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Rafael Aguirre

ColpcclóN ÁCOn¡

l. El mundo del Nuevo Testamento


Bruce J. Malina

2. Los evangelios sinópticos y la cultura mediterránea en el siglo I


Del movimienro
Comentario desde las ciencias sociales
B. J. Malina y R. L. Rohrbaugh de J.rús
3. Apocalipsis. Visión de un mundo justo
Elisabeth Schússler Fiorenza
a la Iglesia cnsttana
4. Del movimienro de Jesús a la Iglesia cristiana
Rafael Aguirre Monasterio

5. Jesús en Galilea. Aproximación desde la arqueologla


Enga¡to de exégesis sociológica
Joaquí n G o nzllez EchegaraY
del cristianisr o primitiio
6. La figura histórica de Jesús
E. P Sanders

7. Los primeros Pasos del cristianismo


Frangois Vouga SEGUNDA E¡TcIÓN

En preparación:

Historia social del cristianismo primitivo


Los inicios del judaísmo y las comunidades cristianas
en el mundo mediterráneo
Ekkehard \M Y \folfgang Stegemann

EDITORIAL VERBO DIVINO


Avda. de Pamplona,4l
31200 ESTELLA (Navana)
2001
\

Introducción

Quiero pensar que este Iibro se agotó precisamente porque


estaba vivo. Han sido muchas las voces que me han pedido que pre-
parase una nueva edición, que ahora presento tras introducir algu-
nas modificaciones y añadiduras.
En el capítulo I he aclarado algunos aspectos metodológicos:
sobre todo la relación entre investigación histórica y actitud creyente
para responder a alguna crítica que se me había dirigido; y también
he introducido unas reflexiones sobre la relación entre la sociología
y la antropología cultural, porque si hace diez años era la primera de
estas ciencias la que más usaban algunos exégetas, ahora parece que
las preferencias se decantan por la segunda.

En los capítulos II y III, que versan sobre el movimiento de Jesús


y sobre su mensaje, con atención preferente a la perspectiva socioló-
gica, también hay ampliaciones, alguna importante, porque era
necesario tener en cuenta las aportaciones que estos últimos años ha
realizado la investigación histórica sobre Jesús. En los demás capítu-
los las modificaciones son de importancia menot reduciéndose casi
siempre a referencias bibliográficas e informaciones sobre trabajos
que estos años han tratado de estos mismos temas. Es decir, los cam-
bios y añadiduras son pequeños, porque la obra mantiene plena-
2'edición mente su actualidad y vigor.
O Rafael Aguirre, 1998. O Editorial Ve¡bo Divino, 1998. Es propiedad. Printed El paso del tiempo creo que ha confirmado la validez del método
in Spain. Fotocomposición: Fonasa, Pamplona (Navarra) . Impresión: Gráficas
que se utilizaba por vez primera en una obra escrita en castellano: el
Lizar a, Estella (Navarra).
recurso a las ciencias sociales, como subsidio de la exégesis, para
Depósito Legal: NA 633-200l interpretar los textos bíblicos e, incluso, diversos aspectos del cristia-
I"SBN: 84-8169-156-9 nismo primitivo. EI documento de la Pontificia Comisión Bíblica,
DEL MOVIMIENTO DE ]ESÚS A LA ICLESIA CRISTIANA srruAclóN socrAL DEL cRrsrlANrsMo pzuMITIVo
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dad sociológica de su comunidad. Pues bien, mi propósito es el con-


