Você está na página 1de 3

“Era jovial, alegre, todo dinamismo, poseía ese don natural de atracción, de trato de gentes,

cualidad que muchas veces constituye el factor determinante del éxito en la vida, y el Padre Polo,
antes de serlo, ya mostraba francamente esa vigorosa personalidad que habría de revelar durante
su vida sacerdotal, como conductor de juventudes, formador de conciencias… esa es la labor del P.
Aguilar: la formación de jóvenes piadosos de carácter, que hoy más que nunca son necesarios para
desarrollar una labor grandiosa por su Religión, por su Patria y por la Humanidad.

Cruzada Mariana p.13 1946 Dr. J. J. Torres Enríquez

De tal manera tiene el Padre Aguilar el don de comunicar ese amor bendito que él siente a la
Virgencita y de convencer con hechos de que se le puede servir en cualquier parte, edad,
condición o estado de vida, que no puede uno menos de sentirse culpable cuando no lo hace,
porque en ellos está el secreto del cumplimiento del deber cristiano, pues de una manera especial
aquellos que nos hemos formado en la Congregación Mariana, bajo su atinada dirección, estamos
convencidos de que cuanto mejor se sirve a María más cerca se está de su Divino Hijo. “ El camino
más fácil y corto que hay para llegar a Cristo es María” decía el Padre Aguilar

p.15 Antonio M. Gracía

El Padre Aguilar, animado y guiado por los documentos de los últimos papas entendió que el
periodismo era uno de los principales medios de su época como medio idóneo y eficaz para
defender la Iglesia de Cristo. Por ello en noviembre de 1924 surgió primero como pequeño
periódico quincenal de cuatro páginas, “La Cruzada Mariana”, que en poco tiempo se convirtió en
una dinámica revista que ha logrado propagar la doctrina católica e irradiado la influencia mariana
en sus páginas, ha conquistado adeptos y encauzado sentimientos, defendiendo a la Iglesia de
Cristo. Su labor periodística fue alabada por propios y extraños y recibió dos bendiciones
pontificias. Eran múltiples los artículos marianos, los ensayos apologéticos, sus narraciones
recreativas, sus poesías, sus crónicas de los ecos de las Congregaciones Marianas, etc.

José Luis Siqueiros Prieto pp. 20-21

Como artista que es, el P. Aguilar tiene bellísimas poesías que reflejan toda su alma, tiene también
sentidas composiciones musicales, su literatura mariana es magnífica, pero ante todo el arte del P.
Aguilar está santificado por el sello Mariano, todo él respira a María y como sabe perfectamente lo
que son las emociones del corazón producidas por la obra artística, y cuan cierto sea que la letra
es el alma de la música, ha adecuado también letra Mariana a las más sentidas melodías
populares, marianizándolo así todo, pues al oírse la melodía viene a la mente del Congregante, no
ya la letra profana, sino la letra sana, vigorosa y bella de su ardiente inspiración.

Paco Sierra p. 27
La obra educativa del querido Padre Aguilar, su apostolado y sus instituciones, son un hecho
palpable que la sociedad de Chihuahua puede observar a simple vista y por lo tanto, más que
ponderarlos, es necesario analizar el sentido de esta frase: “Forjador de voluntades juveniles al
amor de María”.

Pío XI en su encíclica sobre la Educación Católica decía que la educación consiste esencialmente en
la formación del hombre tal cual debe ser y cómo debe portarse en esta vida terrena para
conseguir el fin sublime para el cual fue creado y agrega “La educación abarca a todo el hombre
individual y socialmente, en el orden de la naturaleza y en el orden de la gracia”. Ya Cicerón decía
que el más grande y el mejor servicio que se puede prestar a la patria es consagrarse a la
educación de la juventud

“Educar, nos dice Kieffer, es desarrollar el ser moral; es hacer capaz al hombre, de obrar el bien y
de evitar el mal; educar es preocuparse, ante todo, de formar el carácter y el corazón e ilustrar la
conciencia.”

Es, pues, esencialmente, forjar la voluntad. El corazón y la voluntad son los supremos directores
del hombre y ellos son el término que decide el triunfo o la derrota.

La voluntad es la facultad principal y es el motor de la vida moral y precisamente porque es


facultad y es motor, debe ser el primer objeto de la educación.

Yo. Si al educar al joven no se preocupa uno más que en las facultades intelectuales y la facultad
de sentir, que a veces se toma equivocadamente por la facultad de amar y se descuidan las
facultades superiores del hombre, única fuente del verdadero y puro amor entonces todo esto
absorbe las fuerzas vitales y las facultades del alma. Es necesario, dice San Juan Bosco, gran
educador de la juventud proponer al joven un ideal adecuado a sus aspiraciones que arrastre tras
sí su corazón; la pasión del amor en el joven es exuberante y virgen y necesita ser educada y
ennoblecida. Chateaubriand decía que si la juventud se pierde, es porque no ha habido quien le
sepa presentar un noble ideal que llene su corazón.

El joven necesita de un ambiente donde se respire amor a lo grande, a lo noble.

Y he ahí el secreto del Padre Aguilar: sembró las rosas del amor a María en el camino azul y lleno
de ilusión por donde pasa la juventud. A ejemplo de san Juan Bosco, que siempre tuvo a la Virgen
María como clave del éxito y el Áncora de Salvación. Por eso consagró su vida entera a la
educación de su juventud, forjando esas voluntades juveniles en el amor a María y dirigiendo a
este grande fin todo su apostolado sacerdotal, todas sus beneméritas instituciones.

La educación, enseña William Channing, está destinada a vivir más allá de los imperios y delos
astros; porque es que educa, trabaja para la eternidad.

Por eso se cumplen en el padre Aguilar los versos de Rubén Darío:

Yo me contento, amor,

Con sembrar rosas

En el camino azul por donde vas.


Tú, sin mirarlas,

En su seda

Posas el pie,

Quizá mañana las veras.

Yo, me contento, añor,

Con sembrar rosas…

Dios hará lo demás…

Salvador Herrera C. S. S, pp. 30-34

Você também pode gostar