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UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD

UTE
Recinto Santiago
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Carrera de Derecho.

Asignatura:

Andragogía II

Tema:

Análisis de la Unidad III

Participantes:

Domingo Antonio Valdez ST-2019-00053

Facilitador:

Ramón Rodríguez

Santiago de los Caballeros, R.D.


Febrero del 2019
Desarrollo de la personalidad en la madurez
La personalidad se define como un patrón de comportamiento, pensamiento y
emoción relativamente estable en el tiempo y a través de las diferentes situaciones
que vivimos.

Los roles y las responsabilidades del adulto en el mundo moderno son complejas.
Los acontecimientos se precipitan y desencadenan un flujo constante de cambios
sociales y cognoscitivos, sin embargo, hay continuidad de la personalidad, y el
cambio interno es gradual.

De forma parecida a la referencia que hacía Freud al alma, Rogers identificó el


auto-concepto como el marco sobre el que la personalidad se desarrolla.

Todas las personas tienen el propósito de buscar congruencia (equilibrio) en tres


áreas de sus vidas. Este equilibrio se consigue con la auto-actualización. Estas
tres áreas son la autoestima, la autoimagen o imagen de ti mismo y el Yo ideal.

“Creo que la buena vida no es un estado fijo. No es, desde mi punto de vista, un
estado de virtud o satisfacción, nirvana o felicidad. No es una condición en la que
el individuo esté ajustado o actualizado. La buena vida es un proceso, no un
estado. Es una dirección, no un destino. La dirección es aquella que ha sido
seleccionada por todo el organismo, aquella en la que hay libertad psicológica
para moverse en cualquier dirección” Rogers, 1961

La auto-actualización es imposible si estas tres imágenes, especialmente la


autoimagen y el Yo ideal, no se solapan.

Entre los 40 y 65 años reescribimos mentalmente nuestra biografía conforme


transcurre el tiempo. Al reflexionar, pensamos menos en cuanto hemos vivido, y
más en cuanto tiempo nos queda. Las reflexiones y revaloraciones anteriores
tienen lugar dentro del contexto de 3 mundos interrelacionados: el yo, la familia y
el trabajo.

En la madurez, las dificultades anteriores pueden reaparecer especialmente en


períodos de estrés o cambio, como puede ser la pérdida de autonomía que sufra
una persona víctima de un ataque cardíaco. Erikson pensaba que cuando nos
impactan circunstancias como la muerte del cónyuge, debemos revisar aspectos
como la confianza básica, la autonomía, la iniciativa, la identidad y la intimidad,
pues de lo contrario no podremos cultivar la generatividad adulta. Peck propone 7
problemas o conflictos de desarrollo adulto: 4 en la madurez y 3 en la vejez. Las
investigaciones señalan que el período comprendido entre los 50 y 60 años
constituye una etapa crítica para realizar ajustes que determinarán como viviremos
el resto de nuestra vida.

Reacciones de las Mujeres ante la Madurez.


Igualmente entre las mujeres se dan amplias diferencias individuales pero también
existen algunos patrones comunes. Tradicionalmente, las mujeres se definen a
partir del ciclo familiar, y no en función del ciclo profesional. Investigaciones
realizadas determinaron que existen 3 grandes transiciones dentro del ciclo
familiar de la mujer: cuando nacen los hijos y durante sus primeros años de
crianza, cuando los hijos se marchan, y cuando llega la menopausia.

Temperamento, carácter y personalidad


En el lenguaje cotidiano frecuentemente se utilizan los términos “personalidad”,
“temperamento” y “carácter” de forma intercambiable; sin embargo, desde la
Psicología se han establecido límites claros entre estos tres conceptos, que dan
cuenta de aspectos diferenciados de la experiencia humana.

Personalidad: Es la diferencia individual que constituye a cada persona y la


diferencia de otra por medio de sus características o cualidades originales.
Temperamento: Es la manera de ser o de reaccionar del individuo, determinado
por los aspectos motivacionales y emotivos propios de cada persona.

Carácter: Es el conjunto de cualidades o circunstancias propias de una persona,


que la distingue de las demás por su comportamiento.

Personalidad y desarrollo social


El desarrollo social y el desarrollo de la personalidad se conciben en la actualidad
como son dos caras de la misma moneda. . El desarrollo social y el desarrollo de
la personalidad avanzan unidos, siendo productos de la interacción entre el medio
socio-cultural y las influencias biológicas, los cuales nos hacen ser a la vez
semejantes y diferentes. Los agentes socializadores ejercen influencia en el
desarrollo de la personalidad a lo largo de los diferentes períodos evolutivos, por lo
que se hace necesario, un análisis que permita la comprensión de cada una de las
etapas por las que atraviesa el individuo en su desarrollo, a través de la
descripción del papel que juegan los agentes de socialización en la Lactancia, la
Edad Temprana, la Edad Preescolar, la Edad Escolar, la Adolescencia, la Juventud
y la Adultez Mayor.

