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Biotipologías homeopáticas: personalidad al

desnudo

El diagnóstico homeopático se basa, entre otros factores, en la observación detallada de las cualidades físicas y
psicológicas del paciente, las cuales pueden corresponder a un biotipo o constitución que sirve de guía en la
delimitación de características individuales.

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La visita de un paciente al médico homeópata no sólo pone a prueba la habilidad del especialista para conocer
en relativamente poco tiempo la naturaleza del padecimiento o dolencia que afecta a su consultante, sino
también para deducir cómo es la persona en su vida cotidiana, a qué se dedica, cómo interactúa con sus
familiares y semejantes y cuáles son sus sentimientos.
Esto es así porque, en buena medida, la prescripción de medicamentos homeopáticos también se vincula con las
características que distinguen al paciente cuando se encuentra sano y hace su vida cotidiana; no por nada, una de
las frases más recurrentes en este sistema médico terapéutico es que “se dedica a la atención de los enfermos, no de
las enfermedades”.

En este sentido, una de las herramientas por las que el médico homeópata puede optar para conocer con rapidez a sus
pacientes es la teoría de las biotipologías, pues gracias a ella es capaz de deducir importantes características
fisiológicas y psicológicas a partir de la mera observación de la constitución física del enfermo, sus movimientos y
algunas de sus actitudes.

En efecto, gracias al estudio y sistematización de una serie de correspondencias que han sido largamente analizadas
por numerosos especialistas en Homeopatía, en la actualidad podemos hablar de cuatro biotipos (también llamados
tipos o constituciones) de seres humanos, los cuales son modelos de examinación que agilizan la obtención de un perfil
individualizado, facilitan el abordaje médico y hasta pueden ayudar en la prevención de enfermedades.

Tema largamente discutido

De acuerdo con el Dr. Roland Zissu, médico y profesor homeópata de origen francés, “la biotipología es una teoría
que en principio plantea, para cada persona, la existencia de posibles relaciones entre forma corporal, predominancia
de determinadas funciones biológicas que se expresan mediante tendencias fisiológicas propias y comportamiento
psicológico”.
Así, nos encontramos ante “una forma de clasificar los tipos humanos o, dicho de otra forma, de estudiar los caracteres
morfológicos del hombre como especie perteneciente a una jerarquía animal, y su relación con la Fisiología y la Psicología”,
según señala el expresidente de la Escuela Francesa de Homeopatía (EFH).

El Dr. Zissu señala que la teoría de las biotipologías tiene como punto de partida el planteamiento de Samuel Hahnemann
sobre los tres miasmas (psora, sicosis, y sífilis), que fue esbozado por el padre de la Homeopatía en sus últimos años de
vida para describir cierta tendencia hereditaria y crónica (persistente) del ser humano a padecer determinadas
enfermedades o una forma de enfermarse.

A la teoría miasmática siguió la hipótesis de las tres constituciones bioquímicas, formulada por el Dr. Eduard Von Grauvogl y
que también se encargó de agrupar a los seres humanos en 3 grupos, de acuerdo con el equilibrio que guardan algunos
compuestos en el organismo. Así, su clasificación contempló los tipos carbonitrógeno, oxigenoideo e hidrogenoideo.

Otro paso importante fue el dado por los célebres médicos Antonio Nebel (suizo) y León Vannier (francés), quienes
delimitaron la existencia de tres constituciones minerales o categorías bien definidas: carbocálcica o carbónica, fosfocálcica
o fosfórica, y flurocálcica o fluórica.

Aunque buena parte de estas tres teorías continúa vigente hasta la fecha, el último paso para la conformación de los
biotipos homeopáticos lo dio el Dr. Henri Bernard, quien consideró la existencia de cuatro constituciones en vez de tres:
carbónica, fosfórica, sulfúrica y fluórica.

Perfiles

Las Dras. Liuba Gardón Delgado, Rosa Massón Barceló, Yulenia Cruz Rivas y Maiyelín Llanes Rodríguez, adscritas al
Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana y autoras del estudio Biotipos homeopáticos y oclusión en niños con
hábito de succión digital, indican que la clasificación se determina desde la gestación, de acuerdo con el predominio que
pudiera tener una u otra capa de tejido en el embrión humano.

De acuerdo con las especialistas, los cuatro biotipos se resumen en los siguientes aspectos:

Constitución carbónica (endoblástica). Se presenta cuando hubo predominio de la capa endodérmica (la más
interna del embrión) y da lugar a individuos de aspecto obeso o cuadrado, pues se desarrollan en grosor y son de
poca altura. Tienen gran capacidad digestiva y psíquicamente suelen ser ordenados, tenaces e introvertidos,
aunque también lentos y guiados por la “ley del menor esfuerzo”. Su análogo (con atributos parecidos) en la
naturaleza es el carbono, ya que es elemento estable.
Constitución fosfórica (ectoblástica). Ocurre cuando impera la capa ectodérmica, es decir, la más externa o que
rodea al embrión, y agrupa a personas muy delgadas y de talla superior a la media; además, tienen deficiente
desarrollo del aparato muscular y esquelético, así como una forma de andar irregular, pero flexible y ligera.
Psicológicamente son creativos, pero también de carácter cambiante y algo débil. Reciben su nombre del fósforo,
altamente inestable.
Constitución sulfúrica (mesoblástica). En los individuos de este grupo hubo un predominio de la capa
mesodérmica o media del embrión, y su aspecto es armonioso; no son obesos ni alargados, su estatura es
mediana y poseen cierta robustez esquelética y muscular. Mentalmente son alegres, optimistas, responsables y
poseen razonable confianza en sí mismos. Su análogo en la naturaleza es el azufre.
Constitución fluórica. Este biotipo se produce por alteraciones en el desarrollo embrionario y se relaciona con
individuos de estatura variable, aunque casi siempre inferior a la media y de aspecto asimétrico. Además, son
torpes, poco graciosos, de gestos toscos y, en lo emocional, son impredecibles, irreflexivos, desordenados y con
tendencia destructiva.

Dicho lo anterior es fácil descubrir que la biotipología se convierte también en instrumento de gran relevancia para la
valoración de las causas que predisponen a la enfermedad y las características de las modificaciones de la misma, ya sea
en lo fisiológico (orgánico), lo psicológico (mental y emocional) o ambas dimensiones.

No confundir
El Dr. Roland Zissu enfatiza que los biotipos homeopáticos no se deben confundir con otros conceptos de este sistema
médico terapéutico, por ejemplo, con las descripciones que se hacen de los signos patogénicos (reacciones que genera una
sustancia en individuos sanos) o de los llamados tipos sensibles (la clase de persona que reacciona ante cierto
medicamento).

De esta forma, cuando se habla de Calcarea carbonica, Calcarea phosphorica, Calcarea fluorica y Sulfur como signos
patogénicos esenciales, se hace referencia a los efectos que tiene la ingesta de los medicamentos con estos nombres y, por
tanto, a los síntomas que pueden contrarrestar por Ley de Semejanza.

Al hablar de tipos sensibles se hace referencia a las características de las personas que son susceptibles de reaccionar ante
la administración de las sustancias con los nombres ya mencionados y, finalmente, al referirnos a signos tipológicos,
constituciones o biotipos, nos referimos al perfil de los cuatro grupos de seres humanos que hemos descrito con anterioridad
y que reciben los nombres de dichas sustancias, digamos, por analogía o metáfora.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente el punto de vista de la Asociación Nacional de la
Industria Farmacéutica Homeopática, A.C. (Anifhom).

SyM
Última actualización: 01-2019

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