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4. PARARRAYOS
PARARRAYOS
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
2. VALORES CARACTERÍSTICOS
3.1. DESCRIPCIÓN
3.1.1. DESCRIPCIÓN GENERAL
3.1.2. EXPLOSORES
3.1.3. RESISTENCIAS NO LINEALES
3.1.4. ENVOLVENTE CERÁMICA
3.1.5. DISPOSITIVO DE DESCONEXIÓN DE TIERRA
3.1.6. DISPOSITIVO DE EVACUACIÓN DE PRESIÓN
4.1. DESCRIPCIÓN
4.1.1. ENVOLVENTE EXTERIOR Y DESCARGADOR DE PRESIÓN
4.1.2. CONTADOR DE DESCARGAS
8. EL EFECTO DE LA CONTAMINACIÓN
9.1. INTRODUCCION
PARARRAYOS
1. INTRODUCCIÓN
Se denominan en general pararrayos a los dispositivos destinados a absorber y limitar las sobre-
tensiones transitorias de fuerte amplitud (ver figura 1), que, en otro caso, se descargarían sobre
los aisladores o perforarían el aislamiento, ocasionando interrupciones en el sistema eléctrico y,
en muchas ocasiones, desperfectos en los generadores, transformadores, cables, baterías de con-
densadores, etc…
Fig.1
Las sobretensiones que se producen en las líneas se pueden dividir en tres grupos:
Fig. 2
Fig. 3
Fig. 4
El carácter variado y aleatorio de las sobretensiones las hace difíciles de caracterizar, y solamente
es posible hacer una aproximación estadística en lo que concierne a su duración, sus amplitudes,
y sus efectos. La tabla 1 presenta las principales características de las sobretensiones. Y la figura
5 representa los impulsos normalizados por la norma CEI 71 de coordinación de aislamiento,
definidos para los distintos tipos de sobretensiones.
a frecuencia indus-
frecuencia indus-
trial (defecto de ais- ≤ 3 larga > 1 s débil
trial
lamiento)
Fig. 5
Conforme aumenta el nivel de tensión de la red, las sobretensiones de maniobra tienen mayor
importancia que las de origen atmosférico. Para redes de más de 300 kV solamente se tienen en
cuenta las sobretensiones de maniobra.
Para asegurar el correcto funcionamiento de los pararrayos, éstos se conectan de forma perma-
nente entre la línea y tierra, y han de elegirse con unas características tales que: sean capaces de
actuar antes de que el valor de la sobretensión alcance los valores de la tensión de aislamiento de
los elementos a proteger (es el principio de la coordinación de aislamiento), pero nunca actúen
para los valores de tensión en condiciones de explotación.
A estos dispositivos se los denomina pararrayos porque, en un principio, su única misión era la
de limitar las sobretensiones de origen atmosférico. Posteriormente se ampliaron sus funciones,
utilizándose para limitar las sobretensiones de origen interno, por lo que parece más adecuada la
denominación de “descargadores de sobretensión”, aunque se mantiene, por costumbre y con-
venio, la denominación de pararrayos.
Los pararrayos han sufrido una evolución importante, pasando de los pararrayos de cuernos, en
los que la descarga de sobretensión se realizaba sobre dos cuernos metálicos (explosores) sepa-
rados simplemente por aire, a los actuales pararrayos o autoválvulas, cuyo principio de funcio-
namiento se basa en la descarga de la sobretensión sobre unas resistencias variables con el valor
de la tensión, tradicionalmente conocidas como “varistores”.
Hoy en día existen dos tipos de pararrayos con resistencias variables: los pararrayos de carburo
de silicio y explosores, y los pararrayos de óxidos metálicos (ZnO). Los primeros son los más
antiguos, no se fabrican en la actualidad y su existencia es muy escasa en nuestro país. Los se-
gundos son los únicos comercializados por los fabricantes de pararrayos en todos los niveles de
tensión y la única tecnología que se usa actualmente.
Por este motivo, se desarrollarán más extensamente los pararrayos de óxidos metálicos (ZnO)
que los pararrayos de SiC con explosores. Sin embargo, la existencia de los pararrayos de SiC en
muchos países hace necesaria una comparación entre ambos tipos de pararrayos.
2. VALORES CARACTERÍSTICOS
El objetivo de este apartado es el de definir las características más representativas de los pararra-
yos y los parámetros relacionados con los mismos. Estos conceptos vienen definidos en las dife-
rentes normas relacionadas con los pararrayos: CEI 99 y CEI 71.
Los valores normalizados de las tensiones asignadas, expresados en kV, son los mostrados en
la tabla 2.
Es el valor máximo de la tensión eficaz a frecuencia industrial que puede aplicarse permanen-
temente entre los bornes del pararrayos. La corriente que circula por el pararrayos a esta ten-
sión es predominantemente capacitiva, y tiene una amplitud de aproximadamente 1mA.
3) Frecuencia asignada
Es la frecuencia de la red para la cual está previsto el pararrayos. Las condiciones de servicio
normales admiten frecuencias de alimentación en corriente alterna comprendidas entre 48
Hz y 62 Hz.
4) Corriente de descarga
Los valores normalizados de la corriente de descarga nominales son 20 kA, 10 kA, 5 kA, 2,5
kA y 1,5 kA.
La corriente subsiguiente de un pararrayos es la corriente aportada por la red que fluye por el pa-
rarrayos después del paso de la corriente de descarga.
5) Tensión residual
Es el valor de la tensión de pico que aparece entre los bornes del pararrayos durante el paso
de la corriente de descarga.
Este valor es propio de los pararrayos de SiC, y es el valor eficaz de la mínima tensión a fre-
cuencia industrial que, aplicada entre bornes del pararrayos, provoca el cebado de todos los
explosores en serie.
Es el valor de cresta de la máxima tensión que se alcanza antes del paso de la corriente de
descarga cuando un impulso, de forma y polaridad determinada se aplica entre los bornes del
pararrayos.
Durante un defecto a tierra que afecte a uno o varios conductores en un sistema trifásico, el
coeficiente, o factor, de puesta a tierra es la relación expresada en tanto por ciento entre el
valor eficaz de la tensión más elevada existente entre un conductor de fase sana y tierra , (en
el punto de instalación del pararrayos) y el valor eficaz de la tensión entre dos conductores de
fase en ausencia de defecto. Esta relación es siempre menor que la unidad.
Una red con el neutro efectivamente puesto a tierra se caracteriza por tener un coeficiente de
puesta a tierra que no sobrepasa el 80 %, y una red que no tiene el neutro efectivamente a tie-
rra se caracteriza porque este coeficiente es superior al 80 %.
Es lo mismo que el coeficiente de puesta a tierra de la red, pero referido a la tensión eficaz
entre fase y tierra en ausencia de defecto a tierra. El coeficiente de defecto a tierra es igual al
coeficiente de puesta a tierra multiplicado por 3 , y tiene un valor mayor que la unidad.
Cuando el sistema tiene el neutro efectivamente puesto a tierra, este valor es ≤ 1, 4 , y si el sis-
tema tiene el neutro aislado o no efectivamente a tierra, este valor es ≅ 1,73.
