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predilección por las cotas en números redondos y por las formas elementales, que reducen al
mínimo el arbitrio del proyectista.
Los ingenieros hacen progresar, en el curso de sXIX, la técnica de las construcciones y
ponen a punto los medios de los que se servirá el movimiento Moderno, aunque al mismo
tiempo ponen sobre estos medios una pesada hipoteca cultural, uniendo las costumbres
constructivas a ciertas correspondencias habituales con los estilos del pasado.
Únicamente con un gran esfuerzo podrá romperse este ligamen. El movimiento
moderno deberá emplearse a fondo antes de lograrlo, y tendrá que poner durante un cierto
tiempo un particular énfasis en la investigación formal pura, de cuyas consecuencias nos
resentimos todavía.
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el juego de los niños, la cría de animales domésticos) es intolerable si se ven obligados a
desarrollarse un sobre otro en los estrechos pasajes entre las casas.
Un hecho que caracteriza netamente la época de la reorganización es la creación de
una red ferroviaria.
Los métodos de la urbanística moderna arrancan de estos dos hechos: de las
servidumbres impuestas por las nuevas realizaciones técnicas (el ferrocarril primordialmente) y
de los servicios invocados por los higienistas para remediar las deficiencias sanitarias de las
instalaciones paleoindustriales
Si hablamos de la situación de la clase obrera en Inglaterra, hay que señalar la
insalubridad de los edificios, la congestión de la ciudad y la falta de toda reglamentación en la
explotación de los terrenos. La evacuación de las inmundicias es uno de los problemas más
apremiantes. Esto evidencia una falta total de legislación sobre la edificación e instalaciones
urbanas.
Partiendo de las exigencias sanitarias, se llega así a un programa urbanístico completo.
Se promulgan una serie de leyes sanitarias que van cobrando eficacia después de un período
de adaptación.
También en Francia el punto de partida es la constatación de las dificultades higiénicas
en las nuevas aglomeraciones urbanas. La ley urbanística francesa de 1850 se convierte en un
instrumento urbanístico general, gracias al cual las autoridades intervienen en el proceso de
formación de la ciudad. Es la ley que, dentro de poco, va a permitir a Haussmann efectuar sus
grandiosos trabajos de transformación de París.
- El par clásico-romántico:
TP y ARGAN, El arte moderno:
Ya en el siglo XVIII, con el pensamiento de la Ilustración, se obligó a los arquitectos,
por entonces conscientes ya de la naturaleza incipiente e inestable de su momento histórico,
buscar un estilo auténtico mediante una revaluación de la Antigüedad que represente a esa
sociedad cambiante. Su motivación no consistía simplemente en copiar a los antiguos, sino en
acatar los principios sobre los que su trabajo se había basado.
La cultura artística moderna va a estar basada en la relación dialéctica que se
establece entre dos conceptos que aparecen en el arte Europeo a lo largo de los siglos XIX y
XX: “Clásico” y “Romántico”. Éstos se refieren a dos grandes fases de la historia del arte: lo
"clásico" está ligado al arte del mundo antiguo, grecorromano, y a aquello que fue considerado
como su renacimiento en la cultura humanista de los siglos XV y XVI; lo "romántico", al arte
cristiano de la edad Media y más específicamente el Románico y al Gótico. Se trata de dos
concepciones distintas del mundo y de la vida, relacionadas con dos metodologías distintas,
que tienden a ir integrándose a medida que, como consecuencia de las ideologías propias de la
Revolución Francesa y de las conquistas napoleónicas, se va perfilando en las conciencias la
idea de una unidad europea, cultural e incluso política.
Al aparecer la estética o la filosofía del arte, la actividad del artista deja de ser
considerada como un medio de conocimiento de lo real, de trascendencia religiosa o de
dictamen moral. Con el pensamiento clásico del arte en cuanto mimesis (que implica los dos
planos del modelo y de la imitación) entra en crisis la idea del arte como dualismo de teoría y
práctica, intelectualismo y tecnicismo: la actividad artística pasa a ser una experiencia primaria
y no ya deducida, que no tiene otro fin más allá del de su propio hacer. Al afirmar la autonomía
y al asumir toda responsabilidad de su propia acción, el artista no se abstrae en su realidad
histórica, sino que manifiesta explícitamente que pertenece y quiere pertenecer su tiempo y,
como artista, aborda con frecuencia temáticas y problemáticas actuales.
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plantearse como un valor absoluto y universal sobrepasa y minimiza las tradiciones y las
”escuelas” nacionales.
Entre los motivos de aquello que podríamos denominar como el fin del ciclo clásico y el
inicio del ciclo romántico o moderno se destaca el de la transformación de las tecnologías y la
organización de la producción económica, con todas las consecuencias que implica en el orden
social y político. Era inevitable que el nacimiento de la tecnología industrial que ponía en crisis
el artesanado y sus técnicas refinadas e individualistas, llevara, en consecuencia, a la
transformación de las estructuras y de los objetivos del arte, que había sido el punto culminante
y el modelo de la producción artesanal.
Los rápidos avances del sistema industrial, tanto en el plano tecnológico como en el
plano económico-social, explican el constante y casi afanoso proceso de cambio en las
orientaciones artísticas que no quieren quedarse atrás, en las políticas o tendencias que se
disputan el éxito, dominadas por un ansia de reformismo y modernismo.
Lo “bello romántico” es precisamente lo bello subjetivo, característico, mutable, que se
contrapone a los “bello clásico”, objetivo, universal e inmutable.
ROMÁNTICO:
Johann Heinrich Füssli. La Pesadilla Charles Barry y Augustus Pugin: Palacio de la Cámara
(1781) de los Comunes y Torre del Reloj (1840- 68)
CLÁSICO:
Dentro de la línea del pensamiento romántico Argan establece una distinción que
resume en pintoresco y sublime.
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Lo “pintoresco” es una cualidad que se refleja en la naturaleza del gusto de los
pintores. La naturaleza no sólo es fuente del sentimiento; también induce a pensar, sobre todo,
en la insignificante pequeñez del ser humano respecto de la inmensidad de la naturaleza y de
sus fuerzas.
Ya no se trata de una variedad agradable, sino de una pavorosa fijeza; ya no se
produce la concordia de todas las cosas en una naturaleza propicia, sino la discordia de todos
los elementos en una naturaleza rebelde y enfurecida; ya no hay una sociabilidad ilimitada; sino
una angustia ante la sociedad sin esperanza.
En lo “sublime” la razón es consciente de sus propios limites terrenales, más allá de los
cuales no puede haber más que la trascendencia o el abismo, el cielo o el infierno. Pero sólo
desde el punto de vista de la razón puede plantearse el problema de aquello que está más allá
de ésta.
La poética de lo sublime exalta en el arte clásico la expresión total de la existencia, y en
este sentido es neoclásica. Pero, puesto que considera ese equilibrio como algo que no se
mantiene, que se pierde para siempre y que solo puede ser reevocado, esa concepción pasa a
ser ya romántica.
Por otra parte, el arte clásico se va conformar en el Neoclasicismo histórico que va a
asumir el arte grecorromano como modelo de equilibrio, de medida y claridad, se condenan los
excesos de un arte que se basaba en la imaginación y que trataba de excitar la imaginación
ajena.
La arquitectura ya no debe responder a las ambiciosas fantasías de los soberanos, sino
a las necesidades socales y, por tanto también económicas: el hospital, el hospicio, la cárcel,
etc. Por su parte, la técnica debe ser un instrumento racional que la sociedad utiliza para cubrir
sus propias necesidades, y que ha de servir a esa sociedad.
La estética es una filosofía del arte, el estudio desde un punto de vista teórico de una
actividad mental. También es la ciencia de los “bello”; pero lo bello es el resultado de una
elección, y la elección es un acto crítico, o racional, cuyo objeto último es el concepto.
Indudablemente, el que se identifique el ideal estético con “lo antiguo” se deriva
también de la urgencia de los problemas suscitados por los rápidos cambios que se están
produciendo en la situación social, política, económica, además de los grandes avances de la
tecnología industrial. La razón no es una entidad abstracta, ha de regir la vida práctica y, en
consecuencia, ha de ordenar la ciudad como lugar e instrumento de la vida social.
Las excavaciones realizadas en Herculano y Pompeya, ponen al descubierto no sólo
los enseres e instrumentos que se utilizaban, sino también las costumbres y aspectos prácticos
de la vida cotidiana en esa época. Además se puede estudiar más directamente a pintura
antigua, de las que hasta el momento sólo se habían tenido noticias a través de unos pocos
ejemplares y de las descripciones de los literatos.
Empieza a abrirse camino la idea de que la ciudad, al no ser ya patrimonio del clero y
de las grandes familiar, sino el instrumento a través del cual la ciudad realiza y expresa su
propio ideal de profeso, ha de tener una disposición y un aspecto racionales.
En el campo arquitectónico surge la nueva ciencia de la ciudad, el urbanismo.
El Neoclasicismo no es un estilo, sino una poética; impone una cierta actitud, incluso
moral, ante el arte y, aunque establece determinadas categorías o tipologías, permite a los
artistas cierta libertad de interpretación y caracterización.
En el romanticismo histórico a diferencia del neoclasicismo histórico, se vuelve a la idea
del arte como inspiración; pero la inspiración no es intuición del mundo ni revelación o profecía
de verdades misteriosas, sino un estado de recogimiento y de reflexión, la renuncia al mundo
pagano de los sentidos, el pensamiento de Dios. La alternativa de revalorizar la tradición
cultural germánica, llena de motivos místicos, como alternativa frente al universalismo
clasicista.
Los románticos hablan de pueblo, ya no de sociedad, y recuperar el fundamento ético
del trabajo humano, que la industria tiende a mecanizar, lleva la revalorización de la
arquitectura gótica, que pasa a ocupar el lugar de la clásica como modelo. La arquitectura
gótica es ante todo cristiana, no sólo expresa el sentimiento popular, sino la historia de las
comunidades, porque cada catedral es producto de varias generaciones; por último, la audacia
y la complejidad de sus estructuras demuestran visualmente no sólo la variedad y la riqueza de
sus decoraciones, sino el alto nivel de experiencia técnica y de buen gusto a que han legado
los artesanos locales. La arquitectura gótica expresaba la tradición religiosa de la comunidad.
La arquitectura gótica tiene caracteres estructurales y decorativos distintos en Francia,
Alemania, Italia, España e Inglaterra; se deduce de ello que, al contrario de lo que ocurre con el
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estilo neoclásico, el Gótico refleja la diversidad de lenguas, de tradiciones, de costumbres de
los distintos países o, más concretamente de las distintas naciones europeas.
El palacio de Westminster, sede del Parlamento inglés, es casi un muestrario de la
morfología neogótica. Es entonces cuando surge el concepto de estilo, en cuanto reducción a
esquemas de manual de los elementos que se repiten o son más comunes en la arquitectura
de una determinada época, dada su banal repetición y antinatural adaptación a funciones y
condiciones espaciales absolutamente distintas entre si.
Viollet-Le-Duc (1814- 1879) el mayor pionero del “revival” del Gótico en Francia.
Gracias a él, los monumentos medievales, que empezaban a ser despreciados como muestras
de antiguas barbaries, recuperaron una razón de ser en la ciudad moderna.
El artista ya no es sólo un visionario aislado del mundo, sino un hombre en constante
polémica con la sociedad, a la que trata de reconducir a la solidaridad y al esfuerzo común
progresista de todos los pueblos y de todos los hombres. Desde ese momento, la protesta
religiosa contra el industrialismo y sus técnicas mecánicas, contra su único objetivo, el
beneficio económico basado en la explotación del hombre por el hombre, pasa s ser una
orientación política más o menos declaradamente socialista.
Clasicismo y Romanticismo son dos formas distintas de idealizar, aunque e primero
pretenda llegar a la máxima claridad, y el segundo, a la más ardiente pasión. En definitiva, la
antitesis justa, radical, se da entre lo ideal y lo real.
La pintura romántica pretende ser expresión del sentimiento: el sentimiento es una
disposición de ánimo con respecto a la realidad; al ser individual, es el único contacto posible
entre el individuo y la naturaleza, entre lo particular y lo universal; al mismo tiempo al ser el
sentimiento lo mas natural que hay en el hombre, no puede haber un sentimiento que no sea
sentimiento de la naturaleza.
En el neoclasicismo encontramos dos grandes teóricos pertenecientes al círculo de la
Enciclopedia: Boullée (1728-1799) y Claude-Nicolas Ledoux (1736-1806). Su reforma de la
arquitectura es uno de los componentes del proyecto de renovación cultural que precede a la
Revolución Francesa. Lo antiguo no es un modelo estilístico, sino un ejemplo moral: el ejemplo
de un arte libre de prejuicios religiosos, basado en la conciencia del derecho natural y del deber
civil. Búsqueda de principio tipológico, es decir, de contenidos inherentes a la forma del edificio
como cosa en sí misma, cuya función se encuentra en un sistema de valores: la naturaleza, la
razón, la sociedad, la ley. El tipo no es un modelo, sino un esquema que lleva en sí la
posibilidad de variantes de acuerdo con las necesidades contingentes.
Más allá de la ruptura con las poéticas opuestas y complementarias entre sí de lo
“clásico” y lo “romántico”, el problema que se planeaba era el de abordar la realidad sin apoyo
de esas poéticas, liberar a la sensación visual de cualquier experiencia o noción adquirida y de
cualquier actitud preconcebida que pudiese prejuzgar su inmediatez y al trabajo pictórico de
cualquier regla o costumbre técnica que pudiera comprometer esa reproducción a través de
colores.
Con el descubrimiento de la fotografía en 1839 el problema de la relación entre las
técnicas artísticas y las nuevas técnicas industriales se concreta, especialmente por lo que se
refiere a la pintura, en el problema del distinto significado y valor de las imágenes producidas
por el arte y de las producidas por la fotografía. El rápido progreso técnico que reduce el tiempo
de posar y permite alcanzar la máxima precisión, los intentos de fotografía “artísticas”, las
primeras aplicaciones del medio al registro de movimientos, sobre todo, la producción industrial
de los aparatos y las grandes transformaciones que determina la aplicación generalizada de la
fotografía a la psicología de la visión, tuvieron una profunda influencia sobra la orientación de la
pintura sobre la evolución de las tendencias artísticas relacionadas con el Impresionismo.
Con la difusión de la fotografía, muchas prestaciones sociales pasan del pintor al
fotógrafo. La crisis afecta, sobre todo, a los pintores de oficio y va a elevar la pintura, como
arte, al nivel de una actividad de elite.
En el arte la producción de alta calidad deja de tener una función si no sirve de guía a
una producción media. La obra de arte deja de ser considerada un bien de consumo normal y
pasa a ser considerada un arte incompleto: en consecuencia, tiende a desaparecer.
La hipótesis de que la fotografía reproduzca la realidad tal y como es y la pintura tal y
como se ve no es válida: el objetivo del fotógrafo repite, al menos en la primera fase de su
desarrollo técnico, el funcionamiento del ojo humano. Tampoco se puede afirmar que el
objetivo sea un ojo imparcial y que el ojo humano sea un ojo influenciado por los sentimientos o
los gustos de la persona: el fotógrafo también manifiesta sus inclinaciones estéticas y
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psicológicas a la hora de escoger los motivos, de componer y e iluminar los objetos, de
encuadrar y de enfocar.
La Exposición Universal de 1855 es la primera que hace una exhibición de fotografía.
En el mismo año publica Wiertz su gran artículo sobre la fotografía, en el que reasigna el papel
de ilustrar filosóficamente a la primera. Entendía dicha ilustración -como lo muestran sus
propias pinturas- en sentido político. Wiertz, por tanto, puede ser señalado como el primero
que, si no ha previsto, sí que ha exigido que el montaje sea una utilización agitadora de la
fotografía. Al crecer el radio de alcance de los transportes disminuye la importancia informativa
de la pintura. Como reacción a la fotografía comienza ésta a subrayar los elementos del color
en los cuadros. Cuando el impresionismo cede ante el cubismo, la pintura se procura amplios
terrenos en los que no puede seguirle la fotografía. Esta, a su vez, al mercado en una cantidad
ilimitada figuras, paisajes, acontecimientos que no eran utilizables en absoluto o que lo eran
sólo como cuadro para un cliente. Para aumentar el consumo renovó sistemas modificando
según la moda la técnica de las tomas. Estas modificaciones determinan la historia posterior de
la fotografía.
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económica de las amuralladas ciudades tradicionales europeas condujo, tras las revoluciones
liberales y nacionales de 1848, a la demolición total de las fortificaciones y a la extensión de las
ciudades , anteriormente finitas, hacia unos suburbios ya florecientes.
Esta evolución general, acompañada de una súbita caída de la mortalidad debido a
mejores niveles de alimentación y de técnicas médicas, dio origen a concentraciones urbanas
sin precedentes. Los barrios antiguos se transformaron en zonas degradadas y comenzó una
gran construcción de nuevas casas e inmuebles. Naturalmente, estos conjuntos abarrotados no
disponían de luz, ventilación y espacios abiertos, y tenían instalaciones sanitarias rudimentarias
como baños, lavaderos y basureros, todos ellos exteriores y comunitarios.
Esto dio lugar a una alta tasa de enfermedades: tuberculosis y cólera. Estas epidemias
tuvieron el efecto de precipitar la reforma sanitaria y de impulsar algunas de las primeras
ordenanzas relativas a la construcción y el mantenimiento de densas conurbaciones. La Ley de
Salud Pública de 1848, junto con otras, hacía a las autoridades locales responsables legales
del alcantarillado, la recogida de basura, el abastecimiento de agua, las carreteras, la
inspección de los mataderos y el enterramiento de los muertos.
Nuevas técnicas y materiales:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
A mediados del SXIX, las columnas de fundición y los raíles de hierro forjado, usados
junto al acristalado modular, se habían convertido en la técnica habitual para la prefabricación y
la construcción rápida de centros urbanos de distribución: mercados, bolsas y galerías
comerciales. Ej: la galería d’Orléans, construida en el Palais Royal por Fontaine en 1829, fue la
primera de estas galería en tener una bóveda de cañón acristalada. La naturaleza de estos
sistemas de fundición garantizaba no solo cierta rapidez de montaje, sino tb la posibilidad de
transportar componentes constructivos a largas distancias: a partir de mediados de siglo, los
países industrializados comenzaron a exportar edificios prefabricados de fundición a todo el
mundo.
Los primeros recintos permanentes de gran tamaño que fueron ostentosamente
acristalados a continuación fueron las estaciones de ferrocarril que se construyeron en la 2º
mitad del sXIX, comenzando con la estación de Lime Street en Liverpool (1849-1850). Estas
terminales eran las nuevas puertas de entrada a las ciudades capitales, todas las construidas
hasta hoy dejan bastante que desear: tienen más el carácter de construcciones industriales y
provisionales que el de edificios de utilidad pública; y plantean un particular desafío puesto que
no existía ningún tipo disponible para expresar y articular adecuadamente el entronque entre el
edifico de cabecera y la nave de andenes. Ej: estación de St. Pancras de Londres: la basta
nave de 74m. de luz estaba totalmente desvinculada al edificio de cabecera.
Los edificios aislados para exposiciones no planteaban ninguno de los problemas de
las estaciones terminales, puesto que allí donde difícilmente podían surgir los temas de
contexto cultural, los ingenieros no tenían rival. Ej: Crystal Palace de Londres (1851): su
realización, que duró apenas 4 meses, fue una simple cuestión de producción en serie y de
montaje sistemático. Ninguna pieza debía pesar más de 1 tonelada y lo más económico era
usar paneles de vidrio del mayor tamaño posible.
Los franceses, por su parte, celebraron 5 exposiciones importantes exposiciones
internacionales entre 1855 y 1900. Estas exhibiciones se consideraban plataformas nacionales
desde las que desafiar el dominio británico sobre la producción industrial y el comercio. Ej.:
hasta qué punto esto era así puede juzgarse por el énfasis puesto en cada ocasión en la
estructura y contenido de la Galerie des Machines.
Ej: Exposición Internaiconal de 1889: no se pretendió albergar las muestras en un único
edificio. Se destacaron dos de las construcciones más notables que los franceses iban a
conseguir en la historia: la torre Eiffel, de 300m. de altura, y la Galerie des Machines, de Víctor
Contamin, que con sus 107m. de luz fue una de las primeras en usar la forma del arco
triarticulado para salvar grandes luces. La nave de Contamin no solo exhibía máquinas: era ella
misma una ‘máquina de exhibir’, en la que unas plataformas móviles que se desplazaban sobre
vías elevadas pasaban por encima del espacio de exposición a ambos lados del eje central,
proporcionando a los visitantes una visión rápida y completa de toda la muestra. En cuanto a la
torre Eiffel, hubo que dotarla (al igual q la galerie des machines) de un sistema de acceso para
el movimiento rápido de los visitantes. La velocidad resultaba esencial, puesto q no había otro
modo de acceder a la torre salvo por los ascensores que se desplazaban sobre vías inclinadas
dentro de las patas hiperbólicas y que luego se elevaban verticalmente desde la 1º plataformas
hasta el pináculo. Los raíles guía de estos ascensores se aprovecharon durante la construcción
como guías para las grúas deslizantes, una economía en los métodos de trabajo.
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BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
Los cambios motivados por la revolución industrial se perfilan en Inglaterra a partir de
mediados del sXVIII:
1. Aumento de la población: esto se debe a la notable reducción del coeficiente de
mortalidad. Las causas de este descenso son ante todo causas higiénicas (mejoras en la
alimentación, en la higiene personal, en las instalaciones públicas, en las viviendas, progresos
en la medicina y mejor organización en los hospitales).
2. Incremento de la producción industrial: el incremento es, a la vez, cuantitativo y
cualitativo (se multiplican los tipos de industria, al tiempo que se diferencian los productos y los
procedimientos para fabricarlos).
3. Mecanización de los sistemas de producción.
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expone de forma rigurosa los varios sistemas de representación de un objeto tridimensional en
las dos dimensiones de una lámina. Así, los constructores tienen una guía para interpretar
unívocamente los gráficos elaborados.
- El sistema métrico decimal: es instruido por la Rev. Francesa. En 1790, Telleyrand
presenta un informe deplorando la variedad y confusión de las viejas unidades de medida, y
propone que sea adoptado un sistema unificado. La adopción de un sistema unificado facilita la
difusión de los conocimientos, los intercambios comerciales, y procura a las técnicas de
construcción un instrumento generalizado, cuya precisión puede llegar hasta donde sea
preciso.
La adopción de un sistema unificado facilita la difusión de los conocimientos, los intercambios
comerciales, y procura a las técnicas de construcción un instrumento generalizado, cuya
precisión puede llegar hasta donde sea preciso, de acuerdo con las exigencias cada vez más
rigurosas de los nuevos procedimientos. Al mismo tiempo influye en el proyecto.
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Mientras tanto se generaliza el uso de la fundición en la edificación; columnas y vigas de este
material forman el esqueleto de muchos edificios industriales, permitiendo cubrir grandes
espacios con estructuras relativamente ligeras y no atacables por el fuego. Por ejemplo: la
fábrica de hilados de algodón Philip & Lee, en Manchester, construida en 1801 por Boulton y
Watt. O el Pabellón Real de Brigthon, en 1818, donde Nash usa una estructura de fundición.
Se emplean rejas, barandillas, verjas y adornos de fundición, cada vez con mayor frecuencia,
en construcciones corrientes y hasta en obras representativas. Los adornos de fundición de
esta época (fines de 1700 y principios de 1800) son superiores a los que se comercializarán en
el período siguiente.
Todas estas aplicaciones fueron posibles debido al extraordinario desarrollo de la industria
siderúrgica inglesa. En las naciones del continente tal industria es todavía incipiente y a lo largo
de todo el sXVIII las aplicaciones del hierro y de la fundición son limitadas.
El régimen napoleónico alienta, en los primeros años del SXIX, a la industria siderúrgica
francesa. Se posibilita así la realización en hierro de obras de gran envergadura: por ejemplo,
el Pont des Arts (1801-3) y la cúpula de la sala circular de la Halle au Blé de París (1811).
Tampoco como los arquitectos ingleses desdeñan la oportunidad de emplear la fundición en
multitud de aplicaciones secundarias y decorativas.
A partir de la Restauración se extiende en Francia el uso del hierro a un gran número de
edificios. Por ejemplo: la cubierta del mercado de la Madeleine (1824, Vignon), el puente del
Carroussel en fundición (1833, Polonceau), la cubierta de madera de la catedral de Chartres es
sustituida por una estructura de hierro revestida de cobre (1837).
A finales del sXVIII toma cuerpo la idea de los puentes colgantes de cadenas de hierro, que se
adaptan mejor que los de fundición a las grandes luces, y ofrecen una mayor elasticidad frente
a los esfuerzos dinámicos.
Ej: el 1º ejemplo conocido es una pasarela peatonal de 70 pies sobre el río Tees (1741). En
1813, Samuel Brown construye un puente sobre el Tweed de 110 metros, considerado como
el prototipo de los puentes colgantes europeos. En 1836, Brunel construye el puente sobre el
Avon, en Bristol, de 214 metros, considerado como la obra maestra de la ingeniería
ochocentista.
En cuanto a la industria del vidrio, solo después del tratado de paz la producción puede seguir
su desarrollo (las exigencias fiscales durante la guerra napoleónica ponía grandes trabas a las
vidriarías).
Entre 1816 y 1829 los precios disminuyen; se universaliza el uso del vidrio para los
cerramientos y se empiezan a experimentar aplicaciones más ambiciosas, asociando el vidrio
al hierro para obtener cubiertas translúcidas.
Se usan grandes lucernarios de hierro y vidrio en numerosos edificios públicos, por ejemplo en
la Madeleine de Vignon. En 1929, Percier y Fontaine cubren con vidrio la Galerie d’Orléans
del Palais Royal, prototipo de las galerías públicas ochocentistas.
Se emplea el vidrio en la construcción de algunos grandes invernaderos. Por ej: el Jardin
d’Hiver en los Champs Elysées (París, 1853).
Las primeras estaciones de ferrocarril requieren grandes cubiertas de vidrio.
El Palacio de Cristal, de Paxton, en 1851, recoge todas estas experiencias e inaugura la serie
de los grandes pabellones acristalados para exposiciones, que seguirá en la segunda mitad del
sXIX.
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En 1836, las fábricas comienzan a producir industrialmente las vigas doble t. Desde este
momento los forjados con vigas de hierro sustituyen paulatinamente a los antiguos tablados de
madera.
Los materiales de construcción se abaratan en casi todas partes, una vez pasadas las
perturbaciones de las guerras napoleónicas; así, es posible usar en construcciones populares
los materiales anteriormente reservados a las construcciones para las clases superiores.
En conjunto, las casas de la ciudad industrial son más higiénicas y confortables que las que
conoció la generación precedente; el descenso de la mortalidad infantil no deja dudas al
respecto (como ha sucedido siempre, se construyen también tugurios inhabitables). Si las
quejas por las malas viviendas son más frecuentes en esta época, no es tanto porque su
calidad sea peor que antes, sino porque se las compara a un standard cada vez más elevado.
El aumento del nivel de vida y la nueva mentalidad vuelven intolerables inconvenientes
aceptados como inevitables un siglo antes.
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Cristal no se debe a la solución de importantes problemas estáticos, ni tampoco a la novedad
de los procesos de prefabricación y a los detalles técnicos, sino a la nueva relación que se
establece entre los medios técnicos y las finalidades representativas y expresivas del edificio.
La mirada se pierde en una perspectiva sin fin que desaparece en el horizonte. Una
composición como ésta, fundada en la repetición de un motivo simple, se parece
aparentemente a los modelos de la tradición neoclásica, pero las relaciones y las dimensiones
adoptadas cambian enteramente el resultado, y dan la impresión, no de un objeto unitario y
concluido, sino de una extensión indefinida. Las reglas tradicionales de la perspectiva se han
aplicado a espacios demasiado grandes, ambientes ilimitados, calificados dinámicamente por
el tráfico que las recorre.
La primera Eposición universal francesa fue en París en 1855. Esta exposición,
promovida por Napoleón III durante la guerra de Crimea, servirá para consolidar el prestigio del
Imperio y para mostrar los progresos de la industria francesa, preparada para competir en
igualdad de armas con la extranjera.
La Exposición de París de1889, centenario de la toma de la Bastilla, es, en muchos
aspectos, la más importante de todas la exposiciones ochocentistas. Abarca un conjunto
articulado de edificios: un palacio con planta en forma de U, la Galerie des Machines y la torre
de 300 metros construida por Eiffel, en el eje del puente que lleva a Trocadero. La Galerie y la
Torre representan las obras de mayor envergadura realizadas hasta entonces en hierro y,
además, por sus dimensiones plantean nuevos problemas arquitectónicos.
En la Galerie des Machines, el gran ambiente se sostiene por arcos de hierro con tres
articulaciones; este sistema permite cubrir, sin apoyo intermedio alguno, un espacio tan grande
como todo el Palacio de Cristal construido 38 años antes. El proyecto adquiere un carácter
dinámico debido a sus insólitas dimensiones, a la decoración y a la presencia de las masas.
En cuanto a la Torre, su perfil está calculado de manera que pueda resistir la acción del
viento, y Eiffel se compromete a que las formas fijadas por los cálculos confieran a las costillas
un perfil agradable. Resulta muy importante el papel que la Torre ha alcanzado en el paisaje
parisiense. La altura excepcional y la línea ininterrumpida de la aguja entre la 1º y 2º plataforma
hace posible que la torre se vea desde casi todos los barrios de París, entrando por lo tanto en
relación, no ya con un ambiente bien definido que obedece a una perspectiva unitaria (como es
el caso para los edificios antiguos), sino con una ciudad entera y de manera siempre variable.
Sus dimensiones inusitadas, al igual que la Galerie des Machines, hacen cambiar el
significado de la arquitectura y le confieren una calidad dinámica que nos obliga a considerarla
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bajo un nuevo punto de vista, aunque el proyecto en sí respete las reglas tradicionales de la
perspectiva.
Las construcciones en hierro parecen haber alcanzado ahora la cúspide de sus
posibilidades. Por el contrario, en los dos últimos decenios del sXIX, un nuevo sistema de
construcción, el hormigón armado, hace grandes y rápidos progresos, invadiendo el campo de
la edificación común, por su utilidad económica.
El desarrollo rapidísimo de las ciudades, en modo especial en países que sólo ahora
empiezan a industrializarse, como por ejemplo Alemania, exige de la industria de la edificación
un esfuerzo extraordinario, que requiere una revisión total de los antiguos métodos de
construcción.
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atravesando las plataformas de hierro desde la cubierta hasta la planta inferior. Para Choisy
(clasicista estructural) la esencia de la arquitectura es la construcción, y todas las
transformaciones estilísticas son simplemente consecuencia lógica del proceso técnico.
México independiente:
Las temáticas arquitectónicas logran una apertura interesante. Ejemplos:
Neoclásicos:
- Penitenciaría de Guadalajara: (1843, Delgado) posee un pórtico neoclásico.
- Se expanden los templetes griegos como la capilla de la Universidad (1827,
Gutierrez) y en la Iglesia del Sagrario, ambas en Guadalajara.
Revivalistas neogóticos:
- La iglesia de El Conventillo.
- hotel casino de Aguascalientes,
- torres de la catedral de Guadalajara (1849)
Eclecticismo neobarroco:
- Teatro Alarcón de San Luis de Potosí de Tresguerras (1825-27)
- Capilla del Panteón de Tepic (1840)
Sin duda que el arquitecto más importante del período fue Lorenzo Hidalga, paladín de
los principios de la solidez, economía, salubridad y comodidad.
Francisco de la Maza nos dice que “casi nada cambió la ciudad colonial desde la
Independencia a la Reforma, aunque acota la continuidad del fervor antibarroco y
antihispanista expresado en el raspar de escudos reales y nobiliarios de las casas, el retiro de
los altares y nichos callejeros y el reemplazo de altares barrocos por neoclásicos. Con
referencia a las nuevas temáticas arquitectónicas, en un régimen que comienza lo más
importante son los edificios que albergan a las autoridades y a los enemigos de las
autoridades”, refiriéndose a la cámara de diputados y a la penitenciaría.
El magro crecimiento en el plano arquitectónico puede calibrarse por el hecho de que
en la ciudad de México en 1852 había solamente 14 arquitectos y 10 ingenieros civiles, 3 de los
cales carecían de título.
Guatemala:
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Las tendencias neoclásicas se expresaron durante este período de una forma
ortodoxamente clasicista, lo cual no obvió la persistencia de formas barrocas y tradicionales en
el interior. La obra más destacada fue el Teatro Nacional (Miguel Rivera Maestre): tenía un
pórtico en cuya construcción se observan las reglas seguidas en el Partenón de Atenas.
El caribe:
Cuba y Puerto Rico permanecieron bajo el dominio español hasta finales del sXIX. Lo
que es otros países se manifestó, en el nivel oficial, como reacción antihispánica y búsqueda
de nuevos modelos, aquí se expresa en la continuidad de un neoclasicismo de calidad.
En cuba, la persistencia de la tradición en las primeras décadas del siglo se manifiesta
en las viviendas que reiteran el planteo compacto con planta baja destinada a comercio,
entresuelo para la servidumbre u oficinas y una planta alta residencial.
Las primicias del clasicismo académico se expresan nítidamente con el diseño Antonio
de la Torre para el Templete de La Habana de corte griego (1827).
Entre 1834 y 1838 la población crece un tercio y se comienzan a asumir nuevas pautas
culturales de raigambre francesa expresadas en la forma de vida urbana: el café, el paseo, en
fin, la vida callejera.
En 1837 se construyó el 1º ferrocarril de América con una estación de pórtico dórico de
influencia norteamericana. También se instaló equipamiento urbano: mercados públicos,
mataderos, servicios de cloacas y alumbrado, teatro, cárcel, etc.
El crecimiento de la burguesía criolla fue definiendo las nuevas áreas residenciales
ocupando núcleos periféricos. En las grandes casas, la ridiculez de la ornamentación en los
patios no principales y el camuflaje de la circulación de servicio, evidencian la persistencia de
una rígida estratificación social.
En Panamá comienza a notarse la bifurcación de dos variables: la continuidad de lo
colonial hispánico y la paulatina influencia francesa.
El panorama global centroamericano permite verificar que en lo sustancial no existan
profundas diferencias en los criterios de hacer arquitectura que primen en los países
independientes con respecto de aquellos que permanecen bajo el dominio español.
Colombia:
La obra cumbre del período fue el Congreso de Nueva Granada (1846, Reed). Reed
describía que le pedían ‘un capitolio’, un palacio republicano, que proporcione decente
alojamiento a todos los Altos Poderes Nacionales: el Congreso con sus dos cámaras, la Corte
Suprema, el Presidente de la República y su familia, los 4 dptos. del Poder Ejecutivo y demás
dependencias. Una obra de este tipo debía encuadrarse necesariamente en los parámetros del
clasicismo monumental, único capaz, para la concepción estética de la época, de simbolizar la
trascendencia de la legislación materializada.
Perú:
Dos períodos nítidos se pueden señalar para la arquitectura poscolonial peruana: el de
la confederación peruano-boliviana (1836-39) y el iniciado bajo el mando de castilla. Al país le
correspondió un período de quietud, carencia de recursos económicos y efervescencia política
para las grandes empresas arquitectónicas.
En la región del sur peruano, Arequipa, se desarrolla una arquitectura que sabe unir las
tradiciones constructivas de la piedra con las novedades del clasicismo. La obra de mayor
interés en la ciudad fue sin duda la catedral de Arequipa (del maestro Lucas Poblete) quien
recurrió a un criterio neoclásico con una fachada de gran envergadura sobre la plaza de armas.
El interior del templo, sin embargo, no está a la altura de calidad del exterior.
En el norte del Perú, en Trujillo, encontramos en el período un interesante desarrollo en
las viviendas que adoptando elementos propios del neoclasicismo los conjuga con otros del
rococó dando una curiosa simbiosis.
La persistencia del neoclasicismo colonial se expresa en la obra de la catedral de
Potosí (1809-1836) y en las sucesivas etapas de la catedral de la paz, ambos proyectos
originales de Sanahuja.
En provincias, sobre todo en Sucre y Potosí, varía poco el esquema colonial y la presión
demográfica. Pero la obra más singular de diseño la podemos localizar en Sucre, donde el
presidente hizo erigir un templo de planta circular conocido como la rotonda.
Ecuador:
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El cabildo abierto que en Quito declaró la independencia en 1830 selló la muerte de la
gran Colombia. La inestabilidad de la situación política y el sectarismo regionalista no eran
factores propicios para el desarrollo de una nueva experiencia en el plano arquitectónico.
Chile:
Debemos recordar que la escuela de Toesca dejó profundas huellas. La influencia
Inglesa y Norteamericana se vislumbra en el fervor por el neogótico, revival romántico que
tenía amplia difusión y que encontró en chile un buen promotor como José Gandarillas. La
presencia francesa también fue importante. En los planes de estudio primaba una visión
historicista propia de la escuela de bellas artes y que contradecía la clásica formación e los
ingenieros consolidada en la triada: solidez, funcionalidad y economía.
Así bajo el signo de una nueva arquitectura institucionalizada por la sistemática
enseñanza y en la búsqueda de la mimetización estilística del revival o el afrancesamiento,
Chile ingresa pioneramente en el espíritu arquitectónico de la segunda mitad del siglo XIX.
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En la época de Rosas podemos situar a Felipe Senillosa, valenciano, ingeniero militar
que llegó en 1815 y cuya obra arquitectónica se inició 3 lustros después, con la Iglesia antigua
de San José de Flores (1830/31), donde evidenció un fuerte sentido neoclásico (aquí se
manifiesta el problema de cómo incorporarle campanarios a una pretendida réplica de templo
clásico) que evolucionaría hacia formas de mayor tradición pampeana, como la iglesia de
Nuestra Señora de la Merced, en Chascomús (1831/47), con una tendencia hacia las formas
prismáticas, ausencia casi total de ornamentación y expresión mamposteril, reuniendo un
concepto herreriano del neoclasicismo con las tradiciones constructivas bonaerenses,
documentando cómo era el gusto arquitectónico general en el interior de la provincia; o
acusaría influencias palladianas como en su quinta particular de Barracas, o más lejanamente
serlianas como en el Palacio de Rosas en Palermo (1836/38), enorme casa de patio central y
volumetría chata, rodeada de arquerías romanas que aligeraban su masa al abrirla hacia los
vastos parques que la rodeaban, en una búsqueda de integración con el entorno que también
tiene mucho de actitud romántica.
En la década de 1850, la obra de los arquitectos Pedro Fosatti, Eduardo Taylor y
Carlos Enrique Pellegrini, acusaba aún expresiones en esa línea de neoclasicismo ‘blando’.
Pierre Benoit:
Wikipedia:
Pierre Benoit (1794 - 1852). Francés, marino, arquitecto, ingeniero. Exponente de la generación
de arquitectos neoclásicos del Río de la Plata. Llegado al Río de la Plata en 1818, fue
nombrado en 1823 por Bernardino Rivadavia arquitecto constructor de planos en el
Departamento de Ingenieros Arquitectos. Colaborador de Prospero Catelin, se supone que fue
coautor de algunas de las obras firmadas por éste; se cree, sobre todo, que intervino en el
diseño del pórtico de la Catedral de Buenos Aires.
Apuntes: un ejemplo paradigmático en el período rivadaviano es la Catedral de
Buenos Aires. Construida en 1754 por Antonio Masella, tiene una gran carga simbólica.
Masella no era ni barroco ni académico, solo quería hacer una iglesia monumental. Si se la
mira con descuido no tiene ningún rasgo religioso, parece un edificio civil (no tiene torres, la
cúpula no se ve).
En la década de 1820, el gobierno de Rivadavia era laico, quería demostrar la fuerza
del poder civil sobre el religioso, por ello hacen una catedral que era necesaria para la ciudad
pero que no parecía religiosa, sino monumental: en 1822 se le adiciona la fachada de Próspero
Catelin y Pierre Benoit (Arqs. franceses). Para hacerlo, se toma un palacio francés (el palais
Bourbon de París de 1808, construido por Bernard Poyet, al que también se le adosó la
fachada después de construido), se toman los elementos del lenguaje, las proporciones, el
orden, para adosarlo (mediante un pórtico dodecástilo y corintio) al máximo edificio religioso.
En realidad, Rivadavia quería tomar de ejemplo la iglesia de la Madelaine (Paría, 1807, la
había hecho Napoleón para demostrar la gloria de la gesta militar heróica), pero no le daban
las proporciones en el terreno, y termina eligiendo el palacio Bourbon. Rivadavia quería mostrar
(igual que Napoleón) la gloria de los ejércitos revolucionarios.
