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Filozofická fakulta
Lucie Coufalová
……………………………………..
Podpis autora práce
2
AGRADECIMIENTOS
3
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 6
1 LA REVOLUCIÓN Y LA BÚSQUEDA DE LO MEXICANO ......................... 9
1.1 México como producto de tres revoluciones.................................................. 9
1.2 Los orígenes de la Revolución mexicana ..................................................... 12
1.3 Final del conflicto ........................................................................................ 14
1.4. La importancia de “lo mexicano” ................................................................ 15
2 LA REALIDAD MEXICANA Y LA LITERATURA DE LA REVOLUCIÓN
COMO AFIRMACIÓN DEL “SER MEXICANO” .................................................. 19
2.1 La novela de la Revolución mexicana y su influencia en autores
posteriores................................................................................................................... 19
2.2 La poesía como base de partida para la formación de un proyecto nacional
……………………………………………………………………………...23
3 EL PANORAMA TEATRAL MEXICANO DEL SIGLO XX. EL TEATRO
DE LA REVOLUCIÓN. .............................................................................................. 27
3.1 Usigli y su aportación a “lo nacional”.......................................................... 28
3.2 De Usigli en adelante. El teatro experimental (1928-1948). ........................ 30
3.3 La Generación de los 50 ............................................................................... 30
3.4 De la Nueva Dramaturgia Mexicana a la Generación del tercer milenio..... 32
3.5 Los primeros pasos del teatro revolucionario mexicano .............................. 33
3.6 El teatro revolucionario entre 1925-1950..................................................... 34
4 EL GESTICULADOR ........................................................................................... 38
4.1 Algunos datos de interés acerca del autor .................................................... 38
4.2 El gesticulador. Pieza para demagogos en tres actos. Resumen de la obra. 39
4.3 Dramatis personae ........................................................................................ 42
4.4 La temática en El gesticulador. El tema de la mentira mexicana. ............... 43
4.5 El gesticulador, una pieza realista ............................................................... 46
4.5.1 La categoría del espacio ........................................................................... 47
4.5.2 El espacio en El gesticulador ....................................................................... 49
5 EL ATENTADO .................................................................................................... 52
5.1 Jorge Ibargüengoitia Antillón, algunos datos biográficos sobre el
dramaturgo. ................................................................................................................. 52
5.2 La importancia de El atentado. El triunfo póstumo de la obra. ................... 54
5.3 Resumen de la pieza dramática .................................................................... 56
5.4 El estilo empleado por Ibargüengoitia en El atentado ................................. 58
6 ¡QUE VIVA CRISTO REY! .................................................................................. 63
6.1 Jaime Chabaud ............................................................................................. 63
4
6.2 Un breve hincapié a los personajes .............................................................. 64
6.3 Resumen de ¡Que viva Cristo Rey! .............................................................. 64
6.4 La temática de ¡Que viva Cristo Rey! La Guerra Cristera. .......................... 66
6.5 La innovadora forma de ¡Que viva Cristo Rey! como representante de las
tendencias de los años 90 ........................................................................................... 68
CONCLUSIÓN ............................................................................................................. 73
FUENTES CONSULTADAS ...................................................................................... 76
Bibliografía primaria .................................................................................................. 76
Bibliografía secundaria ............................................................................................... 76
Fuentes electrónicas.................................................................................................... 78
APÉNDICES ................................................................................................................. 80
A Listado de obras de Rodolfo Usigli .............................................................. 80
A.1 Usigli dramaturgo......................................................................................... 80
A.2 Novela, poesía y ensayo ............................................................................... 81
5
INTRODUCCIÓN
6
ser literario, es decir, nos centraremos en analizar el tratamiento literario que les fue
concedido a las tres obras por sus respectivos autores e intentaremos dejar aparte el
análisis del punto de vista histórico del proceso revolucionario, ya que queremos evitar
la posible confusión debida a la licencia poética de cada autor. En palabras de Daniel
Meyran:
1
MEYRAN, Daniel. “Una lectura del tiempo sobre el teatro o el teatro como modelo sociocrítico de
lectura de la historia”. [online]. Káñina. Rev. Artes y Letras. Univ. Costa Rica. Vol. XXXII (1), 2008 ,
pág. 75, [cit. 2010-III-09]. Disponible en la Web: <http://www.latindex.ucr.ac.cr/kanina-32-1/07-
MEYRAN.73-80.pdf>.
7
autor reciente que lleva apenas dos décadas en la escena literaria. Sin embargo, de lo
poco que hemos conseguido, intentaremos elaborar primero un resumen de la vida y
obra del dramaturgo y luego proseguiremos con nuestro propio análisis de la pieza
dramática escogida. Centraremos nuestra atención en los puntos diferenciadores
respecto a las otras dos piezas, pero ante todo en los aspectos formales del drama, como
por ejemplo, la estructura externa y el espacio.
Generalizando acerca de la finalidad de nuestro trabajo, queremos hacer constar
que pretendemos hacer un trabajo que esté bien estructurado y que sea coherente. Como
ya hemos señalado, vamos a comparar las tres piezas mencionadas desde el punto de
vista literario, para cual tarea utilizaremos tanto material literario disponible, como
nuestros propios análisis y opiniones a fin de dar una visión acerca del diferente
tratamiento escénico que obtuvo la Revolución mexicana a lo largo del siglo XX, ya que
es un período muy importante en la historia de México y como dice Rodolfo Obregón:
“México es un país obsesionado con su historia, y esta obsesión difícilmente puede
exponerse en un sitio más adecuado que el escenario.”23
2
OBREGÓN, Rodolfo. Que viva Cristo Rey… y la Tradición del teatro histórico mexicano. Repertorio.
Querétaro, n° 32, pág. 47.
8
1 La Revolución y la búsqueda de lo mexicano
Mediante estas palabras habla Octavio Paz sobre el tema de nuestra tesis, la
Revolución mexicana. A continuación, basándonos sobre todo en el libro La Revolución
Mexicana5 de Francesco Ricciu y en el ya mencionado libro de Paz, titulado El
laberinto de la soledad, intentaremos explicar los orígenes, las causas y el desarrollo del
proceso revolucionario mexicano, que fue uno de los más importantes del siglo XX.
4
PAZ, Octavio. El laberinto de la soledad. 2ª ed.. 15ª reimpr. México: Fondo de cultura económica,
1993, pág. 180.
5
RICCIU, Francesco. Grandes revoluciones del siglo XX: La Revolución Mexicana. 2ª ed. Barcelona:
Editorial Bruguera, 1973.
6
Íbid., pág. 7.
9
central”.7 La colonia se convirtió así en un cuerpo vacío con ausencia de fe. La
Revolución de la Independencia trajo la abolición de la esclavitud por parte de Miguel
Hidalgo y cambios en la distribución de la tierra que fueron realizadas por José María
Morelos. Estos cambios fueron la causa principal de que los criollos, que ocupaban altos
cargos en la administración, apoyaran a España, hecho que fue confirmado durante el
gobierno de Itúrbide y posteriormente también con Antonio López de Santa Ana, y esto
originó un fuerte sentimiento de soledad en el pueblo al igual que sucedía durante la
época colonial. Éste fue uno de los motivos que llevaron a Benito Juárez (1806 - 1872)
y otros a encabezar la Revolución de la Reforma. Los líderes de dicho movimiento
pretendían cambiar la sociedad en la que vivían creando una sociedad nueva que no se
basara ni en el pasado precolombino ni tampoco en “lo español”. Los cimientos de esta
nueva sociedad debían de ser sobre todo los derechos del hombre. Octavio Paz habla en
este caso de la triple negación por parte de la Reforma: “la de la herencia española, la
del pasado indígena y la del catolicismo”.8 Como fecha del comienzo de este proceso
revolucionario podemos mencionar el 1 de marzo de 1854 cuando fue publicado el Plan
de Ayutla, que posteriormente fue seguido de muchas leyes más. Todos estos
documentos pretendían hacer grandes cambios respecto a la política religiosa pero,
sobre todo, aspiraban a hacer grandes cambios en la propiedad de la tierra, ya que
durante la dominación fue introducido el sistema de la encomienda9 de la que se
benefició en parte también la Iglesia. De ahí la necesidad de una reforma agraria para
que la tierra no siguiera en manos de unos pocos latifundistas. No obstante, lo único que
se consiguió fue que los bienes de la Iglesia pasaran a pertenecer a los latifundistas
ricos, ya que el Papa Pío IX abolió la gran mayoría de los documentos que fueron
aprobados al respecto. En general, se podría decir, que el fracaso de la Reforma no
consiguió romper lazos con el pasado pero, sin embargo, también hubo unos cuantos
logros importantes como la afirmación de los valores de la libertad, la supremacía de la
razón y también es indiscutible la importancia de la Constitución del 5 de febrero de
1857, que fue muy moderna para su época.
7
PAZ, Octavio, Ob. cit., pág. 142.
8
Íbid., pág. 152.
9
El DRAE explica el término de la siguiente manera: “En América, institución de contenidos distintos
según tiempos y lugares, por la cual se señalaba a una persona un grupo de indios para que se aprovechara
de su trabajo o de una tributación tasada por la autoridad, y siempre con la obligación, por parte del
encomendero, de procurar y costear la instrucción cristiana de aquellos indios.”
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua Española. 22ª ed.. Tomo 2º. Madrid:
Espasa, 2001, págs. 903-904.
10
Mientras que Juárez era indio, la figura del siguiente hombre importante en la
historia de México, Porfirio Díaz (1830 - 1915), se caracteriza por sus orígenes
mestizos. Sin embargo, tanto Juárez como Díaz, tenían algo en común y es que ambos
eran oriundos de Oaxaca. Díaz se da a conocer sobre todo a partir del Plan de la Noria,
que es cuando se enfrenta por primera vez contra su antiguo amigo Juárez, y llama al
pueblo para que se levante, ya que con anterioridad había fracasado totalmente en las
elecciones presidenciales. No obstante, unos años más tarde, y una vez muerto Juárez,
Porfirio Díaz se opone también al sucesor del primero, Sebastián Lerdo de Tejada, y el
día 5 de mayo de 1877 asume la Presidencia de la República. En el año 1880 le deja su
puesto al general Manuel González, ocupando él el cargo de ministro de Desarrollo.
Cuatro años más tarde vuelve a ocupar el puesto de Presidente y ya no lo abandona
hasta el año 1911.
El gobierno de Porfirio Díaz fue popularmente llamado el Gobierno de los
científicos, ya que todos los que lo formaban fueron de raza blanca y subrayaban la
importancia de las ideas positivistas, las cuales proclamaban la importancia del método
experimental y rechazaban todo lo que no fuera sensible. De ahí la importancia de la
ciencia que le dio nombre al gobierno de la época. El porfiriato fue en realidad
neocolonialismo. Se basaba en el racismo, considerando al hombre blanco como el
único que podía mandar y al indio predestinado a servir. Fue además una época en la
que se abrieron las puertas al capital extranjero.
La base de la ideología de la Revolución mexicana la podemos buscar en el ex
ministro del Gobierno porfirista Justo Sierra y en jóvenes como José Vasconcelos,
Alfonso Reyes, etc. Este grupo de intelectuales criticaba con vehemencia el porfirismo,
sobre todo desde el punto de la ideología dominante, es decir, el positivismo. Fueron
también unos: “buscadores apasionados del alma nacional, los mantenedores de una
cultura fundada sobre la sangre, sobre la lengua y sobre el pueblo”.10
No obstante, sería injusto mencionar solamente las desventajas del gobierno de
Díaz, ya que hubo una serie de éxitos en el campo de la economía que lograron
aumentar considerablemente las riquezas del país. Sin embargo, si nos ciñésemos
solamente a las cifras, no nos podríamos hacer una imagen correcta de la situación
social de aquella época, dado que el contrapunto negativo de este crecimiento
económico fue una vez más la concentración de las riquezas en manos de unos pocos
10
RICCIU, Francesco, Ob. cit., pág. 25.
11
latifundistas o extranjeros. Los indios fueron explotados y su situación fue pésima. Se
produjeron una serie de rebeliones que fueron duramente aplastadas como es el caso de
la Guerra contra los yaquis en 1887. Igual de mala fue la situación de los obreros, que
dio lugar a movimientos sindicalistas.11
En estos momentos podemos observar los comienzos de la consolidación de la
oposición a Díaz. Se empezaron a fundar casinos liberales, uno de los cuales fue
denominado Redención, cuyo simpatizante fue Francisco I Madero. También hay que
mencionar la importancia de la revista Regeneración, que fue distribuida de forma
clandestina en México por parte de la Junta organizadora del Partido liberal mexicano y
que fue incitando a la revolución. La oposición a Díaz pedía la educación laica, un
salario mínimo, asignación de tierra a los indígenas, etc., y su actuación dio lugar a los
primeros motines revolucionarios.
La visita del periodista estadounidense James Creelmen que se celebró el día 7
de febrero de 1908 originó una esperanza en los mexicanos, ya que el presidente
reconoció la inexistencia de la oposición y también mostró su deseo de retirarse una vez
acabado su mandato. Cuando fue publicada esta entrevista, los mexicanos se levantaron.
Aparecieron escritos como La sucesión presidencial en 1910 de Francisco I Madero que
daba su no a la reelección y pedía la organización de unas elecciones democráticas.
Junto a José Vasconcelos y otros intelectuales de la época, Madero funda el Partido anti
reeleccionista. Sin embargo, Porfirio Díaz no cumplió con su palabra de retirarse y fue
reelegido en 1910.12
11
Los autores del libro Dějiny Mexika mencionan como principales logros del porfiriato el desarrollo de
la industria y del comercio, la construcción de ferrocarriles y carreteras y la entrada de México en el
mercado mundial del petróleo. Por otro lado, la expulsión de los indios de sus tierras, las jornadas
laborales de catorce horas, las renumeraciones mínimas y las represiones llevadas a cabo por la policía y
por el cuerpo militar pertenecen entre los mayores desaciertos de Díaz.
KAŠPAR, Oldřich. MÁNKOVÁ, Eva. Dějiny Mexika. 2ª ed. Praga: Nakladatelství Lidové noviny, 2009,
pág. 214.
12
RICCIU, Francesco, Ob. cit., págs. 5-47.
