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© 1978 by H et S pectrum B. V.
© de todas las ediciones en castellano,
E diciones P aidós Ibérica, S.A.,
M ariano C ubi, 92 - 08021 B arcelona
y E ditorial Paidós. SA1CF,
D efensa, 599 - B uenos Aires.
© de esta edición,
Editorial P aidós M exicana. S.A.
Rubén D arío 118
Col. M oderna 03510
M éxico, D.F.
Tels.: 579-5113 « 5 7 9 -5 9 2 2
l'a x : 590-4361
ISBN : 968-853-326-2
Introducción / 9
1. L a ciencia del texto / 13
1.1 L a ciencia del texto com o nueva ciencia interdisciplinaria / 13
1.2 La ciencia del texto, la lingüistica y los estudios literarios / 15
1.3 La ciencia del texto y la psicología cognitiva / 20
1.4 La ciencia del texto, la psicología social y la sociología / 21
1.5 La ciencia del texto y la ju risprudencia, la econom ía y la
p olitología / 23
1.6 La ciencia del texto y los estudios históricos / 25
1.7 La ciencia del texto y la an tro p o lo g ía / 26
1.8 T areas de la ciencia del texto / 27
2. Texto y gram ática / 31
2.1 A lgunos conceptos básicos de la gram ática / 31
2.2 Secuencias de oraciones / 36
2.3 M acroestructuras de los textos / 54
3. Pragm ática: texto, actos de habla y contexto / 79
3.1 ¿Qué significa pragm ática? / 79
LA C I E N C I A D E L T E X T O
Bibliografía / 295
Indice analítico / 305
Introducción
U niversidad de A m sterdam ,
Diciem bre de 1978/O ctubre de 1979
T .A .v.D .
1. La ciencia del texto
1.1.3 Por regla general, las ciencias nuevas se desarrollan com o una
especialización de otras ya existentes. Las tendencias de investigación
lingüística surgieron en un m om ento en que en el seno de la filología
germ ánica y de las lenguas y literaturas extranjeras, los «m étodos»
históricos, filológicos y descriptivos se consideraron insuficientes;
entonces se prestó especial atención a la ‘lengua com o sistem a’ y a la
lingüística teórica.
En las ciencias sociales se han pro d u cid o m odificaciones similares:
la ciencia de la com unicación o de la inform ación, p o r ejem plo, se ha
d esarro llad o a p a rtir de la politología, de la psicología social,
respectivam ente.
D uran te la fase de form ación de una nueva tendencia científica se
produce en m uchos casos no sólo una especialización de las discipli
nas prim itivas, sino que a m enudo tam bién se realizan conexiones
transversales interdisciplinarias, con lo que varían la división y la
distribución que ocupan los objetos y problem as de las distintas
m aterias tan to entre sí com o en relación con las ciencias contiguas.
Este tam bién es el caso de la ciencia del texto: en varias disciplinas
se analizan textos paralelam ente, teniéndose m utuam ente m ás o
m enos en cuenta. D esde este p u n to de vista, la ciencia del texto
resulta indudablem ente integradora, en especial en cuanto se refiere
a los objetos y problem as com parables, es decir, a la estructura y el
uso del texto en diferentes contextos com unicativos.
15 LA C I E N C I A D E L T E X T O
la u niversidad. En él tam bién se tra ta n las experiencias escolares, las discusiones y los
m odelos de en señ an za en el ám b ito de la form ación sobre texto y com unicación,
especialm ente en la R FA .
LA C I E N C I A D E L T E X T O 18
7 P ara la situ ació n de «rhetoric(s)» y las relaciones con los estudios de «speech» y
<*com m unication» en los E E.U U . véase, entre o tro s, B i t z e r & B L A C K (com ps.)(l971).
:i LA C I E N C I A D E L T E X T O
1.3.2 Estas p reguntas son fundam entales para toda una serie de
problem as que existe ta n to den tro com o fuera de la psicología. Pues
si sabem os qué inform aciones, sobre to d o de los textos, «sacan» y
alm acenan los hablantes en el cerebro — según el contenido y la
estructura del texto, los conocim ientos previos, los intereses, el entre
nam iento, etc., así com o según el planteam iento concreto de tareas y
la situación p articu lar— , poseem os un instrum ento im portante para
com prender los procesos de enseñanza y eventualm ente para poder
guiarlos. A buen seguro, tam bién deberem os conocer la estructura
de los conocim ientos que el hablante ya posee e intentarem os averi
guar cóm o se m odifica este conocim iento debido a nuevas inform a
ciones que brin d an los textos. Este es un problem a que tam bién
interviene en la d enom inada artificial intelligence.
En segundo lugar, el conocim iento de los procesos cognitivos de la
elaboración de los textos nos facilita una base para el análisis de los
procesos sociales. D espués de todo, un individuo actúa según unos
conocim ientos casuales pero tam bién generales y convencionales que
posee gracias a sus congéneres y a la sociedad en general. Este
conocim iento se lo ha organizado m ediante la interacción y la per
cepción, pero sobre to d o m ediante un sinfín de textos con los que ha
tom ad o contacto en m últiples situaciones de com unicación.
1.4.2 La estructura del texto den tro del contexto de la com unica
ción no sólo se ve influida p o r el conocim iento o las intenciones del
individuo o p o r las funciones del texto en su incidencia sobre actitu
des y co m portam ientos de otros individuos, sino que tam bién los
grupos, instituciones y clases se com unican colectivam ente o «a
través» de sus m iem bros m ediante la producción de textos. El lugar,
el papel o la función que el individuo ocupa dentro de estas estruc
23 la c ie n c ia d e l t e x t o
El análisis y la in terp retació n de textos son claram en te una tarea cen tral en la
ju risp ru d en cia. Sin em b arg o existen pocos tra b a jo s que se ocupen de las estru ctu ras
textuales especiales y el uso del lenguaje en leyes y o tro s textos ju ríd ica m e n te im p o r
tan tes, así co m o de la co m unicación en los procesos. Véase L l o d o l t f . r (1 975) para el
análisis co n creto ; véase tam bién RAVLet al, (1971).
11 S obre el tex to , el uso del lenguaje y la com unicación en co n tex to s políticos,
L a s s w f l l , L eitf .s et al. (com ps.) (1 949) han a p o rta d o im p o rtan tes trab ajo s en el
á m b ito del análisis de con ten id o , la com unicación persuasiva y o tro s terren o s sim ila
res. V éanse tam b ién o tro s a rtícu lo s en d e S o la P o o l , S c h r a m m et al. (com ps.)
(1973). K laus (1 971) ofrece, e n tre o tro s, una perspectiva d istin ta. Z immf .rm a n n
(1969), p. ej., realiza un análisis co n creto ; H u n d h a u s e n (1 975) analiza la publicidad.
12 A buen seguro qu e d e n tro de la investigación de la co m unicación de m asas se
p resta g ran aten ció n al análisis del ‘m ensaje’, p. ej. en el m arco del análisis de
co n ten id o : véase, en tre o tro s, G e rb n e r et al. (com ps.) (1 969) y H ol sti (1969) . A
pesar de q u e en el g ran m anual de la investigación de la com unicación de de S ol a
P o o l , S c h r a m m et al. (com ps.) (1 973) se h abla de ello, no se n o ta p rácticam en te
n inguna influencia desde la lingüística o la ciencia del texto que hu b iera vuelto m ás
sistem ático el análisis del ‘m ensaje'. T am bién en este pu n to , la investigación en la
R F A p arece e s ta r alg o m ás av an zad a. D e entre las m uchas in troducciones y reseñas
p u ed en co n su ltarse en tre o tro s P r o k o p (com p.) (1 9 7 2 /7 7 ) , A u f f r m a n n , B o h r m a n n
& S ü l z f r (co m p .) (1973). W f r s ig (1 969) ofrece una am plia bibliografía so b re el
análisis de co n ten id o . El d esarro llo m ás actu al p ro b ab lem en te lo representan L is c h &
K riz (1978). N o o b sta n te , en este a p a rta d o no es posible d ar una bibliografía
específica p ara los diferentes tipos de textos co m o la p u b licid ad , la p ro p a g a n d a , los
in fo rm es perio d ístico s y sim ilares.
11 N o co n o zco n ingún tipo de investigación sistem ática que se ocupe de form as de
uso del lenguaje y textos en los c o n tex to s económ icos.
25 LA C I E N C I A D E L T E X T O
1.6.1 Lo anteriorm ente dicho acerca del papel que tiene la ciencia
del texto en lo referente a objetos y problem as en las ciencias
filosóficas y sociales, en principio tam bién puede extenderse en el
tiem po y el espacio. Así, los estudios históricos no dispondrán, en la
m ayoría de los casos, de nada m ás que de textos de diferente índole
(docum entos, historiadores, literatu ra, m em orias, inform es, descrip
ciones, etc.) sobre los acontecim ientos sociales, culturales, políticos,
económ icos y otros, de tiem pos p asad o s.14
14 E ntre o tro s, D a n t o (1965) y G ray (1971) tra ta n h base textual de los estudios
históricos, y, sobre to d o el papel que desem peña la n arración.
LA C I E N C I A D E L T E X T O 26
15 M i e n t r a s qu e ya h a c e t i e m p o q u e la a n t r o p o l o g í a se o c u p a del l e n g u a je y d e l us o
del le n g u a je (véase, p. ej., la a n t o l o g í a d e H Y M H S (c om p .) (1964), d u r a n t e los ú ltim o s
a ñ o s t a m b i é n se a n a l i z a n f o r m a s te x tu a le s de c o m u n i c a c i ó n , a s a b e r , en la « e ih n o -
g ra p h y o f c o m m u n ica tio n » G u m p l r z & H ymi s ( c o m p s . ) (1972) y en la « e th n o g ra p h y o f
s p e a k in g » (v é a se la n o t a siguie nte ). V é as e t a m b i é n B l n A m o s & G o l d s t l i n ( c o m p s . )
(1975).
27 LA C I E N C I A D E L T E X T O
cos. Algo sim ilar resulta válido p ara las neurosis o los problem as
psíquicos sobre los que un paciente inform a a su psiquiatra o psico-
terap eu ta.20 En algunos casos, la conversación no sólo ap o rtará al
psiquiatra inform aciones sobre posibles causas y m otivos del tra sto r
no sino que a la vez ejerce un im portante efecto terapéutico. Tales
conversaciones e inform es tam bién son o bjeto de interés de la ciencia
del texto, puesto que facilitan inform aciones sobre las relaciones
entre estructuras textuales y estructuras psíquicas (afectivas, em o
cionales).
Si finalm ente consideram os la matemática, la lógica y la filosofía,
observarem os que la m atem ática y la lógica tam bién tienen que ver
con textos: sobre tod o con las estructuras «form ales» de textos com o
dem ostraciones y deducciones;2' p o r el co n trario , la filosofía, sobre
todo en la teoría de la argumentación,22 se preocupa directam ente de
la estructura, el contenido y las estrategias de los textos, independien
tem ente del propio «carácter puram ente textual» de la filosofía com o
ciencia.23
1.8.2 D espués de los p árrafos anteriores debería haber quedado
claro que la función de la ciencia del texto no puede consistir en
form ular o incluso en solventar los problem as particulares de casi
todas las ciencias filosóficas y sociales. De lo que sí se trata es de
aislar determ inados aspectos de estas disciplinas científicas, a saber,
de las estructuras y del uso de form as de com unicación textual, y de
su análisis den tro de un m arco integrado e interdisciplinario.
Esta integración p o d ría llevarse a cabo en un análisis de las
características generales que en un principio co ntendrá todo texto de
un idiom a p a ra poder siquiera funcionar com o texto. Se tra ta , pues,
de estructuras gram aticales (sintácticas, sem ánticas, pragm áticas),
estilísticas y esquem áticas y de su conexión m utua. T am bién se trata
del funcionam iento del texto, es decir, de un análisis de las propieda
des cognitivas generales que posibilitan la producción y com prensión
de una inform ación textual com pleja.
