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Catequesis segundo año

I. Nuestra dignidad como hombres

Objetivo: al finalizar la catequesis de este día el joven o niño entenderá que su


existencia es tan valiosa como la de otras personas, además aprenderá a valorar su
dignidad desde la individualidad como persona y a la vez como criatura a imagen y
semejanza de Dios.

El catequista dispone todo el lugar físico, para impartir la catequesis de ese domingo
con imágenes de distintas personas en sus profesiones u ocupaciones (recortes de
revista, imágenes).

Tema: dignidad como hijos de Dios y como seres únicos en el universo.

Basta con dar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de la gran diversidad
que hay en el entorno, encontramos árboles frutales, árboles nativos, plantas
medicinales, plantas aromáticas, animales salvajes, animales domésticos, aves, réptiles,
mamíferos, carnívoros, omnívoros, peces, etc., entro todas estas creaturas encuentra un
lugar privilegiado el hombre. En esto no solo coincide la religión, la ciencia también
apunta a esta realidad.

El hombre es un animal racional tal como lo afirmaba Aristóteles, al ser racional es un


hombre político, es decir que es de la sociedad y para la sociedad. A lo largo de los
siglos el hombre se ha caracterizado por su evolución. Pero ¿cómo podemos percibir
esto? No vayamos tan lejos. Hace treinta años el hombre no contaba con los aparatos
tecnológicos tan avanzados como hoy: no existía el Facebook, el whatsapp, el último
equipo de Iphone, etc., podemos decir que las generaciones actuales y más aún las
futuras gozaran de todos estos inventos de la tecnología.

Muestra de este avance tecnológico y científico es manifestación de la racionalidad que


hay en el hombre, que lo diferencia a la vez de las otras creaturas. Por otro lado,
encontramos que el hombre goza de libertad, este aspecto se percibe en las decisiones
que toma el hombre en su diario vivir. Una persona cuando despierta en las mañanas lo
hace conscientemente pues responde a un tiempo específico y a una actividad que
emprenderá en el transcurso del día. Un animal no, pues cuando el animal va a dormir o
despierta lo hace por simple instinto natural, ya sea porque tiene hambre sed o porque
ha dormido lo suficiente.

El ser humano tiene proyectos a corto, mediano y largo plazo porque hay una
conciencia del tiempo, y lo que le urge más es el futuro. Un animal se interesa es por el
ahora, como no existe una conciencia de tiempo no hay una proyección ni a mediano ni
largo plazo.

El ser humano tiene relaciones interpersonales que trata de mantener o de fomentar cada
día más; el hombre siempre está interesado en construir lazos de fraternidad, amistad y
amor entre los otros hombres. El animal busca complacer su instinto por eso en
ocasiones se le ve en manada.

El hombre como construye un proyecto de vida hay varios factores que busca: un
trabajo estable, pues bien lo decía el gran Pio XI en su encíclica “quadragesimo anno”,
el trabajo dignifica al hombre. En un animal no se puede hablar de trabajo sino de
diversas actividades que ejecutan para satisfacer sus necesidades fisiológicas o por
coacción de un hombre que le obliga a ejercer dichas actividades.

El hombre cuando construye su vida sentimental con otro ser, lo hace de manera
racional, sabiendo que con esa otra persona compartirá por el resto de su vida, pues
desde un inicio apostó construir su felicidad con esa persona. Un animal sin razón, no.
La mayoría de los animales tienen épocas de apareamiento donde el macho y la hembra
se unen sexualmente y como futo de este acto la especie se sigue prolongando. La unión
de un hombre y una mujer no es por épocas de apareamiento sino de un amor que dura
toda la vida.

Podríamos quedarnos en muchos ejemplos que diferencian al hombre de los demás


animales y darle su lugar entre las demás creaturas.

Entremos en la visión que tiene el creyente frente a su existencia. A simple vista


podemos ver que entre los hombres no hay seres netamente iguales. Podemos encontrar
gemelos, en los cuales se ven rasgos físicos similares, pero nunca iguales, así su físico
sea confundible su pensamiento y ser son distintos. Gozar de la individualidad nos hace
únicos e irrepetibles en el universo.

Una muestra de nuestra individualidad es nuestra huella dactilar, cada huella en el


mundo es única. En los últimos años se ha hablado mucho de la clonación y se han
hecho experimentos. En estos experimentos se parte de una célula para programa la
criatura según el antojo del científico, pero no han logrado sacar un ser netamente igual,
tal vez semejante en algunos rasgos pero no igual.