Cuando cae Rivadavia, Rosas contrata a Zucchi para que le de un tono más religioso a
la catedral. Zucchi propone demoler todo y hacer una nueva, pero no da el costo. Después
acepta ponerle hunas torres y demás, pero al final nada se hace. Lo que sí se hace es ponerle
escenas bíblicas al frontis, que estaba liso.
Carlo Zucchi:
Wikipedia:
Carlo Zucchi (1789 - 1849) arquitecto italiano, grabador y escenógrafo. Exiliado
originalmente en Francia por sus ideas independentistas llegó al Río de la Plata fines de 1826.
Durante un período que se extiende desde 1829 hasta 1842, cumplió funciones de arquitecto
oficial en Buenos Aires y Montevideo. En dicho período, caracterizado por las constantes
turbulencias políticas y la guerra civil, realizó una importante cantidad de proyectos en el
campo de la arquitectura pública y privada, los monumentos fúnebres y conmemorativos y la
decoración de fiestas cívicas.
Obras:
- proyecto para la plaza victoria.
- panteón dedicado a los hombres ilustres de la Argentina (basado en el
panteón).
- escenografía para la fiesta de la federación en plaza de la victoria.
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- proyecto de hospital para ambos sexos (manejaba conceptos de higienismo).
- teatro Solís de Montevideo (el único proyecto importante que se construye).
- fachada de la catedral de Santa Fe (tenía una sola torre y más alta).
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Uno de los precursores del academicismo renacentista, que bien pronto alcanzó gran
difusión, fue el arquitecto lombardo Pedro Fosatti, a quien Urquiza encargó, en 1850, la
remodelación de su residencia (el Palacio San José), en concepción del Uruguay, convertida
en un palacio por su amplitud, ornamentación académica y noble proporciones; la fachada
consta de una amplia galería de arcos sobre columnas de sección circular, con dos torres o
miradores en ambos extremos; el patio principal sigue el mismo lineamiento, en el cual
demostró Fosatti la solvencia de su oficio, en tanto la distribución general de jardines, con sus
palomares, capilla y hermoso lago artificial, expresa el espíritu de las villas italianas de Véneto,
mientras la avanzada tecnología se concitaba en la instalación de un servicio de aguas
corrientes.
En 1855 llegaron a Buenos Aires los ingenieros genoveses Nicolás y José Canale. En
materia de diseño urbano, el estudio de los Canale innovó respecto de la secular traza de
damero, al proyectar el trazado del pueblo de Almirante Brown o Adrogué (1872) con
diagonales y perspectivas, así como el conjunto de los edificios públicos (escuela, iglesia y
municipalidad), todos en el estilo renacimiento italiano.
La universalización del gusto renacentista italianizante en todo el país coincidió con el
período de renovación de importantísimos edificios públicos y, en general, significativos para el
paisaje urbano de nuestras ciudades; fue posible, entre otras causas, por la presencia de
profesionales y artesanos de origen italiano; luego, la inmigración masiva enfatizaría aún más
esta situación.
La obra de Eduardo Taylor, la Aduana Nueva de Buenos Aires, de 1854, consistía en
un volumen semicircular, emergente del agua, y fachada curva, compuesta por un basamento y
dos pisos de arquerías de medio punto, que aligeraban su pesada masa de carácter
marcadamente romano; sobre el eje estaba la portada monumental rematada por la torre o
‘faro de Buenos Aires’.
Neogótico:
El neogótico de vertiente inglesa tuvo en Calos Ryder, un ejecutor de alto nivel de
diseño y calidad de construcción. Puede citarse como ejemplo de este período, la Iglesia
anglicana de la Santísima Trinidad, en Lomas de Zamora (1872/73); en ella es muy
destacable la expresión de los materiales con sentido de autenticidad, la organicidad de sus
volúmenes, buenas proporciones y la ejecución de los techos con cerchas y cielorrasos de
madera lustrada que, con los vitrales multicolores y los pisos, generalmente de entarimado,
confieren a los espacios interiores calidez y nobleza.
Renacimiento francés:
Este estilo, que después del 80 llegaría a dominar barrios enteros con sus diversas
variantes, comienza a aparecer en las mansardas de la futura Casa Rosada (1873) que
proyectara el arquitecto Carlos Kihnlderg.
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Eclecticismo y racionalismo:
La polémica entre neoclasicismo y neogótico (que alcanza su punto culminante en
1846) no puede concluir con la victoria de uno u otro programa. A partir de aquel momento la
mayoría de los arquitectos tienen presente, como posibles alternativas, tanto el estilo clásico
como el gótico, pero no sólo estos dos, sino también, naturalmente, el romántico, el bizantino,
el egipcio, el árabe, el renacimiento, etc.
Es interesante ver como casi todos los eclécticos, empezando por Garnier, comienzan
a protestar de la reproducción de estilos pasados, y afirman querer interpretarlos y elaborarlos
libremente. En la práctica, su conciencia los empuja a no contentarse nunca con las imitaciones
que se hacen corrientemente, buscando nuevas bases y nuevas combinaciones, hurgando en
los momentos menos conocidos de la historia del arte.
Por su lado, los racionalistas se quejan de las contradicciones del eclecticismo y
sostienen que es necesario llevar el razonamiento más allá de las apariencias formales. La
mayor figura del racionalismo neoclásico es Henri Labrouste, quien enseñando una estricta
adhesión a las exigencias constructivas y funcionales, en 1843 realiza el proyecto de la
biblioteca Saint-Geneviève y en 1855 el de la Biblioteca Impèriale, donde emplea una
estructura de hierro con el fin de obtener interiores espaciosos, si bien la cierra con un
envoltorio de piedra decorado a la antigua. Las ideas de Labrouste no son nuevas, su
razonamiento sobre la construcción y la función es parecido al de Durand, pero ahora estas
afirmaciones adquieren un tinte ideológico.
Viollet-le-Duc pertenece a la generación más joven que Labrouste. En 1852 publica en
varias revistas una campaña contra el eclecticismo, sosteniendo que las funciones y el respeto
a los materiales son la base de la arquitectura. Viollet-le-Duc sigue la dirección neogótica, pero
excluye de su polémica toda referencia romántica o sentimental; para su mente científica, el
gótico no tiene nada de confuso o misterioso, al contrario, lo aprecia precisamente por la
claridad de su sistema constructivo, la economía de sus soluciones y la exacta
correspondencia a los programas distributivos. Viollet-le-Duc, contraponiendo el gótico al
clasicismo (aunque permanezca en los términos de la cultura historicista), expone sus propias
leyes de la arquitectura: el uso apropiado de los materiales, la obediencia a las necesidades
funcionales. Se interesa también por y hierro y propone su uso.
La importancia del cambio de dirección que Viollet-le-Duc impone al movimiento
neogótico, asociándolo al racionalismo, es enorme.
Gaudet y el elementalismo:
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Se dice que la esposa del emperador, la Emperatriz Eugenia de Montijo, preguntó a
Garnier durante la construcción si el edificio tendría estilo griego o romano, a lo cual respondió:
«¡Es en estilo Napoleón III, señora!».
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distinguirse por una desconfianza en el pasado inmediato y un exceso de confianza puesto en
un lenguaje importado.
La aspiración de las elites gobernantes americanas era parecerse a Europa, una
Europa abstracta y ecléctica donde se sumaron los modelos prestigiados. En lo urbano
paradigmáticamente París con algo de Berlín, Milán o Turín, en lo cultural dominantemente lo
francés, en lo utilitario lo inglés y en la componente étnica predomina lo latino.
El trípode de mano de obras italiana-española, capital inglés y barniz cultural francés
decantó así en la imagen ‘europea’ del modelo finisecular. En las ciudades ‘cultas’ de América,
desde México hasta Buenos Aires, se hablaba en español y se pensaba en francés.
La modificación del paisaje urbano se efectuó sobre una premisa inicial del borrar la
imagen ‘colonial española’. Cada ciudad debía ser ‘cosmopolita’ integrando formas y figuras de
ese mundo abstracto europeo. Aun hoy, quien recorre ciertas áreas de ciudades como Buenos
Aires, Rosario, Asunción, Montevideo, Santiago de Chile, Bogotá, Río de Janeiro o San Pablo
encuentra esa imagen omnipresente de la arquitectura académica y ecléctica decimonónica
que definió el carácter de estas ciudades. La imagen urbana, concebida como sumatoria de
obras individuales prestigiadas, arrasa con las antiguas ciudades; por ejemplo: en 1890 un
intendente de Corrientes derriba centenares de galerías frontales que protegían a propietarios y
peatones del sol y la lluvia, con el pretexto de cambiar una imagen ‘aldeana y campesina’
generando una arquitectura de fachada.
Pevsner definió la imagen de las ciudades americanas como un carnaval de máscaras
donde abunda la competitividad del individualismo liberal. Por ello, las rígidas normas de la
academia pronto fueron ineficaces (por reiteradas) y los eclecticismos y pintoresquismos
abundaron.
Cada ciudad buscó tener un paseo, una avenida o boluvard con perfil francés, desde el
Paseo de la Reforma mexicano hasta la avenida Río Branco en Río de Janeiro.
En el orden jurídico se proclama la constitución en 1853; en el económico, la creación
de una banca, el concepto de exportación y la campaña al desierto; y en el ámbito cultural, se
pretendió transformar la historia, costumbres, luchas particulares y características de cada
pueblo, por medio de la imposición de la educación positiva y ‘civilizadora’, que en última
instancia solo puede servir para enmascarar y desvirtuar una realidad que es imposible destruir
o negar.
La ideología liberal se sustenta en valores ‘universales’. Uno de los ámbitos en donde
se asentará de forma más patente la transculturación de los valores será en la arquitectura, en
la cual se lograba transplantar un estilo arquitectónico, dejando de lado todo un contexto real;
intenta transformar el país real en un país ideal.
Se visualiza en nuestro país la contradicción de una clase (la alta burguesía) que no
sabe asumir su auténtico rol y que intenta ser una réplica de la gran aristocracia francesa,
copiando lisa y llanamente su arquitectura y su arte, y relegando en esta forma su propia
idiosincrasia.
La palabra ‘ecléctico’ proviene del griego ‘eklektikos’ que quiere decir elegir o escoger.
La actitud ecléctica implica siempre tomar algo prestado de otras cosas ya existentes para
aplicarlo a nuevos fines. La arquitectura ecléctica se originó como respuesta a las necesidades
de la cultura empírico-racionalista de los siglos XVII y XVIII, que culmina en el Iluminismo,
adquiriendo su mayor importancia en el mundo algo más tarde, entre 1800 y 1940, es decir, a
lo largo del período de la consolidación, apogeo y declinación del liberalismo económico y
político.
En Argentina, la arquitectura ecléctica va haciendo su aparición a medida que el país
va tomando las formas de la cultura europea. Indudablemente lo que unifica el proceso y actúa
como común denominador del mismo es la adopción de formas más características de la
cultura europea, principalmente la que se desarrollo en 4 países: Francia, Inglaterra, Alemania
e Italia. Pero lo más importante de la arquitectura ecléctica, es que fue la arquitectura de
nuestra formación como nación, la que corresponde a un período fundamental de nuestro
desarrollo como país. Hoy no podemos dejar de reconocer y aceptar esta realidad histórica:
una gran parte de nuestro patrimonio arquitectónico, si no la mayor, data del período 1880-
1940: los 60 años que la Argentina creció a un ritmo inusitado y adquirió una personalidad de
nación (personalidad que no será del gusto de todos, pero personalidad al fin).
El período de construcción de los grandes ejemplos de arquitectura del Estado no es
casual, sino que se verifica con toda claridad en el desarrollo político-económico de nuestro
país (caseros y pavón, federalización de bs as en 1880).
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El panorama total de lo construido entre 1880 y 1914 es vastísimo. En él se sitúan las
fases iniciales del crecimiento casi vertiginoso de 3 de nuestras más grandes ciudades: Buenos
Aires, Rosario y La Plata. Es el período de la construcción de la mayor parte de los edificios
públicos del país: municipalidades, casas de gobierno, correos, legislaturas, universidades,
escuelas, bibliotecas, bancos oficiales, muchos edificios eclesiásticos, aduanas, palacios de
justicia, ministerios, museos, teatros y casas de conciertos, hospitales, sedes de policía,
cuarteles, etc; la euforia progresista que se sintió en torno al centenario fue la consecuencia de
observar objetivamente todo lo que se estaba haciendo.
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Esta flexibilidad pragmática acelera el surgimiento de los movimientos antiacademicistas (art
Nouveau, etc.) a principios del siglo XX.
La vertiente italiana evoluciona rápidamente hacia el monumentalismo ‘imperial’, que se
encuentra perfectamente representado en el Congreso de Buenos Aires, de Meano.
- El romanticismo historicista:
En América, el espíritu romántico y nacional europeo no podía calar más que de una
forma superficial, ya que estado de ánimo cultural de América le era conceptualmente ajeno.
Los revivals románticos no pueden ser aquí coherentes porque no existen los modelos
originarios, por lo que no son revivals. Las primeras iglesias románicas o bizantinas que vio el
continente americano son las realizadas en el siglo XIX, y ni siquiera nuestros ejemplos de
gótico tardío sirvieron como fuente para la imitación revivalista, sino que se apeló a los modelos
de las grandes catedrales europeas.
Las temáticas neogóticas o neorrománicas se utilizaron predominantemente en templos
católicos y protestantes, en cuarteles, cárceles (quizás por el recuerdo de las fortalezas de los
castillos medievalistas) y con un sentido pintoresquita en residencias rurales o suburbanas.
En fin, la tradición hispánica es la que se quería explícitamente negar y suplantar. Era,
en definitiva, una historia pesada, gravosa, negativa, y cuando se actúa sobre ella es para
destruirla o hacerla desaparecer poco a poco sin misericordia, como haría el francés Benoit con
el Cabildo de Buenos Aires, al que vestiría con el nuevo ropaje clasicista de 1879.
- La tradición funcional inglesa:
En el reparto de los campos arquitectónicos, el área de infraestructura y equipamiento
urbano fue adjudicada predominantemente a la vertiente inglesa. Es lo lógico no solo por la
tradición que este país tenía en la materia, sino porque era quien realizaba las inversiones en
las obras portuarias y ferrocarrileras esenciales de América.
Los límites entre la arquitectura y la ingeniería entraban en conflicto en este tipo de
obras y ello requería una precisión que llevaba en general a un reparto donde lo estrictamente
‘funcional’ o técnico correspondía a la ingeniería, y las zonas de ‘imagen formal’ a la
arquitectura. Esta dualidad entre uso estructural y epidermis diferenciada se dará con mucha
frecuencia a partir del momento en que la tecnología del hierro se adopta masivamente en las
construcciones.
Los edificios urbanos que requieren superficies cubiertas con espacios de grandes
luces, pero que no quieren negar su ‘imagen’ afrancesada, optan por formar un cascarón
epidérmico. Ello sucederá en las grandes tiendas y galerías comerciales. Esta idea de
maquillaje arquitectónico encuentra ejemplos notables en Lima y otras ciudades costeras del
Perú, donde sobre los flexibles muros de quincha de coloca la cargada escenografía francesa
realizada en estuco.
El Mercado de Frutos de Avellaneda (últimos años del sXIX), considerada en su
momento como la superficie cubierta con un solo techo más grande del mundo, señalaba la
capacidad de inversión económica y la universalización de la tecnología del hierro y los ladrillos
de máquinas importados de Inglaterra (contaba con columnas de hierro y entrepisos metálicos,
por ejemplo). En este edificio hallaría expresión la pujanza económica de la Argentina de la
época. Se expresa en un solo cuerpo de forma compleja, que constaba de 3 alas, divididas en
9 galpones por calles interiores, que servían de acceso a ferrocarriles y carros. El tramo que ha
de recibir la placa conmemorativa se reviste con formas académicas.
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Sin duda, la arquitectura del liberalismo expresa una realidad contradictoria, la misma
que posibilita la concreción de grandes obras materiales, el desarrollo y articulación de algunos
países americanos, el afianzamiento del proceso de urbanización, pero a la vez destruye la
población americana, la confina a nuevas formas de esclavitud y miseria, buscando un modelo
ajeno a su propia realidad, la que desprecia profundamente.
Las nuevas temáticas arquitectónicas y las nuevas formas de expresión de las antiguas:
GUTIERREZ, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica:
La organización de las naciones, la expansión urbanística, la vertebración de los
nuevos sistemas de comunicaciones, el desarrollo de las obras de infraestructura y del
equipamiento comunitario tanto social como cultural modificaron sensiblemente la temática
arquitectónica en el sXIX americano.
Algo se vio en el proceso de separación de funciones que en su origen aparecían
englobadas dentro de la arquitectura religiosa (hospitales, escuelas, etc.) y en la división de los
poderes políticos (ejecutivo y legislativo). A partir de 1870, con la creciente estabilización
geopolítica, estas temáticas arquitectónicas se evidenciaron no sólo como necesarias, sino
como símbolos de la nueva situación.
El desarrollo de nuevos programas de arquitectura no sólo está vinculado a los
modelos experimentados en Europa, sino que incluye la revisión de los antiguos partidos
arquitectónicos a la luz de las nuevas propuestas de las corrientes higienitas y funcionalistas.
El hacer el análisis de tipologías en un continente tan vasto, aunque tenga un proceso
de colonización económica más o menos uniforme, es sumamente difícil. No se trata ya de un
proceso de integración cultural como sucedió en el período hispano, sino de una acción de
transculturización directa, agresiva, sobre los territorios densamente ocupados por una
población que mayoritariamente sirve de mano de obra o sobre territorios abiertos a los que se
exportará la mano de obra.
La pérdida del concepto tipológico es evidente. Esta vertiente ecleticista del profesional
ya había renunciado hace tiempo a los criterios normativos, y entre ellos, a la propia
experiencia tipológica. Las tipologías que pueden haberse empleado en la arquitectura
americana son reflejo directo de la experiencia europea.
- La arquitectura de gobierno:
La creación de numerosos estados nacionales, dividiendo las antiguas unidades
políticas españolas, e inclusive la adopción del sistema federal en muchos de ellos, llevó a la
construcción de decenas de edificios de gobierno para alojar a los ejecutivos nacionales y
provinciales. Si ejemplos precursores como el Capitolio de Bogotá adoptaban las pautas de
neoclasicismo, los ejemplos más tardíos del XIX y XX señalan la vigencia del eclecticismo. Por
ejemplo, la Casa Rosada de Buenos Aires (1883): significó el englobamiento de dos antiguas
construcciones que el arq. Tamburini uniría con un gran arco y logias neorrenacentistas
integrándolas; la vertiente italiana con sus cortiles ordenados y sobrios, su lenguaje mesurado
y los juegos de planos espaciales porticados se reiteran en múltiples ejemplos de casas de
gobierno de la Argentina, como las de Corrientes, Paraná, Catamarca o Posadas. Habrá
también ejemplos eclécticos de logias y mansardas como las de la Casa de Gobierno de
Santa Fe (Ferrari, 1910).
La Casa de Gobierno de Corrientes (1886, Juan Col), por ejemplo, es un esmerado
diseño italianizante en la capital correntina. Sobria, elegante y solemne, en adecuada armonía.
Lamentablemente, la comitiva oficial debe hacer su paseo público bajo el tórrido sol, sin poder
guarecerse bajo los modestos aleros nativos de las galerías que desaparecieron con el
progreso.
Las Casas de Gobierno, generalmente, comenzaban a funcionar en:
- Antiguas residencias familiares (ej: la de Salta, o la del Palacio Estévez en
Montevideo, Uruguay).
- Demolición de cabildos, iglesias matrices o conventos alrededor de la plaza, para
construir en su lugar los nuevos edificios monumentales que, por razones
simbólicas, debían estar alrededor de la plaza (ej: el Palacio Nacional de Panamá,
en 1905: el arquitecto Ruggieri demolió el antiguo convento de la Concepción para
su realización; o el cabildo de Santa Fe, que alrededor de 1875 tuvo que sufrir la
humillación de una torre aderezada con los ornatos del nuevo estilo, pero que no
lograba disimular la estirpe colonial de la obra –esta incopatibilidad de lenguaje es
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buen ejemplo de la incomodidad emocional de la época-, y en 1909 no pudo
escapar a la piqueta de la demolición civilizadora ).
- En antiguos edificios del período hispánico habilitados para las sedes del gobierno
(ej: Casa de la Moneda de Chile).
No es clara una imagen simbólica ni hay un lenguaje dominante que caracterice a los
palacios de gobierno, y vistos así en su conjunto tiende a desdibujarse cualquier intento de
sacar conclusiones globales. Su individualismo, monumentalidad, refinamiento y exhibicionismo
suelen ser las ideas rectoras que se expresan con calidad distintas.
Los edificios legislativos o parlamentarios tienen una mayor aproximación a modelos
identificables. Los grupos identificables son:
- Un grupo podrían ser claramente emparentado con los lineamientos del Capitolio de
los Estados Unidos (Thorthon, 1847; Walter, 1850-63), que encuentra sus réplicas en el de la
Habana o en el de San Juan de Puerto Rico.
- Otro conjunto acusa obras caracterizadas por una gran cúpula central y cuerpos
simétricos que alojaban las cámaras de Diputados y Senadores (ej: el Congreso Nacional de
Argentina -Meano, 1898- y el Palacio Legislativo de Uruguay –Meano, 1904; Moretti, 1913-,
ambos con un esquema neoclasicista con licencias Liberty). El Palacio de Congreso de Buenos
Aires jugaba un primordial papel urbano al constituir el contrapunto de la Casa de Gobierno,
cerrando el nuevo eje vial haussmaniano de la Avenida de Mayo con el alto remate de su
cúpula. Quienes lo criticaban decían que eran una mezcla conteniendo ensalada italiana e
ingredientes griegos, romanos y franceses: se tomó la columnata del Louvre, encima le
colocaron el Partenón, sobre el Partenón lograron ubicar el Panteón, y finalmente
espolvorearon la torta con alegorías, estatuas, balaustradas y terrazas.
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imagen compacta. El cuerpo central aparece definido virtualmente con dos columnas
monumentales que se rematan con estatuas y está cubierto con una cúpula amansardada.
Los edificios ministeriales y de Justicia se adscribieron generalmente a las formas
estilísticas borbónicas o neoclasicistas, tendiendo a ratificar las ideas de solidez y sobriedad
como expresión del poder y seguridad del Estado. El equívoco de una arquitectura oficial así
tipificada ha hecho que anacrónicamente hasta mediados del sXX se realizarán obras de esta
presencia formal. En general estos edificios eran, desde el punto de vista funcional, como
mínimo, incómodos (ej: la Secretaría de Obras Públicas de México -arq. Contri-).
(WAISMAN: El Palacio de Justicia de Rosario, hoy falcultad de derecho (1887) es un
ejemplo donde el arq. inglés Walker aporta su sabor anglo-franco-ítalo-germano al ambiente
rosarino. Imponente en su tamaño, ‘concilia’ mansardas luovrianas con pináculos del alto
renacimiento holandés, loggias italianas con híbridos capulines, y la mole de una aplastante
torre acumulada con el diminuto frontis de un templo neoclásico. No por nada la nación
Argentina es un crisol de razas y procedencias: el eclecticismo como estilo consagrado.)
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estructura con gran pórtico de columnatas central y dos cuerpos laterales avanzados con
mansardas, a la mejor usanza borbónica.
Correo de Lima (Perú, 1876, Doig): la secuencia que va articulando tres espacios de
diversa amplitud y calidad luminosa, se vio enriquecida posteriormente con la formación de una
calle cubierta de estructura metálica y cristal que no desentona con la imagen neorrenacentista
del edificio.
Las normativas de solidez y seguridad que aparecían en los palacios de Justicia de
Lima o Santiago de Chile, emergían también en bancos, tiendas, municipios y correos. El
eclecticismo ni siquiera logró formar una tipología formal coherente para individualizar cada
temática.
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El Teatro Municipal de Lima fue construido en 1909 dentro de un eclecticismo que
incorpora elementos ornamentales art Nouveau.
Una obra tan singular como el Teatro Juarez (Guanajuato, 1973-1903, Noriega y
Rivas) muestra una increíble sumatoria de lenguajes. El pórtico de columnas en este caso es
adintelado y sin frontón, con esbeltas estatuas en el remate que recuerdan ‘la maniera
palladiana’ del palacio Chiericatti. Este lenguaje se convierte en una dramática fiesta de estuco
dorado y policromado del más refinado estilo morisco en el interior. Allí parece aflorar el espíritu
de los yeseros poblanos, el gusto por lo minucioso, el sentido de continuidad de lo infinito y la
prevalencia de la abundancia de detalles.
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El teatro de La Paz, en San Luis de Potosí: su lenguaje arquitectónico es más
ecléctico que el del teatro Juarez, y el pórtico avanza raudamente sobre el volumen del edificio
que se quiebra. En su silueta se acusa nítidamente una cúpula que, sin embargo, no tiene una
envergadura adecuada para la fuerza del basamento.
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En Argentina, el museo de la ciudad de La Plata (proyectado por el alemán
Heynemann y construido por el sueco Aberg dentro de la corriente neogriega de Schinkel y Von
Klenze) es uno de los símbolos de la ciudad de nueva fundación. Su privilegiado
emplazamiento es el ‘bosque’, la calidad de su construcción y su funcionalidad lo constituyen
como una de las obras relevantes en su tipología.
El colegio como edificio específico, separado del convento o de la misma vivienda
(como solía usarse en los establecimientos privados) es una realidad en el continente
americano desde mediados del sXIX. La política escolar fomentada por Sarmiento llevó a la
construcción de decenas de edificios en todo el país, pero, como se trabajaba sobre lotes
residuales de propiedad fiscal o especialmente adquiridos, es difícil definir tipologías para los
partidos de estas obras, aunque predomina la tendencia del núcleo compacto al frente y el
patio al fondo o el esquema claustral.
En general priman en la imagen simbólica los mismos rasgos academicistas de los
edificios públicos, desde el pesado lenguaje de Maillart en el Colegio Nacional de Buenos
Aires, hasta el más alegre neorrenacimiento con logias externas y cortiles italianos en los
colegios menores de la capital y en las escuelas normales provinciales. En algunas obras
escolares, la tendencia monumental vuelve a aparecer en ejemplos ‘clásico-imperiales’ como la
Escuela Presidente Roca de Buenos Aires.
También se suma a la política educativa, a partir de 1872, la promoción de Bibliotecas
Populares de todo el país, para las cuales se adoptan o se construyen nuevos edificios
determinando un tipo de equipamiento urbano inédito hasta el momento.
La Facultad de Medicina de Lima (Basurco, 1899-1903) fue una obra de gran
importancia, donde prevalece un carácter ecléctico con un exterior neorrenacentista y un patio
con pórtico de orden corintio a la usanza romana, pero siguiendo quizás el modelo de la
Escuela de Medicina de París.
La tradición laica mexicana de la enseñanza oficial arranca a fines del XVIII y se
proyecta en todo el XIX. El propio edificio de la academia de San Carlos recibirá modificaciones
sustanciales hasta la realización, en 1912, de la cubierta de hierro y cristal que cubrió su patio.
Las obras de carácter deportivo y recreativo encuentran sus inicios en las realizaciones
de los clubes sociales y, particularmente, en la construcción de nuevas plazas de toros e
hipódromos.
Los hipódromos de Palermo de Buenos Aires recurren a una imagen externa
clasicista, aunque sus tribunas sean de ligeras y esbeltas columnas de hierro.
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puentes y pasarelas, y las condiciones higiénicas de ventilación e iluminación constituyeron
premisas centrales del diseño.
- La arquitectura religiosa:
Esta temática que dominó nítidamente el panorama de los edificios singulares durante
el período hispánico, aparece en éste relegada, en función de una serie de factores
concluyentes:
- El 1º de ellos es sin duda el proceso de secularización y laicización de la sociedad
bajo el influjo de las corrientes liberales y positivistas.
- También es cierto que la cantidad de edificios religiosos era tal que parecía superar
las capacidades operativas de las órdenes religiosas, muy disminuidas y
diezmadas durante el proceso de la independencia y de las guerras civiles. La
operatividad del poder civil sobre el religioso comenzó en México, por las medidas
que determinaban desde 1856 la apertura de calles demoliendo porciones
significativas de los conventos y monasterios. El loteo del Convento de San
Francisco de México marcó en 1861 el comienzo de la bárbara destrucción de
buena parte de nuestro patrimonio arquitectónico, con esa muestra de desprecio
que los presuntos ilustrados tenían frente al pasado y que los vanguardistas
liberales concentraban en la Iglesia.
- A este cuadro debemos sumar tb la aversión que los positivistas europeizantes
tenían de todo lo procedente del período hispánico, que juzgaban como símbolo de
atraso y mal gusto.
En la arquitectura religiosa el problema afectó no solo a la demolición de edificios, sino
a su sensible transformación interna. Destrucción de retablos, cubrimiento de las antiguas
pinturas murales, modificaciones de los espacios, fueron comunes en la búsqueda de un
aggiornamento (puesta al día) tan mal concebido.
En toda América, la realización de nuevos templos se hizo predominantemente bajo el
influjo del neogoticismo y eventualmente de un eclecticismo que sumaba facetas románicas e
historicistas, dando como resultado eso que los autores llamaban renacimiento bizantino. Las
formas adquirían así un valor simbólico de las épocas de apogeo del cristianismo, y encerraban
las respuestas afirmativas en momentos de los graves conflictos religiosos. En general, si las
elites oligárquicas hacían gala de su positivismi anticlerical, los pueblos americanos mantenían
su adhesión popular a la religión.
Los interiores parecen transformarse en una fiesta de color con capillas que mantienen
la autonomía espacial de la tradición hispánica, con retablos y cipreses (como el magnífico
realizado en el Santuario de Guadalupe e Durango, por el cantero Montoya, en 1885)
neogóticos, con una ornamentación efímera que de tanto renovarse es permanente, y una
pintura mural atectónica y efectista de gran calidad.
Se nota la persistencia de la modalidad y la sensibilidad popular. Se funden las
premisas simbólicas de los modelos prestigiados con la integración subjetiva de los artífices.
La Iglesia de la Agonía en Alajuela (Cosa Rica) es un curioso ejemplo de templo
ecléctico con esbelta torre central que descansa sobre un frontón barroco y un atrio de
arquerías. La balconada que recorre perimetralmente el templo por el exterior, su
emplazamiento escenográfico y el tratamiento cromático del conjunto lo apartan de las
caracterizaciones habituales.
En escala heroica se realizó la catedral de Cuencua, en un indescriptible estilo
románico-tardío, con toques de gótico-temprano y notable alarde volumétrico de bóvedad,
cúpulas, cupulines, y pináculos que detonan con su abrumadora presencia en el paisaje
cuencano.
Entre las neogóticas de Brasil, la más importante es la monumental catedral de
Petrópolis, con torre central y girola en el presbítero circular.
En Paraguay, la iglesia de San Lorenzo, con su goticismo escenográfico muestra, sin
embargo, la valoración de las tradiciones locales al ubicarse en el centro de la plaza y
mantener las galerías laterales.
En Argentina, la arquitectura religiosa en este período es de suma importancia, ya
sea por la fundación de numerosos poblados de colonos italianos y españoles, donde la iglesia
católica constituye el 1º hito de referencia; o por las colonias de suizos, alemanes, franceses o
ingleses, donde el templo protestante hace lo propio, o inclusive ambos compiten en
monumentalidad.
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Por otra parte, muchas ciudades del interior convertidas en capitales de los nuevos
estados federales rehacen sus iglesias matrices y catedrales, generando así un rápido proceso
de reposición edilicia desde mediados del sXIX. Ven erigirse las nuevas catedrales dentro de
lineamientos clasicistas o eclécticos.
El sentido escenográfico italianizante difundido por el franciscano Luigi Giorgi
comprende una temática interesante donde el contraste virulento de lo cromático juega un
papel revelante junto a un barroquizante repertorio de pináculos y frisos de terracota aplicados.
En sus diseños para Salta (Iglesia de San Francisco) y Catamarca, la idea de gran fachada
aplicada como una tapa al volumen de la iglesia enfatiza la idea de ornato urbano, apelando en
el 1º caso a falsos cortinados de yesería hacia la calle y a un impactante fondo rojo con
molduras pintadas en blanco y amarillo.
El genovés Juan Bautista Arnaldi es más ecléctico, ya que no vacila en incluir rasgos
neorrománicos en algunos de sus obras, como los templos de Santo Tomé, Rosario o La Rioja.
Sin duda su mejor propuesta realizada fue la iglesia catedral de Paraná (1895), donde con
una gran visión espacial resuelve el amplio templo colocando una notable cúpula y
manteniendo un juego de galerías laterales, que lo vinculan en el tiempo con las propuestas de
área guaranítica, en cuyo límite se encuentra la ciudad.
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Sin embargo, los ejemplos arquitectónicos de mayor envergadura respondieron en
Argentina al neogótico. La obra clave es sin duda el santuario de Nuestra Señora de Luján
(1887-1932, Luján) por los franceses Courtois y Moreau, que instalan en el medio de la pampa
una sucursal medieval inaudita. Para su diseño se analizaron no solo los modelos históricos de
Chartres, Reims y Nôtre Dame de París, sino también sus dimensiones óptimas con esa
puntillosidad mecanicista y estadística que parecía avalar ‘científicamente’ la anárquica
decisión tomada.
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amplio cauce en las ciudades y recursos necesarios para emprender grandes obras. Sin duda
que para ello tiene importancia la abismal diferencia cualitativa y cuantitativa que tuvo la
arquitectura del período hispánico en ambos países, y por ello la imprescindible necesidad de
crear un equipamiento nuevo en el caso argentino.
- Arquitectura hospitalaria:
El crecimiento de los centros urbanos y el desarrollo de las teorías funcionalistas e
higienistas, encausaron las alternativas de respuesta arquitectónica. Las epidemias que
aniquilaron las poblaciones, como las de cólera, disentería o fiebre amarilla (BsAs y Corrientes,
1871) obligaron a la realización de vastas obras de saneamiento urbano: redes de
alcantarillado, abastecimiento de agua, pavimentación y adoquinado, desagües, evacuación de
residuos, etc.
Los esquemas de hospitales radiales o en cruz fueron paulatinamente sustituidos por
los de pabellones paralelos vertebrados por una esquina central de circulaciones.
A la vez, el sXIX genera una creciente especialización de la atención médica, en
concordancia con la creciente complejidad de las aglomeraciones urbanas y el avance de la
medicina. La simple distinción del período anterior entre hospitales generales y lazaretos ya no
era suficiente.
El criterio esbozado en el urbanismo del XVIII de trasladar los hospitales y cementerios
a la periferia, se acentúa en el sXIX a causa de las epidemias. Aparecen así el hospital rural o
campestre y, aun dentro de la ciudad, el hospital ‘jardín’ parece adquirir la garantía
imprescindible de higiene.
En Perú, el hospital Dos de Mayo, de Lima, significa una ruptura con la tradición
claustral del hospital colonial, incorporándose su diseño a un sistema mixto donde, junto a la
predominancia radial, aparecen pabellones perimetrales. Tiene un patio octogonal en el centro
de la composición.
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con jardines y patios. El vigor plástico de las arquerías y las elegantes proporciones de los
volúmenes colocados sobre una plataforma, permiten valorar esta obra como una propuesta
significativa de la arquitectura hospitalaria americana.
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El desarrollo de la calle comercial cubierta mediante la adopción de galerías se trata en
general, no tanto de cubrir calles existentes, sino de generar una nueva tipología arquitectónica
que incluya calles cubiertas. El cambio es doble, ya que afecta no solo al edificio, sino que
incide también en la estructura urbana, abriendo pasajes y calles cubiertas que alteran el
sistema de circulación y ocupación de la manzana.
La disponibilidad de vidrio y de estructuras metálicas que aligeraron las superficies
portantes, posibilitaron la apertura del comercio al exterior y modificaron la concepción del
espacio a mediados del sXIX.
La calle comercial, conformada por unidades autónomas que, sin embargo, respondían
a criterios homogéneos, tuvo rápido éxito y se proyectó en América desde 1860. A esta
topología le sucederá la galería comercial que incluye el mismo concepto ampliando el área de
exhibición con la calle interior.
Aunque la tradición europea de estos edificios data de la 1º mitad del sXIX, su impacto
se produce entre nosotros con la galería Vottorio Emanuele II de Milán (Mengoni, 1865-67), la
Umberto Primo de Nápoles (Rocco, 1891)y el Bon Marché de París (Boileau, 1876). El Bon
Marché de Buenos Aires fue sin duda una obra pionera en su tipo.
En buenos Aires, los posteriores edificios del Pasaje Güemes (Gianotti, 1916) y el
Palacio Barolo (Palanti, 1922) incorporan ya claramente a la idea de calle cubierta el uso
administrativo y de oficina en las plantas altas.
La otra tipología más simplificada es la de las grandes tiendas, los Magazins que desde
1880 encararon las ventas mayoristas y unificaron líneas de productos que antes se vendían
separadamente. La tienda en varios pisos que estratificaba el tipo de producto o el destinatario
de los mismos señaló el apogeo del comercio urbano.
El encandilamiento por las manufacturas ‘importadas’ y el afán consumista-
exhibicionista de sectores privilegiados de la sociedad, arranca justamente de este momento
en que el tener era equivalente a ser.
El crudo materialismo, la marginación de quien no participaba en el circuito de
consumo, la competitividad, la especulación y la falta de solidaridad eran rasgos de una
sociedad que se corrompía a despecho de sus lujos y apariencias.
Las grandes tiendas ‘a la ciudad de Londres y París’ se propagaron por Argentina y
Uruguay mediante el partido reiterado de grandes vidrieras en planta baja, ingreso por la
esquina en donde el edificio remata en torre y templete, y amplias fenestraciones vidriadas de
gran calidad tecnológica.
En México, el palacio de hierro (grandes almacenes construidos por Ignacio y Eusebio
de la Hidalga, 1889-91) no necesitaba encubrir el uso de la nueva tecnología, ya que inclusive
la tomaban como símbolo de modernidad, incorporándola publicitariamente al nombre
comercial.
En Argentina, el inglés Lariston Conder realizó, en 1914, la mueblería Thompson en
Buenos Aires, donde combina eclécticamente el vigor de la estructura con el ropaje académico
prestigiado.
En México, La Esmeralda (Mendez y Serrano) y en Santiago el palacio Edwards
(Joannon, 1892) importaron estructuras metálicas de Francia.
Las formas academicistas perduran entre otros tipos de edificios vinculados al circuito
financiero comercial (arquitectura bancaria). Nuevamente el prestigio inherente a la fortaleza,
sobriedad, majestuosidad, falta de escala humana, constituyen la base simbólica de una
arquitectura que somete la función a la forma.
Decenas de edificios cubrieron las ciudades con su imagen de moles imponentes, con
sus columnas de orden monumental, sus mármoles que aseguraban la fluidez económica, sus
pesadas puertas y rejas que evidenciaban seguridad. Aquí no había concesiones a la
economía de lujos y ornamentaciones.
Los bancos de Londres, Francés, Italiano, Alemán, Suizo, Holandés, competían y
llenaban no sólo las ciudades capitales sino también las provincias, con un lenguaje ya
tipificado. Otro tanto hacían los bancos de la Nación, cuyas sucursales se diseñaban
tipológicamente y se iban repitiendo.
Otra topología que adquiere desarrollo en este período es la arquitectura hotelera. La
movilidad de la población, las mejoras en los medios de comunicación, la inmegración masiva,
originan desde hoteles de emergencia como los ‘hoteles de inmigrantes’ (refugio transitorio)
hasta fastuosas sedes para el turismo gerencial.
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La tipología de los hoteles urbanos solió desarrollarse con un esquema de planta baja
comercial y pisos superiores de recepción y alojamiento, rematándose con mansardas, cuerpo
esquinero saliente y aguja. La parte superior se destinaba al gran letrero publicitario.
Basta comparar 3 edificios como los hoteles Colón, Florida Palace, y Lanata en
Montevideo, para verificar, la margen de detalles clasicistas, eclecticistas o modernistas, la
similitud de la idea rectora.
La importancia de la localización de los hoteles en la ocupación del espacio urbano
puede verificarse en el hecho de que buena parte de la haussmaniana avenida de Mayo, recién
abierta en Buenos Aires, fue utilizada con altos edificios destinados a hostelería. Por suerte el
modelo hotelero americano predominó sobre el europeo en aspectos claves como la existencia
de baños individuales.
