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,- sr-eiicues-
mrnento es .
lnventory ,
umento de
ación para
:S a la Üni-
er y SiGk,
evaluaci6n
+,
-4;
Consideraciones éticas
y sociales de la evaluación
:i3n q i e es
en el futu-
' En un esfuerzo p o r dilundir tan ampliamente como sea psible estos principios -a los que nos rclerirenira de
a t m n en ;idelante como C d i p 'tic- In APA enviar< una copia ~ r a i i sa qniicn lo wlicitc. VC.-L\Cer. el A p h d i -
ce 6 la direccion de la APA.
536 Aplicaciones de las pruebas
iqos , (Code of Fair Tesang Pracaces in Eduuition; JCTP, 1988) y otros trabajos cuyo proNsi.
una to es mejorar la forma en que se aplican las pruebas J prevenir su abuso (vease, por
5gfa, ejemplo, Eyde et al., 1988; 1993). Actualmente, la JCTP prepara una declaración.so-
gran bre los "Derechos y responsabilidadesde los examinados".
ética En el primer capltulo consideramos el punto de vista del examinado y ciertos as-
m en pectos de la función de los usuarios de las pruebas; en este, dirigiremos la atención a
esa) los aspectos.éticos y sociales que influyen en el uso de las pruebas en diversos contex-
a for- tos. Además, para los temas que atañen a la competencia profesional, analizaremos
brevemente las responsabilidadesde las editoriales, el derecho del examinado a la pri-
.olife- vacfa, el tema de la confidencialidad y la evduación de personas con diversos antece-
de los dentes y niveles de capacidad. Aunque ya antes se ha hablado del imp~ctode la
de ras legislación, la ccnsideiación detallada de la multiplicidad de aspectos legales que
, prue- afectan la práctica evaluativa va más allá de rifiestro pro@sito, por lo que se reco-
tas ac- mienda al lector interesado que consulte las diversas fuentes mencionadasen este y en
efecto otro: capítulos del texto (especialmente, los capítulos 5 y 17).
con-
Jropor-
ASPECTOS ÉTIC~S EN L A EVALUACION
su pro- Y EXAMINACI~N PSICOL~GICA
olíticas Desde la década de los setenta ha aumentado la preocupación no sólo por los prob:emas
!a APA éticos. sino por otras cuesiio;i& relacionadas cori los valores en todos los campos de ia
xrvisar psicología teórica y aplicada (Bersoif, 1995; Diener y Crandall, 1978;Jacob y Harcshar-
e los te- ne, 1991; Pope y Vásquez, 1991). En el área de la evaluación, Eyde y Quaintance
3enera- (1988) y Messick (19bOb, 1989, 1995) han presentado análisis rriinucioq y provociti-
c i c ! ! ~of vos sobre la función de tos valores y de la5ticz racional que fundanenta diversas prác-
entrega ticas. A nivel m% específico, e1 W i g o Etico de la APA contiene vuchos elementos
almente que pueden aplicarse a la evalcación psicológiw. Una de las normas - d e evahaciórr e
extos en intervención- contiene una secciSn dedicada específicamente a las evaluaciones en
mtación contextos legales; además, IH norma ética sobre la privacía y la confidencialidad,
del id ifio aunque de gran alcance, también resulsa rJevante para la evaluación, como lo son la
2 Uivurce mayor parte de los amos principios gcnerales y varias de las narmas éticas (AP.4,
Profesio- 1992). Algunos de los asuntos anaiizados en el M i g z Ético se relacionan con los pun-
21 capim- t ~ cclibiexos
s en los ~ ~ T de Exaninación
F S que citamos en el primer czpítulo, cuyo
ienes que concenido de hecho ayuda a definir el uso responsable y profesional de izs pniebzs.
tal en los Además de la APA, otros grupos y asociaciones profesionales afines han desarrolla-
or de una do sus propios códigos y normas éticos, entre los que destacan, desde el puiito de vista
- ejemplo, de ia evaluación, la declaración titulada Responsihilitics of Usen oJ'Standardized Tests
91 ). ("Responsabilidades de los Usiiarios de las Pruebas Estandarizadas"), la "declaración
t e o n Psy- RUST" adoptada en 1989 poi la ,4CA. Otro docuríierito útil son los Pnncipks for the
ración de Validarion cinc! Use of Personnel Sek~rionProcedures ("Princ;~iospara la Validación y
.laación y Uso de Proccdiniientos de Selección de Personal"), rrdactah ppor la Scciedad para la
sas piActi- Psicología Industrial y Organizacional (Sociery for indi~sniula d O ~ ~ ~ l n i z ~ l c i oPqycho-
nill
mtz sobre lop, SIOP, 1987) para un propósito más especializado (véase el capítulo 17).
r i l p esta- La publicación de Abiliq Tesung: LJses, Comequences, and Coiitrovenics ("Evalua-
valuaci¿.r, ción de Habilidades: Usos, Consecuencias v Ccntioversias", Wigdor y Garner, 1982)
Educación consti:uyó un acoritecimiento irriporrante para aclarar el lugar de !a evaluación en la
538 Aplicaciones de los pruebas
sociedad moderna; la obra, que consta de dos volúm enes. es el informe final de un DrO-
yecto que durante c"atro años examinó el uso de prueb& estandarizadas de habilidad
en la escuela, la admisión a la educación superior y el empleo. El proyecto, que empezó
cuando el debate público sobre lo conveniente de la evaluación era generalizado, fue
dirigido por una comisión multidisciplinaria bajo los auspicios del Consejo Nacional
Estadounidense para la Invetigación. Desde la década de los ochenta se han publicado
otrus estudios e informes importantes que tienen que ver con las Areas problemaiticas de
la evaluación (véase, por ejemplo, Hartigan y Wigdor, 1989; Office of Tecl-a&gy As-
sessment. 1992). En general, los descubrimientos de esos diversos grupos han apoyado
y aumentado la credibilidad de las bien establecidas y a menudo reiteradas conclusio-
nes sobre las c~ntriburionesy los abusos potenciales de las pruebas de habilidad.