Elementos para la catequesis

1. Los anteriores párrafos simplemente son un subsidio que se les ofrece a los
catequistas para abordar la temática, en libertad pueden disponer de muchas
herramientas pedagógicas para transmitir el mensaje a los jóvenes.
2. El catequista con tiempo de anticipo busca imágenes del proceso de gestación
del ser humano y las comparte con los catequizandos, con el fin de
concientizarlos que existe vida desde el momento en que el espermatozoide
fecunda el ovulo.
3. El catequista muestra las imágenes de distintas personas, siendo reiterativo en
que todos los seres humanos son diferentes e individuales.
4. Para darle un refuerzo religioso a la temática de la catequesis, los catequistas
después de proponer el tema leen el texto de Jeremías 1, 4-10.
5. El bautismo ha suscitado en nosotros la fe, por ello este tema abre nuestras
expectativas a analizar este don que nos ha sido conferido, por ello los
catequistas deben hacer en esta catequesis un primer esbozo de lo que es la fe;
para ello pueden valerse del texto de Hbr 11, 1.

Compromiso:

1. Leer el texto de Rm 6, 1-10


2. El catequista pide a los jóvenes que elaboren una carta a mano con buena
caligrafía y ortografía donde manifiesten su voluntad de recibir los sacramentos
de la confirmación y la Eucaristía, y lo que significa para ellos cada sacramento.
3. Aprender el credo niceno-constantinopolitano.
II. Llamados a la vida natural y a la vida de la fe

Elementos para la catequesis:

1. Antes de empezar con la catequesis, el catequista pide a cada catequizando dar


razón por el compromiso. Principalmente a la reflexión de Rm 6, 1-10.
2. Hemos empezado a tocar el tema de la fe, para ello nos hemos válido de la vida
humana, pues no podemos desconocer que en la vida humana es donde surge la
fe. Todo lo contenido en esta catequesis es solo un subsidio para el catequista,
que éste debe implementar con distintas estrategias pedagógicas.
3. Se propone un video para que los jóvenes discutan sobre las palabras que
pronuncia el cardenal Ratzinger acerca de la realidad que vive el mundo como
consecuencia del abandono y el olvido de la fe. Para esto el catequista debe
buscar estrategias de participación y si es el caso de explicar el video.

Llamados a la vida

Va a llegando a su culmen este proceso, y como catequistas debemos insistir con más
ahínco el evangelio de Jesucristo que es vida. No podemos desconocer que el Evangelio
es predicado a criaturas vivas; no son piedras, son seres vivos que luchan de una u otra
forma por tener una vida digna. Vemos todas las semanas que los seres humanos desde
horas tempranas disponen todo para trabajar y así poder subsistir (comida, techo, salud
y una estabilidad económica), en palabras del gran León XIII y más adelante afirmado
por Pio XI: “el trabajo dignifica al hombre”.

Cada vez que veo una madre llevando a su bebe al jardín y luego sale apresurada a su
trabajo veo de fondo un instinto humano por preservar la especie de la mejor manera.
Un ser humano ante el peligro de la muerte lo más natural es que luche por conservar su
vida hasta el último momento. Pero veamos realidades como el robo, no quiero
justificar este acto aberrante, pero me sirve como ejemplo para demostrar que el hombre
llega hasta medidas como estas solo por subsistir.

Necesidades fisiológicas como: dormir, comer, respirar, etc., son realidades que el
hombre busca suplir de la mejor forma. Hay otras necesidades que son creadas por el
mismo hombre por su misma comodidad: tv, videojuegos, música, etc.

Cuando el hombre descubre cada dimensión que compone su ser, trata de satisfacerlas al
máximo, solo por adquirir la felicidad, traducida como la comodidad en una paz y
sosiego en medio de la sociedad.

Todo lo mencionado hasta el momento son necesidades que el hombre satisface a


diario; pero he aquí que hay otras realidades que componen la vida humana, lo que
hemos conocido como las creencias, los valores, el respeto por el otro, la justicia social,
entre otros aspectos que comprometen al hombre con la sociedad. Lamentablemente
estas realidades se han ido opacando e incluso algunas ya han caído en el olvido y la
indiferencia.
La vida humana está más allá de satisfacer unas necesidades fisiológicas. Ya que por
cumplir esas necesidades yo puedo estar abusando de la vida del otro, olvidando que la
vida del otro es tan valiosa como la mía. Lo que me lleva a respetar el espacio del otro y
a valorar su vida son esas esas realidades no tangibles, pero que si están dentro de todo
ser humano. Un ejemplo concreto es la necesidad que tiene el hombre de convivir en
sociedad: un hombre busca a una mujer para hacer vida en pareja porque tiene la
necesidad de compartir su vida y su felicidad al lado de otro, pero eso implica que no
solo busque la felicidad propia sino también la de su cónyuge; en un equipo de futbol es
necesario el dialogo y la construcción de sociedad para tener un excelente partido; y así
muchas realidades en las que la presencia del otro es necesaria para nuestra realización
como personas.

La religión como necesidad social y espiritual

Existe una realidad que ha entrado en la indiferencia humana, y es la religión. Oh


perdida que el hombre está haciendo en sus dimensiones como ser humano. Desde los
inicios el hombre ha visto como punto de encuentro el ser religioso. La palabra religión
proviene del latín: religare: religar, unir, poner en acuerdo.