Es el valor de cresta más elevado de la tensión soportada a los impulsos normalizados (a fre-
cuencia industrial, tipo maniobra y tipo rayo) que el pararrayos puede soportar.
Es la relación entre el nivel de aislamiento del equipo a proteger y el nivel de protección del
pararrayos, expresada en tanto por ciento.
Es la tensión oscilatoria entre fase y tierra o entre fases en un lugar determinado de la red, de
duración relativamente larga, y que no está amortiguada o que sólo lo está débilmente.
Solamente se hará una breve descripción de este tipo de pararrayos, debido a que, como ya se
mencionó, han sido sustituidos en la mayoría de las instalaciones en nuestro país. En las subes-
taciones de 400 kV su presencia es nula y en los niveles de 220 y 132 kV es muy escasa y en los
demás niveles de tensión su sustitución por los pararrayos de óxidos metálicos (ZnO) ha sido
total. En las nuevas instalaciones solamente se utilizan los pararrayos de óxidos metálicos.
3.1. DESCRIPCIÓN
Los pararrayos de SiC están constituidos básicamente por explosores en serie con resistencias de
característica no lineal de carburo de silicio. Los pararrayos se encuentran conectados entre las
fases (en sus bornes activos correspondientes) y las masas metálicas de los aparatos a proteger,
de modo que la tensión entre fase y tierra está aplicada permanentemente en los extremos de la
serie de explosores.
Fig. 6
En líneas generales, constan de una envolvente cerámica, en cuyo interior están los explosores
metálicos conectados en serie con las resistencias de carburo de silicio, comprimidos por un
muelle. El conjunto se cierra con un sistema especial de sellado que garantiza la estanqueidad del
pararrayos, ya que está relleno de nitrógeno seco.
En la figura 7 se muestra la constitución física de tres pararrayos de SiC para diferentes niveles
de tensión. Los elementos que constituyen el pararrayos de SiC se describen con más detalle a
continuación.
3.1.2. EXPLOSORES
Los explosores se hallan conectados en serie con el conjunto de resistencias no lineales, y son
los que están unidos directamente a la línea, aislando de la misma el conjunto de resistencias
para tensiones normales de servicio continuo.
La misión de los explosores es doble: por un lado, limitan la sobretensión al nivel para el que
han sido diseñados mediante la tensión de cebado, y, por otro, una vez que se ha extinguido la
corriente subsiguiente, mantienen a las resistencias separadas de la tensión de servicio, impidien-
do que se derive una corriente de fuga que las destruiría rápidamente.
Suelen estar compuestos de acero y latón y separados entre sí por espaciadores aislantes. Otras
tecnologías conectan resistencias, llamadas piloto, en paralelo con los explosores, con lo que
consiguen la repartición uniforme de la tensión en los explosores, asegurando, así, un cebado sin
retardo y preciso del explosor.
Fig. 8
Estas resistencias son la parte más importante del pararrayos. Su misión es la de limitar la co-
rriente de descarga, una vez que los explosores se han cebado a causa de una sobretensión. Esto
es necesario, ya que, de otro modo, esta corriente de paso crecería rápidamente pudiéndose
convertir en un cortocircuito a tierra que provocase la actuación de las protecciones. Además, se
encargan de limitar la corriente subsiguiente, ya que, al volver la tensión a su valor normal de
servicio, la resistencia aumenta.
Las resistencias están construidas de carburo de silicio encamisadas en un aislador cerámico (ce-
ramizado). Se moldean por compresión y, una vez “ceramizadas”, el conjunto sufre un proceso
de cocción para su unión integral. Las superficies extremas son metalizadas para aseguran una
distribución uniforme de la corriente a través de todo el bloque compacto.
Tienen una característica tensión-corriente no lineal, es decir, se comportan como una resisten-
cia de pequeño valor al paso de corrientes de descarga elevadas, limitando así la caída de tensión
en bornes del pararrayos y para corrientes de pequeño valor su resistencia es elevada.
Son generalmente de porcelana blanca o marrón de alta resistencia, fabricadas por proceso
húmedo y con una línea de fuga lo suficientemente larga para reducir al límite los efectos de la
contaminación y garantizar que no se produzca contorneo.
Este dispositivo tiene como misión la de evitar la inutilización de una línea por fallo de un para-
rrayos, como consecuencia de una serie continuada de descargas, o por una sobretensión larga y
no amortiguada. En caso de producirse alguna de estas circunstancias, podría producirse un
cortocircuito entre fase y tierra, debido a una sobrecarga térmica del pararrayos.
Así, cuando se avería el pararrayos por una sobrecarga térmica, la generación de gases y la consi-
guiente sobrepresión, hace funcionar el dispositivo de desconexión que expulsa el cable de pues-
ta a tierra. Se evitan así posibles cortocircuitos, así como el riesgo de explosión del pararrayos, a
la vez que sirve de indicación de avería del equipo. Este sistema se usa en los pararrayos de M.T.
de los sistemas de distribución.
Este dispositivo de evacuación de presión se utiliza en los pararrayos de alta y muy alta tensión.
En las subestaciones y redes de alta tensión las corrientes de descarga suelen ser muy elevadas, y
puede que la energía absorbida por el pararrayos exceda de su capacidad. Cuando ocurre esto, se
produce un fallo total del pararrayos (ver apartado anterior), que origina la perforación o des-
trucción de los discos de SiC, generándose gases y la consiguiente sobrepresión.
Estos gases se escapan por los dispositivos de descarga de presión, colocados en las armaduras
metálicas superior e inferior. La membrana de descarga de presión se abre tan pronto como la
presión en el interior del pararrayos aumenta por encima de un cierto nivel. Los gases calientes
que salen se cambian de dirección en los deflectores de escape y se soplan hacia el contraelec-
trodo. Con ello, el arco se ceba en un punto definido fuera de la envoltura, lo que impide una
posible explosión. El indicador de cebado se expulsa, indicando con ello el fallo del pararrayos.
Los pararrayos pueden llevar un solo dispositivo en la parte superior o inferior, o en ambas par-
tes. Esto dependerá de la dureza de las solicitaciones de la red donde se vayan a instalar los para-
rrayos.
Cuando aparece una sobretensión transitoria (tipo rayo o tipo maniobra), al alcanzar la tensión
de cebado se ceban los explosores del pararrayos, dejando circular por las resistencias una co-
rriente de descarga. A partir de la tensión de cebado del pararrayos, la tensión desciende rápida-
mente hasta llegar a la tensión residual.
En este momento, la corriente de descarga alcanza su valor máximo. Este valor marca la capaci-
dad de descarga máxima de energía del pararrayos sin que sufra ningún deterioro. Al desaparecer
la sobretensión, la corriente que circula por las resistencias a través del arco en los explosores
(ver figura 9) es la correspondiente a la tensión de la red, que se denomina "corriente subsiguien-
te". El pararrayos debe ser capaz de descebarse con esta corriente, para quedar en las mismas
condiciones que estaba antes de la aparición de la sobretensión.