La creciente participación del gobierno estadounidense en la aplicación de las
pruebas psicológicas y otras hernmientas de evaluación dio !ugar a la creación de la
Comisión psra la Examinación y Svaluación (Bard on Testinz Und Assasment, 30-
TA), establecida en 1993 con e! apoyo de los departamentos de Defensa, Educaci6n y
Trabajo de !os Estados Unidos (véase el apéndice B). La BoTA supone una actividad
en marcha del Consejo Nacional Gqiounidense para la Investigación, que :ier.e en-
uc:SUS objetivos principales ayudar a los políticos a comprender y evaluar las pruebas y
otrcs instrumentos de evaiuación que se emplean como herramientas de poiítica pú-
blica. La comisión se concentra en los temas que influyen en la examinación y evalua-
ción en diversos ccntextos y ha publicado infnrnies al respecto como las Mecas del
2000, una iniciativa legislativa para la educación (Feuer y Kober, 1995) y un plan pa-
ra mejorar la Batería de Pniebas de Aptitudes Generales (BoTA, 1995), así como las
implicacio.;resevaluativas y educacio&les de los cambios que tienen lugar en la natu-
d e z n de! trabajo (Black, Feuer, Guidroz y Lesgold, 1996).
Vease el capitulo 1 para una revisión de la función del bsuario y de los proyectos sobre la capacitación y la for-
rnaci6n del usi*ariode las pruebas, conducirich:por grupa de trabajo dci JCTP (Eyde eral., Í988, 1993; Moreland
e: d.,1995). L?Asociación Psicol6gica de G r a d a y la Sociedad Psicológica Britanica cambien han dado pasos
hacia el desarrollu de s i ~ c m a para
s escahlecer la cay>dciraciónde los usuarios (D. C. Broums. 1935!.
. . Consideraciones &ticasy sociales de la evaluacidn 539
un pro- Los evaluadores bien capacitados eligen los instrymentos apropiados tanto para el
abilidad propósito panicular de evaluacibn como para las personas que serán examinadas..Estan
empezó al tanto de la investigaci6n bibliográfica disponible sobre la prueba elegida y pueden
A,fue evaluar sus méritos tecnicos con respecto a características como las normas, la c o d a -
;acional bilidad y la validez. Al aplicar el .instrumento, son sensibles a las diverras condicioqes
iblicado que pueden afectar el desempeño en el mismo, como las que se ilustran en el capltulo
iticas de 1, extraen conclusiones o hacen recomendaciones únicamente después de considerar
.agy As- la puntuaci6n. (o puntllaci&) de la prueba a la luz de otra información relevante so-
bre 91 individuo. Por encima de todo, debencontar l& conocimientos suficientesa b r e
lpoyado
nclusio- la ciencia dei comportamiento humano para prevenir las inferencia injustificadas en
d. su interpretación de las puntuaciones. Cuando tecnicos o asistentes aplican las prue-
-, de lss bas, o bien personas que careceo de formación profesioral en los principios psicometri-
5n de !a cos y las.ptácticas adecuadas de evaluación, resulta indispensable que tengan-acceso a
mt, Bo- un psicólogo dificado, al rnenc- coma asewr, que les pioporcione la perspectiva nece-
ación y saria para hacer una intcrpretación adecuada de la ejecución en la prueba.
:tividad ¿Quién és un psicólogo cakfi&do? Como es evidente. y dada la diversificación de la
lene en- disciplina y la consecuente especialimciónde la formación, no todos los psicólogos es-
r ~ e b a ys tán igualmente calificados en t d a s las $reas,ni siquiera en e! campo más restringido
ítica pú- de las prueba y la evaLuacibn psicológica (véase el ca@do l?). En reconocimiento de
.- evallia- estz hecho, el Código Etico exige a los psicdogos que "zcepten los límites de su compe-
.:em ¿el tencia partida: y las limitaciones de su experiencia" (APA, 1992, pág. 1599). Las
plan pa- implicaciones de esta obligación ética se explicar. ciaramente er? el principio de com-
lomo las petencia que mencionamos.
la natu- La prornulgación de leyes para el otorgamiento de !icencias eststál+ y de las leyes
de certiiicxión paia los psicólogos no s6!a contrib~veronal n;ejoramieiito de los es-
tándares profesicrales, sino que también aydon ai pUblicc a identificar a los psicólo-
gos calificados. Estas leyes tienen vigencia en los Estados Unidos, y en casi todas las
lARIO provincias de! Canadá tzmbién se han promulgado !eyes que regulan !a práctica de la
psicología (e: lector puede encontrar ur? resumen de esas leyes en APA, 1993, pp. xlii-
picóio-
xlu). Aunque es conicín e1 uso indistinto de los términos "licencia" y "certificación':, er.
lue e s t h
psicología la certificación suele referirse a la protección legal del título de "picólogon,
3. 1599).
mientras que la liccncia controla la práctica de la psicología independicntementc de!
por exa-
t í t ~ l oque idenzificpe a! profesiona!. En conseci~encia,!as leyes sobre la iicencia nece-
ra el tiso
sitan incluir una defir.iciSn de la práctica de ia psicología. Por su partc, en las leyes de
lente va-
certificación. aunque al principio eran casi siempre simples, hoy se observa una ten-
ien largo
Aericia rontiniia hacia la regulación de la licencia. Ciialquiera que sea la ley, por lo co-
3 mdivi-
mún se exige un doctorado eo psicología, cierta cantidad de práctica supervisada y el
lso de las
desempeíio satisfactorio en un examen de calificación. Los estatutos para el otorga-
>ímaci4r.
miento de la licencia suelen establecer las c~ndicionesdisciplinarias para imponer ac-
i pruebas
ciones contra los psicólcgos, quz pueden ir de muhas y reprimendas a la suspensión y
Iicarlas a
revocación dc la licencia. MU&S jurisdicciones han incorporado en sus estatutos, di-
octa o indirectamente, los requisitos de la AP.4, por lo que las violzciones ai Código
Etico a menudo constituyen la base par2 alguna acción disciplinaria. La APA tambien
ha desarrolladc una Ley Modelo para el Otorgamiento de la Licencia a los Psicólogos
(M&¿ Act fmSta@Licexure ojPsgcholugisü, APA, 1987b), que sirve como prototipo
de las legislacioccs estatales q w regulan la práctica dc la psicología.
