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Jesús amigo de pecadores

Texto Bíblico: Marcos 2:13-17

Hubo un día en que Dios mismo se hizo gente, así como


nosotros, nacido de una mujer.

La Biblia dice que aquel día que nació, hubo fiesta en los
cielos.

Los ángeles aparecieron cantando y anunciaron a los


pastores que estaban en el campo que el salvador del mundo
había nacido.

Además, apareció una señal en el cielo, una estrella


anunciando que algo maravilloso estaba aconteciendo en el
mundo.

Los magos vieron y siguieron la estrella hasta llegar a


donde estaba Jesús, adoraron y ofrecieron regalos al Mesías
que había nacido.

Jesús creció como cualquier persona, obediente a sus


padres y de acuerdo a los mandamientos de aquella época.
Cuando llegó el tiempo de manifestar su ministerio y su
propósito al mundo, caminó en medio de los pecadores, de
todo tipo de personas.

Él no fue a un templo y vivió allí encerrado como los


fariseos y religiosos de su época,

sino que él fue en busca de los pecadores perdidos,


aquellos que para la sociedad y para los religiosos eran los
peores.

Para los fariseos esas personas eran indignas a los ojos


de Dios, no podían alcanzar ni tocar en Dios, eran los
despreciados y rechazados.

Pero Jesús hizo todo lo contrario, caminando en medio


de esos pecadores, las personas se sentían atraídas por ese
Jesús, porque percibían que él los amaba.

Al lado de Jesús las personas no eran rechazadas, sino


que eran amadas y aceptadas.

Esa atracción no era por causa de un carisma especial


de Jesús, sino era su amor y su aceptación.
Todos los fariseos y religiosos juzgaban y criticaban
a los pecadores, pero Jesús no condenaba ni juzgaba a
nadie.

Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la


mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?
¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces
Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más
(Juan 8:10-11).
Los pecadores eran atraídos a Jesús, por causa que en
vez de juicio ellos recibían perdón.

Aquella mujer fue perdonada por Jesús y eso de hecho


fue motivo para que ella ame a Dios.

Algunos comentaristas dicen que la mujer que rompió su


frasco de alabastro para ungir los pies de Jesús, fue
justamente esta mujer que fue perdonada (Lucas 7:36-39).

Jesús mismo dijo que aquel que se le perdona mucho,


mucho le amará; pero aquel que se le perdona poco, poco
amo.
Jesús fue llamado amigo de pecadores y publicanos.

Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo,


que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo:
Sígueme. Y se levantó y le siguió. Y aconteció que estando él
sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos
publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron
juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando
vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué
come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír
esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de
médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que
significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores, al
arrepentimiento (Mateo 9:9-11).

Lo más impresionante a los ojos de las personas, es que


este Jesús iba a comer y beber con los pecadores, él no tenía
prejuicio por las personas, al contrario, las recibía.

Por causa de ese amor, las personas eran atraídas


poderosamente.
Todo tipo de personas con diferentes necesidades y
problemas se acercaron a Jesús.

Tipos de personas que se acercaron a Jesús:

Personas enfermas fueron sanadas por su poder y amor,

a ninguno de ellos condenó diciendo que su enfermedad


era por causa de algún pecado que habían cometido,

como muchos religiosos en este tiempo afirman.

Personas de mal proceder cuando se acercaron a Jesús,


fueron transformadas por las palabras que salían de su boca.

Como el caso de Zaqueo y el caso de la mujer que fue


sorprendida en el adulterio.

Personas que tenían necesidades espirituales fueron


satisfechas como el caso de la mujer samaritana que tenía la
necesidad de adorar a Dios.

Personas que tenían problemas espirituales fueron


sanadas como el caso del joven gadareno, de quien Jesús
expulsó más de 2 mil demonios.
Y así a muchos les libró de la opresión de demonios.

Personas con un profundo dolor en el alma, fueron


aliviados y consolados de una manera que ningún hombre en
el mundo puede hacerlo,

como el caso de la viuda de Nahín, que había perdido a


su único hijo.

Jesús al ver el lloro y sufrimiento de ella, resucitó a su


hijo y la entregó vivo.

Personas hambrientas no solo de pan, sino hambrientas


espiritualmente fueron saciadas y satisfechas.

Como el caso de la multiplicación de cinco panes y dos


peces para más de cinco mil personas.

Personas carentes de amor y aceptación, fueron amadas


y restauradas por la persona de Jesús.

Él les dijo venid a mí todos los que estáis trabajados y


cargados, y yo os daré descanso.

Hablar del amor de Jesús es tan poderoso, que nos


atrae, así como cuando un imán atrae algún metal.
Ese amor nos conmueve a seguirlo y vivir en paz,
sabiendo que somos los amados de ese Jesús lleno de
compasión y gracia.

La lista es larga para enumerar todo lo que hizo Jesús,


sus obras fueron incontables en favor de una humanidad
esclavizada por el pecado.

Jesús no fue llamado amigo de príncipes, de


gobernantes, de reyes o amigo de los poderosos;

sino él fue llamado amigo de pecadores.

La religión nos muestra un Jesús diferente del que la


Biblia menciona,

aun en el mundo las personas ven a Jesús como


alguien que fue un gran hombre;

pero nunca tuvieron la oportunidad de ser atraídas por


su amor.

Por causa que muchas veces la religión los ha excluido,


aun muchos predicadores condenan a las personas por sus
pecados.
Jesús no te condena, al contrario, él quiere salvarte,
sanarte y darte un nuevo corazón, una vida llena de paz.

Él quiere darte una nueva vida, una nueva historia.

Un encuentro con Jesús puede ser un acontecimiento


poderoso en tu vida, como el caso del centurión romano.

Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz,


entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en
dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se
partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de
santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los
sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la
santa ciudad, y aparecieron a muchos. El centurión, y los que
estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las
cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y
dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios
(Mateo 27:50-54).
Un soldado romano que no creía en Jesús,

al ver que el mundo se conmovió con la muerte de


Jesús,
tuvo un encuentro con Jesús al pie de la cruz y a partir
de ese momento Jesús escribió una nueva historia en su
vida.

Si tú siendo un creyente caíste por alguna razón,


recuerda que Jesús no te dejó de amar, aun tienes chances
de volver a deleitarte en su presencia.

No caigas en la condenación de las personas, corre a los


brazos de Jesús y recibe su perdón, sanidad y restauración.

Vuelve a lo que estabas haciendo para Dios, Jesús no te


ha desechado, él sigue creyendo hasta el último día de tu
vida.

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