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La alfalfa tiene su área de origen en Asia Menor y sur del Caúcaso, abarcando países como Turquía, Irak,
Irán, Siria, Afganistán y Pakistán.
Los persas introdujeron la alfalfa en Grecia y de ahí pasó a Italia en el siglo IV a. C.
La gran difusión de su cultivo fue llevada a cabo por los árabes a través del norte de África, llegando a España
donde se extendió a toda Europa.
2. BOTÁNICA.
La alfalfa pertenece a la familia de las leguminosas, cuyo nombre científico es Medicago sativa. Se trata de
una planta perenne, vivaz y de porte erecto.
-Raíz. La raíz principal es pivotante, robusta y muy desarrollada (hasta 5 m. de longitud) con numerosas
raíces secundarias. Posee una corona que sale del terreno, de la cual emergen brotes que dan lugar a los
tallos.
-Tallos. Son delgados y erectos para soportar el peso de las hojas y de las inflorescencias, además son muy
consistentes, por tanto es una planta muy adecuada para la siega.
-Hojas. Son trifoliadas, aunque las primeras hojas verdaderas son unifoliadas. Los márgenes son lisos y con
los bordes superiores ligeramente dentados.
-Flores. La flor característica de esta familia es la de la subfamilia Papilionoidea. Son de color azul o púrpura,
con inflorescencias en racimos que nacen en las axilas de las hojas.
-Fruto. Es una legumbre indehiscente sin espinas que contiene entre 2 y 6 semillas amarillentas, arriñonadas
y de 1.5 a 2.5 mm. de longitud.
En la siguiente tabla se muestra la superficie (miles de hectáreas) y las condiciones de cultivo de la alfalfa en
los países mediterráneos:
Superficie
País Condiciones de cultivo
(miles de ha)
Israel 3 Regadío
4. REQUERIMIENTOS EDAFOCLIMÁTICOS.
4.2. Temperatura.
La semilla germina a temperaturas de 2-3º C, siempre que las demás condiciones ambientales lo permitan.
A medida que se incrementa la temperatura la germinación es más rápida hasta alcanzar un óptimo a los 28-
30º C.
Temperaturas superiores a 38º C resultan letales para las plántulas.
Al comenzar el invierno detienen su crecimiento hasta la llegada de la primavera cuando comienzan a
rebrotar.
Existen variedades de alfalfa que toleran temperaturas muy bajas (-10º C).
La temperatura media anual para la producción forrajera está en torno a los 15º C. Siendo el rango óptimo de
temperaturas, según las variedades de 18-28º C.
4.3. pH.
El factor limitante en el cultivo de la alfalfa es la acidez, excepto en la germinación, pudiéndose ser de hasta 4.
El p H óptimo del cultivo es de 7.2, recurriendo a encalados siempre que el p H baje de 6.8, además los
encalados contribuyen a incrementar la cantidad de iones de calcio en el suelo disponibles para la planta y
reducir la absorción de aluminio y manganeso que son tóxicos para la alfalfa.
Existe una relación directa entre la formación de nódulos y el efecto del p H sobre la alfalfa. La bacteria
nodulante de la alfalfa es Rhizobium meliloti, esta especie es neutrófila y deja de reproducirse por debajo de
p H 5. Por tanto si falla la asimilación de nitrógeno la alfalfa lo acusa.
4.4. Salinidad.
La alfalfa es muy sensible a la salinidad, cuyos síntomas comienzan con la palidez de algunos tejidos, la
disminución del tamaño de las hojas y finalmente la parada vegetativa con el consiguiente achaparrado.
El incremento de la salinidad induce desequilibrios entre la raíz y la parte aérea.
La alfalfa requiere suelos profundos y bien drenados, aunque se cultiva en una amplia variabilidad de suelos.
Los suelos con menos de 60 cm. de profundidad no son aconsejables para la alfalfa.
Antes de realizar la siembra es necesario conocer las características del terreno, contenido de fósforo y
potasio, condiciones de drenaje y sobre todo el pH.
Las labores de preparación del terreno se inician con un subsolado (para remover las capas profundas sin
voltearlas ni mezclarlas) que mejorará las condiciones de drenaje y aumentará la capacidad de
almacenamiento de agua del suelo.
Esta labor es muy importante en el cultivo de la alfalfa, pues las raíces son muy profundas y subsolando se
favorece que estas penetren con facilidad.