540 ~~licaciones
de las pruebas
b G n i s i 6 n sobre Pruebas Psicolúgicas y Evaluación (Comrnittcc on Psvchological Tests and Asses,rncnt. 1995)
de la APA prcpnrG unz declaraci6n quc orienta sobre cl uso seguro de las pruchns p ~ i c o l 6 ~ i c en
a s la cducdción dc
estudiantrs graduad:): y no mduados en psiccilogia.
Consideraciones &ticasy sociales de la evaluación 541
Profesionaí bargo, debe advertirse que aunque los distribuidores se esfuerzan .por cumplir estos ob-
jetivos, el control que ejercen es por fuerza limitado. En algunos &sos, no pueden in-
otorga Iina
vestigar y verificar las supuestas capacidades y acreditakih de los compradores ( v k ,
y experien-
por ejemplo, Oles y Davis, 1977), pero, aunque pudieran hacerlo, las capacidades y
picologia
acreditación formales s61o constituyer. un dispositivo general de identificación; por
misiones de
ejemplo, es evidente que un grado de maestrfa en psicologfa -o incluso un doctora-
os diploma-
do, una licencia estatal o un diploma de la ABPP- no necesariamente significa que
P. Corno es-
el individuo está calificado para uiJizSr una prueba particular o que su formación-es
irofesión, la
relevante para la interpretación apropiada de los resultados obtenidos con el instm-
ernamenta-
mento. La principal responsabilidad por el'uso adecuado de las piuebas recae final-
otras modi- mente en el usuario o 1s institución interesada.
ben materia . Otra respombilidad profesional tiene que ver con la venta de instiumentos psico-
ha iniciado ióg1cos por autores y editoriales. Laj p m e b s no deben salir prematuramente a la cir-
culaci6n para aso general y no deben hacerse afinnaciones sobre sus posi'bies méritos
enciales in-
gic Superior si no se cuenta con evidencias objetivas sificientes. Cuanac una prueba se distribuye
con propósitos exclusivos de investigación, esta condición debe especificarse con cla-
leek, 1995),
ridad y su distribución debe &r restringida. El manual no d l o tiene que incluir datos
nediantc un
icia Otro es adecuados que permitan una evaluación del propio instrüinento, sino también infor-
mación completa sobre sa aplicación, calificación ;r normas. Más que una estratagema
nte las espe-
de ventas diseñada para mejurar la imagen del instrumento, el manuai debe ser una
nterina h d -
exposición fáctica de lo que se sabe sobre la prueba. Es responsabilidad del alitor y del
idades Uoinr
editor revisar las pruebas y normas con la frecuencia suficiente para evitar su obsoles-
'mf;aencies),
orientación cencia; desde luego, la rapidez con que una prueba queda rezagada vgrla con la natura-
leza del propic instrumento.
as, así como
Por razcnes obvias, no deben pub!icarse en los medio5 masiva de comunicación,
en partc. o del todo, 1;ls p e b a s cuya seguridad debe garantizarse porque se iitili7= pa-
ra toinar decisiones de selección, colocación o diagnóstico. Cualquier publicidad que
RUEBAS se dé a reactivos específicos de la prueba tenderá a invalidar el uso futuro del instru-
ciertas con- mento con otras personas; además, la publicación de instrumentos en los medios de
iles especifi- comunicación puede dar iugar a que la gente haga una aiitoevaluación que pueda cau-
al consisten sar daños psicológicos. Otra práctica que casi siempre se considera poco profesional
:lasifican sus consiste er? enviar'las pmebas por correo, pues semejante procedimiento no shlo impide
rio. que van c o n d a r las condicicnes de la evaluación, sino que en general supone que las pun-
e s s colecti- tuaciunes se interpreten sin contar c m otra información impurtante de: individuo.
.ascomo las Salvo muy contadas excepciones, como el aso de inventários de intereses o valores
ersonalidad. con individuos medianamente conocedores y motivados, los resultados obtenidos en
n~tituciones esas condiciones suelen ser más ql-ie i n ~ t i i e s . ~
estudiantes E; digno de mención que desde la década de los ochenta las editoriales empezaron
2 toinar medidas para asegurar que los instrumentos que publican y distribiiyen se em-
a invesiiga-
mnsabilidad . pleen en forma adecuada y qüe sus calificaciones se interpreten correctamen:e. Con
este ¡ir! bar. hecho esfuerzcs por ampliar y mejorar la comunicación con siis clientes
ctivo doble: acerca de pruebas específicas y por mejorar la comprensión del púb!ico sobre la eva-
so; sin em- luación en general. Los editores de ~ruebaspsicológicas participaron con la APA y
--- --
Consideraciones éticas y sociales de la evaluacidn 543
_. '$3
2 4
dente, no se trata de un problema sencillo, por lo que ha sido objeto de amplias deli-
e los
Joint :"
-i
bera~iones.~ No pueden formu1a;se reglas universales para salvaguardar la privacidad
~nla personal, sólo ofrecerse orientaciones generales. Las soluciones deben plantearse en
dice términos de las circunstancias particulares de cada caso y a la luz de la conciencia éti-
.d de ca y la responsabilidad profesional del psicólogo.
ATP Un factor relevante es el propósito por el cual se realiza la evaluacibn, si se trata de.
'pa- consejería individual, de decisiones institucionales concernientes a la selección y dasi-
ticación o de una investigación; por ejemplo, en las situaciones clhicas o de consejería,
S fm los clientes suelen estar dispuestos a revelar asuntos personales para obtener ayuda para
sus problemas. Cualquiera que sea el propósito de la evaluación. la protección de la pri-
vacidad incl~yedos conceptos cruciales: la relevancia y el consentimiento informarlo.