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- Edificios del transporte y la producción:
WAISMAN (comp.), Documentos para una historia de la arquitectura argentina:
No se trata de una arquitectura de la revolución industrial argentina, sino en la
Argentina. Pues se trata de una realidad de la arquitectura de la revolución industrial inglesa,
difundida a escala mundial por los mismos medios que ese hecho genera, y afincada a nuestro
país por un fenómeno de transculturación.
La Argentina participa del intercambio mundial después de 1860, cuando la revolución
industrial a cambiado la fisonomía de Europa, como exportador de productos agropecuarios
(Inglaterra pasó de país agricultor a industrializado y necesitaba importar materia prima). Silos,
depósitos y molinos concentran su actividad en los muelles que, a su vez, deben ser aptos para
recibir las importaciones que exigen la agricultura, el tendido de las líneas férreas, la actividad
constructora o la incipiente industria nacional.
Sin lugar a dudas, los ferrocarriles materializaron la infraestructura que dio unidad
económica y política al país. Sus líneas troncales quedaron trazadas entre 1860 y 1890; todas
ellas arrancaban de la capital federal.
Se elaboraron las distintas tipologías de la arquitectura de los ferrocarriles, en 1º
término la estación cabecera, que fue la imagen formal y programática del símbolo
arquitectónico del SXIX. Las estaciones intermedias, de plataforma única o plataformas
gemelas, presentaron variedades infinitas, determinadas, sin embargo, por la generación lineal
que imponían las vías y la forma de abordaje al convoy. Las primeras que surgieron en nuestro
medio no fueron más que casillas prefabricadas de madera o de chapas. A medida que se
afianzaba el dominio sobre las pampas, estas paradas primitivas fueron suplantadas por
estructuras definitivas de ladrillo, teja o pizarra, que expresaban el gusto en boga de Gran
Bretaña. Los puentes para peatones, con sus columnas de sostén de hierro fundido y vigas de
celosía que a la vez sirven de barandas, fueron solucionados con acertado criterio, pensando
en el bajo costo de mantenimiento, el tiempo y la economía de la erección y la flexibilidad de
usos.
GUTIERREZ, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica:
En este campo todo estaba por hacer. En este tipo de obras ferroviarias, por la
permanente vigencia de Inglaterra, que instaló la mayoría de los ferrocarriles americanos,
podíamos decir que nuestra producción era tan contemporánea como la europea porque era,
obviamente, europea. Al margen de las clasificaciones estilísticas, nos parece importante
identificar dos tipologías:
- Las que acusan al exterior su estructura metálica dominante que cubre los
andenes: ej. Estación de la Alameda en Santiago de Chile (1900, Schneider y
Creusot): se trata de una gran estructura de pórticos triarticulados montados sobre
cimientos de piedra, con dos sólidos volúmenes laterales neoclásicos que albergan
las dependencias a la vez que sirven de contrafuertes. La preocupación
ornamentalista se salva aquí con un tratamiento decorativo en la misma estructura
de hierro.
Una intencionalidad similar de estructura aparente presenta el pabellón argentino
en la exposición internacional ferroviaria de 1910, donde los elementos
metálicos y el cristal constituían la base expresiva.
Y aquellas que encubren su estructura metálica, jerarquizando las funciones
accesorias. El conjunto de las estaciones apela, en definitiva, a mantener visible la
estructura metálica, pero a realizar una fachada que se concilie con las
aspiraciones de prestigio del propio ferrocarril. Así podemos encontrar estaciones
borbónicas, palladianas, liberty, neoclásicas, neogóticas, eclécticas, neorrománicas
y neocolonial. En algunos casos, cuando las columnas de hierro cuentan con
capiteles historicistas (como sucede en algunas líneas de subterráneo de Buenos
Aires), se dejan a la vista mostrando a la vez el sistema constructivo de las
bovedillas.
El volumen de las obras ferroviarias realizadas en argentina entre 1880 y 1914 es
abrumador, ya que el país alcanza los 27000km. de tendido de red.
Las construcciones portuarias realizadas por los ingenieros ingleses en Buenos Aires
con hierro y ladrillo de máquina importados, tienen muy poca diferencia con los mejores
ejemplos de Liverpool, Londres o Portsmouth.
Ferrocarril, puertos, depósitos, industrias de extracción o de transformación primaria de
la materia prima señalan la nueva etapa histórica.
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Dos elementos de transportes actuaron decisivamente sobre el desarrollo de la ciudad:
el tendido de la red de tranvías y el de los ferrocarriles subterráneos. Los tranvías tuvieron la
virtud de vincular los diferentes barrios de las ciudades en crecimiento, y su fuerza desaparece
con el uso extenso del automóvil y el colectivo. Los grandes depósitos terminales y los talleres
de ajustes de tranvías reiteran las tipologías arquitectónicas de los talleres ferroviarios.
La relación inseparable de ferrocarril-puerto constituirá, pues, la 1º imagen de la
revolución industrial en el país, fruto de una transculturación eminentemente británica en lo que
a organización, técnica e imagen arquitectónica se refiere.
En lo que respecta a la arquitectura industrial, en los pueblos de nueva fundación
predominará notoriamente la tradición funcional inglesa. La fuerza volumétrica de la fábrica con
la chimenea de ladrillo reemplaza el tradicional perfil urbano donde predominaba la torre del
templo. El lenguaje del shed, la cabria metálica, la chapa de zinc, el riel, dan la nueva imagen
de esta arquitectura industrial.
Por el contrario, los impactos de las obras industriales en los centros urbanos ya
establecidos significa una realidad diferente: las primeras industrias no habían generado una
modificación notoria en la ciudad.
Mayor impacto ocasionaron los centros de transformación, usinas, barracas,
elevadores de granos, silos, depósitos de molinos, frigoríficos y otras obras de envergadura
que fueron creando zonas industriales dentro de la ciudad de Buenos Aires y sus áreas de
influencia hacia La Plata, o en los puertos de Rosario, Barranqueras, Bahía Blanca. Por
ejemplo, la existencia en las márgenes del Riachuelo de numerosos saladeros justificó la
aparición, en ese medio, de establecimientos de acopio de cueros y otros frutos del país,
llamados barracas. En estos locales se acumulaban los cueros y se los sometía a distintos
procesos con el fin de conservarlos y prepararlos para la exportación.
- La arquitectura residencial:
El tema de la vivienda es el que marca más claramente las contradicciones de la
política liberal en América, pues señala no solo la persistencia de la estratificación social que
venía de la colonia, sino que introduce mayor rigidez y amplía la brecha entre ricos y
desposeídos.
Los cambios que el proceso de urbanización originó, ya sea por la migración campo-
ciudad o por la llegada de inmigrantes, agudizará la demanda de vivienda originando
fenómenos de densificación y hacinamiento de los cuales no se tenía experiencia. Proliferaron
los tugurios en los centros urbanos que recordaron los misérrimos ‘slums’ de la revolución
industrial, aunque sin revolución industrial.
La evolución de la casas de viviendas o ‘conventillos’ fue dramática desde México
hasta Buenos Aires. Un 25% de los pobladores vivía en niveles que estaban muy por debajo de
los umbrales mínimos de habitabilidad. La prosperidad y la riqueza generada en el campo se
concentró en pocas manos en la ciudad, dando lugar a un sector privilegiado de la población y
agudizando los conflictos sociales. Una arquitectura oculta y una arquitectura exhibicionista
conformaron el paisaje urbano de las ciudades; la ostentación de la grandeza y la humillación
de la pobreza coexistían.
Una generación de prohombres, que creía estar a la vanguardia del futuro y asumía
una historia ajena como suya, copiaba modelos de un pasado que jamás fue propio; la única
cultura válida era la ‘civilizada’. El abandono de los centros históricos y las antiguas casonas
coloniales determinó la tugurización de las áreas centrales de México, Cusco, Quito, La
Habana, Lima y Buenos Aires. El traslado a las nuevas ‘colonias’ o barrios residenciales, donde
las condiciones de servicio, infraestructura e imagen fueran adecuadas, implicó así la negación
de un pasado español y la apertura a las nuevas formas de vida.
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en algunos casos extravagantes, se encuentra la dura realidad del liberalismo: unidades de
habitación apiladas sin misericordia, sin luz y sin aire.
Hacia fines del siglo quedaron configuradas, según los distintos niveles económicos y
sociales, distintas tipologías de vivienda:
- las grandes residencias (palacios), cuyos modelos fueron los grandes hoeteles
particulares de Francia, como el Soubisse, y en los cuales está muy bien
representada la descendencia del estilo borbónico;
- el petit hotel, que reemplaza a la casa de patios, con una mayor especialización de
los locales y con una fachada que se presta a todas las variables del eclecticismo
y, más adelante, del antiacademicismo;
- las casas de renta, requeridas por las nuevas condiciones de la vida urbana;
- el conventillo, creación inédita de aquel sistema.
En cuanto a las residencias suburbanas y campestres, deben mencionarse las villas y
estancias, en las cuales hizo su aparición, a menudo, el romanticismo medievalista.
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El éxodo de la aristocracia y la burguesía de las áreas históricas produjo la creación de
barrios de nueva construcción. Los modos de vida y los diseños de las viviendas de estos
nuevos barrios no respondían más que a modalidades que se convertirían aquí en ridículo
remedo (imitación grotesca).
Las variaciones que pueden adoptar las antiguas tipologías en su nueva versión se
destacan, por ejemplo, al definir el uso exclusivamente residencial jerarquizando el acceso
único, colocando zaguán con escalinata y puerta cancel.
Una de las modificaciones esenciales fue que el emplazamiento en el lote ya no ocupa
con edificación todo el frente, sino que deja un paso lateral. Esta disposición obliga a un
tratamiento de doble fachada sobre el frente y el lateral.
Hay una tendencia clara a elevar la altura formando un basamento (a veces para
ventilar el subsuelo), colocando ventanas muy verticales que respondían a la mayor altura de
las habitaciones (en virtud de los criterios de ventilación) y, finalmente, montando un remate
imponente, ya sea con los pretiles de balaustradas, o cubiertas de mansardas.
El jardín respondía a las teorías higienistas y a la ostentación de disponibilidad de
tierra, a la vez que permitía una nueva forma de aproximación al esquema versallesco de la
fuente, es estanque, las palmeras y las estatuas.
El Palacio Cousiño (Santiago de Chile, 1871, por el francés Paul Lathuod), presenta
precursoramente estas características. El alto portón, las fuertes rejas que permitían mirar sin
incomodar a los habitantes de la casa, las cocheras y dependencias de servicios en
construcciones separadas y el palacete dominando el conjunto señalan sus características.
Hacia el jardín había una gran escalinata y un suntuoso salón de doble altura, y los adyacentes
podían ser decorados cada uno con un estilo diferente.
Las rupturas de la continuidad del paisaje urbano se compatibilizaban con la idea de la
ciudad y la calle como sumatoria de obras individuales. En el fondo, es la imagen de sociedad
como simple adición de individuos del liberalismo donde el ‘bien común’ desaparece en
beneficio de las voluntades e intereses singulares.
La tipología de la casa quinta y el chalet se introducen rotundamente en el medio
urbano a la vez que ejemplos de áreas periféricas quedan englobados en la trama de las
ciudades que crecen. De la compatibilización del lenguaje de la casa quinta y la urbana saldrá,
a comienzos del sXX, una tipología que busca introducirnos en el concepto de ‘ciudad jardín’.
Así, la idea de palacete aislado, propia de las áreas suburbanas, es reemplazada por la
secuencia de obras singulares alineadas, como en la avenida Alvear en Buenos Aires o la
avenida Central en Río de Janeiro (Río Branco, 1908).
Aparece la política de la forestación de calles y plazas, que ‘ajardina’ la ciudad.
Surgen los boulevares o las avenidas de palmeras, con sus palacetes laterales como el
Oroño en Rosario, y no faltarán los jardines y las plazas versallescas.
En las nuevas realizaciones no faltarán las obras que introducen rotundamente las
nuevas improntas tecnológicas, ya sea en los ejemplos aislados de las obras prefabricadas
(como la casa de hierro, de Iquitos, Perú) o en conjuntos donde el trabajo en filigrana de hierro
y su estructura visible dan la fuerza de una nueva propuesta (como en el barrio de Pehna,
Solar Amado, Salvador, Bahía, Brasil)
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En este caso encuadraríamos, por ejemplo, las viviendas realizadas bajo la
administración francesa en las obras del canal de Panamá en Colón. Se trata de casas con
columnatas de madera o mampostería que forman pórticos en la planta baja y balcones
corridos en las superiores, que respondían con claridad a los problemas climáticos.
Curiosamente, el problema de la edificación en materia de vivienda surgió más de la
inquietud de los médicos que de los arquitectos. La preocupación higienista del sXIX se tradujo
en alarma cuantitativa frente a los índices de hacinamiento en que se desenvolvían algunas
ciudades y las condiciones de salubridad de las casas de vecindad y conventillos. El problema
es tratado en extenso, lo que evidencia la preocupación teórica sobre el tema.
En la práctica, fue poco lo realizado por las autoridades oficiales. La unidad de
manzana modelo de casas para obreros de Buenos Aires en 1885 fue instalada en lo que
hoy es plano barrio norte residencial de Buenos Aires (Las Heras y Pueyrredón) y entonces era
la periferia. El diseño recurría a una tira de casas perimetrales formando ochava en las
esquinas con una única entrada. En el interior se dejaba un pasaje de 6 metros y se
desarrollaba otro anillo de viviendas que se abría sobre un patio jardín central, en cuyo centro
se ubicaban los lavaderos comunes. En los 4 ángulos del patio aparecían las letrinas (tb
comunes) ya que las viviendas de uno, dos o tres ambientes carecían de baños. Lo importante
era que la fachada externa estaba almenada, tenía torres a la entrada.
Las iniciativas particulares de planes de viviendas estuvieron claramente vinculadas al
desarrollo de las industrias, que buscaban afirmar en su proximidad la mano de obra necesaria.
La fábrica nacional de calzado originó en Buenos Aires la unidad residencial conocida como
villa Crespo, que en 1892 tenía plaza, colegio y estaba construyendo el templo. Si bien la
fábrica hizo el loteo, la construcción quedaba a cargo del comprador. La actividad privada
quedaba fuera de todo control. La vivienda en aquellos sectores donde constituía realmente un
problema, es decir, en la masa de la población, no fue ni siquiera rozado por las iniciativas
privadas.
El problema de Buenos Aires era compartido en las ciudades que recibían gran
inmigración.
Pintoresquismo:
WAISMAN (comp.), Documentos para una historia de la arquitectura argentina:
En esta época, la Argentina sufre una ansiedad: la necesidad de tener que definir, pero
en términos ajenos a la propia argentinidad.
En la arquitectura tiende, conciente o inconscientemente, hacia un exhibicionismo
autosuficiente, propio del espíritu progresista del sXIX. En muchos casos, la intención
manifiesta era la de lograr un efecto pintoresquista, que por definición histórica, es un producto
del romanticismo. Con la diferencia que, Europa creaba su propio pintoresquismo, mientras que
entre nosotros se recreaba el pintoresquismo ajeno.
Dos obras de singular importancia hacia 1870, Cementerio de la Chacarita y el Jardín
Zoológico de Buenos Aires. El cementerio es una ciudad dentro de la ciudad, sirve de modelo a
todos los cementerios de país. Un esquema sencillo y racional, de claridad cartesiana.
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actividades públicas, y alas laterales donde se situarían los talleres, constituyéndose –según el
mismo Fourier- como una ciudad en miniatura cuya grandeza reemplazaría a la miseria de las
casitas individuales aisladas que iban surgiendo en la ciudad. Su ubicación sería en el área
rural y dependería de una economía esencialmente agrícola complementada con manufacturas
ligeras.
Siguiendo los principios de Fourier, Jean-Baptiste Godin realiza el Familistère junto a su
fábrica de Guise, entre los años 1859 y 1870. Pero a diferencia de Fourier, Godin plantea un
conjunto de tres bloques residenciales, una guardería, un jardín de infantes, un teatro,
escuelas, baños públicos y una lavandería. Cada bloque consta de un patio central iluminado
cenitalmente que desempeña el papel de los corredores elevados del falansterio. En este
conjunto, Godin replantea los aspectos más radicales de las ideas de Fourier y demuestra que
el sistema puede adaptarse a vida familiar cooperativa sin recurrir a las excéntricas teorías de
la ‘atracción pasional’.
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- Charles Fourier:
Se basa en una teoría filósofo-psicológica según la cual las acciones de los
seres humanos derivan de la atracción pasional y no del provecho económico. A
diferencia de Owen, Fourier no piensa en alojamientos separados para los habitantes
del falansterio. La vida discurrirá como en un gran hotel; los ancianos vivirán en la
planta baja; los niños en la primera, y los adultos en las superiores. El falansterio estará
dotado de instalaciones colectivas y servido de forma centralizada. El edificio deberá
ser simétrico, con tres patios y numerosas entradas. La calle-galería está situada en el
1º piso. Las calles galerías no reciben luz de los dos lados, están adosadas a cada
cuerpo de fábrica; todos los cuerpos tienen dos hileras de habitaciones, una recibe luz
del exterior y otra de la calle-galería; ésta tendrá la altura de los 3 pisos que dan a ella.
Las puertas de acceso a todos los departamentos de la 1º, 2º y 3º planta dan a la calle-
galería, y se llega a ellas por escaleras distribuidas a intervalos para subir a la 2º y 3º
planta.
Se intenta muchas veces la realización del falansterio en Francia, Argelia,
América y Nueva Caledonia, siempre sin éxito.
- J. B. Godin:
Durante el Segundo Imperio se lleva a cabo algo parecido al falansterio en
Guisa, por Godin. Modifica los planos de Fourier en dos puntos esenciales:
En primer lugar, el peso de la iniciativa se apoya en la industria; en segundo, la
vida común queda abolida, asignando a cada familia un alojamiento individual en un
gran edificio con patios, que dispone además de un asilo, una escuela, un teatro y otros
servicios. Esta agrupación recibe el nombre de familisterio.
- Etienne Cabet:
En 1840 publica la descrpción de una nueva ciudad ideal, Icaria, basada en la
organización socialista de la propiedad y de la producción.
Concibe su ciudad como una gran metrópoli, que reúna las bellezas de todas
las ciudades más célebres; el plano será rígidamente geométrico, con calles a 90º y un
río rectilíneo que correrá por el centro. Todas las calles serán iguales; se tomarán
numerosas precausiones ppara facilitar el tráfico, especialmente de los peatones,
segregándolo del de coches.
La arquitectura de Icaria realizará completamente los ideales del eclecticismo,
porque cada uno de los 60 barrios reproducirá el carácter de cada una de las
principales 60 naciones, las casas (todas iguales en su interior) presentarán
ornamentaciones de todos los estilos.
La idea de Cabet de fundar una metrópoli termina en la formación de núcleos
rurales progresivamente más reducidos, hasta llegar a las dimensiones de una
hacienda agrícola normal.
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Este tipo de teorías no tienen una influencia directa en la organización de la ciudad,
muchas son utópicas o, si bien se realizaron, no se adecuaron al sistema; en general solo se
rescatan principalmente las leyes de cooperación y los principios de agrupación familiar.
Es conocida la crítica que los socialistas científicos de la 2º mitad del sXIX (Marx, Engels)
han opuesto a los socialistas utópicos: no hay que apelar a la persuasión, sino a la lucha de
clases. Gracias a sus errores e ingenuidad política, Owen y los demás han aportado una muy
importante contribución al movimiento de la arquitectura moderna. Sus experimentos concretos
han fracasado, pero la ciudad ideal que imaginaron ha entrado en la cultura moderna como un
modelo cargado de generosidad y de simpatía humana, muy distinto de la ciudad ideal del
Renacimiento, y continúa sirviendo de incentivo al progreso de las instituciones urbanísticas
hasta nuestros días, aunque no pueda seguir siendo tomado al pie de la letra.
Hay que notar la impresionante similitud que existe entre las propuestas de Owen o
Fourier (como la ‘ciudad de habitación’ con un determinado número de habitaciones, las
instalaciones centralizadas, la calle interior, etc.) y algunas soluciones que se plantean
insistentemente en los proyectos contemporáneos.
Las ciudades ideales descritas después de 1848 derivan de aquellos precedentes, pero
carecen ahora de connotaciones políticas, mientras que se da toda la importancia a sus
características constructivas y técnicas; constituyen el eslabón de unión entre las utopías
socialistas y el movimiento de las ciudades jardín.
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habitantes. Por 1º vez se planteó el problema de un plan regular para una ciudad moderna, en
armonía con el nuevo orden económico.
Existen preocupaciones de orden político, económico y social.
Dentro del orden político, los grandes boulevards rectilíneos tenían la utilidad para atacar
a las masas con descargas de fusilería, acabando así con las barricadas populares.
Dentro de los otros órdenes, el centro de la ciudad antigua muestra ya claramente su
incapacidad para soportar el peso de un organismo tan desarrollado; las calles medievales y
barrocas son insuficientes para el tráfico, las viejas casas no responden a las exigencias
higiénicas de la ciudad industrial.
Las obras viarias realizadas por Haussmann se pueden sintetizar en: la urbanización de
los terrenos periféricos con el trazado de nuevas retículas viarias, y la apertura de nuevas
arterias en los viejos barrios, construyendo los edificios a lo largo del nuevo trazado.
Haussmann superpone al cuerpo de la antigua ciudad una nueva red de calles anchas y
rectilíneas, formando un sistema coherente de comunicaciones entre los centros principales de
la vida ciudadana y las estaciones de ferrocarril. Procura no destruir los monumentos más
importantes, sino que los aísla y emplea como puntos de fuga para las nuevas perspectivas de
las calles. Merecen mención aparte las obras para la creación de parques públicos, como el
Bois de Boulogne, el Bois de Vincennes y los jardines las Buttes-Chaumont y el Parc
Montsouris.
En cuanto a los servicios, Haussmann renueva también las instalaciones de viejo París.
Junto a su colaborador, el ingeniero Belgrand, proyecta los nuevos acueductos y las
instalaciones para la extracción de agua del Sena, aumentando el caudal de suministro de
agua, y construye además la nueva red de alcantarillado. Se reorganiza el servicio de
transportes públicos, confiándolo a una sola compañía. En 1866 se adquiere el terreno para la
construcción de un nuevo cementerio.
Haussmann modifica la distribución administrativa del capital. En 1859 once
municipalidades alrededor de París son anexadas a la ciudad, y una parte de las funciones
administrativas se descentraliza.
El plan de Haussmann funcionó perfectamente durante muchos decenios, por el amplio
margen contenido en sus espacios, pero luego ha resultado inadecuado a las crecientes
necesidades de la metrópoli; se vio entonces que aquel imponente dispositivo no tenía
flexibilidad alguna y que oponía una resistencia extraordinaria a cualquier modificación. Ha
hecho de París la ciudad más moderna del sXIX, pero la más congestionada y difícil de
planificar del sXX.
La comprensión de Haussmann hacia la ciudad abarca, en el fondo, sólo sus aspectos
estáticos y no los dinámicos; piensa que París puede ser reordenado de una vez para todas, y
que su reordenación debe ser sellada por los habituales criterios de regularidad geométrica,
simetría y decoro (se siente satisfecho por haber eliminado el aspecto precario de los viejos
barrios parisienses, fijando a cada ambiente contornos regulares y precisos, que aparecen
como definitivos y no variables).
Haussmann acepta de manera espontánea los preceptos tradicionales de simetría y
regularidad, se enorgullece de haber previsto un punto de fuga monumental para cada nueva
arteria y se preocupa de imponer una arquitectura uniforme en las calles y en las plazas más
representativas, esforzándose en disimular las irregularidades planimétricas. Sin embargo, la
amplitud de trazado de las calles obliga a aplicar los preceptos tradicionales de simetría y
regularidad a una escala tan grande que anula a menudo el efecto unitario que se deseaba
obtener. Por ejemplo, en la prolongación de la Rue Rivoli las decoraciones de Percier y
Fontaine se repiten tanto que la vista no distingue ya la proporción entre la longitud de la calles
y las otras dimensiones.
Estas realizaciones de Haussmann en París constituyen el prototipo de lo que hemos
llamado urbanística neoconservadora, la cual se convierte en la práctica común de todas las
ciudades europeas, sobre todo a partir de 1870.
En Francia, por ejemplo, muchas ciudades importantes se modifican radicalmente
durante el reinado de Napoleón III; entre ellas, Marsella, Lyon, Montpellier, Toulouse, Bruselas,
Rouen y Aviñón, en donde se efectúa una serie de reordenaciones que reproducen en pequeño
la de París. Por ejemplo, en Toulouse, en 1868, se empiezan a construir calles rectilíneas
análogas, cortando los barrios antiguos y derivando muchos edificios apreciados.
En Ciudad de México, el emperador Maximiliano abre, en 1860, el paseo de la Reforma,
a imitación de los Champs Elysées, para unir así la ciudad azteca con el palacio Chapultepec.
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En Italia, pocas son las ciudades importantes donde no se haya abierto una calle en línea
recta desde el centro hasta la estación de ferrocarril (por ej., la via Nazionale en Roma). Pero la
experiencia más importante es la reordenación de Florencia, capital tras 1864, donde se
intenta seriamente adaptar los métodos de Haussmann a la realidad del nuevo Estado y a las
exigencias particulares de la ilustre ciudad; existe una preocupación sobre todo por ampliar
dicha ciudad para que pueda acoger a los nuevos habitantes que llegarán con el gobierno (se
derriban las murallas y se construye un anillo de nuevos barrios a lo largo de todo el perímetro)
y no tanto por crear una ciudad nueva transformando conjuntamente, como Haussmann, centro
y periferia. El casco antiguo se salva en gran parte de la destrucción, a diferencia del de París,
pero los elementos nuevos no se insertan tan felizmente en los viejos como allí, y la ciudad,
dividida en sectores distintos y extraños entre sí, pierde su carácter unitario.
La remodelación de Viena se presenta de forma diferente. En 1857, la antigua ciudad
aparece todavía circundada por un amplio anillo de murallas, más allá de las cuales se han
levantado nuevos barrios. Ese año, el emperador enuncia su decisión de derribar las murallas y
convoca un concurso para la remodelación del área. El Ring vienés permite incluir la ciudad
antigua en el sistema viario de la ciudad moderna, sin cortar ni destruir el casco antiguo, como
sucedió en París, y levantar los principales edificios públicos de la ciudad decimonónica en un
espacio ancho y aireado, entre avenidas y jardines. El centro tradicional se mantiene cas
intacto dentro de un anillo verde que sustituye a las antiguas fortificaciones.
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Las obras de arquitectura, monumentos o hitos significativos comienzan a proliferar,
revalorizando los antiguos símbolos, resemantizándolos o creando otros nuevos.
El incremento del tránsito obligó a ampliar el campo visual y determinó medidas como
el ochavamiento de las esquinas.
Mientras tanto, el incremento del valor de la tierra en las áreas urbanas llevó a la
paulatina compartimentación de los lotes y el desarrollo de nuevas tipologías de vivienda. En
las áreas de alta concentración migratoria surgieron rápidamente los fenómenos de
tugurización y hacinamiento, generando las casas de vecindad y conventillos. El deterioro de
las condiciones ambientales y las epidemias llegaron a introducir modificaciones sensibles a
través de la movilidad urbana interna (por ej: en Buenos Aires, la fiebre amarilla de 1871
produjo el surgimiento del ‘barrio norte’ y el abandono del tradicional ‘barrio sur’ por los
sectores de altos ingresos, y a la vez, la promoción de obras de salubridad urbana).
La concentración de actividades administrativas y el crecimiento del papel del Estado
produjeron una superposición con los antiguos centros históricos y, por ende, una disminución
del carácter residencial de los mismos.
México:
El Paseo de la Reforma es una de las avenidas importantes de la Ciudad de México.
El origen de ésta avenida se ubica durante el Segundo Imperio Mexicano, y cuyo fin dado sería
el de conectar el Castillo de Chapultepec con el Palacio Nacional. Su trazo y construcción
estuvieron encargados por el Emperador Maximiliano I de México al ingeniero y militar
austriaco Fernando de Rosenzweig.
Entrado el siglo XIX, y con la inestabilidad política que sacudía al país, al instalarse el
entonces nombrado emperador de México, Maximilano I en el alcázar del Castillo de
Chapultepec y designarlo como la residencia Imperial, y a falta de un camino que le
comunicara de forma directa al mismo castillo con la Ciudad de México y le redujese el tiempo
de traslado de un lugar a otro, considera entre los planes de urbanización de la ciudad, la
creación de una avenida que comunicara de forma directa a la residencia Imperial con el centro
de la capital.
Para llevar a cabo tal empresa, Maximiliano I encarga el diseño y construcción del
proyecto del "Paseo de la Emperatriz" (en honor a Carlota y como se designó originalmente) al
ingeniero en minas austriaco Luis Bolland Kuhmackl. Maximiliano, quién buscaba imitar el lujo y
boato de las cortes europeas, busca crear una avenida en la Ciudad de México que superara o
igualara a los bulevares parisinos. El trazado y diseño de este paseo estaría basado en el de
los imponentes bulevares franceses, dotándolo de amplias arboledas, camellones y glorietas. A
finales del siglo XIX en ambos lados de esta avenida se construyeron grandes y hermosos
palacetes y mansiones de acaudalados y distinguidos personajes de México.
El diseño original, contemplaba la creación de un gran bulevar que arrancara desde la
Glorieta del Caballito (hoy cruce de Paseo de la Reforma y Bucareli) hasta la entrada al Bosque
y Castillo de Chapultepec. Las dimensiones proyectadas para tal avenida serían de 19 metros
de ancho, con arboledas y prados de unos 9 metros de ancho a cada lado de la misma.
La Habana:
Los mismos movimientos de ocupación del espacio que hemos destacado en México,
con la inmigración de los sectores de mayores recursos de las áreas centrales a la periferia, se
pueden constatar en La Habana. Las obras urbanas comenzadas por el gobernador Tacón en
1834, se adelantaron cronológicamente a otras de su tiempo en América, y fueron en su
mayoría ejecutadas por el ingeniero Mariano Carillo Albornoz. Se trataba fundamentalmente de
estructurar paseos y avenidas que constituyeran nuevos ejes ordenadores del espacio urbano
y escenario de la vida social de los sectores dominantes (cuyos esparcimientos se
complementaban con el Teatro Tacón, la Quinta de los Molinos y el campo de Marte). El Paseo
Tacón fue complementado, no solo con obras de ornato (fuentes, estatuas, bancos); sino
también con otras funciones edilicias como el café, los clubs y las salas de juego.
Caracas:
Los cambios llegarían bajo el gobierno autoritario de Antonio Guzmán Blanco, quien
conducirá Venezuela entre 1870 y 1888, y que intentará crear una imagen europeísta a la
ciudad mediante la realización de boulevards, monumentos, juegos florales, torneos literarios,
estatuas, etc.
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Construyó en el Cerro un recreo con accesos arbolados que culminaban en una
planicie, incorporando la contemplación visual como un elemento importante junto al paseo.
Las obras de arquitectura pública, que respondían a los planteos clasicistas y
neogóticos, definieron el marco ‘monumental’ de la urbe.
En la plaza de la Trinidad se formó una alameda, y sobre los riachos que fragmentaban
la ciudad se colocaron puentes con jarrones ‘etruscos’ y asientos.
El trazado hispánico del área central se modifica con los boulevards del Capitolio, la
Plaza de la Universidad y la Alameda de Altagracia, mientras que el ferrocarril potencia la
relación entre la ciudad y su puerto.
Santiago de Chile:
Los deterioros causados por las guerras de la independencia en el sur chileno, tuvieron
como contrapartida el crecimiento de los puertos (especialmente Valparaíso) por la acción
externa del comercio inglés y francés. La vinculación ferroviaria entre Santiago y Valparaíso
(1862) señaló un punto esencial del crecimiento de la capital.
En 1856, Vicuña Mackenna, entusiasmado con los “Hôtel de Ville” franceses,
propiciaba la demolición de cabildo y otras obras coloniales para hacer lugar a sus proyectos
parisinos. Así aprovechará el incendio de la iglesia jesuítica en 1863, para proponer la
destrucción de los restos y formar allí jardines.
Su obra urbanística de mayor importancia fue la transformación del cerro Santa Lucía,
entre 1872 y 1874. El cerro estaba ocupado por antiguas fortificaciones que se incorporaron al
paseo de explanadas, jardines, atalayas, miradores, grutas, plazuelas, senderos forestados,
terrazas preparadas para vegetación, caminos para carruajes y construcciones propias de un
parque urbano inspirado en el paisajismo francés que predominaba en la planificación de la
época. Allí se colocaron las estatuas, fuentes de agua, rejas, teatros, juegos infantiles,
restaurantes y todas las primicias europeas en materia de diversión, como los carruseles.
Aunque la fisonomía e imagen de transformación desde cerro seco a cerro verde con la
vegetación que le conocemos se va consolidando en años posteriores, la obra de Vicuña
Mackenna se constituye como la transformación más importante que ha recibido el cerro, en
beneficio de los habitantes de la ciudad que incorporan un bello e importante paseo urbano.
Al mismo tiempo se encaró la destrucción y fragmentación de los claustros
conventuales para abrir nuevas calles, lo que significó la ruptura del ordenamiento estructural
colonial.
La instalación del ferrocarril urbano que vinculaba la Universidad, el Mercado Central,
con la estación, así como las extensiones del servicio de agua y alumbrado público, marcan la
preocupación por la ampliación de la infraestructura de la ciudad programando los polos de
crecimiento.
La imagen ‘europea’ s obtenía en los planteos urbanísticos, pero sobre todo en los
nuevos usos de la ciudad, donde cafés, restaurantes, peluquerías, clubes, salas de juego y
hoteles acusaban el cosmopolitismo. En el caso de Santiago, el crecimiento fue más producto
de un proceso de renovación urbana que de ‘ensanche’ planificado del a ciudad.
Buenos Aires:
WAISMAN (comp.), Documentos para una historia de la arquitectura argentina:
En las provincias argentinas, el medio de tradiciones artesanales elementales, de
perfiles simples, de trazados urbanos esquemáticos, carente de una organizada infraestructura
de servicios, se vio pronto en la necesidad de adaptarse rápidamente a la nueva imagen que
las generaciones del 80 y los años subsiguientes soñaban para el país, un país que querían
integrar al mundo ‘moderno’, esto es, al mundo que constituía el sistema liberal. En el afán de
quemar etapas, se importaron, junto con los hombres que habrían de cambiar la composición
étnica del país, y los modelos económicos y culturales generales, también los modelos
arquitectónicos y urbanos. Porque la ciudad y la arquitectura constituyen el rostro visible de una
sociedad, y esta sociedad tan ansiosa de cambios no podía mostrar al mundo un rostro
tradicional.
Así pues, la imagen urbana fur tan importante como la edilicia para los constructores
del modelo, y su configuración fue rapidísima. Esta transformación se llevó a cabo en dos
niveles: el funcional y el visual o recreacional. Se fue instalando agua corriente, alumbrado
público (1º a gas y luego a electricidad), obras de salubridad, sistemas de riego y diques,
comunicaciones (ferrocarril, telégrafo, teléfono), pavimentación, sistema de puerto en Rosario,
etc. Junto a estas preocupaciones, ligadas a la imagen del progreso técnico, aparecen las
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formas urbanas que trasladaban el modo de vida de la urbe parisiense a tierras argentinas: los
bulevares y paseos arbolados, desmesurados con relación a las exiguas poblaciones a las que
servían y a la escasa circulación vehicular (resultaron, a la larga, las únicas reservas con que
contarían estas ciudades hasta hoy). Thays, arquitecto paisajista francés, dejó sus huellas en
varios parques, que cambiaron la austera fisonomía de la cuadrícula colonial con sus curvas y
sus ricos follajes, y invitaron a la población a paseos más amables que las severas ‘plazas
mayores’.
WIKIPEDIA:
Los proyectos teóricos de transformación urbana planten una ruptura total con lo
existente, borrar todo vestigio de la antigua ciudad colonial. Desde 1884 se acometerá la obra
de la avenida de Mayo como el eje monumental urbano que uniría la Plaza de Mayo con la de
Lorea, donde se instalaría el palacio del Congreso. El proyecto contaba con varios
antecedentes: ya en 1846 Domingo Faustino Sarmiento, futuro presidente argentino, había
mostrado su admiración por los bulevares construidos por el Prefecto de París, el Barón
Haussmann. Basados en el nuevo modelo parisino y con desdén por la arquitectura colonial
surgieron diversos proyectos para la ciudad de Buenos Aires, consistentes en abrir avenidas y
diagonales bordeadas por plazas. El cambio implicará, como en Santiago de Chile, la pérdida
de buena parte del patrimonio arquitectónico, entre otros, del cabildo que había sido
‘afrancesado’ con nuevo ropaje por Benoit y que es parcialmente demolido, mientras la Recova
de la plaza desaparece totalmente y la casa de Rosas, en San Benito de Palermo será
demolida un 3 de febrero (aniversario de la batalla de Caseros) para colocar allí el monumento
a Sarmiento y convertir el resto en un excelente parque.
La avenida tuvo desde su inauguración 30 metros de ancho, compuesto por veredas de
6,5 metros y calzada de 17 metros. La altura de los edificios se fijó entre 20 y 24 metros, sin
contar los techos de mansarda. En París, la estricta regularidad de sus calles siguiendo el estilo
hausmaniano, con construcciones estándar y simétricas, terminó aburriendo a sus ciudadanos
y pasó rápidamente de moda obligando en 1882 a modificar las normas de edificación. Pero en
la Avenida de Mayo varios de aquellos preceptos se perdieron en parte por influencia de la
propiedad en manos de particulares y de los arquitectos que proyectaron obras con reglas más
flexibles, lo que convirtió a la arteria en un mosaico de estilos, pero manteniendo algunos
lineamientos, como por ejemplo la continuidad de los balcones, lo que permitió una expresión
menos rigurosa.
Aunque se dispusieron normas para uniformar las características de los edificios, la
fragmentación de los terrenos ayudó a la aparición de casos singulares. Un ejemplo de cómo la
diversidad de las construcciones no impidió una realización coherente del conjunto puede aún
hoy observarse en la acera norte del primer tramo de la avenida: allí se levantan el Palacio de
Gobierno, construido entre 1891 y 1902 en base a un proyecto del arquitecto Buschiazzo, de
impronta itálica y mansarda afrancesada, el suntuoso edificio que ocupaba el diario, La Prensa
de estilo neobarroco realizado por Charles Garnier, hoy Casa de la Cultura, y lo que fue la
sucursal de la Tienda Gath y Chaves, cuya cúpula remite al academicismo, pero el resto de su
fachada fue tendiendo a una oposición al mismo, con mucho uso del vidrio y ornamentos
aplicados, en gran parte ya desaparecidos.
La imagen física de Buenos Aires no era meramente una escenografía urbana, sino el
fiel reflejo y la protagonista esencial de generaciones extraviadas culturalmente.
La arquitectura colonial:
Los elementos de la tradición americana proceden de los países de origen de los
inmigrantes y, especialmente, de Inglaterra, pero en el proceso de adaptación al nuevo entorno
sufren profundas modificaciones.
Los colonos del sXVII no encuentran en el lugar ninguna tradición edificatoria útil, y se
esfuerzan por reproducir los sistemas de construcción habituales en sus países de origen:
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fábrica de piedra o de ladrillo y carpintería de madera. En el lugar hay gran abundancia de
materiales de construcción, pero la mano de obra escasea, así como los instrumentos de
trabajo. Por esto es forzoso simplificar los trabajos, ya sea organizando industrialmente la
preparación de materiales, ya sea seleccionando los métodos de construcción y repitiendo, sin
temor a la monotonía, las soluciones más rentables. Pero se advierte en seguida que los
sistemas de construcción europeos son inadecuados a las más duras condiciones climáticas de
América.
En América se da la regularidad, pero no la jerarquía de volúmenes; la red viaria se
presenta indiferenciada, los escasos elementos singulares (una calle más ancha, una plaza o
un edificio importante) interrumpen, simplemente, el tejido uniforme, sin producir ninguna
intensificación en la perspectiva, desde sus proximidades; el organismo queda limitado
provisionalmente por los límites naturales o por líneas geométricas, pero está abierto en todos
los sentidos y las calles trazadas de forma que sugieren por sí mismas su posible continuación
indefinida por los campos circundantes.