A continuación se realizan sucesivos gradeos (de 2 a 3), con la finalidad de nivelar el terreno, disminuir el
encharcamiento debido al riego o a intensas lluvias y eliminar las malas hierbas existentes.
Se recomienda intercalar las labores con aplicaciones de abonos y enmiendas realizadas al mismo tiempo
que los gradeos, para mezclar los fertilizantes con la tierra y homogeneizar su distribución.
Conviene aplicar el abonado de fondo y el encalado dos meses antes de la siembra para permitir su
descomposición y estar a disposición de la plántula después de la germinación.
5.2. Siembra.
Los métodos de siembra son a voleo o con sembradoras específicas de pratenses.
La mayoría de las siembras se hacen sólo con alfalfa, pero también puede asociarse a otras gramíneas
las fechas de siembra están condicionadas por la alternancia de los cultivos que se sigue en la explotación.
En regiones cálidas y praderas de secano la siembra se realizará en otoño, pues el riesgo de heladas
tempranas es muy reducido; además la planta desarrolla su sistema radicular, almacena las reservas y a partir
de la primavera siguiente la explotación está en un nivel alto de producción.
Se aconsejan las siembras primaverales en zonas frías de secano.
En cultivos de regadío la siembra se realizará en primavera, aún teniendo en cuenta que su mayor
inconveniente es la presencia de malas hierbas.
En siembras asociadas con gramíneas la dosis de alfalfa debe reducirse a 6-8 kg/ha en praderas con
pastoreo, y a 12-16 kg/ha en el caso de praderas de siega.
Depende del tipo de suelo: en terrenos pesados la profundidad está comprendida entre 1-1.25 cm., en
terrenos ligeros o arenosos, la profundidad será de 2.5 cm.
5.3. Abonado.
Se aplicará una enmienda caliza a voleo y enterrada con anterioridad a la siembra, ya que el calcio es muy
importante para el crecimiento de la planta y es esencial para la nodulación.
La presencia de manganeso y aluminio reduce el crecimiento de las plantas, afectando negativamente al
desarrollo de las raíces.
Entre el fósforo y el aluminio se produce una interacción negativa. La presencia de aluminio libre en el suelo
disminuye la cantidad de fósforo disponible.
-Nitrógeno. En condiciones óptimas de cultivo; cuando el p H no es muy ácido y no existe déficit de ningún
elemento esencial, la alfalfa obtiene el nitrógeno por las bacterias de sus nódulos. Pero durante el estado
vegetativo de las plántulas, éstas requieren nitrógeno del suelo, hasta que se formen los nódulos y comience
la fijación.
Por tanto se debe abonar 20 kg/ha de nitrógeno, pues cantidades mayores producirán un efecto negativo al
inhibir la formación de nódulos.
-Fósforo. La fertilización fosfórica es muy importante en el año de establecimiento del cultivo, pues asegura el
desarrollo radicular.
Como el fósforo se desplaza muy lentamente en el suelo se recomienda aplicarlo en profundidad incluso en el
momento de la siembra con la semilla.
En alfalfares de regadío con suelos arcillosos y profundos la dosis de P205 de fondo para todo el ciclo de
cultivo es de 150-200 kg/ha.
-Potasio.
La alfalfa requiere grandes cantidades de este elemento, pues de él depende la resistencia al frío, sequía y
almacenamiento de reservas.
Se recomienda aplicar abonado potásico de fondo antes de la siembra junto con el fósforo.
El abonado potásico de mantenimiento se realizará anualmente a la salida del invierno.
En suelos pobres se recomienda un abonado potásico de fondo de 200-300 kg/ha y restituciones anuales de
100-200 kg/ha.
En la siguiente tabla se muestra la equivalencia de las unidades fertilizantes y de los abonos empleados.
Una unidad de fertilizante es igual a 1 kg de nitrógeno, de fósforo o de potasa. (Gros y Domínguez, 92).
2.9 kg de Phosfal 34
1 unidad de fósforo (P2O5)
3.3 kg de fosfato natural 26-35
2.5 kg de silvinita 40
3.6 kg de Patentkali 28
-Azufre.
Sus síntomas de carencia suelen coincidir con los de nitrógeno. Si se añade sulfato amónico el suelo se
enriquece lo suficiente para cubrir las necesidades de la planta.
-Boro.
Se trata de una carencia muy usual en el cultivo de la alfalfa, ocasionando la detención del crecimiento,
amarillamiento de las hojas terminales y crecimiento entre nudos escaso.