Ejemplo: Cada uno de nosotros posee una idea de Dios, pero siempre van a ver puntos
en común en esa idea; cuando el hombre descubre que no solo existe en su mente la idea
de un ser superior, comienza a poner en común esa idea con otros seres. No es que se
renuncie a la idea propia de Dios, pero si se pone en común esa idea para llegar a la
profundidad de esa dimensión que me lleva a buscar un ser superior a mí, a quien asocio
el origen de lo que me rodea y de mi propia existencia. Hasta el ateo busca ideas
superiores a quien les achaca el origen de lo que existe.

Con esto nos vamos dando cuenta que nuestras necesidades trascienden lo corporal y
empezamos a descubrir que estamos compuestos no solo de corporeidad sino de otras
dimensiones que trascienden todo materialismo. Pensemos solo en las ideas que
circundan en nuestras mentes; esas ideas nos abstractas y yo las puedo hacer concretas
con ciertos gestos: hablar, sonreír, llorar… el hablar, sonreír y llorar no son las ideas,
sino que son manifestación de esas ideas que rondaban en nuestras mentes. Con esto se
puede llegar a la conclusión que nuestra vida también está compuesta de realidades
concretas como de ideas abstractas.

Llamados a la vida de fe:

La idea de Dios puede ser abstracta a primera vista, solo podemos descubrir que Dios es
más que una idea gracias a un elemento que llamamos nosotros los cristianos como la
fe; y la fe nos lleva a contemplar realidades que no son corpóreas y materiales, “la fe es
la garantía de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve”( Hb 11, 1). ¿Quién de los
que está acá ha visto a Dios? Nadie, ¿cierto? Pero algo nos debe mover a venir cada
ocho días a este lugar. Por la fe podemos afirmar situaciones que no hemos conocido
por medio de nuestros sentidos.

Pero cuidado, no es algo imaginario; si lo fuera cristianos como los apóstoles no


hubieran todos entregado su vida a causa de lo que creían: san Pedro, San Andrés,
Santiago el Mayor, Bartolomé, etc.

La fe nos lleva a tener un estilo de vida único, a convencernos que la vida es eterna y
que siempre esperamos contemplar esas realidades que nuestros sentidos no pueden
percibir. Decir, “creo”, compromete una realidad total de convencimiento en lo que se
profesa. Cuando yo afirmo que “fulana de tal” es mi mamá es porque así es, y así estoy
convencido y tengo la certeza de decirlo en todo lugar. Lo mismo sucede con Dios, si
afirmo creer en Él es porque así lo clama a gritos mi existencia.

Hemos visto, que la vida humana está compuesta por muchísimas dimensiones que
podemos desconocer o ignorar. La invitación es a explorar cada día más esas
dimensiones y satisfacer cada una de la mejor manera.

Cuando descuidamos algunas de esas dimensiones surgen consecuencias para nada


agradables: pérdida del sentido de la vida, depresiones, divisiones, y en el caso de la
dimensión espiritual surgen problemas que afectan no solo al individuo sino a toda la
sociedad. Veamos el siguiente video y estemos atentos a estas palabras:

https://www.youtube.com/watch?v=37PuFbfGy9I

Compromiso:

1. Buscar un texto bíblico que me llame la atención y que me genere inquietudes


acerca de mi fe en Dios.
2. Volver a leer el texto de Rm 6, 1-10
3. Para mi ¿qué es la fe?
Jesús, un camino que conduce a una felicidad más plena

Objetivo: al terminar este encuentro, el joven que se inicia en la fe descubrirá un


paradigma distinto al que tiene de Jesús, gracias a los prodigios obrados por Jesús y
a las Parábolas con las que exponía el Reino de su Padre.

En el encuentro anterior mirábamos que Jesucristo es la Verdad, pero no una verdad


como objeto que nosotros buscamos, sino que es una verdad que se personifica, se
hace sujeto y nos busca a nosotros; también meditábamos sobre el texto del
Evangelio de Juan conocido como el discurso del Logos o de la Palabra.

Para este encuentro quisiera tomar el versículo 14 de este mismo texto que
meditábamos: “y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros, y
hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de
gracia y de verdad”(Jn 1, 14).

Queridos hermanos, todo parte de la Encarnación del Salvador. Lo primero que se


debe decir, es que Jesús no existe desde el momento en que el Espíritu Santo
desciende sobre María; El Hijo de Dios desde antes de todos los tiempos ya existía.
Debemos entender la Encarnación como el momento en que Dios se hace semejante
a nosotros. Jesús era un hombre de carne y hueso, con su sistema circulatorio, su
sistema respiratorio, su sistema digestivo y todo o que compone a un ser humano,
menos en el pecado como lo afirma la carta a los Hebreos (4,15).

Jesús fue el hombre que nos enseñó un camino de perfección y más aún nos dijo que
Él era el Camino, “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino
por mi” (Jn 14, 6). Vamos hacer conocer a nuestros jóvenes quien fue ese tal Jesús y
como era su proceder para mostrar el Reino de su Padre.