La verdadera naturaleza de estos planes americanos se descubre considerando, no
los dibujos, sino el procedimiento de aplicación. Un europeo traslada inmediatamente el dibujo
a términos de arquitectura, como si se tratara del proyecto de un conjunto de edificios. Mientras
que en América no se dice ni se ha previsto qué objetos ni qué actividades se deben localizar
en aquellos terrenos, de hecho podrán cambiar continuamente; se fija, no obstante, el
cuadriculado del terreno, según un módulo determinado, la adjudicación a cada cuadrado de un
número invariable. Este sistema sirve para dar identidad a las manzanas de casas de una
ciudad, pero tras la Land Ordinance de 1875 sirve también (aumentando las dimensiones del
módulo) para distribuir las propiedades agrarias, o (aprovechando como retícula los meridianos
y paralelos) para delimitar los Estados de la Confederación. A partir de esta trama elemental,
todo lo demás es susceptible de variar indefinida y continuamente.
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esclavos negros a esculpir las columnas, y considera que el capitel corintio es demasiado difícil
de aprender.
En 1782, describiendo las condiciones de Virginia, lamento el aspecto irregular e inculto
de su arquitectura, y se propone la introducción del estilo clásico. “Dar simetría y gusto a estos
edificios no aumentaría su costo. Pero entre nosotros se desconocen los principios elementales
del arte, y no tenemos cerca ningún modelo suficientemente puro para hacernos una idea”.
Las obras mas importantes de Jefferson desempeñan el papel de ‘modelos puros’
durante muchos decenios. Son arquitecturas espaciosas, pero no monumentales. El programa
de distribución está trazado con suma claridad y simplificado de tal modo, que la aplicación de
los cánones clásicos se consigue sin distorsiones ni esfuerzos.
La Land Ordinance de 1785 dispone que los nuevos territorios se subdividan según una
retícula orientada con los meridianos y los paralelos. Esta disposición fundamentalmente ha
dejado una huella indeleble, tanto en el paisaje urbano como en el rural de los Estados Unidos,
generalizando el sistema ortogonal que ya se había experimentado en el período colonial.
El Plan Washington, trazado en 1791 por Pierre Charles L’Enfant, constituye, por el
contrario, un intento de introducir en la tradicional malla uniforme los conceptos de perspectiva
barroca, subordinando la composición a dos ejes monumentales que se cortan en ángulo recto
en las riveras del Potomac, mientras que a los lados del Capitolio y de la Casa Blanca
convergen numerosas arterias radiales que cortan en diagonal la retícula. L’Enfant expresa su
intención en este párrafo: después de determinar algunos puntos principales a los que deben
subordinarse los demás, he establecido una distribución regular, con calles que se cortan en
ángulo recto, orientadas de norte a sur y de este a oeste: he abierto algunas en otras
direcciones, en forma de avenues que vienen y van hacia cada plaza principal, con objeto, no
solo de romper la uniformidad general, sino, sobre todo, de comunicar cada parte de la ciudad,
valga esta forma de expresarme, disminuyendo la instancia real de plaza a plaza, haciendo
posible la vista de unas a las otras, y dando la apariencia de estar reunidas.
La red viaria trazada en 1791 satisfará las exigencias de la capital federal durante más
de un siglo. Análogos resultados obtendrá, en el siglo siguiente, el barón Haussmann en París;
es interesante observar como, en América, ciertas virtudes contenidas en las aportaciones
culturales europeas, cuando actúan en un contexto más sencillo y con menos dificultades que
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vencer, salen a la luz antes que en la propia Europa. Los arquitectos americanos asimilan las
experiencias europeas, pero solo trasladan a América lo que les parece utilizable.
La arquitectura americana sigue dependiendo de la europea durante toda la 1º mitad
del sXIX. Durante este intervalo la arq. americana reproduce fielmente las imágenes que
surgen a lo largo de la polémica europea (en las primeras décadas triunfa el revival griego,
hacia 1840, con las novelas de Scott y los escritos de Pugin, aparece el neogótico, y, poco a
poco, todo el repertorio del eclecticismo europeo), pero a título de alternativas formales, sin que
se preste ninguna atención a los motivos culturales que las originan.
En la 1º mitad del sXIX los progresos americanos en el sector de la edificación no son
comparables a los europeos, puesto que se apoyan en un desarrollo industrial mucho menor.
El 1º autor americano que considera los problemas de la arq. con espíritu crítico y es
conciente de las dificultades metodológicas ocultas tras la utilización de los estilos y tras las
invenciones técnicas, es Horacio Greenough. Acepta la disciplina formal del clasicismo, pero
como Labrouste y otros europeos contemporáneos, desea ir más allá de lo puramente formal e
investiga las motivaciones intelectuales de los proyectos, incorporando en el ámbito de un
clasicismo racionalizado las aportaciones de la industria y de la técnica moderna.
A partir de Greenough, el curso de la arquitectura americana y las relaciones con
Europa comienza a modificarse. Nace la idea de la necesidad de una justificación ideológica,
autónoma y nacional, de la arquitectura americana; ya no se mira a la cultura europea con la
tranquila confianza de Jefferson, sino con un ansioso deseo de emulación (imitación con afán
de superación).
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II. ENSAYOS DE MODERNIDAD:
II.1- Crisis de la primera Revolución Industrial:
a)
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
Hacia 1890 la cultura artística tradicional entra rápidamente en crisis. Los motivos para
una renovación de la arquitectura (renovación de orden técnico, como los progresos
constructivos, o de orden cultural, como los planteamientos del movimiento Arts and Crafts)
han crecido lo bastante como para abarcar el problema general del lenguaje y proponer una
alternativa coherente al sometimiento a los estilos históricos.
Se suceden en muy poco tiempo ideas y experiencias cada vez más audaces,
atenuando o eliminando del repertorio arquitectónico las habituales referencias estilísticas y
transformando continuamente el repertorio así renovado.
Nueva teoría sobre el arte:
Un teórico de la época, Fiedler, anuncia tanto el punto de partida como las limitaciones
de los movimientos de vanguardia, a punto de nacer. El punto de partida es el nuevo concepto
del arte como experiencia activa, constructiva, elemento integrador de la moderna concepción
del mundo. Sus limitaciones parten de su restringida y aristocrática concepción del arte como
experiencia individual y producto excepcional de hombres excepcionalmente dotados.
El interés se ha desplazado de los períodos clásicos y áureos hasta los llamados
períodos de decadencia (Edad Media principalmente) que, por el contrario, son apreciados
objetivamente por sus caracteres intrínsecos.
La insatisfacción general ante el eclecticismo:
En la década de 1880 el eclecticismo se transforma en un liberalismo artístico que pone
definitivamente en crisis sus bases ideológicas.
Los teóricos observan: “no hay nada más sorprendente en la actualidad que la
ausencia de un verdadero poder creador en la arquitectura. Hemos roto con la tradición que
mantenía la continuidad en la historia del arte y hacía de cada estilo un desarrollo natural del
anterior. Por todas partes topamos con reproducciones de los antiguos estilos, intentos de
hacer revivir las tradiciones perdidas; pero ni rastro de cualquier poder creador de las nuevas
formas de belleza propias de las nuevas necesidades. Ciertamente, se hace difícil ver cómo,
una vez rota y agotada la tradición, pueda iniciarse una nueva y genuina arquitectura.”
Las condiciones sociales y el compromiso personal:
Las experiencias de los movimientos innovadores coinciden con el largo período de paz
y prosperidad económica que se suele llamar la Belle Époque. Pero no es posible considerar la
prosperidad como causa determinante de las innovaciones culturales de la época.
Las iniciativas de vanguardia empiezan siempre reivindicando su propia libertad y
originalidad respecto de cualquier precedente y son promovidas, de hecho, por personas
aisladas o por pequeños grupos que pueden actuar conservando su independencia frente al
resto de la sociedad, mientras enuncian programas generales, válidos universalmente.
Nace de ello una especie de contradicción, que caracteriza la cultura de la época y a la
cual nos referimos específicamente usando el término de vanguardia.
Más en la pintura y en la literatura que en la arquitectura, se dan casos de suplantación
del compromiso humano por el compromiso artístico. En arquitectura las cosas son ligeramente
distintas, porque el arquitecto no se encuentra nunca tan solo frente a sus obras; sin embargo,
son muchos los que como Mackintosh o Loos, pagan con su persona su anticonformismo.
Prerrafaelistas:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
Expresión de ideas y emociones profundas. Su ideal consistía en crear una forma de
arte derivada directamente de la naturaleza y no de las convenciones artísticas de origen
renacentista (actitud eminentemente anticlásica y romántica).
Wikipedia:
Fue una asociación de pintores, poetas y críticos ingleses, fundada en 1848 en
Londres. La Hermandad duró como grupo constituido apenas un lustro, pero su influencia se
dejó sentir en la pintura inglesa hasta entrado el siglo XX.
Los prerrafaelistas rechazaban el arte académico predominante en la Inglaterra del
siglo XIX, centrando sus críticas en Sir Joshua Reynolds, fundador de la Royal Academy of
Arts. Desde su punto de vista, la pintura académica imperante no hacía sino perpetuar el
- 56 -
manierismo de la pintura italiana posterior a Rafael y Miguel Ángel, con composiciones
elegantes pero vacuas y carentes de sinceridad. Por esa razón, ellos propugnaban el regreso
al detallismo minucioso y al luminoso colorido de los primitivos italianos y flamencos, anteriores
a Rafael (de ahí el nombre del grupo), a los que consideraban más auténticos.
Su pintura se focaliza especialmente en evocar el estilo de los antiguos pintores del
Renacimiento, especialmente basándose en los autores y temas propios del Quattrocento, el
Trecento y asuntos aún más antiguos, medievales principalmente, leyendas arcaicas e incluso,
pasajes de la época clásica de Grecia y Roma.
Entre los artistas más recientes, les inspiraron también las pinturas románticas de
Heinrich Füssli y, sobre todo, de William Blake, cuyas visionarias pinturas e ilustraciones de sus
libros de poesía influyeron notablemente en algunos cuadros de Rossetti, por su simbolismo y
lo fantasmagórico de los protagonistas de los cuadros.
Los objetivos de la Hermandad se resumían en cuatro declaraciones:
- Expresar ideas auténticas y sinceras;
- Estudiar con atención la Naturaleza, para aprender a expresar estas ideas;
- Seleccionar en el arte de épocas pasadas lo directo, serio y sincero, descartando todo
lo convencional, autocomplaciente y aprendido de memoria;
- Y, lo más importante de todo, buscar la perfección en la creación de pinturas y
esculturas.
Estos principios no tenían un carácter dogmático, ya que los prerrafaelistas creían en la
libertad personal de los artistas para escoger sus propias ideas y técnicas pictóricas. Bajo la
influencia del Romanticismo, pensaban que la libertad y la responsabilidad eran en el arte
conceptos inseparables. Sin embargo, les fascinó particularmente la Edad Media, que
entrañaba para ellos una integridad espiritual y creativa que se había perdido en épocas
posteriores. Este énfasis en lo medieval suponía en la práctica un alejamiento del realismo, que
propugnaba una observación independiente de la naturaleza. En sus primeros momentos, los
prerrafaelistas creyeron que medievalismo y realismo eran compatibles, pero en años
posteriores el movimiento terminó por escindirse en dos direcciones. La corriente realista fue
encabezada por Hunt y Millais, mientras que el medievalismo estaba representado por Rossetti
y sus seguidores Edward Burne-Jones y William Morris. La ruptura no fue nunca absoluta, dado
que ambas facciones creían en la esencia espiritual del arte, oponiendo así su idealismo al
materialismo realista asociado con Courbet y el impresionismo.
Los ideales de la hermandad influyeron en gran número de arquitectos y diseñadores
de interior, despertando el interés por el dibujo y la artesanía medievales. Esto condujo al
movimiento llamado Arts and Crafts, encabezado por Morris.
b)
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
El movimiento para la reforma de las artes aplicadas:
El descontento de la cultura del sXIX por la ciudad contemporánea encuentra un nuevo
punto de aplicación, ya que el desorden y la vulgaridad de la producción industrial se reflejan
ya en todo el escenario de la vida social, comprendidos los objetos de uso común, empleados
cotidianamente. La gente comenzó a pensar que los males de la ciudad contemporánea
crecían debido al aluvión de productos feos y de mala calidad que coexistían en ella.
Nace así un movimiento para mejorar la forma y el carácter de estos objetos (muebles,
utensilios, tejidos, vestidos, enseres de todo género). Empieza, pasada la 2º mitad del sXIX, el
movimiento para la reforma de las artes aplicadas, y empieza precisamente en Inglaterra,
donde los inconvenientes de la producción en serie se han puesto de manifiesto antes y a una
mayor escala.
Dice Van de Velde: es indudable que la obra y la influencia de Ruskin y Morris fueron
las semillas que fecundaron nuestro espíritu, que despertaron nuestra actividad y provocaron la
total renovación de la ornamentación y de las formas de las artes decorativas.
Arts and Crafts (1880-1910):
Resumen Vale:
Surge con una crisis dentro de la revolución industrial. Gran Bretaña es la 1º afectada
porque es donde nace la revolución industrial, cuando Alemania e Italia recién están en
proceso de industrialización. Los productos ingleses, que eran mejores en el aspecto técnico,
ahora son inferiores respecto a los prototipos formales justamente porque debían producirse en
- 57 -
gran cantidad. Los objetos eran feos a comparación de los artesanales. Entonces la crisis se
genera en cuanto a que se venera la cantidad y no la calidad.
La población en las ciudades eran tremenda, se generan los slum (suburbios
marginales), es por eso que la sociedad se rebela y se vuelve agresiva (primaba el egoísmo, el
individualismo y la alienación). Hay un desorden en la producción justamente porque todavía
no había organización ni planeamiento, era todo con prueba-error: desorden y vulgaridad en la
producción, los objetos eran vulgares. Todo esto trajo una crisis estética-social. Los productos
que se consumían eran feos y entristecían la vida cotidiana, y las artesanías vuelven a
considerarse como un producto importante. Surgen nuevas ideologías.
El objeto del movimiento Arts and Crafts era reformular el diseño degradado en la
revolución industrial. Vuelve a esa situación de ‘taller’, de trabajo artesanal, remitiéndose a la
edad media. Se opone al no diseño de los productos industrializados (posición socialista,
idealizada, romántica). Retoman la artesanía, idealizan y retoman las condiciones de
producción de la edad media. Tienen un espíritu netamente corporativo.
Se inspiran en la naturaleza, las formas orgánicas. Configuran tramas decorativas y las
aplican a los tapices, papeles, tienen miedo al vacío.
El vitral es resignificado, se retoma esta técnica del medioevo, los tapices retoman
imágenes de la edad media.
Pugin:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
Católico converso inglés que abogaba por una vuelta directa a los valores espirituales y
a las formas arquitectónicas de la Edad Media. A él le debemos en gran medida la
homogeneidad del ghotic revival, esa revitalización del estilo gótico que afectó profundamente
a la edificación inglesa en el SXIX. El reformismo de Pugin era esencialmente conservador, el
desagrado que sentía hacia su época materialista iba a influir sobre Ruskin, 1º titular de la
cátedra Slade de Bellas Artes en la Universidad de Oxford.
Ruskin:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
En 1853 se declaró por 1º vez contrario a la ‘división del trabajo’ provocada por el
industrialismo y a la ‘degradación del operario hasta ser máquina’. Siguiendo a Adam Smith,
Ruskin comparaba la artesanía tradicional con el trabajo mecánico de la producción en serie.
Escribía: “no es el trabajo lo que está dividido, sino los hombres… de modo que la poca
inteligencia que le queda al hombre no es la suficiente para hacer un cavo o un alfiler, sino que
se agota al hacer la punta de un alfiler o la cabeza de un clavo”. Finalmente, Ruskin se reveló
como un socialista de a ultranza.
Pensaba que el arquitecto que no era pintor o escultor no era nada más que un
constructor de armazones a gran escala.
- 58 -
desarrollado armónicamente los procesos de producción (la en Baja Edad Media, por ejemplo),
defiende, con un punto de vista igualmente antihistórico, que la solución consiste en volver a
las fórmulas del sXIII. Y se convierte en paladín del revival neogótico.
Sus enseñanzas acaban en la exaltación convencional de la Edad Media y en el
rechazo del presente. En 1849 escribe las falsedades contenidas en la era industrial:
1. la sugerencia de un tipo de apoyo distinto del real (estaba en contra del hierro).
2. el revestimiento de superficies con objeto de simular otros materiales distintos de los
reales, o la representación falsa, sobre estas superficies, de adornos esculpidos (él
quiere evitar el engaño deliberado del observador).
3. el empleo de adornos de todas clases, hechos a máquina (los rechaza).
Resumen Vale:
Ruskin estaba inspirado por el socialismo. Dice que el arte es necesario para el
hombre, no como elemento para embellecer, sino como parte de la vida misma. Dice también
que el trabajo debe producir placer, por ello su propuesta es ética y moral. Se opone a la
producción de los ingenieros con trabajo hacinado y propone un sistema como el medieval.
Propone volver al modelo medieval donde el hombre no estaba hacinado y participaba de todas
las instancias de producción. Entonces propone restaurar comunidades y corporaciones
antiguas.
Ahora, el obrero pierde de vista cuál es su función en el proceso productivo, no ve el
todo como en la edad media, no importa que tengan saber sino que sepan el oficio. Él no sabe
cual es la importancia de su trabajo, su vida no tiene sentido. No tiene ningún conocimiento,
solo sabe hacer lo que hace en la fábrica. Es por esto que se quiere retomar la organización
social en talleres.
Webb:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
En la Red House (1859), Webb estableció sus principios: la preocupación por la
honestidad estructural y el deseo de integrar los edificios en sus emplazamientos y en la cultura
local. Estos objetivos los alcanzaba mediante el diseño práctico, la sensibilidad en la colocación
del edificio y el uso de materiales locales, todo ello unido a un profundo respeto por los
métodos constructivos tradicionales. Estaba en contra, incluso más que Morris, de cualquier
uso excesivo del ornamento.
Resumen Vale:
La casa estaba diseñada según su función, sin tener en cuenta simetría, etc. El
aventanamiento se hace según la cantidad de luz que se desea que entre. Es de ladrillo vistos
justamente por eso de ser honestos hasta con los elementos: si es de ladrillo, ¿por qué
ocultarlo?
Morris:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
Sus preocupaciones se fueron tornando cada vez más públicas y menos poéticas y
centradas en la artesanía. Al parecer, se consideraba obligado a hacer públicamente suyas las
banderas socialista y conservacionista de Ruskin. Fundó la sociedad de protección de los
edificios antiguos, escribió y publicó artículos sobre el socialismo, la cultura y la sociedad como
temas relacionados, culminando en ese famoso romance utópico que es News from Nowhere
de 1891.
- 59 -
Morris contribuye al debate sobre el arte moderno. El contacto con la práctica le
permite superar limitaciones importantes en que estaba cogido su maestro Ruskin.
Considera que puede superarse la distinción entre arte y utilidad, manteniendo ambas
nociones unidas en el acto del hombre que trabaja.
Define el arte como “la forma con que el hombre expresa la alegría de su trabajo”. La
máquina destruye la alegría del trabajo y mata la posibilidad misma del arte. Como Ruskin,
condena todo el sistema económico de su tiempo, y se refugia en la contemplación de la Edad
Media, donde cada hombre que fabricaba un objeto, hacía al mismo tiempo una obra de arte y
un instrumento útil. Todas las máquinas pueden ser usadas con utilidad, siempre que las
domine el espíritu humano: “no digo que debamos suprimir todas las máquinas, deberemos ser
amos de nuestras máquinas, y no sus esclavos, como somos ahora”.
Morris aparece hoy anticuado, por un lado, y vivo y actual, por otro. Su producción
artística es admirable, pero alejadísima del mundo actual. Según un crítico moderno sus
tapicerías, libros, azulejos, alfombras, miniaturas y vidrieras policromas eran piezas de museo
desde su nacimiento; todavía hoy, el visitante del Victoria and Albert Museum, que pasa de las
salas medievales a las dedicadas a Morris, no advertirá diferencia sensible ni sensación de
mayor proximidad a nuestro tiempo. Sin embargo, Morris es el primero, en arquitectura, que ve
la relación entre cultura y vida en sentido moderno y establece concientemente un puente entre
teoría y práctica. Es el padre del movimiento moderno.
Resumen Vale:
Es quien lleva la teoría a la práctica: crea el movimiento Arts and Crafts. Ahora, en la
época de la revolución industrial, el valor no se da por su belleza, sino por su funcionalidad.
Esta característica es criticada y se introducen los arts and crafts para embellecer esos
elementos.
Él pretende la reforma de las artes y el acceso a las artes tanto mayores (arquitectura,
pintura) como menores (arte mobiliario, diseño de elementos). La reforma de las artes depende
de la reforma de la sociedad, que todos puedan acceder a algo de diseño bello. La idea de
darle calidad al producto industrial y la formación de los diseñadores como en la edad media es
lo que después retoma la Bauhaus.
Considera que se puede hacer una unión entre arte y funcionalidad. Su crítica hacia la
rev industrial es un compromiso con la sociedad. “Las maravillosas máquinas que en manos de
los hombres justos y previsores habrían podido minimizar la fatiga y mejorar la vida de la raza
humana, se usas sin embargo para fines contrarios”. Si embargo, no cree que la revolución
industrial sea totalmente negativa, como Ruskin.
También critica la forma de enseñanza clásica de las academias, ahora se va a basar
en la naturaleza para plasmarla en los objetos, y en la edad media. Niega todo lo clásico
justamente porque pertenece al mundo medieval, a sus raíces, a la Inglaterra que surge.
Toda esta inspiración se traduce al diseño gráfico e industrial, la idea de
reproductibilidad está muy presente: los diseños tienen que poder ser reproducidos en los
elementos industriales.
- 60 -
(BENEVOLO: El movimiento de Glasgow, a diferencia de los continentales, no
mantiene una polémica del mismo tipo con la tradición y los estilos históricos, sino que recurre
en gran medida a las fuentes antiguas, sea el repertorio neogótico convencional, o bien a la
herencia local de la arquitectura de los barones escoceses. Por ejemplo, en 1903 Mackintosh
participa en el concurso para la catedral de Liverpool con un proyecto de puro estilo gótico, si
bien modernizado con decoraciones originales).
Mackintosh tomó la vía tradicionalista de Ruskin alegando que los materiales modernos
como el hierro y el vidrio, nunca ocuparán dignamente el lugar de la piedra debido a un defecto:
la falta de masa.
No iba a faltar la piedra en la Escuela de Arte de Glasgow, que se construyó con
granito gris del lugar en tres de sus lados, y con fábrica de ladrillo rústicamente enfoscada en el
cuarto. Siguiendo la tradición Noegótica, Mackintosh diseño el cuerpo principal de la escuela
como una envoltura holgada, con la mayor parte del espacio de las aulas apilado en cuatro
plantas. Con ayuda de pináculos, torrecillas salientes y ventanas recortadas, una inherente
asimetría confiere a la fachada este carácter abiertamente neogótico.
Otto Wagner:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
La formación politécnica de Wagner le había hecho ser plenamente consciente de las
realidades técnicas y sociales de su época. Wagner, al contrario de sus discípulos
secesionistas, siempre construyó para la realidad del presente más que para una remota utopía
simbolista.
- 61 -
técnicas modernas. El punto crucial es esta palabra, <nuevo>, que resume el rechazo a la
tradición y la confianza en la libertad individual, y aparece (ella o algún sinónimo) en todas las
fórmulas de la época.
Pero bajo estas fórmulas se esconden diversas tendencias. Wagner entiende la
renovación del lenguaje arquitectónico de forma restringida: no se aparta normalmente de los
esquemas compositivos habituales, de las planimetrías simétricas, de la acostumbrada
dislocación de los elementos decorativos, aunque suele trasladar los efectos plásticos a la
superficie; el sitio de los acostumbrados claroscuros está ocupado por dibujos ornamentales
planos, por lo general en oscuro sobre claro, y las articulaciones entre los volúmenes quedan
reducidas a combinaciones de líneas. En resumen, el repertorio tradicional se renueva con la
transposición de los valores formales que pasan de plásticos a cromáticos, del alto relieve al
plano, de los valores táctiles a los ópticos.
Todavía se está estrechamente unido al repertorio neoclásico. Más que de renovación
se debería hablar de ampliación de la tradición. El paso de las experiencias conformistas a las
inconformistas no es inmediato ni completo; al lado del repertorio neoclásico aparecen formas
nuevas, pero Wagner sigue proyectando hasta avanzada edad edificios de estilo clásico
(incluso en las obras más modernas y audaces se complace en conservar algún fragmento de
orden, casi como residuo escapado al procedimiento de transposición).
En 1894 construye los edificios del ferrocarril metropolitano de Viena, donde se
atenúa y simplifica la huella neoclásica, al tiempo que un nuevo lenguaje ornamental toma la
primacía sobre el habitual repertorio de imitación.
Joseph Olbrich:
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
Entre los discípulos de Wagner, Olbrich es el más próximo al maestro y el que mejor
encarna su ideal de artista libre que ha mantenido incorruptible su sensibilidad natural.
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Sus innumerables ideas están casi siempre llevadas a cabo con indiscutible propiedad
técnica. No se ciñe, como hace Horta, a un número limitado de materiales y combinaciones
típicas, sino que se complace en emplear muchos medios distintos, que le proporcionen una
amplísima gama de efectos cromáticos; de ello resulta una extraordinaria variedad de encajes,
casi siempre felizmente resueltos. La novedad en la arquitectura de Olbrich radica en la
elección de las formas, pero deja inalterados los procesos técnicos y las relaciones
organizativas tradicionales.
Ejemplo: Torre del Palacio para Exposiciones de 1907: las paredes, en ladrillo visto
color rojo, se interrumpen con bandas de piedra y paneles de mosaico azul y oro; el
coronamiento está revestido de cerámica vidriada en púrpura oscura, donde destacan los
pequeños balcones de hierro; la cúspide es de madera cubierta de cobre brillante.
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Josef Hoffmann:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
Hacia 1902, Hoffmann ya estaba empezando a inclinarse hacia un modo de expresión
más plano y clásico, basado principalmente en la obra de Wagner posterior a 1898, esto es, un
tratamiento de la masa y la superficie que estaba muy alejado de la preocupación británica por
las formas medievales y campesinas.
Hacia 1901, estaba muy ocupado en estudiar las posibilidades de la forma abstracta en
el diseño. <<Estoy particularmente interesado en el cuadrado como tal, y el uso del blanco y el
negro como colores dominantes, porque estos elementos tan claros nunca han aparecido en
los estilos anteriores>>. Se interesó por la producción artesanal de objetos decorativos y
utilitarios de alta calidad.
(BENEVOLO: En 1903 construyó el clásico y austero sanatorio Purkersdorf. Aquí
Hoffmann simplifica el despliegue arquitectónico: el edificio aparece como un bloque de fábrica
pintada de blanco, coronado por una sencilla galería y perforado por ventanas de formas
diversas. Solo una hilera de baldosas a cuadros blancos y azules recorre cada arista, con
objeto de obtener la deseada transposición de los efectos volumétricos a un plano. Sin
embargo, no puede ser juzgado sin referencia hacia la tradición; lo demuestra la planta
rígidamente simétrica, el gusto por las gradaciones, la cuidadosa distancia entre los diversos
planos).
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Stoclet es esencialmente atectónico: su delgado revestimiento de mármol blanco y sus
costuras metálicas poseen toda la elegancia amanerada y artesanal de un objeto realizado a
gran escala. Existe un rechazo consciente de la estructura y la masa: tenemos líneas que
aparecen por igual en las aristas horizontales y en las verticales (son tectónicamente neutras);
en los ángulos, donde se unen dos o mas de estas molduras paralelas, el efecto tiende a ser
una negación de la solidez del volumen construido; persiste la sensación de que los muros no
han sido construidos como algo pesado, sino que consisten en grandes hojas de un material
fino, unidos en los ángulos con bandas metálicas para proteger los bordes.
(BENEVOLO: Palacio Stoclet: la descomposición del volumen edificado en recuadros,
rodeado de listones oscuros, se consigue con un revestimiento de mármol blanco de Noruega
enmarcado con bandas de bronce; mientras que la parcial simetría, reconocible en la planta o
en la fachada al jardín, se trastoca con numerosos elementos, simétricos por sí mismos pero
agrupados libremente según las necesidades funcionales. Se trata de una calculada desviación
de las reglas de la perspectiva).
- 65 -
arquitectura doméstica, genera un diálogo entre el carácter tenso del acero y la naturaleza
masiva de la piedra.
(BENÉVOLO: La casa Tassel no se trata solamente de un intento polémico
antitradicional; es el ensayo profundamente meditado de una nueva arquitectura, libre de
cualquier referencia retrospectiva y, sin embargo, perfectamente controlada en todos sus
detalles, firme y convincente; no sólo demuestra la posibilidad de un nuevo vocabulario, sino
también de una nueva sintaxis, distinta a la de los estilos históricos.)
La Maison du Peuple, (1897-1900), es la obra más original de la carrera de Horta, y la
única en la que parece haberse sentido libre para llevar los principios de Viollet-le-duc hasta su
conclusión lógica. En este edificio, un estilo vernáculo de ladrillo y piedra se aprovechó para
crear una arquitectura de construcción vista: con el ladrillo coherentemente modulado y
moldeado para recibir la piedra, y la piedra tallada para recibir al hierro y el vidrio. En el interior
alcanzaba una expresión espectacular y sumamente fluida gracias a la estructura vista de
acero de todos los volúmenes principales.
- 66 -
importante que la simple novedad. Creía firmemente poder conseguir mis fines en virtud de una
estética fundada en la razón y, por lo tanto, inmune al capricho”.
La 1º ocasión que tiene para trabajar en decoración es el arreglo de su casa en Uccle,
cerca de Bruselas, en 1894; de acuerdo con sus principios, se propone buscar para cada
elemento formal una justificación objetiva, de orden funcional en la medida de lo posible, o de
orden psicológico. El trazado de las líneas, de las molduras, los dibujos ornamentales, etc., se
plantean en relación con las posturas que el hombre adopta naturalmente, según las
exigencias del trabajo y del descanso, de la tensión y del relajamiento. Esta investigación lo
lleva hacia formas fluidas y encadenadas que recuerdan a las de Horta, pero más simples y
rigurosas.)
Con la casa para sí mismo en Uccle pretendía poner de manifiesto la síntesis
suprema de todas las artes, pues además de integrar en la casa todo el mobiliario, incluida la
cubertería, diseñó formas fluidas de vestidos para su esposa.
Aunque podía compartir con los prerrafaelistas su intensa antipatía por toda la
arquitectura posterior al gótico, no podía aceptar su incitación consciente a la medievalización
del presente.
Van de Velde todavía creía en la reforma de la sociedad mediante el diseño del
entorno; esto es, todavía profesaba una fe ‘sensacionalista’ en la primacía de la forma física
por encima del contenido programático. Para él, como para la totalidad de la tradición Arts and
Crafts, la casa unifamiliar era el principal vehiculo social mediante el cual podían transformarse
gradualmente los valores de la sociedad. La fealdad, sostenía, corrompe no solo los ojos, sino
también el corazón y la mente. En su lucha contra la fealdad, Van de Velde se concentraba en
el diseño de todos y cada uno de los aspectos del entorno doméstico.
La poderosa tendencia antidecorativa de esta visión purista de la cultura quedó
reforzada en 1903 cuando Van de Velde regresó de un viaje por Grecia y Oriente Próximo
abrumado por la fuerza y la pureza de las formas micénicas y asirias. De ahí en adelante
intentó evitar tanto la fantasía gestual de la secesión como la racionalidad del clasicismo.
Intentó crear una forma orgánica ‘pura’, una forma semejante a la que, en su opinión, tan solo
se podía encontrar en la cuna de la civilización o en los crípticos gestos monumentales del
hombre neolítico. Esto explica sin duda las formas telúricas de las casas que construyó en
Chemnitz y Hagen entre 1903 y 1906.
Teatro de la Exposición del Werkbund en Colonia, de 1914: Mendelsohn escribió de
él: ‘solo Van de Velde, con su teatro, está buscando una forma nueva’. Sus masas ondeantes
ponían de manifiesto el magistral control de van de Velde sobre la forma, con un estilo que más
adelante seguiría de ejemplo para el modelado de la torre de Einstein.
50 años de patrocinio del Arts and Crafts y el Art Nouveau habían llegado súbitamente
a su fin con la 1º guerra industrializada. Ya no era el momento de fantasear acerca de una
sociedad transformada por medio del arte, el diseño industrial y el teatro, cuando proporcionar
el alojamiento mínimo era un asunto de máxima urgencia.
- 67 -
Horta, tenía en mente era la evolución de los elementos constructivos de un estilo nacional tal
como lo propugnaba Viollet-le-Duc.
A Guimard se le concedió el encargo de construir las estaciones del metro de París.
Las entradas se hicieron a base de piezas de hierro normalizadas e intercambiables,
moldeadas en forma de elementos naturalistas, que enmarcaban paneles de acero esmaltado y
vidrio. Guimard trató incluso la tipografía y la iluminación de estas construcciones como una
sinuosa continuación de sus formas. A partir de entonces y durante los 4 años sgtes., estas
emanaciones aparentemente naturales de un prodigioso mundo subterráneo brotaron en mitad
de las calles de París para hacer famoso a Guimard como creador del ‘estilo metro’.
d- EL MODERNISMO CATALÁN:
- 68 -
En otro orden de cosas, el papel preponderante que dentro de la arquitectura van a
alcanzar las artes aplicadas (vidrio, cerámica, rejería, pintura) se encuentra ya en las 1º obras
gaudianas que por todo ello es preciso considerar como una anticipación a los movimientos
europeos de vanguardia.
El modernismo catalán supuso un movimiento de renovación de las ideas estéticas
amalgamado con una fuerte componente de índole política explícita o implícita en buena parte
de sus realizaciones. Sus estímulos se resumen en:
- La afirmación de un catalanismo militante y el afán de elevar a Cataluña a un más
alto nivel en todos los órdenes.
- La existencia de una burguesía enriquecida que deseaba hacer patente su
privilegiada posibilidad económica y las posibilidades del modernismo, con su
ostentoso despliegue ornamental, para llevar a cabo estos deseos, contribuyó al
vertiginoso desarrollo alcanzado en Barcelona por este estilo.
- El hecho de contar con grandes parcelas sin edificar en los lugares más relevantes
del ensanche barcelonés aumentó el impacto de la rápida, numerosa y destacada
aparición de edificios y tiendas modernistas.
Por lo que a su significación arquitectónica y cultural concierne, el modernismo
constituyó fundamentalmente un nuevo estilo epidérmico que supuso, ante todo, la sustitución
de un repertorio historicismo por el conjunto de formas nuevas incluyendo en ellas el particular
neomedievalismo característico del modernismo de la renaixença.
Hay que destacar el ferviente deseo de llegar a la expresión de un tiempo nuevo a
través de un arte total en el que la arquitectura y todas las artes plásticas se integraran en
obras de índole coral, esplendorosa y refulgente, como el mundo que sus creadores
imaginaban tener ante sí.
Gaudí:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
Su éxito parece haber sido fruto de dos impulsos bastante contrapuestos: el deseo de
reavivar la arquitectura autóctona y la compulsión por crear formas de expresión totalmente
nuevas.
La casa Vicens, de 1878, atestigua la influencia de Viollet Le Duc. Fue en esta casa
donde Gaudí formuló por 1º vez la esencia de su estilo, que, aunque gótico en sus principios
estructurales, era mediterráneo, por no decir islámico, en buena parte de su inspiración.
La casa Milá (1906-1910) poseía enormes bloques que se labraban laboriosamente
para sugerir la superficie de una roca erosionada por el paso del tiempo. Una referencia
cósmica similar parecía buscarse en los balcones de hierro, forjados por el taller de Gaudí de
modo que pareciesen cintas petrificadas de algas marinas azotadas por la tormenta. Esta casa
parece anticipar algo del espíritu del Expresionismo que pronto iba a surgir en Europa central.
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Del Art Nouveau en general:
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
Las experiencias de modernismos tienen en común diversos caracteres:
- La inspiración teórica, más o menos directa, del movimiento de Morris.
- La actitud polémica contra la tradición.
- La preferencia, en el ámbito tradicional, por los modelos medievales (con la parcial
excepción de los austríacos).
- Un gran interés por la decoración y las artes aplicadas.
- Algunas preferencias formales, entre ellas la tendencia a reducir los valores
plásticos a valores lineales y cromáticos.
Antiacademicismos:
GUTIERREZ, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica:
En este capitulo queremos resumir la existencia de 3 fenómenos que se suceden
cronológicamente en las 3 primeras décadas del sXX, solapándose e interconectándose entre
ellos, aunque sus raíces y efectos son diversos:
- uno, el Art Nouveau y las experiencias modernistas, expresan la réplica (lo
contrario) europea al academicismo, y es asumida en América con algunos matices
peculiares.
- El otro movimiento, que denominamos ‘de la restauración nacionalista’, significa un
1º intento de hacer una arquitectura americana con un sustento teórico propio. Su
factibilidad se relaciona con una serie de importantes hechos sociales y culturales
que se vinculan al agotamiento del modelo liberal, a la revolución mexicana y al
surgimiento de los movimientos indigenistas e hispanistas. (ítem III.4)
- Finalmente, el proceso del Art Decó implica la inserción en los nuevos modelos
europeos, la apertura hacia las incipientes líneas del racionalismo y el inicia de la
arquitectura del movimiento moderno. (ítem III.4)
Todos estos movimientos tienen como rasgo común una ruptura con el academicismo,
aunque sus planos de conflictos no sean similares, sino que oscilen entre una dialéctica
conceptual o una disputa sobre modelos formales.
En el plano de la arquitectura, la contradicción íntima del sistema ya había hecho crisis
con el eclecticismo. Fracasada en la intención de mantener una rígida preceptiva formal y de
composiciones y, al mismo tiempo, posibilitar la insaciable necesidad de individualismo de las
obras, la Academia fue ingresando paulatinamente en un eclecticismo que le permitió
responder a la demanda, pero a costa de traicionar los principios. Una vez abierta la compuerta
del ‘vale todo’, le fue muy difícil a la École des Beaux Arts mantener las antiguas ortodoxias
frente a los revivals neogóticos y neorrománicos, y nunca podría recuperarse de esa crisis.
- 70 -
Quizás las 1º experiencias ‘nuestras’ art nouveau se realicen en Europa, con obras
diseñadas por arquitectos franceses, pero que supuestamente daban la imagen de nuestros
países. Algunos pabellones como los de Argentina (Bernard) y Ecuador de la Exposición de
París de 1900 son obras claramente art nouveau.
La repercusión que ello pudo tener en América la desconocemos pero, sin embargo, tal
temática se hizo infaltable en los proyectos para exposiciones subsiguientes, como la de Milán
de 1906, Roma de 1911 y hasta en las americanas, como la de Buenos Aires de 1910. Es
interesante constatar la simultaneidad del desarrollo del art nouveau en Europa y en América.
No creemos que valga la pena detenerse a analizar las variables de la influencia que
pudieron tener los diseños de Horta, Mackintosh, Olbrich, Wagner o Guimard; interesa más
verificar, a través de algunas obras significativas, el movimiento del art nouveau en América.
El art nouveau tuvo, sin duda, importancia particularmente en México, Brasil y
Argentina. Sin embargo, las formas de aproximación fueron diferentes, ya que en México
encarnó obras singulares de importancia y sobre todo viviendas individuales, mientras que en
Argentina afectó la expresión de casas de renta y obras institucionales privadas.
En México, entre las obras residenciales no hubo nada igual en América a la casa de
Santa Veracruz nº.43 (o residencia Requena), realizada eclecticamente con patio andaluz y
sala Luis XV, pero con una puerta zaguán, comedor, sala de música y recámara de los ‘pavos
reales’ que eran de un art nouveau excepcional. La casa pertenecía al licenciado Luis
Requena, que entre 1907 y 1908 diseñó hasta el último detalle y seleccionó en Europa los
muebles, la cristalería, la herrería y la propia ornamentación.
