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Guerra de las corrientes

El inventor y empresario
estadounidense Thomas Alva Edison
estableció la primera empresa
eléctrica propiedad de inversores en
1882, basando su infraestructura en la
corriente continua (CC).
El empresario e ingeniero
estadounidense George Westinghouse
introdujo en 1886 una red rival de
distribución de energía basada en la
corriente alterna (CA).

Nota: en el artículo se utilizan las abreviaturas CA (corriente alterna) y CC (corriente continua) para
referirse a los dos tipos de alimentación eléctrica.

La guerra de las corrientes (a veces llamada la batalla de las corrientes) fue una serie de eventos que
rodearon a la pugna motivada por la introducción de los sistemas de transmisión de energía eléctrica en los
Estados Unidos, librada entre el final de la década de 1880 y el comienzo de la década de 1890, con la
expectativa de los enormes beneficios que las grandes compañías esperaban obtener del rápido
crecimiento del negocio del suministro de electricidad como telón de fondo.

En un ambiente de encarnizada competencia comercial, se desencadenó un debate público sobre la


seguridad eléctrica, acompañado de campañas de propaganda en los medios de comunicación. Los
sistemas de corriente continua (CC) de la Compañía Edison y de corriente alterna (CA) de la Westinghouse
Electric, con sus respectivas ventajas e inconvenientes, se convirtieron en los protagonistas del
enfrentamiento entre empresas. En el bando de los defensores de la corriente continua destacaba Edison
(por entonces en la cima de su prestigio como inventor y empresario); enfrentado a George Westinghouse
(un empresario procedente del sector del ferrocarril) que había intuido las grandes posibilidades técnicas de
la corriente alterna apoyado en las patentes de Nikola Tesla.

La disputa se desarrolló coincidiendo con la introducción y la rápida expansión del estándar de corriente
alterna (ya en uso y defendido por varias empresas estadounidenses y europeas)[1] y su eventual adopción
remplazando al sistema de distribución de corriente continua. A pesar de la popularidad de Edison y sus
descubrimientos e inventos, fue la corriente alterna propugnada por Tesla la que predominó para la
distribución de electricidad desde entonces hasta nuestros días.

Historia
La electricidad era la palabra mágica a finales del siglo XIX. Desde las tentativas iniciales de Benjamin
Franklin o de Michael Faraday hasta la tecnología del telégrafo, las aplicaciones para la electricidad crecían
continuamente.

Después de la Exposición Mundial de París en 1881 y de la presentación de la lámpara de Edison, los


nuevos sistemas de iluminación eléctricos se convirtieron en el logro tecnológico más importante del
mundo. La electricidad podía sustituir el vapor para hacer funcionar los motores. Era una segunda
revolución industrial y, en ciudades europeas y americanas, las centrales eléctricas se multiplicaban
basadas en el diseño de Pearl Street. La central que Edison estableció en 1882, en Nueva York, fue la
primera instalación para la producción eléctrica comercial del mundo y aunque era una planta enorme para
su época, podía producir y distribuir electricidad hasta, aproximadamente, 330 ha de Manhattan.
La demanda de electricidad pronto condujo al deseo de construir centrales eléctricas más grandes y de
llevar la energía a mayores distancias. Además, la rápida distribución de motores eléctricos industriales
provocó una fuerte demanda por un voltaje diferente a los 110 V usados para la iluminación.

Corriente continua y alterna

El sistema de Thomas Alva Edison, que utilizaba la corriente continua (CC), era poco adecuado para
responder a estas nuevas demandas. El problema del transporte era aún más difícil, puesto que la
transmisión interurbana de grandes cantidades de CC en 110 voltios era muy costosa y sufría enormes
pérdidas por disipación en forma de calor.

En 1886, George Westinghouse, un rico empresario pero un recién llegado en el negocio eléctrico, fundó
Westinghouse Electric para competir con General Electric de Edison. El sistema de la primera se basó en
los descubrimientos y las patentes de Nikola Tesla, quien creyó apasionadamente en la superioridad de la
corriente alterna (CA). Su argumento se basaba en que las pérdidas en la transmisión de electricidad
dependían de la intensidad de la corriente ( ) que circulaba por la línea. Para la misma transmisión
de potencia y siendo esta producto de la intensidad por el voltaje ( ), a mayor voltaje, menor
intensidad de corriente es necesaria para transmitir la misma potencia y por lo tanto, menores pérdidas. Y a
diferencia de la CC, el voltaje de la CA se puede elevar con un transformador para ser transportado largas
distancias con pocas pérdidas en forma de calor. Entonces, antes de proveer energía a los clientes, el
voltaje se puede reducir a niveles seguros y económicos.

Tesla vs Edison

Westinghouse Electric vs General Electric

Edison se alarmó por la aparición de la tecnología de Tesla, que amenazaba sus intereses en un campo
que él mismo había creado.

Nikola Tesla terminó cediendo las patentes a Westinghouse para que continuara con sus proyectos de
energía alterna, la misma que se utiliza hoy en día.

Edison y Tesla se enfrentaron en una batalla de relaciones públicas –que los periódicos denominaron “la
guerra de las corrientes”– para determinar qué sistema se convertiría en la tecnología dominante. Nikola
Tesla se expuso a una CA que atravesó su cuerpo sin causarle ningún daño. Ante esta prueba, Edison nada
pudo hacer y su prestigio quedó momentáneamente erosionado.

Durante la Feria Mundial de Chicago de 1893, Tesla tuvo su gran oportunidad. Cuando Westinghouse
presentó un presupuesto por la mitad de lo que pedía General Electric, la iluminación de la Feria le fue
adjudicada y Tesla pudo exhibir sus generadores y motores de CA.

Más tarde, la Niagara Falls Power Company encargó a Westinghouse el desarrollo de su sistema de
transmisión. Fue el final de la “guerra de las corrientes” y el comienzo del uso generalizado de la corriente
alterna para la distribución de electricidad.

Aspectos particulares
Tres aspectos particularmente destacables se combinaron en esta guerra:[2]

Una competencia abierta que involucraba a grandes compañías eléctricas, en paralelo con una guerra de
formatos que afectaba a sus sistemas en desarrollo.

Una serie de accidentes aireados por la prensa, que provocaron un miedo generalizado en la mente del
público a la muerte por electrocución accidental causada por CA de alto voltaje, lo que llevó a un debate
sobre su seguridad y regulación.

La polémica y las maniobras soterradas asociadas con la introducción de la silla eléctrica.