12
noviembre. Francisco I Madero debía ser el presidente provisional, es decir, se anulaban
las elecciones del 1910. Díaz subestimó el valor de este documento, hecho que fue
crucial para el desarrollo del conflicto.
La revuelta empieza en el estado de Chihuahua, pero pronto se desarrolla por
todo el país. En el norte lucharán Doroteo Arango, llamado Pancho Villa, Abraham
González y Pascual Orozco. El sur será el área de acción de Emiliano Zapata que
recupera el grito magonista de ¡Tierra y Libertad!, el cual enardece a sus fieles peones,
y Coahuila la zona de combate de Carranza. Madero se suma a los rebeldes de
Chihuahua.
Dice Ricciu que “la Revolución estaba irrumpiendo como una revelación
existencial: privada de premisas ideológicas universales, maduraba en el desarrollo de
su contenido pragmático, llevando a los mexicanos al descubrimiento de sí mismos”.13
La evolución del conflicto hace que Díaz tome la decisión de abandonar la
presidencia y exiliarse. Se establece un nuevo gobierno que, sin embargo, está formado
en su mayoría por hombres de Díaz y esto provoca la negación de Zapata a entregar las
armas. Madero es elegido presidente pero el país está desilusionado, ya que en el
gobierno sólo hay dos revolucionarios.
El 28 de noviembre de 1911 se publica el famoso Plan de Ayala que pide que la
tierra pase a manos de sus verdaderos dueños, es decir, a manos del pueblo. Todo esto
debe ser llevado a cabo mediante la expropiación de las tierras de los latifundistas y
hacendados. Se trata de una declaración de guerra a Madero, que estaba sordo a los
requisitos de Zapata de restablecer los lazos con el pasado precolonial.
En general se podría decir que Madero fue un presidente débil, el ejemplo por
excelencia de lo cual es la anulación de la pena de muerte que le fue concedida a Félix
Díaz, sobrino de Porfirio, por un intento de golpe de Estado. Tanto Madero como el
vicepresidente Pino Suárez, fueron asesinados.
Se empiezan a organizar ejércitos guerrilleros dirigidos por Carranza, Plutarco
Elías Calles o Álvaro Obregón. También Villa vuelve a la escena y Zapata sigue con su
lucha en Morelos. En la presidencia de la República se producen muchos cambios en
esta época. De todos los presidentes destaca la figura de Venustiano Carranza que a
pesar de la resistencia de Villa y Zapata consigue el reconocimiento por parte de los
Estados Unidos. No obstante, poco a poco va perdiendo aliados, ya que decide respetar
13
RICCIU, Francesco, Ob. cit., pág. 57.
13
la propiedad y no hacer confiscaciones. Otra de las razones es la Constitución de 1917,
que solamente corrige la de 60 años atrás.14
Carranza gana las elecciones de 1917. De las siguientes elecciones, las del año
1920, sale vencedor el gran estratega militar Álvaro Obregón. Mientras tanto desaparece
de la escena la mítica figura de Francisco Villa, el cual decide abandonar el campo de
batalla y establecerse en la hacienda de Canutillo. Muere en el año 1923 de un atentado.
La victoria de Obregón fue muy importante desde el punto de vista del programa
agrario, ya que el nuevo presidente lleva a cabo una importante reforma y reparte más
de 1.500.000 hectáreas de tierra. Su sucesor, Plutarco Elías Calles, tiene que enfrentarse
a un rival muy poderoso que es la Iglesia, ya que en la primavera de 1926 se produce
una importante revuelta de los llamados Cristeros. Se forma una Liga para las defensas
de las libertades religiosas que invita a la gente a no participar en la vida pública del
país, a no comprar sus productos, etc., para así arruinarlo. Calles acude a la fuerza:
arresta sacerdotes, cierra escuelas católicas, expulsa a monjes de los conventos, etc. Este
hecho provoca la revuelta de guerrilleros católicos conocidos por el grito “¡Cristo Rey!
¡Viva Cristo Rey!”, frases que dan nombre a todo el conflicto. Éstos fueron también los
que intentaron asesinar a Obregón y dos amigos suyos. Este atentado fallido le debió de
servir de escarmiento a Obregón para tener más cuidado para con la vida política de su
país, pero no fue así, ya que el mismo año de 1926 se produce un cambio en la
normativa electoral para que Obregón pueda volver a presentarse a las elecciones
presidenciales.
Así pues vuelve a salir vencedor de las elecciones de 1928 Álvaro Obregón, el
cual no respetó uno de los mayores principios de la Revolución, la no reelección y pagó
por ello con su vida. El 17 de julio, José de León Toral entró en el restaurante La
Bombilla y le disparó cinco veces al presidente, el cual murió al instante.
De los siguientes presidentes de la República cabe mencionar a Lázaro Cárdenas
(1934 - 1940), que fue el último gran jefe de la Revolución, y con el cual se cierra todo
el ciclo revolucionario.15
14
RICCIU, Francesco, Ob. cit., págs. 47 – 125.
15
Íbid., págs. 127 – 220.
14
1.4. La importancia de “lo mexicano”
Hace falta ahora referir sobre la visión que tiene del proceso revolucionario uno
de los mayores escritores mexicanos, Octavio Paz, sin duda alguna, uno de los
personajes más importantes de las Letras mexicanas del siglo XX. Destaca tanto por su
aportación al campo de la poesía como al de la prosa. A nosotros nos interesará sobre
todo su ya mencionado libro El laberinto de la soledad, un ensayo de crucial
importancia para comprender correctamente lo que fue la búsqueda de la identidad
mexicana. Para su incubación fue decisiva la beca de Guggenheim que le fue concedida
en el año 1944 y que le permitió viajar a Estados Unidos, donde conoció la dura vida
que allí llevaban sus compatriotas. Partiremos de la segunda edición del libro del año
1959.16
Al igual que a la hora de explicar la Historia de la Revolución, empezaremos por
la época de la Independencia. Los Estados independientes formados después del
primero de los procesos revolucionarios fueron un producto de la época, una respuesta a
la necesidad de organización política y militar y distan por lo tanto de la realidad
nacional. La noción del nacionalismo es posterior. De ahí también que las instituciones
formadas por aquel entonces carecieran por completo de cualquier base o tradición. Las
constituciones modernas de los Estados Unidos o de los países europeos fueron
resultados de una larga tradición histórica ilustrada, ausente en los países
latinoamericanos. De ahí que Paz dice: “La mentira política se instauró en nuestros
pueblos casi constitucionalmente”.17
Después vino la reforma, que como ya hemos mencionado negó todo lo que se le
interpuso en el camino formando un México no como producto de un pasado mítico
azteca, ni como sucesor de la colonia española, sino como un país que, una vez
rechazado su pasado, quiere configurarse en el futuro. Dice Paz:
16
OVIEDO, José Miguel. Historia de la literatura hispanoamericana. 4. De Borges al presente. Madrid:
Alianza Editorial, 2002, págs. 178-183.
17
PAZ, Octavio, Ob. cit., pág. 148.
15
voluntariamente se desprende de la gran masa, pasivamente religiosa y tradicional. La
nación mexicana es un proyecto de una minoría que impone su esquema al resto de la
18
población, en contra de otra minoría activamente tradicional.
Díaz no basa sus ideas en la burguesía como ocurría en Europa, sino que edifica
sobre una capa de latifundistas y de esta manera se niega a sí mismo. Se constituyen
pues ideas que llaman a la búsqueda de la verdad y la democracia. No obstante, se trata
de ideologías basadas en el vacío de la tradición ideológica y en el eterno problema
mexicano, el de la tierra que, a pesar del movimiento reformista, seguía en manos de los
latifundistas.
Sin embargo, el libro El laberinto de la soledad no habla solamente del período
revolucionario. Paz concibe la realidad mexicana y la historia del país en su totalidad.
Las palabras claves de su ensayo son ambigüedad, máscara y mentira. La mentira es la
base de la vida cotidiana del mexicano que se engaña a sí mismo. Se refleja así al
18
PAZ, Octavio, Ob. cit., pág. 154.
19
Íbid., págs. 159-160.
16
mismo tiempo lo que es el mexicano y lo que desea ser, lo cual queda muy bien
explicado en la siguiente cita:
20
PAZ, Octavio, Ob. cit., pág. 47.
17
mismo: tiene miedo de sí. Al plantearse el problema de la autenticidad, Alarcón anticipa
uno de los temas constantes de reflexión del mexicano, que más tarde recogerá Rodolfo
Usigli en el El gesticulador.21
21
PAZ, Octavio, Ob. cit., pág. 39.
22
FOSTER, David. “La escritura del enmascaramiento en El laberinto de soledad de Octavio Paz”. En
GOIC, Cedomil. Historia y crítica de la literatura hispanoamericana. Época contemporánea. Barcelona:
Grijalbo, 1988, pág. 613.
18
2 La realidad mexicana y la literatura de la
Revolución como afirmación del “ser mexicano”
23
OVIEDO, José Miguel. Historia de la literatura hispanoamericana. 3. Postmodernismo, Vanguardia,
Regionalismo. Madrid: Alianza Editorial, 2002, pág. 127.
24
Íbid., pág. 129.
25
Íbid., págs. 127-130.
19
Constitución, y mientras manifestaciones culturales como el muralismo y el cine
reprodujeron los valores de la constitución y el régimen posrevolucionario en el espacio
público, la literatura fue un espacio de mayor contención y conflicto, donde los debates
sobre la naturaleza misma de “lo nacional” y la forma que esta naturaleza tomaría en la
cultura permitieron el desarrollo de posiciones más diversas que otras manifestaciones
culturales.26
26
SÁNCHEZ-PRADO, Ignacio M. Naciones intelectuales: la modernidad literaria mexicana de la
constitución a la frontera (1997-2000). [online]. Universidad de Pittsburg, 2006, pág. 12. [cit. 2010-II-
15]. Disponible en la Web: <http://etd.library.pitt.edu/ETD/available/etd-05032006-
151829/unrestricted/Sanchez_Prado_ETD_2006.pdf>.
27
OVIEDO, Miguel, Ob. cit., Tomo 3º, pág. 158.
28
Íbid, pág. 159.
20
párrafo anterior, o sea, la novela de la Revolución, y una segunda corriente que se ocupa
más bien de analizar el tema desde un punto de vista social. Sin embargo, no se puede
hacer una división tajante entre ambas corrientes, ya que la obra de algunos de los
autores más destacados como Azuela, Martín Luis Guzmán, José Rubén Romero, José
Mancisidor o Gregorio López y Fuentes incluye ambas temáticas.29
Se considera a Azuela el fundador del ciclo sobre todo por su novela Los de
abajo. Sin embargo, habría que señalar toda la segunda etapa de la creación literaria de
este autor, ya que desde Andrés Pérez, maderista, pasando por la ya citada Los de
abajo, Los caciques, Las moscas, Domitilo quiere ser diputado, hasta Las tribulaciones
de una familia decente, todas comparten la misma temática. El autor critica las viejas
clases sociales, el caciquismo y el oportunismo de la gente.30
Los de abajo fue publicada por primera vez en el periódico El Paso del Norte en
el año 1915, es decir, en una época de plena lucha revolucionaria. No obstante, fue la
edición de 1925, muchas veces revisada y ampliada, la que consiguió llamar la atención
del público. En la novela se plasma la experiencia personal de Azuela que como médico
militar participó en ella. Fue partidario primero de Francisco I Madero y de Pancho
Villa después. En cierto modo se trata pues de una memoria personal pero es sobre todo
un testimonio de una revolución inacabada que no consiguió sus propósitos iniciales:
Esta cita es una de otras tantas que aparecen en el texto de Azuela y que explican
muy bien en qué consistió el fracaso del proceso revolucionario. Cabe citar también el
siguiente párrafo que hace referencia al caudillaje mexicano:
29
DESSAU, Adalbert. La novela de la Revolución Mexicana. 1ª ed. México, D.F.: Fondo de Cultura
Económica, 1972, pág. 17.
30
OVIEDO, Miguel de, Ob. cit., Tomo 3º, págs. 161-162.
31
AZUELA, Mariano. Los de abajo. Novela de la Revolución Mexicana. Nueva Jersey: PRENTICE-
HALL, Inc., 1971, pág. 35.
21
de nuestra patria. Somos instrumentos del destino para la reivindicación de los sagrados
derechos del pueblo. No peleamos por derrocar a un asesino miserable, sino contra la
tiranía misma. Eso es lo que se llama luchar por principios, tener ideales. Por ellos
luchan Villa, Natera, Carranza; por ellos estamos luchando nosotros.32
Sin embargo, hay que subrayar que es ante todo una narración de la búsqueda
que hace México de sí mismo, una demanda de la identidad de un país representada por
Demetrio Macías y sus hombres que combaten contra el ejército federal. De hecho, “¡A
los de abajo!” es un grito que el protagonista dirige a sus hombres en una batalla contra
los federales.
Por su parte, también se vio afectado por la revolución el género de la novela
picaresca. Ejemplos de ello serían Ulises criollo de José Vasconcelos y ante todo El
águila y la serpiente de Martín Luis Guzmán. Guzmán narra sobre la huida de la capital
mexicana una vez dado el golpe de Estado de Victoriano Huerta, la búsqueda de los
ejércitos del norte, etc.33
Muchos aspectos de la Revolución quedaron reflejados también en la obra de un
autor que la vivió en Aguascalientes siendo todavía un niño, Mauricio Madgaleno. Se
trata generalmente de aspectos trágicos del conflicto, ya que la posición de Magdaleno
fue muy pesimista. Es conocido sobre todo gracias a la novela El resplandor.34
También en el dantesco infierno de Comala, ciudad mítica rulfiana, aparecen
referencias a la revolución. Se critican en Pedro Páramo sobre todo el tan tratado
caciquismo, la explotación del campesino, el papel que en ello desempeñó la Iglesia y
también la estima de la tierra natal. Los personajes de Rulfo son mestizos, unos
campesinos que viven dentro de su mundo oral, con sus historias y mitos mexicanos. La
novela, gracias a su carácter innovador, en cierto modo supera la de la revolución
mexicana. La obra carece de un narrador que lo dirija todo, hecho muy típico para el
ciclo revolucionario mexicano, y varía entre un narrador en primera persona, es decir,
las secuencias cuando habla Juan Preciado, y otro narrador en tercera persona. No
obstante, hay que mencionar que no es solamente el tema lo que le interesa a Rulfo en la
Revolución mexicana, es también en una parte la técnica de narración, sobre todo la
oralidad. El tiempo histórico de la novela va desde mediados del siglo XIX hasta el año
32
AZUELA, Mariano, Ob. cit., pág., 36.