La formación y el desarrollo de la personalidad ocurre durante toda la vida


humana, las características y regularidades que distinguen al ser humano en cada
período de su vida están determinadas por las circunstancias socioculturales e
históricas concretas en las que transcurre la existencia de cada persona. Desde la
perspectiva histórico-cultural se destaca, el medio social como fuente del
desarrollo y la interacción e interrelación social como fundamentalmente
determinante del desarrollo psíquico humano (Febles y Canfux, 2003), lo que
demuestra que no solo el medio social da lugar a cambios en el desarrollo; la
relación única, particular e irrepetible entre de cada sujeto y su entorno, promueve
y potencia el desarrollo psíquico y de la personalidad. Es por ello la importancia
crucial de la educación para el crecimiento y el desarrollo humano en el estudio
del desarrollo psíquico, cada período es sensible para recibir la influencia de la
educación y el papel de la riqueza estimulante del entorno.

El desarrollo no es algo privativo de niños y jóvenes, sino que se produce a lo


largo de la vida del ser humano, desde que nace hasta la vejez. En el estudio del
origen y desarrollo de la personalidad, se pueden verificar logros esenciales en
cada una de las etapas, ellos tienen que ver con la influencia social, toda la
historia que antecede al individuo, la cultura de la sociedad en la que vive y los
grupos en los cuales se inserta o con los que de alguna manera se relaciona. El
desarrollo es un proceso movido por contradicciones internas, (y en este sentido
es espontáneo), las cuales se originan en el propio proceso de interacción e
interrelación del niño con su medio. En el proceso de desarrollo se produce la
conjugación de factores externos e internos. El proceso de socialización transcurre
a lo largo de toda la vida y se caracteriza por ser de carácter bidireccional, es
decir, por un lado se encuentra toda la influencia que ejercen los grupos y por otro,
la recepción activa que realiza el individuo.

Esta afirmación remite al papel activo de la personalidad como principal filtro que
media la relación de los sujetos con su entorno. La socialización, entonces se da
mediante diferentes agentes socializadores como la familia, la escuela, el grupo
informal o grupo de amigos, el centro laboral, la comunidad que son los más
tradicionales. Sin embargo; el desarrollo no siempre implica estabilidad, se
plantean crisis en el desarrollo, existen momentos en que el equilibrio en la
constante interrelación que se establece con el entorno puede romperse, es decir,
las demandas del medio no pueden ser satisfechas con las posibilidades actuales
del individuo y es aquí cuando aparece la crisis.

La persona que funciona plenamente


El modelo de la personalidad sana que Rogers ofrece, se basa en una imagen
positiva, optimista y halagadora de la naturaleza humana. Este modelo surge de
reflexiones y experiencias personas que lo llevaron a aprender que una persona
debe confiar en su propia experiencia, ya que está es la realidad que un individuo
puede conocer.

De acuerdo a Carl Rogers (1959), las personas quieren sentir, experimentar y


comportarse de formas que son consistentes con la autoimagen. Cuanto más
cercana esta la autoimagen y el yo ideal, más consistentes y congruentes son las
personas y más valor creen que tienen.

Todo individuo vive en un mundo cambiante de experiencias del cual es el centro.


La persona está guiada por su propia percepción de sí misma y el mundo que la
rodea. La realidad para el individuo es la percepción que tiene de la misma,
emociones y las tenciones pueden distorsionar una realidad percibida.

La concepción de Rogers de la naturaleza el ser humano indica que esta tiene


tendencias naturales:
 Al desarrollo.
• A la dependencia.
• A la armonía y al equilibrio
• A la autorregulación y el cambio.
• A su más amplia evolución.

La conducta del ser humano es exquisitamente racional, se mueve con ordenada y


perspicaz complejidad hacia las metas que su organismo se esfuerza por alcanzar.

Personalidad sana
Para Rogers una personalidad sana no es un estado del ser si no un proceso,
‟una dirección y no un destino”. Algunas características de este proceso se
describen en seguida.
Actualización. Es un cambiar hacia la realización de las potencialidades
humanas, una necesidad de expansión, extensión, desarrollo y madurez; una
tendencia a expresar y activar todas las capacidades del organismo.

Apertura a la experiencia. Apertura significa flexibilidad, receptividad de las


experiencias. Es la habilidad para jugar con elementos y conceptos, para manejar
espontáneamente las ideas, los colores, las figuras, las relaciones para
transformar.

Sensibilidad. Se puede describir a la persona sana como más ‟emocional”, en el


sentido de que se experimenta la más amplia gama de emociones positivas y
negativas con mayor intensidad que la persona defensiva, gracias a que acepta
sus sentimientos y encuentra la forma de expresarlos.

Vida existencial. Vivir el aquí y el ahora, el momento presente, permite que la


persona perciba cada experiencia cada experiencia como si nunca antes hubiera
existido de la misma manera y por ello se vive con más intensidad.

Adaptabilidad. Vivir existencialmente es una característica más importante de la


personalidad sana. La persona sana está abierta a todo lo que sucede y encuentra
en cada experiencia una estructura que puede cambiar fácilmente en respuesta a
la siguiente experiencia.

Aceptación de sí mismo. La persona se siente más dueña de si, capaz de ser


autentica, sin carretas. El individuo que acepta a los demás es capaz de
comprenderlos como personas únicas y diferenciadas.

Sistema de valores flexibles. El individuo sano formula sus evaluaciones de la


experiencia con base a todos los datos relevantes. De este modo dispone un
sistema de valores flexible y adaptable sanamente fundamentado.

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