Para enriquecer el suelo en este elemento se mezcla con otros abonos que facilitan su distribución. Se debe
tener en cuenta que los encalados suelen agravar la situación de escasez de boro. Este debe distribuirse
durante el invierno o inmediatamente después de una siega.
-Molibdeno.
Los suelos ácidos pueden presentar carencia de molibdeno, que afecta al funcionamiento de las bacterias
fijadoras de nitrógeno.
El fósforo y la cal favorecen la absorción y disponibilidad del molibdeno en el suelo.
Los síntomas de carencia coinciden con los del nitrógeno y se suelen dar en terrenos arenosos y muy ácidos.
Cuando es preciso añadirlo al terreno, suele hacerse en forma de molibdato sódico o amónico.
-Orgánicos.
Se aplican productos orgánicos de origen vegetal o animal en diferentes grados de descomposición; cuya
finalidad es la mejora de la fertilidad y de las condiciones físicas del suelo.
Las sustancias orgánicas más empleadas son: estiércol, purines, rastrojos y residuos de cosechas.
En la siguiente tabla se muestra el abono orgánico más utilizado en el cultivo de la alfalfa y composición (en
kg de elemento fertilizante por tonelada de abono). (Gros y Domínguez, 92).
Elemento fertilizante
-Enmiendas calizas.
Son materias fertilizantes que contienen calcio y magnesio en forma de óxidos, hidróxidos o carbonatos.
La finalidad de la enmienda cálcica es mantener o incrementar el p H del suelo así como mejorar las
propiedades del mismo.
Estas enmiendas se emplean principalmente en áreas con suelos ácidos.
A continuación se muestran las enmiendas calizas y magnésicas más empleadas, tipos de productos y
riqueza en fertilizantes. (Gros y Domínguez, 92).
Riqueza en %
Producto
CaO MgO (min) P205 (min)
Margas 25 - -
5.4. Riego.
La cantidad de agua aplicada depende de la capacidad de retención de agua por el suelo, de la eficiencia del
sistema de riego y de la profundidad de las raíces.
En primavera las demandas de agua son escasas; las pérdidas de agua son sólo excesivas durante los
periodos en que las tasas de evaporación son altas y las tasas de crecimiento bajas.
En áreas húmedas el riego retiene la producción durante los periodos secos cuando la lluvia no proporciona la
humedad suficiente para una elevada producción.
En áreas con estaciones húmedas y secas definidas el riego proporciona seguridad en caso de sequía
durante la estación normalmente húmeda y para una producción de heno o pasto durante la estación seca.
La alfalfa requiere la administración hídrica de forma fraccionada, ya que sus necesidades varían a lo largo del
ciclo productivo. Si el aporte de agua está por encima de las necesidades de la alfalfa disminuye la eficiencia
de la utilización del agua disponible.
El aporte de agua en caso de riego por inundación es de 1000 m3/ha. En riego por aspersión será de 880
m3/ha.
El control de las malas hierbas durante la nascencia del cultivo se realiza aplicando las técnicas culturales
adecuadas.
En los cultivos establecidos, la invasión de las malas hierbas en el alfalfar se produce antes del rebrote de
primavera, debilitando a la alfalfa y retrasando su crecimiento.
Las malas hierbas de verano perjudican a los alfalfares de riego, siendo las más perjudiciales las gramíneas
perennes del verano tipo gramas, que se desarrollan bien con las elevadas temperaturas de esta época.
Si el cultivo de destina a la producción de heno o a la deshidratación, el tratamiento herbicida se recomienda
durante el segundo o tercer año.
El empleo de herbicidas depende del tipo de hierba y del estado vegetativo de la alfalfa.
-Tratamientos de presiembra.
Disminuyen la aparición de malas hierbas antes de la emergencia de las plántulas de alfalfa, permitiendo la
robustez de éstas antes de entrar en competencia.
Se trata fundamentalmente de gramíneas perennes rizomatosas como Cynodon dactylon, Agropyron repens,
etc.
La alfalfa posee sus primeras hojas verdaderas, resultando éstas menos susceptibles a los tratamientos
herbicidas.
Una vez que el alfalfar está invadido por malas hierbas ó éstas invaden la plantación por debilidad de las
plantas de alfalfa en cualquier época del año, la caída de la producción y la degeneración del alfalfar se
produce rápidamente.