La infomci3n que se solicita al individuo debe ser reieuurlte para los propósitos estzble-
nva- cidos de la evaluación, lo que implia que deben hacerse todos los esfuenos necesarios
vaci- . para asegurar la validez de las ~ruebaspara propdsitos predictivos o de diagnóstico par-
,o la ticulares para lcu que sc utilizan. LPS recierxes desirrollcx legales, camo el caso Sorc.&
ma- us. Dayton H*&on (vtase, por ejemplo, Merenda, 1395) y la Ley de 1990 para los Esta-
C co- dounidenses ccn Pisapacidades (?L. 101-336) subrayaron la importmcia de marite-
i qce ner al mínimo la intrusibn de las indagatoria en las evaiuaciones que se realizan antes
men- dc ld contraación y de asegcrar que sin dlida son relevantes para el desempeño laboral
uebs (véase, por ejemplo, Bruyere y O'Keeífe, 1994; D. C. Brown, 1996; Herrnan, 1954, cá-
igno- pítulo 2). En ei caso Soroku,íos solicitantes de empleo cuestionaron el uso de una prue-
ba, a ba de ze!ección, argumentando qEe las preguntas relativas a ias creencias rt$giosas y
le re- preferencias sexuales (tomadas del MMPI y de! CPI) eran i~trusivasy discriminatorii~.
!ue eel Aunque el caso cmcluyó sin una resolución definitiva, varios autores de prueba, in-
cluidos b; res~nsablescie las más recientes revisiones del MMPI y dei CFI; eliminaron
todo esos reactivos de los inventaria autodescriptivos (véase los capitulas 13 y 17).
ento. El concepto de consentimiento informado también requiere ser aclarado, y su aplica-
iuede c i h en los cascs i~dividualesexige el constante ejercicio del scntido del juicio (AC-
zriría M, APA, NCME, 1985). No obstante que e1 C6digo Ético actual contiene una f c m a
:que explícita exige el consentimiento i~formado5610 en el caso de la terapia y no para la
j per-
evaluacidn, dicho requisito está implícito er. otras normas relativas a la eva!uación y
2 he- el diagp6sticc cn contextcis profesionales. así como en muchas otras partes de! código.
sobre Más aún, 1% regulaciones dc la comisión estatal de psicología, los casos legales. las re-
u fre- glas instituciona~eso las normas prevalecientes de la pdctica requieren por io común
uspi del consenciiniento i~folmadoen el contexto de las xtividades de eva!uación y de in-
3 son' tervención (Canter et al., 1994, p. 67). Al examinado debe informársele del propósito
r fiás del examen, de los datos que se buscan y del uso que se hará de las calificaciones; sin
julta- r embargo, iio es necesario que se le muestren de antemano los reactivos de la prueba o
n p r - .' que se le diga c6mo se calificarán ciertas respuebtas. En ei caso de los menores,' tam-
to de
h Principios Éticos en el Manejo de la Investigaci6n con Paiticipantes Humanos (Ethical Principies in rhe
tilice Conduct of Resemch with Human Pmtuipanrc, APA, 1982) proprcicnan ciertas orientaciones a este respecto.
Ilir la ' , crlrica hecha por E Allan Hanson (1993) a las pruebas y su función en la sociedad rno-
Véase. por e j e ~ p l o la
derna. Aunque cl tratado se basa sin duda cn la ideolcgh de que la evaluacih es antietica y está lejos de ser des-
i me- apasionada, puede x r dc intxes lura Ita lccrores dede una p r s p c r i v a anriopol&ica.
ujan 'V h e KarnIdhaw y Frick (!996. capltulo 4 ) rara una oricnraci6n sobre el consentimienro p.ira 12 evaluxida y
S evi- orros aspectos tticos y iega!es cn la evaluaci6n psicolhgira de los rneaoíes.
544 Aplicaciones de las pruebas
poco deben mostrarse los reactivos a los padres, ya @e dicha información invalida~ía
la pueba. En el capítuio correspondiente a los derechos de los examinados, los Están-
&res de Exminucidn consideran todos los aspectos especiales que pueden surgir res-
pecto al consentimiento informado y otros temas relacionados con las situaciones de
evaluación.
CONFIDENCIALIDAD
Al igual que la protección de la privaccidad, con la que se relacions, el problema de la
confidenciaiidad de los datos tiene tambien muchos aspectos. En respuesta a la inte-
rrogante de quién debe tener acceso a los resultados de una p r ~ e b apueden influir va-
rias corisideraciones, como la seguridad del contenijo del iiistrumento, el riesgo de
que se malinterpreten sus resulta~!os y la necesidad de que varias personas los conoz-
can.
Cada vez se ~ i e n emás conciencia del derechc de los individuos a conocer los des-
cubrimientos en los infoimes de sus tests, a tener la oportunidad de comentar sus coc-
tcnidos y, de ser necesario, aclarar o corregir la información fáctica. Por sii parte, los
consejeros i n t e ~ t a nque sus clientes participen de manera activa en su propia evaluz-
' ci6r.. Lo anterior implica la necesidad dz presentar los resultados de la prueba de una
forma fácilmente comprensible, libre de jerga o etiquetas técnicas y orientada al obje-
tivo inmediato de la evaluación; pero también indica ia necesidad de tomar ias pre-
cauciones adecuadas contra el abuso y la riiala interpretación de los resultados del
imtrumento.
Sn general, !Sdiscusicnes sobre la confidcncialidad de los registros de las pnxbas
tratar;solire el acceso de terceras personasj distinta: de: iírdividuo evduado (o el padrc
de un menor) y el examinador. El principio del que se parte es que los regisrros no de-
berían abrirse sin el conocimiento ;l el consentimiento del exzminado, a menos que se
tratara de un mandato legal o que fuera permitido par ia ley para un propósito vSlido.
