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En lo más profundo del corazón del hombre esta el deseo y la nostalgia de

Dios. Existe, pues un camino que el hombre, si quiere puede recorrer; inicia con la
capacidad de la razón de levantarse más allá de lo contingente para ir a lo infinito
y esto lo ha demostrado a través de diversos modos ya sea en la música, la
literatura, la escultura, la arquitectura y cualquier otro fruto producto de su
inteligencia, con sus medios y sus propias modalidades científicas, este es un deseo
universal del hombre.
Todos los hombres desean saber y la verdad es el objeto propio de este
deseo, esto lo demuestra en la vida cotidiana con el deseo de descubrir lo que hay
más allá de lo conocido a oídas y saber cómo realmente son las cosas. El hombre
es el único ser en toda la creación visible que no solo es capaz de saber , sino que
sabe, y que por eso se interesa por la verdad real que se le presenta. Con razón se
considera que una persona ha alcanzado la edad adulta cuando puede discernir,
con los propios medios, entre verdadero y falso formándose un juicio propio sobre
la verdad objetiva de las cosas. Si existe el derecho de ser respetados en el propio
camino de búsqueda de la verdad, existe antes la obligación moral, grave para cada
uno, de buscar la verdad y seguir una vez conocida. Lo que es verdad, debe ser
verdad para todos y siempre. En otras palabras, busca una explicación definitiva,
un valor supremo, más allá del cual no haya ni pueda haber interrogantes
posteriores.
Diversas facetas de la verdad en el hombre.
Se puede definir, pues, al hombre como aquel que busca la verdad. La
capacidad misma de buscar la verdad y de plantear preguntas implica ya una
primera respuesta, es cierto que no toda verdad alcanzada posee el mismo valor.
Del conjunto de los resultados logrados, sin embargo, se confirma la capacidad que
el ser humano tiene de llegar, en línea de máxima, a la verdad. Puede ser útil hacer
una rápida referencia a estas diversas formas de verdad. Las mas numerosas son
las que apoyan sobre las evidencias inmediatas o confirmadas experimentalmente.
Éste es el orden de verdad propio de la vida diaria y de la investigación científica.
En otro nivel se encuentran las verdades de carácter filosófico, alas que el hombre
llega mediante la capacidad especulativa de su intelecto. En fin están las verdades
religiosas , que en cierta medida hunden sus raíces también en la filosofía. Éstas
están contenidas en las respuestas que las diversas religiones ofrecen en sus
tradiciones en las cuestiones últimas. El hombre, ser que busca la verdad, es pues
también aquel que vive de creencias. Cada uno, al creer, confía en los
conocimientos adquiridos por otras personas. La capacidad y la opción de confiarse
uno mismo y la propia vida de a otra persona constituyen uno de los actos
antropológicamente más significativos y expresivos. La razón necesita ser sostenida
en su búsqueda por un dialogo confiado y una amistad sincera.
La verdad, que Dios nos revela en Jesucristo, no esta en contraste con las
verdades que se alcanzan filosofando. Mas bien los dos órdenes de conocimiento
conducen a la verdad en su plenitud. La unidad de la verdad es ya un postulado
fundamental de la razón humana, expresado en el principio de no contradicción.
Esta unidad de la verdad, natural y revelada, tiene su identificación viva y personal
en Cristo.
Trabajo de: Epistemología

Tema: Caminando en busca de la verdad.

Elaborado por: José Manuel Espinoza Oporta.

Docente: Pbro. Héctor Molina

Primer año de filosofía.

Año: 2018

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