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La rendición de cuentas presidencial se olvidó del ambiente

Eduardo Gudynas

Montevideo Portal, 5 marzo 2018.

En el acto que el presidente realizó en el Antel Arena informando sobre la gestión


gubernamental uno de los grandes ausentes fue el tema ambiental.

El informe presidencial es una buena iniciativa, ya que al día siguiente del acto celebratorio se
vuelve posible un análisis más riguroso y pausado sobre lo que realmente se prometió y lo que
efectivamente ocurrió. A pesar de que en las semanas previas hasta las playas platenses
estaban verdes por la contaminación, haciendo que ya nadie pueda negar la crisis ambiental
que vive el país, ninguna de esas cuestiones aparecieron en el discurso presidencial. Esa
ausencia es alarmante. No sólo porque existen severos problemas ecológicos en el país sino
porque años atrás, en el 2014, la candidatura del Frente Amplio hizo todo tipo de promesas
ambientales que también debían haber sido puestas en la balanza de una rendición de
cuentas.

Podría haberse dicho que algunas de aquellas promesas de la campaña electoral del 2014
fueron cumplidas. Un caso claro fue el proyectado Plan Nacional de Promoción de la
Agroecología, que finalmente se convirtió en ley con el apoyo de los legisladores frentistas.
Pero incluso a ese nivel aparecen los matices, dado que no pasó desapercibido que el propio
Ministerio de Ganadería y Agricultura quiso torpedear esa norma al final del tratamiento
parlamentario.

Si en cambio se aborda la cuestión de la calidad del agua, posiblemente el tema ambiental más
grave de los últimos tiempos, se encontrará que en plena campaña electoral del 2014, las
Bases Programáticas para el gobierno 2015-2020, proclamaba que “el agua potable debe ser
suficiente, con suministro continuo y cumplir con las Normas de Calidad establecidas”. Esos
son objetivos que todos compartimos, y enseguida, el plan del FA anunciaba que se
“controlará con firmeza los factores que deterioren las condiciones del agua de los ríos y
arroyos y se reforzaran las condiciones de las plantas potabilizadoras, buscando la garantía
presente y futura del suministro.” Hoy, cuatro años después, al final del período del gobierno,
no puede afirmarse con certeza que se cumplieran esos compromisos.
Llama mucho la atención que se prometiera que se controlaría con “firmeza”, mientras que en
los últimos años siempre está la sombra de la debilidad en la gestión ambiental. El control
sobre los contaminadores de la cuenca del Río Santa Lucía avanza muy cansinamente, y no
hace poco nos enteramos que una empresa parece que prefiere pagar multas antes que
terminar de una vez por todas sus obras de manejo de efluentes. En la provisión del agua
siguen los problemas, como muestran el episodio de la “soda cáustica” o las alertas del
sindicato de OSE de los riesgos por la falta de inversión en la infraestructura

Se brindaron otras promesas, algunas de ellas teñidas de soberbia, como la de completar los
estudios y avanzar en la “construcción de las nuevas reservas y fuentes alternativas de agua”
en la zona costera del sur y este del País. Una promesa que no sólo no se cumplió sino que
además ni siquiera se han podido evitar los casos de turbidez o contaminación del agua en
esas localidades. Y por si fuera poco, el programa decía que se completarían los “proyectos y la
construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales en todas las capitales
departamentales y ciudades con más habitantes”. Otra tarea que sigue pendiente.

Por momentos es difícil analizar el discurso presidencial, ya que está repleto de celebraciones
como que los abuelos y abuelas tengan tablets, lo que es una buena noticia que todos
aplaudimos, pero esos mismos abuelos no pueden estar seguros si el agua de sus canillas es
siempre de la más alta calidad.

No es una cuestión menor que las Bases Programáticas del gobierno Vázquez prometieran
“garantías” hacia el futuro, ya que es justamente ese porvenir el que está amenazado por las
medidas que este mismo gobierno ha tomado.