El descebado del pararrayos puede conseguirse reduciendo la tensión que quedaría aplicada a
cada explosor cuando la corriente subsiguiente se anula en su paso natural por cero. La reduc-
ción se logra disponiendo en serie varios elementos.
Existe un tipo pararrayos de SiC con explosores que utiliza un campo magnético para extinguir
el arco en los explosores. Este incorpora una bobina en serie con una resistencia no lineal para
provocar el soplado del arco en los explosores. En la figura 10 se muestra un esquema simplifi-
cado de un pararrayos de explosores activos.
Fig. 10
Con esta configuración se logra alargar el arco en los explosores, de manera que la tensión de
arco aumente considerablemente, consiguiendo así utilizar un número más pequeño de resisten-
cias en serie para interrumpir la misma corriente subsiguiente que los pararrayos de SiC conven-
cionales.
La reducción de la resistencia total del pararrayos hace que su tensión residual sea más pequeña,
lo que mejora su efecto protector. Además, con el explosor activo o limitador de corriente se
consigue una mayor seguridad en la interrupción de la corriente subsiguiente y que la energía
disipada por el pararrayos en una descarga sea menor. Esto es particularmente interesante en el
caso de cebado con sobretensiones de maniobra.
4.1. DESCRIPCIÓN
Fig. 11
Las excelentes características que ofrecen esto pararrayos de ZnO hacen que este tipo de para-
rrayos sean los únicos que se fabrican y se utilizan en la actualidad. Estas características son:
1) Las característica tensión-corriente de los discos de ZnO es fuertemente no lineal (ver figura
12), es decir, presenta una resistencia elevadísima para la tensión de servicio y una resistencia
pequeñísima para tensiones poco por encima de la tensión de servicio.
2) Esta característica de no linealidad hace que por el pararrayos circule una corriente de fuga
de 1mA aproximadamente a la tensión de servicio. Por esta razón, este tipo de pararrayos no
necesita explosores, como ocurría en los de SiC.
3) La excelente capacidad de absorción de energía hace que el pararrayos de ZnO evacúe la
corriente de descarga sin problemas, llegando a valores nominales de 20 kA. Esta propiedad
hace que el volumen del pararrayos se reduzca considerablemente (del orden del 25 %) con
respecto a uno de SiC de características semejantes.
Fig. 12
Al no existir explosores, los discos de ZnO están expuestos continuamente a la tensión de red y
a la circulación de una corriente de fuga. Si a causa de una sobretensión temporal larga y no
amortiguada, o una serie de descargas continuas, el pararrayos no es capaz de evacuar toda la
energía absorbida, se generará una sobrecarga térmica. En este momento se puede producir la
perforación o destrucción de alguno de los discos de ZnO.
La destrucción de los discos de ZnO produce una serie de gases calientes que originan una so-
brepresión en el interior del pararrayos. Es necesario evacuar estos gases calientes ya que, de
otro modo, se produciría la explosión del pararrayos.
Fig.13a
Fig.13b
Sin embargo, en los pararrayos con envolvente polimérica como el mostrado en la figura 14a
dada la alta capacidad de absorción térmica de la silicona, la transferencia de calor de las resis-
tencias al exterior es directa, y no es necesario utilizar un descargador de presión. Se disminuye
muchísimo el riesgo de explosión del pararrayos, asegurando una mayor estabilidad térmica.
Fig. 14a
Fig.14b
A pesar de todas las ventajas probadas de los aisladores poliméricos de silicona, y de sus caracte-
rísticas favorables para su uso en pararrayos de ZnO, se sigue utilizando con frecuencia la porce-
lana porque los usuarios son aun reticentes a esta nueva tecnología.
Fig. 15
Los contadores de descargas y sirven para contar el número de descargas que pasan por los pararra-
yos. Permiten deducir el número y corriente de las descargas, por lo que resultan muy útiles para
estudiar las condiciones de sobretensión a que se halla sometida una instalación, así como para
determinar si los dispositivos de protección son adecuados, vigilar el estado interno de estos
dispositivos de protección para su eventual reposición, etcétera. Son, por lo tanto, la base del
mantenimiento predictivo de los pararrayos.
Los contadores de descargas se montan en serie con los correspondientes pararrayos, interca-
lándolos entre los bornes de tierra de éstos, y la tierra. Puede instalarse con un solo contador de
descargas por grupo de pararrayos (figura 17), o bien un contador de descargas por cada fase
(figura 18). En el primero de los casos, el contador de descargas cuenta el número total de des-
cargas que se ha producido en un punto determinado del sistema eléctrico protegido, mientras
que, en el segundo caso, se cuentan las descargas por cada fase, teniendo, por lo tanto, más da-
tos para juzgar las condiciones en que se realiza la protección contra las sobretensiones.
Cuando comienza la descarga del pararrayos, el potencial del punto A de entrada del contador
aumenta con relación a tierra. Cuando se ceba el punto P2, se carga el condensador C, según el
circuito A-P2-C-T. Cuando ha descargado la sobretensión, se descarga también C en el circuito
r-I-T, accionando el indicador I. El pararrayos P1 deriva a tierra la corriente de descarga del pa-
rarrayos, cuando la suma de las tensiones en los bornes de P2 y de C alcanza la tensión de ceba-
do de P1. D, de esta forma, queda protegido el conjunto. La misión de la resistencia R es derivar
a tierra la corriente de fuga del pararrayos principal.
1. Conexión de línea.
2. Pararrayos.
3. Conexión de tierras.
4. Base aislante.
5. Borne de entrada del contador de descargas.
6. Contador de descargas.
ESQUEMA DE LA INSTALACIÓN DE UN CONTADOR DE DESCARGAS POR
GRUPO DE PARARRAYOS EN UNA LÍNEA TRIFÁSICA:
Fig. 17
1. Conexión de línea.
2. Pararrayos.
3. Conexión de tierra.
4. Base aislante.
5. Borne de entrada del contador de descargas.
6. Contador de descargas.
ESQUEMA DE LA INSTALACIÓN DE 3 CONTADORES DE DESCARGAS,
UNO POR CADA PARARRAYOS, EN UNA LÍNEA TRIFÁSICA:
Fig. 18
Fig.19
Cuando se presenta una sobretensión transitoria (frente de onda tipo rayo o tipo maniobra) y la
corriente que circula por el pararrayos aumenta (no existiendo una tensión de cebado), la resis-
tencia de los varistores disminuye drásticamente, por lo que absorben perfectamente la corriente
de descarga sin que aumente la tensión en bornes del pararrayos. Debido a la forma de la curva
característica, rápidamente el punto de trabajo del varistor pasa a través de la zona 2 a la 3 (ver
figura19), donde el valor de la resistencia es muy bajo, obteniéndose una cierta tensión residual
que se mantiene aproximadamente constante durante el resto del paso de la sobretensión.
Cuando la sobretensión ha pasado, la tensión cae hasta la normal de servicio, bajando al mismo
tiempo la corriente al valor permanente de fuga. No existe, pues, ninguna corriente subsiguiente.
Queda patente, entonces, que no es necesario utilizar en serie u otros dispositivos que aíslen las
resistencias de la red cuando se trabaja en condiciones normales de explotación.
