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BIOÉÉ TICA

Dr. Évaristo Maldonado Preciado David Martíínez Luis

CODIGO DE NUREMBERG

El Código de Núremberg recoge una serie de principios que rigen la experimentación


con seres humanos, que resultó de las deliberaciones de los Juicios de Núremberg, al
final de la Segunda Guerra Mundial. Específicamente, el Código responde a las
deliberaciones y argumentos por las que fueron enjuiciados la jerarquía nazi y algunos
médicos por el tratamiento inhumano que dieron a los prisioneros de los campos de
concentración, como por ejemplo, los experimentos médicos del Dr. Josef Mengele.

El Código de Núremberg fue publicado el 20 de agosto de 1947, tras la celebración de los


Juicios de Núremberg (entre agosto de 1945 y octubre de 1946). En él se recogen
principios orientativos de la experimentación médica en seres humanos, porque durante el
juicio varios de los acusados arguyeron que los experimentos diferían poco de los
llevados a cabo antes de la guerra, pues no existían leyes que categorizaran de legales o
ilegales los experimentos.

La Prueba de Crímenes de Guerra y Contra La Humanidad

Aplicando cualquier criterio reconocido de evaluación, el juicio muestra que se han


cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad tal como se alega en los
puntos dos y tres de la querella. Desde el comienzo de la segunda Guerra Mundial se
realizaron, en Alemania y en los países ocupados experimentos médicos criminales en
gran escala sobre ciudadanos no alemanes tanto prisioneros de guerra como civiles
incluidos judíos y personas asociales. Tales experimentos no fueron acciones aisladas o
casuales de médicos o científicos que trabajaran aislados o por su propia responsabilidad,
sino que fueron el resultado de una normativa y planeamiento coordinados al más alto
nivel de gobierno del ejército y del partido nazi, practicando como parte del esfuerzo de
guerra total. Fueron ordenados, aprobados, permitidos o sancionados por personas que
ocupaban cargo de autoridad, las cuales estaban obligadas de acuerdo con los principios
de la ley, a conocer esos hechos y a tomar medidas necesarias para impedirlos y ponerles
fin.
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Dr. Évaristo Maldonado Preciado David Martíínez Luis

El pasado 25 de noviembre se clausuró la reunión del Consejo Internacional de Bioética


de la UNESCO. En ese marco, la Secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa,
advirtió que los derechos y libertades de las personas están en riesgo frente al acelerado
crecimiento científico que no tiene un control ético. Y ésta es la gran cuestión: ¿son
incompatibles el progreso científico y la ética? La experimentación sobre humanos no es
reciente, pues se remonta hasta Atenas y Alejandría (siglos III y IV a.c)

Pero las implicaciones éticas de estas investigaciones han sido un tema muy importante
desde el final de la Segunda Guerra Mundial (1945). Desde el comienzo de la Segunda
Guerra Mundial se realizaron, en Alemania y en los países ocupados por los nazis,
experimentos médicos criminales en gran escala sobre ciudadanos no alemanes, tanto
prisioneros de guerra como civiles, incluidos judíos y personas consideradas ¿asociales?

Estos experimentos no fueron realizados por científicos que trabajaran aislados, sino que
fueron el resultado de una normativa y una planeación coordinadas al más alto nivel del
gobierno, del ejército y del partido nazi, y ¿justificados? a nombre de la guerra total.

Esas prácticas pseudo-médicas fueron aberrantes, como la castración y esterilización, la


inoculación de enfermedades, la introducción de las personas en una bañera llena de
hielo para controlar los efectos fisiológicos del frío, entre otras.

Al finalizar la Guerra Mundial, este tipo de “experimentos” impulsaron la redacción de una


serie de códigos internacionales para regular la investigación en humanos. El primero de
ellos fue el llamado “Código de Núremberg” (1947), que establece por primera vez la
obligatoriedad del “consentimiento informado”, que es un derecho humano.
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Dr. Évaristo Maldonado Preciado David Martíínez Luis

Este principio consiste en que el paciente, antes de dar su consentimiento para participar
en un experimento, debe recibir la oportuna información sobre lo que se hará sobre él y
de las consecuencias que eso tendrá.

Los códigos actuales enfatizan que no basta proporcionar información, sino que es muy
importante que el paciente la comprenda.

Nadie puede ser sometido a experimentación, sin su consentimiento y, menos, contra su


voluntad. Por eso estas codificaciones previenen que ni los menores de edad, ni los que
sufren alguna incapacidad, puedan ser utilizados como “conejillos de indias”.

