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Una teoría feminista: las consecuencias del género en la obra de Rosalía de Castro.

Planteamiento del problema

El siglo diecinueve se caracterizó por ser aquel que más habló sobre las mujeres, en la medicina,
teología, filosofía, etc. Por supuesto, también en la literatura, pero ¿Dónde estaban las escritoras
cuando no era una simple imagen idealizada por la visión masculina?

Cuando hablamos de este tema, inevitablemente lo hacemos en cuestiones de género. Durante


estos años, gracias a los obstáculos impuestos, era aún más difícil que se generaran el mismo
número de obras literarias de mujeres como de hombres. Rosario Castellanos, en su libro Sobre
cultura femenina reúne una serie de testimonios que se confrontan entre sí con el objetivo de
comprobar si existe o no una cultura femenina. Entre los autores citados se encuentran dos
filósofos alemanes del siglo ya mencionado. Por una parte está Arthur Schopenhauer, que se
declara de la siguiente manera: “Solo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los
grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales. Paga su deuda a la vida no
con la acción sino con el sufrimiento…” (Castellanos 43) Al contrario, Georg Simmel dice “Sin
duda es muy difícil aun en la cultura literaria dar expresión a los matices femeninos porque
aquellas formas generales de la poesía son creaciones del varón, y como, por ahora al
menos…quedan aún recluidas en las regiones de la Utopía…” (Castellanos 52)

La poetisa española más importante de esta época fue Rosalía de Castro, nacida en
Santiago de Compostela, y de quien no se sabe demasiado, más que su fecha de bautizo (24 de
febrero de 1837). Durante un tiempo no supo quienes fueron sus padres, pues en su acta de
nacimiento se declara de “padres incógnitos”. Ya entrada su juventud conoció a su madre, Teresa
de la Cruz de Castro, de buena familia. Más tarde descubre que su padre fue un sacerdote, lo que
explica muchas cosas.

El oficio de la escritura era exclusivo del hombre, esto lo tenía muy claro Rosalía de Castro, así
como todos los obstáculos a los que tendría que enfrentarse por desafiar los roles de género.
“Durante años, su obra estaba considerada, de manera superficial, solamente como un canto a la
tierra y a la morriña.” (Marta Corral. "Rosalía de Castro: una feminista “peligrosa” en el siglo
XIX." EL ESPAÑOL. 28 feb. 2018.1:1. Web.) En 1858 se casa con Manuel Martínez Murguía,
periodista, historiador y crítico del arte, lo que supone otra evidente barrera más que enfrentar,
sobre todo al concebir cinco hijos, hecho al que enseguida acontece un largo silencio literario,
posterior a la publicación de El caballero de las botas azules, bien recibido por la crítica. Así
mismo, al ser una abanderada feminista, tenía consciente de este problema de género, que se
encargó de expresar en sus obras. Por ejemplo, en Carta a Eduarda, llena de ironía “… ¡Si al
menos hubiese nacido en Francia o en Madrid!, pero ¿aquí mismo?... ¡Oh!” Igualmente, en el
prólogo de La hija del mar, publicado en 1859, dice “"Porque todavía no les es permitido a las
mujeres escribir lo que sienten y lo que saben”

Las mujeres han sido subestimadas históricamente, y a pesar de ubicarnos en el siglo XIX, las
opiniones de los hombres seguían divididas, ya que, por un lado, las consideraban seres
racionales, sin embargo, aun así pensaban que era mejor que no se dedicaran a otra cosa que a ser
esposas y madres. Por otra parte, y cabe desatacar era la opinión más generalizada, es que las
mujeres eran por naturaleza inferiores al hombre. “…conviene que la mujer conozca desde la
infancia que es inferior al hombre, quererlas iguales sería un error: su carácter es diametralmente
opuesto; el uno es el resultado de la fuerza, el otro de la debilidad” (Garrido 422).

Hipótesis

El hecho de ser mujer representó un problema para aquellas que, durante el siglo XIX, deseaban
ser algo más que aquello que les enseñaron y aprendieron. Para Rosalía de Castro,
indudablemente, el camino no fue más fácil. Al contrario, pues al convertirse en una poeta de gran
habilidad, despertó controversia, y en el proceso, no recibió el reconocimiento merecido, pues no
se ajustaba a los cánones de literatura femenina de la época. Se llegó un punto donde ella misma
dejaba entrever la resignación femenina ante el comportamiento habitual de los hombres. Fallece
el 15 de julio de 1885, pero increíblemente era una desconocida para el mundo, ignorada por la
crítica de sus contemporáneos.