Sin embargo, este funcionamiento continuo añade una serie de problemas a tener en cuenta en
los pararrayos de ZnO, como son la estabilidad térmica y el envejecimiento a largo plazo.
Además, al estar sometidos los varistores directamente a la tensión de trabajo y a las posibles
sobretensiones temporales, estas curvas sufren una variación a lo largo de la vida del pararrayos,
que afecta a las pérdidas de potencia.
Es fundamental, pues, que la tensión de servicio continuo se fije de tal modo que, aun después
de un calentamiento fuerte, producido por procesos de descarga plena o de sobretensiones tem-
porales, la corriente de descarga en régimen normal de trabajo no alcance valores tales que el
calentamiento producido por ellos exceda la máxima cantidad de calor que es capaz de disipar el
pararrayos.
Además, durante el procesdo de diseño y elección de un pararrayos, hay que asegurarse de que,
después de someter el mismo a una serie de descargas seguidas, de volver y vuelta a la tensión de
servicio continuo, sea capaz de disipar toda la energía acumulada y volver a la temperatura ini-
cial, y todo esto a lo largo de la vida del pararrayos.
Por todo lo expuesto hasta ahora, es fundamental definir para un pararrayos de ZnO una ten-
sión máxima de servicio continuo (COV) que garantice la estabilidad térmica del dispositivo a lo
largo de toda su vida útil.
En general, los pararrayos de óxidos metálicos no se utilizan para limitar las sobretensiones
temporales, debido a que la larga duración y el pequeño o nulo amortiguamiento de dichas so-
bretensiones, supondría en el pararrayos habia de evacuar una gran cantidad de energía, lo que
se traduciría en la necesidad de disponer un enorme número de discos de ZnO.
Así, la curva característica representada en la figura 20, indica el tiempo durante el cual puede
admitirse una sobretensión temporal en el pararrayos, en función de una sobrecarga térmica
debida a una corriente de descarga previa, a fin de garantizar que, al restablecer posteriormente
la tensión de servicio continuo, se pueda volver a enfriar la pila de discos de ZnO.
Fig. 20
La CEI exige al pararrayos que su capacidad para soportar sobretensiones temporales durante 10
s ha de ser como mínimo la tensión asignada del pararrayos.
Fig. 21
Por eso, durante el proceso de fabricación es necesario llevar un control muy riguroso de cada
unidad y seleccionar los elementos de idénticas características para formar un pararrayos.
Con objeto de garantizar la estabilidad del funcionamiento de los pararrayos de ZnO, los fabri-
cantes efectúan diversos tipos de ensayos de envejecimiento acelerado de los varistores. A modo
de ejemplo, en las figuras 22 y 23 pueden verse los resultados de dos ensayos de esta naturaleza.
Fig. 22
Fig. 23
La figura 22 muestra la evolución de las pérdidas de potencia relativa (se toma 1 en el comienzo
de la prueba), a lo largo del tiempo en un pararrayos mantenido durante 2.000 horas a 115 ºC y a
una tensión permanente de 1,1 veces la tensión máxima de servicio continuo (COV).
En la figura23, puede verse otra prueba de envejecimiento acelerado de acuerdo con las siguien-
tes especificaciones:
Los varistores han estado sometidos a seis series de 100 impulsos tipo 8/20 µs de 10 kA, con
una cadencia de 1 minuto entre impulsos.
Como puede verse en ambos casos, las pérdidas de potencia descienden durante las primeras
horas y luego tienden a estabilizarse.
Como ya se ha mencionado, todas las propiedades de los pararrayos de ZnO se derivan funda-
mentalmente de los tres hechos siguientes:
− No hay descargadores.
− Acusada no linealidad de la curva característica tensión-corriente de los discos varistores de
ZnO.
− Gran capacidad de los discos varistores de ZnO para absorber energía
Estas dos propiedades y sus consecuencias constituyen las principales ventajas de los pararrayos
de ZnO sobre los de SiC.
A continuación se hace una enumeración de las principales ventajas de los pararrayos de ZnO
frente a los de SiC, y en los epígrafes siguientes de este apartado se hace un comentario de cada
uno de ellos:
La no existencia de una tensión de cebado hace que el nivel de protección esté definido por
la tensión residual de los discos varistores de ZnO. Este valor es siempre más bajo que la ten-
sión de cebado.
Además, los valores de la tensión residual están perfectamente definidos por las curvas carac-
terísticas para cada corriente de descarga. No sucede lo mismo con las tensiones de cebado,
que son un tanto aleatorias al depender de muchos factores, tales como la polaridad de la on-
da, estado de envejecimiento del explosor, proximidad de masas metálicas, altura sobre el
suelo, etc.
En los pararrayos de ZnO no hay tales períodos transitorios. La tensión y la corriente varían
más lentamente y no dan lugar a lo anterior. Como consecuencia, los secundarios de los
transformadores se ven mejor tratados.
Los discos varistores de ZnO por sí mismos, tienen una gran capacidad para absorber ener-
gía. Además, el pararrayos de ZnO no se ve forzado a absorber la energía extra producida
por el paso de una corriente subsiguiente. Como consecuencia, los pararrayos de ZnO, están
mejor adaptados para recibir más fuertes descargas más fuertes y más seguidas.
Fig. 24
Este problema no existe cuando dicha protección se realiza con pararrayos de ZnO.
Son varios los criterios que se han de aplicar a la hora de seleccionar un pararrayos de ZnO para
una instalación, los cuales se deben observar con precaución si se desea tener una correcta pro-
tección contra sobretensiones. En la norma CEI 99-1A se dan los criterios a seguir para la co-
rrecta aplicación del pararrayos. A continuación se numeran una serie de factores que influyen
en la elección del pararrayos:
1) Factores eléctricos.
2) Factores mecánicos
3) Factores ambientales
Ligero (L) 16
Medio (M) 20
Fuerte (H) 25
Muy fuerte (V) 31
Tabla 3
4) Factores de la instalación
− Frecuencia de la red (según CEI 99-4, el pararrayos debe funcionar correctamente para
una frecuencia comprendida en el intervalo 48 Hz - 62 Hz).
− Número de autoválvulas ya existentes en la instalación y distancia a la que se encuentran.
Los parámetros eléctricos que son necesarios calcular para elegir y caracterizar un pararrayos de
óxidos metálicos son:
Hay que tener en cuenta que la tensión de servicio continuo es uno de los valores más importan-
te a la hora de elegir el pararrayos, ya que este nivel de tensión es soportado por los discos de
ZnO durante toda su vida útil.
La tensión máxima de servicio continuo debe elegirse al menos igual a la tensión máxima en-
tre fase y tierra. Sin embargo se recomienda que sea ligeramente superior, (entre 1,05 y 1,1) ya
que la tensión más elevada entre fase y tierra de una red sólo se puede conocer de forma
aproximada
Si se prevé que pueda existir un funcionamiento anormal de la red, es decir, durante el fun-
cionamiento normal de la misma la tensión más elevada de la red se sobrepasa de forma con-
tinua, es necesario aumentar la tensión máxima de servicio continuo, a fin de no provocar
funcionamientos innecesarios del pararrayos.
