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Introducción
La corriente del alfonsinismo fue la restauración democrática. Se hallaba, en efecto, una
asignatura pendiente: el Estado republicano y democrático no podía ponerse en pie sin
recuperar prioritariamente el monopolio de la violencia legítima, usurpado por la corporación
militar.
Alfonsín logró una enorme popularidad durante el proceso electoral. Construyó un nuevo
tipo de liderazgo personal, político e institucional encarnado en un régimen democrático
“semiplebiscitario”. El reciente presidente utilizó su prestigio personal y su liderazgo
nacional indiscutido. Entre su figura, su entorno inmediato, su equipo de gobierno y la
dirigencia de su partido de gobierno surgió una tensa relación de subordinación que se dio a
llamar el “consenso alfonsinista”.
En su gestión se trató de implementar una política popular reparadora de los graves daños
provocados por la dictadura pero fracasaron las tres grandes iniciativas surgidas del
programa partidario de gobierno: la negociación de la deuda extern,a la modificación de las
leyes de funcionamiento de la corporación sindical y la política antiinflacionaria, lo que
obligó al Poder Ejecutivo a dar un violento golpe de timón destinado a construir una nueva
base de sustentación, acercándose al sector empresarial.
La expansión del liderazgo indiscutido de Alfonsín se mantuvo, sin embargo, muy poco
tiempo.
En esta circunstancia se debió enfrentar a un múltiple desafió: redefinir la gestión
gubernamental, reconstruir el consenso plebiscitario del presidente, dinamizar la vida
interna del partido y convalidar el liderazgo de Alfonsín. A expensas de estas intenciones el
fracaso de los sucesivos intentos de recuperar posiciones e iniciativos fue evidente, lo que
dio lugar a la etapa final de decadencia de la gestión gubernamental, del proyecto político
“parasitario” del alfonsinismo y de los restos del liderazgo plebiscitario.
Pucciarelli sostiene que cuando Menem asumió el poder se enfrentó al mismo problema que
había condicionado la evolución de los acontecimientos históricos de los últimos cincuenta
años en la Argentina: la reconstrucción de la legitimidad, la autonomía relativa y el poder
institucional de un Estado devastado por la insoportable prolongación de una crisis general
todavía irresuelta. Esta afirmación actúa como punto de partida para una reflexión sobre el
modo en que Menem logró fortalecer su liderazgo y obtener consenso valiéndose
simultáneamente de la confrontación y las compensaciones. Esta cuestión se despliega en
el texto a partir del análisis de estrategias exitosas en tres frentes: la profundización de las
contradicciones dentro del peronismo para someterlo, neutralizarlo o fracturarlo; la
búsqueda de formas de cooperación política e institucional con la derecha liberal,
ideológica, política y empresarial, y la consolidación de los vínculos con la población
“independiente”. Pucciarelli reconstruye después el nuevo diagrama de poder alzado a
través de la menemización del peronismo; la actualización doctrinaria y, finalmente, la
articulación de una coalición social organizada alrededor del Plan de Convertibilidad de
1991 y concluye que el menemismo se transformó en un “modelo inédito de dominación
hegemónica global”.
La agonía del último tramo. Del golpe de mercado a la cesión adelantada del poder
presidencial
Se intenta explicar el desafío que debió enfrentar el presidente Carlos Menem en medio de
un clima de disolución de poder de revertir la deslegitimación en que había caído el régimen
representativo y el sistema de partidos tradicionales construyendo un nuevo esquema de
poder. Pucciarelli analiza el proceso de construcción política del menemismo durante sus
primeros años en el poder, mostrando las alianzas, disputas y contradicciones entre los
grupos existentes en el interior del Partido Justicialista.
Pucciarelli relaciona la “menemización del peronismo” con las nuevas formas de hacer
política y de acumular poder en democracia. Se pretende explicar cómo la demolición del
aparato estatal ocultaba la gestación de nuevos ámbitos de núcleos privilegiados de
acumulación, que transferían los recursos públicos hacia un sector empresario
hiperconcentrado y que concluyó en el empobrecimiento y la fragmentación social de los
sectores populares.