No fue una casualidad este rechazo hacia su literatura, por lo tanto, es probable que la única razón
por la que se ignoró sucedió porque era mujer.

Justificación

La finalidad de esta investigación es observar, desde una perspectiva de género, la constante


marginación histórica que recibió Rosalía de Castro, hasta 1913, cuando James Fitzmaurice-Kelly
la incluyó en su antología Oxford Book of Spanish Verse, y la correspondencia debida fue
otorgada a su trabajo. (Mayoral, Marina. “Presentación del Portal de Rosalía de Castros”
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Web. 12 mayo de 2018.
http://www.cervantesvirtual.com/portales/rosalia_de_castro/presentacion/) Por desgracia, como
sucede a menudo con diversas autoras, la valoración de la obra rosaliana y la mitificación de la
escritora se produjeron sólo tras su fallecimiento.

De cualquier manera, fue un verdadero acto insurrecto que Rosalía de Castro se posicionara como
la poeta más importante del siglo. Este estudio aporta una visión extraliteraria de la autora,
aplicable a los estudios y análisis de género.

Por medio del hallazgo del género se hacen visibles nuevos problemas y conflictos, como este,
que en su momento no fue percibido como tal, debido a su naturalización y el reforzamiento de
ideas misóginas, como ocurrió durante este siglo con Rousseau acerca de las tareas naturales de
la esposa y madre Es aquí donde entra el debate crítico social y feminista, el problema de la
configuración de la sociedad como estructura constitutivamente desigual. Dentro de esta línea de
crítica a una desigualdad social, las nociones de género permitieron “…establecer que las
desigualdades construidas en base a las diferencias sexuales constituyen un aspecto fundamental
de la sociedad al estructurarse como eje de desigualdad, articulado con diferentes grados e
intensidades a otros ejes de desigualdad (clase, etnia, generación).” (Henríquez 9).

Los estudios de género se derivan del movimiento feminista internacional, con un campo multi y
transdisciplinar. “Su objeto de estudio son las relaciones socioculturales entre mujeres y hombres
(hombres y hombres/mujeres y mujeres) y parten de la premisa de que el concepto mujeres (u
hombres) es una construcción social, y no un hecho natural.” (Gonzáles, Rosa.
“Presentación. Estudios de Género en educación: una rápida mirada”. Revista Mexicana de
Investigación Educativa. Jul. 2009. Web.)

De esta manera, pretendo fomentar le equidad de género al exponer el claro ejemplo de una mujer
que incomodaba a toda una estructura social, al tomar con determinación sus derechos y no pedir
perdón o permiso de ellos. Sin embargo, es cierto que nunca se mostró ajena a su situación, antes
bien, afectó tanto directa como indirectamente en su escritura, lo cual no fue necesariamente
negativo, pues ahí encontró la voz que protestaría por las injusticias, y no sólo en cuanto al género.
Por consecuencia, es importante estudiar las relaciones de poder. El caso de Rosalía es novedoso
no porque, al aportar en la literatura, lo hizo también en el área lingüística, devolviéndole al
gallego la categoría de lengua literaria, que años más tarde la convertirían en mito y símbolo de
Galicia, al hablar de todo lo que aquejaba, como la inmigración y la pobreza de los campesinos.

Hoy en día, ser sensible a este fenómeno puede llegar a ser considerado “extremista”, al punto en
que el término feminista adquirió un significado peyorativo. Bajo la falsa primicia de que estamos
en el siglo veintiuno, se dice que es inevitablemente inútil hablar o si quiera considerar que el
problema aún no está solucionado, ni mucho menos. A causa de esto, espero despertar el
pensamiento crítico, evitar “seguir la corriente”, replantearse si la sociedad ha cambiado tanto
como promete.

Cabe destacar que el movimiento feminista determina la igualdad como su objetivo, más no el
camino. Por ejemplo, en su primer año, una editorial publica diez libros de varones en contra de
cinco libros de mujeres, y en el siguiente, para ser igualitarios, publican diez obras a cada uno,
pero el problema sigue ahí: ellos tienen veinte y ellas quince. En muchos casos ha sido
precisamente el trato igualitario, que se basa en pensar que partimos de las mismas condiciones,
lo que ha contribuido a la persistencia y reproducción de subordinación de las mujeres a los
hombres.