Algunos textos que nos ayudaran a acercarnos al Ministerio de Jesús son:

 Lc 4, 31-37---- El hombre del Espíritu inmundo


 Lc 5, 1- 11---La pesca milagrosa
 Lc 5, 12-16--- Jesús sana a un leproso
 Lc 5, 17-26---Jesús sana a un paralitico

Para la lectura y profundización de estos textos se le sugiere al catequista distribuirlos


por grupos, para que estos hagan una lectura asidua y generen interrogantes. Luego
algún miembro de cada grupo expondrá a los otros el contenido del texto y lo que más
les llamó la atención.

Jesús en varias ocasiones nos habló del Reino de su Padre, con algunas analogías tal vez
un poco complejas, pero con un rico contenido.

 Lc 8, 4-15--- la parábola del sembrador


Se iba reuniendo mucha gente, a la que se añadía la que procedía de las
ciudades. Les dijo entonces en parábola: 'Salió un sembrador a sembrar su
simiente y, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada y las
aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra y, después de brotar, se
secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos y, creciendo los
abrojos con ella, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena y, creciendo, dio fruto
centuplicado.' Dicho esto, exclamó: 'El que tenga oídos para oír, que oiga.'

Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo: 'A


vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás
sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan.

'La parábola quiere decir esto: La simiente es la palabra de Dios. Los de a lo


largo del camino son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su
corazón la palabra, no sea que crean y se salven. Los de sobre piedra son los
que, al oír la palabra, la reciben con alegría; pero no tienen raíz; creen por algún
tiempo, pero a la hora de la prueba abandonan. Lo que cayó entre los abrojos son
los que han oído, pero las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida
les van sofocando y no llegan a madurez. Lo que en buena tierra son los que,
después de haber oído, conservan la palabra con corazón bueno y recto, y dan
fruto con perseverancia.
 Lc 10, 25-37--- El buen samaritano

Se levantó un legista y dijo, para ponerle a prueba: 'Maestro, ¿qué he de hacer


para tener en herencia vida eterna?' Él le dijo: '¿Qué está escrito en la Ley?
¿Cómo lees?'

Respondió: 'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.' Díjole
entonces: 'Bien has respondido. Haz eso y vivirás.' Pero él, queriendo
justificarse, dijo a Jesús: 'Y ¿quién es mi prójimo?' Jesús respondió: 'Bajaba un
hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de
despojarle y darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto.

Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De


igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un
samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión.
Acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó
luego sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día
siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: 'Cuida de él y, si
gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.'¿Quién de estos tres te parece que
fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?' Él dijo: 'El que practicó
la misericordia con él.' Díjole Jesús: 'Vete y haz tú lo mismo.'
 Lc 13, 18-19--- la semilla de mostaza

Decía, pues: '¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es


semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su huerto;
creció hasta hacerse árbol y las aves del cielo anidaron en sus ramas.'

 Lc 14, 15-24--- la gran cena

Al oír esto, uno de los comensales le dijo: '¡Dichoso el que pueda comer en el
Reino de Dios!' Él le respondió: 'Un hombre dio una gran cena y convidó a
muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: 'Venid, que
ya está todo preparado.' Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le
dijo: 'He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.' Y
otro dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me
dispenses.' Otro dijo: 'Me acabo de casar, y por eso no puedo ir.'

'Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, el dueño de la casa, airado,


dijo a su siervo: 'Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar
aquí a los pobres y lisiados, a ciegos y cojos.' Dijo el siervo: 'Señor, se ha hecho
lo que mandaste, y todavía hay sitio.' Dijo el señor al siervo: 'Sal a los caminos y
cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa.' Porque os digo que ninguno
de aquellos invitados probará mi cena.'

Cada una de las anteriores Parábolas, nos lleva a meditar el gran Misterio que Jesús
vino a revelarnos. Son historias no ajenas a nuestra comprensión humana. Lo que hace
Jesús es tomar casos de la vida real para hacernos comprender su mensaje.

En los mismos grupos que se meditaron los primeros textos, el catequista distribuirá
estas parábolas y pondrá los siguientes interrogantes:

 ¿cómo entiendo el Reino de Dios desde esta parábola?


 ¿cómo me veo yo reflejado en esta parábola?
 ¿cómo descubrir a Jesús que es Camino en esta parábola?

Compromiso:

1. Buscar en la Biblia alguna parábola que me llame la atención.


2. En un párrafo de cinco renglones describir el Jesús que yo me imaginaba y en
otros cinco renglones el Jesús que he descubierto en las dos últimas catequesis.

El camino que nos muestra


Jesús, el Mesías esperado

Cuando nace Jesús en Belén de Judea y se escucha que ha nacido el Rey de los
judíos, el Mesías, el ungido de Dios, el liberador de Israel; no era algo nuevo que se
escuchaba en Israel, pues desde antiguo había sido anunciado ese Mesías.