La introducción de sistemas de alumbrado público mediante lámparas de arco a gran escala durante la
década de 1870,[3][4] en muchos casos alimentados por corriente alterna de alta tensión, fue seguida en
1882 por la distribución de corriente continua de baja tensión ideada por Thomas Alva Edison, un sistema
diseñado para su uso comercial y residencial en interiores, como alternativa a la iluminación a base de gas
o de petróleo. En 1886, George Westinghouse comenzó a construir un sistema de corriente alterna que
utilizaba transformadores que primero elevaban el voltaje para la transmisión de la electricidad a larga
distancia y luego lo bajaban para alimentar la iluminación interior, creando un sistema más eficiente y
menos costoso que competía directamente por el mismo mercado que el sistema de Edison. Muchas otras
compañías eléctricas se unieron al uso de la CA, que se extendió rápidamente. Entonces, a principios de
1888, la compañía de Edison comenzó a afirmar que la CA era peligrosa e inferior a su sistema patentado
de CC.

En la primavera de 1888, se desencadenó una ola de protestas en la prensa motivadas por una serie de
muertes causadas por líneas de CA de alta tensión montadas sobre postes en la ciudad de Nueva York y
por todo el país, atribuidas a la codicia y la insensibilidad de las compañías de iluminación locales basadas
en la CA. En junio de ese año, un ingeniero eléctrico de Nueva York llamado Harold P. Brown saltó a la
fama como oponente al uso de corriente alterna, alegando que las compañías de iluminación basadas en la
CA estaban poniendo en peligro al público al usar altos voltajes e instalar los tendidos eléctricos de manera
descuidada. La campaña de Brown inmediatamente obtuvo la ayuda de Edison y su compañía, que lo
apoyaron en sus actos públicos de electrocución de animales con CA, tratando de demostrar que era más
peligrosa que la CC. Según afirman los historiadores y los documentos del período parecen confirmarlo, en
un claro ejemplo de colusión, Brown y la compañía de Edison se pusieron de acuerdo secretamente en sus
esfuerzos paralelos encaminados a limitar el uso de la CA. Así, colaboraron en el intento de Brown de
impulsar la legislación para controlar y limitar severamente las instalaciones de CA y sus voltajes (hasta el
punto de convertirlo en un sistema ineficaz de suministro de energía); le proporcionaron asistencia técnica
en las pruebas para demostrar que la CA sería la más adecuada para alimentar la nueva silla eléctrica; y
coludiendo con Brown y con el rival principal de Westinghouse en el campo de la CA (la empresa Thomson-
Houston Electric Company), consiguieron asegurarse de que la primera silla eléctrica fuese alimentada por
un generador de CA de Westinghouse.

Este fue un período de consolidación industrial y en 1890 más de una docena de compañías eléctricas se
habían fusionado en tres: Edison (actualmente Edison General Electric), Thomson-Houston (hoy
desaparecida) y Westinghouse. A principios de la década de 1890, las dos últimas estaban generando
ganancias muy por delante de la compañía Edison con sede en Washington DC. Durante este período,
Thomas Edison abandonó el negocio de la energía eléctrica y la compañía que fundó comenzó a agregar
tecnología de CA a su sistema. La oposición institucional de Edison Electric a la corriente alterna llegó a su
fin en 1892, cuando se fusionó con la que se había convertido en su mayor competidora, la compañía
Thomson-Houston, una fusión que puso a los gerentes de Thomson-Houston bajo el control de la nueva
compañía, la General Electric. La fusión de la compañía Edison (junto con sus fuertes patentes de
iluminación) con Thomson-Houston (y sus patentes de CA) creó una empresa que pasó a controlar tres
cuartas partes del negocio eléctrico de los Estados Unidos (Essig, 2009, p. 268) (Bradley, 2011, pp. 28–29).
Por su parte, Westinghouse ganó la oferta para suministrar energía eléctrica para la Exposición Universal
de Chicago en 1893 y obtuvo el primer contrato en las Cataratas del Niágara ese mismo año. Sin embargo,
su ventaja en este campo disminuyó rápidamente, pasando posteriormente a compartir contratos con
General Electric.

Hubo varios factores técnicos que impulsaron la adopción de la corriente alterna sobre la corriente continua.
El sistema de corriente continua genera y distribuye energía eléctrica con la misma tensión que la utilizada
por las lámparas y motores del cliente. Esto requirió el uso de cables de distribución grandes y costosos, y
forzaba a que las plantas generadoras estuviesen cerca de los puntos de consumo. Con el desarrollo de un
transformador práctico, la corriente alterna podría enviarse a largas distancias a través de cables
relativamente pequeños utilizando una tensión convenientemente alta, y luego transformarla a la tensión
reducida utilizada por los clientes. Las centrales de generación de corriente alterna podrían ser más
grandes, más eficientes, y los cables de distribución serían relativamente menos costosos.

Finalmente, predominó el menor coste de distribución de la CA, aunque los sistemas de CC persistieron en
algunas áreas urbanas en el siglo XX.[5] Si bien la energía de CC no se usa generalmente para la
transmisión de energía de las centrales eléctricas a los hogares como pretendían Edison y otros técnicos,
sigue siendo común cuando las distancias son pequeñas o cuando se necesita aislamiento entre diferentes
sistemas de CA, siendo la base del sistema conocido como corriente continua de alta tensión. La CC de
baja tensión se utiliza ampliamente en dispositivos electrónicos modernos, que incluyen computadoras,
teléfonos y sistemas automotrices; en cambio, la mayoría de los motores eléctricos funcionan con CA.

Desarrollo de la "guerra"

Antecedentes
Véase también: Historia del transporte de la energía eléctrica
La iluminación de arco eléctrico,
extraordinariamente brillante (como
esta de Nueva York en 1882) solo se
podía usar al aire libre o en grandes
espacios interiores, donde se pudiera
montar fuera de la línea de visión de la
gente.

La guerra de las corrientes surgió del desarrollo de dos sistemas de iluminación; las lámparas de arco
funcionando con corriente alterna y las lámparas incandescentes funcionando con corriente continua
(Skrabec, 2012, p. 86). Ambos nacieron con la idea de sustituir al alumbrado de gas, con la iluminación por
arco ocupando grandes espacios y el alumbrado público; y la iluminación incandescente reemplazando al
gas para la iluminación comercial y residencial.

