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Confirmación 2016

Domingo 3 de septiembre de 2016

EVANGELIO

+ Lectura del santo evangelio según


san Lucas 14,25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba
a Jesús; él se volvió y les dijo:
- Si alguno se viene conmigo y no pospone
a su padre y a su madre, y a su mujer y a
sus hijos, y a sus hermanos y a sus
hermanas, e incluso a sí mismo, no puede
ser discípulo mío.
Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta
primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a
burlarse de él los que miran, diciendo: «Este hombre empezó a
construir y no ha sido capaz de acabar».
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a
deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca
con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir
condiciones de paz.
Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no
puede ser discípulo mío.

Comentario bíblico por José Antonio Pagola

NO DE CUALQUIER MANERA

Jesús va camino de Jerusalén. El evangelista nos dice que le


“acompañaba mucha gente”. Sin embargo, Jesús no se hace
ilusiones. No se deja engañar por entusiasmos fáciles de las gentes.
A algunos les preocupa hoy cómo va descendiendo el número de
los cristianos. A Jesús le interesaba más la calidad de sus
seguidores que su número.

¿Soy de los que solo le importan la masa, la cantidad o la calidad de


la fe? ¿Sería discípulo de Jesús en situación de minoría o
persecución?

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Confirmación 2016
Domingo 3 de septiembre de 2016
De pronto “se vuelve” y comienza a hablar a aquella muchedumbre
de las exigencias concretas que encierra el acompañarlo de manera
lúcida y responsable. No quiere que la gente lo siga de cualquier
manera. Ser discípulo de Jesús es una decisión que ha de marcar la
vida entera de la persona.

¿He decidido de verdad iniciarme en el seguimiento de Jesús? ¿Lo hago por


contentar a mis padres o no defraudar a mis amigos del colegio u otros
familiares?

Jesús les habla, en primer lugar de la familia. Aquellas gentes tienen


su propia familia: padres y madres, mujer e hijos, hermanos y
hermanas. Son sus seres más queridos y entrañables. Pero, si no
dejan a un lado los intereses familiares para colaborar con él en
promover una familia humana, no basada en lazos de sangre sino
construida desde la justicia y la solidaridad fraterna, no podrán ser
sus discípulos.

¿Estoy dispuesto a entender que no solamente los miembros de mi familia


son mi prójimo y que puedo estar disponible también para los demás
hermanos y hermanos, demás hijos e hijas de Dios?

Jesús no está pensando en deshacer los hogares eliminando el


cariño y la convivencia familiar. Pero, si alguien pone por encima de
todo el honor de su familia, el patrimonio, la herencia o el bienestar
familiar, no podrá ser su discípulo ni trabajar con él en el proyecto
de un mundo más humano.

¿Estoy dispuesto a sacrificar los valores del evangelio, del Reino y del
seguimiento de Jesús a los honores familiares, a los bienes materiales, al
dinero, etc.? ¿Hay tradiciones de mi familia que hacen menos humana mi
vida?

Más aún. Si alguien solo piensa en sí mismo y en sus cosas, si vive


solo para disfrutar de su bienestar, si se preocupa únicamente de
sus intereses, que no se engañe, no puede ser discípulo de Jesús.
Le falta libertad interior, coherencia y responsabilidad para tomarlo
en serio.

¿Te dices cristiano católico, seguidor de Jesús pero no estás dispuesto a


dejar de pensar única, sola y absolutamente en ti?
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Confirmación 2016
Domingo 3 de septiembre de 2016

Jesús sigue hablando con crudeza: “Quien no lleve su cruz detrás


de mí, no puede ser mi discípulo”. Si uno vive evitando problemas y
conflictos, si no sabe asumir riesgos y penalidades, si no está
dispuesto a soportar sufrimientos por el reino de Dios y su justicia,
no puede ser discípulo de Jesús.

¿Estás dispuesto a afrontar problemas y riesgos por tu fe, por la


justicia, por defender la vida y la dignidad de los seres
humanos?

No se puede ser cristiano de cualquier manera. No hemos de


confundir la vida cristiana con formas de vivir que desfiguran y
vacían de contenido el seguimiento humilde, pero responsable a
Jesús.

Sorprende la libertad del Papa Francisco para denunciar estilos de


cristianos que poco tienen que ver con los discípulos de Jesús:
“cristianos de buenos modales, pero malas costumbres”, “creyentes
de museo”, “hipócritas de la casuística”, “cristianos incapaces de
vivir contra corriente”, cristianos “corruptos” que solo piensan en sí
mismos, “cristianos educados” que no anuncian el evangelio...

Los ejemplos que emplea Jesús son muy diferentes, pero su


enseñanza es la misma: el que emprende un proyecto importante de
manera temeraria, sin examinar antes si tiene medios y fuerzas para
lograr lo que pretende, corre el riesgo de terminar fracasando.

Ningún labrador se pone a construir una torre para proteger sus


viñas, sin tomarse antes un tiempo para calcular si podrá concluirla
con éxito, no sea que la obra quede inacabada, provocando las
burlas de los vecinos. Ningún rey se decide a entrar en combate con
un adversario poderoso, sin antes analizar si aquella batalla puede
terminar en victoria o será un suicidio.

A primera vista, puede parecer que Jesús está invitando a un


comportamiento prudente y precavido, muy alejado de la audacia
con que habla de ordinario a los suyos. Nada más lejos de la
realidad. La misión que quiere encomendar a los suyos es tan
importante que nadie ha de comprometerse en ella de forma
inconsciente, temeraria o presuntuosa.
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Confirmación 2016
Domingo 3 de septiembre de 2016

¿Estoy viviendo esta experiencia de la Confirmación en el


seguimiento de Jesús y en el compromi|so de hacer más
humano este mundo con consciencia, valentía y humildad?

Su advertencia cobra gran actualidad en estos momentos críticos y


decisivos para el futuro de nuestra fe. Jesús llama, antes que nada,
a la reflexión madura: los dos protagonistas de las parábolas «se
sientan» a reflexionar. Sería una grave irresponsabilidad vivir hoy
como discípulos de Jesús, que no saben lo que quieren, ni a dónde
pretenden llegar, ni con qué medios han de trabajar.

¿Cuándo nos vamos a sentar para aunar fuerzas, reflexionar juntos


y buscar entre todos el camino que hemos de seguir? ¿No
necesitamos dedicar más tiempo, más escucha del evangelio y más
meditación para descubrir llamadas, despertar carismas y cultivar un
estilo renovado de seguimiento a Jesús?
Jesús llama también al realismo. Estamos viviendo un cambio
sociocultural sin precedentes. ¿Es posible contagiar la fe en este
mundo nuevo que está naciendo, sin conocerlo bien y sin
comprenderlo desde dentro? ¿Es posible facilitar el acceso al
Evangelio ignorando el pensamiento, los sentimientos y el lenguaje
de los hombres y mujeres de nuestro tiempo? ¿No es un error
responder a los retos de hoy con estrategias de ayer?
Sería una temeridad en estos momentos actuar de manera
inconsciente y ciega. Nos expondríamos al fracaso, la frustración y
hasta el ridículo. Según la parábola, la "torre inacabada" no hace
sino provocar las burlas de la gente hacia su constructor. No hemos
de olvidar el lenguaje realista y humilde de Jesús que invita a sus
discípulos a ser "fermento" en medio del pueblo o puñado de "sal"
que pone sabor nuevo a la vida de las gentes.

¿Puedo pensar en voz alta las cosas que deberían cambiar en la


estructura actual de la Iglesia para que sea más fiel a
Jesucristo?

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