Cuando la tensión máxima entre fase y tierra no se conozca, se tomará como valor de la ten-
sión máxima de servicio la tensión más elevada de la red dividida por 3.
Um
U c ≥ 1,05
3
La sobretensión temporal más importante es la debida a una falta entre fase y tierra. La mag-
nitud de estas sobretensiones depende de las características de la red y de la forma en que es-
tán conectados los neutros de los transformadores y generadores. Esto se caracteriza con el
coeficiente de defecto a tierra del sistema (kE o CE, según la literatura). Así se obtiene el valor
de la sobretensión temporal, multiplicando la tensión de servicio continuo por el coeficiente
de defecto a tierra del sistema.
TOVe = K e ⋅ U c
Si se conocen los valores característicos de la red donde se vaya a instalar el pararrayos, los
valores del coeficiente de puesta a tierra se pueden obtener de la curva de la figura 25.
Fig. 25
Cuando la sobretensión temporal no es debida a una falta a tierra (efecto ferranti, ferrorreso-
nancia), hay que tener en cuenta que la capacidad de sobretensión temporal depende de la
marca y del diseño del pararrayos, y, además, del tiempo de duración de la sobretensión. Así,
la capacidad para soportar sobretensiones temporales viene dada por gráficas similares a la de
la figura 26.
Fig. 26
La tensión asignada del pararrayos debe ser el mayor valor de los siguientes: la tensión de
servicio continuo o el máximo valor de las sobretensiones temporales que se pueden presen-
tar en el sistema. A continuación se resume el proceso a seguir para elegir correctamente la
tensión asignada del pararrayos:
1º. Elegir provisionalmente una tensión asignada basándonos en la tensión de servicio conti-
nuo como Uro = UC/0.8
2º. Se estima el valor y la duración de la sobretensión temporal por falta a tierra. Se asume
que t ≤ 1s si el sistema es rígido, y 10s ≤ t ≤ 2h si el sistema es aislado o resonante.
3º. Se estima el valor de otras posibles sobretensiones que se puedan producir en el sistema.
4º. Se estima la posible energía absorbida por el pararrayos en kJ y se divide por la tensión
asignada inicial. Si este valor es menor que la capacidad de absorber energía del pararrayos
objeto de estudio de selección, hay que elegir un modelo de capacidad mayor.
5º. De la gráfica asociada al pararrayos que exprese su capacidad de absorber sobretensiones,
y para cada valor de la duración de las sobretensiones, se elige el valor del factor Tr. Después
se divide el valor de la amplitud de cada sobretensión por este factor para obtener el valor de
las posibles tensiones asignadas.
6º. Por último, se elige el valor máximo de los dos siguientes: la tensión asignada inicial y el
valor de las tensiones por sobretensiones temporales (por faltas a tierra y por otro tipo de so-
bretensiones).
Se define como la amplitud de la corriente de choque que al circular por el pararrayos produ-
ce una tensión residual que no sobrepasa el valor máximo fijado por la coordinación del ais-
lamiento.
Puede estimarse a partir de los datos de la máxima sobretensión procedente de una línea y
debida a la caída de un rayo en ella, así como de la característica tensión-corriente del para-
rrayos.
Id =
2U 1 - ∑ Zo
Zo + Zc Z j
siendo:
Si se considera que Ures es la tensión residual del pararrayos para el valor máximo de la co-
rriente que se va a descargar a través de él, se supone que las restantes líneas tienen la misma
impedancia de onda Zc y es n el número total de líneas, la corriente de descarga viene dada
por el valor:
2U - nU r
Id =
Zc
2U - U r
Id =
Zc
n 2U
Id = - Ur +
Zc Zc
La corriente de descarga puede, sin embargo, incrementarse por efecto de las sucesivas re-
flexiones de la onda de descarga producida por el pararrayos en el punto de impacto del rayo
sobre la línea, en el caso, muy probable, de que se produzca un cebado a tierra en dicho pun-
to, alcanzando entonces corrientes superiores a las que se obtienen de la expresión anterior si
el punto de impacto del rayo se sitúa a una distancia inferior a 6 u 8 km. del pararrayos. Para
las redes de distribución, en las que las distancias entre pararrayos son inferiores a estos valo-
res, las corrientes de descarga reales son en general mayores que las que se deducen de la
fórmula anterior. Para redes de alta tensión, con líneas de longitudes mucho más largas, las
fórmulas son, en general, aplicables.
Un estudio estadístico de las corrientes de descarga reales de los pararrayos instalados en re-
des de alta tensión indica que solamente de un 1 a un 4% de estas corrientes sobrepasan los
10 kA, mientras que más del 70% son inferiores a 2 kA.
Para redes de muy alta tensión (> 220 kV), en el caso de actuación de un pararrayos con so-
bretensiones de maniobra, las corrientes de descarga son muy tan elevadas y pueden ser de
una larga duración, lo que implica una gran energía a disipar por los elementos relativos del
pararrayos, debiendo éste estar diseñado para ello.
Hay que tener en cuenta, además, que, la energía absorbida en el pararrayos también depende
del nivel de protección, así que un nivel alto de protección reduce la energía los kJ/kV a disi-
par.
Fig. .27
La sobretensión posible sin pararrayos que se pueda dar en una red depende de diversos
parámetros, tales como el punto de la instalación donde se coloque el pararrayos, tipo de
maniobra, presencia de reactancias o bancos de condensadores y la forma de alimentación
de la red. Por eso, aparte de los valores típicos dados en la tabla anterior, el diagrama de la
figura 29 (publicado por la CIGRÉ) puede orientarnos para estimar un valor de UL.
Fig. 29
(U − U res )
W= L ⋅ U res ⋅ 2 T ⋅ n
Z
donde:
En la norma CEI 99-4 para pararrayos de ZnO, la capacidad de absorber energía durante
sobretensiones de maniobra viene dada por el ensayo de “descarga de línea”. La relación
entre la energía específica absorbida (kJ/kV de Ur) y el cociente de Ures/Ur nos da la clase
de descarga de línea. Esta relación viene dada por una serie de curvas que nos indican las
clases según CEI (ver figura 30).
Fig. 30
7) SOBRETENSIONES ATMOSFÉRICAS
Para redes de tensiones menores de 220 kV, las sobretensiones de maniobra tienen menor
importancia, debido a que conllevan corrientes de descarga poco elevadas, y es por eso que
son las sobretensiones de origen atmosférico las que marcan su nivel de protección y su ca-
pacidad de absorber energía.
Según CEI, un valor conservador de la capacidad de absorber energía ante una sobretensión
fuerte de tipo rayo se obtiene mediante el ensayo severo con un impulso tipo de 4/10 µs (es-
te impulso normalizado se asemeja mucho a la realidad). Este ensayo somete al pararrayos a
una corriente alta, con la consiguiente generación de energía durante un tiempo muy corto, es
decir, le somete a un choque térmico.