Despierta en mi especial interés este tema porque es un hecho que durante siglos, incluso en
nuestros días, aunque en menor medida, el trabajo y capacidad de las mujeres ha sido
minusvalorado. Por esta razón creo importante que observemos dichas situaciones bajo la
perspectiva y sensibilidad de género, más no tratar de justificarlo, y finalmente, llamar a las cosas
por su nombre .

Entre otros motivos que movieron este protocolo de investigación fueron, en primera estancia,
porque considero mi responsabilidad social, como mujer, dar voz y dignificar a las que ya no
pueden, y en segunda, reconocer un problema que en su mayoría es minimizado. “… llamar la
atención sobre las desigualdades y la falta de oportunidades, lo que en sociedades excluyentes y
autoritarias es, sin duda, subversivo.” (ibídem)

Soy consciente y reconozco que mi subjetividad como investigadora está en juego en el proceso
de la investigación, por lo tanto, conviene subrayar que no traro de tergiversas la realidad, por el
contrario, de mirarla desde otro enfoque.

En conclusión, este protocolo de investigación influye a largo plazo en las investigaciones de


género, y en las correspondientes a la vida y obra de Rosalía de Castro, además de promover la
concientización del problema y reconocer, desde la raíz, por qué es así.

Objetivos

Generales

 Situar a las mujeres en el lugar que les corresponde, dando la importancia que se
merecen.
 Demostrar que hay modelos y referentes, mujeres que hicieron historia y que también
la construyeron; recogiendo, dignificando y difundiendo su contribución.

 Mostrar que las mujeres también son integrantes de la sociedad, concretamente la


mitad de la población; reclamando el espacio que les pertenece y fue arrebatado.

Específicos

 Promover el interés en la búsqueda de información sobre Rosalía de Castro y su obra.

 Estudiar el factor lingüístico que influyó en el olvido de la poeta.

 Indagar en una nueva propuesta de cultura con igualdad de oportunidades y derechos.

Estado de la cuestión

Para comprender el estatus específico de las mujeres del siglo XIX, debemos tomar en cuenta el
ámbito privado-público. Según Rousseau, en el Libro V de su obra Emilio o la educación,
comenzando como el Génesis, al hombre le es ofrecida una compañera que mitigue su soledad:
“Emilio es hombre y le hemos prometido una compañera, menester es dársela. Sofía es esta
compañera” (Rousseau 167). Pero el protagonista, en este caso, es el ciudadano del Estado
moderno, y ella no era educada para ser una ciudadana independiente y activa en la esfera pública,
sino la esposa que haría posible su existencia plena como ciudadano. “…nunca han estado las
personas en peligro ante el exceso de vino; como ante el peligro que representa el desorden de las
mujeres”. (Pateman 17) En opinión de Rousseau, ninguna mujer, sin importar cuál fuera su
condición, poseía talento y en caso de poseerlo, debía ocultarlo.

Rosalía fallece el 15 de julio de 1885, pero para 1960, increíblemente, era una desconocida para
el mundo. «Es de sobra conocido que Rosalía fue ignorada por la crítica de sus contemporáneos
y que ya Azorín comentaba en Clásicos y Modernos que "en 1902, al formar D. Juan Valera su
deplorable Florilegio de poesías castellanas del siglo XIX, no incluyó en esa antología a Rosalía
de Castro; hombres anodinos y mujeres insignificantes acoge Valera en su colección; ni de una
página puede disponer para uno de los más grandes poetas castellanos de la decimonona centuria;
en la introducción a ese repertorio nombra Valera a Rosalía; la nombra de pasada, a la par de
versificatrices vulgares...» (Gonzáles 58)

Al encontrarse tanto en desventaja social, como económica, era inevitable que estos factores
tuvieran repercusión en su obra literaria y, por lo tanto, en cómo era vista por el mundo. Como
consecuencia, “…la crítica asumía una posición igualmente acondicionada.” (Gonzáles 57) Hoy
la crítica a su obra puede observarse de otra manera, más libre de prejuicios, pero en su tiempo,
no tuvo el mismo derecho. “Y hay todavía más, aunque parezca colmo increíble: Antonio de
Valbuena en un trabajo - que figura en uno de sus libros - dedicado al examen de la antología de
Menéndez, tampoco se acuerda de Rosalía al citar diversos poetas olvidados o postergados por el
erudito montañés." Resulta así excluida la poeta gallega, no sólo por los críticos, sino también por
los críticos de los críticos.” (58)

Es evidente que la igualdad de género no supone simplemente lograr una incorporación de las
mujeres a la esfera pública, sino que implica, a su vez, revisar el modelo de ciudadanía patriarcal.

