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NI UN DÓLAR MÁS PARA LA BURGUESÍA

12 OCTUBRE, 2017

TRIBUNA POPULAR

Tribuna Popular.- El desbalance sostenido por décadas entre el escaso volumen de producción y el
relativamente alto nivel de consumo de nuestro país, se traduce en un severo desequilibrio en
nuestro comercio exterior, debido al enorme volumen de importación de todo lo que consumimos
y no producimos, y al casi nulo volumen de nuestras exportaciones no petroleras.
Al discriminar cuánto de esas exportaciones e importaciones corresponde a empresas y entes del
sector estatal, y cuánto a empresas privadas, se constata un hecho denunciado una y otra vez a lo
largo de los años por el Partido Comunista de Venezuela (PCV): el sector privado se ha estado
enriqueciendo a expensas de las divisas del Estado.
Los gráficos anexos muestran los porcentajes del total del comercio internacional venezolano que
han correspondido a cada sector desde 2006 hasta 2016. Año tras año, ha sido el sector estatal,
especialmente a través de PDVSA, el que ha efectuado el grueso de las exportaciones, mientras que
en casi todos los años ha sido el sector privado el que ha efectuado la mayor parte de las
importaciones.
Esto se debe a que las empresas privadas venezolanas, en general ineficientes y poco productivas,
no son ni han sido nunca capaces de satisfacer con su producción propia ni siquiera la demanda del
mercado nacional, y mucho menos de convertirse en exportadores significativos, por lo que, como
lo señala la nueva Línea Política del PCV, «… han permanecido históricamente atadas a los subsidios
gubernamentales […] sin los cuales nunca han sido capaces de sobrevivir».
Empresariado «de puerto»
El Estado petrolero ha sido y continúa siendo el principal generador de las divisas del país (casi la
totalidad en algunos años), pero la principal beneficiaria de éstas es y ha sido la burguesía. Tal
tendencia se agudizó durante el «boom petrolero»; en 2008, el Estado hizo 95% de las
exportaciones, y el empresariado parasitario el 70% de las importaciones.
Aunque desde entonces las importaciones estatales aumentaron y hasta llegaron a ser mayoritarias
en 2014 y 2015, y aunque las exportaciones privadas crecieron en 2016 a un 13% del total (pero más
por el derrumbe de las exportaciones estatales que por mérito propio de la burguesía), el fenómeno
general continúa: los empresarios siguen siendo incapaces de captar por sí mismos las divisas que
necesitan para cubrir sus importaciones, y dependen para ello del Estado, que les otorga divisas a
tasas subsidiadas por medio de mecanismos como los antiguos SITME, SICAD o SIMADI, y el actual
DICOM.
El usufructo por una burguesía improductiva, fundamentalmente comercial-importadora, de una
masa de divisas que no fue obtenida por ella, desvía para su beneficio recursos que el Estado podría
utilizar para estimular y fortalecer el aparato productivo nacional. Nunca ha sido aceptable, y mucho
menos en las actuales condiciones de estrechez económica, que los empresarios se aprovechen del
Estado para fomentar su propio enriquecimiento de espaldas a los intereses legítimos de la nación
y el pueblo.
Por ello, la Línea Política aprobada por el 15º Congreso Nacional del PCV en junio pasado, insiste en
la necesidad de «nacionalizar total e inmediatamente el comercio exterior y establecer la
centralización estatal de las importaciones», puesto que «el otorgamiento de divisas a los
importadores privados es contrario al interés nacional […], tiende a descapitalizar a la República,
reafirma y consolida el rentismo y la dependencia, e impide la construcción de soberanía productiva
nacional».

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