33
FRANCO, Jean. Historia de la literatura hispanoamericana a partir de la independencia. 7ª ed. 16ª
reimpr. Barcelona: Editorial Ariel, 2006, pág.190.
34
AUB, Max. Guía de narradores de la Revolución Mexicana. 1ª ed. México, D.F.: Fondo de Cultura
Económica, 1969, págs. 48-50.
22
1929, es decir, hasta el final de la Revolución de los cristeros. Incluye pues también la
época de la Revolución mexicana. Destacaremos sobre todo el pasaje cuando los
revolucionarios van en busca del cacique Pedro Páramo que acaba comprando la
revolución, muy buen proyecto que acabó contaminado y usurpado por el poder.
Páramo es el representante perfecto del caciquismo que puede hacer absolutamente de
todo, hasta comprar la revolución. Se desmiente así el mito de la revolución triunfante.
El poder mexicano se apoyaba en la Iglesia representada por el personaje del padre
Rentería que condena al pueblo de Comala a morir en la culpa.35
La obra más conocida de Agustín Yáñez, Al filo del agua, trata sobre la vida en
una pequeña ciudad de Jalisco en una época justo antes de que empezara la contienda.
De hecho, acaba con la liberación de la ciudad por parte del ejército revolucionario ante
el rígido orden impartido por la Iglesia y que acaba con la tiranía impuesta.36
Sin embargo, la lista de los grandes narradores que trataron el tema de la
Revolución mexicana quedaría incompleta si en ella no incluyéramos a Carlos Fuentes
principalmente por sus novelas La región más transparente y La muerte de Artemio
Cruz.
La región más transparente, cuyo protagonista es la capital mexicana, narra
sobre personajes típicos mexicanos, como son los oportunistas o los nuevos ricos.
Fuentes se pregunta por la causa de la pérdida de la autenticidad mexicana.37 Otro de los
grandes testimonios del caciquismo es La muerte de Artemio Cruz. Su protagonista es
Artemio Cruz, que sube hasta arriba en la escala social para acabar narrando en el lecho
de muerte su vida y la traición de todos sus ideales. En este caso, el narrador queda
distribuido entre las tres personas narrativas.38
35
Véase en RULFO, Juan. Pedro Páramo. 11ª ed. Barcelona: Editorial Anagrama, 2006.
36
FRANCO, Jean, Ob. cit., págs. 333-334.
37
Íbid.
38
Véase en FUENTES, Carlos, Smrt Artemia Cruze. Praga: Mladá fronta, Nakladatelství ČSM, 1996.
23
cultural. Todos estos grupos pretendían hacer una literatura nacional, sin embargo, no
todos escogían el mismo camino para tal hecho. Así, mientras unos tendían a ser
representantes de lo verdaderamente nacional, otros buscaban la universalidad.39
Compitieron entre sí tres ideologías en cuanto a la manera de hacer la poesía
mexicana: el virreinalismo, el estridentismo y el grupo llamado los Contemporáneos.
Sobra anotar que las bases ideológicas de los virreinalistas fueron sobre todo la religión
católica y la cultura española. Sus máximos representantes fueron Francisco Monterde y
Artemio del Valle-Azipe.40 Los autores influidos por el estridentismo, en cambio, se
veían influidos por la cultura urbana y la tecnología moderna e identificaban a la
Revolución con su hermana soviética. A diferencia del grupo anterior, lo que buscaban
era romper totalmente con todo lo precedente al conflicto. El movimiento nace en la
capital mexicana y se concentra alrededor de la revista Horizonte. Los autores
estridentistas se vieron influidos por las vanguardias europeas, sobre todo por el
dadaísmo, el futurismo y el ultraísmo. Su pasión por la tecnología y la modernidad se ve
también en el emblema del movimiento que es un aeroplano. También el autor más
destacado de esta corriente, Manuel Maples Arce, tomó parte en la Revolución, en su
ciudad natal, Veracruz.41
El último grupo denominado los Contemporáneos, y cuyo máximo representante
fue Ramón López Velarde, queda definido por Sánchez-Prado de la siguiente manera:
39
SÁNCHEZ-PRADO, Ignacio M., Ob. cit., págs. 15-17.
40
Íbid., págs. 18-20.
41
OVIEDO, José Miguel, Ob. cit. Tomo 3º, págs. 385-386.
42
SÁNCHEZ-PRADO, Ignacio M., Ob. cit., págs. 18-21.
43
OVIEDO, José Miguel, Ob. cit., Tomo 3º, pág. 389.
24
llevaban a cabo gracias a algunos miembros que lo integraban, como Ulises publicada
gracias a Xavier Villaurrutia y Salvador Novo. Los miembros más destacados fueron
Carlos Pellicer, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Salvador
Novo, Jorge Cuesta, Gilberto Owen y Bernardo Ortiz de Montellano.44 A continuación
prestaremos más atención a algunos de estos autores.
A pesar de su corta vida, López Velarde dejó una profunda huella en la poesía
mexicana. Su obra se caracteriza por la presencia de un mundo tradicional y católico y
del amor imposible. En 1916 publica La sangre devota donde da a conocer “su visión
del bucólico ambiente provinciano”.45 Es importante su amistad con Francisco I Madero
con quien colabora en la creación del Plan de San Luis de Potosí. Cuando muere su
amigo se opone a Huerta y después apoya a Carranza. Es autor de un único poema de
carácter civil que se titula La suave patria, y que fue publicado en la revista El maestro.
Sánchez-Prado subraya sobre todo el rechazo de los recursos decimonónicos por parte
del poeta y su orientación hacia formas modernas y dice del poema que: “puede leerse
como una declaración del agotamiento de los paradigmas expresivos de dicha
concepción de lo nacional”.46 La composición pertenece a un libro que fue publicado
póstumamente denominado El son del corazón (1932). Huelga decir que su concepto de
lo nacional está unido a lo provinciano. No es una referencia directa a la Revolución,
sino una exhortación a buscar la tradición y el espíritu cristianos.47
José Gorostiza, cuyo hermano fue el dramaturgo Celestino, escribió varios libros
de poemas. Quizás el que mejor caracterice su obra sea Muerte sin fin cuyo tema es la
muerte como algo que está presente en la vida mexicana desde el pasado azteca,
pasando por la Revolución mexicana, hasta las dos guerras mundiales. Por otra parte,
Villaurrutia es importante para nosotros ante todo por su aportación a la renovación del
teatro mexicano, ya que escribió unas 15 piezas dramáticas de las cuales destacan sus
actos profanos, los cuales refieren en un acto sobre la clase media mexicana. Sin
embargo, es más bien el recuerdo de un pasado que ya no existe. Entre sus actos
profanos más logrados pertenecen El pobre Barba Azul y Juego peligroso. Respecto a
Salvador Novo, el gran rival de Rodolfo Usigli, nos limitaremos a decir que fue un
44
OVIEDO, José Miguel, Ob. cit., Tomo 3º, págs. 388-389.
45
Íbid., pág. 38.
46
SÁNCHEZ-PRADO, Ignacio M., Ob. cit., pág. 57.
47
OVIEDO, José Miguel, Ob. cit., Tomo 3º, págs. 43-53.
25
cronista muy importante de la Ciudad de México y que es de interés su libro Nueva
grandeza mexicana que está inspirado en Bernardo de Balbuena.48
48
OVIEDO, José Miguel, Ob. cit., Tomo 4º, págs. 392-401.
26
3 El panorama teatral mexicano del siglo XX.
El teatro de la Revolución.
49
ITA, Fernando de. “Un rostro para el teatro mexicano”. En Teatro Mexicano Contemporáneo.
Antología. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1991, págs. 13-77.
50
Íbid., pág. 18.
27
Ulises terminó por influir en el teatro de su época y se convirtió en el paradigma del
teatro experimental”.51 Sin embargo, sobre todo a Villaurrutia le fue reprochada la
ausencia de lo mexicano en sus obras.
En el Teatro de Orientación que aparece en 1934 se estrenan obras como Ifigenia
cruel de Alfonso Reyes, ¿En qué piensas? de Villaurrutia, El barco de Carlos Díaz
Dufoo y Ser o no ser de Gorostiza, es decir, muchas obras de autores nacionales. El
último mencionado pasará años más tarde a dirigir dicho teatro en el cual habrá tres
grupos dirigidos por Villaurrutia, Usigli y Julio Bracho. Es importante la obra del
propio Gorostiza titulada El color de nuestra piel para la cual elige el tema del mestizaje
mexicano y que fue galardonada con el Premio Juan Ruiz de Alarcón.
51
ITA, Fernando de, Ob. cit., pág. 24.
52
Íbid., pág. 30.
53
Íbid., pág. 32.
28
Destaca Usigli sobre todo por su trilogía Corona de fuego, Corona de luz,
Corona de Sombra, cuyo período de incubación duró cerca de 20 años, y la cual incluye
períodos de la conquista, la aparición de la Virgen de Guadalupe y el imperio de
Maximiliano y Carlota. Fue un fracaso, ya que al autor le importó más el aspecto
humano de los protagonistas y fue acusado así de “ensalzar la figura de Maximiliano en
detrimento de Benito Juárez”.54 Fue tachado de reaccionario, monárquico y
conservador. El fracaso de la trilogía se debe en parte también a que las obras de Usigli
son muy complejas en cuanto a la técnica y necesitan de una interpretación excelente de
la que el teatro mexicano de aquella época carecía por completo. Por otra parte, lo que sí
que es muy positivo en su teatro es su intención a la hora de escribir, es decir, la
intención de escribir algo que fuera verdaderamente mexicano.
El gesticulador, obra escrita en 1938 y estrenada en 1947, habla de la traición de
la revolución por parte de una clase política corrupta que se sirve de la lucha
revolucionaria para repartirse riquezas y poder. Los nueve años que hubo entre la
creación de la obra y su estreno se deben a la mala suerte de Usigli por ser el primero en
afrontar la prohibición de la censura. La obra tuvo una muy buena acogida por parte del
público pero en cuanto a la crítica, corrió una suerte bien diferente. Los críticos de
entonces tacharon el contenido de la obra de contrarrevolucionario. Sin embargo, dice
Ita que Usigli: “inició la crítica al sistema político en nuestros escenarios, y escribió, en
suma, una de las obras modelo del teatro nacional”.55
Entre otros dramas suyos debemos mencionar El niño y la niebla, el cual se
estrenó hacia 1950 en el Teatro Caracol y que tuvo bastante éxito, y Medio tono
representada en 1937 que una vez más no fue entendida como le habría gustado al autor.
Se trata de una obra de carácter realista cuyo tema principal es la clase media mexicana.
Usigli puso los cimientos de un teatro mexicano propiamente dicho. En ¡Buenos días,
Señor Presidente!, una farsa de La vida es sueño de Calderón de la Barca, dedicada al
presidente Luis Echeverría, dónde se burla de la rebelión de los jóvenes del año 1968.
No obstante, hablaremos de él con más detalle en el capítulo dedicado plenamente al
análisis de El gesticulador.
54
ITA, Fernando de, Ob. cit., pág. 35.
55
Íbid., pág. 39.
29
3.2 De Usigli en adelante. El teatro experimental (1928-1948).
Los más destacados autores de esta generación fueron alumnos de Usigli que
frecuentaron los cursos de composición dramática en la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Autónoma Metropolitana de la Ciudad de México. Pertenecen aquí
autores como Emilio Carballido, Jorge Ibargüengoitia, Luisa Josefina Hernández,
Sergio Magaña, Luis G. Basurto, Héctor Azar, Hugo Argüelles, etc.
Mientras que los autores mencionados más arriba gustaban de la
experimentación y se servían de modelos universales, los autores de la Generación de
los 50 prestan más atención a lo mexicano y realista, y a diferencia de la generación
anterior, son sobre todo profesionales. Hay que subrayar que la mayoría de estos “hijos
de Usigli” son de origen provinciano, gracias a lo cual surgen dos corrientes dentro de
esta misma generación. Así, mientras dramaturgos como Carballido, Ibargüengoitia y
Solana buscan inspiración en sus pueblos natales, Magaña y Basurte sitúan sus obras en
30
la capital. Éstas tratan generalmente personajes que vienen en Ciudad de México en
busca de una vida mejor, pero que lo único que encuentran es pobreza y desesperación.
De las mujeres destacan Elena Garro y Luisa Josefina Hernández. La primera de
ellas, que fue esposa de Octavio Paz, nos interesa sobre todo por su obra Felipe
Ángeles, un soldado de la Revolución que murió al modo del célebre personaje coronel
Aureliano Buendía delante de un pelotón de fusilamiento. Luisa Josefina Hernández
escribió obras como Aguardiente de caña, la tragedia Hécuba o Los caprichos de Goya.
En el Manifiesto56 que sirve de introducción a Felipe Ángeles. Obra en tres
actos, Garro habla de la decisión de apoyar a Carranza para terminar con Huerta, del
arrancamiento de la carrera política de Carranza y de que los carrancistas al igual que
los hombres de Huerta no tienen escrúpulos. El protagonista es un héroe que, tras haber
servido a Pancho Villa, va a ser juzgado y sentenciado a muerte. Correrá por lo tanto la
misma suerte que todos los que lucharon por los ideales revolucionarios y que al final
tuvieron que enfrentarse a los que los traicionaron: “¿La Revolución? ¿Llama usted la
Revolución a una camarilla de ambiciosos que están sacrificando a todos los que se
oponen a sus intereses personales?”.57
Los autores de esta generación pertenecían en la mayoría a la clase media.
Fernando de Ita define la creación de aquella época de la siguiente manera: “En cierto
modo, el país se estaba inventado a sí mismo y el teatro daba cuenta de ese proceso
nacional volviendo la cara a la realidad, tomando los temas de la casa del vecino, por así
decirlo”.58
Por esta misma época se dan a conocer escritores nacidos entre 1930 y 1940
como Héctor Azar, Hugo Argüelles, Maruxa Vilalta, Antonio González Caballero,
Héctor Mendoza, Juan García Ponce y Felipe Santander. Por ejemplo, la mejor obra de
1953 fue Las cosas simples de Héctor Mendoza. De González Caballero fue bien
recibida la obra Señoritas a disgusto. Habría que nombrar Las devoradoras de un
ardiente helado y El estupendohombre, escritas por el mismo autor, que se dedicó
también a la pintura. Felipe Santander tiene éxito con comedias ligeras como Luna de
miel para diez (1959) y El extensionista. También Héctor Azar y Hugo Argüelles
pertenecen a importantes autores de los años 50, gracias a cuyas aportaciones se empezó
a edificar el teatro nacional mexicano.
