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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA (UNAD)

ESCUELA ECAPMA

CURSO: MICROBIOLOGIA DE SUELOS


UNIDAD DOS FASE 3 COLABORATIVO

PRESENTADO A:
ANDRES FERNANDO RUBIANO

PRESENTADO POR:
Roberto Emilio Tirado. Código 11000342

ABRIL 09 DE 2018
CONFLICTO ENTRE EXPLOTACIÓN AGRÍCOLA Y CONSERVACIÓN DEL
SUELO.

El conflicto entre explotación agrícola y conservación del suelo, seda más que todo en la
explotación Agrícola, acelerada y el mal manejo de los recursos naturales ha generado
incontables inconveniente con el medio ambiente, Para satisfacer las necesidades de la
población mundial cada vez más grande tienen que mejorar enormemente la producción
agrícola y la alimentaria. Pero este incremento está ejerciendo una intensa presión en los
recursos naturales del planeta. Casi toda las tierras aptas para el cultivo ya están en
explotación, y está previsto que la disponibilidad de tierras agrícolas per cápita en el mundo
en desarrollo disminuirá casi a la mitad para el año 2010. Mientras tanto, la erosión, la
salinidad de los suelos, las inundaciones y el exceso de pastoreo están deteriorando
millones de hectáreas de tierras agrícolas productivas. Algunos estudios calculan que los
suelos de hasta 12 millones de kilómetros cuadrados de la superficie terrestre están
degradados debido a la actividad del hombre en los últimos 50 años.

Pero los objetivos y las actividades de los participantes a menudo entran en contradicción.
En todo el mundo se están intensificando los conflictos por los recursos naturales, entre los
productores que requieren tierras y agua locales, entre los productores y sus comunidades,
entre las naciones que compiten por los recursos y, mundialmente, entre el Norte y el Sur.

La Dirección de Fomento de las Tierras y Aguas cita ejemplos de los interesados en el


conflicto. En las zonas rurales de Mali, por ejemplo, 200 mujeres de una aldea "le
declararon la guerra" a los hombres de su comunidad por la propiedad de una huerta
comercial comunitaria. Ellas realizaron todo el trabajo necesario para crear la huerta. Pero
la asociación local de fomento -integrada totalmente por hombres- tomó el control de la
actividad, alegando que la huerta pertenecía "a toda la comunidad".

Sin duda la mayoría de estos conflictos se presentan por los proyectos de desarrollo
económico, los cuales no parecen tener un fin cercano; es por esto que se necesita entonces
buscar un equilibrio entre el desarrollo, con el crecimiento económico y el cuidado de los
recursos naturales con la estructuración de programas ambientales pertinentes y conformes
a la magnitud de los proyectos de desarrollo. Con ello se evitaría en primer lugar el
conflicto socio ambiental como tal y se promovería la participación activa de la sociedad,
esto se podría lograr a través de la gestión ambiental que en este caso buscaría que el
impacto ambiental sea aceptado por la sociedad, Ángel, Villegas & Carmona (2010). Sin
embargo es necesario considerar que cada conflicto socio ambiental se potencia o debilita
con el tiempo de acuerdo a la intervención que se le realice, a partir de esto se puede
determinar qué tan viable es poder llegar a un acuerdo mediante la negociación a nivel
local.
Y todo estos conflicto generado por la explotación agrícola con lleva a que el hombre
tenga en cuenta la conservación del suelo ya

que es un sistema formado por diferentes componentes, donde cada uno de ellos juega un
papel determinado, pero en conjunto, cumplen una función única. La alteración de uno de
esos componentes, conlleva a que todo el sistema sufra cambios, cuyo restablecimiento
tomará mucho tiempo, llegando en ocasiones a no recuperar su equilibrio.

Pese a lo anterior, el fondo de tierras agrícolas cada día disminuye más, debido al manejo
deficiente a que han sido sometidas las mismas. Situación que ha traído consigo marcados
procesos de degradación tales como: erosión, salinización, drenaje deficiente, acidez y baja
fertilidad, entre otros. En este sentido se considera a la degradación de los suelos como uno
de los problemas más apremiantes que enfrenta el mundo en el presente siglo,
encontrándose el 25 % del área terrestre afectada por alguna de sus manifestaciones (1). Lo
que puede llegar en el 2025, según se pronostica, a los niveles del 48 %, de no tomarse las
precauciones necesarias.