Cuando las pruebas se apíican ea un contexto insciruciona!, como el sistema escdar,
el :ribunal o el medio I~boral,en el momento de la evaluación debería infarmarse al
individuo sobre e1 prop6sito de la piupba, la fmna en que se utihzxán sus resoltados y
su disponibilidad para cl personal de 1á inctit~ciór,qde rcriga una iiecesidad legítima
de los mismos. Cuando un extraño soiicita los resultados (como sucede cuando un po-
sible empleador o una universidad piden los resu!tados de la prueba al sistema esco-
lar), se requiere un ronsencimienco expreso pzra enxegar !os d a : ~ ~1.0s . mismos
requisitos se aplican a las pr&bas apliczdas en los contextos clínicos y de consejería o
~ s investigación. Eii la Declaración sobre la revela-
cuando se realizan con p r ~ p ó s i t de
ción de datos de ~ruebas(Staulsmt cn he Disclvsure of Test Data. APA, 1996) prtpa-
rada por ¡a CPTA para ayudar a.70~psicólogos a manejar las cuesc~oiiesconcern':entes
a la revelación de lo2 registros de las pruebas, puede encoritrarse mayor orientación al
respecto. Además, la Comisibn sobre Asuntos Legales dp la APA (Committee on k d
Issues, COLI) ha establecido ciertas estrategias para psicólogos que deben enfrentir
cmpiazamicncos o que en el curso de su práctica profesional se vean obligados a pres-
tar testinion:~cancernicnte 2 los registios o !O: datos de la evaluaci6n psicológica dc
algún clieiite (APA, CC)Li, 1996).
. .
Consideraciones éticas y sociales de la evaluación 545
validaría - Otro problema tiene que ver con la conservació? de los registros en las institucio-
xhin- nes. Por un lado, los registros longitudinales de los individuos pueden resultar muy va-
irgir res- liosos, no s d o para propósitos de investigación, sino también ~ 2 r acomprenderlos y
iones de aconsejarlos, lo que desde luego presupone el uso y la interpretación adecuados de los
resultados de la pnieba. Pero, por otro lado, la disponibilidad de registros antiguos ha-
ce posiblc que se cometan ?Susos como las inferencias incorrectas de datos obsoletos y
el acceso no autoriza69 para propósitos diferentes a los de la evaluación original; por
ejemplo, sería absurdo citar el CI o la puntuación obtenida por un niño de tercer gra-
:ma de la do en una pnieba de lectura cuando se lo evalúa para su admisión a la universidad. De
1 la inte- modo similar, cuando los registros se conservan durante muchos años, existe el riesgo
&ir va- de que puedan utilizarse para propósitos que el examinado (Osus padres) nunca anti-
riesgü de ciparon y que podrían n:, haber aprobado. Para evitar tales abuso:, cuando los repis-
>S conoz- tros se conservan ya sea para un uso longitudina! legítimo del interes del individgo o
por propósitos aceptables de investigación, el acceso a los mismos debe estar sujeto a
r los des- conrroles estrictos. Cada institución debc formular políticas explícitas respecto a la
- sus con- destrucción, conservdción y acceso a los registros personales. La áec!aración SI respec-
parte, los to de las Directrices para el mantenimiento de los registros (Record Keeping Ciuidelines;
a evzlua- APA, COI'PS, 19931, conriene más inhmación sobre este tema.
)a de una
a ai obje-
r las pre-
tados del
En los últimos años los psicólogos empezaron a prestar más atencidn a la necesidad de
S pruebas
comunicñr los resultados de las pruebas de tal forma que resultaran sigtií%cativo:y ú:i-
:e! padre les para el sujeto. Es claro que !a información no debe transmitirse de una manera N-
-osno de- tinaria ni propcrcionar ias explicacicnes iiiterpretativas aprupiadas. Hay que preferir
ios que se las d~scripcionesmalitativas, heclias en téminos sencillos de amplios niveles de de-
tc válido. sempeño, a las calificaciones numéricas específicas, excepto cuando la comunicación
a escular, es con profesicnales adecLadamrsnte capacitados. Se sabe quz incluso !a gente con un
mnarse al buen nivel de rd~caciónccnfunde perceniiies con porcentajes, pacentiles con CI,
jultados y normas con rstándards y clasificaciones de intereses coa calificaciories de aptitudeb.
I legítima Pero una interpretacihn errónea más grave tiene que ver con las conclusiones extraídas
do un po- de las pun~iiacionesde una pnieba, incluso cuando el significado iecnicc se encienda
i m i esco- correctamente. Un ejemplo es la suposiciGn popular de que el CI indica una caracte-
s mismos rística fija de! individuo que predetermina su nivel permanente de aprovechamiento
nsrjeiía o intelectual.
la revela- Entre !o: posibles receptores de los resultados de las pniebas, además de los propics
' 6 ) piepa- examinados, estáti 10s padres de los me~ores,maestro; y otros miembros del personal
~mientcs escolar, em?!eadores, psiquiatras y personal de tribu~alesy correccionales. En todas
itacibn al las comanicacions relacionadas con la evaluación, es deseable tener eii cuenta las ca-
e on Legal racterísticas de quien recibe la infomacibn, lo que no sólo concierne a su nivel general
enfrentar de educación y sus cunocimieiitos de le psicología y de la evaluaciór.,sino también a la
os a pres- respuesta emocional anticipada a ¡a información; en el caso de u11 padre o un maestro,
,lógica de digamos, !a relación emocional que tienen con el niiio puede interferir con 12 acepta-
cióii serena y racional de !a inforinación Zicthca.
546 Aplicaciones de las pruebas
E V A L U A C I ~ N EN G I V E R S A S P O B L A C I O N E S
El entorco. Las décadas transcurridas desde los cincuenta han presenciado un au-
mento e'n la preocupación del público por los derechos de ¡as minor~asítnicas, 12s riiu-
jcres y ¡OS individuos con discapacidades, además de otros gnipos minoritario^.^ Esta
..
El númrio de sepriembie de 1992 de Pqchological Asvsstnent conrierie una sección especial sohrr cl Tema JI.
proporcionar a las clientes realimentacibn w b r ~las pmchzs ptic~lcigicas.En iin adculo pániculamenre úril, K.
S. Pope analiza diez aspectc; fundamentales de la rtraliinenración que. s e g h afirma, 'purde ser el azpecto inás
descuidado de la evaluacih" (1992, p. 265).