En el Evangelio de Mateo aparece el suceso de los sabios del Oriente que van a
visitar a Jesús, el nuevo rey; cuando Herodes se da por enterado convoca a los
sumos sacerdotes y escribas para preguntarles dónde debía nacer el Mesías, ellos le
dicen que en Belén de Judá según lo escrito por el profeta, haciendo referencia a la
profecía de Miqueas 5,1: “Y tu Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti
voy a sacar al que ha de gobernar Israel” y era Belén, pues de allí el pueblo
esperaba el Mesías porque era el pueblo del Rey David.

El pueblo esperaba con ansias la llegada del Mesías, pero debemos decir que
esperaban un Mesías según el modelo del reinado de David, de quien se esperaba
descendiera (un mesías guerrero, armado, de batalla, etc). Más en los tiempos en los
que nace Jesús, el pueblo esperaba que naciera un rey que saliera a pelear contra los
romanos para obtener la liberación.

Entonces, podemos decir que Jesús llega en un momento crucial para la historia de
Israel; el pueblo cansado de pagar impuestos a Roma y rendir cuentas a unos
extranjeros que se habían apoderado de su tierra, la que consideraban “tierra
prometida”, la tierra que les había prometido Dios desde Abrahán y les había sido
dada, ahora era administrada con personas ajenas a su historia sagrada.

Llama la atención del ángel al dirigirse a José en el sueño, las palabras que
pronuncia sobre el nombre del bebé que esperaba María: “dará a luz un hijo y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt
1,21). Recordemos que el nombre de alguien en el lenguaje bíblico lleva consigo su
significado y más aún su misión. La misión principal de este mesías es salvar a su
pueblo de los pecados. En el capítulo 9 del Evangelio de Mateo vuelve y se resalta
la misión principal de Jesús cuando cura al paralitico (conviene leer todo el texto Mt
9, 1-8); allí Jesús le dice al paralitico: “¡ animo, hijo!, tus pecados te son
perdonados” (Mt 9, 2), más adelante sabiendo Jesús que murmuraban sobre esta
sentencia dice: “para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra
para perdonar pecados- entonces dice al paralitico-: ponte en pie, coge tu camilla y
vete a tu casa” (V 6).

A simple vista podemos ver en el obrar de Jesús un simple taumaturgo que hace
milagros para vislumbrar a sus espectadores, pero de fondo es un Jesús que viene a
salvar a su pueblo de los pecados, ya que por culpa del pecado el hombre pierde su
dignidad; en otras palabras, la misión principal de Jesús consiste en dignificar lo que
el hombre desdignificó por su pecado.
También quisiera que tengamos en cuenta la indiferencia por parte del pueblo ante
el esperado. Cuando nace Jesús en Belén la noticia les sorprende incluso hasta los
mismos sumos sacerdotes y levitas, es decir, aquellos que conocían de una forma
muy erudita las profecías, pero toda Jerusalén se sobresaltó ante el nacimiento de
este niño que venían buscando estos sabios del oriente. Es curioso, pero quienes
buscan al Mesías son extranjeros, unos paganos que si reconocieron el signo
(estrella) y van a adorar y ofrecer sus dones al Mesías.

Un Jesús reconocido por los paganos, por aquellos ajenos a la historia de Israel es
otro signo del mesianismo de Jesús; Mateo nos ofrece en su Evangelio un Jesús que
viene a salvar no solamente a los hijos de Israel, sino también a los paganos,
aquellos que no le conocen.

Si miramos toda la trayectoria de Jesús en cada uno de los evangelios es un Jesús


que pasa desapercibido por muchos de su pueblo, allí donde se guardaba la
esperanza del Mesías fue donde más se ignoró que Jesús era el que había de venir.
Tal vez, aquellos que desconocieron el mesianismo de Jesús eran los más sabios, los
más eruditos en las Escrituras y profecías y tanto fue su desconocimiento que
llegaron a crucificar a su mismo Mesías; razón tiene San Pablo en su carta a los
Romanos: “pues, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como Dios ni le
dieron gracias; todo lo contrario, se ofuscaron en sus razonamientos, de tal modo
que su corazón insensato quedó envuelto en tinieblas. Alardeando de sabios,
resultaron ser necios”(Rm 1, 21-22)

¿Qué mesías busco en Jesús? ¿Un mesías revoltoso y armado?

Hermanos, estando tan cerca a Dios podemos estar tan alejados de sus designios que
desconocemos su voluntad en medio de nuestras vidas. Tal vez la pregunta que nos
debe hacer mella hoy es: ¿buscamos un Jesús según nuestro criterio, a nuestra
manera y nuestro querer? Por eso tal vez nos fastidia la religión, porque está llena de
preceptos que impiden nuestra propia proyección.