Iluminación de arco

El primer tipo de luz eléctrica ampliamente utilizada fue la lámpara de arco. Estas lámparas habían existido
durante la mayor parte del siglo XIX, pero a fines de la década de 1870 empezaron a instalarse a gran
escala en muchas ciudades, alimentadas por plantas generadoras centrales. Los sistemas de iluminación
de arco eran extremadamente brillantes y capaces de iluminar calles enteras, patios de fábricas o el interior
de grandes edificios. Necesitaban altos voltajes (más de 3.000 voltios) y algunos funcionaban mejor con
corriente alterna (Jonnes, 2003, p. 47). La corriente alterna se había estado desarrollando durante un
tiempo en Europa, con contribuciones hechas al campo por Guillaume Duchenne de Boulogne (1850), el
trabajo sobre la dinamo de Zénobe Gramme, la empresa Ganz Works (1870), Sebastian Ziani de Ferranti
(1880), Lucien Gaulard y Galileo Ferraris. Los altos voltajes permitieron que una estación generadora
central suministrara un área muy amplia, hasta de unos 11 km, utilizando circuitos de gran longitud.[6] Dado
que la capacidad de un cable es proporcional al cuadrado del voltaje de la corriente que viaja sobre él, cada
duplicación del voltaje permitía que el mismo tamaño de cable transmitiera la misma cantidad de potencia
cuatro veces más lejos. En 1880 se inició la instalación de sistemas de iluminación de arco a gran escala en
varias ciudades estadounidenses, incluida una central de suministro establecida por Brush Electric
Company en diciembre de 1880 para iluminar 3,2 km de la calle Broadway en la ciudad de Nueva York
mediante un sistema de iluminación de arco de demostración, alimentado con corriente de 3500 voltios.[7][8]
Las desventajas del sistema de iluminación de arco eran considerables: un mantenimiento intensivo,
zumbidos, parpadeos, constituía un riesgo de incendio, era realmente solo adecuado para iluminación
exterior y, a los altos voltajes utilizados, era peligroso trabajar con él.[3]

La corriente continua de la Compañía Edison

Trabajadores enterrando las líneas


eléctricas de CC de Edison bajo las
calles de la ciudad de Nueva York en
1882. Esta costosa práctica jugó a su
favor ante la opinión pública después
de varias muertes causadas por líneas
aéreas de alta tensión (Bradley, 2011).

En 1878, el inventor Thomas Edison vio un nicho de mercado para un sistema que podía llevar la
iluminación eléctrica directamente al negocio u hogar de un cliente, nicho que no podía ser cubierto por los
sistemas de iluminación de arco (Rockman, 2004, p. 131). En 1882 se estableció la empresa de propiedad
estatal Edison Illuminating Company en la ciudad de Nueva York. Edison diseñó su "servicio" para competir
con las ya establecidas compañías de iluminación de gas, basándose en un suministro de corriente
continua relativamente bajo de 110 voltios para alimentar una lámpara incandescente de alta resistencia
que había inventado para el sistema. Los sistemas de corriente continua de Edison se implantaron en
ciudades por todos los Estados Unidos, convirtiéndolo en un estándar manejado por Edison, que controlaba
todo el desarrollo técnico y las patentes clave (McNichol, 2006, p. 80). La corriente continua funcionaba bien
con lámparas incandescentes, que eran la principal carga diaria. Los sistemas de corriente continua se
pueden usar directamente con baterías de almacenamiento, proporcionando una valiosa carga de
nivelación y respaldo durante las interrupciones del funcionamiento de los generadores, que presentan la
ventaja adicional de poder montarse fácilmente en paralelo, facilitando un funcionamiento económico
mediante el uso de máquinas más pequeñas durante períodos de carga ligera, con la consiguiente mejora
de la fiabilidad. Edison había inventado un medidor para permitir a los clientes recibir una factura de energía
proporcional al consumo, pero este medidor solo funcionaba con corriente continua. Este tipo de corriente
también funcionaba bien con los motores eléctricos, una ventaja que mantuvo en la década de 1880. El
principal inconveniente del sistema de Edison era que la corriente circulaba a 110 voltios desde la
generación hasta su destino final, lo que le daba un alcance de transmisión relativamente corto: para
mantener el tamaño de los caros conductores de cobre procedentes de las plantas generadoras, estas
tenían que estar ubicadas en el medio de los centros de población, y solo podían abastecer a los clientes a
menos de 1,6 km de la planta.

Desarrollo de los transformadores de corriente alterna en Europa

El equipo húngaro "ZBD" (Károly


Zipernowsky, Otto Blathy, Miksa Déri).
Ellos fueron los inventores del
transformador, la primera conexión en
derivación de núcleo cerrado de alta
eficiencia. También inventaron el
moderno sistema de distribución de
energía eléctrica: en lugar de utilizar
una conexión en serie, conectaron en
paralelo a la línea principal los
transformadores que suministran la
corriente a los dispositivos.

Comenzando en la década de 1880, la corriente alterna adquirió una ventaja clave con respecto a la
corriente continua con el desarrollo de transformadores funcionales que permitieron "aumentar el voltaje" a
tensiones de transmisión mucho más altas, para después bajarlo facilitando su uso comercial y residencial
(McNichol, 2006, p. 81). El uso de bobinas de inducción para transferir energía entre circuitos eléctricos ya
se conocía desde unos 40 años antes, gracias a los trabajos de Pável Yáblochkov que las utilizó en su
sistema de iluminación en 1876, y a Lucien Gaulard y John Dixon Gibbs que emplearon este principio para
crear un transformador "reductor" en 1882, aunque su diseño no era muy eficiente.[9] Un prototipo de
transformador con conexión en derivación de núcleo cerrado de alta eficiencia fue fabricado por el "ZBD"
húngaro (un equipo compuesto por Károly Zipernowsky, Otto Blathy y Miksa Déri) en Ganz Works en
1884.[10][11] Los nuevos transformadores de Z.B.D. eran 3,4 veces más eficientes que los dispositivos
bipolares de núcleo abierto de Gaulard y Gibbs.[12] Los transformadores actualmente en uso están
diseñados según los principios descubiertos por estos tres ingenieros.[13] Sus patentes incluían otra
innovación relacionada importante: el uso de conexiones en paralelo (en oposición a la conexión en serie)
para la distribución de energía.[11][14] Ottó Bláthy también inventó el primer vatihorímetro de CA.[15][16][17][18]
La fiabilidad de este tipo de tecnología de CA recibió un gran impulso después de que Ganz Works
electrificara Roma, una gran metrópolis, en 1886.[19]

Westinghouse y el negocio de la corriente alterna


Catálogo de la Westinghouse Electric
Company anunciando su "Sistema
Alterno" (1888)

En Norteamérica, el inventor y empresario George Westinghouse entró en el negocio de la iluminación


eléctrica en 1884, cuando comenzó a desarrollar un sistema de CC, contratando a William Stanley, Jr. para
trabajar en él. Westinghouse tuvo noticia en 1885 de los nuevos sistemas de CA basados en los
transformadores europeos a través de la revista técnica inglesa "Engineering",(Moran, 2007, p. 42).
Entendió que la combinación de CA con transformadores significaba que se podía lograr una mayor
economía de escala con grandes plantas de energía centralizadas que transmitían la corriente de alto
voltaje a distancias muy largas para ser utilizada en la iluminación de arco así como en la iluminación
incandescente doméstica y comercial de bajo voltaje suministrada a través de un transformador reductor en
el otro extremo. Vio una manera de construir un sistema verdaderamente competitivo en lugar de
simplemente idear otro sistema de iluminación de CC apenas competitivo, utilizando patentes lo
suficientemente diferentes como para evitar las patentes de Edison.[20] El sistema Edison de plantas de CC
centralizadas con su corto alcance de transmisión, también significaba que había un mosaico de clientes no
abastecidos de electricidad entre estas centrales, que Westinghouse podría suministrar fácilmente con
energía de CA.