Sin embargo, el avance de la ciencia actual es capaz de experimentar sobre embriones, y


en este punto los códigos tienen que ser actualizados. Esos embriones son plenamente
seres humanos, aunque no hayan llegado a un estado de desarrollo, que haga visible su
corporeidad. Éste es un punto muy vivo en el debate contemporáneo. ¿Se puede
investigar sobre embriones? ¿Se pueden producir en laboratorio con fines de
experimentación?

En un reciente documento pontificio, se recuerda que la experimentación con embriones


constituye un delito en consideración a su dignidad de seres humanos, que tienen
derecho al mismo respeto debido al niño ya nacido y a toda persona (...). Estas formas de
experimentación constituyen siempre un desorden moral grave. (Dignitatis personae).

Qué bien que la Canciller mexicana haya apelado a la ética en el uso de la ciencia, para
evitar nuevos campos de concentración ahora de embriones, y no tener que repetir la
triste historia del Juicio de Núremberg, para condenar a los médicos que experimenten sin
ética sobre los humanos no nacidos.
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Dr. Évaristo Maldonado Preciado David Martíínez Luis

Experimentos permitidos.

Son abrumadoras las pruebas que demuestran que algunos tipos de experimentos
médicos en seres humanos, cuando se mantienen dentro de límites bien definidos,
satisfacen generalmente la ética médica. Los protagonistas de la práctica de
experimentos en humanos justifican sus puntos de vista basándose en que tales
experimentos dan resultados provechosos para la sociedad, que no pueden ser
procurados mediante otros métodos de estudio.

Todos están de acuerdo, sin embargo, en que deben conservarse ciertos principios
básicos para poder satisfacer conceptos morales éticos y legales.

1.- El consentimiento voluntario del sujeto es absolutamente esencial. Esto quiere decir
que la persona implicada debe tener capacidad legal para dar su consentimiento; que
debe estar en una situación tal que pueda ejercer su libertad de escoger, sin la
intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño coacción, o algún otro factor
coercitivo o coactivo; y que debe tener el suficiente conocimiento y comprensión del
asunto en sus distintos aspectos para que pueda tomar una decisión consiente.

Esto último requiere que antes de aceptar una decisión afirmativa del sujeto que va a ser
sometido al experimento hay que aplicarle la naturaleza, duración y propósito del mismo,
el método y las formas mediante las cuales se llevaran a cabo todos los inconvenientes y
riesgos que puedan presentarse y los efectos sobre su salud o persona que puedan
derivarse de su participación en el experimento.

El deber y la responsabilidad de determinar la calidad del consentimiento recaen en la


persona que inicia, dirige, o implica a otro en el experimento.
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Dr. Évaristo Maldonado Preciado David Martíínez Luis

Es un deber personal y una responsabilidad que no puede ser delegada con impunidad a
otra persona.

2.- El experimento debe realizarse con la finalidad de obtener resultados fructíferos para
el bien de la sociedad que no sean asequibles mediante otros métodos o medios de
estudio y no debe ser de naturaleza aleatoria o innecesaria.

3.- El experimento debe diseñarse y basarse en los resultados obtenidos mediante la


experimentación previa con animales y el pleno conocimiento de la historia natural de la
enfermedad o del problema en estudio, de modo que los resultados anticipados justifiquen
la realización del experimento.

4.- El experimento debe ser conducido de manera tal que evite todo sufrimiento o daño
innecesario físico o mental.

5.- No debe realizarse experimento alguno cuando hay una razón a priori para suponer
que puede ocurrir la muerte o una lesión irreparable, excepto, quizá en los experimentos
en los que los médicos investigadores son también sujetos de experimentación.

6.- El riesgo tomado no debe exceder nunca el determinado por la importancia


humanitaria del problema que ha de resolver el experimento.

7.- Se deben tomar las precauciones adecuadas y disponer de las instalaciones óptimas
para proteger al sujeto implicado de las posibilidades incluso remotas de lesión,
incapacidad o muerte.
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Dr. Évaristo Maldonado Preciado David Martíínez Luis

8.- El experimento debe ser conducido únicamente por personas científicamente


calificadas. En todas las fases del experimento se requiere la máxima precaución y
capacidad técnica de los que lo dirigen o toman parte del mismo.

9.- Durante el curso del experimento el sujeto debe tener la libertad de poder finalizarlo si
llega a un estado físico o mental en el que la continuación del experimento le parece
imposible.

10.- En cualquier momento durante el curso del experimento el científico que lo realiza
debe tener preparado para interrumpirlo si tiene razones para creer en el ejercicio de su
buena fe, habilidad, técnica y juicio cuidadoso, que la continuación del experimento puede
provocar lesión o incapacidad o muerte al sujeto de la experimentación.

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