Boari era ante todo un arquitecto ecléctico, y, como buen ecléctico, capaz de asumir las
primicias que la vanguardia o el cliente le plantearan. Por ello, junto a su diseño del Palacio de
Bellas Artes (Mx, 1900) debemos contabilizar su neogótico Templo Expiatorio de Guadalajara,
o su neorrenacentista veneciano y plateresco Palacio de Correos. Debe, pues, entenderse que
el art nouveau de Boari está cargado de licencias y concesiones, que no desdeñan (no
muestran una actitud indiferente) incluir rasgos prehispánicos, como las cabezas de tigres y
coyotes, las serpientes y otros motivos de la mítica zoología nativa. Ni uno solo de los
profesionales, técnicos o artistas de esta obra era mexicano. En realidad Boari no prvenía
directamente de Italia sino que residía en EEUU, de tal manera que estaba familiarizado con
las técnicas constructivas del hierro y con la primicias de la escuela de Chicago, ciudad donde
residió hasta 1900. Sin embargo, para la realización del palacio, Boari fue comisionado en un
‘viaje de estudios’ s Europa, donde descubrió el art nouveau, y menciona en su informe que “la
arquitectura exterior del futuro teatro de México será, cierto, tomada de las antiguas
proporciones clásicas, pero rejuvenecidas con las nuevas aplicaciones; y en cuanto a la
interior, seguirá más libremente las huellas trazadas por el nuevo arte decorativo moderno”. A
ello se le uniría el sistema estructural de la ‘steel construction’, mostrando una obra de
transición del eclecticismo al modernismo. A la vez buscaba insertarse en la preocupación
nacional, ya que escribía: hoy más que nunca cada país debe hacer gala de sus formas
arquitectónicas típicas, modernizándolas.
En el Palacio de Correos (Boari, 1905) la fisonomía urbana juega, como en el anterior,
un papel esencial (Boari maneja con calidad la escala y el volumen y obtiene obras ajustadas a
despecho del lenguaje historicista o vanguardista al que recurra); su interior está conformado
por un espacio de gran calidad donde el juego de la notable escalera de hierro evidencia el
libre dominio y sin prejuicios de los recursos tecnológicos.
En Brasil, la expansión de las nuevas áreas urbanas en Río y San Pablo originó la
realización de numerosos ejemplos aislados de art nouveau.
En San Pablo, se generó a principios del sXX el barrio de Higienópolis. Este barrio
pronto concentró un conjunto excepcional de obras eclécticas, entre las cuales las realizadas
por Víuctor Dubugras significaron una apertura hacia el modernismo. Entre las obras de
Dugubras, la estación de Mainrique, en Sorocabana (1907) es una de las más importantes.
En Río de Janeiro, la obra más destacada es sin duda la casa de la Rua do Russel,
de Antonio Virzi. Hay allí el desparpajo del floreale y la calidad de trabajo en hierro del
modernismo, pero sobre todo está el sello creador y libre de quien renuncia estrepitosamente a
todos los cánones y preconceptos.
En Argentina, Belle Epoque generaría una respuesta singular e virtud de tendencias
sociales o ideológicas. La importancia de la creación era tal que la capital, Buenos Aires, tenía
en 1914 más extranjeros que argentinos, siendo muchos de estos hijos de inmigrantes. El
deseo de participación del sector inmigrante, marginado en su mayor parte, y la formación de
una burguesía comerciante, intermediaria o burocrática, entró en conflicto con los intereses de
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la élite conducida por la oligarquía terrateniente. Si las convulsiones sociales fueron duramente
sofocadas, (como sucederá con la semana trágica), la violencia del anarquismo y la represión
signaron las pautas del descontento. La burguesía urbana (inmigrante) buscaba, a la vez, sus
propios causes de expresión que la distinguieran y representaran como sector ascendente, y
ello se canalizará fundamentalmente a través de las colectividades extranjeras.
Así, la colectividad inglesa recurre a los revivals neogóticos, los chalets normandos o la
arquitectura ladrillera; los italianos darán vuelo al liberty de Somaruga, al floreale popular y al
monumentalismo imperial; y los españoles se encausarán en el neomudejaismo y el
modernismo catalán.
En nuestro criterio, el conjunto de obras que realizaron en Argentina Julián García
Nuñez y Francisco Roca i Simó se encuentran entre la mejor arquitectura modernista catalana,
y sin duda constituyen la mayor expresión del movimiento fuera de España. Por su
envergadura y calidad, estas obras superan la etapa ‘decorativista’ para llegar a una expresión
más completa del art nouveau; a la vez, curiosamente se convierte en motivo de expresión de
toda una colectividad, cuando en rigor era una manifestación regional española (solo de una
región de España: Cataluña).
La migración española había crecido, desde 1895, notoriamente hacia la Argentina; el
decenio de 1900-1909 es el de mayor movilidad. Entre 1910 y 1914 embarcaron desde España
otros 75.000 españoles que seguramente fueron los que ayudaron a definir la imagen
modernista.
Obviamente que, como en el art nouveau del resto de América, no estamos ante una
renaixensa cultural, sino ante una transposición directa. Sin embargo, la importancia es que es
fenómeno de ‘afirmación’ de la cultura española del art nouveau traerá aparejado sus ideas y
teorías, movilizará voluntades y personalizará a un sector importante de la burguesía urbana
frente a las élites oligárquicas.
Fue el modernismo catalán el que nos legó propuestas más valiosas. Uno de los
buenos arquitectos modernistas fue Julián García Núñez, nacido en Buenos Aires en 1875 y
graduado en Barcelona bajo la dirección de Doménech i Montaner. Regresado a Buenos Aires,
sus obras de mayor importancia se concretan entre 1906 y 1916. Entre ellas cabe destacar su
propia casa, los hospitales españoles de Buenos Aires y Témperley, el pabellón español en
la exposición del centenario, edificios de oficinas y diversas casas de renta. En las obras de los
grandes hospitales se nota claramente la influencia de Domenech y su hospital de San Pablo
de Barcelona, tanto en la orientación como en la estructuración de los pabellones y ocupación
del terreno. En el vestíbulo y escalera del hospital español de Buenos Aires se verificaba una
calidad del manejo espacial. García Núñez desarrollará en estos hospitales toda su fuerza
expresiva de lo que, trascendiendo la característica regional, expresaría como síntesis a lo
español.
De un más puro encuadre modernista es la obra de Francisco Roca i Simó, nacido en
Barcelona y graduado allí en 1906. Sus 1º obras modernistas en Palma de Mallorca aparecen
atadas a las tradiciones historicistas neogóticas, pero sus obras en Rosario serán de un nítido
corte modernista. La obra de mayor envergadura es la del Club Español (1916), donde recurre
a la idea del gran espacio central cubierto con una gran claraboya de hierro forjado y vidrios de
colores que ‘despega’ de la caja portante mediante la inserción de ranuras horizontales que
permiten el paso de la luz, preanunciado la solución de Le Corbusier en Ronchamp. El volumen
tiene 3 grandes vanos flanqueados por conjuntos escultóricos y curiosas ornamentaciones de
hierro que, acentuando la fuerza plástica de la fachada, ratifican la sensación de escultura
excavada que se vive en el interior. La escalera central es un elemento esencial de la
composición y juega el mismo papel que en los trazados imperiales de gradualizar el recorrido.
En el exterior, la heráldica, las puertas de hierro forjado y los leones espectaculares del remate,
indican toda la carga simbólica de la obra que identificó a la comunidad española. Roca i Simó
se entronca a la fantasía de los postgaudianos para producir obras insólitas como el Club
Español, un verdadero muestrario de habilidades artesanales con un espacio arquitectónico tan
insólito en sus resultantes como estéril en sus premisas: una gran caja arquitectónica rodeando
a una escalera imperial.
Otros edificios de Roca i Simó señalan las mismas virtudes de la calidad artesanal del
hierro en las puertas y marquesinas, del vidrio coloreado, de la cerámica aplicada y de los
pináculos que tienden a aligerar el efecto de masa.
En las otras vertientes antiacademicistas podemos encontrar, en Argentina,
excepcionales ejemplos floreale, canalizados sobre todo a través de las obras de Virginio
Colombo y Benjamín Pedrotti. Colombo, milanés, tiene una clara influencia de Giuseppe
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Sommaruga en su tratamiento libre de la composición, en el gusto por el juego de masas y
volúmenes, en la intencionada incorporación de la escultura a la arquitectura. Pedrotti, a la vez
explota las liviandades del trabajo floreale en hierro, aún sujetándose a una base geometrista,
pero sin desdeñar el movimiento de las fachadas. Ambos actúan fundamentalmente en
edificios de renta, es decir, sin dar una respuesta institucional como la del modernismo.
Obras de mayor envergadura realizará Francisco Gianotti, que llegó a la Argentina en
1909, procedente de Turín. Su edificio para la galería Güemes (1915) con casi 90 m. de altura
y calle-pasaje comercial, fue un alarde constructivo en su tiempo. Otra de sus obras, la
confitería El Molino, es otro de los ámbitos espaciales de calidad, donde la policromía de
vidrios y mayólicas se confunde con la decoración de hierro y bronce para crear el clima festivo
que tanbien vemos en la confitería La Ideal.
Junto a Gianotti, el arquitectecto de más potencialidades procedente de Italia fue sin
duda el milanés Mario Palanti. Su obra, comenzada dentro de un gran eclecticismo, fue
apuntando sólidamente a la integración de las nuevas técnicas fundamentales del cemento
armado y propiciando una alternativa futurista que vinculara tradición histórica y espíritu
contemporáneo. Sus edificios de Pasaje Barolo en Buenos Aires (1918-22) y el Pasaje Salvo
en Montevideo (1922-25), constituyen obras sobresalientes en esa recuperación del sentido
monumentalista italiano. Su increíble versatilidad y preocupación social y cultural, lo llevan a
diseñar desde sistemas constructivos para viviendas obreras hasta realizar el más alto
rascacielos en cemento armado de América, como fue en su época el Palacio Salvo
(Montevideo, 1924). Su sentido escenográfico y escultórico se divisa en los monstruos,
máscaras, atlantes y telamones que incorpora a las obras.
El art Nouveau más vinculado a los alardes tecnológicos del hierro pudo ser
presenciado en Buenos Aires, con la ocación de la Exposición del Centenario de 1910, sobre
todo en las obras de Locatti.
La modalidad francesa y belga del art Nouveau encontró intermitentes expresiones en
las obras del suizo Massüe, autor del notable edificio de charcas y Talcahuano en Buenos
Aires, donde la escalera y el remate son dignos de la mejor tradición modernista.
La permeabilidad del movimiento en las clases medias urbanas hizo que numerosas
casas de familia de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Bahía Blanca, La Plata, Montevideo y
Asunción exhibieron rasgos o detalles art Nouveau, de la misma manera que la difusión de los
azulejos ingleses, belgas y franceses llevaron a la creación de zaguanes y zócalos del mismo
estilo.
El art Nouveau vino, así, a expresar la crisis del academicismo, a permitir la
identificación de ciertos sectores de las colectividades extranjeras, a abrir las compuertas ala
burguesía que se apodera de la vanguardia de la ’modernidad’ enfrentándose a la tradición
académica. Pero a la vez, no constituye un movimiento coherente ni sistemático, sino un simple
reflejo de la preocupación cultural europea, ello al margen de la calidad de las obras en sí.
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El antiacademicismo prendió a nivel urbano, fundamentalmente en sectores de clase
media, y en sociedad y colectividades de inmigrantes, deseosas de buscar una ‘imagen’
arquitectónica adecuada. Sin embargo, el espíritu art Nouveau no penetra más allá de las
apariencias; se limita a alterar la expresión externa del diseño sin variar las ideas rectoras, los
programas y las metodologías del sistema.
Las dos corrientes que registraron mayor intensidad son la del modernismo italiano y la
del modernisme catalán.
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dos hileras en torno a un patio interior a través del cual todas las viviendas (sin excepción)
reciben el sol, la luz natural, la ventilación, como pedían los movimientos higienistas.
Cerdá defendía el equilibrio entre los valores urbanos y las ventajas rurales. «Ruralizad
aquello que es urbano, urbanizad aquello que es rural» es el mensaje lanzado al principio de su
Teoría General de la Urbanización.
La magia de Cerdá consiste a engendrar la ciudad a partir de la vivienda. La intimidad
del domicilio se considera una prioridad absoluta y, en un tiempo de familias numerosas (tres
generaciones), hacer posible la libertad de todos los miembros se podría considerar utópico.
Cerdá cree que la vivienda ideal es la aislada, lo rural. No obstante, las enormes
ventajas de la ciudad obligan a compactar, esencia del hecho urbano, y a diseñar una vivienda
que permita su encaje en un edificio plurifamiliar en altura, y disfrute, gracias a una esmerada
distribución, de una doble ventilación por la calle y por el patio interior de la «manzana». La
caricia del sol está asegurada en todos los casos.
En el plano propuesto por Cerdá para la ciudad la ilimitada previsión de crecimiento, la
ausencia programada de un centro privilegiado, su carácter matemático, geométrico y con
visión científica. Obsesionado por los aspectos higienistas que había estudiado en profundidad
y disponiendo de una amplia libertad para configurar la ciudad, ya que el llano de Barcelona no
tenía casi ninguna construcción, su estructura aprovecha al máximo la dirección de los vientos
para facilitar la oxigenación y limpieza de la atmósfera. En la misma línea, asignó un papel
clave a los parques y los jardines interiores de las manzanas, aunque la posterior especulación
alteró mucho este plan. Fijó la ubicación de los árboles en las calles (1 cada 8 metros) y
escogió el plátano para poblar la ciudad después de analizar qué especie sería la más idónea
para vivir en la ciudad.
Además de los aspectos higienistas a Cerdá le preocupó la movilidad. Definió una
anchura de calles absolutamente inusitada, en parte para huir de la inhumana densidad que
vivía la ciudad, pero también pensando en un futuro motorizado con unos espacios propios
separados de los de convivencia social.
La solución formal más destacada del proyecto fue la incorporación de la manzana; su
forma crucial y absolutamente singular con respecto a otras ciudades europeas viene marcada
por su estructura cuadrada de 113,33 metros con unos chaflanes de 45º.
La cuadrícula hipodámica de Cerdá preveía calles de 20, 30 y 60 metros de anchura.
Las manzanas tenían construcción sólo en dos de los cuatro lados.
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longitud aproximada de 200m, y una anchura de 20m.; los edificios sólo podrán ocupar una
quinta parte del terreno.
Camillo Sitte:
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
Sitte habla de la ciudad moderna y su razonamiento se limita al llamado campo
‘artístico’, es decir, a la ornamentación de que se debe dotar a los centros representativos y a
los barrios de viviendas, pero no se limita a indicar un repertorio de soluciones convencionales,
como hacen los tratadistas, ni a polemizar contra éstos a nivel de principios, como hace
Ruskin; él observa el paisaje de la nueva ciudad tal como emerge de las obras de los decenios
anteriores, destaca sus inconvenientes (monotonía, excesiva regularidad, simetría a cualquier
costa, espacios desarticulados o desproporcionados con la arquitectura) comparándolos con
las ventajas de las ciudades antiguas, en especial las medievales, que tienen ambientes
pintorescos organizados según sus funciones, composiciones asimétricas, jerarquía de
espacios en justa relación con los edificios.
También Sitte, como los románticos de las generaciones anteriores, contrapone el
pasado al presente; pero propone algunos remedios prácticos para restablecer en la ciudad
moderna una parte, al menos, de los valores admirados en la antigua.
Para él, arte y utilidad constituyen exigencias opuestas y en las recientes experiencias
urbanísticas del sXIX, solo ve preocupaciones técnicas.
Sitte ha proporcionado importantes contribuciones a la cultura artística de su tiempo.
En primer lugar, devolviendo el interés por los ambientes de las ciudades antiguas (y no solo ya
por los monumentos aislados) ha puesto freno a la nefasta costumbre del aislamiento. En
segundo lugar, intentando conducir el contraste entre ciudades antiguas y modernas a un
método de intervención, intuye un engarce entre la teoría y la práctica y da paso a una serie de
experiencias que llevarán a superar la teoría.
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El movimiento de las ciudades-jardín de Howard, antítesis de la metrópoli:
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
El movimiento de las ciudades-jardín de Howard tiene dos fuentes, relacionadas entre
sí: por un lado la tradición utópica de la 1º mitad del sXIX, especialmente la de Owen,
entendida como comunidad perfecta y autosuficiente; por el otro, el concepto de la vivienda
unifamiliar con jardín, poniendo el acento, sin embargo, en la privacidad, no en las relaciones
sociales: un intento de sustraer la vida familiar a la promiscuidad y desorden de la metrópoli.
Este ideal se encuentra expresado ya en Ruskin: ‘calles bien limpias con campos libres
en derredor, un cinturón de hermosos jardines y huertos, de forma que se pueda llegar a ellos
desde cualquier punto de la ciudad, en pocos minutos de paseo, aire perfectamente puro,
hierba y un horizonte lejano’. El propio Ruskin funda en 1871 la Saint George Guild, para
construir un suburbio-jardín en las cercanías de Oxford, pero la iniciativa fracasa.
Howard tiene el mérito de haber formulado una teoría coherente; cierra la línea de
pensamiento de los utópicos, separando la parte abstracta e irrealizable de la realizable y
distinguiendo razonadamente qué aspectos de la vida urbana es indispensable colectivizar y
cuáles se deben dejar a la iniciativa privada.
Howard plantea este razonamiento: la propiedad privada de los terrenos edificables
produce un valor creciente de los terrenos, desde la periferia hasta el centro de las ciudades, e
induce a los propietarios de los terrenos urbanos a una explotación intensiva, densificando los
edificios y congestionando el tráfico en las calles; por otra parte, la concentración de intereses
da lugar a un crecimiento ilimitado de las ciudades y la congestión se extiende sobre un área
cada vez mayor, alejando cada vez más el campo. Si se pudiera eliminar la especulación
privadam los edificios podrían esparcirse en zonas verdes; desaparecería también el incetivo
para un crecimiento ilimitado y las dimensiones de las ciudades podrían establecerse
adecuadamente, de forma tal que se pudiese llegar al campo por medio de un simple paseo.
Así, según Howard, se podrían ligar las ventajas de la ciudad (la vida en relación, los servicios
públicos) con las ventajas del campo (las zonas verdes, la tranquilidad, la salubridad, etc.).
Nace la idea de la ciudad-jardín.
Howard supone siempre que la nueva ciudad debe ser autosuficiente y basarse en un
equilibrio armónico entre industria y agricultura.
El movimiento de Howard tiene una gran influencia en Europa. A partir de 1900, un
gran número de suburbios de las principales ciudades de Europa adoptan la forma de ciudad-
jardín. El término de la ciudad-jardín se debe entender con sus limitaciones, esto es, no se trata
de ciudades, sino de barrios satélites de una ciudad, dotados de una favorable relación entre
edificios y zonas verdes.
En América: la planificación productiva del territorio y las nuevas ciudades; ciudad jardín y
pueblos industriales; hábitat de los sectores populares:
GUTIERREZ, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica:
La expansión e integración de la economía mundial requería justamente extensión de
tierras fértiles y un vacío de poder que permitiera actuar sobre ellas. El flujo de capitales y
apertura comercial, vino acompañado de oleadas de inmigrantes que venían a generar tanto la
mano de obra necesaria como el mercado de consumo local.
La reorganización de los modos de producción y la localización de los nuevos
contingentes produjo un impacto de urbanización notable, que alteró los núcleos existentes y
generó nuevas estructuras urbanas.
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parte modulada pequeña de las más amplias dimensiones de loteos de chacras o
tierras agrícolas-ganaderas. La forma absolutamente regular de los poblados les quita
todo atractivo, y si sumamos a esto la ausencia absoluta de accidentes de terreno –la
pampa- quedará patente la falta de motivos pintorescos que ofrece en casi toda su
extensión.
Resistencia y Reconquista, como decenas de poblados, están formadas sobre el
modelo en que se define una plaza central que abarca 4 manzanas y dos grandes
avenidas de 50 metros de ancho que se cruzarían. Cabe señalar la coherencia
geométrica en la ocupación del espacio físico, donde desde la manzana al loteo de
tierra de la labor hay una progresión modular englobante, que facilitará luego la
expansión del núcleo urbano sobre las chacras sin dificultad para prolongar el damero.
Algunos modos de producción, como el yerbatero y el vitivinícola, generaron formas de
asentamiento lineal. En Misiones, la fuerza de las vías de comunicación forzará una
estructuración lineal de asentamientos cuyo ejemplo más característico es El Dorado,
con una longitud de poblado de forma abierta y lineal de más de 10km.
En Uruguay, las fundaciones privadas o estatales como Sarandí del Yi (1876) o Belén
(1873) indican la vigencia del damero con cinturón suburbano de quintas y áreas
agrícolas. Las reglamentaciones para trazados de pueblos promulgadas en 1877
coinciden con los esquemas de las colonias agrícolas argentinas en cuanto a las
avenidas de 50m. que se cortan en la plaza central.
2. Colonias agrícolas militares y reducciones: la idea de la conquista del desierto fue
germinando hasta culminar, en la década de 1880, con la expulsión o acorralamiento
definitivo del indígena, tanto en el sur (Patagonia) como con el norte (Chaco).
La antigua idea de consolidar fronteras poblando, reapareció en las colonias de base
militar y forma de producción agrícola, y se complementaba con las avanzadas
misioneras para la ‘reducción’ y catequización de los indígenas.
Dos ejemplos teóricos argentinos permiten vislumbrar los criterios para estas formas de
asentamiento:
- ejemplo formulado para 10 colonias en el Chaco (1856, por Augusto Brougnes):
estas colonias adoptaban una estructura lineal con un eje central, donde se
ubicaban las viviendas, y a sus espaldas los lotes agrícolas de 20 cuadras de
profundidad. Es esquema simétrico comprendía en el baricentro del conjunto de la
localización una capilla y la escuela. Cada colonia comprendía una población de
unos 1000 habitantes.
- Diseño de la Colonia Agrícola Militar Argentina para la Patagonia (1875, por el
ingeniero Nicolás Grondona): al contrario de las colonias en el Chaco, éste se
definía por un partido compacto en el centro (que comprendía un fortín central,
canales, capilla, comandancia, cárcel, escuela, posada, enfermería, correo, y
conjunto de vivienda de la oficialidad y familias -40 casas-), un área de 400m para
núcleo residencial y las extensiones de cultivo perimetralmente hasta abarcar una
longitud de casi 10km de lado.
3. Los poblados ferroviarios: las deficientes vías de comunicación constituían uno de
los inconvenientes esenciales para la extracción de la producción agropecuaria y su
traslado al centro de consumo industrial. El ferrocarril fue, pues, la vía de salida de
productos y entrada de inmigrantes, favoreciendo la instalación de nuevos poblados,
unos más vinculados a las propias obras ferroviarias y los otros como colonias
agrícola-ganaderas.
El sistema derivaba del yanqui en la medida que el ferrocarril se trazaba ‘no para unir
centros de población, sino para crearlos, para valorizar regiones enteras’.
Hubo pueblos fundados directamente por los empresarios de ferrocarril y otros, los
más, por iniciativa privada, tanto por empresas de colonización como por propietarios
de tierras. Para fundar un pueblecito, el propietario, cuando las líneas férreas pasan por
sus tierras, cede a la administración del ferrocarril un gran lote de terreno gratuito
donde se construye la estación y vivienda de Jefe para la parada del tren; y en torno a
la estación lotea el terreno en cuadras. En Argentina, un ejemplo de este asentamiento
puede ser Firmat (Santa Fe), organizada luego de la prolongación de la vía férrea del
Oeste Santafesino. El catalán Ignacio Firmat instalará el pueblo en 1888, junto al
edificio de la estación y restaurante, alcanzando en 1890-93 una densidad de
ocupación importante, con calles arboladas trazadas en damero.
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El ferrocarril, la inmigración y la colonización jugaron un papel complementario
altamente eficiente.
Ciertas áreas, como el sur de la provincia de Santa Fe, zona ganadera, fueron colonias
fundamentalmente a partir de la extensión del Ferrocarril Central Argentino, que obtuvo
en propiedad las extensiones de tierra junto a las vías desde Rosario hasta Córdoba.
En diversas partes del país también habrán de formarse algunos poblados cuya base
económica y fundamental serán los propios talleres y almacenes ferroviarios, tal como
sucede con Tafí Viejo (Tucumán), Pérez y Laguna Paiva (Santa Fe) y Tolosa (Buenos
Aires).
4. Estructuras urbanas surgidas de núcleos agro-industriales o mineros: los dos
ejemplos más relevantes en la Argentina son los de los ingenios azucareros en la
provincia de Tucumán, o la industria taninera en la floresta chaqueña. En el 1º caso, la
proximidad con el ferrocarril es determinante de la localización del ingenio; en el 2º, el
trazado del ferrocarril seguirá la disponibilidad de bosques de quebracho y
condicionará la localización de los poblados fabriles.
La estructura de estos poblados no nace de una planificación institucionalizada como
las colonias agrícolas (damero con plaza central, etc.), sino que tiene una coherencia
interna a partir de las estructuras de producción (galpones, administración, viviendas,
etc.). La inserción de la red ferroviaria constituye otro elemento clave en la estructura
ordenadora del espacio urbano. En ambos ejemplos, la chimenea de gran altura
constituye un hito esencial de referencia urbana.
Casos como los de las bodegas vitivinícolas, los secadores de tabaco, los molinos
yerbateros, etc., también habrán de generar incipientes estructuras poblacionales.
Entre las características que se diferencian de las colonias agrícolas, cabe señalar la
clara definición de los límites entre lo urbano y lo rural, y la estructuración interna en
bloques funcionales compartimentados. En el caso de los ingenios tucumanos, estos
núcleos estrían configurados por: a- fábrica y anexos, b- chalet patronal y parque; c-
servicios comunitarios del pueblo (iglesia, hospital, escuela, club, etc.), d- viviendas del
personal jerárquico, e- viviendas de obreros. Las calles o canales-acequias son
elementos que se utilizan para definir los límites de los núcleos.
El control que los dueños de los ingenios o las fábricas tanineras tenían de la propiedad
de la tierra les permitía un manejo libre de la traza y organización urbana.
Un esquema aproximadamente similar tenían los grandes ingenios azucareros de la
costa peruana.
WAISMAN (comp.), Documentos para una historia de la arquitectura argentina:
Ingenios azucareros: en Tucumán, en el cultivo de la caña de azúcar, se inicia la etapa
de difusión de esta actividad con la aparición de mayor nº de fábricas; proceso que
alcanza su madurez con la extensión del FFCC, que permite conectar a la región en
forma eficiente con el Litoral.
El FFCC impulsa el cambio definitivo de la industria beneficiándola en múltiples
aspectos: las distancias se acortan, se posibilita el transporte de maquinaria, se facilita
la salida de productos elaborados, en síntesis, se incrementa el flujo del tráfico
interregional que hasta ese momento se había visto dificultado por la carencia de
eficientes medios de transporte. Junto con el FFCC llega el apoyo económico a la
industria con el establecimiento del Banco Provincial y el Banco Hipotecario Nacional.
En un comienzo, la labor de transformación de estas rudimentarias fábricas se realiza
con la utilización del mismo personal de la estancia. Cuando esta actividad crece,
convirtiéndose en la principal de todo el establecimiento, empiezan a generarse los
elementos básicos de la estructura del ingenio. Los productores del azúcar se avocan a
reemplazar sus viejas maquinarias por nuevas traídas de Europa. El volumen de la
producción se incrementa, así como la mano de obra de participa del proceso de cultivo
y elaboración. En consecuencia, el viejo agrupamiento se transforma en un conjunto
compuesto por: un edificio fábrica que no ostenta lujos de oropel, pero en el que hay
ostentación de comodidades para el obrero, que maneja una maquinaria con todos los
adelantos de la ciencia moderna (amplia ventilación, luz radiante); hay después un
cuerpo de edificio para talleres, amplio, completo; los pabellones de casa-habitación
para los empleados; y, por fin, la alegre casa-habitación, confortable, cómoda y
espaciosa, rodeada de un jardín alegre, sin gran lujo, en cuya cabecera están las
oficinas de administración. Del cerco del jardín arranca un ancho y alegre boulevard,
formado por las viviendas de los trabajadores, en cuyo fondo corre la gran acequia del
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establecimiento para regar los hermosos cañaverales. En frente de la casa hay una
escuela de ambos sexos, un gimnasio, una cancha para ejercicios. Tal es el ingenio La
Esperanza descrito por Bialet Massé, socialista que realiza un estudio del estado de la
población obrera en 1904.
5. Ciudades de nueva fundación de actividad predominantemente terciaria: un
ejemplo relevante es aquí, sin duda, el de La Plata en Argentina, creada como capital
de la provincia de Buenos Aires una vez que se federalizó la ciudad de Buenos Aires
como capital de país en 1880. (WAISMAN: En este año, la Legislatura de la provincia
de Buenos Aires sede el territorio del municipio de la ciudad de Buenos Aires para
capital de la república.
Hasta 1880 el problema geopolítico sin resolverse había sido el de la capital de la
república. A partir de esa fecha el problema fue transferido a la provincia de Buenos
Aires, la que, huérfana de la ciudad que había sido su foco político, económico, social y
cultural durante siglos, debió ponerse a pensar dónde alojar en forma inmediata, por lo
menos, sus autoridades políticas. )
Como antecedentes proyectuales, en 1872, se trazará cerca de Buenos Aires el pueblo
de Almirante Brown (hoy Adrogué) por parte de los arquitectos italianos Nicolás y José
Canale, quienes resolvieron el diseño sobre la base de dos diagonales que se cortarían
en la plaza principal del pueblo, incorporando a la vez la estación de ferrocarril recién
instalado y proyectado simultáneamente el conjunto de edificios públicos.
La repercusión de este trazado fue notable, por lo cual no puede extrañarse que, en
1875, Felipe Senillosa planteara la apertura de diagonales en Buenos Aires, aludiendo
a razones de embellecimiento urbano. El proyecto de Senillosa organizaba dos
sistemas de diagonales, unas mayores y otras menores, con manzanas alargadas.
Con la presencia de estos antecedentes, el trazado de La Plata concretó la imagen de
‘nueva ciudad’ burocrática para la generación liberal del ’80. Como modelo, la misma
población de La Plata era predominantemente europea desde el principio. Las ideas
rectoras del nuevo diseño deben ubicarse en: el eje monumental, la jerarquización de
los edificios públicos como centros ‘monumentales’, la presencia de vastas áreas
verdes y la forestación de las calles. (WAISMAN: La traza, de Pedro Benoit, consiste en
un sistema modular ortogonal cuyo elemento es la ‘manzana’ cuadrada de 120m de
lado; dicho módulo se repite 6 por 6 veces, definiendo así un nuevo cuadrado de 36
manzanas; entre las manzanas corren calles de 18m. de ancho; el cuadrado de 36
manzanas se repite, a su vez, 6 por 6 veces, completando el cuadrado total de la
ciudad, cuya superficie teórica es igual a 36 por 36 manzanas. A este sistema modular
se le superponen dos sistemas conectivos de circulación rápida; el primero es una red
ortogonal de 6 por 6 avenidas que separa los módulos intermedios de 36 manzanas; el
segundo, girado 45º respecto al anterior, está formado por las dos diagonales del gran
cuadrado y 6 diagonales menores, trazadas, sin duda, para acelerar las
comunicaciones en la zona central. El eje de simetría NE-SO se prolonga, a través del
parque, hacia el puerto. Este eje es eje monumental y no circulatorio, no está ocupado
por una avenida sino por una hilera de manzanas en las que se ubicaron los edificios
más significativos; a los lados del gran eje edilicio de 13 cuadras corren dos avenidas
que se unen al llegar al parque). Los edificios públicos: (WAISMAN: la traza de la
ciudad les adjudica lugares de preferencia en frente de plazas, flaqueados por
bulevares o arboleda. Las perspectivas son majestuosas y los edificios heterogéneos
se enfrentan en un diálogo de estilos disímiles. Casi todo el repertorio de la historia
está presente: el dórico en la Necrópolis, el jónico en la legislatura, el corintio en el
museo, el gótico en la catedral, el renacimiento francés en la casa de gobierno, el
rococó en el pabellón de la música de la plaza San Martín.) Los principales edificios se
construyeron después de sendos concursos internacionales en que triunfaron
proyectos alemanes, y su eclecticismo llevó a viajeros a compararlos con el ensanche
de Cerdá para Barcelona: “cada uno de estos palacios con su jardín ocupa una
hectárea, y difieren entre sí hasta constituir una especie de mosaico arquitectónico,
como el ensanche de Barcelona, en el que se ve de todo, incluso el gótico y el asirio”.
(WAISMAN: La generación liberal que resolvió el problema de las dos capitales en dos
años creía en el ‘Pogreso’, y consideraba que progreso, civilización y crecimiento de
población eran sinónimos. De ahí que, por medio de la inmigración, ‘inventara’ la capital
de la 1º provincia argentina haciendo de ella una ciudad extranjera gobernada por una
minoría argentina.
- 80 -
En Brasil, a partir de la 2º mitad del sXIX, las condiciones estructurales de producción,
la abolición de la esclavitud (1888), la inmigración europea en el sur y el trazado
ferroviario desde 1852 concurrieron para generar un impacto de urbanización
importante. La tipología urbana de nueva fundación que puede ejemplificar el
urbanismo decimonónico brasilero es la de Belo Horizonte, creada como nueva capital
de Minas Geraes en 1894-97, para estimular el desarrollo regional. Belo Horizonte
rápidamente ocupó un lugar privilegiado por su emplazamiento en el circuito comercial-
productivo del Brasil, y se trazó con un planteo similar al de La Plata en lo referente a
las diagonales y áreas verdes. Sin embargo, sus límites geométricos no fueron tan
precisos, adaptándose a las condiciones topográficas del emplazamiento, lo que
derivará en un crecimiento inorgánico y espontáneo. En las últimas décadas, Belo
Horizonte ocupó el 3º lugar entre las ciudades brasileñas, demostrando la eficacia del
planteo regional que le dio origen.
6. La urbanización del esparcimiento: los sectores de mayores ingresos buscaban, a
través del traslado a la periferia, una recuperación de calidades ambientales y
paisajísticas naturales, organizando los suburbios de ‘casas quintas’ de fin de semana
o para temporadas de veraneo. La utilización de los recursos naturales de las ciudades
costeras fue el 1º paso que en algunos países generó nuevas ciudades cuyas
funciones predominantes fueron las de esparcimiento y recreación.
El prestigio de los centros de veraneo y estaciones termales de Aix Les Bains y Vichy
en Francia, o de San Sebastián en España, constituyeron los modelos para las
localizaciones americanas. Así, en Argentina, San Sebastián aparece como imagen
reiterativa en la planificación de Mar del Plata. Esta ciudad se formará sobre un antiguo
saladero con muelle, con un trazado en damero que reitera el esquema modular de la
manzana urbana hasta la chacra rural. La rápida conexión con Buenos Aires generará
un vertiginoso crecimiento de Mar del Plata, con la instalación de hoteles como el
Bristol (1888), teatros y otros servicios al borde del mar. Lo fundamental era el
aprovechamiento del desarrollo costero, lo que se obtiene articulando sucesivas
ramblas-paseos. Al principio se trataba del ejercicio de la ‘contemplación del mar’, que
luego habría de irse completando paulatinamente con el ‘baño en el mar’.
Los acontecimientos de la 1º guerra mundial limitaron la posibilidad del viaje a Europa,
habitual en las familias de la oligarquía argentina, y produjo el auge demográfico y
edilicio de Mar del Plata y otros balnearios de la costa bonaerense.
La arquitectura pintoresquista señaló el carácter frívolo y ‘no urbano’ que se deseaba
para el paisaje de la ciudad, concebida como sumatoria de obras autónomas que
competían en su calidad constructiva, el muestrario de materiales o técnicas, las
dimensiones, o, inclusive, por lo insólito o estrafalario.
En Chile el desarrollo de Viña del Mar, o en México el de Acapulco, muestran la
reiteración del fenómeno.
- 81 -
III. LA MODERNIDAD SIN VANGUARDIA:
III.1- Sociedad y cultura en la Belle Epoque:
La segunda Revolución Industrial:
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
La 2º revolución industrial es posible gracias a algunas innovaciones técnicas:
- La sustitución de la fundición por el acero. (1856).
- La electricidad como fuerza motriz. (1869).
- Las experiencia de Ferraris en el campo magnético rotatorio (1883), que hacen
posible el transporte a distancia de la energía hidráulica y abren el camino a
numerosas aplicaciones de la electricidad:
El teléfono. (1876).
La bombilla eléctrica. (1879).
La invención del motor de
explosión (1885), que permite la
utilización del petróleo para la
propulsión de los barcos, de los
vehículos terrestres y, más tarde,
de los aviones. (1903).
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tareas es tal que sólo el Estado puede financiarlas, por lo que se intensifican las iniciativas de
construcción subvencionada y se perfeccionan las leyes relativas a la edificación.
Se modifica así la clientela de los arquitectos: menos encargos privados y más por
parte del Estado y entes públicos, menos casas aisladas y más barrios y ordenaciones de
conjunto. La importancia de la urbanística crece rápidamente.
Los objetivos que se debían alcanzar habían sido formulados ya con exactitud en los
debates anteriores a la guerra; se trataba de poner la acción cultural a la altura de los procesos
técnicos, económicos y sociales en fase de desarrollo a partir de la revolución industrial, para
cualificarlos y controlarlos en vez de sufrir su opresión cuantitativa.
Después de la guerra, el requerimiento de lo racional vuelve al primer plano. Pero no es
ya la razón optimista y orgullosa de la época anterior, sino la humilde y prudente razón, sin
embargo, infinitamente preciosa, porque aparece como el único ideal superviviente después de
la separación de todos los demás, la sola herencia duradera de la tradición pasada y el único
argumento de esperanza para el futuro.
Estos sentimientos provocan un giro decisivo en los movimientos de vanguardia,
paralizándolos en dos movimientos opuestos. O bien se pierde la confianza en cualquier
sistematización teórica, precipitando la experiencia artística hacia el anarquismo o el activismo
puro, o bien se intenta organizar los resultados de las investigaciones anteriores sobre bases
sólidas, objetivas, para construir un nuevo lenguaje de alcance general.
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industria. La asociación quiere seleccionar lo mejor del arte, de la industria y de la artesanía.
Desean producir una obra de calidad.
Fábrica Fagus, de Gropius (fábrica modelo diseñada para la Exposición del Werkbund
de 1914): acristalamiento atectónico y nostalgia por lo clásico. La distribución de la fábrica era
sumamente convencional, no solo por su disposición axial, sino también por su separación
jerárquica y sintáctica en elementos ‘administrativos’ y ‘productivos’. La fachada pública,
‘clásica’ y ‘administrativa’ estaba situada en 1º plano, ocultando así la construcción de
estructura de acero, privada, utilitaria y ‘productiva’ que quedaba en la parte trasera.
(La obra manifiesta el objetivo funcional, la planta va a manifestar el rigor de los
procesos productivos y resulta del plan funcional de la obra, va a adquirir una libertad
significativa y no va a ser simétrica).
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FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
La Fábrica de Turbinas que construyó Behrens para la AEG en 1909 era una
encarnación deliberada de la industria como único ritmo vital de la vida moderna. Lejos de ser
un diseño sencillo en hierro y vidrio, la fábrica de turbina de Behrens era una obra de arte
consciente, un templo del poder industrial. Aunque aceptaba la supremacía de la ciencia y la
industria con una resignación pesimista, Behrens trató de poner la fábrica bajo la rúbrica de la
granja: recuperar para la tradición fabril ese sentido de propósito colectivo inherente a la
agricultura. ¿De qué otro modo se explicaría la cubierta de perfil quebrado de la nave de
turbinas o el esquema a modo de corral del conjunto?
- 85 -
-Tony Garnier:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
Tony Garnier, nacido en Lyon en 1869 y criado en un barrio de obreros radicales,
estuvo coherentemente comprometido con la causa socialista hasta su muerte en 1948.
La influencia de este ambiente técnico sin duda encontró su reflejo en el proyecto de
Garnier para una ‘Cité industrielle’, expuesta por 1º vez en 1904: un proyecto que ponía de
manifiesto su creencia de que las ciudades del futuro habrían de tener su base en la industria.
Al entrar en la Escuela de Bellas Artes, Garnier quedó bajo la influencia de Julien
Gaudet, quien enseñaba no solo los preceptos del clasicismo racional, sino también el análisis
de los programas y la clasificación de tipos edificatorios.
La cité industrielle, colocada en la escarpadura de un río, en un paisaje montañoso que
correspondía en términos generales al de la región de Lyon, la ciudad industrial de Garnier, de
35.000 habitantes, no era tan solo un centro regional de tamaño medio integrado con
sensibilidad en su entorno. Era sobre todo una ciudad socialista, sin murallas ni propiedad
privada, sin iglesias ni cuarteles, sin comisaría ni tribunales de justicia; una ciudad donde toda
la superficie no construida era parque público. Dentro de la zona construida Garnier establecía
una tipología residencial variada y completa, que seguía normas estrictas sobre la luz, la
ventilación y los espacios verdes. Había una jerarquía de calles arboladas de diversas
anchuras. Con una altura media de solo dos plantas, este esquema abierto producía una
densidad bastante baja.