trario: pretendo penetrar en la composición social de la comunidad
que está detrás de esta obra y no hacer un estudio reológico sobre lo
que el texto dice en torno al dinero, los ricos y los pobres. Es decir,
mi objetivo viene a ser un intento de situar el nSitz im Leben, o con-
uchas horas que texto vital de Lc desde el punto de vista socioeconómico.
Pablo para ganar
¿Es verdaderamente Lucas el evangelio de los pobres? Entre los
or las tradiciones autores recientes ha sido J. Dupont quien más consecuentemente ha
defendido esta opinióna'. Estudiando las bienaventuranzas de Lucas
dice que van dirigidas a una comunidad pobre y perseguida, mientras
5. Lucas: unA cornunidad con tensiones sociales que las maldiciones se dirigen a gentes no cristianas, al Israel incré-
dulo. Sin embargo, cadavez se extiende m:ís la opinión de que en la
! con cristianos bien situados comunidad de Lucas hay cristianos de elevados medios económicos,
5.1. I^a discusión sobre k comunidad de Lucas y de prestigio incluso, que son los principales destinatarios de la
Dos razones hacen imprescindible la referencia a la obra de obraa'.
Se pueden reducir a tres las interpretaciones propuestas del énfa-
sis con que Lucas aborda el tema de la pobreza y de la riqueza.
1) H.J. Degenhardto' detecta la existencia de dos series de afir-
maciones en Lucas: una exige la renuncia total a los bienes, la otra
pide un uso adecuado de los mismos. ¿Cómo se conjugan? La
renuncia total es exigida a los que fueron discípulos a tiempo com-
pleto del Jesús terreno, como los Doce y los Setenta (cf. Lc l0),
mientras que el uso adecuado de los bienes se pide al pueblo en
general. Degenhardt piensa que aquí se reflejan los dos niveles exis-
La proliferación de estudios modernos sobre Lc-Hch no han tentes en la Iglesia del tiempo de Lucas: el radicalismo total es cosa
jejadg de hablar de Ia- teología sobre la riqueza y Ia pobreza, pero se de los líderes de la Iglesia, representados por los discípulos, mientras
han fijado menos en lo que esta problemática ieveL sobre la reali- que a los cristianos en general, representados por el pueblo en el
relato, se les pide un uso adecuado de los bienes.
Pero esta solución tiene muchas dificultades. Ciertamente se
encuentran en Lucas las dos series mencionadas de dichos, pero atri-

o' Les Béatitudes, uol. IIL Les Euangelistes, Paús 1973.

a"
R' von Póhlmann, Geschichte der sozialen Frage und des Sozialismu¡ in der anti-
ken \Y/elt IL München 1925, p.470. rez, Stuttgart 1965.
DEL MOVIMIENTO DE JESUS A LA ICLESIA CR]STIANA SITUACIÓN SOCIAL DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO 179
17B