20 P ara estu d iar el papel de los textos en la p sic o te rap ia, véanse especialm ente los
trab ajo s realizados sobre la d en o m in ad a terap ia conversacional. P ara una descripción
sistem ática véase en tre o tro s T au s ch (1974). P ara el análisis de textos terapéuticos
véase L a b o v & F an s h e l (1977).
21 P a r a las r e la c io n es e n t r e las e s t r u c t u r a s f o r m a l e s de d e m o s t r a c i o n e s o d e r i v a c i o
ne s, p o r un la d o , y te x to s , p o r el o t r o , vé a n s e e n t r e o t r o s C o r c o r o n (1969) y van
D ijk (1974).
u P ara to d as las n o ta s e indicaciones sobre la teoría de la arg u m en tació n , véase el
cap ítulo 5.
25 El hecho de que la filosofía, a falta de una ‘b ase’ em pírica, es so b re to d o una
ciencia de los textos (filosóficos) no requiere m ayor explicación. U n aspecto de esto se
plan tea especialm ente en la filosofía analítica, que se basa en g ran m edida en un
análisis co n cep tu al y lingüístico. C on esta observación evidentem ente no querem os
decir qu e la filosofía no pueda ocuparse, m ás bien de m an era ab stra c ta , de d eterm i
n ad o s p ro b lem as o co nceptos (p. ej.: actu ació n , lenguaje, espíritu, causa, etc.), que a
su vez pueden ser co n sid erad o s independientem ente del texto y del contexto.
29 L A CIEN CIA D E L TEX TO
L8.3 D ad o que la ciencia del texto tan sólo está com enzando a
desarrollarse en este sentido, en la actu alid ad existen sólo algunos
fragm entos p ara un pro g ram a de tra b a jo ta n am plio. La lingüística,
la literatu ra, la retórica, la teoría de la argum entación, la teoría de la
narración y la estilística h an ap o rta d o im p o rtantes ayudas para
la descripción de las estructuras de textos. En este p unto acaso se
pueda h ab lar de una ciencia del texto en sentido estricto, a pesar de
que no se pueda o b ten er m ucha inform ación sobre las estructuras de
los textos si no se estudian tam bién sistem áticam ente las condiciones
previas, las funciones y los efectos, es decir, el contexto en relación
con la estru ctu ra del texto. P o r lo tan to , esta introducción d ará, en
un principio, u n a visión general de las diferentes estructuras textua
les, debiendo lim itarse luego al tratam ien to del contexto cognitivo y
m icrosocial. T an sólo en u na fase p o sterio r de la evolución de la
ciencia del texto se p o d rán integrar resultados ya existentes o futuros
de la psicología social, la antrop o lo g ía, la sociología, la ju risp ru d en
cia, los estudios históricos y la psiquiatría. T am bién es muy posible
que a p a rtir de las perspectivas de estas o tras ciencias será im p o rtan
te diferenciar otros niveles de análisis y de categorías tam bién para
la propia estructura del texto.
1 P ara u n a o rien tació n general sobre los objetivos, la teoría y las diferentes
m o d alid ad es de g ram áticas, véase H e i .big (1974), tam bién indicado p a ra una breve
d escripción de niveles co m o la m orfología, la fonología, ta sintaxis y la sem ántica, que
se tra ta rá n p o sterio rm en te. V éase tam bién B ü n t i n g (1972) y W u n d e r l i c h (1974).
A q u í se h allarán tam b ién suficientes referencias al cam po de trab ajo o rig in a rio de la
teo ría de la gram ática y, sobre to d o , a la o b ra de C hom sky. P or lo d em ás, en este
lib ro se resp etan los resultados m ás im p o rtan tes de la gram ática generativa, p ero el
tra ta m ie n to de las estru ctu ras textuales es gram áticam en te neutral y m ás bien se basa
en la lógica filosófica y la sem ántica (lingüística, lógica y cognitiva).
LA C I E N C I A D E L T E X T O 32
6 La fo rm alizació n xle la gram ática puede servirse de diferentes sistem as m atem áti
cos y lógicos. L as estru ctu ras y referencias sintácticas a b s tra c ta s pueden reproducirse
de fo rm a alg eb raica o p o r la teoría de conjuntos; véase tam bién B r a n d t C or s t iu s
11974). Las estru ctu ras sem ánticas m ás bien se describen m ediante lenguas lógicas,
lógicas de p red icad o s, lógicas m odales, lógicas ¡ntensionales. etc.
LA C I E N C I A D E L T E X T O 36
2.2.2 Para describir secuencias hay que aclarar antes que nada que
las propias oraciones pueden poseer tales estructuras ‘secuenciales’,
a saber, com o oraciones compuestas. Estas frases están form adas por
com ponentes que en sí m ism as poseen una estructura oracional
abstracta y que actúan com o ‘frase p rin cip al’ o ‘frase su b o rd in ad a’
del to d o com puesto, com o p o r ejem plo en:
(1) C o m o hacía buen tiem po, fuim os a la playa.
(2) H acía b u en tiem po, y p o r eso fuim os a la playa.
D ad o que resulta posible form ar frases com puestas (en teoría inter
m inablem ente largas y com plicadas) com o (1) y (2), es necesario
aclarar hasta qué p u n to existen diferencias o sem ejanzas entre estas
frases com puestas y secuencias de frases como:
(3) H acía b u en tiem po. P or eso fuim os a la playa.
(4) H acía buen tiem po. F uim os a la playa.
C iertam ente existe una serie de condiciones que determ inan cuáles
frases {es decir: sus significados) pueden unirse en form a de secuen
cia. C om o hablantes de la lengua castellana sabem os que en las
secuencias (8)-(I I) no existe ninguna conexión de significado entre las
oraciones (parciales).
Hay diversas condiciones para la conexión de secuencias. En parte
se basan en las relaciones entre los significados de las frases, y en
parte, en las relaciones entre la referencia de frases. A dem ás, las
condiciones se refieren a conexiones entre oraciones ‘com o un to d o ’
y a conexiones entre com ponentes oracionales. D ada una secuencia
(.Vi, S 2....... S „), distinguirem os conexiones entre pares de oraciones
consecutivas, p. ej. ( S lr 5\ i), y conexiones entre oraciones o series
arbitrarias, p. ej., entre S j y S4,en tre ( S v S 6, S 10, ..,) o entre (Í>’i_^) y
’ En la sem ántica (form al) no es co rrien te acep tar las ‘circu n stan cias’ com o refe
rentes de frases, sino que m ás bien se a d o p ta n valores de verdad com o ‘v e rd a d e ro ’ y
‘falso ’. D ejan d o de lado el hecho de que tales valores pueden aplicarse casi exclusiva
m ente a oraciones indicativas (aseveraciones), existen o tras razones p ara h ab lar de
referentes de frases, p. ej., de circunstancias. Véase v a n D i i k (1977 a) p ara un análisis
m ás am p lio de estas concepciones.
39 TEX TO Y G R A M A T IC A
frase (7), por ejem plo, se habla de una ‘realidad’ im aginaria que se
caracteriza por la proposición «yo soy rico», y en esa realidad existe
el hecho de que com pro una barca. Así pues, al lado de la denom i
nada realidad actual existen las denom inadas realidades alternativas.
Fl térm ino técnico para los dos tipos de realidad es mundo (posible).10
Sem ejante m undo hay que considerarlo com o una abstracción, com o
algo construido p o r la sem ántica. No sólo la realidad histórica y
actual es un m undo de esa índole, sino tam bién la realidad de un
sueño, o sim plem ente cualquier m undo que nos queram os ‘im aginar’,
aunque no se asemeje al nuestro. Asi pues, un m undo es una colec
ción de circunstancias. Estas se com ponen de objetos con determ ina
das características y relaciones m utuas. T am bién los m undos posibles
están interrelacionados: a saber, m ediante la relación de la «alterna-
tividad» y de la «accesibilidad».
Vemos que una sem ántica referencial ap o rta una reconstrucción
abstracta de la realidad, de m anera que estam os en condiciones de
enlazar unidades ab stractas de la lengua (palabras, categorías, rela
ciones) con unidades ab stractas de la realidad, precisam ente a través
de los significados conceptuales de las unidades de la lengua. A hora
poseem os los siguientes elem entos de la estructura de la realidad:11
(12) (i) un co n ju n to de m undos posibles (M)\
(ii) una relación (b in aria) que está definida para los elem entos de M, a saber,
altern ativ id ad y accesibilidad, (R)\
(iii) un co n ju n to de ‘co sas’ sobre las que se puede h ab lar, el dom inio (inglés:
d o m ain ; universe o f discourse) (D)\
C aso que los dom inios para los diferentes m undos fueran distintos,
p o d em os diferenciar entre ¿>2, ..., co n ju n to s que ju n to s form an el
d o m in io total D.
(iv) un co n ju n to de características y relaciones (P)\
(v) un co n ju n to de circunstancias (t~).
Esto significa, para los ejem plos (8) hasta (11), que las proposiciones,
expresadas p o r las oraciones de las secuencias, no pueden ser ligadas
entre sí porque las circunstancias no lo están. La circunstancia del
buen tiem po no tiene nada que ver con la circunstancia (general) de
que la Luna gire alrededor de la T ierra; la circunstancia de mi ri
queza (en un m undo alternativo posible) no tiene nada que ver con el
hecho de que Ju a n haya nacido en C olonia (en este m undo), etc. En
últim a instancia, las condiciones para la conexión de oraciones y
secuencias dependen de las relaciones entre unas circunstancias de
term inadas (en situaciones determ inadas). El hecho de que esto
realm ente es una condición indispensable se deduce de la secuencia
siguiente:
(14) J u a n ha a p ro b a d o su exam en. N ació en A m sterdam .
tam bién pueden darse ejem plos donde este hecho no esté tan claro:
(16) Ju a n y M a rg arita se casaron la sem ana pasada.
La reina B eatriz está casada con el príncipe N icolás.
Q ueda claro que las oraciones de este texto (en cierto m odo trivial
pero no por ello m enos típico) no cum plen las condiciones de
conexión linealm ente y de dos en dos, tal com o se han form ulado
arriba. Si bien en S 2 se expresa una proposición que rem ite a una
m otivación de la circunstancia representada en — condición (ii)— ,
.V2 no está ligada a S 3i sino a lo sum o S1, con S } al aplicar la
condición (iii): sucesos que tienen lugar sucesivam ente, dentro del
m ism o ám bito conceptual (en este caso se tra ta de viajar). Sin
em bargo no posee conexiones directas y únicam ente se puede
in terp retar p o r el tema global del pasaje, el deporte de invierno.
Tam bién S 5 se relaciona sólo débilm ente con otras proposiciones y
puede in terpretarse únicam ente a través de la inform ación especial
C iertam ente hay que insistir en que esto sólo es posible dentro de
las reglas generales de la conexión, es decir: tam bién la circunstancia
nueva en su conjunto tiene que estar ligada a otra circunstancia.
A unque la m adre de Pedro aparece en la oración siguiente:
(29) Su m ad re nació en A m sterdam .
(31) D eb id o a q u e el hotel estaba en las afueras del p ueblo. P edro tenia una buena
vista sobre las m o n tañ as.
(32) A P ed ro le g u stó que el hotel estuviera en las afueras.
(33) P ed ro sabia qu e el hotel estab a en las afueras.
(34) T am bién este hotel estaba en las afueras.
LA C I E N C I A D E L T E X T O 50
Las p resuposiciones han desem peñado un papel p rim o rd ial en la sem ántica
filosófica y lingüistica d u ra n te los últim os diez años, especialm ente a causa de los
pro b lem as acerca de su definición, d o n d e frecuentem ente se han m ezclado aspectos
sem ánticos y p rag m ático s entre sí; p ara ello véase v a n D u k (1980 b). D os m o n o g ra
fías recientes que tra ta n de los p ro b lem as a este respecto son K lm p so n (1975) y
W ils o n (1975). P f t o f f i & F r a n k (com ps.) (1973) ofrecen una buena recopilación de
distintos enfoques.