El centro cultural y administrativo de la Cité estaba representado como un ‘espacio de
apariencia pública’ donde un museo, una biblioteca, un teatro, un estadio y una vasta piscina
cubierta se agrupan en torno al eje del conjunto que forman las salas de asambleas.
Al igual que el ágora, de la que pretendía ser el equivalente moderno, el edificio de
asambleas de Garnier se representaba poblado de figuras misteriosas, cuyas ropas evocaban
una atmósfera adecuadamente clásica.
En resumen, pese al uso de avanzados métodos constructivos, a la adopción integran
del hºaº y al empleo de grandes arcos de acero en el sector industrial, la Cité Industrielle
seguía siendo por encima de todo la visión de una arcadia mediterránea socialista. La Cité
Industrielle de Garnier difícilmente puede calificarse como un hecho comprobado.
El pensamiento urbanístico de Garnier quedó expresado en sus Grands Travaux de la
ville de Lyon, de 1920. Cada uno de estos conjuntos eras prácticamente una ciudad en
miniatura que reafirmaba mediante sus servicios la soberanía de la ciudad como fuerza
civilizadora.
- 86 -
tiendas y de los espacios verdes peatonales entre los edificios, sin vayas, como en la ciudad
industrial.
El alcalde de Lyon, Herriot, escribe: me satisface que Garnier haya proclamado con su
ejemplo que la arquitectura debe pertenecer a su país y a su tiempo. Versalles se justifica solo
con un gran rey. Los monumentos de Garnier responden a las necesidades de una época que
la ciencia ha transformado radicalmente.
Garnier tiene en común con Perret los límites propios de la tradición en que se apoya:
la idea de que existe una especie de arquitectura perenne (incesante), que hay que adaptar a
los tiempos, pero basadas en inmutables fundamentos formales, y de ahí la referencia, tenue
pero persistente, al clasicismo; la idea de una armonía preestablecida entre tal herencia
arquitectónica y la técnica de construcción y de ahí la confianza en poder abordar, con estos
medios, todos los problemas planteados por la vida moderna y el progreso científico y social.
Garnier llega mucho más allá que Perret en la comprensión de los problemas que la
sociedad moderna plantea a la arquitectura. Con Herriot, profundiza en la relación arquitecto-
cliente, y no tiene reparos en penetrar sin reservas en la vida de una gran ciudad, aceptando
todas las dificultades técnicas, administrativas, jurídicas, económicas, sociales que de tal
acción se derivan. Nunca piensa en el edificio como un objeto aislado, por el contrario, tiene
siempre presente que la finalidad de cualquier intervención es la ciudad y que el edificio sólo
adquiere sentido como contribución a la vida de la ciudad.
-Auguste Perret:
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
A Perret lo que más le preocupa es armonizar las exigencias del arquitecto con las del
constructor, pero reuniendo ambas actividades en su propia persona acaba por reducir el
problema a los límites de su caso particular, y se comporta en todo y para todo como un artista
de vanguardia, se crea un estilo personal y un repertorio personal de soluciones técnicas.
Wikipedia:
Perret fue, junto con Tony Garnier, el arquitecto más representativo e innovador del nuevo
clasicismo francés que apareció en París a comienzos del siglo XX. Durante toda su vida Perret
realizó una arquitectura académica, con mentalidad neoclásica, sin presentar un avance en la
manera de componer ni en la de decorar. Sin embargo, su primera obra importante fue el
edificio de apartamentos en la Rue Franklin, también en París, proyecto de 1903 que
presenta una fachada compuesta de manera neoclásica basada en valores plásticos,
manteniendo la alineación en planta baja. La estructura se manifiesta como un elemento visto
en la fachada que marca su forma de hacer posterior. Esta obra presenta estancias
compuestas con historicismo siguiendo además el método compositivo académico de tabiques
cortos con grandes espacios. Es el anuncio del uso del hormigón en la fachada y de la
separación de la estructura del relleno para dejar la arquitectura volada. El uso del hormigón
como elemento válido en cualquier estructura del edificio, y como ornamento en las fachadas
son aspectos clave de su obra.
- 87 -
Dado que los arquitectos de las ciudades, como sostenía Loos, estaban desarraigados
por definición y, por ello, categóricamente alejados de las innatas tradiciones vernáculas,
agrarias o alpinas, de sus remotos antepasados, la conclusión era que no podían reemplazar
esa pérdida pretendiendo heredar la cultura aristocrática del clasicismo occidental. Y es que,
fuera lo que fuera, la burguesía urbana, de la que inevitablemente provenía y a la que
naturalmente servía, no era, evidentemente, un grupo de aristócratas.
Dice: cuando paseo a lo largo del Ring, me da siempre la sensación de que un
Potemkin moderna se ha propuesto como misión hacer creer a alguien que le han trasladado a
una ciudad llena de aristócratas. Todo lo que produjo la Italia renacentista en cuanto a palacios
de la nobleza ha sido saqueado para a Su Majestad la Peble, como por arte de magia, una
nueva Viena, que solo puede ser habitada por gente que se halle en situación de disponer de
un palacio entero, desde el zócalo hasta la cornisa.
La solución de Loos a este problema consistió en defender que la mayoría de los
cometidos edificatorios eran vehículos apropiados para la construcción más que para la
arquitectura: “solo hay una pequeña parte de la arquitectura que pertenezca al arte: el
monumento funerario y el monumento conmemorativo. Todo lo demás, lo que sirve para un fin,
debe quedar excluido del reino del arte”.
Al mismo tiempo, Loos consideraba que toda cultura necesitaba cierta continuidad con
el pasado; sobre todo, de un consenso respecto a la tipificación. En lugar de un diseño
ornamental afectado, era partidario de la ropa discreta, el mobiliario anónimo y la fontanería
eficaz de la clase media anglosajona.
La casa Steiner (Viena, 1910) es la primera de una serie de casas en las que Loos
desarrolló gradualmente su concepto de Raumplan, un complejo sistema de organización del
espacio interior que culminó en las casas con varios niveles realizadas hacia el final de su vida:
la casa Moller y la casa Müller. En la época de la casa Steiner, Loos ya había adoptado un
lenguaje exterior sumamente abstracto: esos prismas blancos y sin adornos que se anticipaban
al menos en 8 años al denominado Estilo Internacional.
(BENEVOLO: La casa Steiner, así como otras que ha construido Loss, choca a sus
contemporáneos por la total eliminación de cualquier elemento no estructural: es un volumen
de fábrica lisa en la que se recortan las ventanas y demás aberturas. Estas construcciones han
sido consideradas como los primeros documentos del racionalismo europeo y seguramente
han influenciado en las arquitecturas de Gropius, Oud, Le Corbusier, y de los demás maestros
de postguerra).
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concebible, los ‘objetos tipo’ del mundo moderno. La cuestión tipológica planteada por Loos era
cómo combinar la idoneidad de las masas platónicas con la comodidad de los volúmenes
regulares.
La restauración nacionalista:
GUTIERREZ, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica:
La 2º década del siglo XX se abrirá para América con los aires de renovación y cambio
manifestados en la revolución mexicana de 1910, que vino a catalizar la crisis definitiva del
liberalismo porfirista. Allí confluyeron la marginación campesina y el descontento de las clases
medias urbanas para enfrentarse a los intereses de la oligarquía gobernante y sus sostenes del
capital norteamericano y británico. La tendencia reformista de la revolución mexicana otorgó
reivindicaciones al campesino y aseguró la participación de las clases medias en el poder, a la
vez que levantó las banderas de la defensa del indígena.
Sobre estos mismos principios de redención social e indigenismo se conformará en
Perú un vasto movimiento. En el Uruguay, los gobiernos otorgaron leyes sociales de avanzada.
En Argentina, la presión de la migración y la burguesía urbana y la creciente organización
sindical, forzaron la modificación del sistema electoral, posibilitando el voto universal y secreto
bajo imperio de la Ley Sáenz Peña (1912). Fue suficiente medida para que el radicalismo (que
había nacido en 1890 al calor de la oposición a la oligarquía liberal) triunfara en las elecciones
de 1916 y llevara a la presidencia a su caudillo Hipólito Irigoyen. El radicalismo expresaba a la
burguesía urbana, pero también a los chacareros y colonos que, hasta ese momento,
constituían sectores marginados por la élite gobernante.
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El crecimiento del socialismo como consecuencia del triunfo de la revolución rusa
(1917), la presencia del anarquismo en los obreros extranjeros, la difusión del idealismo, el
criticismo y el pensamiento neokantiano en sustitución del positivismo en los sectores
intelectuales, fueron otros datos importantes de esta compleja realidad cultural.
Una Argentina que festejaba el centenario de una independencia real solo en los
papeles, pues el control de su economía estaba en Inglaterra, marcaba las contradicciones
finales del liberalismo (1910).
La crisis no era solamente local, la oligarquía se desmoronaba porque también se
desmoronaba su modelo, la idealizada Europa. La guerra mundial de 1914-1918 dejó
anonadados a los admiradores del viejo continente. El fracaso del modelo llevó a un repliegue
sobre las propias realidades.
Los cambios sociales e ideológicos, la necesidad vital del modelo alternativo, el vacío
histórico, la actitud contestataria frente a la falsedad del europeísmo académico, confluyeron
para generar una modificación profunda en la manera de ver la arquitectura.
La vitalidad mexicana en el período revolucionario construía una ‘nueva civilización’
sobre la base de ‘la cultura y el nacionalismo’, que les permitirían encontrar la originalidad de la
Nación. El movimiento neoindigenista tuvo fuerza en México y Perú, pero no fue más que
superficial en el cono sur, donde la reivindicación del criollo y lo hispano tuvo esencial empuje.
Se comenzará a recorrer y ‘descubrir’ el continente, a rescatar y documentar un legado cultural
que la ‘colonización’ del XIX había destruido sistemáticamente, como queriendo borrar esa
historia.
Curiosamente, hijos de inmigrantes apuntalaron la búsqueda de esta ‘nacionalidad’ y
arquitectos extranjeros consolidaron con sus estudios, ideas y propuestas la reivindicación de
arquitecturas nacionales.
El vencimiento del ‘complejo de inferioridad’ marca el punto de ruptura de un ciclo
cultural dependiente y significa, por lo menos, la apertura hacia nuevas formas propias del
pensamiento. El movimiento de la ‘restauración nacionalista’ fracasará en el plano de la
arquitectura porque no podía zafar de la trampa conceptual de la academia. Se limita a un
cambio de ropaje que compite (también eclecticamente) con todos el repertorio europeo.
Desprecia las innovaciones técnicas y no es capaz de esquivar el sistema de pensamiento
liberal para actuar a partir de la propia realidad y de los propios modos de vida.
En definitiva, la fuerza de su contenido teórico se achica en una propuesta incoherente,
por eso su paso resultará efímero. Pero frente a este nacionalismo historicista, se irá perfilando
otro vanguardista que, desde los muralistas mexicanos a los críticos brasileros, abrirá las
puertas al movimiento moderno.
- 90 -
La crítica realizada en 1900 tuvo sus efectos, ya que México debía presentar su
pabellón para la nueva muestra de París, donde se había preescrito a los arquitectos a los
arquitectos de los pabellones extranjeros el estilo típico de cada nacionalidad que
representaban. Ya sabemos que Argentina y Ecuador eran países típicamente art Nouveau a
juzgar por sus pabellones, pues bien, México resultó ser un país de nacionalidad… morisca. Se
retomaba así el pabellón morisco que Ibarrola había presentado en la exposición de Nueva
Orleans (1884-85).
A partir de este momento, el neoazteca pareció reducirse a obras de carácter simbólico
o efímero. El monumento de Juárez en Oaxaca (1894), el Arco Triunfal a Porfirio Díaz en
Mérida (1906), proyectos de monumentos a Juárez en México (1905), el monumento a
Tepoztlán en Rodriguez Araangoity y eventuales exponentes de la arquitectura funeraria. Las
incorporaciones de figuras ornamentales hechas por Boari en el Palacio de Bellas Artes
parecen ratificar la escala posible de los logros de esta corriente arqueologista.
Obregón narra como al tratar de revivir las formas o las soluciones tradicionales nos
dimos cuenta que estaban completamente muertas y que era imposible su aplicación en
nuestra arquitectura, que naturalmente la deseábamos hecha para las nuevas necesidades.
Obsérvese que esta idea, es válida para rechazar en definitiva todo tipo de historicismo formal,
y marca la apertura hacia el movimiento contemporáneo.-
Hispanista:
Obregón Santacilia y Carlos Tarditi fueron los autores del pabellón mexicano en la
exposición de Río de Janeiro (1922), donde hicieron una réplica del palacio virreinal con amplia
portada barroquista y acusando la idea de figura y fondo. Su escuela en Benito Juárez de
México (1924) retoma simplificadas las imágenes clausúrales coloniales, pero sus mayores
logros se obtienen en las viviendas unifamiliares neocoloniales.
Las obras de esta generación de arquitectos mexicanos se insertaban en la necesidad
de buscar el desarrollo de los rasgos autóctonos de nuestro temperamento, para realizar una
civilización que ya no sea copia de la europea, sino una emancipación espiritual como colorarlo
de la emancipación política.
La limitación a un trasvasamiento de antiguas formas quitó perspectivas al movimiento,
que en 2 décadas teenía agotado su repertorio. Sin embargo, aún en 1929, el pabellón de
México en la exposición Iberoamericana de Sevilla (Arq. Amábilis) retomaba las variantes
indigenistas que 40 años antes dieron comienzo al movimiento.
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Las propuestas de Ángel Guido apuntaban a integrar la visión americana con ciertos
rasgos de la filosofía de la historia y con las tendencias contemporáneas de la arquitectura
europea, fundamentalmente la alemana. Guido atacaba frontalmente, en 1927, el pensamiento
de Le Corbusier como ‘maquinolatría’ y afirmaba que la estandarización hace de la arquitectura
una industria innoble y no un arte, o lo que es lo mismo, convierte al arquitecto en traficante o
comisionista en lugar de hacerlo un artista. Sus postulados para la renovación arquitectónica
americana comprendían 4 puntos esenciales:
1- Reducir la acción de la arquitectura ecléctica cosmopolita en América.
2- Profundizar las formas de origen americano.
3- Depurar y enfocar con mayor precisión los valores del paisaje americano con
motivo de inspiración.
4- Recoger valientemente la orientación espiritual y estética más robusta de Europa,
pero readaptada a nuestras formas. Esta orientación era para Guido la de Olbrich,
Wagner o Hoffman, a la que había que incorporar con postulados organicistas,
ambientales (el paisaje) y expresionistas.
La inviabilidad de la apertura racionalista lo lleva en 1939 a replantear sus hipótesis,
afirmando que el arte americano comienza a cansarse de su eterna imitación europea y vuelve
los ojos a lo recónditamente nuestro, propiciando el retorno al barroco español.
La imposibilidad de una referencia formal fuerte en el propio contexto arquitectónico
colonial argentino, llevará a Guido (como a Noel) a apelar al repertorio peruano-boliviano
(especialmente el arequipeño), incorporándole rasgos hispánicos (platerescos y barrocos), y
posteriormente californianos, es decir, un eclecticismo más aunque sin salirse de su andarivel.
La sistematización urbana de Luján con recovas neocoloniales fue el logro más
concreto del movimiento en esta escala.
El surgimiento de la arquitectura neocolonial en Argentina y Uruguay esta vinculado, no
tanto a la conciencia de los propios valores, sino a la opresiva convicción de que estos países
carecían ya de identidad propia americana después del aniquilamiento del criollo y el aluvión
inmigratorio. Ciertas afirmaciones, como ‘nuestra arquitectura deberá plasmarse en las fuentes
mismas de nuestra historia’ señalaban el aliento de reivindicar el propio pasado como
experiencia vital, abandonando el despreciativo desdén por las tradiciones. Increíblemente, el
movimiento avanzó frente a la saturación del academicismo, por lo menos en su formulación
teórica.
Noel descubre América en sus viajes por Perú y Bolivia, lo que le permite escribir con
una perspectiva diferente sobre los temas, ya que su conocimiento europeo se complementa.
Pare él, era importante explicar la vinculación entre la producción arquitectónica andaluza del
XVIII y la americana, pero Noel, hombre apegado más a la retórica que a la investigación
histórica, cayó pronto en la declaración rimbombante (aparatosa). El contacto de Noel con
Vicente Lampérez y Romea y otros estudiosos españoles motivó el interés de la madre patria.
Lampérez afirmaba en 1922 “el estilo hispanoamericano debe constituir el ideal nacionalista de
la arquitectura moderna en las naciones de habla española”, no debe pensarse en ejecutar el
estilo colonial primitivo en las grandes ciudades, sino el estilo ‘renacimiento colonial’. Sin
embargo, por su misma autolimitación revivalista, el movimiento no conseguirá integrarse a las
corrientes contemporáneas y quedará reducido finalmente a la anécdota historicista.
La obra de Noel abarcó un amplio campo desde restauraciones de edificios históricos
(Cabildo de Luján) hasta obras rurales y urbanas. Un ejemplo es el pabellón argentino para la
exposición de Sevilla de 1929, que fue sin duda la culminación expresiva del movimiento
neocolonial americano. En esta obra, Noel apela eclécticamente a las variables formales
próximas para vestir una ‘casona sudamericana’ que en realidad parece un cortijo andaluz. Su
explicación es elocuente: su composición está inspirada en el estilo virreinal que es el barroco
andaluz, con las intervenciones incaicas y calchaquí. En el centro la casona, a la derecha los
elementos de la pampa argentina y a la izquierda la cúpula inconfundible de la Córdoba
argentina.
Dentro de un contexto más amplio, las realizaciones de arquitectura claramente
española tuvieron aquí ejemplos notables como el Teatro Cervantes de Buenos Aires (1922),
proyectado por el sevillano Fernando Aranda y B. Repetto, quienes copian literalmente la
fachada de la Universidad de Alcalá de Henares (quebrándola en virtud de la localización en
esquina del teatro) e importan azulejos y otras artesanías peninsulares.
Las casas de gobierno de Santiago del Estero y La Rioja, así como innumerables obras
realizadas por las reparticiones públicas de arquitectura en la década del ’30 y durante el 1º
gobierno de Perón (46-55) responden a neocoloniales en sus diversas variables.
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Uruguay:
En el Uruguay, después de un tímido esbozo art Nouveau, el movimiento neocolonial
fue también penetrando en los medios intelectuales y en los claustros universitarios.
Las obras realizadas en neocolonial se aproximan mucho a variables pintoresquistas,
en atención al desarrollo que tomaron en esta época las zonas de balnearios de Montevideo
(Pocitos y Carrasco sobre todo).
El concurso para el pabellón uruguayo de Sevilla en 1929 fue ganado por Mauricio
Cravotto con su interesante partido compacto en terreno triangular. Tanto este diseño como los
demás del concurso señalaban claramente la opción por el neocolonial.
El 1º Congreso Panamericano de Arquitectos, realizado en Montevideo en 1920, tomó
una serie de temas y preocupaciones surgidas coincidentemente en el continente. Así,
recomendaba enseñar la historia de la arquitectura de América en la facultades ‘con espacial
interés en la arquitectura y arte propias del país’, algo que, por ejemplo, después de medio
siglo, aún no se ha logrado plenamente en la cosmopolita facultad de arquitectura de Buenos
Aires. El 2º Congreso, realizado en Santiago de Chile en 1924, insistía en la misma línea en el
estudio de los materiales, sistemas de construcción tradicionales, por la importancia que tienen
para la formación de la arquitectura nacional. En el 4º congreso, en Brasil en 1930, se
recomendó que cada nación americana procure vivir su tradición arquitectónica nacional.
Las variables teóricas eran las mismas: agotamiento del sistema ecléctico-académico,
urgencia de una presencia cultural propia, crisis de ideas y caminos para resolver una
respuesta sobre las coordenadas de espacio y tiempo.
Brasil:
La reivindicación del paisaje, el color y el clima son planteados, en esta época,
integrados a la vertiente de asumir tradiciones históricas. Todos los modelos de los países
meridionales (como Portugal) se prestan mejor que los de las regiones nórdicas, en razón de
semejanza de costumbres y clima.
La Exposición brasilera de 1922 fue el apogeo festivo del neocolonial, y la obra de los
arquitectos Sampayo, Bruhns, Cipriano de Lemos, Armando de Oliveira y José Cortez dio vuelo
al movimiento. En las obras concretas, el impulso que diera al neocolonial Heitor de Melo antes
de su muerte (1920) se vislumbró en la exposición de 1922 con los pabellones de Morales de
los Ríos, Rafael Galvao, Armando de Oliveira y Nestor de Figuereido.
Alcances del neocolonial: Como bien señala Paulo Santos, el noecolonial dejó, a pesar
de sus contradicciones, el saldo positivo de un mayor conocimiento de la propia realidad y
posibilitó el comienzo de las investigaciones serias y metódicas de su pasado histórico.
El neocolonial en Argentina:
WAISMAN (comp.), Documentos para una historia de la arquitectura argentina:
El replanteo americano comenzó a principios del sXX. Las primeras inquietudes
mexicanas hicieron tomar cuerpo a teorías de pensadores argentinos que buscaron nuevos
horizontes para nuestra arquitectura. El centenario de 1910 marca el apogeo de la Belle
Epoque y arrastra bajo un manto de euforia la semilla de crisis sociales; el deseo de integración
de los hijos de inmigrantes a la cultura americana y la crisis del sistema liberal confluyen para
la búsqueda de nuevas respuestas. En Argentina, el acceso del radicalismo al poder significa
temporariamente el desplazamiento de la antigua élite, el ascenso de la burguesía y el
reconocimiento a sectores marginales, fundamentalmente a nivel agrario.
Repensar el país a partir de nosotros mismos implicaba darle dimensión americana.
En el plano de la arquitectura, el movimiento que inicialmente dio en llamarse de la
‘restauración nacional’ se definió en 1914 con un artículo del radical Martín Noel en el que
señalaba los valores de la cultura americana, aunque con anterioridad el tema ya era centro de
discusión entre los arquitectos. El triunfo del radicalismo, que lleva al gobierno a Irigoyen
(1916), y el de la reforma universitaria (1918) darán viabilidad oficial a las ideas.
La formulación teórica del movimiento neocolonial: Distintas vertientes fueron
confluyendo en la formación del movimiento, aceptaron en común la revalorización del arte
americano anterior al sXIX como punto de partida. En forma separada abordarían la
arquitectura española y la precolombina americana, división que repercutirá luego en las
corrientes internas del movimiento. La definición de esas coordenadas de espacio y tiempo nos
permiten entender que más allá de una semántica nacionalista, la proyección del movimiento
era vitalmente americana.
La incapacidad de superar el sistema historicista que les exigía la imitación o
inspiración en un modelo estilístico de arquitectura irá alineando a los arquitectos en torno a
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uno u otro polo de la ecuación (España, América precolombina o mestiza), situación que se
agudiza en el ámbito de la arquitectura oficial.
Martín Noel y sus teorías: Noel, argentino y graduado en París, desde su 1º viaje a
Bolivia y Perú tuvo el enorme mérito de divulgar los ejemplos arquitectónicos americanos y
plantear la necesidad de repensar nuestra arquitectura, en oposición al cosmopolitismo que
definía el paisaje urbano de las ciudades. A las objeciones formuladas a su teoría contestaba:
“nuestra república liberal y cosmopolita no obedece en manera integral a la cultura
hispanoamericana; mas nosotros observamos que contados años de cosmopolitismo
extranjerista no puede, empero, destruir los gérmenes básicos de aquella civilización. Abdicar
ciegamente de un pasado implicaría un suicidio artístico”. El aporte más sustancial de Noel
sería quizás el posibilitar la difusión y conocimiento de nuestras obras de arquitectura.
Podemos distinguir 4 líneas en los intentos arquitectónicos del movimiento,
concretados entre 1920 y 1930 (años en que coincidentemente el radicalismo e Irigoyen son
derribados del poder por un golpe militar):
- Los claramente hispanos: caracteriza a este grupo de neocoloniales hispanos la
réplica historicista de estilos peninsulares, siendo su obra más destacada el Teatro
Nacional Cervantes, en Buenos Aires (1922, Aranda Arias y Repetto); aquí utilizan
una reiteración lineal de la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares,
tratando con acierto la proporción de los volúmenes e incorporando una amplísima
gama de artesanías españolas procedentes de las más diversas regiones de la
Península.
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Otra obra de interés fue el Banco de Boston, en Buenos Aires, realizado por arquitectos
norteamericanos, quienes en su portada intentaron reiterar motivos ornamentales de
San Marcos en León, la librería de la Catedral de Santiago de Compostela y del
hospital de la Santa Cruz, de Toledo.
- Los claramente precolombinos: la escuela de los neocoloniales precolombinos en
el Río de la Plata no pasó de diseños. Los proyectos más insólitos en la materia
fueron los de Ángel Pascual y Héctor Gleslebin, que obtuvieron en 1920 el premio
del Salón Nacional de Bellas Artes para un ‘mausoleo americano’. Despreciando la
opinión generalizada que el tema funerario era el único que se adaptaba al nuevo
estilo, Pascual proyectó una mansión neoazteca. El proceso de diseño era definido
así: ‘con la intención de que fuera más clara la idea de adaptación y no de copia
fiel, como podría creerse, proyecté 1º un hotel privado estilo Luis XIV, el más
común entre nosotros, y después, respetando en un todo la distribución y casi en
su totalidad la silueta exterior, fui, mediante anteproyectos intermediarios, operando
el cambio de estilo hasta llegar al proyecto que presenté’.
- Los americanos coloniales: este grupo es de los más nutridos, su fuente esencial
suele ser la arquitectura mestiza del Perú y Alto Perú. La obra más notable es
quizás el diario La Nación , de Buenos Aires, diseñada por Estanislao Pirovano
(graduado en Glasgow y París) en barroco arequipeño
- Los eclécticos: la mejor expresión de esta corriente, el eclecticismo neocolonial, es
el pabellón argentino en la exposición iberoamericana de Sevilla, diseñado por
Martín Noel, quien intenta mantener la ‘distribución de la casona sudamericana con
su característico patio central’. El auge del eclecticismo se expresa en sus
fachadas, donde su composición está inspirada en el estilo virreinal, que es el
barroco andaluz, con las intervenciones incaica y calchaquí. En el centro la casona,
a la derecha los elementos de la Pampa americana, y a la izquierda la cúpula
inconfundible de la Córdoba argentina.
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Ángel Guido, el último teórico del neocolonial: Guido comenzó, como Noel, con tareas
de restauración arquitectónica (convento de San Francisco, Santa Fe), pero intentó darle a su
obra dimensión urbanística (planes reguladores de Salta y Tucumán) posibilitando la
preservación de algunas obras y cascos históricos de ciudades. Guido intenta la integración del
renacimiento colonial con postulados organicistas (valoración del paisaje) y del expresionismo.
Sin embargo, la incorporación de los postulados de los pioneros del movimiento moderno a
nuestra arquitectura, corrió por otros canales muy diferentes de los esbozados por Guido, quien
ante el surgimiento del racionalismo, se refugió en los ya transitados caminos del neocolonial.
La creciente influencia norteamericana en la vida de nuestro país luego de 1930,
canalizará su atención en arquitectura (en una primera etapa) con la difusión del estilo
californiano. Guido, al formular su tesis nacionalista sobre ‘la reargentinización edilicia por el
urbanismo’, nos decía que el estilo californiano es sin duda el más aconsejable para nuestras
ciudades.
La larga parábola descrita por un movimiento que nació para rescatar nuestros valores
culturales y terminó proponiéndonos una variable yanqui de segunda mano, muestra el fracaso
del último intento de recrear nuestra personalidad en arquitectura.
El neocolonial en el noroeste:
WAISMAN (comp.), Documentos para una historia de la arquitectura argentina:
La generación porteña que floreció en las dos 1º décadas del sXX fue anti-liberal y anti-
europeizante; por lo tanto, radical, nacionalista, americanista e hispanista. Tucumán, Santiago
y el resto de las provincias del noroeste, si bien poseían los condicionamientos geográficos, el
marco edilicio y los antecedentes históricos más aptos para un reflotamiento colectivo de los
propios valores de la raíz hispanoamericana, habían sufrido en menor medida que el litoral el
impacto inmigratorio y habían mantenido más firmemente la ideología liberal-conservadora en
su élite dirigente. Quizás por ello en el noroeste (en Tucumán al menos) si interesó lo propio, el
pasado ‘colonial’, la historia de la América española, no se intentó desentrañarlos para usarlos
como programa para el presente y el futuro.
Las obras de la escuela realizadas en Tucumán se inscriben dentro de las variantes ya
conocidas de inspiración española, altoperuana y californiana o sus combinaciones. Surgió, sin
embargo, una corriente más localista que tomó como apoyo la versión salteña, difundida con
eficacia por el espléndido libro de Manuel Solá en 1926, bajo el título de ‘Arquitectura Colonial
en Salta’.
Como es natural, Salta fue la ciudad más permeable a una actitud tradicionalista en
arquitectura: se trataba de su propia tradición. Así, puede explicarse fácilmente que un
vocabulario estético promovido por la generación radical porteña del Centenario fuese
adoptado como norma por el gobierno conservador salteño de Patrón Costas, entre 1936 y
1940, a tal punto que todas las obras públicas de la provincia en ese lapso resultaron
neocoloniales. Pero el certificación teórica para la restauración nacionalista de la arquitectura
del noroeste lo dio Ángel Guido.
Guido en Tucumán y Salta:
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A través de sus viñetas, artículos, editoriales, proyectos de alumnos y de su propia
casa de Rosario, advertimos las complicadas contradicciones entre su teoría y práctica
nacionalistas, los proyectos académicos de sus alumnos, su admiración por los arquitectos de
la secesión que entroncan en el art déco de la expo 1925 y sus furiosos ataques a Le
Corbusier.
10 años después, sus ideas se habían clarificado; más firmes sus principios
nacionalistas, se acercó a la técnica urbanística. En 1938 había concluido el Plan Regulador
de Tucumán que publicó en la Universidad del Litoral en 1941. En él se enumeran los
problemas urgentes de carácter edilicio para los que proponía soluciones: 1. gran avenida
central y centro histórico monumental; 2. viviendas mínimas; 3. bases para una arquitectura
funcional para Tucumán; 4. incrementación del estilo neocolonial o californiano para la
vivienda; 5. instalación de recovas en centros comerciales; 6. uso de materiales regionales; 7.
trasformación ferroviaria; 8. habilitación de un gran espacio verde al pie del Aconquija y su
vinculación rápida con la ciudad. Sostenía que las ciudades del norte se habían dejado captar
por la influencia portuaria de Buenos Aires sin ser puertos; que por el contrario, en ellas había
‘sendas tradiciones históricas nobilísimas, una evolución limpia prendida en el paisaje, ajustada
a lo geográfico, a lo meteorológico, a lo geológico, a lo telúrico-mágico’.
En el mismo año de 1938 Guido había realizado el Plan Regulador de Salta. Los
principios fundamentales y los estudios previos realizados fueron los mismos. En su propuesta
de remodelación de la plaza principal, intentó por la fuerza unificar su arquitectura heterogénea
en un neocolonial de características académicas y monumentales. En las consideraciones de
orden estético-urbanístico determinaba el californiano o el neocolonial como los estilos más
aconsejables para Salta, y por lo tanto decidió la supresión del artículo 85 del reglamento de
construcción por el que, hasta entonces, se prohibía blanquear o pintar de blanco el frente de
los edificios o cercos.
En el caso de Salta, las consecuencias del plan en el desarrollo de la ciudad fueron
mayores que en Tucumán. Las más inmediatas y notorias fueron las ordenanzas municipales
de fomento del estilo colonial, instituyendo ‘premios para la edificación privada de fachadas
coloniales’ en toda la ciudad, y la admisión exclusiva de los estilos colonial, neocolonial y
californiano en varias calles. Se trataba de vestir la calle y, fragmentariamente, se logró; la
fachada que mira al norte de avenida Belgrano entre Güemes y Alvear, está formada por 9
casas neocoloniales. La plaza 9 de Julio resultó mejor de lo que se proponía Guido: adquirió
con el tiempo su recova funcional sin uniformar dictatorialmente las formas de los edificios.
También se concretaron algunos de los bulevares propuestos y la ampliación de algunas de las
zonas verdes.
El balance del neocolonial es muy simple y conocido: buenas intenciones y magros
(débiles) resultados; buen planteo del problema (hoy sigue vigente) y soluciones deficientes.
Fue el último de los ‘neos’; tuvo las disculpas de que intentó mirar para adentro.
El Art-Déco:
GUTIERREZ, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica:
Este movimiento arquitectónico, aunque sus propuestas se entroncaban con
realizaciones anteriores, debe su efímero éxito y su nombre a la exposición internacional del
Arte Decorativo e Industrial Moderno de París. Los antecedentes pueden buscarse, sin
embargo, en obras de Perret, Hoffman (Palacio Stoclet) y otras realizaciones de la Bahauas.
La simultaneidad de causa-efecto es tal, que en el mismo año 1925, las notas que
sobre la exposición escribiera Gustavo Kahn son traducidas al castellano y publicadas por el
colegio de arquitectos de Uruguay. Al año siguiente, 1926, la municipalidad de Montevideo
construía un mercado de flores en estilo art déco diseñado por el arquitecto Juan Scasso,
temática que era tomada ese mismo año para la agencia Ford, realizada por el arquitecto
Carlos Sucarro. Estos simples ejemplos señalan que se estaba operando en toda América
sobre un campo abierto, es decir, donde habían desaparecido las rigideces de actitudes
‘principistas’ y la normativa de la academia era solo un remanso espiritual para nostálgicos.
Señala también la dinámica del cambio, la versatilidad de los profesionales.
La adopción del art déco expresa una realidad contradictoria en cuanto significa, por
una parte, la incorporación de las nuevas tecnologías del cemento armado, hierro, superficies
acristaladas, estructuras visibles, y un geometrismo ordenador que a veces se diluye en lo
ornamental. Pero a la vez, implica una inserción como ‘nuevo estilo’, como moda de la cual nos
apropiamos acríticamente, como un eslabón más del repertorio ecléctico.
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La unidad de lenguaje art déco, desde México al Cono Sur, su apogeo en algunas
temáticas como las del cine y teatro (Ópera en Buenos Aires, el Cairo en Rosario, Majestic en
Tucumán, salta o Bahía Blanca) señalan las características de un movimiento que en nuestro
criterio tiene la virtus de abrir las puertas a la arquitectura moderna.
La unidad que tiene la exposición de París es curiosa. Una de las obras de la expo que
mas impactó fue el ‘hotel de un coleccionista’ (arq. Patout), donde la superposición de
volúmenes geométricos, la yuxtaposición y encuadre de los mismos, constituye un lei-motiv de
la arquitectura art déco.
Como el objetivo era poner en relieve los adelantos de la industria y artistas en materia
de las artes decorativas, el movimiento alcanzó justamente impulso en el campo ornamental.
La distancia que va del libre art Nouveau y el floreale naturalista de dos décadas atrás al
metódico art déco geometrizado es realmente singular, sobre todo cuando las antípodas
(contrapuestas: art Nouveau y art decó) son vanguardias sucesivas y tienen comunes
protagonistas.
El art déco no es vanguardia ni arquitectura moderna (es modernidad): La idea de
pirámide por yuxtaposción, el recurso en el plano de la decoración lineal de círculos, espirales,
zig-zags, grecas, y la obstrucción de elementos naturalistas aproximaron al art déco a formas
simples de expresión hispánica. Por otra parte, la incorporación de nueva tecnología en la
iluminación, de los materiales como el acero inoxidable, los metales cromados y brillantes
superficies, el linóleo y otros revestimientos, el cristal esmerilado, biselado y martelinado,
señalan los rasgos de modernidad suficientes para culturas que no pretendían estar a la
‘vanguardia’, sino meramente al día. Su internacionalismo y se preferencia por nuevos temas
arquitectónicos, como los cines, confterías, bancos, hoteles, salones de belleza y cafés, le
confirió un aire adicional de modernidad.
El art déco a la vez muy claramente una alternativa para una clase media cosmopolita
que no se sentía identificada con la vertiente neocolonial, pero que deseaba tomar distancias
con el academicismo.
Su simplicidad formal popularizó, a la vez, su uso, que fue adoptado por constructores
para cientos de casas de las periferias urbanas de nuestras capitales. A la vez, expresó la
arquitectura oficial de las ciudades de rápido crecimiento a comienzos del sXX, como Córdoba,
Rosario, Bahía Blanca, San Pablo y Porto Alegre. Sin embargo, las obras de mayor
envergadura fueron realizadas en la capital argentina por Alejandro Virasolo y en Rosario por
De Lorenzi, Otaola y Roca.
Virasolo señala que el arte nuevo era solo posible a partir de dos elementos claves:
temas y materiales, enfatizando ‘hoy hay una estética a priori’. Sin duda obras suyas en
Buenos Aires (banco El Hogar Argentino de 1926, su famosa Casa del Teatro de 1927, su
propia casa de Agüero 2039), si no son tributarios, acompañan perfectamente el desarrollo del
art déco a escala universal.
En brasil, el impacto de la exposición de París fue también inmediato, pero la
persistencia del neocolonial y la fuerza del rápido surgimiento racionalista, relegó la presencia
art déco a las viviendas.
En el Perú, el proyecto de Piqueras y Velarde para la Basílica de Santa Rosa de Lima,
mezcla rasgos art déco con neoincaico con insólito resultado. Lo mismo sucederá con el
pabellón de Perú en la Feria de París (1937) mostrando la última síntesis entre neocolonial y
modernismo.
En México, el edifico de la Secretaría de Salubridad que proyecta Obregón Santacilia
entre 1926 y 1929 incluyó interesantes rasgos art déco tanto en las portadas (de dintel
ochavado a la usanza del XVIII) como en los notables ‘puentes’. En otra de sus obras, el
Banco de México (1928), incluye temáticas afines como las columnas de mármol negro y
capiteles de bronce. La obra de la compañía de seguros La Nacional (Ortiz Monasterio)
señala la incorporación del art déco a los rascacielos, que ya empezaban a constituir otro de
los temas teóricos dominantes dentro de la arquitectura latinoamericana.
Al preparar el advenimiento de movimiento moderno, el ‘carnaval de estilos’ que
mencionara Pevsner parecía casi completo, el paisaje urbano americano estaba opacado y
confuso. De haber logrado ser todo al mismo tiempo, en realidad ya no eran nada.
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De la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales realizada en
París en 1925 surgió el nombre de art decó con el cual hoy se lo identifica internacionalmente.
Su carácter evoca los años 20 y 30, pero sus orígenes llegan a un período anterior y se
superponen cronológicamente con las últimas expresiones del art Nouveau.
Se advierte que los orígenes del art decó se remontan a corrientes diversas tales como
la sezession vienesa, el neoplasticismo, el expresionismo y el neorromanticismo americanista
de Wright. El contexto en el cual se gestara el art decó estaba dominado por el eclecticismo
monumentalista de la preguerra de 1914, por el antiacademicismo del art Nouveau y por la
tradición funcional de la construcción industrial y la ingeniería.
Significación del art decó:
El art decó fue inminentemente decorativista y su criterio compositivo se basó en
equilibrios (estáticos o dinámicos) en el plano; fue efectista (que busca generar impresión al
máximo) en el manejo de volúmenes y espacios. Basó su temática ornamental en elementos
de diseño tomados de la geometría y de geometrizaciones de motivos naturales, de estilos
académicos y de arquitecturas de pueblos primitivos (egipcios, asirios, indo-americanos, etc.)
no abordadas por el eclecticismo oficial.
Si los estilos del academicismo ecléctico connotaban significados de ‘prestigio’, el art
decó expresaba valores de ‘confort’ ligados a la mecanización de instalaciones y de artefactos
domésticos; curiosamente, en el Hotel Nogaró en Buenos Aires (1930, Ángel Pascual) se
unieron la expresión arquitectónica externa del eclecticismo tardío y los interiores art decó,
como un virtual intento de sumar signos de prestigio y de confort, o bien de tradición
aristocrática y modernidad radical.
Temas y programas del art decó:
La temática ornamental del art decó pasa por el meridiano de la geometría, pero su
originalidad consistió en producir nuevos elementos de diseño, prototípicos en muchos casos.
Contrapuso al cubismo de los primas y a la ortogonalidad de rincones y vanos el
empleo de volúmenes piramidales, juegos de entrantes y salientes, ángulos obtusos en los
encuentros de los muros, de jambas y de dinteles, etc. La volumetría apiramidada, que fue una
de sus características notorias, pareciera estar relacionada con las configuraciones
evolucionadas del rascacielos que derivaron de estudios hechos en EEUU, hacia 1915, para
mejorar la iluminación y asoleamiento de las calles; en tal sentido, las formas piramidales del
art decó connotarían modernidad e higiene, aunque luego la mentalidad historicista las
vinculase a sus antepasadas precolombinas y orientales.