William Stanley desarrolló el primer


transformador de CA práctico para
Westinghouse y ayudó a construir los
primeros sistemas de CA.

Westinghouse compró los derechos de las patentes para Estados Unidos del transformador Gaulard-Gibbs
e importó varios de ellos, así como de los generadores en CA de Siemens para comenzar a experimentar
con un sistema de iluminación basado en la CA en Pittsburgh. William Stanley utilizó el diseño de Gaulard-
Gibbs del Transformador ZBD para desarrollar el primer transformador práctico. La Westinghouse Electric
Company se formó a principios de 1886. Stanley, en marzo de 1886, con el respaldo de Westinghouse,
instaló el primer sistema de alimentación de CA de voltaje múltiple, un sistema de iluminación
incandescente de demostración en Great Barrington, Massachusetts.[21] Ampliado hasta el punto de que
podía iluminar 23 negocios en la calle principal con muy poca pérdida de energía a más de 1200 metros, el
sistema usaba transformadores para pasar 500 voltios de CA en la calle hasta 100 voltios para alimentar las
lámparas incandescentes en cada ubicación.[22] Para otoño de 1886, Westinghouse, Stanley y Oliver B.
Shallenberger tenían construido el primer sistema comercial de energía de CA en los Estados Unidos en
Búfalo (Nueva York).

La extensión de la CA

A fines de 1887, Westinghouse tenía 68 centrales eléctricas de corriente alterna frente a las 121 estaciones
basadas en la tecnología de CC de Edison. Para empeorar las cosas en contra de Edison, la Thomson-
Houston Electric Company de Lynn, Massachusetts (otro competidor que ofrecía sistemas basados en CA y
CC) había construido 22 centrales eléctricas (Bradley, 2011). Thomson-Houston estaba expandiendo sus
negocios al intentar evitar conflictos de patentes con Westinghouse, organizando acuerdos sobre el reparto
de las zonas de influencia sobre el territorio de cada compañía de iluminación, pagar regalías por el uso de
la patente del transformador de Stanley y permitir que Westinghouse usase la patente de bombilla
incandescente de Sawyer-Man. Además de Thomson-Houston y Brush había otros competidores en el
momento, incluidos la United States Illuminating Company y la Waterhouse Electric Light Company. Todas
las empresas tenían sus propios sistemas de energía eléctrica, sistemas de iluminación de arco e incluso
diseños de lámparas incandescentes para iluminación doméstica, lo que llevó a pleitos y batallas
constantes entre ellos y con Edison (Skrabec, 2007, p. 97).

Cuestiones de seguridad

La miríada de líneas telefónicas,


telegráficas y eléctricas sobre las
calles de la ciudad de Nueva York en
una foto de la Gran ventisca de 1888.
Un cable roto por la tormenta con
carga de CA condujo a la
electrocución de un niño esa
primavera.

Elihu Thomson de Thomson-Houston estaba preocupado por la seguridad de la CA y se esforzó mucho en


el desarrollo de un pararrayos para líneas eléctricas de alta tensión, así como un interruptor magnético que
podría apagar el sistema en el caso de una sobretensión, una característica de seguridad que el sistema de
Westinghouse no tenía.[23] A Thomson también le preocupaba lo que sucedería con el equipo después de
que lo vendieran, suponiendo que los clientes siguieran la arriesgada práctica de instalar tantas luces y
generadores como pudieran. También pensó que la idea de usar iluminación de CA en hogares
residenciales era demasiado peligrosa, e hizo que la compañía retuviera ese tipo de instalaciones hasta que
se pudiera desarrollar un transformador más seguro (Higonnet, Landes y Rosovsky, 1991, p. 89).

Debido a los riesgos presentados por las líneas eléctricas de alto voltaje, la mayoría de las ciudades
europeas y la ciudad de Chicago requirieron que fueran enterradas bajo tierra (Essig, 2009, p. 137). La
ciudad de Nueva York no requería enterrarlas y tenía una reglamentación al respecto escasa, por lo que al
final de 1887, a la mezcolanza de alambres aéreos para teléfonos, telégrafos y sistemas de alarma
antirrobo y contraincendios en Manhattan, se unieron los descuidados alambres del sistema de iluminación
de CA, que llevaban hasta 6000 voltios (Klein, 2010, p. 263). El aislamiento eléctrico de las líneas eléctricas
era por entonces muy rudimentario (un electricista de la época afirmó que servía para lo mismo que "un
trapo cubierto de melaza"), y la exposición a los elementos lo erosionaba rápidamente (Essig, 2009, p. 137).
Un tercio de los cables fueron simplemente abandonados por empresas desaparecidas y se deterioraron
lentamente, causando daños y cortocircuitando las otras líneas. Además de formar una maraña
desagradable a la vista, los neoyorquinos mostraron su malestar cuando una gran tormenta de nieve en
marzo de 1888 (la Gran ventisca de 1888) derribó un considerable número de líneas, cortando los servicios
públicos en la ciudad. Esto estimuló la idea de hacer que estas líneas se instalaran bajo tierra, pero el
nuevo sistema fue paralizado por una orden judicial obtenida por la Western Union. La legislación para dar
a todos los servicios públicos 90 días para mover sus líneas a los conductos subterráneos suministrados
por la ciudad estaba avanzando lentamente a través del gobierno, pero también estaba siendo combatida
en los tribunales por la Illuminating Company, que afirmaba que sus líneas aéreas de CA eran
perfectamente seguras (Klein, 2010, p. 263) (Essig, 2009, p. 139).