Nota:

 El objetivo de esta catequesis es que los jóvenes reconozcan el mesianismo


de Jesús desde lo que se expresa en las Sagradas Escrituras.
 Teniendo en cuenta las recomendaciones del Señor Obispo a la luz de esta
catequesis se buscara un momento para la oración, donde se le de privilegio
al silencio y a la meditación personal no menos de 15 minutos.
Jesús, el incomprendido

Estamos acostumbrados a ver un Jesús que hace milagros; un Jesús que habla con los
publicanos, con las prostitutas, con los fariseos y con los distintos sectores de la
población. También se puede tener la imagen de un Jesús un tanto revolucionario que
riñe con las autoridades religiosas del judaísmo. Acostumbrados por otro lado a ver la
imagen de un crucificado del cual nos han dicho que murió por nosotros, pero en el
fondo no indagamos sobre esta sentencia.

En esta sesión meditaremos sobre el tema de la redención que es el culmen de la misión


de Jesucristo. En el Evangelio de Mateo aparece la misión principal de Jesús: “dará luz
un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados” (Mt 1,21). En el Evangelio de Lucas también aparecen las acciones que hace
el Ungido de Dios para predicar la Buena Nueva, de acuerdo a la profecía de Isaías: “El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar
a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; a poner en
libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19)

Lo primero que podemos ver en el obrar de Jesús es su predicación asidua del Reino de
Dios, el anuncio de un único Dios, que es el mismo Dios de la Antigua Alianza que
quiere renovar su pacto con su pueblo, esta vez lo hará con la sangre de su Hijo. Dentro
de la predicación de Jesús podemos seleccionar los siguientes puntos: el amor de su
Padre que ha querido entregar a su Hijo por el rescato del hombre, el mandamiento del
amor dónde se resume toda la ley, y la entrega de su vida como la plenitud del amor de
Dios para con los hombres.

Toda la predicación de Jesús estuvo marcada por el amor, pues es la esencia de Dios
que le movió al crear al mundo, al hombre y la misma que llevó a entregar a su
unigénito.

Algunos temas como la Misericordia, el perdón, y la oración tienden al mandamiento


del amor. La misión de Jesús que fue venir a rescatar lo que se había perdido por el
pecado, la estaba empezando con la predicación del amor de Dios.

En aquellos días se tenía que vivir según la ley de Dios, para ello, con el paso de los
años empezaron a surgir algunos preceptos que opacaban la ley de Dios, poniendo por
encima la ley humana. No es que Jesús haya venido a abolir lo ya dispuesto en la
Antigua Alianza, sino que Jesús vino a dar una interpretación adecuada de la ley divina
contenida en los profetas y libros del Antiguo Testamento.

Predicar sobre el amor a los enemigos sí que era nuevo para sus discípulos, pues la ley
del Talión enseñaba a que si había un golpe en la mejilla había que devolverlo; lo que se
puede interpretar como un desquite o una venganza ante el primer insulto. Jesús
propone:
(Lc 6, 27-26)

27. 'Pero a vosotros, los que me escucháis, yo os digo: Amad a vuestros


enemigos, haced bien a los que os odien,

28. bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.

29. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el
manto, no le niegues la túnica.

30. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.

31. Y tratad a los hombres como queréis que ellos os traten.

32. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los
pecadores aman a los que les aman.

33. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis?
¡También los pecadores hacen otro tanto!

34. Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?


También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.

35. Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien y prestad sin esperar
nada a cambio; entonces vuestra recompensa será grande y seréis hijos del
Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los perversos.

36. 'Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.

El mensaje de Jesucristo desde sus inicios trae una novedad consigo. Ciertamente sus
palabras pueden parecer atrayentes o simplemente salidas de lugar, pues son propuestas
un tanto imposibles a la vista humana; podrían surgir interrogantes como: ¿puedo
perdonar a aquel que ha asesinado a mis padres?, ¿perdonar a mi esposo que me
maltrató por muchos años?, ¿perdonar una infidelidad? Ciertamente Jesús pone de
manifiesto su propuesta del perdón porque conoce el corazón del hombre. Jesús conoce
muy bien la dificultad que hay en perdonar y ama a sus enemigos porque él es hombre y
en ciertos momentos se tuvo que sentir ofendido. Pero Jesús también sabe que lo que
más desgaste al hombre es la enemistad y el odio, pues del odio se generan las
venganzas y las discordias que se pasan de una generación a la otra, entonces la
naturaleza humana que es perfecta empieza a degradarse por este tipo de sentimientos
que dividen a los hombres entre sí.

Jesús, un líder un poco extraño

Ciertamente a Jesús en el inicio de su ministerio no lo seguían pocos, eran multitudes


los que lo buscaban, de ello podemos encontrar un testimonio claro en el Evangelio de
Juan: la alimentación a cinco mil hombres (Jn 6, 1-15), los mismos cinco mil buscan a
Jesús en Cafarnaúm (Jn 6, 22-26), etc.
Pero ese grupo se va disminuyendo cuando empiezan a escuchar las exigencias de Jesús
para su seguimiento. Y es que Jesús poco a poco se fue poniendo más exigente…
miremos algo que pudo haber sacudido mucho a sus discípulos:

(Lc 9, 22-27)

22. Dijo: 'El Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los
ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer
día.'