ISI A dem ás de los conceptos sem ánticos ya existentes de « verdadero» y «falso»,
tam bién se em plean o tro s (com o p o r ejem plo «cum plir»); el concepto de «corrección»
— ad em ás del co n cep to de «appropriateness», em pleado en el siguiente cap ítu lo — es
m ás bien p rag m ático p o rq u e se basa en el conocim iento del hab lan te o del oyente
d en tro del co n tex to y referido a las circunstancias previam ente dadas; véase G r o l n l n -
d i j k & S t o k h o i (1 97 5, 1978).
51 TEXTO Y G R A M A T IC A
20 La sem án tica co n tex tu al, es decir: una sem ántica en la que se in terp retan frases
según el co n tex to de su enunciación (lugar, tiem po, etc.), se ha ex tendido sobre todo
a p a rtir de la o b ra de M o n tag u e — véase M o n t a g u f (1974)— , quien, sin em bargo, Ja
llam ó «fo rm a l pragm ática», un concepto que tiene poco en com ún con aquello que,
por ejem plo en el cap ítu lo siguiente, se entiende p o r p rag m ática. Véase tam bién
L l:\v i s ( 1970) y las ap o rtacio n es e n K e e n a n (com p.) (1975).
El co n cep to de «tó pico-com ento» es u n o de los p ro b lem as m ás com plicados de
la lingüistica m o d ern a: intervienen aspectos ta n to sem ánticos com o pragm áticos y
tam bién cognitivos. P ara la bibliografía general y o tra s reseñas, véase S g a l l , H a j í Í o .
v a & B f n lS o v a (1973). D en tro del m arco de la gram ática y la prag m ática textuales
este co n cep to se tra ta en van D ijk (1972 a, 1977 a, 1980 b).
LA C I E N C I A D E L T E X T O 52
que la inform ación nueva consiste en que se tra ta del tren nocturno.
C om o no rm a general, y lejos de cualquier perfección, se puede decir
que el tópico de una oración se transm ite m ediante el sujeto (a
m enudo se tra ta del prim er grupo nom inal), m ientras que el resto de
la oración es el com ento. C u an d o se acentúan determ inadas partes
de un enunciado (Pedro viajó con el tren, no M aría), éstas tam bién
pueden ad q u irir funciones de com ento. En este caso, puesto que
tan to Pedro com o tam b ién el hecho de que alguien viajó con el tren
son conocidos (los llam arem os x), deberíam os designar com o com en
to el nuevo hecho (afirm ado) de que Pedro = x.
D e ahí podem os deducir que el tópico de una oración posee
tam bién la función de escoger un elem ento d eterm inado (un estado
de cosas, un individuo, una característica, una relación, algunos
individuos) de entre un co njunto m ayor de inform aciones conocidas,
y que el com ento tiene la función de decir algo que aún no se sabía
sobre esto. P o r ello es inherente a la estructura tópico-com ento una
función im p o rtan te en la elaboración pragm ática y cognitiva de
informaciones de enunciados lingüísticos.
H ay que tener en cuenta que el tópico en una secuencia puede
variar continuam ente. El tópico en 5 , de (27) se expresa m ediante él,
en S 2 tiene lugar un cam bio de tópico a «trenes nocturnos»; en S 5 el
tópico, es el hotel. S A sin em bargo presenta m ás problem as: nevaba,
puesto que el verbo im personal no alude a un sujeto conocido. Aquí
suponem os que no existe ningún tópico o en todo caso sólo uno
‘vacío’, a pesar de que tam b ién se po d ría decir que rem ite a la
situación actual o al estado del tiem po en general. El mism o proble
ma surge en S 6: p. ej. en alem án esta oración se construye con un
prono m b re que posee una referencia vaga a un lugar determ inado o
a una situación d eterm in ad a (acaso com o una debilitación de allí).
C om ento entonces sería el resto de la oración. En oraciones com o
Erase una vez un hombre que cruzó la calle corriendo puede prescin
dirse de Erase una vez, de m anera que realm ente se puede hablar de
un tópico ‘vacío’, a pesar de que tam bién aquí se p o d ría suponer
im plícitam ente que tópico es el m undo posible d eterm inado sobre el
que se habla (con esta función del tópico nos encontram os sobre
todo en las prim eras frases de u n a narració n , en especial en las de los
cuentos).
Po r lo dem ás, hay que proceder con cuidado cuando se em plean
criterios intuitivos p o r los que po d ría dársele un nom bre a la función
del tópico conform e a preguntas com o «sobre qué», «de qué»,
«quién» o «qué». La prim era o ración de nuestra secuencia trata
tan to ‘de’ Pedro com o ‘del’ tren de la noche. En tales casos, ‘de’
señala casi siem pre una referencia. C om o prueba habría que pregun
tar com o m ínim o: «¿Sobre qué se sostiene algo?» U na función del
tópico tam bién puede ser a m enudo ‘d isco n tin u a’, es decir, que
puede suprim irse en diferentes partes de u n a oración, tal y com o
sucede en S s, donde ta n to el hotel com o el pueblo ya son (im plícita
53 T EX T O Y G R A M A T IC A
I. C O N E X IO N E N T R E P R O P O S IC IO N E S
II. O T R A S R E L A C IO N E S D E C O H E R E N C IA
P ara una discusión m ás am plia de m acro esiru ctu ras, véase v a n D ijk (1972 a,
I97«? a) p ara las m acro estru ctu ras sem ánticas, y v a s D ijk (1980 b) p a ra las m acroes
tru ctu ras prag m áticas.
P ara la relación con esquem as globales, véanse las referencias del capítulo 5, entre
u tro s. relativas a la teoria de la n arra ció n . Para el significado de m acro estru ctu ras en
la elab o ració n cognitiva de textos, véanse las n o tas al cap ítu lo 6.
Se está p re p a ra n d o un intento de síntesis de este concepto en el análisis textual, la
cognición y la in teracción (véase v a n D i j k 1980 a).
LA C I E N C I A D E L T E X T O 56
(36) 1. O mitir
II. Sl-,1 T C T I O N A R
III. G ( NI RAI IZAR
IV . C o n s t r u ir o in t iu r a r
D esde un p u n to de vista form al, las dos prim eras son reglas de
anulación (deletio), y las dos últim as son reglas de sustitución, de la
m anera siguiente:
( 3 7 ) ( i)
(ii) <a, j8, > > -► í
y finalm ente a:
Según la regla II podem os o m itir las proposiciones (41) (i) y (41) (ii),
puesto que son condiciones, parte integrante, presuposiciones o conse
cuencias de o tra proposición no om itida, a saber (41) (iii). D ebido a
nuestro conocim iento general sobre tran sp o rte y autom ovilism o sa
bem os que, para ir en coche de un lugar a o tro , prim ero deberem os
ir hacia el coche y después subirnos a él. De la mism a m anera
podem os o m itir tam bién la proposición llegó a Francfort, puesto que
es evidente que se llega a algún sitio si se viaja. Si este no fuera el
caso, no p odríam os o m itir esta inform ación, y la proposición (pero
nunca llegó) ten d ría, con to d a seguridad, im portancia sem ántica para
todo el texto, p. ej. en un parte sobre un accidente de autom óvil que
le ocurrió a Pedro en su cam ino hacia F rancfort.
Por lo ta n to , la regla II exige que la proposición j9 im plique la
serie (a, 7), a raíz de conocim ientos generales de situaciones, actuacio
nes o sucesos (m arco), o bien debido a postulados sem ánticos para
conceptos. C o n trariam en te a la regla I, la inform ación om itida pue
de recuperarse reducida (recoverable): si poseem os la inform ación de
que X viajó en coche a F rancfort, podrem os deducir que subió al
coche, p artió , etc. U na p arte de esta inform ación es constitutiva para
el concepto o m arco aludido; o tras inform aciones, sin em bargo, no
son esenciales en circunstancias norm ales, p. ej. que antes de partir
se limpien los cristales o que se encargue una reserva de billetes si se
viaja en tren.
La tercera regla, g e n e r a l i z a r , tam bién om ite inform aciones
esenciales, pero lo hace de m anera que se pierden (com o en la regla
I). Se om iten com ponentes esenciales de un concepto al sustituir una
proposición p o r otra nueva, según el esquem a (37) (ii):
(42) (i) En el suelo h abía una m uñeca.
(ii) En el suelo h abía un tren de m adera.
(iii) En el suelo h ab ía ladrillos.
2.3.10 Por últim o debemos prestar atención a una lim itación im por
tante de la aplicación de las m acrorreglas. Pese a tener un carácter
general com o principios de organización y reducción global de la
inform ación, pueden aplicarse de diferente m anera para distintos
íipos de texto y en distintos contextos pragmáticos. Las reglas conven
cionales para una narración, p o r poner un ejem plo, requieren que en
un m om ento determ inado de la narración se haga necesaria una
acción (global), con lo que, en este caso, la acción se vuelve más
esencial que por ejem plo el aspecto exterior de las personas que
actúan o de las condiciones atm osféricas. Por ello podem os decir que
lo que debe resultar, una vez aplicadas las m acrorreglas, es una
proposición de acción y no una descripción de las circunstancias.
M ás tarde verem os cóm o funcionan estas lim itaciones.
Puesto que norm alm ente sabem os que suele irse en tren a los lugares
de deportes de invierno, tam bién podem os o m itir esta inform ación,
v eventualm ente incluso la circunstancia de que se encontraba en
A ustria, d ad o que la indicación de lugar no es dem asiado im portante
para la interpretación:
(4 9 ) ( i ) Pl-DRO SE ITT DI VIA.II l’ARA PRA CT IC A R D L P O R T L S DI. INYILRNO.
(ii) IO D O I I P A R I C I O L \ C I I I M I
Puesto que em pleam os oraciones norm ales para expresar las m acro-
proposiciones, se puede m o strar directam ente que sobre la base de
m acrorreglas podem os resumir el texto tra ta d o . Según la regla gene
ral. (49) realm ente es im píicitada p o r el texto.
LA C I E N C I A D E L T E X T O 6S
Doscientos kilos de
dinamita acabaron con la
vida de Bechir Gemayel
Una carga de doscientos kilos de explosivos destrocó ayer al presiden-
5— te electo de Líbano, el cristiano Bechir Gemayel, 34 años, y el futuro
político inmediato de este país clave de Oriente Próximo. La muerte
de Gemayel, considerado tanto por Israel como por Estados Unidos,
como ana de las piezas cruciales para alcanzar una solución negociada
en toda la región, abre un futuro incierto para Líbano.