56
GARRO, Elena. Felipe Ángeles. Obra en tres actos. En ITA, Fernando de (coord..). Teatro Mexicano
Contemporáneo. Antología,. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1991, págs. 335-427.
57
Íbid., pág. 348.
58
ITA, Fernando de, Ob. cit., pág. 60.
31
Argüelles tuvo éxito sobre todo en la primera mitad de los años 60 con sus obras
Los cuervos están de luto, Los prodigiosos o Tejedor de milagros. Magaña escribe Los
argonautas, Carballido Yo también hablo de la rosa y Olímpica de Azar, etc.
La siguiente generación a la que pertenecen Oscar Villegas, su tocayo Liera y
Juan Tovar, entre otros, es mucho más heterogénea que la anterior. Destaca José
Agustín por sus obras ambientadas en el mundo hippie, como Abolición a la propiedad
y Círculo vicioso. También se da a conocer José Ramón Enríquez, el cual toma como
modelo la tragedia griega, con su obra Ciudad sin sueños. Entre otros hay que nombrar
a Pilar Campesinos, Wilebaldo López y Tomás Espinosa. En cuanto al teatro político de
esta época, sólo cuenta con un autor realmente excepcional, Enrique Ballesté. Éxito
tuvo también Carlos Olmos con El eclipse, obra que hace referencia a la realidad
mexicana.
El paisaje del teatro mexicano del medio siglo es claroscuro; hay zonas
luminosas y regiones sombreadas, más que sombrías. Cuarenta años después, el
panorama es oscuro, sórdido, artificialmente iluminado. Claro que hay cambios en el
desarrollo del teatro nacional, no podía ser de otro modo; el país ha cambiado, el mundo
es distinto. Simplemente, para describirlo se tiene que utilizar otro lenguaje, otra manera
60
de decir las cosas.
59
ITA, Fernando de, Ob. cit., pág. 71.
60
Íbid., págs. 74-75.
32
De esta época destacan La madrugada, una obra sobre Pancho Villa, de Juan
Tovar y Plaza azul de Rascón Banda que trata del resquebrajamiento de la familia
revolucionaria. La evolución sigue con la Generación del tercer milenio, que incluye a
autores como Hugo Salcedo, Jaime Chabaud, David Olguín, Jorge Celaya y Luis Mario
Moncada.
Para concluir volveremos a citar a Ita, que a la hora de generalizar sobre la
evolución del teatro mexicano del siglo XX dice:
Ahora podemos decir, con toda certeza, que hay un teatro propiamente
mexicano, no únicamente porque se escriba en México, sino en virtud de que, gracias a
él, hoy sabemos algo más de nosotros mismos como individuos, como sociedad y como
61
pueblo .
Para resumir los primeros años del teatro revolucionario nos basaremos en el
libro Teatro mexicano contemporáneo [1900-1950] de John B. Nomland.62
Empezaremos este pequeño resumen con Federico Gamboa, a pesar de ser conocido
sobre todo por su obra en prosa. Gracias a su obra La venganza de la gleba del año
1904, podría ser tachado de precursor del teatro de la Revolución. La obra, cuya acción
se desarrolla en una hacienda rural, es una especie de denuncia de la poca justicia social
que reinaba en México. Dos décadas más tarde escribió Entre hermanos, un drama con
un fuerte deje antirrevolucionario. Gamboa quiere mantenerse fuera del conflicto y se
queja sobre todo de que las víctimas de la contienda son siempre los campesinos pobres.
El año de la publicación de Entre hermanos es al mismo tiempo el año de la
tercera publicación de Tierra y libertad de Ricardo Flores Magón. El tema de esta obra
es la historia de una campesina seducida por el jefe de una hacienda. Muy parecida es la
trama de Víctimas y verdugos que está ambientada esta vez en un espacio urbano. Flores
Magón es uno de los máximos representantes del teatro revolucionario, sin embargo, su
obra pierde un poco por culpa de la técnica conservadora empleada por su autor y el no
61
ITA, Fernando de, Ob. cit., pág. 76.
62
NOMLAND, John B. “Teatro revolucionario” en Teatro mexicano contemporáneo [1900-1950],
México, Editorial Muñoz, 1967, págs. 214-222.
33
logrado intento de renovar el estilo. El siguiente autor a mencionar es Ramón Pardo por
su drama La conquista del sol de 1921, una obra que sería más bien un representante del
teatro social del siglo pasado.
Los primeros días de la contienda se describen en Huerta, de Salvador Quevedo
y Zubieta. Es un drama en cinco actos que, en un marco revolucionario, cuenta lo que
John B. Nomland llama: “una concesión al gusto de la época, que pedía por lo menos un
hijo ilegítimo y un frasco de veneno antes del telón final”.63
Ideológicamente diferente es un drama en verso denominado Apóstoles y Judas
(1915), de Gustavo Solano. El autor muestra su apoyo a la Revolución y a Carranza y al
contrario, vitupera a Pancho Villa. En Virtud o crimen (1917) de Celso Morales, se
culpa a la Iglesia de ser la responsable de tanto derramamiento de sangre campesina.
También empiezan a aparecer obras que defienden los ideales obreros, como por
ejemplo, Un gesto (1916) de Rafael Pérez Taylor, o El idealista e Imbecilidad, ambas
de 1923, de Arturo Manzanos.
Resumiendo lo dicho, podemos hacer constar que este tipo de teatro del primer
cuarto del siglo pasado trata sobre todo problemas sociales del mundo de los
campesinos o, más tarde, del de los obreros. Muchas veces se sirve de tramas de la
novela sentimental decimonónica. Aparecen temas como hijos ocultos que se enamoran
de sus hermanas, los hacendados que abusan de sus campesinas, etc. Hay pocas obras
verdaderamente revolucionarias.
63
NOMLAND, John B., Ob. cit., pág. 218.
64
NOMLAND, John B. “El teatro revolucionario y la recreación” en Teatro mexicano contemporáneo
[1900-1950]. México: Editorial Muñoz, 1967, págs. 267-289.
34
proletariado mexicanos. Sin embargo, huelga decir, que no todas estas obras tuvieron
carácter político. Las hubo que solamente trataban problemas de la sociedad mexicana
de la época.
Rebelión (1938) de Rafael C. Haro enlaza con la temática del período anterior.
Aparece una vez más una campesina seducida por el hacendado. Ya hemos señalado
que esta temática es bastante común en las obras que tratan la Revolución mexicana.
Así, por ejemplo El cepo de Santiago Pacheco Cruz, Las campanas de Ricardo
Mimenza Castillo y Gregorio Hernández Alonso o En la hacienda de Federico Carlos
Kegel serían sus ejemplos por excelencia. En cuanto a Rebelión, cabe decir que el estilo
es aún más bien prerrevolucionario y poco logrado.
Un gran salto hacia un teatro que podría ser denominado mexicano lo da Juan
Bustillo Oro. Los que vuelven es una descripción de las penas que tienen que sufrir los
mexicanos que trabajan en los Estados Unidos durante la crisis económica de finales de
los años 20 y principios de los 30 del siglo pasado y que muchas veces son repatriados.
Masas trata el tema del poder de los jefes de Estado. La técnica utilizada por Bustillo
Oro es bastante innovadora, así por ejemplo el comienzo de la escena es indicado
mediante las luces, etc. Las siguientes dos obras suyas se titulan Los que vuelven y
Justicia, S. A. La segunda de las dos piezas que acabamos de citar es portadora de
algunos rasgos del surrealismo, un surrealismo socialista. Para concluir sobre este autor,
mencionaremos la trilogía denominada San Miguel de las Espinas, escrita en 1933, pero
publicada con 15 años de retraso. Las obras de Bustillo Oro se caracterizan por una
libertad tanto dentro de la ideología marxista como en cuanto a la forma dramática
empleada por el autor. El autor muestra inclinación por el campesinado oprimido.
Muy parecida es la temática de su compañero del Teatro de Ahora, Mauricio
Magdaleno. Sus obras tienen un fuerte carácter político, ya que su temática más
frecuente es la denuncia de las injusticias causadas por el capitalismo y la explotación
de los mexicanos por parte de los extranjeros. Mientras que los personajes de su
compañero Bustillo Oro se debaten entre el bien y el mal, los de Magdaleno tienen
resuelto este problema desde el comienzo de la obra. Pánuco 137 muestra las injusticias
causadas por la explotación de las compañías petroleras. El mismo tema es tratado en la
siguiente obra que se titula Trópico. Ambas piezas se sirven de técnicas de
cinematografía a la hora de ser representadas. Se trata sobre todo del enfoque, ya que se
centra solamente en los personajes principales en un momento determinado y deja al
resto del escenario en la oscuridad. Los ideales del proceso revolucionario quedan
35
reflejados en Emiliano Zapata, una pieza un tanto lenta dada su carencia de acción.
Madgaleno abandona muy pronto la dramaturgia para dedicarse a la novelística, un
género que considera más apropiado para la temática que le interesa.
A pesar de la relativamente corta duración del Teatro de Ahora, la aportación de
Juan Bustillo Oro y Mauricio Magdaleno fue muy importante para el teatro mexicano.
Estos dos hombres tratan de trazar una línea tras una época en la que el teatro en su país
sólo se inspiraba en la comedia benaventina y obras por el estilo. Y la verdad es que lo
consiguen. Se convierten en una especie de modelo a seguir. Logran despertar en
muchos autores el afán por escribir un teatro con temas nacionales. Entre ellos pertenece
por ejemplo Germán List Arzubide con sus Tres comedias revolucionarias, cuya visión
del teatro es de un instrumento didáctico. Escribió también Las sombras, El nuevo
diluvio y El último juicio. Asimismo, su hermano Armando se dedicó a este tipo de
teatro y escribió Teatro histórico escolar. Las obras del segundo de los hermanos no son
tan logradas como las del primero de ellos, sin embargo, son muy importantes desde el
punto de vista de la temática revolucionaria. Las obras de los hermanos List Azurbide
destacan sobre todo por su intento de introducir las ideas comunistas en el teatro
mexicano.
Las atrocidades cometidas durante la Revolución se reflejan en Los alzados
(1935), de Luis Octavio Madero. Sobresale la denuncia de las injusticias que reinaban
en el México de entonces. La actitud hacia la Revolución no es negativa, ni tampoco
aparecen lecciones morales como en las obras de Germán List Azurbide.
Fuera de cualquier intento de propagar ideologías queda la obra teatral
revolucionaria del novelista Mariano Azuela. Sus piezas, como Del Llano Hermanos, S.
en C., inspirada en la novela Los caciques, pretende solamente describir lo sucedido
durante la lucha revolucionaria.
Volviendo a la intención de un teatro educativo hay que señalar La víbora
(1939), de Eleazar T. Cruz. La obra está ambientada en las zonas rurales de Oaxaca.
Son importantes también las obras de Arturo Manzanos y Salvador R. Guzmán tituladas
Imbecilidad y El enemigo, respectivamente. No obstante, una aportación más
importante es la del exiliado japonés Seki Sano y la formación Teatro de las Artes, un
grupo que basaba sus teorías en Stanislavsky y Meyerhold. Pertenecía a este grupo
también la bailarina Waldeen. Querían hacer un teatro que perteneciera al pueblo
mexicano, que representara sus ideales y problemas, un teatro realista que retratara el
36
folklore mexicano. Entre otros méritos de esta agrupación destaca el intento de formar
un grupo de teatro ambulante antifascista al estilo de la Barraca lorquiana.
También Rafael Bernal ambientó algunas de sus obras en la Revolución. Éstas
son Soledad (1950), una pieza poética, y Antonia, que se entrenó en el mismo año. No
obstante, el autor que cuenta con las obras más logradas de esta generación es Agustín
Haro y Tamariz. Luz de estrellas, encuadrada en el bienio de 1913-1915, que narra la
historia de Jorge que se une a la Revolución y se opone así a las opiniones de la familia
de su amada, Marta. John B. Nomland caracteriza esta pieza de la siguiente manera: “Es
éste un claro ejemplo de la importancia de la Revolución en el teatro mexicano, ya que
no sólo discute las causas del movimiento revolucionario, sino que tiene también un
interés honrado y verdadero”.65
Sin embargo, sería parcial mencionar solamente obras que de alguna manera
apoyaban o aprobaban la causa revolucionaria, ya que hubo de las que mostraban una
clara negativa de sus autores, algunos de los cuales se servían por ejemplo, del teatro
infantil para propagar sus ideas y luchar así contra los gobiernos revolucionarios. Uno
de los dramaturgos que desempeñó una ferviente lucha para demostrar los engaños de la
Revolución fue Francisco González Franco. Raza de esclavos (1925), Egoísmo (1938),
¡Maldito agrarismo! (1939), El pueblo soberano (1941) o Yo maté a mi hijo (1942) no
forman ni la mitad de las obras que este enemigo de la Revolución dirigió en contra de
su causa. Las piezas tratan problemas del mundo laboral, las injusticias políticas
llevadas a cabo por la política revolucionaria o el problema de la religión y la educación
religiosa. De la misma índole ideológica fueron las obras de Rodolfo Oneto Barenque y
Ezequiel de la Isla.
Aquí se acaba nuestra exposición acerca del teatro revolucionario o, en el caso
de los últimos autores mencionados, el teatro dirigido en contra de la causa
revolucionaria. Nuestra intención ha sido presentar a los precursores y las circunstancias
en las que aparece la figura del verdadero creador del teatro nacional mexicano, Rodolfo
Usigli, a quien dedicaremos nuestra atención en el siguiente capítulo.
65
Nomland, John B., Ob. cit., pág. 285.