23. Decía a todos: 'Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
tome su cruz cada día, y sígame.

24. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida
por mí, ése la salvará.

25. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él
mismo se pierde o se arruina?

26. Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se


avergonzará el Hijo del hombre cuando venga en su gloria, en la de su Padre y
en la de los santos ángeles.

27. 'Pues de verdad os digo que hay algunos, entre los aquí presentes, que no
gustarán la muerte hasta que vean el Reino de Dios.'

Algunas de las exigencias de Jesús siguen pareciendo tan radicales que en el mundo de
la actualidad causan asedia espiritual e incluso el mismo rechazo a lo religioso.

(9, 57-62)

57. Mientras iban caminando, uno le dijo: 'Te seguiré adondequiera que vayas.'

58. Jesús le dijo: 'Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el
Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.'

59. A otro dijo: 'Sígueme.' Él respondió: 'Déjame ir primero a enterrar a mi


padre.'

60. Le respondió: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a
anunciar el Reino de Dios.'

61. También otro le dijo: 'Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de
los de mi casa.'

62. Le dijo Jesús: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es
apto para el Reino de Dios.'
Estos son algunos de los ejemplos más claros que nos muestran un cristianismo en su
verdadera esencia. Ciertamente el caminar cristianos está lleno de espinas y abrojos. Ser
cristiano en el siglo XXI es mucho más que recitar oraciones e ir a Misa. Ser cristiano
comprende todas mis dimensiones, todo mi ser; no es solo la dimensión espiritual. El
cristianismo que yo profeso debe estar relacionado también con mí hacer. Un cristiano
asiste a la Eucaristía dominical no porque le toca, sino porque le nace de corazón; un
cristiano hace obras de misericordia porque ha comprendido que el que sufre es de la
misma carne; un cristiano no consume drogas para escapar de las problemáticas de la
vida, sino que las asume con valentía asociándolas a la pasión de Cristo; un cristiano ve
en el noviazgo un respeto al otro reconociendo los límites que hay en una relación.

Nota: cada catequista prepara su catequesis teniendo en cuenta este subsidio. La idea de
este encuentro es confrontar a los jóvenes con el verdadero cristianismo, que no es más
que un seguimiento radical a Jesucristo. Se recomienda que se haga un conversatorio
acerca de cómo ve cada joven su fe y su parecer ante el Plan propuesto por Cristo.
Algunas de esas preguntas pueden ser:

 ¿ustedes ven que esas exigencias las pueden asumir?


 ¿ustedes son capaces de dejar todo por seguir a Cristo?
 ¿antes de esta catequesis cómo veían ustedes el ser cristianos?
 ¿si son capaces de perdonar y amar a sus enemigos?

No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el Reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. (Mt 7, 21)

El crucificado
Nota: al finalizar este encuentro, el joven tendrá más clara la idea del cristianismo. La pasión y muerte
de Jesús, quizá todos hayan escuchado hablar de ella, pero en el fondo muy pocos se han acercado a este
suceso tan principal en el obrar de Jesús. Acostumbrados a la comodidad y al sentirnos bien solemos
representar a un Jesús sonriente o un Jesús que me motiva en los momentos más difíciles de mi vida. La
idea de esta catequesis es concientizar a los jóvenes en la pasión de Jesús, en lo que pudo percibirse en el
momento de su agonía y lo que el mismo pudo sentir al verse abandonado por sus amigos.

El catequista puede preparar su catequesis con algunos elementos que le harán más dinámica su
catequesis, uno de esos elementos podría ser un video con imágenes de la pasión del Señor.
(https://www.youtube.com/watch?v=b2yLvl1QL80)

La muerte de Jesús fue consecuencia de su obrar; su predicación parecía opuesta al Dios


que predicaban los judíos. Ciertamente se puede ver la muerte de Jesús por dos causas
principales: una religiosa y otra política; para la época resulta un tanto difícil distinguir
estas dos causas, pues Israel se movía en un estado teócrata, sin embargo no se puede
olvidar la presencia del imperio en este territorio. Como lo narran los evangelios Jesús
fue primeramente juzgado por los líderes religiosos de aquella época, seguidamente por
las autoridades civiles: Pilato y Herodes, a quienes se les presentó un Jesús rebelde que
alborotaba el pueblo.