10 — La carga explosiva fue colocada en presó su esperanza de que Líbano
Beirut este, en el inmueble donde encuentre un nuevo líder que per
está situada la sede del partido mita restablecer la autoridad. Un — 45
Kataeb (milicias falangistas cris próximo colaborador del secreta
tianas), del que era líder el joven rio de E stado norteam ericano,
15— político libanés. La explosión de George Shultz, que no quiso ser
rrumbó tres pisos del edificio y citado, expresó su temor de que la
causó la muerte además de otras muerte de Gemayel pueda provo- — 50
veinte personas y sesenta heridos, car “un nuevo baño de sangre”.
según fuentes policiales. Entre los Gemayel, hijo de Pierre Gema
20— muertos figuran otros tres altos yel, líder tradicional de la comuni
responsables del partido. dad cristiana libanesa, se convirtió
Confusión y terror eran los dos en 1976 en el jefe indiscutible de
sentimientos dominantes ayer en las Fuerzas Libanesas, donde que
Beirut al conocerse la noticia. daron agrupados las diferentes or
25— Confusión, por la incertidumbre ganizaciones cristianas del país.
que abre la muerte de Gemayel, Su elección el pasado 23 de agosto
que debia asumir la jefatura del por el Parlamento libanés, mien- —60
Estado el próximo día 23. Terror, tras la aviación y la artillería israelí
ante las previsibles represalias que bombardeaban las posiciones pa
30— esta muerte puede desencadenar lestinas, despertó en un primer
contra los enemigos tradicionales momento el rechazo de la comuni
del líder falangista, los palestinos y dad musulmana, que le considera- — 65
los musulmanes de izquierda. Sin ba el “candidato de Israel”.
embargo, nadie se atrevía a ade- Sin embargo, este sentimiento
15— lantar una hipótesis fiable sobre cambió en las últimas semanas
los posibles autores del atentado. para conceder al nuevo presidente
En Washington y Tel Aviv, que un cierto margen de confianza, en — 70
habían depositado su confianza en la esperanza de que pudiera armo
el joven político libanés, la reac- nizar los intereses de las diversas
40— ción fue de consternación. Un alto com unidades que form an este
funcionario israelí condenó en tér país.
minos enérgicos el atentado y ex
e l p a í s , 15 d e s e t i e m b r e . 1982. p ág . 1.
69 T EX T O Y G R A M A T IC A
D isc u r so p e r io d ís t ic o
R esum en R e l a t o p e r io d ís t ic o
T IT U L O S encabeza E p iso d io s ^ ^ ^ ^ o m e n t a r io s
m ie n t o
X PECT A TI V A S E VALUACIO N
S ucesos C o n se c u e n c ia s
H is t o r ia A ntece
dentes
d ir e c t o s E x pl ic a c ió n Sucesos pr I n c i p a l e s
A nteceden - C ontexto
tes g e n e - actual
RALES
Las líneas 19-21 especifican luego que había o tros responsables entre
los m uertos, pero esta inform ación está incluida en M 4. La línea 22
com ienza con una oración tem ática, expresando la m acroproposición
de la que dan detalles las oraciones siguientes:
LA S R EA C C IO N ES A ESTE A C O N T EC IM IEN T O CA U SA R O N C O N FU SIO N V T ER RO R LN
B e ir u t .
lo cual sería im portante com o una posible razón (im plícita) del
aten tad o (o quizás incluso com o explicación del mismo). El párrafo
final, de todos m odos, especifica que hubo algún grado de aceptación
de la cand id atu ra de BG de parte de todos los sectores:
M» I IN A L M E N T E TODOS L O S S F C T O R L S ACEPT ARON LA ELECCIO N .
der globalm ente un texto, y esta inform ación dirigirá tam bién la
interpretación de las palabras y oraciones de un texto. En el capítulo
6 apo rtarem o s m ás detalles sobre este papel cognitivo de las m acroes
tructuras. Allí m ostrarem os que las m acroestructuras tienen un p a
pel im p o rtan te en la representación del texto en la m em oria, y que al
mismo tiem po dirigen la recuperación de la inform ación textual de la
m em oria en los procesos de evocación y reproducción. De todos
m odos es im p o rtan te destacar aquí que esta asignación cognitiva de
m acroestructuras a un texto no es un proceso estructural, es decir,
una aplicación de las m acrorreglas que hem os discutido, sino más
bien un proceso estratégico. Q uerem os decir que los lectores habitual
mente no asignarán una prim era m acroproposición sólo después de
haber leído to d a una secuencia de oraciones. M ás bien utilizarán
todo tipo de inform ación, tan to la que surge del texto, de los escritos
alm acenados en la m em oria y de experiencias previas, com o del
contexto de la com unicación e interacción, con el fin de derivar una
macroproposición hipotética. Con este «asunto provisional» en mente,
un lector puede tra ta r de in terp retar la nueva inform ación adicional
de m anera lineal (‘en línea’, com o decim os em pleando una m etáfora
de la inform ática). Sí la hipótesis era errónea, esta inform ación
adicional la falsificará, y se establecerá un nuevo asunto. En un
artículo de periódico, el título y el encabezam iento son, com o hem os
visto, una inform ación textual im p o rtan te que señaliza cuál será la
probable m acro estru ctu ra del texto, y el lector utilizará efectivam en
te tales señales com o parte de la batería de m acroestrategias. En
otras p alabras, una señal de la estructura superficial de la presenta
ción de las noticias (título, posición inicial, negritas) será em pleada
para tra z a r la conclusión sem ántica de que la inform ación expresada
por el título (o p o r el encabezam iento) será m acro-relevante. El
capítulo 6 no hace m ucho hincapié en esta naturaleza estratégica de
la com prensión del discurso, pero nuestra obra reciente (con K intsch)
ha prestado m ucha atención a esta vital propiedad del procesam ien
to cognitivo. Es en este p u n to donde vem os la diferencia crucial
entre una relación ab stracta, gram atical o lingüística, y m acroestruc
turas, basadas en propiedades estructurales (sem ánticas) del discurso
y en reglas sistem áticas, abstractas, que operan en esta inform ación
sem ántica. La consecuencia de esta observación es que la «com pren
sión real» del discurso puede ser muy diferente del tipo de m odelo
abstracto tal cual ha sido esbozado en este capítulo.
D ado que los hablantes procesan óptim am ente y evocan m ejor las
m acroestructuras' que las estructuras textuales superficiales y las
estructuras sem ánticas locales (significados de palabras y oraciones),
las prim eras tam bién tienen, desde luego, una im portante función
comunicativa y de interacción. Vale decir que en la com unicación las
personas no siem pre estarán interesadas en los detalles de lo que se
dice o escribe, sino m ás bien en el resultado. Es este resultado lo
esencial, y por ende el asu n to m acroestructural de un discurso lo que
LA C I E N C I A D E L T E X T O 78
3.1.1 A lo largo del últim o capítulo nos hem os ocupado am pliam en
te de la estructura ‘in tern a’ de los textos, sobre la que ahora volvere
mos desde otra perspectiva. C iertam ente hem os om itido un p unto de
vista al que a h o ra querem os referirnos: las realizaciones lingüísticas
(con una estructura textual de este tipo) tienen, p o r regla general, la
misión de co n trib u ir a la comunicación y a la interacción social. Por
lo tan to , no sólo poseen una naturaleza en cierta form a ‘estática’,
sino que tam bién tienen una función ‘d inám ica’ en determ inados
procesos. D esde este p u n to de vista, el térm ino «realización» (utteran-
ce) adm ite varias interpretaciones: puede referirse a un ‘objeto’ con
creto — oral o escrito— , pero tam bién puede hacer referencia a una
acción, que es el hecho de m anifestar, de «realizar» este objeto. Para
evitar esta am bigüedad seguirem os llam ando «enunciado» al objeto
expresado, m ientras que denom inarem os las acciones realizadas ac
ciones lingüísticas o actos de habla.
La pragmática com o ciencia se dedica al análisis de los actos de
habla y, más en general, al de las funciones de los enunciados
lingüísticos y de sus características en los procesos de com unicación.
LA C I E N C I A D E L T E X T O 80
Esta ciencia, que tan sólo com ienza a desarrollarse plenam ente
d urante los últim os veinte años, tiene carácter interdisciplinario y la
estim ulan la filosofía, la lingüística y la antrop o logía, pero tam bién
la psicología y la sociología.1 En el presente capítulo nos ocuparem os
sobre to d o de la pragm ática lingüística, con lo que nos acercarem os
tam bién a la descripción gram atical de los textos. En un principio, la
pragm ática fue uno de los tres com ponentes de la sem iótica, una
ciencia que se ocupa principalm ente de los signos y de sus sistem as2
(en sím bolos, significados y com unicaciones) y que representa un
com ponente al lado de la «sintaxis» (el análisis de las relaciones
entre signos) y de la «sem ántica» (el análisis de las relaciones entre
signos, significados y realidad). Por eso, la pragm ática se consideró
p o r de p ro n to com o una descripción de las relaciones entre signos y
quienes los em plean. N o o bstante, dado que el térm ino «signo» no es
precisam ente específico, nos ocuparem os en su lugar de las estructu
ras norm ales, tal y com o las describen la gram ática (estructuras
textuales), com o base para un análisis de las relaciones con los
usuarios de los signos, es decir: usuario de la len g u a/u su ario del texto.
3.1.2 A dem ás querem os delim itar un poco más el ám bito del análi
sis de la pragm ática al que acabam os de aludir. Pues si quisiéram os
estudiar rigurosam ente todas las relaciones que existen entre realiza
ciones lingüisticas y procesos de com unicación e interacción, tendría
mos que incluir en la pragm ática disciplinas com o la psicolingüística,
la sociolingüística y gran p arte de la psicología y la sociología. No es
nuestra intención extendernos ta n to , a pesar de que, evidentem ente,
existen estrechas relaciones entre la pragm ática y estas disciplinas.
M ientras que la sintaxis especifica en qué condiciones y según
cuáles reglas los enunciados están «bien form ados» y la sem ántica
indica las condiciones para que los enunciados sean «interpretables»
(tanto en lo relativo al significado com o a la referencia), a la prag
m ática se le adjudica la tarea de ocuparse de las condiciones bajo las
form ación o una retentiva determ inadas debe conocer y aplicar las
m ism as condiciones y reglas cuando produce o com prende unos
enunciados. Si este no fuera el caso, se rechazará el enunciado com o
no adecuado o no ap ro p iad o , de m odo que la interacción fracasa.
A este respecto, las reglas pragm áticas tienen las mism as caracte
rísticas que las sintácticas y sem ánticas. En seguida verem os que no
sólo los actos de h abla están sujetos a convenciones, sino que ta m
bién lo están otras actividades sociales en distintos niveles y en
diferentes ám bitos (tránsito, conversaciones, visitas, etc.).
Lo que sí pertenece al contexto, adem ás del enunciado en si, son
categorías com o hablante y oyente, la acción que éstos llevan a cabo
al producir un enunciado o bien al escucharlo, el sistema lingüístico
que em plean o conocen, y especialm ente aquello que conocen respec
to del acto de habla, lo que con él persiguen y proyectan; tam bién
pertenecen al contexto las ‘actitudes’ m utuas de los hablantes (com o
el tipo de relaciones sociales entre los ‘roles’) y frente a los sistem as
de n o rm a s , o b lig a c io n e s y c o s tu m b re s sociales, p o r cuanto
estos elem entos determ inan de m anera sistem ática y convencional la
estructura y la interpretación del enunciado (en el sentido de reglas).
N uestra intención en este capítulo no es d ar una introducción
com pleta a la pragm ática, sino que querem os ofrecer una evaluación
general de esta disciplina para dirigir la atención sobre las particula
res características pragm áticas de los textos y no únicam ente de las
frases. ¿Qué otras condiciones han de cum plirse para que un enun
ciado, que ya posee, según se dijo, una estructura textual, cum pla
adem ás una función com unicativa adecuada y sea p o r ende aceptado
p o r el interlo cu to r com o correcto, ap ro p iad o o acertado?
En prim er lugar darem os una descripción de los distintos com po
nentes de un contexto, p a ra luego relacionarlos con las característi
cas de los textos.
3.2.2 Para conocer m ejor las condiciones que hacen que unos actos
de habla tengan, o no, éxito, debem os saber m ás sobre la acción en
general. La teoría de la acción proviene de la filosofía p o r lo que, en
prim er lugar, introducirem os algunos conceptos fundam entales de la
m ism a.4
Para ello partim os de la hipótesis de que las acciones representan
un d eterm inado tipo de sucesos. El concepto de suceso se refiere,
pues, a modificación; por ejem plo, a la m odificación de un estado en
otro, denom inados respectivam ente estado inicial y estado final. El
concepto de estado nos lo hem os de im aginar tan abstracto com o el
de «m undo posible», es decir: com puesto de una serie de objetos con
determ inadas características y relaciones. Un sufceso se produce cu an
do, en un d eterm inado estado, se añaden o se suprim en objetos o
cuando los objetos adquieren otras propiedades o pasan a relacionar
se entre sí de otra m anera. Esta m odificación del estado es n atu ral
mente una función del tiem po: el estado final de un suceso es
posterior al estado inicial. Las m odificaciones de los estados pueden
ocurrir en varias fa se s sucesivas, es decir, a través de una serie de
estados interm edios que duran un período de tiem po determ inado.