Aunque las mu:eres representan una mayoría cjtadística en la pcblaci6n de Im Etados Unidos, legal y ocupa-
cionalmmte, entre otras formas, han coinparrido m d i o s de im problemas de !as rninorfas; r k ahf que al usar e!
termino "minork" c.: e ~ r i e n d rla inclusi6n de las muieres.
e Consideraciones dticas y sociales de ia evaluación 547
:al y ocupa-
K al usar el
"'1 lector puede encontmr en Ayers, Day y Rotntori ( 1990) y en Reschly (1988) las revisiones de algunas deci-
siones lega!es importantes en el campo de la evaluación picoeducativa.
548 Aplicaciones de las pruebas
El papel que los tribunales deempeiian en el campo laboral es cada vez más destaca-
do,en la interpretación y aplicación de las leyes sobre los derechos civiles, cuyas im$i-
caciones han sido ar,alizadas en la bibliogafla correspondiente por personas con
formación e n psicología, leyes o ambas (véase, por ejemplo, APA, CITA, 1988; Ber-
soff, 1983, 1984; Bruyere y O'Keeffe, 1994; Hollander, 1982; Merenda, 1995; Meyers,
1992; Wigdor, 1982). La legisiación federal más relevante la proporciona el título VI1
de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (P.L. 88-352), conocida también como la Ley
de 1paldad de Opominidaites en el Empleo (Equal Employment Opportuniry Act) con
sus enmiendas subsecuentes: la Ley de Derechas Civiles de 1991 (P.L. 102-166) y la
Ley de Estadounidenses con Discapacidades de 1990 (P.L. 101-336). La responsabili-
dad por la implantación y el cumplimiento de estes leyes ccrrespcnde principalmente a
la EEOC, que con ese propósito establece y distribuye directrices. En aras de siinplificar
el procedimiento y mejorar !.a cmrdinación entre instituciones, la EEOL, la Comisión
de Servicio Civil (ahora conocida como La Cficina de Manejo de Personal de ios Esta-
dos IJnidos, Ofi of Personnel Managonenr) y los deparcarcientos de Justicia, de Traba-
jo y del TesoroL1adoptaron en 1978 las Directrices Uniformes para los Praedimientos
de Selección de Empleados (~kfomi Guidelines cin Emphyee Selecaun Pr~edures).
La iey de Igualdad de Opaminidades para el Empleo prohíbe la discriminación por
r m , color, religión, sexo y origen ~acionalen :los procedimientos de selección que
conducen a las decisiones de empleo. Estas regulaciones se spiican a los empleadores
(privados o gubernamentales), organizaciones laborales, oficinas de empleo y comisio-
nes para el otorgamiento de licencias y certificación. Cuando el usc de una prueba u
otro roced di miento de selección cls por resuitado una tasa de rechazo susta?xialmente
más zlta para 10s candideces de la niinoríz que para lrs candidatos de grupos no mino-
ritarios ("impacto adverso"),12 es necesario justificar su uiilidad mediantz evidencias
de su validez para el trabzjo en cuestión.,
Históricamente, los requisitos para lavalidación de pniebas aceptaLles fueron esta-
*
blecidos mediante los Istdnciares & Emmiraidn, los "Priricipios para la validación y
uso de los procediniientos de selección de pers~nal"(Pnnciphs for h e Vdidation and
Use of Pe~sonneiSekction Prccedures, SIOP, 1987) y algunos otros documentos de la
profesih; sin embargo, en las dos últimas déadas tuvieron lugar varios casos en los
que ccnsideraciones legales exrmñas imrnipiercn en las prácticas psicométricas, espe-
cialmente en relacijn con los derechos civiles. Uno de estos casos se conoce como la
"Reg!a de Oro" (véase también el capítulo 1 ) y surgió de una disputa entre la compa-
ñía de seguros Golden Rule y el Servicio de Evaiuación Educativa (Eduratiwl Tescing
Service, ETS) concerniente a lcs exámenes preparados por el ETS para otorgar !icen-
cias a los agentes de seguros. El arreglo estabkía que cuando se encontrxan tasas diíe-
renciales de respuestas correctas entre los grupos minoritarios y mayoritarios, debería
dnrse prioridad al uso de reaccivcs que dieran Il~gara ias menores diferencias entre
erupoy aunque la medida pretenda promover la equidad y disminiiir al mínimo el
" Las Directrices Uniforma (Uniform CuickL'nes)han quedado rezagadas y ec evidente quc necesitan revisarse.
!Y espera conrar ron una w-va oeni6n dr ias mismas dccpués de la pitblicaci<\n de los nuevos Exdndares de Exa-
miiiaciótr. cuya piihi~caciúnse anticipa para finales de la Jtcadit clc lo. no\,entn ( v h r el capitulo !).
'' B. Lerner (1980a) a n a l i d las incowisrenciasen la forma dc cvaiuar rl inip:icto n<li.erw en difcrc~itcscasos Ic-
gales ( v h c tamhien Iroiiwn. Guion y Ostrander, 1982).
Consideraciones &ticasy sociales de la evaluación 549
lestaca- impacto adverso, el acuerdo de la Regla de Oro mGiv6 un acalorado debate en tomo
s impli- a sus suposiciones sobre la naturaleza del sesgo del reactivo y al grado al que la éviden-
.las con cia empfrica justifica el procedimiento sugerido por el acuerdo (APA, CPTA, 1988;
58; Ber- Bond, .1987; Linn y Drasgow, 1987;Rooney, 1987).