El manejo adecuado del cultivo mediante siegas facilita el control sobre las malas hierbas, ayudando al
mantenimiento y producción.
Cirsium, Carduus,
Aplicar cuando la alfalfa tiene
Post-emergencia Chenopodium, 2.4-DB 2-4 l-ha
menos de dos hojas trifoliadas.
Polygonum
La cuscuta (Cuscuta epythinum) carece de hojas, clorofila y raíces, por lo que extrae la savia elaborada de la
planta huésped mediante chupadores. La cuscuta forma una madeja de tallos filamentosos y volubles que
envuelven a la alfalfa hasta ahogarla.
La cuscuta se introduce en el alfalfar por semilla (mezcladas con las de alfalfa) o a través del agua de riego.
*Medidas preventivas.
*Control.
-Segar el rodal afectado, amontonarlo fuera del alfalfar destruyéndolos y tratar la zona segada con arsenito
sódico al 0.5%.
-Aplicar Glisofato a bajas dosis, aunque se pierda parte de la producción del año eliminan la cuscuta y no
destruyen al cultivo.
-Aplicar Paraquat 10 % (dicloruro) como concentrado soluble a una dosis de 6 l/ha.
La frecuencia del corte varía según el manejo de la cosecha, siendo un criterio muy importante junto con la
fecha del último corte para la determinación del rendimiento y de la persistencia del alfalfar.
Los cortes frecuentes implican un agotamiento de la alfalfa y como consecuencia una reducción en su
rendimiento y densidad.
Cuanto más avanzado es el estado vegetativo de la planta en el momento de defoliación, más rápido tiene
lugar el rebrote del crecimiento siguiente.
En las regiones cálidas la alfalfa se corta con el 10% de floración en otoño, en primavera y a principios de
verano, y con el 25-50% de floración durante el verano.
El rebrote depende del nivel de reservas reduciéndose éstas cuando los cortes son frecuentes.
El rebrote no depende solamente de las reservas de carbohidratos de la raíz sino también de la parte aérea
residual.
La alfalfa cortada alta deja en la planta tallos ramificados y yemas que permiten el rebrote continuado.
La altura de corte resulta un factor crítico si se corta frecuentemente en estados tempranos de crecimiento,
pues implica una reducción en el rendimiento y una disminución de la densidad de plantas del alfalfar a causa
de las insuficientes reservas acumuladas en los órganos de almacenamiento
La máxima producción se obtiene con menores alturas de corte y cortadas a intervalos largos.
6. CLASIFICACIÓN DE ALFALFAS.
Flamenca Francia
Temprana
Peluda Peruana Perú
Moapa E.E.U.U.
African E.E.U.U.
Poitou Francia
Provenza Francia
Media
Caliverde E.E.U.U.
Comunes E.E.U.U.
Ranger E.E.U.U.
Franconia Alemania
Nómada E.E.U.U.
Grimm E.E.U.U.
Cossack E.E.U.U.
Tardía
Ladak E.E.U.U.
Turingia Alemania
Turkestán E.E.U.U.
Rhizoma Canadá
Rambler Canadá
Vernal E.E.U.U.
7. APROVECHAMIENTO DE LA ALFALFA.
7.1. En verde.
La alfalfa en verde constituye una excelente forma de utilización por su buena calidad e ingestibilidad, pero
conlleva gastos importantes tanto en mecanización como en mano de obra.
Al contrario sucede con el pastoreo directo, pues constituye la forma más económica de aprovechamiento de
una pradera, junto al pastoreo rotacional.
7.2. Ensilado.
Es un método de conservación de forrajes por medios biológicos, siendo muy adecuado en regiones
húmedas, cuya principal ventaja es la reducción de pérdidas tanto en siega como en almacenamiento.
La posibilidad de ensilar la alfalfa facilita la conservación de los primeros y últimos cortes (realizados durante
la primavera y a principios de otoño), los cuales son más difíciles de henificar, ya que la probabilidad de lluvias
durante este periodo se incrementa.
Para conseguir un ensilado de calidad, el forraje debe contener un elevado porcentaje en materia seca (30-
40%), debiendo estar bien troceado para conseguir un buen apisonamiento en el silo.
7.3. Henificado.
El uso de la alfalfa como heno es característico de regiones con elevadas horas de radiación solar, escasas
precipitaciones y elevadas temperaturas durante el periodo productivo.