Debido a lo anterior, en la presente investigación se propone como objetivo el análisis de


los conflictos de usos de las tierras, en función de su aptitud, con lo que se evita la
sobreexplotación y se potencia la sostenibilidad de los agroecosistemas.

Cabe resaltar que se puede dar una serie de soluciones frente este conflicto de la
explotación agrícola y conservación de suelos, como por ejemplo:

La seguridad en la tenencia de la tierra se considera el principal incentivo para la


conservación de las tierras. Para casi todos los usuarios de tierras, invertir en conservación
sólo vale la pena si pueden cosechar las ganancias del tiempo y el trabajo que invierten en
ello. Esto implica formas de tenencia agraria que permitan su utilización sin impedimentos,
y el derecho a administrar las tierras por largos periodos. En China, por ejemplo, se
proporcionaron en arriendo laderas de las montañas a los agricultores dispuestos a cultivar
árboles. El resultado fue que por primera vez en un milenio, se están sembrando más
árboles de los que se talan.

Las técnicas productivas de conservación de las tierras pueden producir mejoras


espectaculares tanto de la productividad como de la conservación. Se ha comprobado que
los suelos que se mantienen cubiertos después de la cosecha principal (por ejemplo, con
gramíneas) pierden 100 veces menos suelo que las parcelas que se dejan descubiertas. Los
agricultores que aran sus tierras lo mínimo o nada mantienen sus rendimientos, eliminan los
costos de combustible y ayudan a restablecer los suelos dañados por exceso de uso de
maquinaría agrícola pesada.
Pero sin la participación activa de los usuarios de las tierras, se frustran aun los planes
mejor formulados de conservación de suelos. Los usuarios necesitan participar desde el
principio en el análisis de los problemas y en la definición de prácticas para reducir la
degradación de las tierras. Los usuarios de tierras están mejor representados por la
colaboración de sus organizaciones. En Sri Lanka, grupos campesinos de las zonas secas
han formado cooperativas autónomas de las aldeas, que trabajan con los servicios del
Estado en la organización de actividades de extensión, experimentan con variedades
genéticas y aplican programas de bonificación de suelos y conservación del agua.

Por último, cuando los incentivos positivos no consiguen impedir una mala gestión de las
tierras, se requiere que el Estado aplique sanciones y cargos. Una opción práctica es utilizar
mecanismos comerciales y medidas fiscales, como impuestos y eliminación de subsidios a
los insumos que dañan las tierras. Indonesia proporciona un ejemplo clásico, ahí los
cuantiosos subsidios a los plaguicidas crearon precios artificialmente bajos y fomentaron
una utilización generalizada e inadecuada. Ante el aumento de la contaminación y la
resistencia a los plaguicidas cada vez mayor de las voraces cicadelas pardas, el gobierno
eliminó los subsidios y propuso a los agricultores el manejo integrado de las plagas. En el
lapso de tres ciclos agrícolas, el consumo de plaguicidas disminuyó 90 por ciento, y las
cosechas aumentaron.
Referencias Bibliográficas.

1. Instituto de Suelos. Programa Nacional de Mejoramiento y Conservación de Suelos. La Habana:


Agrinfor. 2001. 39 pp.

http://www.redalyc.org/pdf/1815/181525741005.pdf

3. FAO. Evaluación de tierras para la agricultura en regadío: Directivas. Boletín de Suelos de la FAO,
55. Roma, 1990. 289 pp.

http://www.fao.org/tempref/GI/Reserved/FTP_FaoRlc/old/proyecto/139jpn/document/2ordena
m/talleres/tevt/tfaoevt/doctall/apunteev.pdf

4. Balmaseda, Carlos y Ponce de León, Daniel. Evaluación de tierras con fines agrícolas. Primera
edición. La Habana, Cuba. Editorial Científico Técnica. 2009. 118 pp. ISNB 978-959-05-0581-2.

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0258-59362014000400002

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