Si querem os referirnos a este tipo de series continuas de m odificacio
4 Para un a (breve) in tro d u c ció n a la teoría de la acción, véase van D ijk (1977 a);
p a r a la ap licació n en la p rag m ática, véase van D ijk (1980 b). E sta teo ría de la acción
tiene su origen, en tre o tro s, en los ám b ito s de la filosofía y de la lógica filosófica,
c o m o p o r ejem plo de von W r i g h t (1967). P ara in tro d u ccio n es a p ro p ia d a s, véase
C are & L a n d e s m a n (com ps.) (1968), W hi te (com p.) (1968) y B ri n k l e y , B r o n a u g h
& M a rr as (com ps.) (1971).
LA C I E N C I A D E L T E X T O 84
5 La diferencia en tre p e rlo c u tio n a r y e illo c u tio n a ry a c ts (p. ej.: convencer versus
reco m en d ar), co n sid erad a p o r A u s t i n (1962) y S e a r l e (1969) h a causado gran
sensación. El q u id de la cuestión se p lan tea a p a rtir de la p reg u n ta de si las consecuen
cias p o sib les de u n a c to de h abla deben o no incluirse en la definición, es decir: en las
co n d icio n es o requisitos del a c to de habla. P or ejem plo, en un p e rlo c u tio n a r y a c t
tam b ién se p ro v o ca en el oyente u n a m odificación (m en tal), de acu erd o con las
inten cio n es del h ab lan te y com o consecuencia de u n illo c u tio n a ry a c t (acción
lingüística).
LA C I E N C I A D E L T E X T O 92
3.3.5 Por consiguiente, se puede decir que los actos de habla deben
93 P R A G M A T IC A
con aquí y allí com o hasta aquí, desde allí, etc.), y tam bién ahora,
hoy, ayer, mañana y los artículos y pronom bres dem ostrativos el, la,
lo, este, esta, esto, aquel, aquella, aquello, etc. T am bién m ediante los
tiem pos verbales (presente, etc.) se crean relaciones con el contexto
actual; si digo: Pedro está enfermo, la oración es cierta en el m om en
to en que la digo, y probablem ente sería falsa si la hubiera p ro n u n
ciado una sem ana antes. De esta m anera tam bién se define el pasado
y el fu tu ro en relación al A H O R A del contexto com unicativo. En
todos estos casos se trata de relaciones referenciales, p o r muy espe
ciales que sean, p o r lo que su análisis le corresponde a la sem ántica.
3.4.3 T an to las relaciones sem ánticas com o las pragm áticas entre
texto y contexto form an los denom inados verbos perform atívos,8
com o por ejem plo prom eter, ordenar, aconsejar, etc. Se trata, pues, de
verbos que en la prim era persona del singular y del plural del presen
te pueden fo rm ar oraciones perform ativas, es decir: oraciones que se
interp retan com o las acciones que se llevan a cabo — en un contexto
adecu ad o — debido a la enunciación de las oraciones. Si digo: Te
recomiendo que escribas una carta al ministro, el p ro nunciar la o ra
ción es a la vez una recom endación (si el contexto es apropiado: si
esa es realm ente mi intención, si el contenido de la recom endación es
de interés del oyente, etc.). N aturalm ente, esto sólo tiene sentido si el
verbo está en prim era persona (es.decir que rem ite ai hablante) y en
presente (o sea que rem ite al A H O R A del contexto). La oración: Pero
si yo te había recomendado..., no es una recom endación, sino más
bien una co nstatación o incluso un reproche. Lo m ism o sirve para El
te recom ienda/él te ha recomendado..., que es una com unicación de
tipo especial. En los últim os ejem plos, así com o en todos los verbos
que rem iten a un acto de habla, se trata de la descripción de un acto
de habla y no del hacer de un acto de habla com o en las frases
perform ativas.
s P ara el análisis de los verbos p erfo rm atív o s, véase G rof .nf .n d u k & S t o k h o f
(1976) y sus referencias bibliográficas.
* C on frecuencia se ha in ten tad o reducir d eterm in ad o s aspectos pragm áticos a un
análisis sintáctico o sem ántico ( S a d o c k (1975) y L f wis (1970), su poniéndose que el
acto de habla co rresp o n d ien te estaría ya suficientem ente rep resen tad o p o r un verbo
p erfo rm ativ o (‘te p ro m eto que m añ an a ven d ré’ en lugar d^ ‘vendré m a ñ a n a ’). Si bien
de esta m an era p u ed e justificarse una serie de aspectos p ragm áticos, esta reducción
p ro p u esta no resulta ad ecu ad a p o r m uchas o tras razones. Lo m ás razo n ab le es
e lab o rar un nivel independiente del análisis p rag m ático y ligarlo sistem áticam ente con
la sintaxis y la sem án tica, p a ra p o d er d a r una explicación de diferentes fenóm enos
lingüísticos. P ara una discusión am p lia de este p ro b lem a, véase van D ijk (1980 b).
95 PRA G M A TIC A
Pero acaso sea uno de los conectivos pragm áticos más típicos y por
ello funciona a m enudo com o p artícula especial:
(11) A: ¿Vienes co n n o so tro s al cine?
B: ¡Pero sí sabes que m añ an a tengo un exam en!
F.n este caso, pero no sólo rem ite a una excepción de una relación
norm al entre circunstancias, sino a una objeción contra una acción
(lingüística) anterio r, o incluso a un reproche. El conectivo de todos
modos tiene un papel sim ilar, y se em plea para contradecir argum en
tos anteriores:
(12) A: ¡A com páñanos! El tiem po está herm oso.
B: Me q u ed aré en casa de to d o s m odos.
La prim era oración puede em plearse p a ra cum plir con una prom esa,
pero una p arte de esta acción consiste en com unicar (o en presupo
ner), que uno de los requisitos p a ra la realización de la prom esa se
ha cum plido, lo que da m ayor credibilidad a la acción lingüística
principal en sí. T an to en esta com o en casi todas las oraciones
com puestas, la relación sem ántica sigue teniendo una función central:
se trata de una vinculación condicionante entre ‘sobrarle el tiem po a
alguien’ y ‘visitar a alguien’.
En (18) tenem os un ejem plo típico de amenaza condicionada; tam
bién existen prom esas condicionadas. A unque la am enaza tiene lu
gar, su ejecución depende de' unas condiciones concretas. En otras
palabras: la circunstancia ‘saldrás de clase’ o ‘te sacaré de clase’
solam ente existe en las situaciones posibles en las que tam bién se
lleve a cabo la circunstancia de que ‘no te callas’. Así podem os
lim itar discrecionalm ente el ‘co n ten id o ’ de determ inadas acciones
lingüísticas en tiem po, lugar, circunstancias, m odo, etc. La prom esa
de la oración (17), sin em bargo, es ilim itada y se llevará a cabo en
todos los posibles ‘decursos de las cosas’ futuros, dad o que el hablan
te asevera saber de antem ano que se cum ple o bien se cum plirá una
condición esencial (tener tiem po).
Si bien hasta ah o ra hem os considerado una serie de ejem plos en
los que las acciones lingüísticas se m anifiestan com o oraciones com
puestas o com o secuencias de oraciones, esto no significa en absolu
to que ya seam os capaces de ca p ta r las norm as exactas, y la m ayoría
de las veces sutiles, que determ inan la diferencia entre oraciones y
secuencias. A dem ás de factores estilísticos o retóricos, sociales y
psicológicos que tam bién determ inan esta diferencia en la utilización
de la lengua, una serie de requisitos sem ánticos y pragm áticos tiene
un papel im p o rtan te en el nivel del sistem a lingüístico y de las reglas
convencionales. Sem ánticos son, p o r ejem plo, el cam bio a un m undo
posible, un cam bio de discourse referents, esto es, su introducción, el
cam bio de topic o f discourse o de perspectiva, com o p o r ejem plo de
lo particular a lo general (Juan vuelve a llevar sus pantalones viejos.
Nunca se pone algo que esté de moda). Las razones pragm áticas para
com enzar u na oración nueva están dadas fundam entalm ente p o r la
posibilidad así creada de llevar a cabo una nueva acción lingüística,
dependiente o no de la anterior. Las condiciones y lim itaciones de la
ejecución de las acciones a las que hacem os referencia a través de los
actos lingüísticos son más bien de tipo sem ántico, p o r lo que pueden
volver a expresarse m ediante una oración com puesta. P o r lo general
se em plean oraciones com puestas para la ejecución de acciones
103 PR A G M A T IC A
lingüísticas com puestas del m ism o tipo, p o r ejem plo, de dos com uni
caciones ( Visito a m i tía y le pregunto si no quiere cuidar de nuestro
gato). En otros casos, así com o en las frases su b o rdinadas, por
ejem plo, en (17), se debería h a b la r entonces de una sola acción
lingüística que hace referencia a una proposición com puesta. Así
pues, si digo:
(19) V isito a mi tía, o voy al cine.
produce m ediante saludos dedicados tam bién a otras personas (im plí
citas) y la anticipación del agradecimiento de Ju a n p o r la acción
prom etida p o r Pedro.
Esta descripción no form al de la serie de actos de habla m uestra
que las acciones lingüísticas globales pueden llevarse a cabo m edian
te la ejecución de acciones lingüísticas necesarias y opcionales p repa
ratorias, constitutivas y consecutivas en el micronivel: ruego de
identificación, identificación, saludo, com unicación com o presuposi
ción para una m otivación, co n firm ació n /p reg u n ta referente a esta
com unicación, especificación de una com unicación, com unicación
que constituye la m otivación de una petición, pregunta indirecta (si
de todos modos...) com o p arte de una propuesta incom pleta, confir
m ación y prom esa, tranquilización, agradecim iento, pregunta explí
cita p o r las consecuencias de la acción previam ente prom etida, p ro
mesa, agradecim iento, atenuación de la obligación de agradecer, avi
so, aceptación e invitación, recom endación, saludos, agradecim iento,
final.
U na p arte de los actos de habla sólo tiene una función lim itada,
p o r ejem plo, asegurar presuposiciones y hacer una recom endación
acerca del aviso de una visita com o p arte final de la conv ersació n /p e
tición. O tros actos poseen una función directa com o parte de la
petición en sí, a saber, m ediante la sugerencia de un requisito para la
realización de una acción (tú vas de todos modos), que el otro
cum ple, lo que sigue a una im p o rtan te m otivación de la petición y es
seguido de la confirm ación y el agradecim iento. Las dem ás acciones
lingüísticas se ocupan de los factores de interacción m ás bien genera
les: el contacto, la confirm ación de unas relaciones am istosas, el
aviso de unas acciones posteriores (la visita) y de la estructuración
global (iniciar/concluir). A dem ás de la conexión pragmática, la acción
lingüística global « Juan le pide a Pedro que asista a una conferencia
en su lugar» garan tiza a la vez la coherencia semántica de esta
conversación en su conjunto. C on esto querem os decir que tam bién
a los diálogos hay que reconocerles una macroestructura debido tan to
a las secuencias de actos de habla com o a las relaciones tem áticas: de
una m anera coherente se rem ite a estados de cosas vinculados entre
sí, a condiciones, partes y consecuencias de la asistencia a conferen
cias y a la interacción am ig ab le/co rtés entre conocidos/am igos en
general. Un acto de habla global, igual que cualquier o tro acto de
habla, posee un ‘conten id o ’ sem ántico. En este caso, este contenido
debe ser la m acroestructura del texto, lo que nos a p o rta un nuevo
argum ento para ap o y ar la hipótesis de que hay que postu lar m acroes
tructuras en la descripción de textos. Aquí la m acroestructura puede
describirse com o las proposiciones ‘Pedro va a una conferencia en
lugar de Ju a n y le deja sus a p u n te s’, eventualm ente precisada por
‘Ju a n no tiene esta posibilidad, pero necesita los ap u n tes’. Estas
proposiciones se pueden deducir del texto en cuestión m ediante las
m acrorreglas.