El proceso de henificado implica cambios físicos, químicos y microbiológicos que producen alteraciones en la
digestibilidad de la materia orgánica del forraje respecto al forraje verde.
El proceso de henificación debe conservar el mayor número de hojas posible, pues la pérdida de las mismas
supone una disminución en calidad, ya que las hojas son las partes más digestibles y como consecuencia se
reduce el valor nutritivo.
El periodo de secado depende de la duración de las condiciones climáticas (temperatura, humedad y
velocidad del viento), de la relación hoja/tallo (es más lento a mayor proporción de tallos) y del rendimiento (el
incremento del rendimiento por hectárea aumenta la cantidad de agua a evaporar).
7.4. Deshidratado.
Es un proceso que consiste en la recolección del forraje verde, su acondicionamiento mecánico y el secado
mediante ventilación forzada.
La alfalfa deshidratada incrementa la calidad del forraje, economía del transporte y almacenamiento,
permaneciendo sus características nutritivas casi intactas.
Los productos obtenidos se destinan fundamentalmente a las industrias de piensos compuestos.
El pastoreo es una alternativa a su cultivo en zonas con dificultades de mecanización de las labores de siega
y recolección, además de ser un sistema económico de aprovechamiento en la que se reducen los costes de
la explotación ganadera.
Los inconvenientes que limitan el pastoreo de la alfalfa son los daños del animal sobre la planta (reducen su
producción y persistencia) y los trastornos digestivos sobre el animal.
8. VALOR NUTRICIONAL.
La alfalfa es una excelente planta forrajera que proporciona elevados niveles de proteínas, minerales y
vitaminas de calidad.
Su valor energético también es muy alto estando relacionado con el valor nitrogenado del forraje.
Además es una fuente de minerales como: calcio, fósforo, potasio, magnesio, azufre, etc.
Los elevados niveles de ß-carotenos (precursores de la vitamina A) influyen en la reproducción de los bovinos.
En la siguiente tabla se muestra la composición de la materia seca de hojas y tallos de la alfalfa (Bolton, 62).
% HOJAS TALLOS
A continuación se muestra el contenido proteico y valor energético de la alfalfa deshidratada (Journet, 93).
17 0.75 0.64
19 0.81 0.71
21 0.88 0.79
23 0.95 0.87
25 1.02 0.96
9. SELECCIÓN Y MEJORA.
Los programas de mejora se basan principalmente en aumentar la producción, mejorar la adaptación a las
condiciones ambientales (incrementando su resistencia al frío y sequía) y resistencia a plagas y
enfermedades.
La mayoría de las variedades cultivadas son sensibles a los áfidos, aunque se puede controlar mediante
insecticidas, se puede evitar con la introducción de variedades resistentes. En algunos países se han
desarrollado variedades resistentes a los áfidos; en Nueva Zelanda la variedad Rene y en E.E.U.U. las
variedades WL311, WL318,WL451, WL512, Saranac y AS-13.
10. PLAGAS.
Se trata de un insecto de color verde amarillento y de pequeño tamaño (1-2.5 mm.) que ataca las hojas de la
alfalfa durante el invierno y principios de la primavera. Los síntomas se manifiestan en las hojas que aparecen
taladradas, y al progresar el ataque quedan reducidas al esqueleto de sus venas.
El tratamiento para combatirla es el uso de Malathion y Diazinon.
Son insectos chupadores de cuerpo globoso que extraen la savia, depositando toxinas que necrosan los
tejidos circundantes. Además segregan un jugo azucarado que impregna la planta y supone un caldo de
cultivo para los hongos, pudiendo modificar el sabor del forraje, haciéndolo poco apetecible para el ganado.
Para el control químico se muestra en la siguiente tabla las materias activa, dosis y presentación de
productos:
El empleo de variedades resistentes como método de control es muy utilizado tanto en Australia como en
E.E.U.U.
Las variedades más utilizadas en Australia son: Siriver, Sirotasman, Falkiner y Hunter River. En E.E.U.U.
destacan: CUF 101, WL 311, WL315, WL 318, WL 451, WL 511, WL 512 y WL 514.
La lucha biológica se lleva a cabo tanto en Australia como en E.E.U.U. empleando una avispa (Trioxys
complanatus); esta avispa deposita los huevos dentro del pulgón donde se desarrolla su larva, produciendo la
muerte del mismo.