Los valores normalizados de la corriente de cresta que el pararrayos debe soportar ante este
ensayo según CEI son 65 y 100kA, que todos los fabricantes superan, dando valores de 100,
150 y 200 kA.
Para paliar los esfuerzos que el pararrayos tiene que sufrir con sobretensiones fuertes de tipo
rayo, se pueden utilizar pararrayos con discos de ZnO con mayor diámetro, lo que hace que
la densidad de corriente durante una descarga sea menor y disminuya la tensión residual, o, lo
que es lo mismo, aumente la capacidad del pararrayos para absorber energía.
Evidentemente, esta mejora supone un incremento notable del precio del pararrayos, por lo
que sólo es recomendable usar este tipo de pararrayos de ZnO cuando:
b) Margen de protección
El objetivo de los pararrayos es dar el mayor margen de protección al equipo que debe ser
protegido. El proceso de coordinar los niveles de aislamiento del equipo con las característi-
cas de protección del pararrayos se denomina coordinación de aislamiento.
donde:
− El nivel de aislamiento es la tensión soportada a impulso tipo rayo del equipo a proteger
− El nivel de protección es el mayor de los siguientes valores:
• Valor máximo de la tensión residual a impulso de corriente 1/20 µs
• Valor máximo de la tensión residual a impulso tipo 8/20 µs y corriente de descarga
de 10 kA
• Valor máximo de tensión residual a impulso de corriente de tipo maniobra ( p.e.
30/60 µs)
Es complicado dar un valor exacto para el margen de protección, ya que hay que tener una
serie de parámetros difíciles de ajustar, como la pendiente, amplitud y duración de la sobre-
tensión, el envejecimiento de los aislantes en los equipos viejos,etc.
De todas formas, el margen de protección debe ser bastante amplio, sobre todo, si existe una
gran distancia entre el pararrayos y el equipo a proteger, o si el pararrayos está localizado en
una zona de un alto nivel isoceraúnico.
8) CARACTERÍSTICAS DE PROTECCIÓN
Después de realizar los cálculos y consideraciones oportunos necesarios para elegir un para-
rrayos adecuado para la instalación objeto de estudio, es necesario cotejar los resultados con
las características que nos ofrecen los pararrayos existentes en el mercado.
Una forma directa es acudir a los catálogos donde se nos proporcionan los valores caracte-
rísticos de protección en forma de tabla similar a la de la figura 31 para cada tipo de pararra-
yos.
Otras veces, se pueden ofrecer estos datos en forma de curvas que nos limitan la zona de
protección, donde debemos situar los datos obtenidos en nuestros cálculos
Fig. 31
Fig. 32
Par estimar de una forma aproximada la tensión máxima en los bornes de un aparato protegido
por un pararrayos situado a distancia L de él, puede usarse la fórmula simplificada siguiente:
(2 ⋅ L ⋅ s )
U = U res + ≤ 2 U res
v
donde:
La impedancia del conductor de conexión del pararrayos origina una elevación de la sobreten-
sión limitada por el pararrayos. Esta elevación puede tenerse en cuenta asignando a esta co-
nexión una inductancia de 1,2 µH/m. La caída de tensión en esta conexión se puede calcular
por la fórmula:
di
∆U = 1,2 ⋅ 10 -6 h
dt
,siendo h la longitud (m) de la conexión en alta tensión más la de puesta a tierra y di/dt la pen-
diente del frente de la corriente de descarga. De una manera conservadora, esta pendiente puede
considerarse igual al cociente entre la máxima corriente de descarga y la duración del frente de la
onda de tensión, que puede tener un valor del orden de 2 kA/µs.
Fig. 33
Fig.34
Fig.35
Fig.36
− Protección de generadores
Como regla general, deben montarse los pararrayos lo más cerca posible de los elementos a pro-
teger, fundamentalmente de los transformadores, por ser los equipos más costosos, y de manera
que su toma de tierra esté conectada rígidamente a la de éstos con un conductor de baja impe-
dancia. Ello evitará un aumento de la tensión en el borne de alta tensión del pararrayos, y, por
tanto, del equipo a proteger, por efecto de la caída de tensión en la conexión de tierra al pasar
por ella la corriente de descarga del pararrayos.
En las subestaciones de alta tensión, esta conexión entre la toma de tierra y la cuba del trans-
formador viene representada por la malla de tierra propia de la subestación, a la cual se conectan
ambos.
a) En las instalaciones a las que llega una sola línea aérea, esta recomendación es absolu-
tamente necesaria, especialmente si aquella no está protegida por hilos de tierra, pues las so-
bretensiones procedentes de la línea pueden presentar una gran pendiente en el frente y, en
consecuencia, la sobretensión puede incrementarse al llegar a la instalación por efecto de su
reflexión en el transformador.
El caso más frecuente es la alimentación de transformadores de distribución en poste por lí-
nea aérea.
b) Cuando a la instalación llegan varias líneas, la reflexión de las ondas procedentes de una
de ellas produce una reducción de las sobretensiones en valor de cresta y pendiente del fren-
te, y esto permite colocar los pararrayos a una cierta distancia de los transformadores, de ma-
nera que puedan proteger también a otros elementos de la instalación. Sin embargo, debe te-
nerse presente que algunas de las líneas pueden estar desconectadas en determinadas circuns-
tancias.
Cuando, en una subestación de este tipo, uno o varios interruptores o seccionadores están
abiertos, las entradas de las líneas correspondientes pueden quedar sin protección por los pa-
rarrayos de los transformadores. En tales casos, si se considera necesario, es preciso realizar
una protección suplementaria con pararrayos, instalando estos dispositivos en las entradas
respectivas de las líneas (ver figura 37).
Fig. 37
c) En las instalaciones alimentadas por una línea a través de un cable, para proteger si-
multáneamente los equipos y el propio cable puede ser necesario instalar pararrayos tanto
junto a estos equipos como en el punto de unión de la línea con el cable (ver figura 38).
Fig.38
Para la elección de la tensión nominal del pararrayos en estos casos, es preciso tener en cuen-
ta la tensión a frecuencia industrial que puede aparecer en el neutro del transformador en el
caso de falta monofásica a tierra, es decir, aproximadamente la tensión simple de la red. Para
transformadores de aislamiento pleno y neutro aislado, se recomienda un valor no inferior al
65 por 100 de la tensión más elevada de la red. Para transformadores de aislamiento no uni-
forme y neutro no puesto a tierra directamente, la tensión nominal del pararrayos debe ser al
menos igual a la tensión a f.i. (frecuencia industrial) máxima que pueda aparecer en el neutro
en caso de falta a tierra en la red de alimentación del transformador. Este valor puede ser del
orden de 0,6 Um para redes de neutro aislado, y del orden 0,4 Um para redes de neutro efec-
tivamente a tierra.
Un caso típico también de utilización de pararrayos entre fases es para la protección de trans-
formadores de hornos de arco. La selección en este caso de los pararrayos entre fases y entre
fase y tierra es un trabajo delicado, que exige un estudio especial.
f) Para proteger generadores se utilizan pararrayos que van dispuestos en la carcasa del ge-
nerador después del interruptor de generador. La toma de tierra del pararrayos irá conectado
al neutro del generador, para tomar tierra en el mismo punto eléctrico. Además lleva un con-
densador en paralelo, que protege al generador ante impulsos de frente muy atenuado o de
sobretensiones de alta frecuencia ante los cuales el pararrayos no actúa.
