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30°C>temp.<40°C).

La edad absoluta calculada para el grupo de aguas termales es


de cuando menos de 10,000 años, por lo que corresponde al Pleistoceno Tardío.
Cuando la relación entre los isótopos estables manifiesta el conocido efecto de
altitud, también colabora en la definición de las diferentes zonas de recarga de los
sistemas de flujo.

El método que se basa en la estimación del tiempo de residencia del agua en el


acuífero requiere de una gran cantidad de información de alta calidad. Para realizar
una interpretación adecuada se requiere que el hidrogeólogo encargado posea
amplia experiencia en hidrogeoquímica e hidrología isotópica. En general, el costo de
los análisis isotópicos y químicos tenderá a ser elevado, situación que aunado a los
costos de la interpretación, hacen que éste sea un método caro. Adicionalmente,
este método tiene la desventaja de que no delimita la zona de contribución del pozo.
Entre las ventajas que tiene, puede mencionarse que es muy útil para confirmar la
efectividad en la delineación de las zonas de contribución y los tiempos de viaje
realizados con metodologías alternas.

5.2.1 Modelos
numéricos

La utilización de modelos numéricos y de transporte para la delimitación de zonas de


protección, fue discutida previamente cuando se analizaron las técnicas aplicables a
un acuífero de tipo libre de medio granular. La mayoría de los modelos numéricos
suponen un medio granular, por lo que para aplicar un modelo numérico con relativa
certidumbre en un medio fracturado se requiere que a la escala analizada pueda ser
tratado como un medio continuo equivalente a un medio granular (U. S. EPA, 1991).
Los parámetros se seleccionan de tal modo que el patrón de flujo en el medio poroso
equivalente sea similar a aquel del medio fracturado. La simulación del flujo en
medios fracturados utilizando este modelo conceptual requiere de la definición de los
valores efectivos de conductividad hidráulica, almacenamiento y porosidad. El
significado de las palabras valores efectivos significa que la evaluación debe
realizarse con base en métodos especialmente diseñados para flujo en medios
fracturados. No es válido interpretar una prueba de bombeo en un pozo emplazado
en un medio fracturado, utilizando un método diseñado para medio granular.

Los valores efectivos para los parámetros se obtienen de la interpretación de


pruebas de bombeo con métodos específicos para medios fracturados, como los de
Sauveplane, (1984), Gringarten, (1982), estimados con métodos de balance de
aguas o calculados de la descripción de campo de la distribución de las fracturas,
aberturas, longitud e interconexiones. Cuando los parámetros efectivos fueron
definidos, entonces es posible aplicar modelos de simulación de diferencias finitas al
medio poroso equivalente que representa el medio fracturado.

La dificultad que comúnmente se enfrenta en la aplicación del concepto de medio


poroso equivalente, se relaciona con la definición del tamaño apropiado del volumen
elemental representativo, en donde se definirán las propiedades hidráulicas
equivalentes. En general, cuando la determinación de las propiedades hidráulicas se
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realiza con base en métodos de campo (pruebas de bombeo, inyección de

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trazadores), se considera que los resultados son adecuados para utilizarse como
valores efectivos equivalentes. La definición de las propiedades hidráulicas realizada
en laboratorio involucra un volumen demasiado pequeño, por lo que no es
representativo de las condiciones de campo y por lo tanto en la mayoría de los casos
prácticos no es válida su utilización.

Por medio de un modelo de flujo estocástico con fracturas discretas (SDF por sus
siglas en inglés) elaborado por Rouleau (1988) acoplado con un programa de
trayectoria de partículas, Bradbury y Muldoon (1994) investigaron el efecto de la
densidad del fracturamiento y su orientación, sobre la forma de la zona de
contribución de un pozo de bombeo en un acuífero fracturado. El modelo SDF es un
programa para la simulación de flujo bidimensional de agua subterránea en sistemas
de fracturas discontinuas. El programa genera los sistemas de fracturamiento con
base en una aproximación del método de Monte Carlo, que utiliza parámetros
estadísticos calculados a partir de mediciones de campo como longitud de fracturas,
orientaciones, aberturas y densidades. El flujo subterráneo en las fracturas se calcula
por medio de las ecuaciones de Navier-Stockes para flujo estacionario incompresible
entre dos placas paralelas.