Es un coleóptero de 10 mm de longitud, cuya larva de color verde con una línea blanca ataca a los primeros
cortes en primavera, produciendo los mayores daños.
En la siguiente tabla se muestra la materia activa, dosis y presentación de productos:
Es un coleóptero crisomélido de 5 mm. de longitud y color negro brillante, cuyas larvas son amarillo-rojizas al
nacer oscureciéndose a medida que crecen.
Esta plaga reduce considerablemente la producción primaveral de la alfalfa. Pasados los primeros cortes
desaparece hasta la primera cosecha, ya que sólo tiene una generación al año. Devoran todas las hojas a
excepción del nervio central, y en los últimos estadios devoran los foliolos enteros.
A continuación se muestra las materias activas, dosis y presentación de productos:
Son curculiónidos de 2-3 mm. de longitud de color negro con patas amarillas.
Las larvas producen daños en las yemas terminales durante el periodo vegetativo; si las condiciones
ambientales le son favorables, pueden afectar al primer corte.
Para su control se recomienda adelantar el corte y pulverizar con las siguientes materias activas:
Son heterópteros de color verdoso, que ocasionan daños en yemas y caída de flores, pudiendo llegar a
reducir la producción de semilla en un 50%.
Para su control se emplea Endosulfan a dosis de 1 kg/ha.
La oruga de color verde produce numerosos daños cuando el ataque es muy fuerte; pasando la primavera en
estado latente en alfalfares de regadío.
Se emplean productos como Carbaril, Lindano, Triclorfon, etc.
Es una plaga polífaga cuya oruga de 3 cm. de longitud se alimenta vorazmente por la noche desde finales de
verano hasta otoño.
Como medida preventiva se recomienda la desinsectación previa del terreno y como método de control
químico el empleo de cebos con Fluosisilicato sódico o de bario y Deltametrin 2.5 % en suspensión
concentrada a dosis de 0.03-0.05 %.
Son lepidópteros cuyas larvas de color gris verdoso de 15-20 mm de longitud devoran las yemas y hojas de la
alfalfa.
Tienen de 3 a 4 generaciones al año, realizando la puesta de huevos en primavera.
Para combatir esta plaga se emplean las siguientes materias activas:
Se trata de curculiónidos cuyas larvas devoran las semillas en el interior de las vainas.
Los adultos deben ser eliminados antes de la puesta y tratando con Fosalone.
Son dípteros que viven de la alfalfa, siendo sus larvas las causantes de los daños. Contarinia medicaginis es
una mosca de 2 mm. de longitud, de color amarillo con la cabeza negra, siendo sus larvas también de color
amarillo. Las larvas atacan las flores formando agallas de color rosado, terminando por secar la flor, causando
la llamada Cecidomina.
Las larvas de Asphondylia miki viven en las vainas de las semillas, las de Dasyneura medicaginis son
minadoras de hojas y las de D. ignorata producen graves daños en las yemas causando la Cecidomina de las
yemas.
Para combatir las moscas de la alfalfa se recomienda la aplicación de productos como Fosalone y Endosulfan.
Son insectos muy pequeños que se alimentan de las células de las plantas, y al romper los tejidos aparecen
manchas blanquecinas en las hojas, peciolos y yemas.
Se recomienda Cipermetrin 5% + Malation 70% como concentrado emulsionable a dosis de 0.10-0.15%.
Son organismos de pequeño tamaño (inferior a 1 mm.). Considerada una de las plagas que afecta a la
producción de alfalfa, ya que todo el ciclo de vida lo realiza en el tejido de la alfalfa, aunque es considerado
como una plaga de suelo por sobrevivir en el mismo junto a los restos de cosecha.
Los síntomas producidos por Ditylenchus dispaci se manifiestan en el alfalfar en los brotes de la corona, que
da lugar a tallos cortos, frágiles con nudos anchos y entrenudos cortos. Las hojas jóvenes son más pequeñas,
de color verde claro, llegando a ser casi blancas.
Pratylenchus penetrans, Meloidogine sp. y Trichodorus sp. atacan más a las raíces, dando lugar a una
reducción del crecimiento de la planta.
La infección se realiza por transporte de material vegetal, con el agua de riego, con la maquinaria de siega,
animales, etc.
Las variedades americanas resistentes a nemátodos son: Lahontan, AS-13R y Washoe.
11. ENFERMEDADES.
Esta enfermedad puede permanecer en el terreno hasta veinte años, por tanto una vez que el suelo se ha
infectado resulta muy difícil sanearlo.
