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Primer viaje
Enviados por el Espíritu Santo
Tercer viaje
El poder de Dios en quienes lo buscan
Primer viaje
Enviados por el Espíritu Santo
En la iglesia de Antioquía había una abundancia del conocimiento de Cristo. Abundaba los
dones espirituales. Era una iglesia bendecida, contrario a otras iglesias que tenían escasez
del conocimiento de la gracia de Dios. Había falta de doctrina y si la había muchas veces,
era falsa. Por lo que Pablo escribió las cartas a algunas Iglesias mencionadas en el Nuevo
Testamento y que nos llegaron hasta hoy día.
En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros. Ellos nos muestran que era una iglesia
“madre” de otras pequeñas. Por ello, la guía del Espíritu Santo fue mover de esa iglesia a
ciertos hombres para ministrar en otras ciudades. Los elegidos fueron Bernabé y Pablo. No
fue una orden o una mera emoción salir de esa iglesia y viajar a otros lugares. El relato dice
que fueron enviados. Es decir, estos hombres conocían la voz de Dios. Estaban en oración y
ayuno para conocer los designios de Dios. La misión del viaje era anunciar la palabra de
Dios.
Sin improvisación
EL Espíritu Santo guío a Pablo y Silas por ciertas ciudades, pero prohibió que no fueran a
Asia. Dios sabe por qué y ellos solo obedecieron. Es una obediencia absoluta. La guía de
Dios está de manifiesto cuando nos ocupamos por trabajar en su obra, por hacer su
voluntad, no en satisfacer nuestros deseos porque éstos son cambiantes. Solo quienes
hacen la voluntad de Dios permanecen (1 Juan 2.17). Hay una voluntad dedicada a Dios al
ciento por uno. No hay deseos personales. Es admirable la dedicación de estos dos
hombres.