Meyers, En la revisión de la acción afirmativa,las Direct7ices mi'formes adoptadas en 1978 se-
d o .VI1 ñalan que.incl~socuando los procedimientos de selección han sido validados satisfac-
o la i e y toriamente, si se obtienen tasas de rechazo desproporcionadaspara las minorlas, deben
4cc) con tomarse medidas para reducir esta discrepancia en la medida de lo posible. Accir5n af;r-
-66)y la mativa implica que las empresas deben hacer algo -másque evitar las prácticas discrimi-
~nsabili- natorias. En términos psicológicos, puede cónsiderarse que los programas de acción
linecte a afirmativa,que en los últimos años han sido objeto de ataques crecientes en los medios
mplificar políticos, son e¡ esfueno por compensar los efectos residuales de lar anteriores inequidá-
4misión des sociales. La costumbre de establecei nomPs p a n s u ' p p o s , puesta en pdctica con
los Esta- el GATB en la década de ios ochenta para producir tasas comparables de empleo para
de Traba- solicitantes blancos, negros e hispanos a pesa de las puntuaciones obtenidas en las
limients pruebas de apticuc! (capítulo í7; véase también Hattigan y Wigdor, 198F), constituyo
;res). ur. ejenplc ue la acción afirmativa destinada a educir e: impacto adversc que las prue-
ación por bas podrían tener en la contratación; sin embargo, ger.rr6 ta! controversia qlie llevó a la
x i 6 n qrre apiobacih de la iey de D P ~ C C ~ O S de 1991 (P.L. 102-i66) que prohfbe explíci-
Civiles
!pleiddores tamente cualquier íornia de ajtiste a !as puntuaciones ea función de raza, color, religión,
c~misio- sexo u origen nacional. En el campo dc la evaluación psicoiógica, re ha reconoc.ido qiie
i prueba u las ramiíicariones de la mencionada ley "tienen un glcance mucho mayor que el previs-
cialmei~te to por el Ccingreso" (D. C. B w n ,1994, p. 927) y podría restringir giavemente el uso
, no mino- de tests de personalidad y de pniebas de capacidad física que utilizah normas distintas
evidencias para hombre y mujeres (viaje también L. S. Go&dson, 1994; Kehoe y Tenopyr,
1994; Sackett y Wilk, 1994). De hecho, alglinos autores y editores de pruebas ya han
leron esta- toriiado medidas p- ofrecer procedimientos de calificación alternativos que eliminen
ilidación y la separación de nomas por género (-&se, por ejemplo, Gough y Bradley, í996).
idauon and La Ley de los Es.adoliniderses con Dismpacidades (American with Disabilities Act,
cntos de !a ADA) de 1990 (EL. 101-336) representa otro esfuerzo bien ititencionado por elimi-
acos en los nar las barieras a la equidad de uportunidades que ha generado prexupación en em-
ricas, &ve- p!eadoies y otras personas iriteresaclas en !as práctiqs adecuadas de evaluación para
tce como la la contratación. Lar cl5usulas de emplee de !a .4DA impiden que los em~lcadores
2 la compa- utilicen pruebas medias o indzguen acerca de los antecedentes de abuso de drogas o
onal Testiq las condiciorm psiquiátricas antes de hacer una oferta de trabajo. Las directrices y
oigar licon- regulaciones de la EEOC sobre las indagqciones previas a la ioniratacion relaciona-
n tasas dife- das con la disrxpacidad y los exámenes médicos (1994, 1995)han dejado sifi resolver
ios,debería la cuestión de qué instrumentos de meciición psic~lógicosy de personalidad sor, adini-
:ncias entre sibles en las situaciones relacionadas con la tcntratación.
, mínimo el Es probable que en e: fiiniro se encuci-;&en faltas de correspondencia entre los
mandacos éticos, legales y profesionales (véase, por ejemplo, D. C Br~wn,1996) que
indudab!emente harán m& difícil la aplicación de pruebas psicológicas a la toma de
t51c.m revisarse. decisiones en las llamadas área; de "alto riesgo" del empleo y la educación. En gran
c;ndmcs ¿e Exa-
medida, esta situación lepresenta un avance pcrque destaca la necesidad de reconxer
8 1).
creiires casos le-
exp1íci:amenie :a participación de !os valores er. la toma de cualquier decisión que
tenga alguna consecuencia, sea en d campo científico r> en Ia práctici.En palahras dc
550 Aplicaciones de las pruebas
>n, recelos más frecuentes relacionados con la aplicación de estos instrumentos a los gru-
.er:
pos minoritarios surgen de la mala interpretación de l k puntuaciones. Si un miembro
150
de un grupo minoritario obtiene una baja puntuación en un test de aptitud o una pun-
lis-
tuación desviada en uno de personalidad, es esencial investigar a qué se debe. Una
puwuasión baja en un2 prueba de aritmética podrh, digamcs, ser resultado, entre
otras razones, de una pobre motivación, de poca habilidad en la lectura o del conoci-
m-
miento inadecuado de la aritmética, Pero tambien debería considerarse el tipo de nor-
IC-
mas que deben emplearse al evaluar las puntuaciones individriales.13
la
rx Las pruebas están disefiadas para demost-ar lo que un individuo puede hacer en un
m-
morent.a del-erminacio,pero no nos pueden decir por qué se desemperia como lo hace.
a-
Debemos L?wcarla respuesta a esa pregunta en sus antecedentes, motivaciones y otras
ue
circunstancias relevantes. Las pruebas tampoco pueden decirnos lo capaz q-ae podrís
:e-
haber sido un-niñocriado con desventajas culmnles o educacionales si hubiera con-
les
tado con un amhiente más favorable; tampoco pueden compensar la privación cultu-
le .
ral, eiiminando sus efectos de las puntuacionrs.Por el contrario, las pruehas deberían
)Y
revelar esos efectos de foma que pudieraii tomarse las medidas de remedio conve-
ia-
nientes. Tratar de ocultar los efectos de las desventajas culturales, rechazando las
Y pniebas o tratando de elaborar o m que nc sean susceptibles a esos efectos, s61o pne-
de recardar el progreso hacia una germina wlución de !os problemas s i a l e s .
as
Todavía es muy común la tendencia a categorizar y etiquetar, c o m sustituto de la
33
comprensicln. Un ejemplo bien conocido se encuentra en las categorías de d'iagnóstico
a-
de la piquiatría clásica, en la que se etiquetaba a los pacientes como "esqui~frénicopa-
il-
ranoide" o "ma~iacodepiesivo".Conscientes de las m?ichas deficiencias de ese sistema
31
de cIasifi~ic:ón,los autores de los más recientes matiuals de diagnóstico psiquiátrico
el describen trastornos de varios tipos y asignui las exiquetas a las condicioms más que a
si-
los individuos que los padecen (vease, por ejemplo, American Psychiatric Association,
lo 1994). Más ~ ú ncada, vez son más los psicClogos que hacen descripciones de personzli-
a-
(-
dad que, a diferencia de Izs etiquetas de diagnóstico, se concentran en los or~geiiesy el
significado individual de la conducta desviada y proporcionan una base más efectiva pa-
3s
ra la xerapia; sin embargo, no resulta sencillo dahacerse de las etiquetas tradicionales.