2. DETENIDO, TORTURADO Y EJECUTADO


En un jueves, muy probablemente el 6 de abril del año 30 d. C., hacia las 22/23
horas, fue detenido por los enviados del sumo sacerdote y del sanedrín. Había sido
delatado por Judas Iscariote, el único judío del grupo de los doce, por motivos que
desconocemos. Un apunte simbólico nos dice que a Judas le pagaron 30 monedas
que, según el Exodo, era el precio de un esclavo.
Jesús debió ser interrogado por las autoridades judías durante la madrugada del
viernes. Al amanecer (seis de la mañana), el sanedrín, con al menos 23 miembros
presentes, reunido en casa de José Caifás o en el salón de piedra situado al oeste
del recinto del templo, le condenó y le entregó a Pilato. Serían las 8 de la mañana.
Pilato estaría en la Torre Antonia, palacio- fortaleza que dominaba el templo.
Quizá Jesús fue enviado a Herodes Antipas por ser éste tetrarca de Galilea, su
lugar de procedencia. Después, en la misma fortaleza, fue torturado y condenado a
morir en cruz. Esta modalidad de muerte era seguramente de origen persa y se
aplicaba en el imperio sobre todo a esclavos y rebeldes políticos.
Cargado con el travesaño de la cruz (patibulum), cuyo peso sería de al menos 50
kgs.. recorrió algo más de 600 metros que lo separaban del lugar que en hebreo
llamaban «gólgota» que significa «sitio de la calavera» o simplemente «calvario».
Para ir allí, salió por la puerta de Efraín, puesto que el paraje estaba fuera de las
murallas de la ciudad. Le precedía o llevaba colgado el «titulus» o tablilla donde
se indicaba la causa de la condena: «El rey de los judíos».
En el lugar de la ejecución se encontraba va clavado en el suelo el madero vertical
o «stipes». Jesús sería, como de costumbre, clavado al travesaño por las muñecas
y no por el centro de la mano. Hacia las tres de la tarde, murió. Como fondo
sonoro se podían escuchar los balidos de miles de corderos que esperaban ser
sacrificados para la pascua. Tal vez no se le aplicó el «crurifragium» o rotura de
piernas para comprobar su muerte.
Se le enterró en uno de los sepulcros próximos al lugar, cuya entrada se cerraba, al
igual que en otros muchos, con el rodamiento de una piedra redonda. Todo ello
después de haber cumplido los acostumbrados ritos de embalsamamiento, sujeción
del mentón mediante un paño y cierre de los ojos por la colocación de monedas
sobre los párpados.
En síntesis, así debieron ser las cosas en su aspecto externo, según los datos de los
evangelistas y lo acostumbrado en la época. Pero ¿qué significado oculto tenía
todo esto? ¿Por qué lo recordamos hoy?
De algo que si podemos estar seguros, es de la muerte del Señor. Hasta el momento no
hay persona que lo desmienta. Es muy obvio que la muerte de Jesús para muchos solo
fue la muerte de un hombre más, revoltoso como muchos de la época. Para el grupo que
estaba a su alrededor, sus discípulos, la cuestión era clara y compleja a la vez: la muerte
en la cruz les llevaba a concluir que Dios no estaba con él. Su vida y sus palabras
quedaban desautorizadas.

Es bueno preguntar a los jóvenes:

¿Si tenemos un líder que nos cautiva en el que llegamos a poner toda nuestra
confianza y de un momento a otro lo asesinan?

La decepción que tuvieron los discípulos de Jesús en el momento del arresto y todo el
proceso de condenación tuvo que haber sido muy grande. Era un líder social que
prometió la liberación del Pueblo de Israel y más aún prometió un estilo de vida donde
no habrá dominación ni esclavitud. Lo que prometía Jesús era un cielo donde reina el
amor y la felicidad. Los discípulos se desaniman y se sienten frustrados por que en
cierta forma muchos de ellos lo habían dejado todo por seguir a Jesús: algunos dejaron
sus barcas donde se ganaban la vida, otros su familia, otros su trabajo estable, etc.

Después de la muerte de su líder, ¿qué les espera?, ¿volver al antiguo estilo de vida? La
comparación puede parecer exagerada, pero se puede ver la frustración de uno de estos
hombres como la decepción de un hombre que invierte todos sus bienes en un negocio y
de un momento a otro lo pierde todo por una mala decisión.

Ahora, es bueno analizar la situación de Jesús en el momento de su pasión. Traicionado


por dos de sus amigos: uno lo vende como un esclavo (treinta monedas de plata
equivalían al precio de un esclavo) y otro lo niega tres veces. En el momento del
suplicio en la cruz abandonado por todos sus amigos, solo presente allí su madre,
algunas otras mujeres y el discípulo que se tomó en serio sus palabras y su ejemplo.

Es un Jesús crucificado, fatigado, vencido y ¿por qué no? Frustrado. Ante estos sucesos
su comunidad se dispersa confundida, mientras él grita en la cruz: “Dios mío, Dios mío
¿por qué me has abandonado?”

Ciertamente contemplar la figura del crucificado puede causar en nosotros repulsión,


asombro e incluso rechazo.

La invitación es a que compartan uno de los relatos de la pasión que nos ofrece la
Sagrada Escritura, en este caso meditaremos la versión de San Marcos: (Mc 14-15)

Cuestionario:

 ¿Qué me dice todo esto?


 ¿Estoy dispuesto a seguir un proyecto como el que me propone Jesús?
 Si quiero seguir a Jesús ¿me hago consciente que Jesús me exige ciertos
desapegos a mi voluntad?
 ¿me voy haciendo consciente que seguir a Jesús implica una vida totalmente
entregada a Él?
 Hasta la fecha ¿qué es para mí el cristianismo?

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