Ello se debe a que a lo largo de estos años no se fortalecieron las herramientas de gestión
ambiental sino que fueron debilitadas. Por ejemplo, el programa del FA prometía promover “la
elaboración de Instrumentos Regionales de Ordenamiento Territorial para los ámbitos
espaciales de las principales cuencas hidrográficas; particularmente, Río Santa Lucía, Laguna
Merín, Río Negro.” En lugar de generar medios para cumplir esa palabra, al poco de asumir, la
administración Vázquez actúo en sentido contrario desmontando lo poco que existía para
hacer esas evaluaciones regionales que involucraban a varios departamentos. El proyecto de la
nueva planta de celulosa en el Río Negro aprovecha ese vacío.

De alguna manera el tema ambiental cada vez más se parece a las cuestiones de seguridad
pública o educación, donde el gobierno dice que mucho se hace, pero muy distinta es la
“sensación térmica” de la gente (y de la Naturaleza en este caso). Vázquez en su discurso en el
Antel Arena reconoció un par de problemas, pero enseguida se atajó diciendo que si el
gobierno no hubiera hecho lo que hizo, la situación sería peor. Traducido esto al tema
ambiental, no faltaría quien dijera que el agua estaría aún más contaminada, y las playas
platenses todavía más verdes, si no se hubieran tomado algunas medidas, como lanzar un
nuevo plan frente a la contaminación del Río Santa Lucía.

Pero eso apenas es un juego de palabras que no es suficiente para exonerar de


responsabilidades al gobierno, ya que es precisamente las limitaciones de su gestión la que
permite sea que los privados contaminen como que el propio Estado no logre revertir el daño
ecológico. Estas playas verdes no son síntomas de lo bien que se ha actuado, sino todo lo
contrario, de todo lo que no se ha hecho adecuadamente por años.

Por ejemplo, el control de la contaminación en la cuenca del Río Santa Lucía es lentísimo, y se
terminan discutiendo cuestiones inverosímiles (tales como las razones por las cuales en vez de
contar con 4 boyas automáticas que monitoreen la calidad del agua, en los últimos años sólo
se logró instalar una). Se aprueban medidas que en vez de contribuir a paliar problemas, los
aumentarán, como es el caso de la reforma de la ley de riego. Del mismo modo, la
desesperación por aprobar la nueva planta de celulosa con toda su carga futura de
contaminantes, que la misma empresa reconoce, terminará afectando aún más al Río Negro.

En cuanto a la participación ciudadana, más allá del slogan de gobierno de “cercanía”, toda vez
que se tratan los temas ambientales prevalecen las trabas. Por un lado, persisten
impedimentos en el acceso a la información sobre la situación ambiental o sobre los
emprendimientos estatales que afectarán los recursos naturales; no son pocas las veces que se
deben llevar adelante acciones judiciales para obtenerlos. Por otro lado, los mecanismos de
participación ciudadana están afectados, son intermitentes o no funcionan. Espacios formales,
como la comisión asesora al Ministerio del Ambiente sigue sin recuperarse después que el
mismo Frente Amplio la desarticulara años atrás, y no ha sido suplantada por otro espacio
análogo o mejor. Además, las audiencias públicas de proyectos controvertidos quedan
despojadas del necesario diálogo entre el Estado y los vecinos, como está sucediendo con la
evaluación del tren de UPM. Por lo tanto, al contrario de la publicidad oficial, prevalece la
opacidad y la distancia.

De alguna manera podría decirse que el discurso presidencial fue sincero al no incluir
cuestiones ambientales. La calidad del ambiente sigue sin ser un tema central del gobierno, y
cada año que pasa se deteriora un poco más el patrimonio ecológico nacional. Es como si esta
generación de gobernantes no lograra comprender que hoy ya están afectando a las futuras
generaciones.

Notas

Rendición de cuentas del presidente Tabaré Vázquez en Antel Arena, Presidencia, 1 marzo 2019, audio
en: https://www.presidencia.gub.uy/sala-de-medios/audios/audios-breves/vazquez-rendicion-de-
cuentas-2019

Las citas del programa del Frente Amplio son textuales y siguen a Bases programáticas Tercer Gobierno
Nacional del Frente Amplio 2015-2020. Montevideo, 2014.

Foto de Playa Ramírez, con evidencia de cianobacterias, el 3 de marzo de 2019 (foto cortesía de Raúl
Viñas).

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