S-
Otio cjenipio de i~ tendencia a iz categr~riaci6nse alcuenca en las inteipretacio-.
)e
)r
nes erróneas del CI, que segútl las creencias populares, es un indicador del potencial
intelectual innato y representa una propiedad fija del orgznismo. Como vimos en el
1s cap!tdc 12, esta visión no es teóricamente defendible ni la. respaldan datos empíricos.
Cuanao se interpretan adecuadamente, las puntuaciones de los tests de inteligencia
no deben tomentar una categorización rigida de las Fenonas, por el contrario, este ti-
e
.- po de pruebas (como cualquier otro instnimcntoj pueden considerarse como un mapa
en el que es posible localizar 12 posición actcia! del individuo. Cuando se combinan con
5,
la informacion sobre los antecedentes de su experiencia, las puntuacioiies de las prue-
e
bas deberían facilitar la planeación adecuada para el desarroilo Cptimo del individuo.
ri
Objetividad de las pruebas. Cuandc los estereotipos sociales y los prejuicios pue-
den distorsionar las evaluaciones interpersonales, las proporcionan un amparo
l 3 Una sección especial del número de diciembre de 1994 de Psychologicd Assessmenr se cicdicó a prop«rci«nnr
intomación y orientación sobre diversos aspectur de la evaluación normativa.
&+
.- contra el fa.oritismo y las decisiones arbitrarias y caprichosas. A medida que los mo-
vimientos por los derechos civiles ganaron impulso, diversos observadores llamaron la
atención sobre la función positiva que pdCa cumplir la evaluación estandarizada. Al
comentar sobre el uso de las pmebas en las escuelas, J. W. Gardner ( :96 1, pp. 4 8 4 9 )
escribía: "Las pruebas no pueden ver si el joven vestía harapos o paño, ni pueden escu;
cha~ el acento de los bam.os bajos. Las pruebas ovelan las dotes intelectuales en cada
nivel de la población".
y Aunque las pruebas fueran eliminadas permanecería la necesidad de que iridivi-
duos e institmiones tomen decisiones, por lo cual tendrían que retroceder a las conc-
cidas alternativas de las cartas de recomendación, entrevistas y promedios de
raliEcaci6n. En la actualidad, es común que estas otrzs fuentes de informacióri se uti-
licen junto con !ss puntuaciones de 12s pruebas, pero no en su lugar. De hecho, las
piuebas estandarizadas se introdujeron como una forma de compensar la p x a rnnfia-
bilidad, la subjetividad y los posibles sesps de los procedimieiitos tndicionales. Las
alternativas de evaluación generalmente han demostrado ser menos exactas que las
pruebas para predecir el desempeño en la escue!z o ei trabajo ('Wigdor y Gamer, 1982;
pto. 1, capítulo 1). Otros procedimienros desarrollados más recientemente, cor~iolas
técnicas dcn evaluación del desempeño y los llamados por:afolia, q u i s demuestren
ciertas ventajas cuando se los compare con los ins*mrr.entos-adicionales; sin embar-
go, hasta ühora la investigación realizada con estas técnica; indica que no son más vá-
lidas ni más imparciales con las diversas pblaciones que iaspiebas estandarizadas a
1% que podrían complementar o ieemplazar (véase el capítulo 17). En est;
Cori frecuencia, los ataques a las pmebas no logran diferenciar entre la5 contribu- tCXtC,
ciones pcsitivas de la evaluación y la imparciaiidad eri la toma de decisiones y los usos cionarr
inadccudos de talcs instruinencos como sustitutos del jaicio cuidadosamente conside- biblicy
rado. Al examinar la evaluación en su contexto social, la Comisión para la Evaluación tor rnac
de la Habilidad (Comniittee on AbiIiry Testing; Wigdor y Gamer, 1982, pto. 1j advertía books ,
que las pmebas no deberian considerarse como panaceas ni como chivos expiatorios Critiqu
para !os problemas de !a sociedad, y que las metas rociales de aumer~tarlas oporninida- en el c
des para los miembros de los gmpos minoritqrios no deberían co~fundirsecon la vali-
dez del prxeso de evaluación. En una de las conclusiones, la coinisión observó: "La
búsqueda de una sociedad más equitatiw lia colocado a la evalcación de 12. hzhilidad
y
er, el centro de la controversia y le ha dado una reputacicn exageiacia para bien pa- P.hhli
n mal" (p. 239). Fsra declaración sigue siendo válida y, a la liiz de la escasez de alter- A c r I'
nativas viables, es de creer que seguirá siéndc!~duranre mucho tiempo. Adjecr
En suma, es indudable que las pmebas pueden utilizarse mal con las mico:ías, como Alcoh(
con cualquiera; empero, cuando se utilizan adecuadamente, cumplen una función Arrned
impor~anteal Impedir la discriminación irrelevante e injusta. Cuando se evalúan las Arrned
consecuencias sociales de la exzminación es necesario considerar con ciiidado $S ron- Basir 1
B;ty!ey
secuencias sociales de no realizarla y de tener que corifiar en otros procedimieiiios we-
Bayle\
nos equitativos que la evaluación para tomar decisiones; más aún, al detmninar sus
Beck I
consecuencias es preciso diferenciar las repercusiones del uso adecuado de las pruebas Beliav
de ias que pueden resuitar de una inadecuada utilizacion y sepxar las consecuencias di- Bende
rectas de la evaiuación de las que son mediadas por {actores ajenos al ins~rumcnto(Te-
copyr, 1995).Dc otro mcdo, es probable que descar:ernus, par rnzor.es rquivocndx, un
instrumento que, aunque siempre es perfectible, puede resultar irrernp!azable.