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Libro Vaikra - Levítico

La Perashá de la Semana BEHAR

LOS SECRETOS DE LA PAZ

La Vida no Vale la Pena sin Paz


En la porción de la Torá Behar, leemos que como consecuencia de
observar los años sabáticos y de jubileo, Dios nos promete: “…Y
morarás seguro en la tierra…y morarás con seguridad sobre ella.”
Esta promesa repetida dos veces, volvemos a verla una tercera vez en
el comienzo de la siguiente porción de la Torá, Bejukotai, que a
menudo se lee junto con la porción behar: “Y morarás seguro en tu
tierra”, y es seguida inmediatamente por la bendición de paz: “Y
concederé paz en la tierra.” Rashi pregunta: “Y fueras a decir
‘Tenemos alimento y tenemos bebida, pero si no hay paz son inútiles!’
por esta razón la Torá continúa: ‘concederé paz en la tierra’. De aquí
aprendemos que la paz es tan importante como todas las demás
bendiciones juntas.” Otra bendición que concluye con “paz” es la
bendición sacerdotal. La Amidá, la plegaria principal que repetimos
tres veces por día, también concluye con una bendición por paz. Paz es
el nexo que conecta todas las visiones proféticas de la redención final y
es la consigna universal, hoy todos quieren paz…
Demos una mirada al concepto de paz tal como aparece en el texto
hebreo de la Biblia. La palabra hebrea para “paz” es shalom, ‫ שלום‬, Su
shoresh (la raíz de tres letras) es shin lamed mem (‫מ‬-‫ל‬-‫ ) ש‬que también
es la raíz de la palabra shelemut (‫) שלמות‬, que significa “completo”. La
idea inicial que obtenemos de esto es que la paz verdadera es una
expresión de integridad y depende de ella, un hecho que se contradice
absolutamente con la similitud fonética entre “peace-paz” y “piece-
trozo”, en inglés. Además, hay otra palabra, shalvá (‫ ) שלוה‬que
significa “satisfacción” cuyo shaar (raíz de dos letras), shin lamed, es la
misma que la de “paz”. Las dos palabras, “satisfacción” y paz” a
menudo aparecen juntas.
Ilusiones de paz
El shoresh de shalvá es shin-lamed-hei, que también tiene una
connotación diferente, como en la palabra “ilusión” (‫) אשליה‬. Existe
paz y satisfacción verdaderas y hay una satisfacción que no es más que
una tentadora, pero peligrosa, ilusión. Los tratados de paz con los que
estamos tan familiarizados hoy en día, no sólo está lejos de expresar
integridad (de alguna manera siempre se producen a nuestras
expensas), sino que además tampoco producen satisfacción porque
diseminan infantiles ilusiones en la mente del público, que
eventualmente explotan en nuestra cara, como dice el profeta:
“Curaron las heridas de Mi pueblo con desidia, diciendo ‘Paz, paz’
pero no hay paz” (Jeremías 6:14).
Paz y Placer
La paz también se relaciona con el placer espiritual, motivo por el cual,
en Shabat que es un día intrínsecamente de placer, nos deseamos
“Shabat Shalom”. Para ilustrar el placer inherente en la paz,
comencemos considerando la paz que puede alcanzar cada individuo
dentro de sí mismo. Dice el Rey David: “No hay paz en mis huesos a
causa de mi pecado”. (Salmos 38:4). De acuerdo a la explicación literal,
esto se refiere a la compleción física y la buena salud, pero además, la
presencia misma del pecado contradice la paz. Tiene que haber paz
entre el alma y el cuerpo, y el pecado viola esa conexión.
Por el contrario, una conexión apropiada entre el alma y el cuerpo se
describe como “paz en mis huesos [en mi esencia].” Está claro que este
tipo de paz no puede ser meramente “un cese del fuego”, sino más bien
es una sensación de satisfacción y placer que urge de la armonía
interior.
Ahora, habiendo visto lo que significa la paz para nosotros, como
individuos, demos una mirada a la paz en la familia. La verdadera