107 PR A G M A T IC A
1 En este cap ítu lo se co nsideran las estru ctu ras estilísticas y retó ricas de una
m an era m enos sistem ática que las dem ás estru ctu ras en los o tro s capítulos. El presen
te cap ítu lo se lim ita a d a r algunas relaciones breves sobre el tipo de estru ctu ras y
p ro b lem as, so b re to d o p o rq u e la bibliografía es ya m uy a b u n d a n te en el ám b ito de la
ciencia del estilo y en especial en el de la retó rica. Lo m ism o o curre con el estudio de
la litera tu ra y las llam adas estru ctu ras ‘litera rias’ de los textos.
LA C I E N C I A D E L T E X T O 110
(9) (i) M aría estab a enferm a aquella noche. P ero au n asi fue a la reunión,
(ii) A p esar de q ue M aría estaba enferm a aquella noche, fue (no o b sta n te ) a la
reunión.
115 E S T R U C T U R A S E S T IL IS T IC A S Y R E T O R IC A S
las form as tan esenciales del estilo léxico, es decir: del estilo que
resulta de una determ inada elección de p alabras, acaso nos p ro p o r
cionarían la posibilidad de definir tam bién las form as ‘de co n ten id o ’
del estilo. El estilo léxico tam bién se basa en el principio de que dos
morfem as m ,y pueden ser estilísticam ente variantes en relación a
un com ponente de significado com ún c, com o p o r ejem plo en las
v an an tes ya m encionadas de «robar» y «soplar». A dem ás del com
ponente com ún de «apropiarse de algo ilícitam ente» se puede decir
tam bién que m ediante los dos enunciados se señala el m ism o ‘refe
rente’, a saber, una acción determ inada. Por eso la diferencia se
reduce a la situación concreta en la que realm ente se em plea o podría
em plearse este m odo de expresión. Lo que aquí reviste un interés
especial es una serie de propiedades características del hablante (así
com o de sus suposiciones sobre el oyente), al igual que el tipo de
situación o interacción, p. ej.: una conversación cotidiana, una co n
versación con am igos de la m ism a generación, etc. En nuestro ejem
plo (10), Pedro po d ría decir a sus am igos que ha soplado un plátano,
m ientras que en otra situación, p o r ejem plo, delante de un funciona
rio policial, aseguraría que no ha robado ningún plátano. En ello
reconocem os una vez m ás una serie de determinantes situacionales
para la variación estilística.
A la pregunta que acabam os de form ular sobre si puede hablarse
de un estilo sem ántico, podem os contestar, pues, que deben de
existir tam bién variantes de significado en los niveles oracional y
textual, originadas por las características situacionales ya m enciona
das u otras. Esto significa que las im plicaciones proposicionales y
pragm áticas de una oración o de una serie de oraciones deben ser las
mismas y p o r ello tam bién sus referencias, las circunstancias aludi
das y los actos de habla intencionados. U n ejem plo m uy típico lo
ap o rtan las variaciones estilístico-sem ánticas de las peticiones. Si un
hablante quiere pedirle a un oyente que devuelva lo antes posible
una d eterm inada cantidad de dinero, existen incontables posibilida
des sem ánticas, con un com ponente proposicional com ún, cuyas
diferencias son un indicio o expresión de diferencias situacionales,
com o p o r ejem plo la cortesía, la sum isión, la paciencia, la im pacien
cia, la osadía, el poder, la a u to rid ad , la com prensión p o r el oyente,
etc. Estos tipos de actitudes estilísticas expresadas de m anera diferen
te p o r el hablante frente al oyente, a m enudo tam bién se denom i
nan tono de la realización. A continuación m ostram os algunos
ejemplos:
(12) (i) H az Iíi tran sferen cia enseguida ( p ro n to /rá p id o /in m e d ia ta m e n te /s in d e
m o ra /d e prisa...).
(ii) H az la tran sferen cia lo m ás p ro n to posible.
(iii) H az la tran sferen cia en cu an to puedas.
(iv) H az la tran sferen cia en cu an to tengas un poco de tiem po.
(v) H az la transferencia en cu an to tengas el dinero.
(vi) H aga la transferencia ... (véase i-v).
(vii) ¿H arás la transferencia enseguida (de in m e d ia to /lo a n te s pos ib le/etc.)?
LA C I E N C I A D E L T E X T O 118
De esta m anera, estos ejem plos pueden variar extensam ente con la
variación de tu/V d. y la diversidad de m odos de expresión form ales.
H ay que tener en cuenta que se puede p asar paulatinam ente desde la
directiva ‘m ás d u ra ’ (i) a la form a ‘m ás suave’, según las categorías
situacionales ya m encionadas com o cortesía y posición social/poder.
A dem ás de las ó rdenes/peticiones directas tam bién son posibles las
indirectas (xiii y siguientes), p o r las que el oyente puede deducir el
contenido exacto de la petición. U na de las razones p o r las que las
peticiones indirectas, p o r regla general, son m ás corteses o de m ayor
tacto en las interacciones, es que el oyente dispone, al m enos a p aren
tem ente, de una cierta libertad para in terp retar la petición. Tal y
com o ya se ha visto antes, puede realizarse un acto de habla indirec
to cuando se pregunta o com unica uno de sus supuestos. M ientras
que en todos los casos se puede h ab lar de variaciones léxicas y
sem ánticas, se produce adicionalm ente una variación pragm ática
entre las órdenes (i-vi),y las peticiones de los dem ás ejem plos; en tal
caso la base com ún consiste en la directiva «yo quiero que tú hagas
alg o /q u e Vd. haga algo», con lo que la diferencia contextual se
traduce en una diferencia de autoridad.
Adem ás de las ya m encionadas variaciones estilísticas en el nivel
sem ántico de la o ración, pueden producirse tam bién diferencias se
m ánticas en los textos, igual que en las relaciones de conexión y de
coherencia ya discutidas. U na form a de variación posible es la que se
basa en el g rado de ‘explicitud1. Intuitivam ente sabem os que pode
mos expresar una inform ación de m odo claro o menos claro, puesto
que, com o ya vim os, una gran p arte de la inform ación queda im plí
cita, a saber, aquello que el hablante supone que el oyente ya sabe o
puede deducir de lo anteriorm ente dicho:
(13) (i) P edro está enferm o. N o viene.
(ii) P ed ro está enferm o. Así p u e s /p o r ello no viene.
M ientras que los ejem plos a rrib a expuestos se referían sobre todo
a la estructura de la inform ación sem ántica (cómo se dice «algo»),
con el distintivo de la integridad ya se trasp asa la b arrera hacia la
próxim a dim ensión de variación sem ántica (precisam ente, a qué se
dice). E sto quiere decir que el hablante tiene determ inada posibilidad
de elección p a ra decir o no ciertas cosas; estas opciones deben
moverse den tro de unos límites de naturaleza pragm ática y social,
designados p o r la actitud, la posición social, los tabúes, etc. Existen
culturas en las que, vistas globalm ente, se habla poco y otras en las
que se habla m ucho y en detalle, o culturas en las que las mujeres y
los niños hasta cierta edad no ‘p ueden’ h ablar en determ inadas
situaciones o en las que los tem as de los que pueden hablar, están
som etidos a cierta lim ita c ió n .8 Algo sim ilar ocurre en la interacción
entre hom bres y mujeres, m aridos y esposas, señores y criados, niños
y adultos, etc. En el presente capítulo se estudia el hecho de que las
posibles diferencias estilísticas entre textos vienen d adas p o r una
selección de temas u objetos de conversación, es decir: de m acroes
tru ctu ras sem ánticas. P o r eso, lo característico de un hablante puede
indicarse a través del ámbito y de la frecuencia de un cam po tem ático
y de sus objetos, determ inados a su vez p o r los intereses, deseos
conscientes o inconscientes, etc. Precisam ente a este respecto, la
estilística se ha ocupado tradicionalm ente del análisis del estilo para
extraer de él características personales, com o p o r ejem plo en las
ciencias sociales.
Con esto ya casi desbordam os el concepto de estilo. Si bien, aún
podem os decir sim plem ente que el hecho de que alguien hable p rin
cipalm ente de m ujeres, coches deportivos y copas es característico de
su estilo, este concepto requiere en nuestro em pleo científico que
‘algo’ se m antenga constante o sea equivalente, es decir que requiere
un criterio p o r el cual se lo defina. En este caso lo serían los textos
y tem as de conversaciones ‘h abituales’ que siem pre surgen en deter
m inadas situaciones. Inm ediatam ente se observa que conceptos co
m o norma, habitual, preponderantem ente y otros sim ilares, com o
características problem ático-convencionales del uso de la lengua,
constituyen la descripción de estilo, aun cuando no existe ningún
m otivo para reducir el concepto de estilo, en el análisis del uso
lingüistico, a fenóm enos ‘superficiales’ com o el sonido, la construc
ción de la frase o la elección de palabras: los textos, las personas o
los grupos individuales pueden variar igualm ente en lo que respecta
al significado, la conexión o la tem ática.
Y, p o r fin, la sistem ática del m odelo de descripción lingüística
requiere que nos preguntem os hasta qué p u n to podem os hab lar
razonablem ente del estilo pragm ático de textos o conversaciones; así
o bien:
(15) (i) ¡A cabo de en cerar el suelo!
(ii) ¡L ím piate los zapatos!
Esta lista se po d ría estru ctu rar y especificar au n m ás, pero aquí sólo
se tra ta de indicar que en las variaciones estilísticas se pueden
m anifestar factores situacionales muy diversos y que, a la inversa, al
in terp retar enunciados, el oyente puede sacar conclusiones con res
pecto a estos factores sobre la base de rasgos de estilo, además de la
interpretación sem ántico-pragm ática del enunciado. En algunas situa
ciones, esta interpretación estilística puede ser incluso m ás im p o rtan
te que la sem ántico-pragm ática; lo que interesa no es lo que se dice
sino cómo se dice; no es lo que el hablante quiere expresar o lo que
pretende con su enunciado, sino que son o tras p ro p ied ad es/caracte-
rísticas prim arias del hablante las que despiertan el interés del oyente.
En los próxim os capítulos se caracterizarán con m ayor detalle
estas relaciones, entre estilo y situación com unicativa, entre otras
cosas. En este capítulo in tentam os m o strar fundam entalm ente que
125 ESTRU CTU R A S ESTILISTICAS Y RETO RICAS
4.2.2 A unque no resulte fácil (y acaso tam poco dem asiado razona
ble), sep arar la retórica de la estilística y la pragm ática, puede
decirse que la prim era se ocupa especialm ente de una serie de fenó
m enos y características textuales de carácter ciertam ente diferente al
de las variantes de uso lingüístico que denom inam os estilísticas.
En prim er lugar, las variantes estilísticas tratadas siem pre resultan
variantes descriptibles p o r categorías y reglas gram aticales y pragm á
ticas; desde el p u n to de vista del texto se tra ta b a de la elección
característica de unidades léxicas, estructuras sintácticas, relaciones
sem ánticas, etc. A este respecto, el estilo tam bién es una form a
(típica) del uso de la lengua en un sentido estricto, es decir: un
procedim iento del sistem a lingüístico tal y com o lo explica la gram á
tica. Pero adem ás existen estructuras textuales que deberán caracte
rizarse m ediante categorías y reglas de otra índole, aunque éstas
vuelvan a referirse a unidades gram aticales. Las estructuras especia
les las denom inarem os estructuras retóricas. Especialm ente las figu
ras estilísticas (figurae) han sido un tem a central en cierto nivel de
la descripción retórica en los libros de texto hasta nuestros días, y
con frecuencia se ha lim itado injustificadam ente la retórica a la
consideración de estas figuras y sus m odos de procedim iento.