Los resultados de Bradbury y Muldoon (1994) señalan que aún en acuíferos con alta
densidad de fracturamiento y condiciones de frontera simples, la zona de
contribución determinada con el modelo de flujo en fracturas es mucho mayor que la
zona de captura determinada con base en modelos válidos para flujo en medio
poroso (MODFLOW en este caso). Adicionalmente, puntualizan que en general, los
modelos para medio poroso tenderán a subestimar las dimensiones de las zonas de
captura de pozos en acuíferos fracturados, debido a la diseminación de la zona de
captura en la dirección de los sistemas de fracturamiento principales. Por lo tanto,
consideran que es conveniente utilizar un factor de seguridad cuando se calculan
zonas de protección en acuíferos fracturados por medio de modelos específicos para
medio poroso.

5.2.2 Métodos aplicables en acuíferos


cársticos

Los sistemas de agua subterránea en calizas, dolomitas, mármol y otras rocas


solubles, pueden comportarse como flujo en fracturas o pueden estar influenciadas
por otro tipo de flujo. En general las rocas solubles con elevada porosidad primaria
desarrollan un sistema de flujo difuso con mínimas características de carsticidad;
mientras que las rocas con porosidad primaria muy baja desarrollan un medio de tipo
cárstico. El principal aspecto de un medio cárstico es que está constituido por rocas
calcáreas con flujo libre, en donde la mayor parte del agua subterránea se desplaza
a lo largo de canales de disolución bien desarrollados. En la mayoría de los casos, el
flujo está controlado por la orientación de los planos de estratificación y fracturas que
afectan a la roca, que son las estructuras que determinan la ubicación de los
conductos de disolución. Debido al tamaño que logran alcanzar los conductos de
disolución (mayores de un centímetro), el flujo se comporta prácticamente como en
una tubería, alcanzando velocidades mucho mayores a las que normalmente se
registran en el agua subterránea, situación que origina la presencia de flujo
turbulento.

Las características anteriores ocasionan problemas en el cálculo de zonas de


protección para los medios cársticos. La presencia de cavidades de disolución en la
superficie y subsuelo, ocasiona que el flujo superficial presente una integración
mínima, situación que complica la determinación de la zona de recarga. Como la
mayoría del flujo subterráneo se concentra en canales de disolución bien definidos,
generalmente no es válida la aplicación de modelos numéricos o modelos analíticos,
técnicas convencionales para la estimación de zonas de protección.

Como se mencionó previamente, no todos los acuíferos calcáreos desarrollan


características propias de un sistema de conductos. En determinado tipo de
acuíferos que se denominan como de flujo difuso, la actividad de disolución de
fracturas y planos de estratificación no se ha desarrollado, por lo que hasta
determinado punto se consideran homogéneos (Figura 5.8). Previamente a la
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disolución de las aberturas, éstas pueden ser tan pequeñas como 2x10 centímetros
(Davies, 1968). Cuando se presenta flujo de tipo difuso, la velocidad del agua
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subterránea es pequeña, del orden de 10 m/s, por lo que el flujo es de tipo laminar y
entonces es aplicable la Ley de Darcy. En acuíferos de este tipo es perfectamente
válida la aplicación de un medio poroso equivalente, por lo que es posible utilizar las
metodologías para la delimitación de zonas de protección en acuíferos libres y medio
granular.

Figura 5.8 Comparacion esquemática entre las caracteristicas de flujo difuso y


flujo por conductos localizados en acuiferos calcáreos
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