Tenemos un problema con la justicia española, con la separación de poderes,
con la confianza en los juzgados, con su imagen de imparcialidad. Los
políticos nombran a dedo al gobierno de los jueces, a un consejo político: a los veinte vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Y esos veinte vocales nombrados a dedo por los políticos, cual consejo de administración, a su vez, nombran a dedo a todos los jueces del Tribunal Supremo. A los presidentes de las Audiencias Provinciales. A los presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia autonómicos. A todos los jueces más importantes, incluyendo a los sustitutos temporales de la Audiencia Nacional que investigan los principales casos de corrupción.