El síntoma clásico es la aparición en el cuello de una podredumbre que inicialmente afecta a la zona más
externa, pero profundizando hasta la raíz principal.
Las medidas preventivas más eficaces son el encalado del terreno, la mejora del drenaje del mismo para
evitar el exceso de agua y evitar pastoreos muy intensos a final de otoño.
Se trata de una enfermedad típica de zonas cálidas. Aunque no produce la muerte de la planta, afecta a la
producción y a la calidad del forraje.
Los síntomas se manifiestan fundamentalmente en las hojas, apareciendo pústulas marrones o pardas, de
hasta medio milímetro de diámetro, en cuyo interior se encuentran las esporas.
Para combatirla se procede a un corte precoz.
Es similar a la roya, atacando especialmente a las plantas jóvenes y las hojas inferiores, al tener ésta una
mayor humedad ambiental.
Los síntomas se manifiestan con manchas redondas y de color pardo en las hojas. En los cultivos
establecidos se deberá adelantar el corte y segando muy bajo.
Existen variedades resistentes como Caliverde y Du Puits.
Es una enfermedad muy importante en Europa, sobre todo en zonas frías y húmedas.
La planta amarillea y las hojas inferiores y tallos acaban secándose. El tejido vascular de los tallos y raíces se
torna marrón, siendo característico un anillo pardo en el corte transversal de la raíz.
Esta enfermedad se propaga por la propia planta de alfalfa y sus restos, ya que este hongo no sobrevive en el
suelo.
Se controla empleando variedades resistentes como: Apolo II, Trumpetor, WL 316, JX 90V, Vertus y Verneuil.
Este hongo ataca al cuello y raíz de la planta, dando lugar a una podredumbre blanca y húmeda.
En la base de los tallos aparece una materia blanquecina en la que se observan unos corpúsculos negros que
son los esclerocios.
Esta enfermedad prolifera en otoños lluviosos, empleándose los mismos métodos de lucha que contra el mal
vinoso.
No es una enfermedad muy frecuente pero su ataque resulta especialmente peligroso en el establecimiento.
Los foliolos amarillean con aspecto variegado, llegando el envés a tomar un color grisáceo si las condiciones
ambientales son húmedas.
Los ataques de esta enfermedad son poco intensos, manifestándose en el haz y envés de las hojas un moho
blanquecino, debajo del cual se forman puntos negros.
El control químico contra oidio se realiza aplicando Penconazol 10%, como concentrado emulsionable en
dosis de 40 cc/100 l de agua.
Este hongo ataca a las partes aéreas de la planta, sobre todo a los tallos, llegando incluso hasta el cuello.
Aparecen manchas fusiformes de color oscuro y negras en el centro, impidiendo el movimiento de agua y
nutrientes, dando lugar a la muerte de las partes aéreas superiores.
Esta enfermedad es más común en alfalfares ya establecidos que en los recién sembrados, y especialmente
en los últimos cortes.
Las plantas atacadas por Corynebacterium insidiosum presentan síntomas de detención del crecimiento de la
punta del tallo y amarilleamiento al segundo o tercer año del establecimiento.
Las plantas enfermas producen un gran número de tallos finos, de escaso vigor extendiéndose la infección por
todo el tejido vascular.
Pseudomonas medicagis es una marchitez del tallo muy extendida en E.E.U.U., presentando manchas
marrones, en forma lineal, en los tallos, sobre las que surgen gotas del exudado bacteriano. Esta enfermedad
está relacionada con las heridas al segar o por heladas tardías.
No existe un tratamiento eficaz contra esta enfermedad, pero se deben tomar medidas preventivas como es
una fertilización adecuada, buen manejo y realizar los cortes en épocas secas.
En E.E.U.U. se emplean variedades resistentes como Ranger, Bufalo y Caliverde.
Los síntomas se manifiestan por la aparición de manchas amarillentas intervenosas en las hojas durante la
primavera y otoño.
Las medidas de control se basan en reducir la presencia de áfidos transmisores de virus, así como el empleo
de semillas certificadas.
Se caracteriza por la presencia de abultamientos en las nerviaciones principales de las hojas que dan lugar a
su arrugamiento.
Las medidas de control serán iguales a las del virus del mosaico.
ENFERMEDADES Y PLAGAS EN ALFALFA
ENFERMEDADES
PLAGAS