Mary Wollstonecraft dirigía objeciones a Rousseau, a quien consideraba equivocado por defender
la obediencia, la sumisión y la ignorancia como principios de la educación femenina. Relacionó
el acceso de las mujeres a la instrucción y a la formación intelectual con el ejercicio de sus deberes
como ciudadanas, entendía que la razón y la autonomía eran indispensables para imprimir mejores
hábitos y facultades que les permitieran cumplir con sus obligaciones cívicas y domésticas.
Debemos preguntarnos, por tanto, si estaba aspirando a metas contradictorias.

“Y lo que hoy nos sorprende es la respuesta que las escritoras van a dar a estos razonamientos
masculinos, y que no va a ser la rebeldía, como en el caso de las europeas, sino el tratar de
demostrar por todos los medios que se consideraban capaces de realizar perfectamente las tareas
domésticas y ponerse a escribir al acabar la jornada.” (482) Dicho de otra manera, en lugar de
hacerse escuchar para que los hombres tuvieran las mismas responsabilidades sociales, sólo se
agregaron, ellas mismas, una más.

Probablemente Rosalía pudo tener la oportunidad de explotar al máximo su talento, pero el hecho
de tener que compatibilizar las tareas domésticas con las literarias, de forma que no disponía
libremente de su tiempo, no se lo permitió. “Así, salvo raras excepciones, las escritoras españolas
se limitaron a un conocimiento de lo que entonces se consideraban materias propias del «bello
sexo», es decir economía doméstica, urbanidad, religión, el francés preciso para desenvolverse en
sociedad y naturalmente las labores.” (Simón 595)

Para el momento en que la crítica decide voltear, finalmente, los ojos hacia su obra, ella ya se
había convertido en un mito. Sin embargo, hay otro facto que considerar al momento de
preguntarnos por qué su obra fue deliberadamente ignorada, y tiene que ver con la inmersión
lingüística en Galicia. “Rosalía escribe en gallego la mayor parte de su obra poética, y el emplear
una lengua que no es la oficial de la nación y el haber sido la primera que la usó con auténtica
categoría literaria tras un silencio secular, fue un grave inconveniente para la crítica.” (Lapesa 14)
La complejidad de su obra y sus circunstancias biográficas aumentaron las dificultades para su
conocimiento. Incluso, los estudios críticos siguen divididos en su obra gallega y la castellana.

“Su nombre no apareció en las antologías de escritoras que se editaron en el siglo XIX, ni
entre Las cien mejores poesías de la lengua castellana seleccionadas por Menéndez y Pelayo, ni
en las omisiones que Antonio Valbuena le señala.” (Mayoral, Marina. “Presentación del Portal de
Rosalía de Castros” Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Web. 12 mayo de 2018.
http://www.cervantesvirtual.com/portales/rosalia_de_castro/presentacion/)

Mi tema intenta abordar el vacío que el reconocimiento de la igualdad formal ha permitido a las
mujeres introducirse (no sin esfuerzo notable) en ámbitos y en profesiones tradicionalmente
reservadas a los varones, pero no ha ido acompañado de la emergencia de una nueva cultura
igualitaria.

En mi opinión, no fue su género lo único que condenó el olvido de Rosalía, más bien, surgió de
un conjunto de factores que se acumularon en su contra.
“Si su obra ha sido estudiada y es sin duda más conocida que nunca, ella como mujer, como ser
humano, como persona, se nos escapa. Aún permanecen en el misterio hechos de su vida a los
que no podemos llegar y sin los cuales no podremos tener una visión completa de cómo fue en su
totalidad la mujer que se llamó Rosalía de Castro.” (Gonzáles 57)

Por ello, parece que deberíamos insistir en un nuevo contrato social que pusiera el énfasis no sólo
en la equiparación de los derechos individuales, sino en los valores de la sociedad civil y en las
responsabilidades colectivas hacia las demandas de cuidado.

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