Las actitudes y los valores que hemos recibido durante la vida nos ayuda a analizar las trascendencias en forma en que nos relacionamos los seres humanos y reflexionar acerca de la importancia de ejercer responsablemente nuestra libertad al tomar decisiones sobre el presente y el futuro. Si hablamos de valores debemos saber qué valor es la cualidad por la que un ser, una cosa o un hecho despierta mayor o menor aprecio, admiración o estima, que produce un comportamiento que beneficia tanto a quien lo ejercita como a quienes lo reciben, ya que al hombre se le mide por sus valores, no por sus riquezas. Los valores éticos o morales son principios con respecto a los cuales las personas sentimos un fuerte compromiso de conciencia y los empleamos para juzgar lo adecuado de las conductas propias y ajenas. Es por eso que para mí los valores influyen en nuestra forma de pensar, en nuestros sentimientos y formas de comportarnos, se proyectan a través de actitudes y acciones ante personas y situaciones concretas. Los valores suponen un compromiso real y profundo de la persona ante sí misma y ante la sociedad en que se vive, ya que nuestra época, podemos identificar valores que son aceptados realmente, en todo tiempo y lugar, porque posibilitan la existencia de una sociedad más justa y democrática y por eso los deseamos como él derecho y respeto a la vida, la verdad, la libertad, la equidad, la fraternidad, la justicia, la igualdad, la solidaridad y sirven para orientar la acción humana. Los seres humanos durante nuestra vida experimentamos emociones que nos hacen sentir motivados tales como graduarnos, casarnos comprar bienes, el nacimiento de un hijo y una serie de motivos que nos hacen sentir una actitud positiva o negativa afrontando diversos desafíos que se nos presentan. La actitud positiva de alguien se origina en hacer uso de los recursos que esta posee para solucionar dificultades y sus problemas ya que una persona con actitud positiva se centra en aquello que posee en lugar de ocuparse de lo que carece, mientras que la actitud negativa nos impide ser emprendedores, por eso es importante poner mucha atención en las actitudes que adoptamos frente a los distintos acontecimientos que diariamente debemos experimentar. Las personas tienden a mostrar su afectividad favorable a todo aquello que le pueda evitar conflictos con los demás, debido a que estas manifestaciones externas de cada uno sirven para mantener y exaltar el concepto de los valores y actitudes. Para fortalecer la ética, la moral, los valores y actitudes hay que concientizar a las personas sobre las necesidades de actuar correctamente e invitarlos a que mantengan sus conductas adecuadas con otras personas, y además es necesario motivarlos para que se preparen para la vida, para el trabajo, para el cambio y la transformación, para lo cual es necesario argumentar, demostrar y persuadir sus valores y actitudes, desde el seno familiar. Tenemos que modificar nuestra conducta para mejorar nuestra actitud, aprender más sobre ética y moral y enfocarnos en conocer nuestros valores como la tolerancia, disciplina, solidaridad, etc. Si logramos comprometernos con nosotros mismos a practicar estos valores, podremos fomentarlos a los demás poniendo el ejemplo, involucrando a todos a cambiar por el bien de la sociedad que actualmente está carente de valores. Debemos educarnos, tener una buena comunicación y respeto de nuestras creencias, pensamientos y sentimientos, esforzarnos más para salir a delante, ser mejores y dar el ejemplo a las nuevas generaciones que vienen.