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Autoconocimiento

Víctor Hugo Jiménez Lemaire

¿Quién soy?

Ésta pregunta nos podría generar incertidumbre y hasta malestar por sentir que somos incapaces
de llegar a responderla, ya sea porque nunca lo hemos hecho y eso nos genere temor, o ya sea
porque nunca nos lo han propuesto dentro de una cultura dónde es más sencillo cerrar los ojos
hacia lo trascendental y poner más valía a lo superficial.

Naranjo señala que, en el ámbito concreto de la educación, se considera que facilitar el logro de una
estima positiva debe ser el propósito más alto del proceso educativo (2007) y éste proceso de
fomentar la autoestima dentro de nuestros estudiantes parte desde el proceso de
autoconocimiento que ellas y ellos desarrollan en todo el proceso educativo y con la participación
de todos los actores educativos. La autoestima llegó a ser definida por Rice (2000) como el vestigio
del alma, aquella consideración que la persona tiene por sí misma y que forma parte primordial que
proporciona dignidad a la existencia humana.

Según Güell y Muñoz (2000, p. 118), la persona tiene la capacidad de establecer su propia identidad
y atribuirse un valor y, a esa valoración se le llama autoestima. Señala que “Si conseguimos
mantener un buen nivel de autoestima resistiremos las críticas, nos abriremos mejor a los demás,
aprenderemos a pedir ayuda y, en general, nos resultará mucho más gratificante vivir, lo que
contribuirá también a prevenir cualquier proceso depresivo”.

Y para lograr un óptimo desarrollo y establecimiento de la autoestima es necesario partir con


nuestros estudiantes en un proceso de autoconocimiento, proceso que tal vez en ocasiones se
convierta en un camino que nunca se acabe (porque así es) pero que conducido de manera
responsable y siempre con la perspectiva clara de lograr un desarrollo integral del ser humano nos
puede incidir de manera positiva en otras áreas del ser humano. Ese proceso incluye todo el trabajo
alrededor de la autoimagen y el autoconcepto, que van a ser muy permeados por lo que ven en los
medios de comunicación social, la presión del grupo etario, la familia, etc.

En cuanto al concepto, Branden (1995) en De Mézerville (2004) señala los siguientes aspectos que
forman el concepto de uno mismo:

- Rasgos físicos
- Rasgos psicológicos
- Valores personales
- Responsabilidades
- Las posibilidades y limitaciones
- Las fortalezas y debilidades

Por ello para construir nuestra autoestima y nuestro autoconcepto es necesario verse
personalmente de manera realista, tanto en la realidad actual como en la imagen potencial de lo
que la persona puede llegar a ser (De Mézerville, 2004). El autoconcepto no es algo estático, se
construye a partir de las experiencias del pasado y las expectativas sobre el futuro personal.

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