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Cultura y peronismo
CONICET- UBA
Los sucesos del 17 de octubre de 1945, entendidos como la irrupción oficial del peronismo,
tuvieron como consecuencia la redefinición del mapa social y político de la Argentina de
mediados del siglo XX, a tal punto que podría establecerse esta fecha como la bisagra que
divide a la historia argentina contemporánea en un antes y un después. Este panorama de
hondas transformaciones en la estructura social se debía al accionar del Estado y sus políticas
públicas, que llegaban a distintos ámbitos, incluyendo a la cultura. En efecto, los diez años de
gobierno peronista (1946-1955) están signados por un fuerte accionar de políticas oficiales que,
a grandes rasgos, puede sintetizarse en las siguientes medidas: la democratización del
patrimonio cultural existente, la inclusión de nuevos sectores sociales en el consumo cultural,
la creación y modernización de las instituciones culturales.
Paradójicamente, por mucho tiempo los estudios académicos y periodísticos han pasado por
alto la experiencia acontecida durante la década peronista, resumiéndola en la reiteración de
algunos tópicos -como las “listas negras”, la manipulación cultural, la propaganda política, el
derroche de dinero, entre otros-, que se tornaron en los lugares comunes que sintetizaban
recurrentemente el panorama cultural del período. Obviamente que estas lecturas, que
consideraron al peronismo y la cultura como polos antagónicos, están estrechamente vinculadas
al proceso de desperonización iniciado a partir del golpe de estado de septiembre de 1955, y
sobre todo, a la reticencia que presentó la centralidad del campo intelectual de la época
frente al fenómeno peronista y su propuesta cultural.
Más allá de esta tensión planteada, surgieron de un modo no sistemático algunas publicaciones
que se aproximaban al tema, ya sea desde el estudio de alguna disciplina artística o desde la
cultura de masas. Nos referimos a valiosos aportes como los de Aníbal Ford, Jorge Rivera y
Eduardo Romano (1985); Alberto Ciria (1983); Eduardo Romano (1973), Andrés Avellaneda
(1983), Rodolfo Borello (1993), entre otros. Estos trabajos ofrecían claves fundamentales a la
hora de pensar los vínculos entre el arte, la cultura y el peronismo, muchas de ellas retomadas
en estudios actuales. Nos interesa destacar el libro de Avellaneda, cuyo origen es una tesis
doctoral que data de la década del setenta, como una de las primeras aproximaciones al
estudio de la literatura, los intelectuales y el peronismo.
En los últimos años, surgieron nuevas investigaciones que desde distintas áreas de la cultura
revisan el período. Desde allí, puede observarse la complejidad del proyecto cultural, el
accionar de sus agentes, la selección de contenidos, a tal punto que la conocida frase
“Alpargatas si, libro no”1 estaría puesta en cuestionamiento. Asimismo, entendemos que es
imposible abordar lo acontecido entre los años 1946 y 1955 sin establecer relaciones con el
período anterior, conformándose así un panorama cultural que contiene tanto rupturas como
numerosas continuidades con los años preexistentes.
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Desde el campo específico de los estudios académicos sobre peronismo, potenciado
notablemente en la década pasada, se ha indagado en distintos aspectos del mismo,
desplazando al binomio líder–masas como temática recurrentemente visitada. Es así como en
los últimos años, además de la profundización en los aspectos políticos, económicos y
gremiales, surgieron investigaciones que dan cuenta de variados lineamientos referidos al rol
del estado y de la vida cotidiana. Asimismo, se sumaron los estudios regionales sobre el primer
peronismo, que se ocupan de las experiencias acontecidas en cada una de las provincias y
territorios nacionales.
Dentro de este panorama, advertimos que los estudios referidos a los aportes culturales del
primer peronismo, que tradicionalmente han sido menores en cantidad con respecto a las
otras áreas, también se han potenciado y diversificado. El arco que se abre es complejo y
diverso: lo integran estudios sobre las publicaciones de revistas y diarios (Korn-Panella;
Panella- Rein); sobre las representaciones de Eva Perón (Rosano, 2006; Soria, 2005; Cortés
Rocca y Kohan, 1998); sobre las políticas cinematográficas (Kriger, 2009), la planificación
teatral (Leonardi, 2015), las políticas lingüísticas (Glozman, 2015), el aparato de propaganda
del Estado (Gené), entre otros.
Por otra parte, desde los estudios sobre el deporte, Iván Orbuch (UBA-UNDAV) se ocupa de las
fiestas deportivas y las políticas públicas, como una instancia de formación de un nuevo
ciudadano. El autor reconoce que se trató de una pedagogía de masas, donde la ocupación del
espacio público y el modo festivo asociado a lo deportivo, fueron parte central de ese
dispositivo de construcción de legitimidad política.
Desde los estudios sobre el campo editorial, Alejandra Giuliani (UBA) analiza la conformación
del discurso histórico acerca de la expansión de la producción y la exportación de libros en
Argentina entre 1936 y 1955. En especial, vincula ese proceso editorial, que ha sido llamado
“la edad de oro del libro argentino”, con el ensanchamiento del mercado interno de consumo
provocado por las políticas estatales durante el primer peronismo. La investigadora analiza
las estrategias del grupo de dirigentes de la Cámara Argentina del Libro en pos de la
expansión del consumo interno de libros, entre las más relevantes, la organización de la
Semana del Libro infantil, entre 1946 y 1949.
Por último, Mara Glozman (CONICET-UBA), desde lo estudios sobre la lengua, analiza algunos
aspectos de la emergencia y los modos de constitución de una problemática singular: aquella
que articula la forma de la divulgación, la regulación de las prácticas lingüísticas, la
expansión del público lector en Argentina, la proliferación de editoriales, los debates sobre el
“idioma nacional”, el hispanismo de la década de 1940, los procesos de estratificación social
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que tuvieron lugar en Argentina entre fines de la década de 1920 y la década de 1950, los
lineamientos político-lingüísticos y culturales de los dos primeros gobiernos peronistas.
Bibliografía
Notas
1. El antiintelectualismo atribuido al peronismo comenzó desde muy temprano, contemporáneamente a la aparición y
difusión del eslogan “alpargatas sí, libro no” con el cual se lo calificó, tanto como a la supuesta actitud refractaria al
conocimiento por parte de sus seguidores. Por caso, fue el periódico socialista La Vanguardia y una de sus plumas
más consecuentes, la de Américo Ghioldi, la que propaló hasta el hartazgo la frase como derivación directa de la
dicotomía sarmientina de “civilización y barbarie” (Rein–Panella, 2013: 9).
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