U na segunda distinción entre retórica y estilística se evidencia en
el hecho de que la retórica no sólo se ocupa de estructuras específi
cas en el ám bito de las oraciones o series de oraciones, sino tam bién
de la estructura textual global. Así pues, la retórica ap o rta reglas y
categorías para la división de determ inados tipos de texto, com o p o r
ejem plo de un discurso o de una argum entación, en partes funciona
les, y p a ra un posible orden de estas partes. Esta estructura global no
es siempre la m ism a que la m acroestructura sem ántica que in tro d u
jim os en un capítulo anterior, pero puede estar basada en ella. En el
capítulo siguiente presentarem os diferentes estructuras globales de
textos con la ayuda de ejem plos de tipos particulares (p. ej.: una
narración), p o r lo que aquí nos lim itarem os a las características
textuales retóricas en el m arco de las oraciones y secuencias.
T racem os, grosso modo, un resum en de las relaciones entre estilís
tica y retórica: con la retórica hem os ab an d o n ad o la caracterización
gram atical prop iam en te dicha de los textos, p o r lo que debem os
intro d u cir nuevos conceptos teóricos para las unidades y reglas
específicas. Asi com o en general se puede decir que las estructuras
retóricas se basan en estructuras gram aticales, d eterm inadas varian
tes estilísticas pueden poseer tam bién una función retórica, a saber,
com o p a rte de las estructuras con las que se intenta provocar una
m odificación eficaz sobre el oyente. M ientras que la estilística pone
de relieve form as lingüísticas gram aticalm ente diferentes y las rela
ciona con propiedades del contexto estilístico com o postura, actitud,
carácter y factores sociales, la retórica perm itirá reconocer tam bién
otras estructuras com o características y estará más bien dirigida al
elem ento cualitativo p o r el cual un texto posee una eficacia óptim a;
127 ESTRU CTU R A S ESTILISTICAS Y RETO RICAS
A. A dju n c ió n
B. O m isión
C. I nv ersión
D. S ustitució n
definido con relación a las estru ctu ras sintácticas, tam bién surge en
la lingüística generativa transform acional. No o b stante, las operacio
nes retóricas recién introducidas no son en sí de tipo ‘gram atical’
aunque operen en niveles y unidades gram aticales.
Estas operaciones pueden interpretarse de dos m aneras: en prim er
lugar, com o operaciones teóricas, abstractas, p a ra la descripción de
determ inadas estructuras y sus interrelaciones; pero tam bién com o
ciertos procedimientos cognitivos p a ra la producción e interpretación
de enunciados que posean estas estructuras retóricas. En este cap ítu
lo nos ocupam os del aspecto ab stracto de la descripción estructural.
Por lo dem ás, tam bién se puede especificar en qué medida se
realizan estas operaciones y en qué lugar y orden, p. ej.: al principio,
en el m edio o al final de una unidad estructural determ inada.
El output de las operaciones, es decir, las estructuras retóricas,
puede o no ser gramatical; en el prim er caso éstas asignan una
‘extra’-estructura a una m anifestación p o r lo dem ás gram atical; en el
segundo, se puede m odificar una estructura gram atical ‘n o rm al’ de
una m anera específica m ás o m enos pron u n ciad a. La diferencia entre
las estructuras retóricas gram aticales y el estilo radica en la cuestión
de hasta qué p u n to se aplican o no las operaciones retóricas
m encionadas.
En este p u n to nos abstendrem os de co m en tar cóm o, en una teoría
general de la lengua, se puede deducir la relación exacta entre las
estructuras gram aticales y las retóricas, p o r ejem plo, en un m odelo
generativo.11 Si querem os generar una estructura de aliteración, el
esquem a de la identidad de sonidos a p o rta rá una lim itación de la
selección léxica (es decir: de la elección de las palabras), por lo que
en este caso la adjunción retórica de una lim itación fonológica
precede a una operación gram atical de selección léxica. O m itirem os
otros ejem plos de este tipo de coordinación m utua entre operaciones
retóricas y gram aticales.
4.2.6 O tro p roblem a que merece nuestra atención pero que, sin
em bargo, aquí no puede tratarse a fondo, es el de la base empírica de
las operaciones retóricas. C om o condición general para ello se podría
recordar que las estru ctu ras retóricas, igual que las estructuras gra
maticales, se basan en reglas convencionales. E sto significa lo siguien
te: los hablantes conocen estas reglas im plícitam ente, las dom inan y
las em plean en la producción e interpretación de enunciados. Un
gran núm ero de ‘figuras’ retóricas (véase más adelante) de la retórica
clásica seguram ente poseía este carácter convencional, p o r lo que
casi siem pre tenían nom bres especiales. Sin em bargo, el sistema
operacional tiene un carácter productivo, lo cual posibilita un núm e
12 El co n cep to de «artificios», con una función m enos literaria que ‘estétic a’,
proviene, en tre o tro s, del F o rm a lism o ruso (especialm ente del teórico de la novela
Sklovskij). Véase tam b ién E r u c h (1955) p a ra una visión general, y S t r i f .d t f r (com p.)
(1969), p a ra los textos.
LA C IE N C IA D E L T E X T O 132
I. E S T R U C T U R A S M O R F O -F O N O L O G IC A S
A. A d junc ió n
1. (repetición) id éntica
a. F o n em as
i. vocales: aso n an cia [contexto: acentuación, lim ite de m orfem a]
ii. co n so n antes: aliteración [principio de p a lab ra, etc.]
b. G ru p o s de fonem as
i. v o cales/co n so n an tes: diferentes tipos de rim a
[acen tu ación; lugar; m é tric o /n o m étrico, etc.]
c. M orfem as: reduplicación, etc.
[lu g ar en la oració n y en la secuencia oracio n al o en la
estru ctu ra m étrica]
2. casi idénticas
p. ej.: repetición de p a la b ra s d e igual raíz
3. no idénticas
a. M orfem as: enum eración, etc. [m ism a categoría sintáctica]
B. O m isión
a. F o n em as
i. vocales: elisión [áto n a, estru ctu ra m étrica o lenguaje h ablado]
II. E ST R U C T U R A S S IN T A C T IC A S
A . A dju n c ió n
1. idéntica (repetición): paralelism o
B. O m isión : elipsis, zeugm a, asín d eto n [contexto sintáctico p arcialm en te idéntico;
g ra m a tic a l/a g ra m a tic a l]
C. I n v e r s i ó n : inversión, h ip érb ato n [lugar en la o ració n ; g ra m a tic a l/a g ra m a tic a l]
III. E ST R U C T U R A S S E M A N T IC A S
A. A d junc ió n
1. co m p o n en tes sem ánticos: clím ax [en serie], hipérbole
2. lexem as: acu m u lació n , am pliación [idéntica: repetición]
3. g ru p o s de lexem as: especificación, corrección, definición; co m p aració n ,
d escripción
B. O m isión
1. co m p o n en tes sem ánticos: anticlím ax; litote
2. lex em a/g ru p o s de lexem as: elipsis (sem ántica)
C. I nv e r s ió n
o ra c ió n /p ro p o sic ió n : especificación p o ste rio r de presuposiciones; q u e b ra n ta
m ien to del orden n a tu ra l de n arra ció n (fábula versus sujeto [véase cap ítu lo 5])
D. S ustitució n
1. co m p o n en tes sem án tico s/lex em as: m etáfo ra, m eto n im ia, ironía [identidad
sem ántica, relación, etc.]
/adjunción: h ipérbole (véase III A 1, B 1)
/o m isión: litote
2. proposiciones: q u eb ra n ta m ie n to de con ex io n es/co h eren cia; digresión
nes sem ánticas com o las m etáforas, deben de requerir o tras especifi
caciones más am plias de condiciones, contextos, etc., lo que sin
em bargo no entra en el objetivo dé este libro ni de este capítulo. En
el capítulo siguiente se estudiará una serie de operaciones m ás ‘am
plias’ que han sido m encionadas anterio rm en te, m ientras que el gran
grupo de las operaciones sintácticas (elipsis, zeugma; pero tam bién el
em pleo del estilo directo o indirecto, así com o el ‘discurso vivido’,
etc.) requeriría una m ayor discusión, sobre to do d en tro de una
sintaxis oracional, lo que sin em bargo tam bién sobrepasa el m arco
del presente libro.
4.2.8 Si bien las estru ctu ras retóricas no están ligadas p o r principio
a las oraciones, hem os p o d id o ver que en m uchos casos, y tam bién
en la retórica clásica, la descripción se produce en palab ras o grupos
de palab ras, es decir, en térm inos de u n a sintaxis oracional. En esta
obra nos ocupam os ante to d o de la descripción de textos, aun
cuando la descripción en el nivel oracional sea tam bién un com po
nente integral de aquélla. P o r consiguiente, todavía prestarem os
cierta atención a aquellas operaciones retóricas que sobrepasan (o
puedan sobrepasar) los límites de la o ración, es decir: a las que son
características de las secuencias de oraciones. En el próxim o capítulo
se discutirán las estru ctu ras globales del texto com pleto.
En principio casi to d as las operaciones retóricas pueden ser efica
ces m ás allá de los límites de la o ración, n aturalm ente a excepción de
las que se refieren a la sintaxis de la o ración (p. ej. el zeugm a). Pero
la asonancia, la rim a, la enum eración, la elipsis, el clím ax, etc., muy
bien pueden extenderse a dos o m ás oraciones, aunque no sin las
barreras (cognitivas) antes m encionadas para las estructuras retóri
cas en general. Incluso existen operaciones que de hecho requieren el
límite de la oración o, com o m ínim o, el de una oración incluida,
com o p o r ejem plo la figura en la que la últim a p alabra de una
oración debe ser idéntica a la prim era p alab ra de la oración siguiente
o en la que las p alabras iniciales o finales deben ser idénticas
(anáfora, epífora).
M ás interesantes todavía son las operaciones en las que las relacio
nes entre oraciones form an la base p a ra las operaciones retóricas.
Un ejem plo de esto es el paralelism o sintáctico, en el que las estruc
turas sintácticas de oraciones sucesivas son al m enos parcialm ente
idénticas (con o tras lim itaciones, com o la longitud y com plejidad de
las categorías correspondientes). Su «técnica» la em plea el siguiente
texto de un an uncio en el periódico p a ra un Fiat 127 de Lujo:
(16) «Tiene u n m o to r de 47 D IN H P.
A lcanza fácilm ente los 140 k m /h , y
tiene espacio p a ra 5 p erso n as y equipaje.
T iene un a caja de seg u rid ad (...)»
Por regla general, este paralelism o sintáctico tam bién supone una
identidad léxico/sem ántica o un paralelism o léxico/sem ántico, com o
LA C IE N C IA D E L T E X T O 134
la repetición del verbo «tiene», que rem ite al m ism o referente textual,
a saber, al F iat 127 de Lujo. Lo n otable es que estas estructuras
realm ente llam an la atención (com o la repetición en esta oración).
En realidad, y acaso en o tro contexto (una n arración cotidiana), la
continua repetición del esquem a V /O D com o en (16) no tiene por
qué ser algo ‘especial’ y difícilm ente po d ría funcionar de m odo
retórico: si se hace la relación de una serie de propiedades de un
objeto, de en trad a se puede esperar tam bién una estructura de este
tipo. L o sutil, sin em bargo, consiste en que, sobre to d o en el lenguaje
escrito, conocem os una serie de lim itaciones que prescriben una
cierta variación (estilística u otra) o que una variación com parable
surja p o r casualidad. T an sólo en presencia de tales reglas y regula
ridades de la utilización cotidiana de la lengua pueden funcionar las
estructuras retóricas com o tales.