37
4 El gesticulador
El 17 de noviembre de 1905 fue el día en el que Rodolfo Usigli vio por primera
vez la luz de este mundo, en concreto de la capital mexicana. Fue un autodidacta con
orígenes extranjeros. Se trata de un autor excepcional que es valorado sobre todo por su
aportación a la creación de un teatro nacional mexicano, ya que sus obras tratan
arquetipos de la sociedad mexicana. En su dramaturgia podemos observar influencias de
autores como Henrik Ibsen o George Bernard Shaw, ambos representantes del realismo
teatral europeo.
Su importancia para el teatro mexicano es indudable. Usigli nació cinco años
antes de que estallara el conflicto revolucionario, así que lo vivió siendo todavía un
niño. Una vez acabado éste, empiezan a notarse sus reflejos en la literatura y el arte. Sin
embargo, el teatro queda de momento fuera de estas tendencias de búsqueda de la
identidad mexicana.66 Es precisamente Usigli quien se ocupará de introducir los
elementos de “lo nacional” en el teatro.67
Ya hemos señalado que después de la Revolución la escena teatral mexicana está
dominada por obras al estilo de Jacinto Benavente o los hermanos Quintero. Los grupos
teatrales de aquella época, como el Teatro Ulises, se centraban sobre todo en obras de
autores extranjeros. El sucesor de este grupo, el Teatro de Orientación, siguió el camino
marcado por su antecesor, sin embargo, prestó atención también a los temas mexicanos.
Como ya hemos mencionado, hubo sobre todo dos autores que sí pusieron afán en los
temas nacionales, sobre todo les interesó el tema de la Revolución mexicana. Éstos
fueron Mauricio Magdaleno y Juan Bustillo Oro. No obstante, no tuvieron mucho éxito,
ya que exaltaban mucho lo político.68
Es entonces cuando Usigli entra en la escena dramática mexicana aportando sus
ganas de tratar los problemas de su país. Sus obras más importantes las hemos señalado
ya en el capítulo tres dedicado al panorama teatral mexicano del siglo XX. Un listado
66
Usigli no está nada lejos de la concepción de Samuel Ramos. Para más información, véase: RAMOS,
Samuel. El perfil del hombre y la cultura en México. México: Espasa-Calpe Mexicana, 1982.
67
LAUER, A. Robert. Rodolfo Usigli. [online]. Universidad de Miami, 25 de noviembre de 2003, última
actualización el 17 de diciembre de 2005, [cit. 2010-III-07]. Disponible en la Web: <http://faculty-
staff.ou.edu/L/A-Robert.R.Lauer-1/Usigli.html>.
68
Íbid.
38
más detallado de los dramas de Usigli se encuentra en los apéndices de este trabajo.
Aparte de ser escritor, desempeñó también cargos de diplomático. Su obra fue
galardonada con varios premios literarios. Sin embargo, su carrera literaria no siempre
fue un camino de rosas. Dice Laurer al respecto:
La última cita explica muy bien el porqué de los problemas que tuvo Usigli con
la censura, los cuales afectaron también a la puesta en escena de El gesticulador. Sus
enemigos subrayaban ante todo su carácter antirrevolucionario, tomándola como un
insulto al mayor conflicto mexicano de la historia.70
El primer acto comienza con una acotación que describe con todo lujo de
detalles la casa de la familia del protagonista, César Rubio, el cual es: “moreno; su
figura recuerda vagamente la de Emiliano Zapata y, en general, la de los hombres y las
modas de 1910, aunque vista impersonalmente y sin moda”.71 Tiene dos hijos y ambos
le reprochan a César el hecho de haber obligado a su familia a volver a su pueblo natal.
Su hija, Julia, se queja ante todo de la pobreza en la que viven, ya que el empleo de su
padre en la capital es el de un profesor universitario, y su hermano, Miguel, le reprocha
el ser simplemente un profesor de la Revolución mexicana: “¿Y de qué te ha servido
saberlo? Hubiera sido mejor que supieras menos de revolución, como los generales, y
fueras general. Así no hubiéramos tenido que venir aquí”.72 El pueblo natal del
protagonista es muy pequeño, pero a pesar de ello, César muestra seguridad a la hora de
69
LAUER, A. Robert, Ob. cit.
70
Íbid.
71
USIGLI, Rodolfo. El gesticulador. Pieza para demagogos en tres actos. En: Teatro completo. Volumen
I. México: Fondo de Cultura Económica, 1966, pág. 728.
72
Íbid., pág. 730.
39
hablar de su futuro laboral. Su intención es aprovecharse de sus conocimientos acerca
de la Revolución para chantajear a los políticos locales. Sin embargo, todo cambia
cuando aparece el personaje de Oliver Bolton, un estadounidense, profesor de Historia
latinoamericana que ha venido a México para estudiar los casos de dos héroes
revolucionarios, Ambrose Bierce y el general César Rubio. El segundo mencionado,
que comparte tanto su nombre como su apellido con el protagonista, fue un general
revolucionario que desapareció sin dejar rastro en noviembre de 1914. Al final del
primer acto, en una charla con el americano, el profesor mexicano finge ser el mismo
general César Rubio, cuyo destino se desconoce, y entra así en un círculo de mentiras
constantes. Esto lo consigue gracias a que comparte el nombre con el general y además
ambos habían nacido en la misma calle.
La acción del acto siguiente tiene lugar cuatro semanas después. Como hemos
señalado en el párrafo anterior, el protagonista ha tomado otra personalidad. Al
principio siente remordimientos por haberse declarado el que no era, sin embargo, no le
da tiempo a recapacitar acerca de su decisión, ya que Bolton rompe con su promesa y
publica su gran descubrimiento acerca de uno de los precursores de la Revolución
mexicana, el gran César Rubio. Aparecen los personajes de Estrella, un delegado del
Partido Revolucionario, Epigmenio Guzmán, presidente municipal de Allende, el
pueblo donde se desarrolla la acción, y tres diputados locales, cuyos nombres son
Salinas, Garza y Treviño, que han venido para comprobar la identidad del supuesto
general revolucionario. Una serie de coincidencias, entre ellas el hecho de que César
Rubio reconozca al padre de Guzmán en un retrato que éste le enseña o una
identificación por parte de Emetrio Rocha, un viejo del pueblo, hacen que los hombres
confíen en César y le ofrezcan presentarse a las elecciones locales. Al principio, el
protagonista se niega: “(…) a César Rubio nunca lo llevó a la revolución la simple
ambición de gobernar. El poder mata siempre el valor personal del hombre. O se es
hombre, o se tiene poder. Yo soy hombre”.73 No obstante, al final cede y decide
presentarse a los comicios.
El último acto se desarrolla otras cuatro semanas después. Ya desde su comienzo
está claro que Navarro está preparando alguna trampa para deshacerse de su adversario
político. Dice querer denunciarlo pero César se muestra muy seguro de sí mismo:
73
USIGLI, Rodolfo, Ob. cit., pág. 766.
40
¿Puede que yo no sea el gran César Rubio. Pero, ¿quién eres tú? ¿Quién es cada
uno en México? Dondequiera encuentras impostores, impersonadores, simuladores;
asesinos disfrazados de héroes, burgueses disfrazados de líderes; ladrones disfrazados
de diputados, ministros disfrazados de sabios, caciques disfrazados de demócratas,
charlatanes disfrazados de licenciados, demagogos disfrazados de hombres. ¿Quién les
74
pide cuentas? Todos son unos gesticuladores hipócritas.
Cuando la obra llega a su clímax, Navarro le confiesa a César que fue testigo de
la muerte del general Rubio. No obstante, esto no le sorprende al protagonista, ya que
dispone de información que prueba que fue el mismo Navarro quien lo asesinó. Gracias
a poseer esta información, César puede chantajear a su rival. A pesar de las amenazas de
Navarro, el protagonista decide llevar su lucha hasta el final y acaba creyéndose sus
propias mentiras:
74
USIGLI, Rodolfo, Ob. cit., pág. 782.
75
Íbid., pág. 783.
41
4.3 Dramatis personae
42
una vez más a la hora de organizar el asesinato de su antiguo conocido, el profesor
Rubio. Acaba aprovechándose de la muerte del protagonista para ser reelegido.
EL LICENCIADO ESTRELLA es un delegado del Partido Revolucionario. Es
el único que desde el principio se cree las mentiras de César. Cumple su misión cuando
consigue convencer a éste a que se presente a los plebiscitos.
EPIGMENIO GUZMÁN es el presidente del municipio de Allende, el pueblo
natal del protagonista en el cual se sitúa la acción de la obra.
SALINAS, GARZA, TREVIÑO. Estos tres personajes son los diputados locales
que vienen, junto con los personajes mencionados anteriormente, a casa del profesor
Rubio para comprobar su verdadera identidad.
EMETRIO ROCHA es un hombre mayor del pueblo que dice reconocer en el
profesor al antiguo caudillo revolucionario.
LEÓN Y SALAS son los matones de Navarro.
LA MULTITUD es la voz del pueblo. La misma que acaba creyéndose que el
General Rubio sigue con vida y que al final proclama ganador al organizador de su
asesinato, Navarro.
76
USIGLI, Rodolfo, Ob. cit., pág. 791.
43
dicho tema. La realidad mexicana es pues una gran mentira. El personaje de Miguel, el
hijo de Rubio, así lo dice:
La mentira, como base de la vida mexicana, es una de las razones por las cuales
el hijo se rebela contra su padre. Sin embargo, la mentira es algo que va estrechamente
ligado a la vida de todos los mexicanos. Tanto el porfirismo, como ese proyecto
nacional de después de la Revolución, elaborado sin tradición de ningún tipo, fueron un
gran engaño. La falsedad es algo tan intenso, que hasta el profesor César Rubio
consigue volverla verdadera, consigue convertirse en un general y hacerlo morir por
segunda vez. La mentira es, según Usigli, algo que implica un rasgo inminente del
carácter mexicano que de alguna manera resulta ridículo:
44
corazón del dramaturgo y esta obra maestra que tenemos el honor de analizar es una
clara muestra de que su autor fue un gran conocedor de la psicología de la mentalidad
mexicana. Caracteriza así a sus compatriotas:
Queda dicho más arriba que uno de los autores que abrió camino al tratamiento
del tema de la mentira mexicana fue Pedro Ruiz de Alarcón con su obra La verdad
sospechosa, la cual es un gran interrogatorio sobre si el mentiroso engaña a los demás o
es sobre todo a él mismo a quien consigue confundir. En El gesticulador podemos
observar algo muy parecido, ya que el profesor Rubio llega a creerse un general
revolucionario capaz de cambiar la situación y la política en su país. Su mentira es tan
real que a su rival Navarro no le queda otra posibilidad que matarlo, es decir, volver a
asesinar a un hombre que años antes murió por su propia mano.
ELENA.- La forma en que hablaste era más segura que una afirmación. No sé cómo
pudiste hacerlo, César, ni, menos, cómo te extraña el que te persiga esa mentira.
CÉSAR.- Supón que fuera la verdad.
ELENA.- No lo era.
CÉSAR.- ¿Por qué no? Tú me conociste después de ese tiempo.
ELENA.- César, ¿dices esto para llegar a creerlo?
CÉSAR.- Te equivocas.
ELENA.- Puedes engañarte a ti mismo si quieres. No a mí.
CÉSAR.- Tienes razón. Y sin embargo, ¿por qué no podría ser así? Hasta el mismo
nombre… nacimos en el mismo pueblo, aquí; teníamos más o menos la misma edad.
ELENA.- Pero no el mismo destino. Eso no te pertenece.
80
USIGLI, Rodolfo, Ob. cit., pág. 755.
45
81
CÉSAR.- Bolton lo creyó todo… era precisamente lo que él quería creer.
81
USIGLI, Rodolfo, Ob. cit., pág. 752.
82
PLATAS TASENDE, Ana María. Diccionario de términos literarios. 2ª ed. Madrid: Editorial
ESPASA, 2007, págs. 589-591.
83
REAL ACADEMKIA ESPAÑOLA, Ob. cit., pág. 2289.
84
Evidentemente, en cuanto al teatro no contamos con la presencia de un narrador.
85
PLATAS TASENDE, Ana María, Ob., cit., pág. 591.
46
Luigi Pirandello. En cuanto al último, nos interesa ante todo su obsesión por buscar la
verdad.86
En cualquier caso, hay que rehuir la clasificación de la obra de Usigli como
política. Eso sería una valoración errónea. Ortiz Bullé Goyri dice que lo único que
pretende Usigli en la escena política es “encontrar en el ambiente político material
dramático para la escena”.87 Uno de los portavoces del teatro realista usigliano sería
Noche de estío que pretende ante todo ajustarse ferozmente a las tres unidades
aristotélicas. Es una comedia humorística basada en personajes reales.88
Volviendo al núcleo de nuestro análisis, El gesticulador no pretende ofrecer la
opinión de su autor acerca de su vida política. Lo que es clave en la visión de Usigli es
su preocupación por la identidad mexicana, ya que el mexicano es un ser que se busca y
se miente a sí mismo. Aparece el llamado “sentido trágico”. El profesor Rubio es un
hombre que debe luchar contra sí mismo y también contra las clases dirigentes y el
poder. Ya que la obra muestra elementos de la tragedia griega trasplantados de alguna
manera a la realidad mexicana, podría ser, según Ortiz Bullé Goyri, llamada “tragedia
latinoamericana”.89 El elemento trágico consiste en que el protagonista se cree que
siendo un gesticulador puede llegar a conseguir sus ambiciosos proyectos. La visión que
nos ofrece Usigli es, según Guillermo Schmidhuber de la Mora90, triple: hay un punto
de vista desde las ciencias naturales, otro antropológico y el último es un punto de vista
filosófico.
86
ORTIZ BULLÉ GOYRI, Alejandro, Ob. cit., págs. 97-99.
87
ORTIZ BULLÉ GOYRI, Alejandro, Ob. cit., pág. 100.
88
Íbid., págs. 101-102.
89
Íbid., págs. 109-111.
90
SCHMIDHUBER DE LA MORA, Guillermo. “El itinerario dramático de Rodolfo Usigli”. En Rodolfo
Usigli, ensayista, poeta, narrador y dramaturgo. [online]. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. [cit.
2010-III-07]. Disponible en la Web:
<http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/00368404200271351010046/p0000002.htm>.
91
GARCÍA BARRIENTOS, José Luis. Cómo se comenta una obra de teatro. Ensayo de método. 1ª
reimpr. Madrid: Editorial Síntesis, 2003, págs. 121-141.
92
Íbid., pág. 121.