La postura anti-CA de Edison

A medida que los sistemas de CA continuaron extendiéndose hacia los territorios cubiertos por el suministro
de CC, impulsados por empresas que parecían desentenderse de las patentes de Edison (incluida la
iluminación incandescente), las cosas empeoraron para la compañía. El precio del cobre estaba
aumentando, lo que se sumaba a los gastos del sistema de CC de bajo voltaje de Edison, que requería
cables de cobre mucho más pesados que los sistemas de CA de mayor voltaje. Los propios colegas e
ingenieros de Thomas Edison estaban tratando de hacer que considerara la CA. Sus vendedores perdían
ofertas continuamente en muchos municipios, que optaron por sistemas de CA más baratos (Stross, 2007,
p. 171) y Edward Hibberd Johnson, presidente de la Edison Electric Illuminating Company, señaló que si la
compañía se quedaba con todo el sistema en CC, no podría hacer negocios en ciudades pequeñas e
incluso medianas (Jonnes, 2003, pp. 144–145). Edison Electric tenía una opción de patente sobre el
transformador ZBD, y un informe confidencial interno recomendaba que la compañía adoptase la CA, pero
Thomas Edison estaba en contra de la idea.

Después de que Westinghouse instalara su primer sistema a gran escala, Edison escribió en una carta
privada de noviembre de 1886 a Edward Johnson: "Tan cierto como que el peligroso sistema de
Westinghouse matará un cliente dentro de los seis meses posteriores a que se le instale un sistema de
cualquier tamaño, tiene aspectos muy nuevos y requerirá una gran cantidad de experimentos para que
funcione en la práctica" (Klein, 2010, p. 257). Edison parecía sostener que el alto voltaje utilizado en los
sistemas de CA era demasiado peligroso y que llevaría muchos años desarrollar un sistema seguro y fiable
(Jonnes, 2003, p. 146). La seguridad y evitar la mala prensa de matar a un cliente había sido uno de los
objetivos en el diseño de su sistema de CC (Stross, 2007, p. 174) y le preocupaba que una muerte causada
por un sistema CA mal instalado pudiera detener el uso de la electricidad en general. La comprensión de
Edison (Jonnes, 2003, p. 146) sobre cómo funcionaban los sistemas de CA parecía ser amplia. Señaló lo
que veía como ineficiencias y que, combinado con los costos de capital al tratar de financiar plantas
generadoras muy grandes, le llevó a pensar que habría muy pocos ahorros de costos en una empresa de
CA.[24] Edison también opinaba que la CC era un sistema superior (un hecho que estaba seguro de que el
público llegaría a reconocer), y la inferior tecnología de la CA estaba siendo utilizada por otras compañías
como una forma de evitar sus patentes de CC (Stross, 2007, pp. 171–174).

En febrero de 1888, el presidente de Edison Electric, Edward Johnson, publicó un panfleto de 84 páginas
titulado "Una advertencia de Edison Electric Light Company" y lo envió a periódicos y compañías que
habían comprado o planeaban comprar equipos eléctricos a los competidores de Edison (incluyendo a
Westinghouse y Thomson Houston), afirmando que los competidores estaban infringiendo las patentes de
la luz incandescente de Edison y de otros dispositivos eléctricos (Essig, 2009, p. 135). Advirtió que los
compradores podrían encontrarse en el lado perdedor de un caso judicial si esas patentes fueran
aceptadas. El folleto también enfatizaba la seguridad y eficiencia de la corriente continua, con el argumento
de que la CC no había causado una sola muerte, e incluía historias periodísticas de electrocuciones
accidentales causadas por la corriente alterna.

Ejecución por electricidad


Véase también: Silla eléctrica

Una ilustración del 30 de junio de 1888


de la revista Scientific American,
informando sobre el aspecto de la
nueva silla eléctrica.

A medida que los sistemas de iluminación de arco se expandieron, también empezaron a contarse historias
de cómo los altos voltajes implicados mataban personas, generalmente montadores inexpertos, un nuevo
fenómeno extraño que parecía causar la muerte instantáneamente a sus víctimas (Stross, 2007, pp. 171-
173). Una historia de esa clase publicada en 1881 sobre un trabajador borracho que murió después de
tocar una gran dínamo eléctrica, llevó al dentista Alfred P. Southwick de Buffalo, Nueva York, a buscar
alguna aplicación para el curioso fenómeno (Brandon, 1999, pp. 12–14). Trabajó con el médico local
George E. Fell y la ASPCA de Buffalo, electrocutando a cientos de perros callejeros, con el fin de idear un
método para practicar la eutanasia a través de la electricidad (Brandon, 1999, p. 21). Los artículos de
Southwick de 1882 y 1883 sobre cómo la electrocución podría ser un sustititivo del ahorcamiento, usando
un asiento similar a una silla dental (silla eléctrica) (Brandon, 1999, p. 24) captó la atención de los políticos
del estado de Nueva York que, tras una serie de ahorcamientos fallidos, buscaban desesperadamente una
alternativa. Una comisión de 1886 nombrada por el gobernador de Nueva York David B. Hill, que incluía a
Southwick, recomendó en 1888 que las ejecuciones se llevaran a cabo mediante electricidad utilizando la
silla eléctrica.[25]

Hubo indicios tempranos de que esta nueva forma de ejecución se mezclaría con la guerra de las
corrientes. Como parte de su documentación de partida, la comisión envió encuestas a cientos de expertos
en derecho y medicina, buscando sus opiniones, y contactando también con expertos en electricidad,
incluidos Elihu Thomson y Thomas Edison (Brandon, 1999, pp. 54 & 57–58). A fines de 1887, cuando
Southwick, miembro de la comisión de la pena de muerte, contactó con Edison, el inventor declaró que
estaba en contra de la pena capital y no quería tener nada que ver con el asunto. Después de nuevas
indicaciones, Edison golpeó a su principal competidor en el campo de la energía eléctrica, George
Westinghouse, en lo que pudo haber sido la salva de apertura en la guerra de las corrientes, afirmando en
una carta de diciembre de 1887 a Southwick que sería mejor usar la corriente generada por «máquinas
alternas», fabricadas principalmente en este país por Geo Westinghouse (Jonnes, 2003, p. 420). Poco
después de la aprobación de la ley de electricidad en junio de 1888, un funcionario del gobierno de Nueva
York le preguntó a Edison qué medios serían la mejor forma de implementar la nueva forma de ejecución.
"Contratar a sus criminales como montadores de las compañías de iluminación eléctrica de Nueva York" fue
la respuesta a bocajarro de Edison.[26][27]

Resistencia anti-CA
A medida que el número de muertes atribuidas a la iluminación de alto voltaje en todo el país siguió
aumentando, una serie de accidentes mortales relacionados con la iluminación de arco de CA en la ciudad
de Nueva York en la primavera de 1888 desencadenó un frenesí mediático contra la "corriente mortal de la
iluminación de arco" (Stross, 2007, pp. 172) y las empresas de iluminación aparentemente insensibles que
la usaban (Jonnes, 2003, p. 143) (Essig, 2009, pp. 139–140). Estas muertes incluyeron a un adolescente de
15 años fallecido el 15 de abril por una línea de telégrafo rota que había derivado la corriente alterna de una
línea de la Compañía Iluminadora de Estados Unidos,[nota 1] un empleado muerto dos semanas más tarde
por una línea de CA; y un montador de la Brush Electric Company fulminado en mayo por la línea de CA
que estaba cortando. La prensa en Nueva York pareció cambiar de la noche a la mañana de historias sobre
luces eléctricas y gas, a incidentes de "muerte por cable", con cada nuevo informe que parecía avivar el
resentimiento público contra la corriente alterna de alta tensión y los peligrosamente enredados cables
eléctricos de la ciudad (Klein, 2010, p. 263) (Jonnes, 2003, p. 143).