buirlas a dos clases diferentes y separadas de miembros de la comu- excepcional e irrepetible con el Jesús terrestr€. Es una situación ideal
nidad de Lucas parece artificial e imposible. En el evangelio la lla- que no se propone sin más como ejemplo a los cristianos del tiempo
mada a la pobreza total se dirige sin restricciones a rodo el que pre- de Lc. Ahor" las circunstancias son otras. Jesús no está físicamente
tende seguir a Jesús (14,33; 12,33; 18,29; 9,57). Tampoco en Hch presente y la comunidad cuenta con un cierto número de cristianos
se pueden distinguir clases diferentes de cristianos respecto a las bien siruados. En vista de estos nu€vos problemas, Lc desarrolla una
posesiones. Todos los creyentes participan igualmente en la entrega serie de normas sobre el uso adecuado de los bienes, que suPonen
de sus bienes y de la propiedad común. Parece que la solución pro- una ética social exigente para el tiempo de la Iglesia, Pero que no es
puesta por Degenhardt proyecta en los escritos lucanos una teología ya el radicalismo total del tiempo de Jesús. Sin embargo, este viejo
y una práctica posterior. ideal mantiene una validez para el presente como crítica de una
comunidad que se encuentra enfrentada con el problema de las
2) \M Schmithalsaa piensa que Lc escribe en una situación de
riquezas y como una exhortación a los ricos.para comPartir genero-
persecución real o inminente y todo cristiano tiene que estar dis-
r"-"nt. sus bienes. La solución de Schottroff-Stegemann me parece
puesto, si tal eventualidad se produce, a renunciar a todos sus bie-
la más acertada y destaca porque metodológicamente investiga de
nes como un coste necesario de su fe en Cristo. Además, exhorta a a comunidad de Lc. Su pro-
participar gustosamente Ios bienes con los hermanos en la fe que llaman exégesis sociohistó-
han quedado desposeídos como consecuencia de la persecución. Por xto sólo es captable adecua-
tanto, la experiencia de renunciar a todos los bienes se refiere a una sociales concretas en las que
situación específica de crisis, en caso de persecución, y no refleja el nació y sobre las que actuó.
destino del cristiano en todo tiempo y lugar.
No hay duda de que muchos textos consideran el efecto de la 5.2. La pobreza radical de los discípulos del Juús terrestre
persecución sobre los bienes y riquezas (6,20-23;74,25-33), pero en
Es indudable que Lc subraya particularmente el desprendi-
varios lugares la exigencia de renunciar a todo no guarda relación
miento radical de los discípulos. Lo dqan todo:5,11.28 (cf. Mc 2,
con ella, sino que es consecuencia de la vocación a ser discípulo de
14); 14,33; 18,22 (cf. Mc 10,21). En este desprendimiento se
Jesus (5,21.28; 14,33; 18,22). uPuede ser que las nubes de la perse- incluye la renuncia a la mujer, que sólo Lc exige: 14,26 (cF. Mr
cución intensifiquen el problema de las posesiones. Pero no parece
10,37);18,29 (cf. Mc 10,29).
que sea éste el motivo principal ni la ocasión para la llamada de
Lucas a la entrega completa de los bienesuat. Lc sabe, por supuesto, que el Reino de Dios que Jesús anuncia
es, ante todo, u.ra buena noticia para los pobres y lo enfatiza con
3) Un nuevo intento de interpretar los diversos datos que encon- fuerza en su escena programática de la presentación de Jesús en la
tramos en Lc ha sido propuesto por L. Schomroff y \fl Stegemann,
sinagoga de Nazaret (4,18) y en su peculiar acentuación del carácter
que ha encontrado la adhesión de varios autoresoo. Se basa en la dis- matériál de las bienaventuranzas (6,20; 7,22).
tinción de las diversas épocas de la historia de la salvación existente
en la obra lucana, tal como la interpreta la obra clásica de Conzel-
mann4t. Las exigencias radicales, la llamada a abandonarlo rodo, es 5.3. El deber de k limosna 1 el peligro de las riquezas
algo del pasado y nacia de la situación extraordinaria del conracto Lc insiste particularmente en el deber de la limosna, tanto en el
evangelio (1I,41; 12,33;16,9) como en los Hechos (9,36; 10,2.4;
aa
nlukas-Evangelist de¡ Armen,, ThViat 12 (1975) 153-167 .
ot
\(¿ o*
L. Schottroff-V. Stegemann (eds.), Drr Gott der kleinen Leute,2 vols., Mün-
6 La nn citada en la nota 42. Pueden verse también chen troff-$?'- ed.), Tiaditionen der Befeiung, München
las obras 1980; Das Er die Armen. Uber die Ursprung det Theolo-
17
El de Lucds, Madrid 1974. gie de én T¿sta en l98l'
SITUACIÓN socTAL DEL cRISTIANISMo PR]MlTIVo
180 DEL MOVIMTENTO DE JESúS A LA ÍCLESTA CRTSI1ANA
lBt
24,17). He aquí lo que antes lla innovación gando por un autorrebajamiento y una apertura a quienes esrán en
históricau introducida por la fe griego que, una situación social inferior (vv. 12-14). En la parábola posterior
a diferencia del semita y vereror ",ot"'Í-..rt. (vv. 15-24) es obvio que los invitados rechazan la llamada por des,
la práctica de la limosna. velos que suponen una muy buena situación económica; y, por eso,
se establece un fuerte contraste con los upobres y lisiados, ciegos y
Un indicio muy claro sobre la naturaleza de la comunidad de Lc
cojosu, que son los definitivamente llamados. En mi opinión, en esre
texto encontramos una exhortación dirigida a cristianos ricos y de
prestigio ¡ al mismo tiempo, percibimos las diferencias sociales y las
tensiones existentes en la comunidad. Lc pretende, ante rodo,
exhortar a los que están en una situación superior y exigirles un
comportamiento de desprendimiento, que les abra a la inviración de
Dios (w. l5-18), y de humildad, que posibilite la vida comuniraria
(*.v. 7 -14) .

La parábola, exclusivamente lucana, del rico y el pobre Lázaro


(16,19-31) confirma esros resultados. Encontramos dos cuadros
suces rimero e[ rico que
banq lo alto a su puerra
esper a que p que todo el
énfas en la d pobre y del
rico, sin entrar para nada en ningún otro tipo de consideraciones
morales. El rránsito del lugar del uno al del otro es posible, pero no
se realiza. El segundo cuadro presenta la inversión toral de situacio-
nes después de la muerte. Pero ahora el abismo enrre el seno de
Abraham y los tormentos del Hades es infranqueable. El hambre de
antes pudo solucionarse, pero la sed de ahora será para siempre. Es
riquezas (r". 2 ráculos como Mc obvio que la parábola no pretende fundamenralmente consolar a los
(10,24). Sin em e el poder de Dios pobres, sino exhortar apremiantemente, incluso de forma amena-
puede provocar
zante, a los ricos a conversión, es decir, al desprendimiento y a la
generosidad. Para Lucas los pobres son lugar de conversión y de des-
cubrimiento del propio pecado a'.
5.4. Lucas se dirige A una comunid¿d con cristianos bien situados
y con tensiones sociales internas