47
de escribir una obra dramática, su autor debe pensar en que dicha obra va a ser
representada. La puesta en escena es lo que más diferencia el género dramático de los
demás géneros literarios.
El autor distingue tres tipos de espacio: espacio patente (visible), espacio latente
(contiguo) y espacio ausente (autónomo). El primero de ellos, el espacio patente, es el
visible desde el punto de vista del espectador. Lo que mejor lo caracteriza es el
decorado que coincide con las artes plásticas. Otro elemento clave, el cual lo hace
precisamente visible es la iluminación. Las funciones de ésta son múltiples, por
ejemplo, puede subrayar el estado de ánimo de algún personaje y también gracias a ella
podemos dirigirnos a un único personaje o un determinado grupo y dejar así el resto del
escenario invisible o centrarnos en los gestos de los personajes. En cuanto a las
proyecciones, las fotografías y otros elementos escenográficos parecidos, pues éstos
pertenecen al decorado. Sin embargo, se supone que el espacio patente, es decir, el que
el espectador ve, o el lector se imagina, continúa más allá de lo visible. O, mejor dicho,
en un momento determinado el espacio deja de ser visible para el espectador pero sí que
es visible para los personajes. Así, por ejemplo, cuando el espectador de una
representación de El gesticulador ve la casa de César Rubio, los personajes ven más
allá, saben que al pasar por la puerta habrá una calle, la cual el espectador sólo se puede
imaginar. Éste tipo de espacio no necesita ser explicado explícitamente, pues se
presupone. Así cuando un personaje entra en escena, se presupone que ha venido de
algún sitio y no de la nada: “Los espacio contiguos no requieren, pues, ninguna
especificación representativa, pero pueden tenerla si se activan como recurso específico
de dramaturgia”.93 Esto se puede conseguir, por ejemplo, mediante luces que entran de
fuera por la ventana, etc.
El espacio ausente o autónomo es, a diferencia del anterior, invisible incluso
para los personajes. Mientras que los espacios patente y latente van unidos el uno con el
otro y son de alguna manera alcanzables por el espectador, el último espacio es
independiente. Es decir, los espacios visible y contiguo forman un contínuum, mientras
que el espacio ausente es autónomo y puede ser indicado sólo mediante la voz: “De ahí
que se sitúe en la periferia del modo dramático de representación y no se diferencie
apenas del modo narrativo de significarlo, siempre, claro está, que el discurso que lo
93
GARCÍA BARRIENTOS, Ob. cit., pág. 138.
48
representa pertenezca a los personajes y no emane de la voz, incomparablemente más
poderosa, del narrador, inaudible en el teatro”.94
94
Íbid., pág. 140.
95
PLATAS TASENDE, Ana María, Ob. cit., pág. 740.
96
Íbid., pág. 741.
49
es cuando se desarrolla el tercer acto, la sala se convierte en la oficina del nuevo general
Rubio. A pesar de que César haya optado por seguir con su modestia a la hora de
escoger los muebles, etc., es evidente el cambio que ha sufrido la sala de estar. Antes, el
espectador veía la sala de estar de un profesor universitario, mientras que ahora ve la
oficina de un general revolucionario. Otra vez hemos pues de subrayar la importancia
del decorado en esta obra, ya que la admisión de la nueva identidad de César queda muy
bien recalcada por el espacio patente. Cuanto más se siente general, más cambia el
habitáculo y más destruye su familia.
Por otra parte, el espacio latente es muy próximo a ése e interfiere en la vida de
la familia Rubio, ya que gracias a él, consigue Usigli resaltar la importancia del cambio.
Es del espacio contiguo de donde llegan las voces del General Navarro y las
aclamaciones del pueblo. Nuevamente podemos observar cómo la vida política del
protagonista se antepone a su vida familiar.
Lo que diferencia la obra de Usigli de su modelo a seguir, George Bernard
Shaw, es que el primero tiende a veces a mostrar los diferentes puntos de vista de los
personajes. Por otra parte, hay que destacar un rasgo muy propio del teatro realista que
sí que está presente no sólo en El gesticulador, sino en muchas de las obras del
dramaturgo mexicano. Son las tan cuidadas acotaciones que no se dejan ni un detalle del
espacio patente y que deben servirle al espectador para que se instale por completo
dentro del mundo mexicano.97 Usigli utiliza una especie de lupa para describir cada
minuciosidad del mundo externo de su protagonista. Sin embargo, también la voz de la
muchedumbre que sale del espacio latente tiene un papel muy importante, ya que es una
especie de conciencia del pueblo. Gracias a ella, César llega a convertirse en un héroe y
más tarde en un mártir y asimismo Navarro consigue ganar las elecciones. Todo esto se
consigue mediante engaños. El pueblo es engañado, pero sin su aprobación nada podría
conseguirse.
Podemos concluir este capítulo diciendo que la aportación de Usigli al teatro
mexicano fue realmente importante. Con él verdaderamente nace un nuevo teatro
nacional a cuya formación dedicó el dramaturgo toda su vida. Algunas de estas obras
fueron muchas veces caracterizadas de realistas, sin embargo, cabe mencionar, que el
maestro se negaba siempre a ser encasillado dentro de cualquier corriente o escuela
97
DAUSTER, Frank. La generación de 1924: el dilema del realismo. [online]. LATIN AMERICAN
THEATRE REVIEW, primavera de 1985. [cit. 2010-III-07]. Págs. 17-22. Disponible en la Web:
<https://journals.ku.edu/index.php/latr/article/viewFile/589/564>.
50
literaria.98 Con él aparece pues un teatro que trata los problemas y los arquetipos de los
mexicanos. A diferencia de Magdaleno y de Bustillo Oro, Usigli no introduce sus
opiniones políticas y consigue así crear un verdadero modelo a seguir. Rodolfo Usigli
fue un hombre muy importante no sólo como dramaturgo, sino también como maestro
de arte dramático, como veremos a continuación, en el capítulo dedicado a uno de sus
discípulos, Jorge Ibargüengoitia.
98
DAUSTER, Frank, Ob. cit., págs. 17-22.
51
5 El atentado
99
SECCI, M. Cristina. Rompecabezas: vida y obra de Jorge Ibargüengoitia. [online]. Universidad
Autónoma de México: Casa de tiempo, 2006. [cit. 2010-02-20]. Págs. 37-39. Disponible en la Web:
<http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/88_may_2006/casa_del_tiempo_num88_34_45.pdf >.
52
Cabe mencionar también su poco exitoso intento de hacer guiones para el cine y
su labor de intérprete, relator y traductor. De entre otras obras suyas habría que señalar
Pájaro en mano, El viaje superficial y La conspiración vendida, esta última escrita por
encargo de Salvador Novo, etc. La lista de sus obras dramáticas podría continuar ad
libitum con otros títulos, pero sin embargo, consideramos más apropiado referir
brevemente también acerca de su obra en prosa, ya que Ibargüengoitia abandonó por
varias razones el campo de la dramaturgia y se dedicó a otros campos de la literatura.
Una de estas razones fue la indiferencia por parte de su maestro Rodolfo Usigli. No
obstante, lo que más desagrado le produjo fueron las puestas en escena de sus piezas
dramáticas. M. Cristina Secci dice al respecto: “Advierte, pues, la diferencia de calidad
entre el papel y la escena, porque el teatro como lugar escénico no logra garantizar una
puesta digna a las palabras”.100 Otras razones de su descontento fueron la producción
teatral de aquella época y sobre todo la ignorancia por parte del público mexicano.
También Emilio Carballido hace mención en su texto Drama y novela de Jorge
Ibargüengoitia a la labor periodística de Ibargüengoitia y nombra la revista S.nob en la
que su discípulo publicaba algunos de sus cuentos. Sus obras están llenas de ironía y se
burlan de los conceptos tradicionalmente aceptados como dogmas de la sociedad
mexicana.101 Huelga referir acerca del alto grado de subjetividad por el que se
caracterizan sus obras. En palabras de Secci: “En el caso de Ibargüengoitia no se trata
en general de un yo ficticio sino de una primera persona que relata los acontecimientos
que la involucran en el cotidiano de su país: México.”102 Así, por ejemplo, en
Relámpagos de agosto se burla de la Revolución mexicana, ya que el tema de la obra
son los últimos años del proceso revolucionario, en Los pasos de López se dirige en
contra de la Independencia y en Maten a León se ríe de las revoluciones en general, con
un especial énfasis en la Revolución cubana.103
Cuando abandona el campo de la dramaturgia, empieza a dedicarse a la crítica
literaria y también publica algunos cuentos como, por ejemplo, La mujer que no en la
Revista Mexicana de Literatura. Al mismo tiempo participa en revistas tan importantes
como S.nob, La Palabra y el Hombre, El Heraldo Cultural, Diálogos, etc.
100
SECCI, M. Cristina, Ob. cit., pág. 41.
101
DÍAZ ÁVILA, Adolfo. Jorge Ibargüengoitia (1928-1985). Un llamado al estudio de la ironía.
[online]. Universidad Autónoma del Estado de México, 2006. [cit. 2010-II-17]. Disponible en la Web:
<http://www.ensayistas.org/critica/generales/C-H/mexico/ibarguengoitia.htm>.
102
SECCI, M. Cristina, Ob. cit., pág. 35.
103
CARBALLIDO, Emilio. “Drama y novela de Jorge Ibargüengoitia”. En VILLORO, Juan. DÍAZ
ARCINIEGA, Víctor. El atentado/ Los relámpagos de agosto/ Jorge Ibargüengoitia. ed. crítica, 1ª ed.,
Barcelona: ALLCA XX, 2002, pág. 263.
53
No hay que olvidar obras como El atentado, que fue galardonada con el Premio
Casa de las Américas en el año 1963 en La Habana, Cuba, o Revolución en el jardín, en
las cuales según Secci su intención es la de “presentar a los héroes desnudos de las
medallas del tiempo”.104 En 1967 se publica una recopilación de sus cuentos, llena de
rasgos autobiográficos, titulada La ley de Herodes y seis años más tarde se casa con la
pintora Joy Laville, con quien emprendió viajes por Europa, África, etc. Después
escribe la novela Estas ruinas que ves, por la cual obtuvo el Premio Internacional de
Novela México en el año 1975. En ese mismo año fue llevada al cine su novela Maten
al león que fue dirigida por José Estrada. Posteriormente fueron llevadas al cine también
Estas ruinas que ves y Dos crímenes.
Jorge Ibargüengoitia murió en un accidente de avión el 27 de noviembre de 1983
y está enterrado en París.105
En cuanto a la opinión de la crítica acerca de sus obras, podemos citar de entre
todos a Carballido, que apunta que: “Las obras dramáticas son sobre la condición
humana, sobre la sociedad y la familia y sus eternos vicios; son obras de un moralista
con el humor muy malencarado pero extremadamente eficaz.”106 El mismo autor opina
que sus novelas no son tan logradas. Las únicas que, según él, se merecen especial
atención son Los muertos y la versión en prosa de Pájaro en mano que se titula Dos
crímenes.107
Para concluir vamos a citar una vez más a M. Cristina Secci para subrayar el
aspecto autobiográfico de los textos de nuestro autor: “a través de sus textos, JI ha
padecido, viajado, comido, bebido, votado, amado y, en fin, aborrecido su México.”108
104
SECCI, M. Cristina, Ob. cit., pág. 42.
105
Íbid., págs. 41-45.
106
CARBALLIDO, Emilio, Ob. cit., pág. 264.
107
Íbid., págs. 264-265.
108
SECCI, M. Cristina, Ob. cit., pág. 36.
54
Es el origen de la antihistoria en nuestro teatro. Es un texto inaugural y “anti” en
más de un sentido. Dice “no” al teatro histórico de la grandilocuencia de Usigli, rompe
con el estilo dominante en la escritura dramática de los años cincuenta (Carballido,
Magaña, Hernández…), es el verdadero encuentro de Ibargüengoitia con su voz
literaria, incorpora las aventuras lúdicas de Alfred Jarry, se apropia de Brecht, el teatro
del absurdo, la farsa fílmica de los hermanos Marx, Buster Keaton y otros héroes
cómicos que, según testimonios de Joy Laville, eran tan caros a don Jorge.109
Cabe decir que la obra no tuvo mucho éxito durante la vida del autor. El éxito
llegó póstumamente. Sin embargo, hay que reconocer su antecedencia a las novelas
igualmente antihistóricas que sí que le trajeron reconocimiento por parte de la crítica.
Entre ellas pertenece la ya mencionada Los relámpagos de agosto.110 La representación
de El atentado fue rechazada por el Teatro Nacional de Varsovia y por un grupo cubano
por tener un final negativo, así como también por un grupo mexicano dirigido por Juan
José Gurrola, que recibió un aviso por parte de la censura, la cual advirtió poco respeto
hacia algunos personajes de la historia de México.111 No obstante, más tarde se
reconoció la importancia del drama para las letras mexicanas: “La aportación de
Ibargüengoitia es invalorable para nuestra literatura. Su realismo dramático libra a
nuestro teatro del costumbrismo; su visión histórica desbarata la solemnidad de la
gesticulación con que nos gusta contemplarnos.”112 Son los años 80 y también la
siguiente década, la de los 90, cuando ocurre un repentino cambio en cuanto a las piezas
dramáticas de este excepcional dramaturgo mexicano. La escena literaria cambia
totalmente su posición frente a sus obras, que se editan completas. Se vuelven a estrenar
algunos de sus dramas e incluso llegan a estrenarse obras suyas que habían pasado
desapercibidas hasta entonces.113
109
OLGUÍN, David. Ibargüengoitia y el teatro: El atentado. [online]. La Jornada Semanal, 2000. [cit.
2010-II-24]. Disponible en la Web: <http://www.jornada.unam.mx/2000/10/08/sem-olguin.html >.
110
Íbid.
111
IBARGÜENGOITIA, Jorge. “Nota del autor”. En ITA, Fernando de, Ob. cit., pág. 639.
112
TAVIRA, Luis de. “Un atentado a la solemnidad de la historia”. En ITA, Fernando de, Ob. cit., pág.
627.
113
OLGUÍN, David, Ob. cit.