La cruzada de Harold Brown

El ingeniero eléctrico Harold Pitney


Brown surgió en junio de 1888 como
un cruzado contra la corriente alterna.

En este punto, un ingeniero eléctrico llamado Harold P. Brown, que en ese momento parecía no tener
conexión con la compañía Edison, (Jonnes, 2003, p. 166) envió una carta al editor del New York Post el 5
de junio de 1888, alegando que la raíz del problema era la alternancia del sistema actual (CA) que se
estaba utilizando. Brown argumentó que el sistema de CA era intrínsecamente peligroso y "condenable" y
preguntó por qué el "público debe someterse al peligro constante de la muerte súbita" solo para que las
compañías de servicios pudieran utilizar un sistema de CA más barato.

Al comienzo de los ataques a la CA, Westinghouse, en una carta del 7 de junio de 1888, intentó desactivar
la situación. Invitó a Edison a visitarlo en Pittsburgh y dijo: "Creo que ha habido un intento sistemático por
parte de algunas personas de cometer una gran cantidad de dislates para crear la mayor distancia posible
entre la Edison Company y The Westinghouse Electric Co., cuando debería haber una situación de las
cosas completamente diferente". Edison le agradeció estas palabras, pero finalmente dijo: "Mi trabajo de
laboratorio consume todo mi tiempo" (Jonnes, 2003, p. 167).

El 8 de junio, Brown estaba presionando en persona ante la Junta de Control Eléctrico de Nueva York,
pidiendo que su carta al periódico fuese incluida en el registro de la reunión y exigiendo regulaciones
severas sobre la CA, incluyendo la limitación de tensión a 300 voltios, un nivel que haría que la CA fuese
inútil para la transmisión de energía. Hubo muchas refutaciones a las reclamaciones de Brown en los
periódicos y cartas a la junta, con personas que señalaban que no mostraba evidencia científica de que la
CA fuera más peligrosa que la CC. Westinghouse señaló en cartas a varios periódicos los numerosos
incendios causados por equipos de CC y sugirió que Brown obviamente estaba siendo controlado por
Edison, algo que Brown negó continuamente.

Una edición de julio de The Electrical Journal cubrió la aparición de Brown ante la Junta de Control Eléctrico
de Nueva York y el debate en las sociedades técnicas sobre los méritos de la CC y la CA, y señaló que:
(Essig, 2009, p. 135)[28]

La batalla de las corrientes se libra esta semana en Nueva York.

En una reunión de julio de la Junta de Control Eléctrico, las críticas de Brown sobre la CA e incluso su
conocimiento de la electricidad fueron cuestionadas por otros ingenieros eléctricos, algunos de los cuales
trabajaban para Westinghouse. En esta reunión, los partidarios de la CA aportaron historias anecdóticas de
electricistas sobre cómo habían sobrevivido a descargas de CA a voltajes de hasta 1000 voltios y
argumentaron que la CC era la más peligrosa de las dos (Essig, 2009, p. 141).

Las demostraciones de Brown

Brown, decidido a demostrar que la corriente alterna era más peligrosa que la corriente continua, contactó
en algún momento con Thomas Edison para ver si podía usar su instrumental para realizar
experimentos.[nota 2] Edison ofreció inmediatamente ayudar a Brown en su cruzada contra las compañías de
CA. En poco tiempo, se le prestó a Brown espacio y equipo en el laboratorio de Edison en West Orange,
Nueva Jersey, así como al asistente de laboratorio Arthur Edwin Kennelly.

Brown pagó a los niños de la localidad por capturar perros callejeros para sus experimentos con corriente
continua y alterna (Jonnes, 2003, p. 173). Después de mucha experimentación matando una serie de
perros, Brown realizó una demostración pública el 30 de julio en una sala de conferencias en el Columbia
College (Rockman, 2004, p. 469). Con muchos asistentes gritando para que la demostración se detuviera y
otros que se marcharon, Brown sometió a un perro enjaulado a varias sacudidas con niveles crecientes de
corriente continua de hasta 1000 voltios, a los que el perro sobrevivió. Brown luego aplicó 330 voltios de
corriente alterna que mató al perro. Cuatro días más tarde realizó una segunda demostración para
responder a las afirmaciones de los críticos de que la CC probablemente debilitó al perro antes de que
muriera. En esta segunda demostración, tres perros fueron asesinados en rápida sucesión con 300 voltios
de CA (Jonnes, 2003, p. 174). Brown escribió a una universidad que estaba seguro de que esta
demostración haría que la Junta de Control Eléctrico de Nueva York limitara las instalaciones de CA a 300
voltios. La campaña de Brown para restringir la corriente alterna a 300 voltios no llegó a ninguna parte, pero
la legislación estuvo a punto de aprobarse en Ohio y Virginia.[29]

Colusión con Edison

Lo que llevó a Brown a la vanguardia del debate sobre la CA y sus motivos, sigue sin estar claro, (Jonnes,
2003, p. 166) pero los historiadores observan que hubo alguna forma de colusión entre la compañía Edison
y Brown (Jonnes, 2003, p. 166) (Brandon, 1999, pp. 70 & 261). Los registros de Edison parecen mostrar
que fue el tesorero de la Edison Electric Light, Francis S . Hastings, a quien se le ocurrió la idea de utilizar a
Brown y varios médicos de Nueva York para atacar a Westinghouse y a otras compañías de CA como
represalia por lo que Hastings pensó eran ofertas sin escrúpulos de Westinghouse para obtener los
contratos de iluminación en Denver y Mineápolis.[29] Hastings reunió a Brown y Edison (Klein, 2010, Chapter
13) y estaba en continuo contacto con Brown.[29] Edison Electric parecía estar pagando la factura de
algunas de las publicaciones de Brown sobre los peligros de la CA(Essig, 2009, p. 157). Además, el propio
Thomas Edison envió una carta al gobierno de la ciudad de Scranton (Pensilvania), recomendando a Brown
como experto en los peligros de la CA (Jonnes, 2003, p. 174). Parte de esta colusión quedó expuesta en
cartas robadas de la oficina de Brown y publicadas en agosto de 1889.