armonía familiar es más que un grupo de parientes que no se gritan
unos a los otros, o sabiendo cómo manipularse unos a los otros, o
incluso teniéndose respeto entre sí. Más bien, la paz familiar es un
sentimiento y una sensación placentera de simplemente lo bueno que es
vivir juntos. En particular placentero encanto se manifiesta en el
precepto de encender las velas de Shabat los viernes al anochecer, que
intenta inducir una sensación de armonía y placer familiar en el
Shabat. El encendido de las velas refleja la belleza y la alegría de la
armonía familiar, cuando los miembros de la familia se miran uno al
otro con rostros radiantes rodeados de un manto de luz.
Los tres círculos de paz.
La paz y la armonía familiar se extienden más allá del núcleo cerrado
de los familiares cercanos. El pueblo judío entero, “la casa de Israel”,
son una gran familia feliz y esperamos que todos los judíos, donde
quiera que vivan, vivan todos juntos en paz. Este tipo de paz es por
cierto uno de las metas mesiánicas (porque, desafortunadamente
estamos lejos de lograrlo). Pero si por un momento imaginamos paz y
unidad entre todos los judíos – más y más judíos, de todas las tribus,
fracciones y opiniones, viviendo en paz “Todos nosotros, como uno en
la luz de Tu semblante” – por cierto sentimos que esta conexión entre
todas las almas judías está impregnada con un maravilloso sentimiento
de placer.
Obviamente, el objetivo mesiánico no se termina con la paz sólo entre
los judíos, sino que apunta más alto, a alcanzar la paz universal. El
Mashíaj enseñará al mundo entero cómo hacer la verdadera paz: paz
entre el alma y el cuerpo, armonía familiar, paz fraternal, paz entre los
judíos y las naciones, y paz entre toda la humanidad. Como el profeta
Zejariá dijo del Mashíaj: “Y hablará de paz a todas las naciones, y su
gobierno será desde el mar en el oeste y desde el río hasta los extremos
de la tierra”. [La palabra “paz” (‫ ) שלום‬aparece explícita en este verso,
y en las letras iniciales de las palabras “paz para las naciones, y su
gobierno será desde el mar” (‫) שלום לגוים ומשלו מים‬.] La paz mundial no
margina a la luz especial de la nación judía. Por el contrario, la paz
que se esparce tan lejos, “a los extremos de la tierra”, es el ambiente
perfecto para que se revelen las cualidades especiales de la nación
judía, porque al final, la paz entre las almas judías proviene del más
excelso origen de todo.
La paz entre las almas judías es un fenómeno no local que no depende
de que estemos todos en un solo lugar. De todas maneras, en la parashá
Bejukotai, la Torá remarca que “Conferiré paz en la tierra”,
refiriéndose por supuesto a la tierra de Israel. La paz que se alcanzará
cuando la tierra de Israel esté completa y el pueblo judío esté completo
revelará un nivel más grande aun de luz y placer, porque la tierra de
Israel es donde reside la Shejiná (la Presencia Divina”. La tierra de
Israel misma es considerada un reflejo de la Shejiná. Por cierto, esta es
la culminación de las bendiciones de la parashá Bejukotai: “y pondré
Mi morada entre ustedes…y andaré entre ustedes y seré para ustedes
Dios y ustedes serán Mi pueblo”.
Estos tres círculos de paz pueden ayudar a entender las palabras de
Rabi Shimón bar Iojai en el Zohar, respecto al Mashíaj, quien es
llamado: “el ministro de la paz”. “El ministro de la paz es un justo que
está en paz con todo el mundo, en paz en el hogar [paz entre los judíos]
y en paz con la Presencia Divina”. Estos tres círculos de paz forman
una progresión, donde cada uno es mayor que el anterior. Tenemos fe
en ver a los tres revelados rápidamente en nuestros días por el ministro
de la paz, el Mashíaj.

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