. Fn la pequeña parábola del hombre rico y necio (l2,lí-Zl) es


obvio que se esrá pensando en genre qrl. p.tá. acumular bienes y
se siente tentada por la codicía (12,15) y lá especulación.

. En el capítulo 14 encontramos a Jesús en un banquete en casa


de uno de los principales de los fariseos (v. l). Previene conrra el
ansia por ocupar. los primeros puestos, lo que no suele ser precisa-
mente un vicio de genre de baja situación (vv.7-ll). Despúés pide
Ia superación de la ética grecorromana de la mera recipro.id"d,
"bo-
DEL cRIsrtANtsMo PRIMtrlvo
:"11
il
t82 DEL MOVIMIENTO DE JESÚS A LA ICLESIA CRISTIANA slruAcróN soctAL 183

El episodio de la conversión de Zaqueo (19,1-10) es clave para de su comunidad: nllama a los pobres, a los lisiadosu (14'13-2I);
comprender la teología lucana sobre las riquezas y los problemas de uderribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes...u
su comunidad. Todos los estudiosos reconocen que este texto lleva (t,5-53).
con claridad especial las señales de la elaboración redaccional. Se
En los famosos sumarios de los Hch (2,42-47; 4,32-35) se Pre-
trata de un ejemplo típico para su comunidad de la conversión de
senta el ideal cristiano de la vida comunitaria como participación de
un rico. La gente rica puede ser cristiana,'porque también a ellos los bienes, solidaridad, igualdad y superación de la pobreza. A la luz
llama Jesús. Zaqreo entrega la mitad de sus bienes a los pobres y
de lo que sabemos de la com n-
devuelve el cuádruplo a quienes haya podido defraudar. Cierta-
gelio y de las tensiones que s os
mente la conversión tiene unas exigencias muy duras, pero no
sumarios responden a proble se
supone ya -como en el tiempo ideal del pasado- la pobreza total y
pretenden r,rp.."r y ttó d.b.tt tomars( li-
el desprendimiento radical de todo. Como respuesta a preguntas de
áad. Incluso p"t."é que la vinculación en Hch entre el ideal de vida
la gente Juan Bautista expone unas normas de ética social que res-
comunitaria á.tp..ttáid" y solidaria (2,44-45) con la celebración de
ponden plenamente a la actitud delZaqueo converrido (3,10-11). la eucaristía Q,42.46) puede ser indicio de que las tensiones en la
Tiene un interés singular comparar la versión de Lucas del man- comunidad de Lc son bastante similares a las existentes en Corinto,
dato del amor a los enemigos en el sermón de la llanura (6,30-35) con que se manifestaban escandalosamente en la celebración de la frac-
la de Mt (5,42-48). Lc Ia reelabore pera inculcar el dar, sin rrclamar .ió.r d.l pan (l Cor ll,l7-34; cf. Sant 2,I-9).
Io que otro te lleve; el prestar sin esperar recibir (cf. Lc 6,30.34.35). Es significativo que los convertidos al cristianismo.de los que se
Parece claro que tensiones de carácter social enfrentaban a los cristia-
nos infoima en Hch sean generalmente Personas de elevada condi-
nos y Lc quiere que quienes gozan de buena situación den y cedan. ción: un eunuco etíope, álto funcionario, que estaba a cargo de
En Lucas encontramos una aclimatación de las exigencias radi- todos los tesoros de la reina de los etíopes (8,27); Cornelio, centu-
primitivo movimiento de Jesús y que expresaban la situa-
cales del rión romano destacado por sus limosnas (10-11); el procónsul.Ser-
ción de sectores realmente pobtes a unas circunstancias diferentes, gio-Paulo en Chipre (ti,tZ); Lidia, la primera convertida. en Filipo,
en que un número importante de gente bien situada forma parte de ér.rnr mercader én púrpura, natural de Tiatira (16,14-15); en Tesa-
Ia comunidad. Puede decirse que Lc propone una espiritualidad lónica uadoradores d. Diotn' que solían ser de buena posición, y nno
