada tres chicas adolescentes sexualmente activas habría sido víctima de violencia
en sus relaciones de pareja. Y esas mismas chicas tienen un riesgo significativamente
mayor de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluido el HIV. Los datos
surgen de un estudio publicado en la edición de agosto de Pediatrics . Si bien el estudio fue
llevado a cabo en los Estados Unidos, investigaciones de otras latitudes arriban a
conclusiones similares. Así, un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas o
UNFPA sostiene que las mujeres entre los 15 y 25 años, en todo el mundo, dan cuenta de la
mitad de las nuevas infecciones por el HIV. Se presume que un porcentaje importante en
estos casos es resultado de una relación sexual forzada .
"Uno de los grupos más expuestos a la violencia sexual son las y los adolescentes. Estudios
de varios países comprobaron que entre el 40 y 47% de las violaciones se produjeron
contra adolescentes de menos de 15 años, y un 18 por ciento contra niñas menores de 9. En
general, el maltrato sexual hacia niñas y adolescentes puede ser un acto forzado
físicamente o logrado mediante la coerción, y es frecuente que los agresores sean conocidos
o familiares", destacó el trabajo de UNFPA. Y, dado que las tasas de infección con HIV y
otras ETS continúa en aumento entre el grupo de 15 a 25 años; Michele Decker, la
autora de este nuevo estudio y sus colegas creyeron que podrían encontrar una
asociación entre la violencia en las relaciones de pareja y las ETS .
Una de las razones que, según la autora del estudio, podría explicar las tasas tan altas de
enfermedades de transmisión sexual; es que estas niñas-mujeres podrían sentirse
presionadas a tener actividad sexual y que no pueden pedir el uso del
preservativo . A esto hay que sumarle "que los hombres abusivos son frecuentemente
parejas sexuales muy arriesgadas", apuntó Decker. La realidad demuestra que la mayoría
de los casos de violencia sexual no son ejecutados por desconocidos o extraños. En general,
este terrible y cruel ataque es cometido por miembros de la familia, novios, esposos
o conocidos ; y gran cantidad de casos se dan en niños o en adolescentes,
mayoritariamente mujeres.
Por eso, este reciente estudio apunta a la necesidad de que los padres, profesores y
cualquiera que interactúe con adolescentes de forma regular aprendan sobre la violencia
doméstica en las relaciones de pareja . Si una chica adolescente es diagnosticada con
una ETS, detalló este trabajo, tendrá necesariamente que compartir dicha información con
sus padres, quienes deberían iniciar un diálogo teniendo presente la posibilidad de
violencia doméstica en las relaciones de pareja. Y sugieren que durante estas charlas se
mantenga un tono libre de sermones. Como siempre en estos casos, la confianza es
fundamental.
Responder:
• ¿Qué conceptos vinculados a la violencia de los que se han propuesto en los materiales
teóricos podrían relacionarse con este caso? ¿Cuáles se ponen en juego en esta situación?
¿Cómo trabajaría las habilidades sociales con sus alumnos para prevenir
y/o minimizar el impacto de determinadas problemáticas como: el
maltrato, el abuso sexual, la erotización que lleva al inicio sexual
temprano y a la promiscuidad, entre otras
En el otro extremo, el diálogo por defecto , es decir cuando falta la palabra, es decir cuando
no se dan los tiempos para escuchar sus problemas o curiosidades; donde muchas veces el
docente tiende a minimizar los problemas del alumno ("son chicos…. qué pueden saber de
estos temas… todavía no lo viven", "ya se le pasará", "seguro que en casa se lo explicarán"),
y dar respuestas tan acotadas o cerradas, que no dejen espacio al diálogo. Es fundamental
que en nuestra actitud, niños y adolescentes, perciban que sí nos importan sus preguntas,
que nos interesan sus problemas, que no nos molesta abordar estas inquietudes. En este
diálogo con los chicos el silencio, no siempre es "ausencia de palabra" sino un parte
fundamental del mismo: da tiempo al otro a entender lo que se ha dicho y lo que se ha
querido decir, permiten la interacción y la intervención de todos.
Es imprescindible comprender a los alumnos; saber intuir qué les preocupa, qué nos quieren
decir o qué necesitan. Esto supone interesarse por sus cosas y ayudar a que ellos vayan
resolviendo sus dificultades con autonomía. Los diálogos deben basarse en la reflexión, no en
la confrontación emocional, deben propiciar una comunicación fluida e informal, con espacios
y tiempos, que han de ser, relajados y efectivos para poder hablar con claridad y
profundidad de temas que a todos interesan.
Los docentes tenemos el desafío de generar un clima de seguridad emocional, para que los
alumnos encuentren el escenario óptimo en el cuál poder plantear sus interrogantes y
búsquedas, para que incluso aquellas cosas normalmente reservadas a la vista de los adultos
puedan ser manifestadas con libertad (primer amor, los miedos "inespecíficos" por su
aspecto físico o por lo que les dicen los amigos, las preguntas acerca de cosas sobre las que
nadie les ha hablado). En muchos otros casos, además, puede representar la oportunidad
preventiva de que muchos chicos y chicas puedan "decir lo que no pueden": que hay otros
que se ríen de ellos o les pegan, que alguna vez han tenido ideas de suicidio, pensamientos
de fuga, que puedan ponerle palabras al temor de quedarse solos, que puedan pedir ayuda
porque viven situaciones de agresión o de abuso.