8. EL EFECTO DE LA CONTAMINACIÓN
Se da con más frecuencia en zonas industriales donde existen partículas en suspensión que flo-
tan en el aire, y que se posan en los aisladores, y en las zonas costeras, por el alto contenido de
humedad y salinidad en el ambiente.
El contorneo del arco en el exterior del aislador se produce a consecuencia de la humedad ex-
terna y de la conductividad incrementada de la capa de contaminación, que provoca el flujo de
cierta corriente de fuga exterior. Esta corriente no es uniforme ni en el tiempo ni a lo largo de la
porcelana, por dos causas:
En los pararrayos de ZnO el único problema se deriva del posible calentamiento de los discos
varistores que podría derivar en un embalamiento térmico. Sin embargo, los ensayos que se rea-
lizan demuestran que, la alta capacidad de absorber energía de los discos de ZnO, junto con un
aislador de porcelana de línea de fuga adecuada para el grado de contaminación, hacen que el
comportamiento de los pararrayos de ZnO sea excelente.
8.1.1. MANTENIMIENTO
De todas maneras, si se quiere prescindir de tediosos mantenimientos de este tipo, sería lógico
utilizar aisladores poliméricos (goma de silicona) cuyas propiedades y diseño les hacen indiferen-
te ante el problema de la contaminación.
9.1. INTRODUCCION
Desde el punto de vista técnico, hay dos cualidades que son de interés para el usuario de para-
rrayos de ZnO.
- el nivel de protección.
- la estabilidad térmica, de corta y larga duración.
Además, es de interés para el usuario evitar daños al sistema el daño al equipo de puesta a tierra
debido a una sobrecarga eventual en el pararrayos.
Para los pararrayos de ZnO las cualidades antes mencionadas se valoran realizando los siguien-
tes tipos de ensayos:
Para los pararrayos convencionales, este ensayo determina el nivel de protección para las sobre-
tensiones de corriente, pero normalmente el nivel de protección total para tales pararrayos está
determinado por las tensiones de cebado del arco.
Para los pararrayos de ZnO, por el contrario, este ensayo determina el nivel de protección para
toda clase de sobretensiones, si no existen tensiones de cebado del arco.
En correspondencia con las características de tensión de cebado para impulsos de rayo e impul-
sos de maniobra de los pararrayos convencionales, es necesario encontrar una característica de
tensión residual para los pararrayos de ZnO que corresponda a los mismos impulsos de tensión.
Además de la onda de corriente de 8/20 µs, la tensión residual se mide también con ondas de
corriente de 1µs y 30µs de frente. El tiempo de frente de 1µs se supone que representa la co-
rriente a través del pararrayos causada por impulso de choque muy cercano al impulso de rayo
(un caso más severo que el ensayo a cebado por frente de onda).
El tiempo de frente de onda de 30 µs representa la tensión residual producida por las sobreten-
siones de maniobra.
Pueden darse mayores tiempos de frente, pero no producen un cambio significativo en la ten-
sión residual.
Para realizar los ensayos de tensión residual se toman secciones iguales con tensión nominal de
3-12 kV. La tensión residual para el pararrayos completo será el producto de la tensión residual
de una sección por el nº de secciones.
Para los pararrayos de ZnO sin explosores existe la posibilidad de ensayar el número de seccio-
nes midiendo una tensión de referencia a una pequeña corriente de frecuencia industrial de am-
plitud definida, a través de la sección del pararrayos completo. El número de secciones del para-
rrayos completo es entonces el cociente entre las tensiones de referencia. Se recomienda realizar
el ensayo a frecuencia industrial y la tensión de referencia a una corriente definida en el codo de
la característica tensión-corriente. A esta tensión la corriente resistiva aumenta muy rápidamente
al aumentar la tensión; por esto asegura buena precisión de la medida de tensión.
Para los pararrayos convencionales este ensayo sirve para probar el resellado a la tensión nomi-
nal. El ensayo se realiza solo para el impulso de corriente que para la corriente subsiguiente en el
medio ciclo de la tensión a frecuencia industrial.
En los pararrayos de ZnO no hay resellados, pero los ensayos de operación para tales pararrayos
son principalmente una prueba de la estabilidad térmica bajo condiciones de servicio prescritas.
Consecuentemente, es absolutamente necesario determinar las secciones que tengan impedancia
térmica y temperaturas de arranque en correspondencia con las condiciones de servicio del para-
rrayos completo.
Además, es de gran importancia en la operación del pararrayos mantener las secciones energiza-
das a la tensión a frecuencia industrial entre y después de los impulsos de corriente. Además, se
aplicarán las posibles sobretensiones temporales. En los ensayos de operación la característica de
los elementos de ZnO tiene vital influencia en el resultado del ensayo. Es por esto también de
gran importancia que los elementos de ZnO que van a ser ensayados tengan características váli-
das para elementos después de algunos años en servicio. Las características pueden quedar afec-
tadas por las condiciones de servicio normales y anormales.
En este tipo de ensayos se incluirán todos los esfuerzos eléctricos que un pararrayos probable-
mente haya de tener en su vida operativa.
a) El primer ensayo se realiza sobre secciones repartidas que representan los verdaderos mode-
los técnicos del pararrayos completo. Las secciones se precalientan a 60º C antes inidio de las
pruebas.
b) El ensayo de estabilidad comienza con la simulación de un proceso prescrito de envejeci-
miento. Este proceso incluye tanto el ensayo a impulso de corriente como el ensayo de im-
pulso de corriente de larga duración. La intención de este ensayo es determinar si el pararra-
yos de ZnO es térmicamente estable durante y después de la operación prescrita.
Los pararrayos de ZnO requieren ensayos de estabilidad de larga duración al trabajar constan-
temente a la tensión de servicio. Los pararrayos están diseñados con un margen razonable para
operaciones normales y anormales, sin que alcancen fugas térmicas. El diseño está basado en las
características de los varistores de ZnO y, debido a los posibles cambios en las características
durante el servicio, los márgenes de diseño pueden sobrepasarse a veces.
Los varistores de ZnO tienen un aumento de pérdidas con el tiempo, que depende fuertemente
de la temperatura. Esto indica un riesgo de futuras fugas térmicas; por tanto, es recomendable
investigar su comportamiento a este respecto. La influencia del envejecimiento sobre las caracte-
rísticas del varistor se determinará tanto para tensión de servicio normal como para corrientes de
impulso de varios tipos.
Los ensayos recomendados para los pararrayos convencionales se realizan para comprobar que
el pararrayos no experimenta
El ensayo de polución en los pararrayos de ZnO se hará hasta que casi se produzca el centelleo
continuo.
La intención de estos ensayos es demostrar que un cortocircuito interno del pararrayos no pro-
ducirá una destrucción explosiva de la envolvente que pueda causar daños accidentales al equipo
cercano ó al personal.