Patentes y fusiones

La patente del motor de


inducción de Nikola Tesla fue
adquirida por Westinghouse
en julio de 1888, con planes
para incorporarla en un
sistema de CA
completamente integrado.

Durante este período, Westinghouse continuó invirtiendo dinero y recursos de ingeniería con el objetivo de
construir un sistema de CA completamente integrado. Para obtener el control de las patentes de la lámpara
Sawyer-Man, compró Consolidated Electric Light en 1887. También compró la Waterhouse Electric Light
Company en 1888 y la United States Illuminating Company en 1890, dándole acceso a sus propios
sistemas de iluminación de arco y control de todas las principales patentes de lámparas incandescentes no
controladas por Edison (Klein, 2010, p. 281). En abril de 1888, el ingeniero Oliver B. Shallenberger de
Westinghouse desarrolló un contador que utilizaba un campo magnético rotativo para medir el consumo de
corriente alterna, que le proporcionó a la empresa una forma de calcular cuánta electricidad usaba un
cliente.[30] En julio de 1888, Westinghouse pagó una cantidad sustancial para licenciar las patentes para
Estados Unidos de Nikola Tesla de un motor asíncrono polifásico de CA[31] y obtuvo una opción de patente
para el diseño de motores de inducción de Galileo Ferraris (Jonnes, 2003). Aunque la adquisición de un
motor de CA factible le dio a Westinghouse una patente clave para construir un sistema de CA
completamente integrado, dada la escasez general de efectivo en 1890, la empresa estaba al borde de la
quiebra. El desarrollo tuvo que suspenderse por un tiempo (Skrabec, 2007, p. 127). La dificultad para
obtener los fondos necesarios se estaba convirtiendo en un problema serio para la compañía y en 1890 se
dio el primero de varios intentos del inversor J. P. Morgan para hacerse con el control de Westinghouse
Electric (Skrabec, 2007, pp. 128–130).[32]

Thomson-Houston continuaba expandiéndose, comprando siete compañías eléctricas más pequeñas,


incluida la compra de la Brush Electric Company en 1889 (Klein, 2010, p. 292). En 1890, Thomson-Houston
controlaba la mayoría de los sistemas de iluminación de arco en los EE.UU. y un buen número de sus
propias patentes para los Estados Unidos. Sin embargo, varios de los acuerdos comerciales entre
Thomson-Houston y Westinghouse fracasaron, y en abril de 1888 un juez rechazó parte de la patente
original de Gaulard Gibbs de Westinghouse, afirmando que solo cubría transformadores conectados en
serie (Klein, 2010, p. 292).

Con la ayuda del financiero Henry Villard, el grupo de compañías Edison también pasó por una serie de
fusiones: Edison Lamp Company, fabricante de lámparas en East Newark, Nueva Jersey; Edison Machine
Works, un fabricante de generadores y grandes motores eléctricos en Schenectady; Bergmann & Company,
un fabricante de portalámparas, casquillos y otros dispositivos de iluminación eléctrica; y Edison Electric
Light Company, la compañía poseedora de las patentes y la rama financiera respaldada por J. P. Morgan y
la familia Vanderbilt para los experimentos de iluminación de Edison, se fusionaron.[33] La nueva compañía,
Edison General Electric Company, se formó en enero 1889 con la ayuda de Drexel, Morgan & Co. y
Grosvenor Lowrey, con Villard como presidente.[34][35] Más tarde incluyó a Frank Julian Sprague.

El auge de la guerra
Durante el otoño de 1888, continuó la escalada de intervenciones verbales de Brown atacando
específicamente a Westinghouse. En noviembre, George Westinghouse desafió la afirmación de Brown en
las páginas de la revista "Ingeniero Eléctrico" de que los sistemas de CA de Westinghouse habían causado
30 muertes. La revista investigó esta aseveración y encontró que como mucho, solo dos de las muertes
podrían atribuirse a instalaciones de Westinghouse (Moran, 2007, p. 118).

Asociando la CA y a Westinghouse con la silla eléctrica

Aunque Nueva York tenía un código de procedimiento penal que especificaba la electrocución a través de
una silla eléctrica, no especificaba el tipo de electricidad, la cantidad de corriente o su método de
suministro, ya que por entonces todavía eran detalles relativamente desconocidos (Moran, 2007, pp. 102–
104). La Sociedad Médico- Legal de Nueva York, una asociación informal compuesta de doctores y
abogados, se encargó de trabajar en los detalles y desde finales de 1888 hasta principios de 1889 realizó
una serie de experimentos con animales sobre cantidades de voltaje, diseño y colocación de electrodos y
conductividad de la piel. Durante este tiempo buscaron el consejo de Harold Brown como consultor. Esto
terminó expandiendo la guerra de corrientes en el desarrollo de la silla y el debate general sobre la pena
capital en los Estados Unidos.[26]
Después de que la Sociedad Medicolegal formara su comité en septiembre de 1888, el presidente Frederick
Peterson, que había sido asistente en la electrocución pública de perros de Brown en julio de 1888 con CA
en el Columbia College, (Moran, 2007, p. 102) hizo que los resultados de esos experimentos fueran
presentados al comité. Las afirmaciones de que la CA era más letal que la CC y que era la mejor corriente
para usar, fueron cuestionadas por algunos miembros del comité, señalando que los experimentos de
Brown no se llevaron a cabo científicamente y que fueron realizados en animales más pequeños que un ser
humano. En su reunión de noviembre, el comité recomendó 3000 voltios, aunque no se determinó el tipo de
electricidad, si corriente continua o corriente alterna (Moran, 2007, p. 102).

Harold Brown demostró el poder letal


de la CA a la Sociedad Medico-Legal
de Nueva York electrocutando un
caballo en el laboratorio de West
Orange de Thomas Edison.

Para demostrar de manera más concluyente al comité que la CA era más letal que la CC, Brown contactó
con el tesorero de la Edison Electric Light, Francis S. Hastings, para organizar el uso del laboratorio de
West Orange.[26] Allí, el 5 de diciembre de 1888, Brown montó un experimento con la presencia de
miembros de la prensa, integrantes de la Sociedad Médico-Legal, el presidente de la comisión de la pena
de muerte y Thomas Edison. Empleó corriente alterna para todas sus pruebas en animales más grandes
que un ser humano, incluyendo 4 terneros y un caballo cojo, todos despachados con 750 voltios de CA
(Essig, 2009, pp. 152–155). En base a estos resultados, la reunión de diciembre de la Sociedad Médico-
Legal recomendó el uso de 1000- 1500 voltios de corriente alterna para ejecuciones, y los periódicos
publicaron que la CA utilizada era la mitad del voltaje usado en las líneas eléctricas sobre las calles de las
ciudades estadounidenses.