En el plano, fueron características las decoraciones hechas con paralelas, con rectas y
circunferencias, espirales planas, líneas en zig-zag y grecas, motivos radiales o solares, líneas
curvas en formas de nubes, quebradas en forma de juegos de agua y de reflejos, estilizaciones
de plumas, cabelleras y guirnaldas, así como las mencionadas geometrizaciones de la
naturaleza, del arte de las culturas primitivas y de los estilos académicos.
El art decó incorporó a su temática avances técnicos como el tubo fluorescente y las
gargantas de iluminación, y materiales novedosos, como acero inoxidable, metales cromados,
etc.; se mostró predilección por las texturas homogéneas, superficies brillantes, enchapados
lustrosos, vidrios esmerilados y biselados, y tejidos con motivos geométricos. Se apuntó a
obtener efectos ópticos multiplicando líneas paralelas, círculos concéntricos, retículas, etc. y a
dinamizar los límites arquitectónicos mediante recursos escenográficos.
Los edificios de confort y esparcimiento, especialmente en sus más novedosas
manifestaciones, fueron los programas de mayor lucimiento para el art decó: cinematógrafos,
confiterías, hoteles, peluquerías, salones de belleza, pabellones de exposición y de publicidad.
Su mayor consumo se dio en el programa de viviendas para clase media, tanto en casas
individuales como en edificios de renta y quintas suburbanas.
En los años ’30 la temática sigue un proceso de endurecimiento al optarse con
frecuencia creciente por la volumetrías prismática y la ornamentación del plano con rectas
paralelas, hasta bifurcarse en dos tendencias: una que se confunde con la arquitectura imperial
y otra que se mimetiza con el racionalismo hasta perder la identidad.
Alcances y popularidad del art decó:
El art decó y el racionalismo son internacionales, a diferencia del art Nouveau que, por
sus facetas localistas, configura un conjunto de estilos formales denunciados, en cierta medida,
por su mayor o menor apogeo en la sintaxis académica. El art decó fue otra etapa transicional
entre el eclecticismo y el racionalismo; conjugó las tradiciones académicas de monumentalidad
espacial y decorativismo con el rechazo de la temática historicista y con la vinculación a
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manifestaciones de la plástica expresionista, así como la aceptación de lo mecánico como
expresión de su época.
Coincidieron el art Nouveau y el art decó en buscar una temática nueva de diseño, no
académica, pero este puso énfasis en los valores de superficie, en contraste con aquel que lo
tuvo en los lineales, y aunque en uno y otro la ornamentación lleva carácter de sobreaplicada,
en el art decó es mayor su grado de superficialidad. El art Nouveau fue más refinado y elitista,
como puede verificarse por la comparación cuantitativa de lo producido por cada movimiento:
en nuestro medio, la cantidad de obras art decó resulta superior y se torna abrumadoramente
mayor al sumarle las imitaciones empíricas realizadas por los constructores (ej: la popular casa
chorizo, con su fachada-telón ornamentada en temática geométrica).
La popularidad que alcanzó es otro de los motivos que hacen al interés histórico del art
decó; en ella gravitarían la simplicidad de muchos de sus elementos geométricos de diseño, su
simultaneidad con el alegre período de paz de los años ’20, el no requerir para su comprensión
estética el manejo erudito de formas históricas que exigía el academicismo ecléctico, ni un
bucear en el abstracto, desordenado y, por lo mismo, profundo mundo de la expresión
neoplástica y cubista. También influyó, sin duda, lo accesible de su ejecución, a diferencia del
virtuosismo artesanal del eclecticismo y, sobre todo, del art Nouveau, ya que en el art decó se
concentraban y enmarcaban los motivos escultóricos, que en muchos casos resultaban de fácil
ejecución y se concretaban mediante simples texturas de revoque.
En el lucimiento y difusión internacional del art decó tuvo excepcional gravitación la ya
mencionada expo de París de 1925, cuyo impacto en el público y la crítica alcanzó a nuestro
país a través de viajeros argentinos que la visitaron y de las revistas especializadas y de
divulgación, los periódicos y los nacientes medios masivos de comunicación, en particular el
cine sonoro, en cuya escenografía y publicidad influyó además el nuevo gusto, al igual que en
otros tipos de espectáculos. También la arquitectura naval contribuyó a su difusión, por la
amplia aceptación que tuvo para expresar el sentido moderno y confortable de los espacios
destinados a los pasajeros (ej: L’Atlantique tenía salones art decó).
Esa época era ecléctica en su acepción más amplia y receptiva; en nuestro medio
coexistían las variantes finales del academicismo, con el neocolonial, el art decó y el
racionalismo.
En síntesis, la mentalidad ecléctica sobrevivía a la Academia y oficiosamente integraba
a su repertorio de formas aun aquellos elementos de diseño expresivos de corrientes
antagónicas: era más o menos lo mismo proyectar en neorrománico que en art decó (jazz
ornament), en renacimiento francés que en renacimiento alemán. Pero esta fue una faceta
positiva del eclecticismo en cuanto que llegó a generar ese ambiente permisivo, accesibles a
las corrientes de vanguardia y a una renovación del gusto intolerables para la academia
ortodoxa.
Art decó en el noroeste argentino:
Entre los antecedentes más notorios del art decó, que se remontan a principios de
siglo, figuran las dos corrientes (pictórica y lineal en términos de Wölfflin) del art Nouveau y de
la sezession vienesa. En la expo de París de 1925 los principales países europeos expusieron
lo mejor y lo peor de su arquitectura, mobiliario, vestimenta, impresos, medios de transporte,
joyas y objetos de uso personal, teatro, fotografía, cine, etc.
En América y en Argentina en particular había razones especiales para entroncar las
viejas tentativas nacionalistas de lograr una arquitectura propia con el art decó internacional,
que al menos parcialmente y desde Europa, había recogido la temática prehispánica mexicana.
En el noroeste, el planteo teórico que pretendía asimilar la cultura y especialmente el
arte prehispánico surgieron en Santiago del Estero alrededor de los hermanos Emilio y Duncan
Wagner, desde 1923. Dieron a conocer al mundo la depurada abstracción cromática de esta
cultura prehispánica. Aún hoy pueden encontrarse en el paisaje urbano de la ciudad rasgos
inequívocos de una simbiosis: art decó-chaco santiagueño.
En Tucumán, las dos obras importantes del período son el Banco de la Provincia, de
Alejandro Virasolo, y el casco de la quinta La Guillermina, de José Graña. Fuera de la obra
de Graña, no puede afirmarse la existencia de conexiones entre las fuentes gráficas
prehispánicas y el art decó del noroeste. Tanto en Tucumán como en Catamarca, capitales y
provincias en las que abunda el art decó, sin duda ello se debió a la inspiración directa en las
publicaciones extranjeras o porteñas. Frente a algunos casos especiales se despierta la duda:
¿conocía un constructor santiagueño de art decó, la ruinas prehispánicas de la isla de la luna
en el lago Titicaca, o es que nuestros antepasados del altiplano, en una premonición genial,
- 100 -
diseñaron las primeras obras art decó y entonces el parecido entre ambas es una mera
coincidencia más?
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los forjados adyacentes, y un esqueleto estructural interno a base de pesados pilares y vigas
de madera.
Hacia 1887, casi todos los arquitectos de Chicago habían adoptado el sistema de
esqueleto metálico, primero de hierro fundido y hierro forjado, y más adelante, de acero, ya que
esta técnica solventaba a la vez dos incómodos problemas: reducía el peso total del edificio a
la mitad (con la consiguiente reducción de los asentamientos en el blando subsuelo de
Chicago), y eliminaba los gruesos muros de carga a nivel de planta baja y sótano.
El Carson, Pirie & Scott Department Store estructuralmente es una jaula de acero que
potencia el espacio útil, en donde los muros cada vez más gruesos de las estructuras
tradicionales ocupaban en planta baja y en los pisos un espacio de precio cada vez más alto.
En planta podemos observar la reducción del diámetro de las columnas y una
disposición más flexible en el segundo caso. Otro punto a tener en cuenta es la altura de
ambos edificios. El edificio de Sullivan es ampliamente más alto que los almacenes de
Richardson.
Peter Collins va a encontrar en los arquitectos de la Escuela de Chicago un nuevo
concepto del espacio. Ya hacia 1860, los arquitectos adquirieron profunda conciencia de la
aportación específica que los nuevos tipos de edificios estaban haciendo a la arquitectura del
siglo, al extremo de que empezaron a despreciar todo lo externo, concentrándose enteramente
en el planeamiento. Sucedió entonces, en los concursos arquitectónicos de la época, que cada
competidor establecía su plan y entregaba varias fachadas como posibles soluciones, actitud
que se puede considerar como expresión de cinismo o como indiferentismo, pero que era una
manifestación de la importancia que se daba a la organización del espacio.
La mayor revolución en el campo del planeamiento tuvo lugar en torno a 1890, cuando
los nuevos sistemas estructurales hicieron innecesario que las paredes divisorias de los pisos
altos del edificio se continuaran hasta el suelo, generando un planeamiento más libre, y al
sustituir las paredes de carga por puntos de soporte, en cada tipo de edificio, las usaban para
producir organizaciones espaciales que incluso eran más funcionales que las de antes.
El planeamiento “flexible” adquirió importancia a partir de 1890, cuando la construcción
de estructuras de acero y hormigón armado hizo innecesario que las paredes divisorias fueran
también muros de carga. La flexibilidad es, desde luego, un tipo de funcionalismo.
Un claro ejemplo de subdivisión lo encontramos en el Wainwright Building (1890- 91),
donde Sullivan piensa la planta bajo la funcionalidad que planteaba la flexibilidad. Encontramos
dos distribuciones de plantas distintas, es decir, aquella que corresponde a la planta baja y
luego la planta tipo correspondiente a los sucesivos pisos que conforman el edificio. Puede
observarse que no se corresponden en distribución los muros divisorios, pero sí los puntos de
apoyo, experimentando las innovaciones tecnológicas y materialidad asociadas al nuevo
concepto de espacio que nacía.
La escuela de Chicago constituyó un conjunto de conquistas técnicas indiscutibles; de
ambiciones estilísticas que van desde el neorrománico a la búsqueda neodecorativa (no en
vano muchos de sus mejores exponentes estudiaron en Francia en la Ecole des Beaux Arts,
por ejemplo Sullivan en 1874), pretendían conciliar el arte con ese mundo ágil y resuelto de los
negocios. Más allá de toda conquista tecnológica, tipológica, protorracionalista, en realidad en
Chicago la cultura arquitectónica desempeña un papel decididamente secundario e
instrumental, siento la competencia el verdadero protagonista. El realismo comercial de un
grupo de empresarios, libre de todo obstáculo, tiene aquí la posibilidad de expresar y realizar lo
que en Europa habría sido impedido por trabas de todo tipo, desde las preexistencias
ambientales a los conflictos entre clases. Y serán precisamente estas condiciones histórico-
culturales, económicas, socio-políticas, las que van a diferenciar sustancialmente el Movimiento
Moderno del viejo continente y el que actuó en América del Norte.
No debemos olvidar que Chicago era una ciudad que se estaba reconstruyendo tras un
feroz incendio, en donde prácticamente 6 km2 de la ciudad habían sido desbastados por el
fuego; en donde se debía pensar y construir una ciudad prácticamente nueva, con posibilidad
de grandes terrenos, con fuerte presión desde el punto de vista económico y ubicación
estratégica, de nudo de intercambio y conexión férrea, de intereses financieros y mentes
visionarias que podían intervenir directamente ex novo, posibilidad absolutamente impensada
en las ciudades europeas consolidadas desde hacía ya varios siglos.
La escuela de Chicago tuvo como iniciador al ingeniero- arquitecto William Le Baron
Jenney (1832- 1907). En su estudio trabajaron los principales exponentes de la escuela de
Chicago, entre ellos Louis Sullivan. Sin embargo, la producción arquitectónica también tuvo la
influencia de otro arquitecto, Henry Richardson (1838-86).
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Las construcciones de este período se caracterizaron por los edificios esqueletos,
indudablemente lo más innovador, que confiaban todo el programa arquitectónico a la solución
estructural, carente casi de sutilezas estilístico-figurativas.
De Fusco establece una clasificación dentro de la Escuela de Chicago en dos grandes
familias que denominará como “estructuralistas” y “neorrománicos”.
Ejemplos de la primera corriente encontramos el primer Leiter Building (1879, Le Baron
Jenney); el Tacoma Building (Holabird y Roche, 1888) y el Reliance Building, inciado en 1890
por Burnham y Root, con una altura inicial de cinco plantas a las que se añadieron en el '95
otras diez más. Este edificio, el más significativo de las construcciones de Chicago, puede
considerase el punto de partida de la corriente estructuralista.
En la segunda tendencia, la neorrománica, inspirada por Richardson y enriquecida por
Louis Sullivan, encontramos el Revell Store (1881-83); el Troescher Building (1884), ambos
proyectados por Sullivan; el Auditorio Building (1887 al 89, Sullivan y Alder), otro de los
inmuebles más significativos de Chicago, también por su multifuncionalidad (contenía, además
del teatro, oficinas comerciales y un hotel).
Otro edificio “independiente” de Sullivan es el Carson, Pirie & Scott Department Store,
realizado entre 1899 y 1904, donde a excepción de la solución curvilínea de la esquina, recurso
típicamente decimonónico de los edificios de grandes almacenes, queda expresado claramente
el objetivo de su autor de integrar en una nítida estructura ortogonal de fachada el “sistema
decorativo” al que el arquitecto dedicó sus mayores esfuerzos.
En la evolución de la escuela de Chicago, la Exposición colombina de 1893 marca,
según la mayoría de los historiadores, el final de una intensa actividad de investigación,
durante la cual, aun con evidentes contradicciones, el eclecticismo historicista se apoya en un
rigor estético y estructural que puede definirse como protorracionalista y en aportaciones que
parecen anticipar el Art Nouveau. Esta Exposición habría frenado este conjunto de impulsos
innovadores y recuperado viejos estilemas en la línea de Beaux-Arts, importando del viejo
continente, sobre el que influyó el cambio en el gusto del público a continuación de la
Exposición colombina.
Aunque produjo una crisis momentánea, acabó por determinar una clarificación de los
hechos. Después del '93, en efecto, es la corriente estructuralista iniciada por William Le Baron
Jenney la que permanece, la única consagrada, lejos de toda veleidad culturalista, por razones
técnicas, económicas y figurativas más cercanas a las demandas de la clientela.
Nada más falso que creer literalmente en el mito de la Exposición Colombina como
destructora de todos los valores de la Escuela de Chicago. Estos valores no eran meramente
figurativos y, por lo tanto, no podían perderse con la aparición de una moda académica.
Estaban apegados al mundo social técnico de Chicago y, condenados al destierro por la cultura
oficial, resurgían en la práctica edificatoria inevitablemente.
- 103 -
guerra mundial y, aunque algo de su influencia perduró, no tuvo la importancia que había
tenido la propia Escuela.
Dentro de esta gran exposición a Sullivan y Adler se les reserva la creación del
Transportation Building. El edificio se sitúa de modo anómalo en la zona escenográfica de la
Feria; la golden door, entrada con arcos repetidos que da acceso al edificio, es el símbolo de
una calidad ya extraña a las complejas operaciones que el Kitsch universal interpreta; es el
testimonio patético, sentimentalmente conmovedor, de un mundo inactual. Bien distinto es el
significado de la Exposición respecto al extremado llamamiento a la calidad y a la dignidad
hecho por Sullivan. En Autobiography of an Idea, reanudará, exacerbándola y
pormenorizándola, su acusación a la Feria: “Así murió la arquitectura en el país de la libertad y
de la intrepidez.” Más allá de toda indignación moral, de todo juicio ético, la Feria convirtió en
inactuales las obras maestras que habían intentado marcar la evolución de la metrópoli
terciaria. la nueva “aura” de la White City (así también se llamó a la Exposición Colombina) no
tiene patria ni tiempo; su esencia coincide con el consumo, la Feria consume todo, trivializa
todo esfuerzo formal en los absurdos y patéticos juegos que en los edificios y en los espacios
abiertos entretienen al público. Todo se mezcla y todo se desgasta; la esbeltez de las
estructuras de yeso refleja fielmente la caducidad magmática de los valores interpretados. Es
un angustioso adiós al mundo de las viejas tradiciones.
- 104 -
IV. UN NUEVO LENGUAJE: LAS VANGUARDIAS HISTÓRICAS:
IV.1- Las vanguardias artísticas y arquitectónicas: concepto y método:
VANGUARDIAS ARTÍSTICAS DEL SIGLO XX
Concepto:
“con este movimiento se puede calificar a un movimiento que introduzca en el arte un
interés ideológico y que deliberadamente prepara y anuncia un vuelco radical en el terreno de
la cultura e incluso en las costumbres sociales, que niega en bloque todo el pasado y que
sustituye la investigación metódica por una audaz experimentación de orden estilístico y
técnico.”
Argan…
Con esta definición podemos entender que una vanguardia es un grupo de personas
que tienen una misma ideología o visión de arte, tienen los mismos objetivos, las mismas
pautas y se asocian con un objetivo claro, pensado (a propósito) y además anunciado por
escrito.
Proponen una ruptura en la cultura y las costumbres, se adelantan a su paradigma
queriendo romper con lo establecido en él, pretenden cambiar la realidad social.
Niegan el pasado ya que proponen una mirada completamente distinta, quieren causar
un choque, se muestran rebeldes a lo existente, aunque esto no quiere decir que no lo
conozcan, lo conocen e interesa (de otra forma no podrían negarlo).
Para esto buscan reemplazar la búsqueda metódica teorizada, ya existente, por la
experimentación desde la estética y la técnica estilística. Dejan de lado las sistematizaciones y
comienzan una nueva búsqueda, pretenden trasmitir su ideología y pensamiento de otra forma.
No buscan el consumismo de sus obras, sino que el artista debe impresionar al
burgués por su originalidad y trasgresión, deben seducir al cliente por el trabajo de “gesto” de la
obra.
Montoro:
A partir de las vanguardias nace el modernismo. Son las que rompen con la academia.
Es cuando los distintos países dan respuesta, dependiendo de su contexto
histórico, a la búsqueda de representación que tiene la burguesía.
(de la definición de Argan): es un movimiento, no escuela, porque piensan parecido,
comparten ideas.
Interés ideológico: tener ideas y estar comprometidos con las mismas. Compromiso social.
Prepara y anuncia: manifiesto y escritos
Alteración radical: cambio profundo, total, completo.
Cultura y costumbres: hábitos, todo lo que el hombre genera, construye.
Negar en bloque: todo.
Búsqueda histórica: academicista.
- 105 -
Entre 1870 y 1895 en toda Europa hay una gran baja de precios, hasta que el
descubrimiento de las minas de oro de en Transversal abre un período de aumento de precios,
un ventenio de paz y estabilidad que llega hasta 1914, coincidente con una excepcional
prosperidad económica.
En este contexto se agravan las contradicciones de la teoría liberal, donde, después de
la crisis del 70` aparecen algunos casos de proteccionismo y colonialismo, y en algunas
industrias se hace evidente el paso de la libre competencia al monopolio.
En lo referido a l contexto social, vale aclarar que en el siglo XIX Europa conoció una
tendencia revolucionaria en tono a la cual se organizan el pensamiento filosófico, el político y el
literario, la producción artística y la acción de los intelectuales.
La presión de las fuerzas populares en este período, se fue haciendo cada vez más
enérgica, el mismo arte y la literatura son vistos como espejos de esta realidad.
El arte deja de ser la expresión de un ideal colectivo unitario porque la sociedad no es
uniforme. El artista ya no reproduce lo que otros consideran bello, sino que investiga y
encuentra.
(la reforma de las artes figurativas) Entre 1904 y 1914, la búsqueda de los pintores de
vanguardias llegan a un punto decisivo y proponen una reforma radical de los principios que
ordenan los hábitos visuales; intentan liberar a al cultura artística de la reglas visuales del
pasado.
1. A principio de siglo XX, se desarrolla una discusión en el ámbito de la historia del
arte, sobre el valor de las reglas de la perspectiva, duda que fue manifestada por Hauck a
finales del siglo XIX..
2. La crisis en el campo científico, de los conceptos tradicionales de espacio tiempo,
históricamente relacionados, con las mismas convenciones de la perspectiva.
La teoría de la relatividad en 1905, los progresos de la moderna física nuclear, entre
otros desarrollos teóricos, llevan a reexaminar las bases del pensamiento científico,
especialmente de los conceptos espacio-tiempo.
La verdadera finalidad de la operación cultural que rige en las condiciones en
que surge la vanguardia, no era una modificación en el contenido de la representación
artística, sino una modificación del concepto tradicional de arte como actividad
representativa, contrapuesta al mundo de los procesos técnicos; poniendo en duda las
reglas de la perspectiva y su correspondencia con las leyes naturales del a visión, cae el
concepto de que exista un numero de reglas a priori.
TP Meli:
Contexto histórico: condiciones políticas, económicas y sociales propicias para el
movimiento de vanguardia:
- 106 -
Hacia 1980 y durante las dos primeras décadas del siglo XX, la aparición de
ciertos aspectos dentro de un marco mundial condicionaron el contexto histórico con relación a
las vanguardias artísticas. En un principio según afirma Benévolo, “(…) la cultura de
vanguardia ha puesto de nuevo en marcha la teoría y la práctica arquitectónica pero,
mientras tanto, las condiciones técnicas, económicas y sociales de las que depende el trabajo
de los arquitectos han evolucionado aún más rápidamente.”
A esto se le suma una Segunda Revolución Industrial que conlleva importantes
innovaciones técnicas (tal es el caso del procedimiento Bessemer en el campo
siderúrgico), posibilitando sus nuevas aplicaciones (como el uso de electricidad, el
avance sobre rutas de transportes tanto terrestres como marítimos, etc.) y favoreciendo
principalmente a un desarrollo del comercio internacional (fomentando al mismo tiempo la
economía mundial). Es importante destacar también los cambios que dicha Revolución
Industrial generó en las técnicas constructivas, permitiendo una mejor utilización del acero
y principalmente del hormigón armado como elemento estructural.
Más importante aún, cuando nos adentramos en lo que es la realidad política,
es el desarrollo de conflictos internacionales, afianzados sobre un sentimiento
nacionalista propio de cada país, que se traducen en la Gran Guerra. Este tipo de conflicto
afecta a todo el continente europeo de una manera directa, sin importar la posición que
mantenga cada país con respecto a otros. Si tomamos el caso de Holanda, el cual era
considerado un país neutral, podemos afirmar que el contexto lo condicionó pero a la vez le
suscitó su expresión artística, fundando el movimiento de Stijl en 1917, durante pleno proceso
conflictivo.
Lo cierto es que, la comunidad artística clamaba por un nuevo camino, y es en el caso
de la arquitectura que apoyada en el urbanismo (como ciencia surgida a mediados de siglo
XIX) buscaba una ciudad viva, que se integre en el espíritu de una sociedad activa y moderna,
rechazando el eclecticismo de los estilos históricos. Para esto la arquitectura y las demás
artes figurativas, deben crear a partir de un significado, el cual se corresponda con las formas
en que la sociedad expresaba sus sentimientos.
Esta búsqueda conduce a una separación entre arte y naturaleza, debido al hecho de
que se concibe al arte como factor necesario para la expresión, ya que la naturaleza no dice
nada por sí sola. A partir de entonces (y de manera constante en todas las
vanguardias del siglo XX) se abandona el mimetismo y se indaga en función de un
orden y una purificación.
TP:
¿Por qué hablamos de movimientos o grupos y no de escuelas?
A finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX se establecieron las Academias con el fin
de inculcar en sus alumnos la correcta educación de un artista. Los pintores y escultores se
reunían en sus aulas de dibujo al natural, los estudios donde los estudiantes dibujaban a partir
de un modelo natural. Éste era un elemento esencial en una educación artística clásica, ya que
- 107 -
el cuerpo humano era considerado la forma más elevada para expresar la belleza pura. Del
mismo modo que los griegos y romanos habían utilizado la figura desnuda como una metáfora
visual para representar a sus dioses y diosas, los artistas del siglo XVIII querían crear figuras
ideales, que representaran principios elevados y una belleza inmaculada. Ésta fue la expresión
más bella e inspirada que el arte podía lograr.
En contraposición a este aprendizaje riguroso que pretendían las academias, donde los
estudiantes tenían que dedicar largas horas a copiar la estatuaria clásica, surgió
posteriormente el fenómeno del arte de vanguardia, uno de los más típicos de la cultura
contemporánea, el cual se presentó anticipando y reflejando casi todos los aspectos, las crisis
y las contradicciones. El término vanguardia, que dativa del lenguaje militar, denota la acción
de un grupo o movimiento artístico que experimentó formas y temas con anticipación respecto
a la producción normal, al código en uso. A este significado pueden añadirse una serie de
connotaciones como las de “activismo, antibelicismo y nihilismo, belicismo y futurismo,
antipasadismo y modernismo, arte abstracto y arte puro”.
Entre las muchas contradicciones de la vanguardia está la de una doble exigencia: por
una parte se persigue un arte puro, fundado en sus propios medios, por la otra se alienta
continuamente la intención de un arte social comprometido.
Así, las iniciativas de vanguardia empezaron siempre reivindicando su propia libertad y
originalidad respecto de cualquier precedente y fueron promovidas, de hecho, por personas
aisladas o por pequeños grupos que pudieron actuar conservando su independencia frente al
resto de la sociedad, mientras enunciaban programas generales, válidos universalmente.
TP:
Existen ciertos puntos en común que vincularon a estos movimientos de vanguardia,
entre los que se pueden mencionar cierto alejamiento respecto de la naturaleza, una pérdida
de la simetría propia de las composiciones cerradas anteriores reemplazada por una
configuración dinámica y asimétrica, una renovada concepción espacial que pone en crisis las
leyes de la perspectiva del Renacimiento, entre otras. Todas estas características se relacionan
con el principal aspecto en común que guardan las vanguardias: su relación con la historia. La
actitud voluntaria de ruptura con el pasado (aunque no de negación) de todos los movimientos
de principios del siglo XX se relaciona con el concepto de ‘ideología’, a través del cual se debe
llevar a la práctica una ‘actitud’.
Por 1º vez, los pintores declaran no tener intenciones preconcebidas que expresar.
Picasso: “Un cuadro no está pensado ni establecido desde un principio; mientras que se trabaja
se transforma en la misma medida en que cambia el pensamiento”. Braque: “El cuadro es cada
vez una aventura, cuando me enfrento con la tela blanca no sé nunca lo que brotará de allí”.
- 108 -
Los objetos de la realidad empírica son captados por los pintores solo después de
haber eliminado las referencias comunes que los unen a esta realidad, entre ellas las utilitarias.
Se habla de una pintura libre, por fin, de conexiones empíricas.
TP:
El cubismo, nacido en 1907, tuvo como rasgos principales la construcción de imágenes
mediante una estructura geométrica, la representación plástica de los objetos a través de los
planos y las facetas que constituyen su volumen, la multiplicidad o interpenetración de las
configuraciones, la representación de la totalidad espacial del objeto, la simultaneidad de las
visiones, la fusión de la figura con el fondo, una concepción renovada del espacio según la
hipótesis espacio-temporal, verdadera o supuesta.
“El cubismo rompe con la perspectiva del Renacimiento. Considera los objetos
relativamente, es decir, desde varios puntos de vista, ninguno de los cuales tiene predominio
absoluto. Al seccionar los objetos de esta manera los ve simultáneamente por todos los lados,
desde arriba y desde abajo, desde el interior y desde el exterior. Gira en torno a los objetos y
penetra en su interior. De esta manera, a las tres dimensiones del Renacimiento, que se han
mantenido durante tantos siglos como caracteres fundamentales, añade una cuarta, el tiempo”.
(S. Giedion, Spazio, Tempo e architettura, cit., pág. 423).
Si bien con el cubismo se acentúa aquel alejamiento de la naturaleza, los pintores
cubistas no abandonaron nunca la apelación a la misma, aunque fuera débil o deformada; el
cubismo no fue nunca un arte abstracto.
TP:
¿Cuáles fueron las condiciones de contexto que marcaron el origen del movimiento de
vanguardia que se le ha asignado a su grupo?
- 109 -
experimentó el desarrollo económico más intenso y se convirtió así en el centro del desarrollo
industrial de la región. El aumento de la producción de acero, carbón y hierro permitió el
mejoramiento en materia de ferrocarriles, barcos a vapor, telégrafos, etc., y por ende, el
crecimiento de las comunicaciones. Esta situación permitió la formación de un mercado
económico activo, sumado a la consolidación de una burguesía industrial aliada a los junkers
(terratenientes). Políticamente, en su gobierno predominaban las ideas liberales y se hacía
cada vez más intensa la actividad política de grupos nacionalistas que apoyaban la formación
definitiva de un Estado nacional. En el contexto socio-cultural también adquirió mayor
supremacía Prusia: su población era mucho más homogénea que la austriaca, no existían
pueblos tan diferentes en su lengua, religión y costumbres como en Austria.
Finalmente, en 1871, tras la victoria de Prusia en la guerra franco-prusiana, se creó el
Imperio alemán: la unificación como un moderno estado-nación de los diferentes estados
alemanes en torno a Prusia, excluyendo a Austria. La capital del nuevo Imperio se estableció
en Berlín.
A partir de entonces se inicia un período de gran desarrollo de la nación alemana en los
campos económico, geográfico, político y militar.
Durante el reinado de Guillermo II (1888-1918), Alemania emprendió un curso
conquistador. Hacia 1880 la mayor parte de África estaba sin ocupar por las potencias
occidentales, y por ello se convirtió en el principal objetivo de la nueva expansión imperialista,
dando lugar al llamado ‘reparto de África’. Además, el comercio alemán estaba en conflicto
frecuentemente con el inglés, y hacía cuanto podía para adquirir bases navales en todos los
mares.
A partir de 1884 inició el establecimiento de varias colonias fuera de Europa, en África y
Asia; pero los alemanes no eran los únicos en este proceso, y las luchas por estas tierras
causaron tensiones entre las grandes potencias europeas. La mayoría de las alianzas en las
que Alemania había estado no se renovaron, y las nuevas alianzas excluyeron al país. Más allá
de sus contactos con Austria-Hungría, Alemania se vio cada vez más aislada.
Por otro lado, en la organización interna alemana, el capitalismo se abría paso con
enorme fuerza, pero a pesar de la creciente prosperidad de la industria, las condiciones de vida
del proletariado no mejoraban. El comercio se fortalecía con el incesante aumento de las
exportaciones, y la agricultura alemana ya no bastaba para alimentar a la nación; la industria
absorbía a la agricultura y los terratenientes pedían la elevación de las tarifas aduaneras,
acentuando el rigor de las políticas proteccionistas. Pero este recargo a los impuestos
agravaba la situación de las clases populares. La Socialdemocracia, que era minoría en el
gobierno, carecía de fuerza para modificar aquella situación, y los terratenientes e industriales
presionaban al Gobierno para que aboliese el derecho electoral general, temerosos del avance
socialdemocrático.
La protesta de los diputados obreros era ineficaz en el Parlamento, gobernado por el
Centro Católico, pero en la calle ganaban terreno. En ningún otro país avanzaba el socialismo
tan rápido y sólidamente como en Alemania, de manera tal que la Socialdemocracia alemana
estaba ya en camino de ser la organización socialista más poderosa del mundo. De este modo
y frente a las condiciones vividas en Alemania a principios del siglo XX (la agresividad
imperialista de las clases conservadoras, la amenaza constante sobre los derechos
conquistados por el proletariado, la repercusión en occidente de la revolución rusa de 1905,
entre otras) el movimiento obrero alemán se vio en la situación de poder revisar las tácticas
revolucionarias. En 1903, en el Congreso en Dresde, la Socialdemocracia habló por primera
vez de la huelga general revolucionaria, tema que se convertiría en el principal de casi todos
los congresos socialistas posteriores.
- 110 -
estilo de la sociedad (Kart Ernst Osthaus, por ejemplo, era uno de ellos y propuso al arte como
máquina propagandística). Los arquitectos, por su parte, pensaban que el arte historicista
debería ser reemplazado por un arte más pesado y monumental que representara mejor tanto
la nueva escala a que se construía como el contexto de competencia y poder que estos nuevos
edificios representaban.
El arquitecto Bruno Schmitz, con su sentido de la magnificencia, representaba a la
perfección el paso de los gestos imperiales de Guillermo II a la arquitectura. Su monumento
Völkerschlacht en Leipzig significaba un símbolo del poder nacional y representaba el espíritu
de la Alemania guillermina, debido a su monumentalidad y su empleo ilusionista de los
materiales –la obra estaba construida en hormigón armado pero fue revestida de pórfido-.
- 111 -
1 2
1- Karl Schmidt-Rottluff:
Mujer haciéndose la toilette
(1915); tela, Hamburgo,
Kunsthalle.
2- Maurice Vlaminck: Interior
de cocina (1904); tela, 0.56 x
0.45 m., Lyon, Musée des
Meaux-Arts.
3- Erich Heckel: Paseo por el
Grunewaldsee (1911); tela,
0.71 x 0.80 m., Essen,
Museum Folkwang.
3
Se plantea la expresión –movimiento que va desde el interior al exterior, es el sujeto
que se imprime a sí mismo en el objeto- en oposición a la impresión –como movimiento que va
desde el exterior al interior, la realidad (el objeto) se imprime en la conciencia (el sujeto)-. El
Expresionismo representa el impulso de la voluntad, incluso a veces agresivo, en oposición a la
actitud sensitiva en relación con la realidad, propia del Impresionismo.
El Expresionismo, entonces, es un movimiento realista que exige el compromiso total
del artista en el problema de la realidad, el cual resuelve en el plano de la acción. Así, siendo
un arte comprometido que tiende a incidir profundamente sobre la situación histórica, plantea el
problema de la relación concreta con la sociedad y, por ende, el de la comunicación.
Mario De Micheli en su libro, “Las Vanguardias artísticas del siglo XX”, afirma que el
expresionismo es sin duda un arte de oposición, nace sobre una base de protesta y crítica al
impresionismo. El mismo autor identifica algunos elementos característicos del expresionismo,
que de forma diversa reaccionan al falso esplendor del imperio guillermino.
El primer elemento, es el desencadenamiento de las potencias liberadoras de la
naturaleza, de la libertad y del instinto incapaz de sufrir las inhibiciones de una falsa moral.
En cambio el segundo elemento es el que insiste en la exigencia de apartarse de la
vulgaridad y la dureza de la sociedad, refugiándose en el reino inalienable del espíritu, donde
ninguna fuerza externa puede penetrar y llevar desorden.
El tercer elemento refiere, por el contrario, a la oposición activa con un sentido crítico y
polémico, con objetivos específicos y también políticos.
El artista expresionista transfigura el espacio, él no mira: ve, no cuenta: vive, no
reproduce: recrea, no encuentra: busca. Los hechos –fábricas, casas, enfermedades,
prostitutas, gritos y hambre- adquieren importancia solo en el momento en que la mano del
artista, aferra lo que está detrás de ellos.
- 112 -
Lo nuevo y lo inédito en relación con otras épocas es el desprendimiento de la noción
burguesa del mundo, que se da porque cada hombre ya no es un individuo vinculado al deber,
a la moral, a la sociedad o a la familia. En este arte el hombre es solo una cosa, la más grande
y la más mísera: es hombre.
La mano del artista pinta las cosas como lo que son, sin la necesidad de regular las
cosas siguiendo una lógica, sin raciocinio, únicamente según la medida del sentimiento. El
hombre ya no es bello y rubio, ni salvaje primitivo, si no que es el hombre puro y simple. Ni
humano ni sobrehumano, solo es hombre.
El terreno en el que todos los expresionistas compartían sus ideas era, sobre todo, el
impulso de destrucción de las viejas reglas. La destrucción de todo canon que pudiera
obstaculizar la manifestación de la inspiración inmediata.
El fenómeno expresionista se manifestó con mayor fuerza en Alemania, donde el
régimen imperial, feudal y militarista acentuaba todas las contradicciones sociales y políticas.
Sin embargo, el movimiento intenta pasar del cosmopolitismo modernista a un
internacionalismo más concreto. Sigue relacionado con sus respectivas tradiciones figurativas
nacionales, el fauvismo típicamente francés y movimiento Die Brücke típicamente alemán; pero
se excluye la intencionalidad nacionalista. En otras palabras, se intenta dar vida a un arte
históricamente europeo, como advierte Argan en “El Arte Moderno”, tomando conciencia de las
distintas tradiciones y con deseos de superarlas. Y cuando hablamos de superarlas, nos
referimos no a intentar salirse de ellas sino a comprender que una historia moderna ya no
puede ser una historia nacional.
A modo de conclusión, podemos decir que los principios que el expresionismo pone en
juego, marcan una ruptura con el pasado, y específicamente con el impresionismo. En el
expresionismo el artista se aleja del mundo burgués para comprometerse con la realidad
cotidiana, no se ubica como un ser superior al hombre común, y expresa la realidad de una
forma tal que pone en evidencia en cada una de sus obras los valores que el artista pretende
resaltar.
Estos cambios no se dieron por casualidad, si no que están provocados por las
condiciones históricas del contexto, (del cual se hablo en la pregunta anterior) y que se
expresan principalmente en el alejamiento por parte de los artistas de las burguesías
ascendentes y de la monarquía, fruto de comenzar a ver la realidad con los ojos de un
expresionista, el cual sabe captar y expresar el sentimiento más profundo. Característica que
puede verse desde el surgimiento del movimiento, en 1905, cuando un grupo de artistas
captaron y expresaron en sus obras que el sentimiento de calma de ese momento -Imperio de
Guillermo II- no era más que una falsa sensación, que la realidad de la crisis social de Europa
se ocultaba bajo el positivismo que alentaba el progreso.
1
DE MICHELI, Mario. Las vanguardias artísticas del siglo XX. Madrid, Alianza.
- 113 -
caracteres, donde cada uno animaba al otro. Este grupo, sin darse cuenta, llegó a formar un
grupo llamado Brücke (el Puente), fue el mismo que le dio un comienzo al movimiento.
Algunos escritores sostienen que tal vez, se podría considerar como un manifiesto a la
conferencia que Kasimir Edschmid pronunció en 1917, pero hace referencia a la poesía del
expresionismo. Pero no hay manifiestos artísticos.
En el transcurso de los años se reunieron muchos artistas en torno al Brücke. Muchos
fueron nombrados miembros pasivos y recibían la publicación mensual. A partir de 1906 se
publicaron carpetas con trabajos gráficos de sus miembros grabados a mano. Lo cual refleja
que la manera que tenía el grupo de difundir sus ideas era a través de la obra misma.
Otra manera en que el expresionismo trataba de manifestarse, se dio en 1919 cuando,
tras la revuelta espartaquista, se puso fin a las actividades públicas que venían realizando un
grupo organizado por Taut y Behne, el cual abogaba por crear una obra de arte total creada por
la participación activa del pueblo. Tras la supresión que ocasionó la revuelta, se inició una
correspondencia utópica que inició Bruno Taut, llamada “la cadena de cristal”. La sugerencia
que Taut hacía era que “todos y cada uno de nosotros dibujaremos o anotaremos, con breves
intervalos de tiempo, de manera informal y a medida que el espíritu nos impulse… las ideas
que nos gustaría compartir con nuestro círculo”.2
Esta correspondencia utópica sirvió para desarrollar y revelar las diversas actitudes
representadas por el círculo.
En conclusión, el expresionismo nunca tuvo un manifiesto, esto se dio por la condición
de individualidad de cada obra, ya que más allá de que los artistas coincidieran en
determinadas características, ninguno de ellos podría captar la escena y luego plasmar la
misma de igual modo. El expresionismo siempre se basó en la obra misma para difundirse,
como lo hacían los artistas que trabajaban en el estudio de Kirchner, como también Taut con su
cadena de cristal.
2
DE MICHELI, Mario. Las vanguardias artísticas del siglo XX. Madrid, Alianza.
3
PENHT, Wolfgang; La arquitectura expresionista. Ed.Gustavo Gili, Barcelona.
4
PENHT, Wolfgang; La arquitectura expresionista. Ed.Gustavo Gili, Barcelona.
- 114 -
Ernst Ludwig Kirchner:
La Belle-Alianza-Platz en
Berlín (1914).