En los pararrayos de ZnO las tensiones de cebado a impulsos de choque 1,2/50 µs suelen ser
mayores que la tensión residual.
Por tanto el ensayo de tensión de aislamiento del pararrayos ofrece poco interés. El pararrayos
estará siempre protegido con su propio aislamiento contra el cebado del arco.
Cuando una onda viajando por una línea alcanza un punto de transición en el cual hay un
cambio abrupto de las constantes del circuito, como por ejemplo un terminal abierto ó en
cortocircuito, ó una unión con otra línea, una parte de la onda es reflejada hacia atrás y por
otra parte pasa a otras secciones del circuito. En el punto de transición mismo la tensión (ó
corriente) puede tener un valor desde cero al doble de la onda, según las características del
terminal. La onda que choca se llama" onda incidente" y las ondas a que da lugar se llaman
"reflejada" y "transmitida". Tales ondas se forman de acuerdo con las leyes de KIR-
CHHOFF y satisface las ecuaciones diferenciales de la línea.
Supongamos que la línea está cerrada en el punto de transición por una impedancia general
que consiste en una combinación de inductancias, capacitancias, resistencias, y otras líneas.
Para escribir la ecuación operacional, la impedancia mirada desde el punto de transición será
Zo (p). En general, Zo (p) puede consistir en un número cualquiera de impedancias en parale-
lo.
Consideramos n-l líneas de transmisión de impedancias características Z1 (p) ---Zn (p) y una
impedancia shunt a tierra (Ver figura 1). Cuando una onda incidente e1 circulando por la lí-
nea Z1 alcanza el punto de transición dará lugar a una onda e’1 reflejada ya unas ondas trans-
mitidas e"2, ---e"n en las líneas Z2 a Zn, una tensión e en la unión y una tensión eo en el punto
de transición. Se toma el punto de transición como origen de coordenadas, de forma que la
onda incidente se considera viajando en la dirección positiva. Se consideran las líneas sin
pérdidas.
Las ondas de tensión y corriente incidentes estarán relacionadas con la impedancia caracterís-
tica de la línea.
e 11
e 1 gveri 1 = R 1 ; = − Z1 [2]
i 11
e′′ k
= Zk [3]
i ′′ k
i 0 = i 1 + i 11 [4]
e 0 = e 1 + e 11 = Z 0 (p ) i 0 [5]
2 Z o (p ) (tensión total) [7]
e o = e1
Z o (p ) + Z1
Los coeficientes a la derecha de las fórmulas [6], !1], [8] y [9] son llamados "coeficientes de
reflexión" y de "refracción".
La impedancia total Zo (p) consistirá en la impedancia Z1 (p) en serie con las impedancias de
salida Zk (p) + Zk.
1
Z o (p ) = Z 1 (p ) + n
e1
1 1
+∑
Z g (p ) k = 2 Z k (p ) + Z k
e o = 2 e 1 + Z1 i o [11]
2 Z (p )
e = Z(p ) i o = e1 [12]
Z o (p ) + Z1
y las ondas de corriente y tensión transmitidas por la línea k (2 k n) son, por [12] y [3].
e 2 Z (p ) 1
i ′k′ = = e1 [14]
Z k (p ) + Z k Z o (p ) + Z 1 Z k (p ) + Z k
2 Z (p ) Zk
e′k′ = Z k i ′k′ = e1 [15]
Z o (p ) + Z1 Z k (p ) + Z k
2 Z1 (p )
E 1 = Z1 (p ) i 0 = e1 [16]
Z o (p ) + Z1
2 Z (p ) Zk ( p)
E k = Z k (p ) i "k = e1 [17]
Z o (p ) + Z1 Z k (p ) + Z k
e1 es dado en el punto de transición como una función del tiempo y todas las impedancias se
conocen en forma operacional. Las otras tensiones se determinarán resolviendo las anteriores
ecuaciones diferenciales.
Fig. 1
Hemos asimilado la onda de sobretensión a una onda en rampa (el pararrayos generalmente se
ceba en el frente de la onda.
Fig. 2
Fig. 3
U max = 2 s θ
U c = U max − 2s τ
u c = (θ − τ ) 2s
U max = U c − 2s τ
u max = 2 s θ
U c = (θ − τ ) 2 s
U c = U max − 2sτ
U max = U c + 2s τ ≤ 2U c
Fig. 4
CEBADO ANTES 2τ
u max = 2 s θ
U c = 2 θ
U max = 2 U c
Fig. 5
u max I = (θ + τ' ) s
U c = s (θ − τ' )
U max I = U c + 2s τ 1
Fig. 6
1 2 3 4
Tensión nominal a los choques de
Tensión más elevada para Tensión nominal de corta duración a
rayo
el material frecuencia
(valor de cresta)
Um (valor eficaz) industrial (valor eficaz)
Lista 1 Lista 2
(kV) (kV) (kV) (kV)
3,6 20 40 10
7,2 40 60 20
12 60 75 28
17,5 75 95 38
24 95 125 50
36 145 170 70
a) Donde el neutro de la red está puesto a tierra, bien directamente, ó bien por una impe-
dancia de valor débil con relación a la de una bobina de extinción. No es necesario nin-
gún dispositivo de protección contra las sobretensiones, como por ejemplo el pararra-
yos.
b) Donde el neutro de la red está puesto a tierra por una bobina de extinción y en ciertas
redes equipadas con una protección suficiente contra las sobretensiones, como las redes
extensas de cable sobre las cuales los pararrayos capaces de descargar la capacidad de
los cables pueden ser necesarios.
2. En las redes e instalaciones industriales unidas a líneas aéreas únicamente por medio de
transformadores y para las cuales la capacidad, con relación a tierra, de los cables unidos a
los bornes de baja tensión del transformador es al menos 0,05 µF por fase. Cuando la ca-
pacidad a tierra del cable es insuficiente, se pueden colocar condensadores suplementarios
entre el transformador y el aparato de corte, tan cerca como sea posible de los bornes del
transformador, de forma que la capacidad total a tierra del cable y de los condensadores
avance al menos 0,05 µF por fase.
a) En que el neutro de la red está puesto a tierra, bien directamente, bien por una impe-
dancia de valor débil con relación a una bobina de extinción. Una protección por para-
rrayos puede ser deseable.
b) En que el neutro de la red está puesto a tierra por una bobina de extinción y en que una
protección suficiente contra las sobretensiones está asegurada gracias a los pararrayos.
3. En las redes y en las instalaciones industriales unidas directamente a las líneas aéreas:
a) En que el neutro de la red está puesto a tierra, bien directamente, bien por una impe-
dancia de valor débil con relación a la de una bobina de extinción, y en que una protec-
ción suficiente contra las sobretensiones está asegurada por explosores ó pararrayos,
teniendo en cuenta la probabilidad de la amplitud y la frecuencia de las sobretensiones.
b) En que el neutro de la red está puesto a tierra por una bobina de extinción y en que una
protección suficiente contra las sobretensiones está asegurada por pararrayos.
En todos los demás casos, ó cuando se necesita un alto grada de seguridad, se utilizará el
material que responde a la lista 2.