55
5.3 Resumen de la pieza dramática
La obra está dividida en tres actos. El primer acto cuenta con 7 partes y habla de
uno de los atentados fallidos al General Borges114. Todo comienza cuando llega Borges
y dice que no piensa volver a la política. No obstante, al final decide cambiar de
opinión:
114
Cabe decir, que todos los nombres que aparecen en la obra son trasuntos de personajes reales de la
historia de México. En este caso, el personaje del General Borges está basado en la figura del presidente
mexicano Álvaro Obregón.
115
IBARGÜENGOITIA, Jorge. El atentado. En ITA, Fernando de, Ob. cit., pág. 643.
116
Íbid., pág. 662.
56
El segundo acto, compuesto por cinco partes, empieza con la vuelta de Ignacio
Borges a la escena política. Tras un intento fallido en un estadio lleno de gente, cuando
es la policía quien le impide a Pepe acercarse al señor Presidente, éste logra cumplir con
su misión. El atentado ocurre en el restaurante La Bombilla cuando Pepe, que estaba
haciendo un dibujo de Borges, logra acercarse al segundo y le descarga siete disparos.117
El hecho se presenta como un suceso que en realidad no fue negativo. Dice el personaje
de Vidal Sánchez al dirigirse al asesino:
(…) recuerda que has hecho un acto heroico: has liberado al país de un tirano.
Un hombre que fue capaz de adulterar la Constitución para reelegirse. Un hombre que
violó los comicios, ¡de antemano!, eliminando a sus contrincantes políticos. Ese hombre
traicionó la Revolución al violar sus dos postulados esenciales: Sufragio Efectivo y No
Reelección. Los revolucionarios verdaderos te bendecirán por haberlo asesinado. Los
católicos te bendecirán también, porque con tu acto de heroísmo has terminado el
conflicto religioso, porque si yo perseguí a la Iglesia fue por órdenes de ese lobo
humano llamado ¡Ignacio Borges! (Se levanta y da unos pasos para moderar su
elocuencia. Pepe lo mira entendiendo muchas cosas por primera vez.) ¡Confiesa,
muchacho! No niegues a los hombres que te han ayudado, la gloria de haber participado
en ese tiranicidio heroico. No dejes que yo usurpe el aplauso que merecen otros. Di sus
118
nombres, que ellos te lo agradecerán.
Y así sucede ya en el tercer acto, cuando nos enteramos de que Pepe había
nombrado a la Abadesa como una de sus cómplices y dice al respecto que había sido
para “ofrecerle su coronita (…) la del martirio”.119 A la Abadesa se la acusa de haberlo
puesto en contacto con la Mitra. Ambos personajes son condenados a muerte, pero la
pena de la Abadesa es conmutada por 20 años de destierro.
117
El verdadero atentado al Presidente Álvaro Obregón ocurrió el 17 de julio 1928 cuando Obregón había
sido invitado al restaurante La Bombilla para celebrar allí su reelección. El asesino se llamaba José de
León y Toral, un muchacho de 23 años, y entró en dicho restaurante fingiendo ser un caricaturista. Una
vez dentro, le disparó cinco tiros a la cara de Obregón. Fue condenado a muerte. La madre Conchita, Sor
María Concepción Acevedo y de la Lata, que participó en la conjura, fue condenada a 20 años de prisión.
RICCIU, Francesco, Ob. cit., págs. 191-192.
118
IBARGÜENGOITIA, Jorge, Ob. cit., pág. 680.
119
Íbid., pág. 694.
57
5.4 El estilo empleado por Ibargüengoitia en El atentado
120
No se puede decir que las nuevas estéticas propuestas por Artaud y Brecht hayan sustituido al realismo
predominante en la producción teatral, sino más bien han abiertos otros caminos a seguir. Es decir, se han
establecido otras corrientes que se desarrollaban paralelamente a la del realismo, corriente predominante.
A nosotros nos interesan sobre todo las propuestas estéticas del segundo mencionado, Bertolt Brecht, el
cual tras varios años en el exilio volvió después de la segunda Guerra Mundial a Alemania y fundó allí el
legendario Berliner Ensemble. Su teatro épico es una estética opuesta al teatro dramático. La propuesta de
esta nueva corriente es entretener pero sin desechar las posibles influencias transformadoras que pueda
tener. Brecht se opone a la mimesis realista. Cree que el teatro debe educar al proletariado. “En términos
estéticos, el teatro épico busca mostrar el proceso de producción de la obra, con el fin de poner en
evidencia que ésta no está cerrada, que es modificable”. A diferencia del teatro realista, el teatro
propuesto por el alemán no debe llevar al espectador a que se identifique con lo que está viendo, para que
no se olvide de que está en el teatro y pueda reflexionar sobre lo visto. Lo que pretende es distanciar la
acción tanto desde el punto de vista del espacio, como desde el punto de vista temporal. Quiere presentar
lo cotidiano de una manera diferente. Otro camino para conseguir esto es mediante la fragmentación de la
obra en muchas secuencias, que están unidas mediante fotografías, proyecciones, inscripciones, etc.
También es importante la reflexión crítica por parte de los actores que deben interpretar y no vivir lo que
están interpretando.
MAURO, Karina. Informe IV. Artaud/Brecht, y un teatro no realista. [online]. Alternativa teatral, 2008-
10-25. [cit. 2010-III-13]. Disponible en la Web: <http://www.alternativateatral.com/nota326-informe-iv-
artaud-brecht-y-un-teatro-no-realista>.
121
TAVIRA, Luis de, Ob. cit., pág. 629.
122
Íbid., págs. 629-630.
58
la Cámara de Diputados realizado por parte de Juan Valdivia Ramírez. El acto siguiente
está constituido por la historia del atentado cometido sobre el Presidente de la
República, Ignacio Borges, realizado por José Pereira. Finalmente, el tercer y último
acto, refiere acerca del juicio al que fueron sometidos Pepe y también la Abadesa. Sin
embargo, la división tradicional en tres actos es innecesaria, ya que el drama sigue más
bien la estética brechtiana y está estructurado en varias secciones, las cuales están
unidas mediante proyecciones y letreros de carácter documental, y consiguen la tan
buscada objetividad de la obra. Se trata de constantes flash-backs de carácter
documental que nos acercan a la época en que estos sucesos acontecen.
La obra destaca sobre todo por la gran ironía con la que Ibargüengoitia trata el
tema. Esta ironía le permite al mismo tiempo liberarse de todo tipo de emociones y
conseguir la mencionada objetividad. Los hechos son narrados sin cualquier sombra de
inclinación por o desaprobación de lo ocurrido. La martirización de la que se habla en
varias partes es solamente aparente. José Pereira comete el asesinato pero se niega a
contar el porqué de haberlo cometido. No sabemos, por lo tanto las razones que lo
llevaron a asesinar a Borges. Cabe mencionar una vez más la objetividad, ya que Pereira
no puede ser tachado ni de un personaje positivo ni tampoco de negativo. Simplemente
mata a Borges, pero ahí se acaba toda la explicación del hecho. Ibargüengoitia presenta
pues personajes míticos y, al igual que Brecht, aporta datos empíricos dirigiéndose a un
espectador racional.
El ritmo trepidante, impuesto por el autor, se consigue gracias a que los
incidentes de las particulares escenas se suceden de una manera extremadamente veloz.
Todo ello acentuado de un lenguaje sencillo y candente que llama al lector a seguir con
ansia los hechos desapasionadamente narrados por el autor. Esa falta de pasión, esa
objetividad, le permiten a Ibargüengoitia hablar de:
123
TAVIRA, Luis de, Ob. cit., pág. 624.
59
Ahora bien, ¿qué pasa con las tres unidades propuestas por Aristóteles y
seguidas por la mayoría de los precursores de Ibargüengoitia? Habrá que prestarles una
especial atención, ya que la concepción de Ibargüengoitia es muy diferente a la de los
otros y es allí donde reside el peso de esta pieza, ya que con ella se abre un nuevo
camino a seguir en el teatro mexicano. El autor se toma una absoluta libertad a la hora
de elaborar la obra. Así lo entendió David Olguín a la hora de poner en escena El
atentado:
En cuanto a las tres unidades, trataremos sobre todo acerca de la unidad de lugar,
ya que esta regla, a diferencia de Usigli, no es respetada por Ibargüengoitia. El espacio
en El atentado es muy variado. La acción comienza en la estación de ferrocarriles
cuando llega el General Borges. No obstante, luego va saltando de un lugar a otro. Así
nos encontramos sucesivamente en la Inspección de Policía, en la casa de Borges, en el
escondite de Juan Valdivia, en la Cámara de Diputados, en el escondite de Jorge
Valdivia, etc. La indicación espacial mediante las acotaciones es muy clara. Cabe
mencionar también la importancia que cobran los rótulos y las diferentes proyecciones,
ya que son estos dos elementos los que favorecen los diferentes saltos espaciales, pero
que al mismo añaden un carácter documental a la obra. Así por ejemplo, cuando Borges
vuelve a la ciudad diciendo que no tiene ninguna intención de volver a la escena
política, aparece un rótulo que dice: “SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN”.125
De esta manera se nos presenta desde el principio cuál va a ser el tema de la obra. Como
ya hemos señalado más arriba, sirven estos elementos también de instrumentos de unión
124
OLGUÍN, David, Ob. cit.
125
IBARGÜENGOITIA. Jorge, Ob. cit., pág. 642.
60
entre las diferentes secciones. A ella contribuye también un grupo formado por tres
personajes que cambian de identidad constantemente. Se trata primero de tres
periodistas Baz, Paz y Raz, que pasan a ser los diputados Balgañón, Gavaldón y
Malagón. Esta presencia de personajes que cambian de identidad tan sólo con ponerse
un bigote postizo subraya el carácter lúdico de la obra.
La innovación que aporta esta pieza consiste también en el estilo burlesco
empleado por el autor. Mientras que Usigli se inclinaba más bien por una expresión
tradicional seria, lo que hace Jorge Ibargüengoitia es olvidarse completamente de estas
pautas impuestas por las generaciones anteriores. La obra es una verdadera farsa que
atrae a los lectores precisamente porque sabe divertir y no solamente adoctrinar acerca
de uno de los acontecimientos más importantes en la historia de México. Sin embargo,
ese carácter jocoso del que está dotado el drama no quiere decir que su autor se burle de
la historia de México. Al contrario, a nuestro modo de ver, está seriamente preocupado
por el pasado y el futuro de su país, y solamente escoge un camino nuevo para tratar los
problemas que éste tiene.
Adolfo Díaz Ávila dice que Jorge Ibargüengoita pone “en tela de juicio más y
más "verdades" establecidas”.126 En su ensayo hace referencia a El humorismo
desmitificador de Jorge Ibargüengoitia de Jaime Castañeda Iturbide, que dice que el
propósito que el autor de El atentado sigue en su pieza no es solamente hacernos reír,
sino que también quiere hacernos pensar. Se trata por lo tanto de un humorismo crítico.
“En otras palabras, persigue ante todo des-velar, desenmascarar, para acercarse y
acercarnos a lo que solemos designar como realidad”.127
Para concluir, podemos decir que El atentado es una obra que fue injustamente
olvidada durante muchos años. El tema de la Revolución mexicana es uno de los
estigmas de la literatura nacional mexicana. Fue ampliamente tratado antes que
apareciera esta obra, pero sin embargo, es con Jorge Ibargüengoitia con quien se abre el
abanico de las técnicas que pueden ser empleadas al referir acerca de él. Mientras que
hasta ahora las formas escogidas para tratar los problemas de esa revolución fracasada
que no consiguió lo que se propuso, eran demasiado rígidas y serias, Ibargüengoitia nos
propone la risa. De esta manera consigue que podamos reír leyendo sobre lo que las
generaciones anteriores tomaban por un dogma intocable. El trabajo realizado a la hora
126
DÍAZ ÁVILA, Alberto, Ob. cit.
127
Íbid.
61
de escribir El atentado le sirvió más tarde para elaborar la novela Los relámpagos de
agosto, como dice el propio autor en la siguiente cita:
128
URIBE FERRARI, Ignacio. Jorge Ibargüngoitia. Los giros de su vida. [online]. Club de Lectores,
2004. [cit. 2010-III-04]. Disponible en la Web: <http://www.clublectores.com/biografias/ibarguen.htm>.
62
6 ¡QUE VIVA CRISTO REY!
129
Difusión Cultural UNAM. Teatro. [online]. México, D. F.: Centro Cultural Universitario. [cit. 2010-
III-04]. Disponible en la Web:
<http://www.teatro.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=95&Itemid=1>.
130
PARTIDA TAYZAN, Armando. La dramaturgia mexicana de los noventa. [online]. LATIN
AMERICAN THEATRE REVIEW. [cit. 2010-III-07]. Vol. 34, No. 1: Fall 2000. Disponible en la Web:
<https://journals.ku.edu/index.php/latr/article/view/1323/1298>.
63
6.2 Un breve hincapié a los personajes
Chabaud opta por ambientar su obra en una época y una situación muy parecidas
a las de El atentado de Jorge Ibargüengoitia. El drama está ambientado en la época de la
Guerra Cristera (1926-1929). Aparecen personajes que sí existieron en la vida real,
131
CHABAUD, Jaime, Ob. cit., pág. 44.
64
como Álvaro Obregón, su asesino José de León Toral o Plutarco Elías Calles. No
obstante, a diferencia de Ibargüengoitia, Chabaud no se decide a cambiarles el nombre.
Ya a primera vista nos damos cuenta de que la obra tiene una forma diferente a
las dos anteriores. Mientras que El gesticulador y El atentado están divididas en tres
actos, ¡Que viva Cristo Rey! se estructura en 23 secciones.
La acción comienza en la sala de la Mitra Metropolitana, con una partida de
ajedrez entre Obregón y su mano amputada, puesta en un bote de formol. Obregón le
habla a su extremidad amputada y la acusa de traicionera, como podemos ver en las
siguientes citas: “Así jugaste cuando perdonaste a De la Huerta”132 o “Con ese dedo me
indicaste al turco Calles”.133 Mientras tanto, en la sacristía el Sacerdote y León Toral
preparan la muerte del presidente que se organizará en nombre de Dios. Por otro lado,
Dios es la causa también del ahorcamiento del padre Anselmo:
65
En el capítulo 16, cuya acción se desarrolla en la sala del Obispo, León logra
asesinar a Obregón. No es esta la única muerte que se produce, ya que los federales
matan a Juvencia, la madre del difunto padre Anselmo, a Blanca y sus hijos, etc. El
desfallecimiento de la familia de Nécimo asimismo producirá la muerte del Coronel
Güemes.