Westinghouse criticó estas pruebas como una demostración sesgada e interesada, diseñada para ser un
ataque directo contra la corriente alterna (Brandon, 1999, p. 82). El 13 de diciembre, en una carta al "The
New York Times", Westinghouse explicaba en qué estaban equivocados los experimentos de Brown, y
afirmaba nuevamente que Brown estaba siendo empleado por la compañía Edison. La carta de Brown del
18 de diciembre refutó las acusaciones de Westinghouse, e incluso le desafió a un duelo eléctrico, con
Brown accediendo a ser sometido a cantidades cada vez mayores de energía de CC si Westinghouse se
sometía a la misma cantidad de CA, de forma que el primero en retirarse perdería el reto (Brandon, 1999,
p. 82). Westinghouse rechazó la oferta.

En marzo de 1889, cuando los miembros de la Sociedad Medico-Legal se embarcaron en otra serie de
pruebas para determinar los detalles de la composición y ubicación de los electrodos, recurrieron a Brown
para obtener asistencia técnica.[26](Essig, 2009, p. 225) Hastings, el tesorero de Edison, intentó obtener sin
éxito un generador de CA Westinghouse para la prueba.[26] Terminaron usando el laboratorio de West
Orange de Edison para los ensayos con animales.

También en marzo, el superintendente de prisiones Austin Lathrop le preguntó a Brown si podía suministrar
el equipo necesario para las ejecuciones, así como diseñar la silla eléctrica. Brown rechazó el trabajo de
diseñar la silla, pero acordó cumplir el contrato para suministrar el equipo eléctrico necesario.[26] El estado
se negó a pagar por adelantado, y Brown aparentemente recurrió a Edison Electric así como a la Thomson-
Houston Electric Company para ayudar a obtener el equipamiento. Esto se convirtió en una maniobra
soterrada para adquirir generadores de corriente alterna de Westinghouse con el fin de abastecer de
corriente a la silla eléctrica, aparentemente con la ayuda de la compañía Edison y el principal rival en el
campo de la CA de Westinghouse, Thomson-Houston[26] (Essig, 2009, pp. 190–195). Esta última compañía
arregló la adquisición de tres generadores de corriente alterna Westinghouse, reemplazando con ellos a los
propios equipos de CA de Thomson-Houston. Edison Electric probablemente puso el dinero necesario para
que Brown pudiera adquirirlos. El presidente de Thomson-Houston, Charles Coffin, tenía al menos dos
razones para obtener los generadores de Westinghouse: no quería que el equipo de su compañía estuviera
asociado con la pena de muerte; y quería usar uno de estos generadores para demostrar que el argumento
comercial de Westinghouse (que afirmaba fabricar generadores un 50% más eficientes que la
competencia), era falso (pagándole a Brown para que organizara una prueba de eficiencia pública) (Essig,
2009, pp. 193).

Esa primavera, Brown publicó "El peligro comparativo para la vida de la corriente eléctrica alterna y
continua" que detalla los experimentos con animales realizados en el laboratorio de Edison, afirmando que
demostraban que la CA era mucho más letal que la CC (Moran, 2007, p. 106). Este folleto de 61 páginas
impreso profesionalmente (probablemente pagado por la compañía Edison) fue enviado a funcionarios del
gobierno, periódicos y empresarios de localidades con poblaciones superiores a los 5000 habitantes (Essig,
2009, p. 157).

En mayo de 1889, cuando Nueva York hubo sentenciado a su primer criminal a ser ejecutado en la silla
eléctrica, un comerciante callejero llamado William Kemmler, se produjo una gran cantidad de discusiones
en la columna editorial del New York Times sobre cómo llamar a la entonces nueva forma de ejecución. Se
presentó el término "Westinghousizado" y "Gerry-cidio" (en referencia al jefe de la comisión de la pena de
muerte, Elbridge Gerry), y "Brown-ado" (Moran, 2007, pp. xxi-xxii). The Times odiaba la palabra que
finalmente se adoptó, electrocución, describiéndola como impulsada por "ignorantes pretenciosos" (Moran,
2007, p. xxii). Uno de los abogados de Edison le escribió a su colega expresando su opinión de que la
preferencia de Edison por "dynamomuerte", "amperimuerte" y electromuerte no eran buenos términos, pero
pensaron que Westinghousizado era la mejor opción (Moran, 2007, pp. xxi-xxii).

El primer condenado a la silla eléctrica: William Kemmler


Después de que William Kemmler
fue sentenciado a muerte en la silla
eléctrica, su apelación fue
financiada por Westinghouse, en
un intento de evitar que los
generadores de electricidad
Westinghouse de CA se usaran en
una ejecución, intentando derogar
la ley de electrocución.

William Kemmler fue sentenciado a morir en la silla eléctrica el día 24 de junio de 1889, pero antes de que
se pudiera llevar a cabo la sentencia se presentó una apelación porque constituía un castigo cruel e inusual
al amparo de la Constitución de los Estados Unidos. Se hizo obvio para la prensa y todos los involucrados
que el caro y políticamente conectado abogado que presentó la apelación, William Bourke Cockran, no
tenía conexión con el caso pero sí que tenía conexión con la compañía Westinghouse, obviamente pagando
por sus servicios (Brandon, 1999, p. 101).

Durante las audiencias de contraste de hechos celebradas en todo el estado y a partir del 9 de julio en la
ciudad de Nueva York, Cockran utilizó sus considerables habilidades como interrogador y orador para
atacar a Brown, Edison y sus seguidores. Su estrategia era demostrar que Brown había falsificado su
prueba sobre el poder letal de la CA, argumentando al contrario que la electricidad no causaría una muerte
segura y simplemente llevaría a torturar a los condenados. En el interrogatorio, cuestionó la falta de
credenciales de Brown en el campo eléctrico y planteó una posible colusión entre Brown y Edison, lo que
Brown negó nuevamente. Muchos testigos fueron convocados por ambas partes para dar testimonios de
primera mano sobre encuentros con la electricidad, recibiéndose evidencias por parte de profesionales
médicos sobre el sistema nervioso del cuerpo humano y la conductividad eléctrica de la piel. Brown fue
acusado de falsificar sus pruebas en animales, ocultando el hecho de que estaba usando CC más baja que
la CA (Brandon, 1999, p. 119). Cuando la audiencia se reunió uno de los días en el laboratorio de West
Orange de Edison para presenciar demostraciones de resistencia de la piel a la electricidad, Brown casi se
peleó con un representante de Westinghouse, acusándolo de estar en el laboratorio de Edison para realizar
espionaje industrial (Brandon, 1999, p. 115). Los periódicos notaron que los testimonios, a menudo
contradictorios, generaban dudas públicas sobre la ley de electrocución, pero después de que Edison subió

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