para gente rica, con realismo, pero también con exigencia. Es una pocas de Ias muj jeres distin-
guid.s y griegas,
situación de difícil equilibrio, porque, en el momento y comunidad
en que Lc escribe, no parece posible exigir a todos una pobreza total Ii'-o .o" lo q,'. Por Parale-
,lltii,kil
sin enclaustrar al c¡istianismo en una secta pequeña y sin capacidad
de extenderse en el Imperio; pero tampoco incurre en una moral su cul-
que legitime el bienescar de los favorecidos, diluyendo Ia capacidad la cris-
(9,36)-
de innovación histórica de la fe y haciendo de la Iglesia la paráfrasis
simbólica de los poderes establecidos. Prescindiendo del valor históric que sí
parece claro es su interés como indicador de la naturaleza de la igle-
Lucas recuerda a sus lectores bien situados que Jesús se dirigió to.
sia de Lucas
preferentemente a los pobres. Y de forma análoga a como hace Pablo
en las mismas circunstancias, reivindica al pobre como lugar de con-
versión. Lc subvierte los valores de la riqueza y de la salud como sig- '" En varios lugares de Hch se percibe el interés
nos de la elección divina, tal como se veían en Ia ley deuteronómica económica. En I ,l 8 Judas compró un campo con el
(Dt 20,5-8), repetida en Ia ética de Qumrán (1 Q Sa II,5-22; I Q 37 en que Bernabé tenía un campo, lo vendió, trajo
los apóstoles); 3,6, la riqueza de Pedro y Juan no.co
M \/1I,4-6; cf. Lev 21,17-23) y estaba vigente en amplios sectores .n l" [. etr Jesús Nazareno; 6,1ss, la visión entre hel
184 DEL MO\4MIENTO DE JESÚS A L{ ICLESIA CRISTIANA
sITUAcIÓN SOCLAL DEL CRISTIANTSMO PRIMITIVO rB5
6. La situación social de los cristianos
miento es coherente con el conservadurismo social del autor de las
en las Cartas Pastorales Pastorales, del que ya hemos hablado, y c9n lu preocupación Para
Sabemos que en las Cartas Pastorales encontramos ya, de forma que los gfupos subordinrdos no rraspasen los límites gue les corrcs-
clara, el traslado al seno de la comunidad crisriana de las esrrucru- jo.rd.n"d.,itro de un orden social estratificado y jerarquizadot''
ras patriarcales vigentes en la sociedad. La firmeza eclesial, tanto
doctrinal como institucional, va acompañada de una aceptación
creciente del orden político imperial y de las esrrucruras iociales
vlgentes.
La comunidad cristiana es una realidad social heterogénea, pero
el papel principal corresponde a genre bien situada. Háy esclavos
cristianos (1 T- 6,7-2; -fit 2,9-10), pero se les exhorta desde el
punt_o de vista de sus amos. Para epitcopo debe elegirse aI cabeza de
una buena casa (1 Tm 3,24; de modo similar p".i diá.onos: 1 Tin
3,12).Un caso parecido encontrábamos en lai comunidades de la
primera generación paulina, que eran socialmente heterogéneas,
pero_cuyos líderes se reclucaban enrre amos de casa bien situados que
Ilevaban con ellos a Ia iglesia a sus dependientes y clientes.
El autor de la carta tiene presente, al dar sus consejos, a mujeres
de recursos económicos (l T-- 5,16; 2,9-lO). Sin duda, está pen-
sando en el tipo femenino de Éfeso, donde se encuenrra Timóteo,
que era un rico centro comercial de Asia Menort'.
Hay un neto contraste entre la dura advertencia contra la codi-
cia y el afán de dinero en I Tin 6,6-70, y las suaves y moderadas
recomendaciones que se dirigen a los ricos en I Ti¡ 6, 17-19. Se
puede explicar tal diferencia diciendo que lo que el autor combate
no es la riqueza en sí misma, sino el deseo áe riqueza. Hay que
observar, sin embargo, que esra ética legitim" .ttr" iit.r""ión soiial
esencialmente estárica. Se justifica a los que son ricos, pero se con-
dena a quienes quieren ascender a ese estado social. Este plantea-

degradación c¡istiana.

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