El líder de los bandoleros es traído a la iglesia y tras haberse negado a renunciar,
es asesinado a balazos. En el último capítulo aparecen el Obispo y el personaje de
Plutarco Elías Calles. La mano del último sigue presente en la escena, haciendo
comentarios obscenos de lo que se dice. Al igual que en la primera escena, el
representante de la Iglesia juega al ajedrez con el sucesor de Obregón. La Iglesia, el
Estado y un testigo honorífico que es la mano en formol firman un acuerdo de paz con
el que todo acaba.
Dice Daniel Meyran135 que Jaime Chabaud, al igual que Flavio González Mello,
sacuden la memoria histórica para encontrar temas para sus piezas dramáticas y
enseñarnos así que todo el presente que vivimos se puede explicar mediante el
conocimiento de lo pasado que “al fin y al cabo la corrupción, la locura del poder, los
abusos, las intrigas siguen en la actualidad”.136 ¡Que viva Cristo Rey! de Chabaud y
Lascurán o la brevedad del poder (2002) son ejemplos por excelencia de lo
mencionado. “Así el espacio teatral es invadido por las grandes tendencias del espacio
social cuyo mensajero e intérprete no es otro más que el espectador a la vez motivado
por el espectáculo y motivador para éste.”137
En cuanto a la lucha de los Cristeros, ya la habíamos resumido al comenzar este
trabajo. Nos limitaremos pues a describir cómo queda reflejada en el drama ¡Que viva
Cristo Rey!. La amenaza del cierre de todas las iglesias por parte del Estado fue según
Chabaud una especie de catástrofe para los mexicanos que decidieron luchar por su
causa, por su Dios: “NÉCIMO: Si no defendemos hoy la religión no la tendremos pa’
135
MEYRAN, Daniel, Ob. cit., págs. 77-78.
136
Íbid., pág. 77.
137
Íbid., pág. 78.
66
dársela a nuestros hijos.”138 El carácter religioso de la lucha puede ser observado
también en el rezo de un grupo de mujeres y gente mayor, que vienen para traer armas:
CALLES: Ustedes ya llevan un buen rato poniéndonos jaque sin ganarnos y nosotros
también se los hemos puesto y nada.
OBISPO: ¿Propone algo concreto, don Plutarco?
138
CHABAUD, Jaime, Ob. cit., pág. 27.
139
Íbid., págs. 28-29.
67
CALLES: (Escupe.) Pues, ¿qué dicen las reglas cuando ya nos comimos todas las piezas
y no se puede dar el mate?
OBISPO: ¡Tablas!
CALLES: ¡Exactamente!
OBISPO: Pero el presidente dijo que el artículo 130 de la Constitución…
CALLES: Es flexible…
OBISPO: ¿Hasta dónde?
CALLES: Hasta donde convenga.
OBISPO: ¿Y el reparto de la tierra?
CALLES: Puede esperar.
OBISPO: Pero hace falta un testigo de honor para que esto tengo la solemnidad que
amerita el caso.
CALLES: (Señala la mano.) ¿Y por qué no esta canija? ¡Qué mejor testigo!”140
6.5 La innovadora forma de ¡Que viva Cristo Rey! como representante de las
tendencias de los años 90
El mismo Chabaud dijo en una entrevista que: “El teatro mexicano evoluciona
hacia un “no realismo” que todavía está por ser estudiado y criticado por gente con
mente abierta”.141 Y es que según él, el teatro mexicano contemporáneo se abre al
extranjero, se traducen obras de dramaturgos procedentes de Austria, Alemania o
Francia. Su generación, que es la de los 90 escribe obras que él mismo califica de
“frescas, alejadas de las tradiciones aristotélicas”142. Muchos de estos autores se alejan
de temas nacionales tan importantes para las generaciones anteriores. El abandono de
los dogmas propuestos por Aristóteles supone unos nuevos caminos para el teatro y
surgen así nuevas formas, nuevos moldes para una nueva temática, como el comercio de
la droga, la política corrompida o la represión. ¡Que viva Cristo Rey! representa el
primero de los dramas históricos de Jaime Chabaud.
Que esta obra rompe con las tendencias impuestas por sus antecesores se nota
ya solamente por la estructura externa escogida por su autor. A diferencia de las dos
140
CHABAUD, Jaime, Ob. cit., pág. 75.
141
CABRERA, Hilda, Evolucionamos hacia un no-realismo. [online]. Página/12,. 29-08-2009. [cit. 2010-
III-11].
Disponible en la Web: <http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-15112-2009-
08-29.html>.
142
Íbid.
68
piezas comentadas más arriba, ¡Que viva Cristo Rey! no está dividida en tres actos, sino
que está formada por 23 secciones, ambientadas todas en un espacio diferente. El
tratamiento del espacio es otro de los grandes temas a comentar de esta obra. Como
hemos mencionado más arriba, es la unidad de lugar uno de los rasgos más destacados
de El gesticulador de Rodolfo Usigli. En el caso de Chabaud, las diferentes secciones se
desarrollan en espacios diferentes. Aparecen allí la sala de la Mitra Metropolitana, la
sacristía de una iglesia, su atrio, algún lugar sin especificar situado frente a una casa de
adobe, un espacio denominado como “neutro”, el campamento cristero, una calle en un
pueblo, un llano, la casa del Diosero, etc. Lo único que sabemos de estos sitios y
también lo único que los unifica de alguna manera es la acotación que aparece antes de
empezar la primera sección: “La acción ocurre en la zona centro de la República
Mexicana, entre 1926 y 1929, durante la guerra cristera”.143
¿Qué es lo que pretende decir Chabaud con el no-realismo? Para nosotros, el no-
realismo mencionado por Chabaud sería una corriente que no respeta las normas
realistas, es decir, puede que el referente sea el mismo que el de los realistas y que
también este drama se base en realidades históricas concretas, sin embargo, la técnica
empleada por el autor es diferente. Así pues, mientras un escritor o, en el caso del teatro,
un dramaturgo, querrá reflejar un objeto de manera realista, intentará describirlo de una
manera que el resultado se parezca lo más posible a él, que refleje cada detalle suyo.
Quizás lo que mejor explique lo que con ello queremos decir sea la siguiente cita de
José Ortega y Gasset en la cual se nos explica lo que es la deshumanización del arte, una
tendencia de comienzos del siglo XX que se oponía al realismo decimonónico:
143
CHABAUD, Jaime, Ob. cit.., pág. 14.
69
= humano) no alcancen a éste, es que señalan hacia un camino opuesto al que puede
conducirnos hasta el objeto humano.144
144
ORTEGA Y GASSET, José. “La deshumanización del arte”. En REICHEL URROZ, Leonardo.
Técnica argumentativa. [online]. A lomo de Rocinante. 29de junio de 2009. [cit. 2010-III-20]. Disponible
en la Web: <http://alomoderocinante.blogspot.com/2009/06/tecnica-argumentativa.html>.
70
Salvador Dalí y Luis Buñuel, también Chabaud utiliza elementos del mundo onírico en
su drama ¡Que viva Cristo Rey!. Sin embargo, en el caso de Jaime Chabaud no se trata
de una “liberación de los impulsos reprimidos”145 como en el caso de los surrealistas.
No obstante, se nota la influencia freudiana, ya que en varias ocasiones somos testigos
de lo que sueñan los personajes. Un ejemplo sería el sueño de Nécimo que nos sitúa en
la casa del Diosero y en el que el jefe de los bandoleros es perseguido por el Coronel
Güemes sin que se pueda defender. Por otro lado, la sección 21 muestra al último
mencionado, el Coronel Güemes, perseguido por el espectro de Blanca. Ésta lleva un
vestido blanco, cuya pulcritud sólo se ve empañada por una mancha de sangre. Ricardo
Güemes está a punto de volverse loco e intenta disparar contra ella, pero nada consigue
con ello, ya que no es posible volver a matar a alguien que ya está muerto: “GÜEMES:
(Al borde de la locura.) ¡Vete, sombra de mierda, no me persigas! ¡Cómo te odio,
sombra de mi sombra!”146
Es decir que podemos buscar paralelismos entre este teatro mexicano actual y las
vanguardias europeas de las primeras décadas del siglo XX, ya que ambos intentan
oponerse al realismo que los precedía.
Para concluir este capítulo que trata acerca de ¡Que viva Cristo Rey!, podemos
hacer constar pues, que se trata de una obra que nada tiene que ver con la corriente
denominada realista. Chabaud es uno de los representantes más importantes de esa
desviación de la escena teatral mexicana hacia un no realismo, una tendencia que no se
preocupa por los preceptos aristotélicos ni por la verosimilitud de sus obras. La
corrupción política es una de las grandes preocupaciones de estos jóvenes autores que
muchas veces se plantean tratar cuestiones sociales, al igual que hace Jaime Chabaud en
esta primera obra histórica suya. Dice Daniel Meyran “el teatro es el espacio
privilegiado para poner a prueba la historia y la representación de la historia”.147
Usigli, Ibargüengoitia y Chabaud escogen pues para sus piezas dramáticas el
mismo referente. Sin embargo, su tratamiento es diferente. La tarea que se proponía
Usigli está bien clara. Se planteaba escribir un teatro nacional, abrir un camino a seguir.
La situación lo requería, ya que la mayoría de sus contemporáneos miraban hacia el
extranjero. Para tal hecho escoge un tratamiento realista, que hace que el espectador
sienta que se habla también de él, que se sienta como en su propia sala de estar.
145
PLATAS TASENDE, Ana María, Ob. cit., pág. 680.
146
CHABAUD, Jaime, Ob. cit., pág. 67.
147
MEYRAN, Daniel, Ob. cit., pág. 24.
71
También Ibargüengoitia quiere enseñar, pretende educar al proletariado, pero
quiere hacerlo deleitando. La época en la que vivía este autor lo demandaba. El país
volvía a pedir respeto por la Constitución de 1917. Este hecho desembocó más tarde en
las revueltas estudiantiles de 1968. Pero a diferencia de Usigli, su discípulo se dirige a
su público de otra manera. No pretende que el espectador se identifique con los
personajes de su obra, ya que en ningún momento debe olvidar que está en el teatro y no
en la vida real. Ibargüengoitia exige al espectador que piense, que reflexione acerca de
lo que está viendo.
Por otra parte, Chabaud recurre al tema de la Revolución, sin embargo, lo que se
propone es explicar el presente sirviéndose del conocimiento del pasado. La situación
social en la que vivía era en muchos casos parecida a la época revolucionaria. La
corrupción, la cual queda muy bien reflejada en la partida de ajedrez entre el Estado y la
Iglesia, es un problema que se repite nuevamente en la época del último de los tres
dramaturgos. En su pieza solamente cambiamos una figura en el tablero de ajedrez, pero
el círculo se cierra y en el futuro se repite la misma situación.
72
CONCLUSIÓN
73
nos ha interesado el realismo escénico y hemos puesto un especial énfasis en el espacio
dramático.
El penúltimo capítulo estaba reservado para uno de los discípulos de Usigli,
Jorge Ibargüengoitia. Para empezar hemos dedicado algunas líneas a la vida y obra de
este autor. El capítulo continúa con un análisis algo más detallado de su drama El
atentado. Nuestro propósito era destacar el carácter innovador de esta pieza y sobre todo
encontrar los rasgos distintivos que la diferencian de la obra de Usigli. Huelga decir,
que El atentado destaca sobre todo por su forma. Se trata de una farsa burlesca.
Ibargüengoitia sigue, por lo tanto, un estilo contrario a los dramas usiglianos que
relataban de una forma muy seria los acontecimientos de la vida de México. Jorge
Ibargüengoitia se separa de las pautas marcadas por Usigli y de su drama rigurosamente
realista y se adentra en un mundo irónico, lleno de objetividad, donde las tres unidades
aristotélicas poco importan, un mundo que pretende desnaturalizar los míticos
personajes mexicanos al igual que lo hacía Bertolt Brecht en sus piezas dramáticas.
La tercera y última pieza dramática sometida a nuestro análisis ha sido ¡Que viva
Cristo Rey! de Jaime Chabaud. En la introducción hemos hablado de la escasez de
material disponible tanto acerca de la obra, como acerca de su autor a la cual hemos
tenido que hacer frente. Dicho análisis subraya sobre todo el carácter no-realista del
drama. Chabaud está lejos del estilo realista de Usigli, lejos de su búsqueda de la
verosimilitud.
Las tres obras comparten pues el tema de la Revolución mexicana. El
gesticulador trata el tema de la mentira mexicana como la base del proceso
revolucionario. Tanto El atentado como ¡Que viva Cristo Rey! escogen como fondo el
atentado cometido por José de León Toral al presidente reelegido Álvaro Obregón y la
influencia de los llamados Cristeros en dicho acontecimiento. Sin embargo, el
tratamiento es diferente. Rodolfo Usigli escoge un camino realista. Mientras su
discípulo, Jorge Ibargüengoita, se desvía ligeramente de las pautas marcadas por su
maestro y se decide por la ironía, siendo el último de los tres, Jaime Chabaud, el polo
opuesto a Usigli. Chabaud mismo caracteriza a su generación de no-realista. La
diferencia entre los tres consiste ante todo en el tratamiento que recibe el espacio
dramático. Mientras que el primero de los tres, Usigli, sigue las ideas impuestas por
Aristóteles y respeta con fervor la unidad de lugar, Ibargüengoita hace lo contrario. En
cuanto a Chabaud, cabe mencionar, que opta por una organización espacial totalmente
74
diferente a la propuesta por Aristóteles. Sin embargo, las tres piezas tienen algo en
común y es la preocupación de sus autores por la historia de su país.
75
FUENTES CONSULTADAS
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Bibliografía secundaria
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79
APÉNDICES
80
La diadema (1960)
Corona de fuego (1960)
Corona de luz (1964)
Un navío cargado de… (1966)
Las madres (1949)
El encuentro (1966)
El testamento y el viudo (1966)
El gran circo del mundo (1969)
Estreno en Broadway (1969)
Los viejos (1970)
Carta de amor (1972)
El caso Flores (1972)
¡Buenos días señor presidente! (1972)
Moralidad en dos actos y un interludio según «La vida es sueño» (1972).
148
LAUER, A. Robert, Ob. cit.
81