En esta pintura se
puede ver la reminiscencia
que hacen los artistas del
expresionismo al pasado
medieval: recupera un
paisaje urbano oscuro,
tenebroso, imagen que
nos remite a la Edad
Media. Con esta
escenografía de ciudad
gótica se desea expresar
la angustia y
desesperanza del
presente.
- 115 -
como paradigma universal de todos los edificios religiosos, que, junto con la fe que inspiraba,
era un elemento urbano esencial para la reestructuración de la sociedad.
Las nuevas organizaciones de asistencia social, los hospitales, los inventos o las
innovaciones o mejoras técnicas: todo esto no traerá una nueva cultura; pero la arquitectura de
cristal sí lo hará.
Se abogaba por una nueva obra de arte total creada por la participación activa del
pueblo, unificando las energías creativas de la sociedad como en la Edad Media. El arte no
debe ser nunca más el placer de unos pocos, sino la vida y la felicidad de las masas.
La ‘Cadena de cristal’ se trataba de una correspondencia utópica que Bruno Taut inició
en 1919 con la siguiente sugerencia: todos y cada uno de nosotros dibujaremos o anotaremos,
con breves intervalos de tiempo, de manera informal y a medida que el espíritu nos impulse, las
ideas que nos gustaría compartir con nuestro círculo.
Taut, al igual que los planificadores socialistas de la revolución rusa, recomendaba la
desintegración de las ciudades y el retorno de la población urbana al campo. En su aspecto
más práctico, intentaba establecer modelos para comunidades agrarias basadas en la
artesanía; en su aspecto más fantástico, preveía la construcción de templos de cristal en los
Alpes.
En una carta a su esposa Mendelsohn explicaba: sin duda el elemento primordial es la
función, pero la función sin la sensibilidad se queda en simple construcción. Más que nunca me
reafirmo a mi programa conciliador. Función + dinámica: ese es el reto.
- 116 -
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
En 1909, el futurismo italiano anunciaba sus principios iconoclastas (q destroza íconos)
a la burguesía complaciente de la Belle Epoque.
Los 11 puntos del Manifiesto Futurista:
1 al 4: resaltan las virtudes de la temeridad, la energía y la audacia; y reafirman la
magnificencia de la velocidad mecánica (un coche de carreras es más bello que la victoria de
Samotracia).
5 a 9: idealizaban al conductor del vehículo como parte integral de la trayectoria del
universo; resaltan las virtudes del patriotismo y la glorificación de la guerra.
10: exigía la destrucción de las instituciones académicas.
11: detallaba el contexto ideal de una arquitectura futurista: cantaremos a las grandes
muchedumbres agitadas por el trabajo, el placer o la revuelta; a las estaciones glotonas
tragadoras de serpientes q echan humo; a las fábricas suspendidas de las nubes por los
cordeles de sus humaderas; a los puentes para los saltos de gimnastas lanzados sobre la
cuchillería diabólica de los ríos; a las locomotoras de amplio pecho que piafan sobre los raíles
como enormes caballos de acero sujetados con largos tubos; y al vuelo deslizante de los
aeroplanos, cuya hélice ondea como bandera y aplaude como una muchedumbre entusiasta.
Este pasaje era un sincero homenaje al triunfo de la industrialización, a los fenómenos técnicos
y sociales del SXIX tal como se habían extendido gracias a la aviación y a la energía eléctrica.
En 1909, el futurismo era un impulso más que un estilo, de modo q pese a toda su
oposición explícita tanto a la secesión como a la postseccesión clasicista, no estaba nada claro
qué forma podría tener una arquitectura futurista.
BENEVOLO, Historia de la arquitectura moderna:
Al comenzar la guerra, el futurismo es atraído inmediatamente por la acción política;
Marinetti se convierte en propagandista de la intervención de Italia y muchos futuristas se
alistan voluntarios para la guerra, en la que mueren Boccioni y Sant’Elia; pero el movimiento se
vuelve a encontrar postrado en la posguerra, y Marinetti conduce sus restos a confundirse con
el fascismo.
Umberto Boccioni:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
Intenta ampliar el campo del objeto escultórico para incorporar su entorno inmediato.
En su interés por una expresión no naturalista, en 1913 escribía: todas estas convicciones me
obligan a buscar en la escultura no la forma pura, sino el ritmo plástico puro; no la construcción
de cuerpos, sino la construcción de la acción de los cuerpos. Por eso tengo como ideal no una
arquitectura piramidal (situación estática), sino una arquitectura helicoidal (dinamismo). Es más,
mi inspiración busca una fusión completa del entorno y el objeto por medio de la
interpenetración de los planos.
Filippo Marinetti:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
Escribía: nada en el mundo es tan bello como una central eléctrica grande y rumorosa,
que contiene las presiones hidráulicas de toda una cadena de montañas y produce la energía
eléctrica para todo el paisaje, sintetizada en paneles de control repletos de palancas y
relucientes artefactos. Esta visión del esplendor mecánico quedó adecuadamente reflejada en
los diseños de centrales eléctricas realizados en las mismas fechas por Antonio Sant’Elia.
En contra del gusto anticuado de esa ‘ninguna parte’ de Morris, Marinetti afirmaba que:
el espíritu de la democracia y la decadencia de las religiones han hecho completamente inútiles
los vastos edificios permanentes y adornados que una vez sirvieron para expresar la autoridad
regia, la teocracia y el misticismo. El derecho de huelga, la igualdad ante la ley, el poder
usurpador de la muchedumbre, la velocidad de las comunicaciones internacionales y los
hábitos de higiene y comodidad exigen, por el contrario, grandes edificios de pisos bien
ventilados, ferrocarriles de absoluta fiabilidad, túneles, puentes de hierro, gigantescos
transatlánticos de gran velocidad, inmensas salas de reuniones y cuartos de baño diseñados
para el rápido cuidado diario del cuerpo. En resumen, reconocía correctamente el implacable
advenimiento de un nuevo medio cultural consagrado a una sociedad de gran escala y mucha
movilidad.
- 117 -
Antonio Sant’Elia:
FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna:
En 1914, Sant’Elia mostró sus dibujos para la futurista Città Nuova. No esta claro en q
fecha tuvo su 1º contacto con Marinetti y con el círculo futurista, pero ya estaba completamente
bajo su influjo por la época en que escribió su Messaggio como prefacio a la exposición de
1914. El Messaggio especifica finalmente, sin usar la palabra ‘futurista’, la rigurosa forma que
debía adoptar la arquitectura en el futuro. Las partes más específicas del texto dicen: El
problema de la arq. Moderna no es un problema de recomposición lineal. No se trata de
encontrar nuevas molduras, nuevos cercos de ventanas o de puertas, sino de crear desde los
cimientos la nueva casa construida, determinando nuevas formas, nuevas líneas; una
arquitectura q tenga su razón de ser tan solo en las condiciones especiales de la vida moderna,
y su correspondencia como valor estético en nuestra sensibilidad.
También escribía en el Messaggio: el cálculo de la resistencia de los materiales y el
uso del hormigón armado y del hierro excluyen la ‘arquitectura’ entendida en el sentido clásico
y tradicional. Los materiales modernos de construcción y nuestras nociones científicas no se
prestan en absoluto a la disciplina de los estilos históricos. Sentimos que ya no somos los
hombres de las catedrales y de las tribunas, sino de los grandes hoteles, de las estaciones
ferroviarias, de las carreteras inmensas, de los puertos colosales, de los mercados cubiertos,
de las galerías luminosas, de las calles rectilíneas y de las demoliciones saludables. Tenemos
que inventar y fabricar ex-novo la ciudad moderna, semejante a una inmensa obra tumultuosa,
ágil, móvil, dinámica en todas sus partes; y tb la casa moderna, semejante a una máquina
gigantesca. Los ascensores no deben agazaparse como parásitos solitarios en los huecos de
las escaleras, sino q las escaleras, convertidas en algo inútil, deben ser abolidas, y los
ascensores deben trepar, como serpientes de hierro y vidrio, a lo largo de las fachadas. La
casa de hormigón, vidrio, hierro, sin pintura ni escultura, rica solamente por la belleza congénita
de sus líneas y sus relieves, extraordinariamente fea en su mecánica simple, tan alta y tan
ancha como sea necesario, y no como esté prescrito por las leyes municipales, debe surgir al
borde de un abismo tumultuoso: la calle.
Esta formulación, que especifica la forma de las casas a ‘gradinate’ diseñadas por
Sant’Elia en 1914, es de una naturaleza dinámica.
Los croquis de Sant’Elia para la Città Nuova no son enteramente coherentes con sus
preceptos. Mientras que el Messaggio adoptaba una posición contraria a cualquier arquitectura
conmemorativa y, en consecuencia, opuesta a todas las formas estáticas y piramidales, los
dibujos de Sant’Elia están repletos de imágenes monumentales.
<<Las casas durarán menos que nosotros, cada generación deberá fabricarse su
propia ciudad>>.
- 118 -
‘espacio superficial’ del plano pictórico (tal como se representa en Composición con planos de
colores sobre fondo blanco, de 1917).
Sin embargo, Van der Leck y Van Doesburg iban a llegar a una estructuración lineal del
propio plano pictórico mediante el uso de barras estrechas de colores grabadas en un fondo
blanco. La vaca y Ritmo de una danza rusa, de Van Doesburg, datan de este período.
En las 1º etapas de De Stijl hubo relativamente poca actividad arquitectónica.
En 1917 se creó la famosa silla Roja-azul de Rietveld. Esta sencilla pieza de
mobiliario, basada en una silla-cama plegable tradicional, ofreció la 1º ocasión para aplicar la
estética neoplástica en 3d. las barras y los planos de las composiciones de Van der Leck se
hacían realidad en ella como elementos articulados y desplazados en el espacio. Aparte de su
articulación, la silla se distinguía por el uso exclusivo de colores primarios en conjunción con un
armazón negro: una combinación que, añadiendo el gris y el blanco, se iba a convertir en el
esquema cromático habitual del movimiento. Su estructura permitió a Rietveld poner de
manifiesto una organización tectónica que estaba claramente libre de las analogías biológicas
del Art Nouveau.
- 119 -
centrífugamente desde el centro del cubo. De este modo, la altura, la longitud y la profundidad,
más el tiempo (es decir, una entidad de 4d) adquieren una expresión plástica completamente
nueva en espacios abiertos. De esta manera, la arquitectura logra un aspecto más o menos
fluctuante que contrarresta, por así decirlo, la fuerza de gravedad de la naturaleza.
En 1924, Van Doesburg decía: exigimos que nuestro entorno sea construido de
acuerdo con leyes derivadas de principios firmemente establecidos. Estas leyes, ligadas a la
economía, las matemáticas, la técnica, la higiene, etc., nos llevan hacia una nueva unidad
plástica. Su interés consciente por un orden universal seguía vivo en 1930, cuando decía:
cuando los medios de expresión se liberan de toda particularidad, están en armonía con le fin
último del arte, que es hacer realidad un lenguaje universal.
Fue Mondrian el único que mantuvo su compromiso con los estrictos principios del
movimiento: la ortogonalidad y los colores primarios. Con ellos continuó representando la
armonía de una utopía irrealizable. El arte será tan solo un sustituto mientras la belleza de la
vida siga siendo deficiente. Irá desapareciendo proporcionalmente, a medida que la vida
acreciente su equilibrio.
TP Meli:
El neoplasticismo, es una de las formas de abstracción de las primeras décadas
del siglo XX. tiene como objetivo la creación de un nuevo lenguaje, que lejos de ser
heredado, es inventado por Piet Mondrian quien lo expone en la revista stijil como una
suerte de tratado. El movimiento se basa en una concepción analítica de la pintura, en
la búsqueda de un arte que trascienda la realidad externa, material , reduciéndola a formas
geométricas y colores puros para hacerla universal.
No puede apreciarse suficientemente el espléndido esfuerzo del cubismo, que rompió
con la apariencia natural de las cosas y parcialmente con la forma limitada.
La determinación del espacio que hace el cubismo mediante la exacta
construcción de volúmenes es prodigiosa. Así se fundaron los cimientos sobre los cuales pudo
levantarse una plástica de "relaciones puras", de "ritmo libre", antes aprisionado por las
formas limitadas.
Piet Mondrian:
Las primeras dos obras de Piet Mondrian son escenas rurales donde se observa
la influencia de su tío, Frits Mondrian, pintor impresionista de la Escuela de La Haya. (Vista de
Winterswijk. ; Vista de Amstel).
En la búsqueda del arte como forma de expresión de contenidos universales, Mondrian
realiza la serie de pinturas Arbol Solitario (1906), donde se concientiza de lo universal a
partir de la desaparición progresiva de los detalles individuales.
Poco a poco, entre 1908 y 1912, avanza hacia un esti lo en el que la realidad es
reducida a sus rasgos esenciales. El tema pierde toda relevancia, la línea y el color son los
únicos vehículos de expresión del contenido del cuadro; estos años son importantes, ya que
desde 1908, Piet Mondrian, viajará a Domburg con frecuencia. Vale destacar que
Doemburg es una ciudad costera en la que se reunian personas intelectuales, escritores,
etc. Es aquí donde logra desarrollar un tipo de paisajes costeros donde los rasgos mas
simples cobran mayor relevancia, las fuertes verticales de los faros, las horizontales del
- 120 -
mar y la rorundidad gegeometrico de las dunas. (La serie de los Faros ; la serie de las
Dunas).
En 1912 se traslada a Paris, ya que se estaban forjando las nuevas ideas
artísticas, y conocerá el fauvismo, el futurismo y el cubismo. (Naturaleza muerta con jarro de
Jengibre I ; Naturaleza muerta con jarro de Jengibre II).
Los años de la Primera Guerra Mundial los pasa en Holanda y de su
colaboración con Theo van Doesburg nace en 1917 la revista De Stijl, que reunió a un grupo de
artistas cuyo objetivo era hacer visible la esencia de la realidad. De Stijl aspiraba a la
expresión de lo universal y Mondrian definió este objetivo para el cual encontró el nombre de
Neoplasticismo.
El dato: En 1924 se separa de Theo van Doesburg cuando éste quiere
introducir la diagonal como signo de dinamismo y abandona De Stijl para trasladarse
finalmente a Nueva York.
- 121 -
IV.5- Constructivismo: el arte, la arquitectura y la urbanística para una
nueva sociedad:
- 122 -
Otra de las obras pioneras fue el diseño de Tatlin, en 1920, para un monumento de 400
metros de altura en honor de la Tercera Internacional: el Monumento a la Tercera
Internacional. Difícilmente se puede considerar esta torre como un objeto puramente utilitario;
sino que la misma quedó como una metáfora monumental de la armonía de un nuevo orden
social. Esta obra, en la cual primaba el uso del tema helicoidal, encerraba una serie de sólidos
platónicos cada vez más pequeños y hacía una exhibición retórica del hierro, el vidrio y el
movimiento mecanizado como los elementos propios del milenio.
- 123 -
Con la muerte de Lenin, el período heroico de la revolución llegó a su fin. Sin el carisma
de Lenin, las perspectivas inmediatas tendían más al conflicto que a la solución: la batalla por
la sucesión dentro del partido, la modernización de la industria y la agricultura, la campaña
contra el analfabetismo, la lucha diaria por proporcionar cobijo y alimento, el impulso para
electrificar el país y la necesidad siempre presente de forjar un vínculo real entre el proletariado
urbano industrial y una sociedad rural dispersa y con vestigios feudales. Por encima de todo
estaba la batalla anual por conseguir suficiente comida para la población urbana.
El problema crónico desde el punto de vista de la arquitectura era claramente la
vivienda. No se había construido nada desde el inicio de la primera guerra mundial y las
existentes estaban deterioradas.
Principalmente por este motivo se formó un nuevo grupo, OSA (Sociedad de
Arquitectos Contemporáneos), dedicado a la incorporación de métodos científicos en el
ejercicio de la profesión arquitectónica. OSA se encomendó la tarea de formular los programas
necesarios y las formas tipo para una naciente sociedad socialista, preocupándose así mismo
de temas más amplios como la distribución de la energía y la dispersión de la población. Así
pues, sus intereses primordiales eran: primero, el tema del alojamiento colectivo y la creación
de las adecuadas unidades sociales; y segundo, el proceso de distribución, en concreto el
tránsito en todas sus formas.
En búsqueda de la forma apropiada de la nueva vivienda colectiva, llamaron a un
concurso para intentar desarrollar y depurar un nuevo prototipo residencial, algo en la línea del
falansterio de Fourier. La mayoría de las propuestas daban una importancia simbólica y
operativa a un corredor interior con accesos a ambos lados, un volumen formado por la
alternativa de viviendas dúplex.
Toda esta actividad animó al gobierno a formar un grupo de investigación sobre la
normalización de la vivienda, bajo la dirección de Guínzburg, quien en 1929 escribía:
“Ya no podemos forzar a los ocupantes de un edificio concreto a vivir colectivamente,
tal como hemos intentado hacer en el pasado, en general con resultados negativos. Hemos de
ofrecer la posibilidad de una transición gradual y natural hacia la utilización colectiva de
algunas zonas diferentes. Ésa es la razón por la que hemos intentado mantener aislada cada
vivienda de la contigua y por la que hemos considerado necesario diseñar el nicho de la cocina
como un elemento convencional de tamaño mínimo que podría eliminarse del apartamento
para permitir la introducción del suministro de comida desde la cantina en cualquier momento.
Considerábamos absolutamente necesario incorporar ciertas características que alentasen la
transición hacia un modo de vida socialmente superior, alentar pero no dictar.”
En 1930, Ojitovich escribía:
“Hemos llegado a un momento de desencanto con respecto a las llamas ‘comunas’,
que privan al trabajador del espacio habitable a favor de corredores y pasadizos caldeados. La
seudo comuna que no permite al trabajador mas que dormir en casa, que le priva tanto de su
espacio habitable como del aseo personal (las colas que se forman ante los baños y lavabos, y
en la cantina), está empezando a provocar el descontento colectivo.”
- 124 -
Al final, las grandes comunas colectivas quedaron desprestigiadas no solo por la falta
de aceptación social, sino también porque su escala suponía el uso de una tecnología
sofisticada y de los escasos recursos materiales.
Finalmente, siguiendo los esquemas de Arturo Soria, el grupo OSA propuso unos
asentamientos en bandas. Un ejemplo típico de estas propuestas fue el proyecto de la Ciudad
Verde, diseñado por Barshch y Guínzburg para la ampliación de Moscú, publicado en 1930.
Consistía en el trasvase progresivo de la población existente en Moscú, permitiendo así el
deterioro de la vieja capital y su transformación gradual en una zona verde semirrústica dentro
de la cual algunos monumentos significativos quedarían como recuerdo de la cultura del
pasado.
El fracaso de OSA en el planteamiento de propuestas suficientes concretas para la
planificación a gran escala, y en el desarrollo de tipos edilicios residenciales que fuesen
apropiados para las necesidades y los recursos de un consternado estado socialista, dieron
como resultado la desaparición de la arquitectura moderna en la Unión Soviética.
Las ideas suprematistas se divulgan en Alemania a través de El Lissitzky y el mismo
Malevich se traslada, en 1926, a la Bauhaus.
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ARGENTINA:
NEOCLASICISMO:
Período de Rivadavia y Rosas:
Recova.
CATELIN (fachada catedral)
PELLEGRINI (Primer teatro Colón)
ZUCCHI
FOSATTI (Palacio San José)
TAYLOR (aduana Bs. As.)
Neogótico
Neorrenacentista
LIBERALISMO:
Medievalismo
Neogótico
Neorrománico
BENOIT
ART NOUVEAU:
Falta:
Benévolo parte de berlage
Waisman parte de pintoresquismo
Gaudet y el elementalismo
liberalismo: exxpresion en diversos contextos politicos: mexico, brasil,
venezuela y uruguay.
Expo de Sevilla 1929- pabellones arg, peruano y mxicano
- 126 -
VI.6 – Las vanguardias pictóricas y literarias argentinas y americanas.
- 127 -
Si bien se trata de obras bien diferenciadas, responden con igual calidad al recambio esperado
en el ámbito cultural argentino, como estaba ocurriendo en distintas partes del mundo. Se
solicitaba ya dejar atrás ciertas maneras verbales que habían cumplido honrosamente con su
época de esplendor y comenzaban a mecanizar la expresión.
En todas partes se respiraba el anhelo de una verdadera transformación de la estética
profunda. En Francia, los fantasistas o los creacionistas, como en Alemania los expresionistas,
intentan, entre otros, responder a la demanda de una nueva contestación a las realidades de
un mundo que cambia con velocidad. En Buenos Aires, serán los temas y la retórica que
propongan los integrantes del movimiento martinfierrista el sello local de esos cambios
pretendidos, en oposición a las últimas manifestaciones del Modernismo.
El puerto de Buenos Aires recibe, a fines de 1921, a Jorge Luis Borges de su estadía en
España, y junto a él, los modos expresivos del movimiento ultraísta. Esta corriente, concebida
en aquel país en 1918 bajo la guía de Rafael Cansinos-Asséns, ancla en el ámbito literario
cuando Borges, junto a González Lanuza, Guillermo Juan y Francisco Piñero lanza la revista
"Prisma" y luego a su sucesora "Proa", la de la primera época. Dos años después, en 1924,
surge la segunda temporada de "Proa". Borges la llevará adelante con Ricardo Güiraldes,
Rojas Paz y Brandán Caraffa.
Por otra parte, los martinfierristas reclamaban ser reconocidos como la “izquierda estética del
campo intelectual” y tiene un tema que pauta toda su historia: Beodo.
El periódico "Martín Fierro", en un principio colmado de poetas respetuosos de las leyes
métricas de las poesías, abre paso a los cultores del verso libre, sin rimas ni medidas. Al ajuste
retórico de ayer le sucederá una liberal soltura en la composición, acorde al momento histórico,
que las generaciones futuras reciben con agrado. Tanto poetas como lectores acusan en la
rima una convención innecesaria a la hora de escribir y leer poemas.
Mientras la adopción del verso libre se señala como un directo rechazo a los placeres auditivos
de la rima, se consolida también el ejercicio tenaz de la metáfora, tomado del ultraísmo.
Pero el llevar al extremo que toda línea, todo verso, debe ser una revelación sorpresiva de una
inspiración asombrosa cargó demasiado las composiciones de una tensión constante y una
vaguedad suprema, sin matices relevantes.
Aun reconociendo estas debilidades, no deja dudas que con el Martinfierrismo surge una
manera novedosa de considerar las letras de Buenos Aires. Trae consigo una nueva
sensibilidad y propone otras formas para abordar los problemas estéticos de la cultura
nacional. Sus integrantes se identificaban, no con una estética común, sino con una voluntad
renovadora, una responsabilidad de actualizar nuestras letras y nuestras artes.
Con el tiempo, este fenomenal movimiento dará origen a dos grupos legendarios de la
vanguardia de las letras de Buenos Aires: el de Florida y el de Boedo.
El compuesto ideológico-estético del martinfierrismo se construye con la novedad como valor,
reivindicación de lo argentino y la perspectiva cosmopolita y la oposición a la relación lucro-arte
(a pesar que en esta época la revista organizaba promociones de sus libros) o sea, rechazaban
el mercado del arte.
Martín Fierro aparece con el gobierno de Alvear. Era joven, transgresora, iconoclasta y con un
gran sentido del humor, aparecía como una “nueva sensibilidad”. Fue pionera en la defensa del
idioma, por ejemplo en la sustitución del “tu” por el “vos”.
A fines de 1926, este comité se disuelve, y Evar Méndez vuelve a encontrarse solo frente a la
dirección. El periódico dará a luz apenas otros diez números, pues hacia 1927 en su redacción,
instalada en un edificio de Florida y Tucumán, se advierte cierta inquietud social. Algunos de
los colaboradores (los poetas González Tuñón, Borges, Marechal, Petit de Murat, etc) forman
el "Comité Yrigoyenista de Intelectuales Jóvenes", un organismo de vida breve que
manifestaba su apoyo al radical Yrigoyen mientras gobernaba Alvear. Evar Méndez no ve con
buenos ojos esa expresión de corte político en su publicación cultural. La polémica se enciende
y el periódico se extingue dos años y nueve meses antes del golpe militar que derroca al
presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, en 1930.
En un mundo de transformaciones inmediatas de todos los niveles, Buenos Aires aporta al
naciente siglo XX el terreno principal donde se apoyarán las grandes manifestaciones literarias
desde nuestro país, desde donde las letras nacionales tendrán su despegue como
identificación frente a la cultura internacional.
Aquel terreno fértil y fundador lo fue el periódico "Martín Fierro", cuna de las grandes
expresiones que conformarán la literatura que el mundo conocerá desde Buenos Aires.
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Emilio Pettoruti (1 de octubre de 1892; La Plata - 16 de octubre de 1971; París) fue un pintor
argentino nacido en la ciudad de La Plata provincia de Buenos Aires.
Emilio Pettoruti fue un pintor argentino que nació en la ciudad de La Plata, el 1º de octubre del
año 1892. Desde pequeño es alentado por su abuelo en dibujo y la pintura. Estudió en Bellas
Artes de Buenos Aires, con maestros como Atilio Boveri y Emilio Courtaret, con quien aprendió
la perspectiva. En el año 1911 participó en una exposición de caricaturas, gracias a una que
representaba a Rodolfo Sarrat. En el año 1913 se embarca becado hacia Europa. Se instaló en
Florencia y a pesar de su intención de copiar el arte clásico su destino fue completamente
diferente. En la librería de Ferrante Gonelli, adhesor a los futuristas, adquiere un ejemplar de la
revista “Lacerba”, perteneciente al Movimiento Futurista el cual pretende el progreso a través
de la utilización de la máquina, tiempo después en una exposición del grupo tuvo acceso a su
Manifiesto de 1909, desarrollado por Marinetti. Luego Pettoruti conoce a los exponentes
futuristas gracias a Gonelli. Este es el primer movimiento que transforma tanto su vida como su
obra, al punto tal de realizar una exposición en el año 1914, llamada Primera Exposición
Invernal de Toscana, presentado cuatro obras,dos de las cuales se titulaban “Armonia-
Movimiento Espacio (diseño abstracto)”, aquí presenta los conceptos de los futuristas
representando el movimiento en forma abstracta. Esta etapa concluyó cuando Pettoruti conoce
el Cubismo. Por estos años también experimento con el collage técnica utilizada por los
vanguardistas como los Cubistas para la realización de sus obras. El Futurismo ya no cumplía
con las expectativas de Pettoruti, la pintura debía ser “construcción y color” y el Cubismo
cumplía estos requisitos, permitiéndole pintar los objetos que el amaba, como sifones,
instrumentos musicales, soles, botellas, fruteras, etc.
Entre 1916 y 1917 reside en Roma, allí su concepción cambia nuevamente, luego de la
Primera Guerra Mundial se dio en Europa un retorno a lo clásico en contraposición a los
movimientos de vanguardia. Pettoruti adhirió a esta concepción. De esa época son sus obras
Mujer en el café (1917) y El filósofo (1918). En 1916 conoce a Xul Solar con el cual años más
tarde serían los pioneros en la vanguardia argentina. Ese mismo año expone en la Galería
Gonelli, por primera vez en forma individual. En los años subsiguientes expuso en Milán y
Roma 1922)y luego Alemania (1923). En 1924 viaja a París donde conoce al cubista, Juan
Gris, luego retorna junto a Xul Solar a la Argentina. Ese mismo año, en el mes de octubre,
expone en la Galería Witcomb, en forma individual, generando un escándalo, por un lado, sus
detractores, acostumbrados a la pintura costumbrista, naturalista que se desarrollaba en el país
en ese momento consideraron a las obras como “Una grave ofensa inferida a la dignidad del
país”. Por otra parte, los progresistas consideraban a Pettoruti como lo nuevo. Hasta el año
1952 el pintor permaneció en el país.
En el año 1930 se le ofreció el cargo de director del Museo de Bellas Artes de La Plata, el cual
se propuso profesionalizar, aumentando su patrimonio pictórico, comprando obras de artistas
como Xul Solar. Realizó series de pinturas como sus soles, arlequines y copas, siendo de
características menos abstractas, teñido de características del retorno al orden, siendo obras
más claras y geométricas.
En 1952 se instaló nuevamente en Europa realizando exposiciones a lo largo del continente,
volviendo a la abstracción con temas como,las noches de verano, el crepúsculo marino, soles
ovalados, en palabras de Roger Bissiere el artista aspira a “la certidumbre, el orden, la pureza,
la espiritualidad”. En 1970 decide retornar a su patria pero fallece sin poder lograrlo el 16 de
octubre del año siguiente.
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Lino Enea Spilimbergo ( 12 de agosto de 1896, Buenos Aires - † 16 de marzo de 1964
Unquillo) pintor y grabador es considerado uno de los grandes maestros del arte argentino, su
nombre completo era Lino Claro Honorio Enea Spilimbergo.
Nació en la ciudad de Buenos Aires el 12 de agosto de 1896, pasó sus primeros años en el
barrio de Palermo. Su padre fue Antonio Enea Spilimbergo y su madre María Giacoboni, ambos
inmigrantes italianos.
Durante un viaje a Italia con su familia, sufre una pulmonía que le deja secuelas y se convertirá
en asma. Regresa a Buenos Aires en 1902. Comienza en esta ciudad sus estudios primarios y
artísticos.
A partir de 1910 comienza a trabajar para mantenerse, fue cadete y telefonista, en 1912
ingresa a la Empresa Nacional de Correos y Telégrafos, puesto que mantendrá paralelamente
con su trabajo como artista hasta 1924, este trabajo en el correo era considerado como
esclavizante en extremo por el artista.
En 1917 se recibe de profesor nacional de Dibujo de la Academia Nacional de Bellas Artes
Prilidiano Pueyrredón, entre sus profesores se encuentran artistas de la talla de Pío
Collivadino, Ernesto de la Cárcova y Carlos Pablo Ripamonte. En septiembre del mismo año
muere su padre.
A la edad de 22 años inicia la escritura de su autobiografía. Su rigor en el estudio y en el
trabajo le lleva a dotarse de horarios para las comidas, siestas y descansos, organizando de
esta manera el tiempo que le dedica al arte.
Al ser asmático crónico los médicos le aconsejan mudarse a un lugar de clima seco, la
empresa le gestiona un traslado a Desamparados, provincia de San Juan, allí realiza su
primera exposición individual, vive allí desde 1921 hasta 1924, año en que renuncia a su
empleo.
Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari (nombre artístico: Xul Solar), (San Fernando, Buenos
Aires, 14 de diciembre de 1887 - Tigre, Buenos Aires, 9 de abril de 1963). Pintor argentino
autodidacta.
Su padre, de origen alemán, fue Emilio Schulz Riga, nacido en Riga, Letonia, y su madre
Agustina Solari, nacida en la ciudad de Zoagli, Génova, Italia. Cursó sus estudios primarios y
secundarios en distintos colegios (franco-italiano, e inglés), finalmente egresa del Colegio
Nacional Sección Norte, ubicado en Juncal y Libertador, Capital Federal. Desde su juventud se
interesa por la literatura, la música y la pintura. Estudió violín y piano, a los 22 años comineza a
escribir poesías. Estudió dos años de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Ahorró
dinero para realizar un viaje a Europa que según sus cálculos, no sería mas de "un mes" de
estadia. Finalmente parte el 5 de abril de 1912 rumbo a Londres, ese fue el inicio de una larga
permanencia europea, que se prolongó 12 años. Durante su estadía en París adopta en 1916
su nombre artístico de Xul Solar por el cual es conocido posteriormente. A su regreso a la
Argentina forma parte de la revista Martín Fierro (1924-1927). Fue amigo de Jorge Luis Borges
y Leopoldo Marechal, entre otros. Su casa, ubicada en Laprida 1212, en el Barrio Norte de
Buenos Aires, se transformó tras su muerte en el museo donde se exhiben partes de sus
obras.
Xul Solar fue un personaje excéntrico, versado en religiones, en astrología, ciencias ocultas,
idiomas y mitologías. Su amigo Jorge Luis Borges contribuyó a que se lo conociera, exaltando
su figura singular, antes que su obra. Leopoldo Marechal crea para él al personaje Schultze en
su gran novela Adán Buenosayres. Sus amigos martinfierristas hacen saber que Xul era
inventor de una panlengua, que de algún modo reflejaba todas las lenguas de la Tierra, y del
neocriollo. También había inventado un pan-ajedrez, en el que las casillas convencionales eran
más y se relacionaban con las constelaciones y los signos zodiacales. Según Borges, Xul
había creado varias cosmogonías en una sola tarde.
La pintura de Xul Solar es fantástica, antes que surrealista, como a veces se la definió. El poeta
Fernando Demaría, en un ensayo entitulado “Xul Solar y Paul Klee” publicado en 1971 en la
revista argentina de cultura Lyra, escribió: «No es fácil para el espíritu humano elevarse de la
astrología a la astronomía, pero haríamos un error si olvidáramos que un auténtico astrólogo
como Xul Solar está cerca de la fuente de las estrellas. El primitivismo de Xul Solar es anterior
a la aparición de los dioses...» Xul Solar era un profundo conocedor de la astrología. Al menos
a partir de 1939 comenzó a diseñar cartas astrológicas. Cuerpos, máscaras, astros, cúpulas,
ojos, banderas, escaleras, edificios, figuras precolombinas, signos de todas las religiones,
- 130 -
flotan en el espacio, sin apoyatura. Recuerdan al arte primitivo rupestre. Y sugieren la realidad
como una serie de visiones sin tiempo ni espacio. Son obras cromáticamente intensas aunque
generalmente de formato pequeño.
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 – Ginebra, 14 de
junio de 1986) fue un escritor argentino, uno de los autores más destacados de la literatura del
siglo XX. Publicó ensayos breves, cuentos y poemas. Su obra, fundamental en la literatura y en
el pensamiento humano, ha sido objeto de minuciosos análisis y de múltiples interpretaciones,
trasciende cualquier clasificación y excluye cualquier tipo de dogmatismo.
Es considerado como uno de los eruditos más grandes del siglo XX, lo cual no impide que la
lectura de sus escritos suscite momentos de viva emoción o de simple distracción. Ontologías
fantásticas, genealogías sincrónicas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, múltiples
historias universales, bestiarios lógicos, silogismos ornitológicos, éticas narrativas, matemáticas
imaginarias, thrillers teológicos, nostálgicas geometrías y recuerdos inventados son parte del
inmenso paisaje que las obras de Borges ofrece tanto a los estudiosos como al lector casual. Y
sobre todas las cosas, la filosofía, concebida como perplejidad, el pensamiento como conjetura,
y la poesía, la forma suprema de la racionalidad. Siendo un literato puro pero, paradójicamente,
preferido por los semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece —a
través de la perfección de su lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus ideas,
de la originalidad de sus ficciones y de la belleza de su poesía— una obra que hace honor a la
lengua española y la mente universal.
Ciego a los 55 años, personaje polémico, con posturas políticas que le impidieron ganar el
Premio Nobel de Literatura al que fue candidato durante casi treinta años, Borges siempre soñó
con que la posteridad le perdonara sus errores y le concediera la gloria de que se lo recordase
por sus mejores textos.
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BRASIL
Tarsila do Amaral (Capivari, 1 de septiembre de 1886 - São Paulo, 17 de enero de 1973) fue
una pintora brasileña. La artista plástica paulista es la pintora más representativa de la primera
fase del movimiento modernista brasileño. Su cuadro Abaporu, de 1928, inaugura el
Movimiento Antropofágico en los artistas plásticos del país. Comenzó a aprender pintura en
1917, con Pedro Alexandrino. Más tarde, estudió con George Fischer Elphons. En 1920, viajó a
París y frecuentó la Académie Julien, donde recibió la orientación de Émile Renard. En Francia,
conoce a Fernand Léger y participa del Salón Oficial de los Artistas Franceses de 1922,
desarrollando técnicas influenciadas por el cubismo. De vuelta a Brasil el mismo año, se une la
Anita Malfatti, Menotti del Picchia, Mário de Andrade y Oswald de Andrade, formando el
llamado Grupo de los Cinco, que defiende las ideas de la Semana de Arte Moderno y se coloca
al frente del movimiento modernista en el país.
Se casa con Oswald de Andrade en 1926 y, el mismo año, realiza su primera exposición
individual, en la Galeria Percier, en París. A partir de entonces, sus obras adquieren fuertes
características primitivistas y nativistas. Es característico de esta época su cuadro Abaporu,
que sirvió de rostro al movimiento antropofágico.
En 1933, pasa a desarrollar una pintura más conectada a temas sociales, de la cual son
ejemplos las telas Obreros y Segunda Clase. Expone en las dos primeras Bienales de São
Paulo y gana una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de São Paulo (MAM) en 1960. Se
le dedica una sala especial en la Bienal de São Paulo de 1963 y, el año siguiente, se presenta
en la 32ª Bienal de Venecia.
Tarsila do Amaral fue llevada al cine y la televisión, interpretada por Ester Góes en la película
"Eternamente Pagu" (1987), y por Eliane Giardini en las miniseries "Um Só Coração" (2004) y
"JK" (2006).
José Oswald de Sousa Andrade, conocido sencillamente como Oswald de Andrade (São
Paulo, 11 de enero de 1890 — íbid., 22 de octubre de 1954) fue un poeta, ensayista y
dramaturgo brasileño. Fue uno de los promotores de la Semana de Arte Moderno de São
Paulo, en 1922 y es uno de los nombres más destacados del modernismo brasileño en la
literatura. Hijo único de una familia acomodada, inició la carrera de Derecho. En 1909 comenzó
su carrera periodística ejerciendo como redactor y crítico teatral del Diário Popular de São
Paulo. En 1911, con la ayuda económica de su madre, fundó un semanario, O Pirralho, que
dirigiría hasta 1917.
En 1912 interrumpió sus estudios de Derecho y realizó un viaje por Europa, visitando Italia,
Alemania, Bélgica, Inglaterra, Francia y España. Al fallecer su madre, regresó a Brasil, y
continuó su trabajo en O Pirralho, que se publicaría hasta 1918. En 1913 escribió su primer
drama, titulado A recusa.
En 1917 conoció a Mário de Andrade. Poco después, en su columna periodística del diario
Jornal do Comércio, defendió a la pintora Anita Malfatti de las feroces críticas que le había
hecho Monteiro Lobato. En los años siguientes, hizo amistad también con Menotti del Picchia y
el escultor Victor Brecheret. En 1921 escribió un artículo sobre Mário de Andrade, de quien
acababa de leer su obra Paulicéia desvairada, defendiendo la nueva estética, aunque todavía
la denominaba "futurista", etiqueta que Mário rechazó.
En 1922, junto con Mário de Andrade, Anita Malfatti, Tarsila do Amaral, Víctor Brecheret y
Menotti del Picchia, entre otros, organizó en el Teatro Municipal de São Paulo la Semana de
Arte Moderno, considerada el acto inicial del Modernismo brasileño. Con Mário de Andrade,
Malfatti, De Amaral y Del Picchia formó el llamado "Grupo dos Cinco", y ese mismo año
empezó a colaborar en la revista Klaxon, una de las publicaciones más destacadas del
movimiento modernista.
Publicó en 1924, mientras residía en París, el manifiesto fundacional del grupo Pau-Brasil
("Manifesto da Poesia Pau Brasil", 18 de marzo de 1924), en el que escogía como símbolo de
la nueva poesía brasileña el "palo Brasil", y propugnaba una estética primitivista, que
revalorizase la tradición cultural brasileña.
Se casó en 1926 con Tarsila do Amaral.
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ANTROPOFAGIA. Es el acto que plantea una corriente del modernismo brasileño a partir de la
segunda década del siglo XX de asimilación, ritual y simbólica, de la cultura occidental. Es la
incorporación de la alteridad, en este caso la cultura del conquistador, a través de la metáfora
del comer, a la cultura brasileña mediante lo que se postula histórica y literariamente como la
propia tradición del Brasil.
La antropofagia: la canibalización salvaje de la civilización. Tal era el modelo que, en 1928,
proponía un grupo de vanguardistas brasileros para relacionarse con las metrópolis, para
ensayar una escritura descolonizada.
MEXICO
José María Albino Vasconcelos Calderón (Oaxaca, 28 de febrero de 1882 - ciudad de México,
30 de junio de 1959) fue un abogado, político, escritor, educador, funcionario público y filósofo
mexicano. Autor de una serie de novelas autobiográficas que retratan detalles singulares del
largo proceso de descomposición del porfiriato, del desarrollo y triunfo de la Revolución
mexicana y del inicio de la etapa del régimen post-revolucionario mexicano que fue llamada "de
[1]
construcción de instituciones".
Fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de México y por las de Chile,
Guatemala y otras latinoamericanas. Fue también miembro de El Colegio Nacional y de la
[2
Academia Mexicana de la Lengua.
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