A dem ás de las m encionadas operaciones sintácticas en las secuen
cias de oraciones, las relaciones entre oraciones, ya vistas en capítu
los anteriores, son del dom inio de la semántica y de la pragmática.
Tam bién aquí, pues, se pueden asignar a las estructuras ya existentes
unas estructuras ‘especiales’ o bien desviaciones sistem áticas de las
reglas sem ánticas habituales. En este caso esto debería de referirse en
especial a las reglas de la conexión, coherencia, de tópico/com ento y
perspectiva en lo que respecta a la sem ántica, y a relaciones entre
actos de habla en cuanto a la pragm ática. En el nivel de proposicio
nes podem os, pues, construir las siguientes operaciones sem ánticas:
IJ Para la e s tru ctu ra y la función de los an u n cio s véase, entre o tro s, L e ec h (1966),
N usser (com p.) (1975), R o e m e r (1968), F l a d e r (1974) y H a u s w a l d t - W i n d m ü l l e r
(1977). S a n d e l l (1977) escribe sobre la influencia m ás generalizada del estilo.
137 E S T R U C T U R A S E S T IL IS T IC A S Y R E T O R IC A S
Si bien este ejem plo de anuncio que acabam os de tra ta r aún nos
perm itiría m uchos m ás análisis, ya después de esta breve observación
nos m uestra to d a una serie de operaciones generalm ente esenciales
de los textos publicitarios.
En el anuncio de una agencia de viajes seguram ente tam bién
hallarem os notas con respecto a lo que puede o debe en co n trar, es
decir: se cam bia de perspectiva (lo que norm alm ente es incorrecto),
con lo que se produce una aseveración incorrecta:
(24) «[En el catálo g o de verano] tam bién Vd. en c o n tra rá algunas p ro p u estas
sed u cto ras»
De esta m anera se enum eran unas treinta m arcas/co n d u cto res, des
pués de lo cual se le desea metafóricam ente al m undo autom ovilísti
co: «Les deseam os un buen com ienzo para el año 1977». En este
caso, el quid de la cuestión aparece en una postd ata:
(32) «P.D .
Los co n d u cto res de V olksw agen y A udi ya h an recibido u n a felicitación
personal.
El añ o p ró x im o , tam bién Vd. puede tenerla...»
1 S o b re to d o en los estu d io s literario s estru ctu ralistas rusos se ha d isc u tid o con
frecuencia el co n cep to de «sistem as secundarios», com o p o r ejem plo, la litera tu ra
frente a la lengua n atu ral. V éase p. ej. L o t m a n ( 1972 a, b).
145 SU PERESTRU CTU RA S
form ación deben establecer, por ejem plo, que, dadas las categorías a,
b, c, sólo son aceptables las com binaciones ab, be, ac y no ba, cb, ca
o abe, bac, cab, etc. Estos fenóm enos ya los conocem os de la escuela,
com o esquemas de la rim a. A dem ás de estas categorías y reglas que
generan las estructuras básicas elem entales de los distintos sistem as
(es decir: que los describen explícitam ente) tam bién conocem os reglas
que relacionan estas estructuras entre sí o que las com binan. Se trata
de las reglas de transformación. Esta regla de transform ación po d ría,
por ejem plo, significar que si com binam os las estructuras ab y be
entre sí, tam bién podrem os poner en su lugar la estructura ac, es
decir que desde un p u n to de vista d a d o ,<ab, bc>y ac son equivalen
tes. Las reglas de transform ación tam bién pueden determ inar que en
ciertas circunstancias podem os desviarnos de una estructura básica.
T am bién este fenóm eno nos resultará conocido de la m étrica y la
teoría de la versificación, com o cuando, p o r ejem plo, una estructura
m étrica de repente se vuelve ‘irreg u lar’ porque la p alab ra de la rim a
no es la últim a p alab ra de una parte sintácticam ente independiente
de la oración (com o en el encabalgam iento). D e la mism a m anera
tam bién verem os que en la estructura narrativ a ‘can ónica’, p o r ejem
plo en la literatu ra, a m enudo tienen lugar ciertas m odificaciones.
Estas m odificaciones tienen el m ism o status que las operaciones
retóricas: a d j u n c i ó n , o m i s i o n , i n v e r s i ó n y s u s t i t u c i ó n . Para
evidenciar la naturaleza ab stracta del esquem a, las unidades (‘pala
b ra s’) del sistem a se com p o n d rán sólo de letras, p o r ejem plo x, y, z...
o a, b, c..., com o ya se ha m encionado an teriorm ente. Según la
superestructura en cuestión, estas letras p o d rá n interpretarse com o
unidades fónicas, gráficas o sem ánticas. De hecho ya hicimos algo
sim ilar en el nivel oracional con las estructuras retóricas, que tam
bién son ‘secundarias’ y que se describen ju n to con las superestruc
turas en la retórica clásica.
am bos casos el esquem a debe plasm arse en secuencias, con lo que las
diferentes unidades de estas secuencias caen ‘b a jo ’ diferentes catego
rías del esquem a.
Sin em bargo, persiste la pregunta de hasta qué p unto todos los
textos tienen una superestructura. Si así fuera, esto supondría que
cada texto pertenece a un tipo convencional, y no sólo p o r su conte
nido o sim plem ente p o r cierta función p ragm ática o social (com o
una o rden, una petición o una excusa), sino debido a una estructura
esquem ática global d ad a que se m anifiesta en el texto. Esta hipótesis
parece, al m enos a p rim era vista, b astante problem ática p a ra un
texto del tipo del ya m encionado «\Venl», a no ser que se quiera
adm itir este enunciado com o p arte de una conversación y distinguir
a su vez determ inadas superestructuras en esta conversación; las
categorías pueden, en ciertas circunstancias, tam bién estar ‘vacías’,
lo cual puede darse de m anera sim ilar en la construcción de oraciones.
Sin em bargo, no queda excluido de en trad a que haya textos que,
aunque se reconozcan com o tales p o r o tras razones (sem ánticas,
pragm áticas y retóricas), apenas posean o acaso no posean ninguna
superestructura convencional. A parentem ente, un anuncio o un poe
ma pueden poseer una form a global casi arb itra ria , y tam poco
podem os im aginarnos directam ente y sin más de qué m anera tienen
una su perestructura convencional una noticia de la prensa o un spot
publicitario de la televisión. A la inversa, tam bién hay textos cuyas
form as están institucionalmente establecidas o fijadas, com o por
ejem plo los rituales religiosos, las leyes, los co n tratos o determ inados
docum entos. N uestro problem a de si todos los textos tienen superes
tructu ras, es pues sobre to d o em pírico, y debe solucionarse m ediante
la observación y la descripción sistem áticas.
5.4.2 E ventualm ente tam bién p odríam os in ten tar dividir las supe
restru ctu ras sobre unas bases puram en te form ales, y no, com o se ha
hecho an teriorm ente, según su m anifestación o sus funciones (com o
enseguida verem os). Esta división form al puede llevarse a cabo
según el tipo de categorías, reglas y otras lim itaciones — i n t e r n a s -
de los diferentes sistem as. Los sistem as pueden distinguirse, pues,
según varios tipos de recursividad, es decir, a través de la posibilidad
de repetir la m ism a categoría o regla. Sin em bargo, en este caso se
trata únicam ente de propiedades teóricas, ya que los textos, desde un
p u nto de vista em pírico, sólo tienen u n a longitud lim itada. D ados
los sím bolos de categorías A y B, podem os im aginarnos sistem as que
p o r ejem plo perm itan una serie A A A A A A B , p ero no una serie
A B B B B B B , o viceversa. Así pues, una argum entación o una dem os
tración form al será del prim er tipo y no del segundo (si B representa
la categoría de la conclusión), en ta n to que el segundo tipo de
estructura m ás bien representa un inform e periodístico (en el que A
es la categoría del título). O tras diferencias form ales similares se
hallan en la posibilidad de p o d e r «em potrar» una superestructura
dentro de sí o no, de la m anera en que se puede «em potrar» un
cuento den tro de un cuento, o una dem ostración com o ‘lem a’ dentro
de una dem ostración. A quí no intentarem os p resen tar una teoría
form al que, p o r ejem plo, pudiera basarse en la lingüística m atem áti
ca o la teoría de las lenguas form ales; nuestra tarea consiste más bien
en ju n ta r algunos fragm entos (inform ales) p a ra una teoría de esta
índole.
una form a textual canónica tal que las prim eras m acroestructuras o
la prim era parte de ellas funcionen com o ‘tó p ico ’ en el nivel textual.
(Para evitar confusiones recordem os que en este caso no hay que
pensar en un concepto de ‘tó p ico ’ que sea equivalente a un concepto
de objeto o tem a, es decir: a la to talid ad de la m acroestructura del
texto.) E n un tópico de este tipo se introduce, p o r ejem plo, una
persona, de m anera que en el texto en sí pueda describirse am plia
m ente esta persona. A dem ás, den tro del m ism o ‘tó p ico ’ pueden
introducirse o tras personas a la vez que el lugar y tiem po del suceso
sobre el que se inform a. Esta inform ación reunida puede a d o p ta r la
función de introducción de una n arración o un inform e. A lo largo
del resto del texto se dirá lo que es p ragm áticam ente necesario
inform ar sobre las personas m encionadas, de m anera que esto fun
ciona com o ‘com en to ’ en el nivel textual. C on unas expresiones aún
muy vagas y en analogía con la sem ántica o racio n al/p rag m ática
oracional hem os d ad o el prim er paso p a ra distinguir determ inadas
funciones en la m acro estru ctu ra de un texto. D ad o que ya hem os
aclarad o que las superestructuras a buen seguro no son arbitrarias,
sino que ‘reflejan’ determ inadas funciones cognitivas, pragm áticas o
sociales en la com unicación textual, vam os a suponer a h o ra que las
‘funciones inform ativas’ globales introducidas paso a paso son for
m as básicas en el nivel de la m acroestructura, p ara, com o m ínim o,
una p arte de las superestructuras. E n seguida verem os que la estruc
tura de una n arración en el fondo no es m ás que otra diferenciación
de tales estructuras elem entales.
Algo sim ilar se co nstata en la m ism a distribución funcional en el
nivel de las proposiciones, a saber, en la estru ctura de presuposi
ció n /aserció n de oraciones (com plejas). En este caso se hace una
m anifestación con relación a una circunstancia ya conocida que se
fund am en ta, p o r ejem plo, en algo ya m anifestado en el texto o el
contexto. T am bién aquí nos m ovem os en el cam po límite entre
sem ántica y pragm ática: las circunstancias y los m undos son el
dom inio de la sem ántica, m ientras que el ‘co nocim iento’ de circuns
tancias en el oyente y el ‘h acer’ del ‘en u n ciar’ son sin duda de orden
pragm ático. A dem ás de h ablar de estas relaciones entre proposicio
nes, podem os discutir sobre las relaciones de condiciones y consecuen
cias m ás generales entre las circunstancias o proposiciones ‘sobre’ las
circunstancias. U na form a fácilm ente reconocible de estas relaciones,
que se basan en diferentes tipos de ‘necesidad’, es la relación de
im plicancia, que en la oración se expresa m ediante conectivos: por
que, de manera que, por ello, por eso, etc. E n el nivel del texto existe
una distribución ‘funcional’ sim ilar entre ‘supuestos’ y ‘consecuen
cias’, y en la estructura de la argum entación, de prem isa y conclusión,
sobre lo que volverem os m ás adelante.
Las ‘consecuencias p rácticas’ representan una form a específica de
esta clásica estructura silogística de un texto: las prem isas tienen una
consecuencia que se refiere a una acción práctica a ser llevada a
153 SU PERESTRU CTU RA S
N arr
M arco S u ceso
COMPLICACION RESOLUCION
(2 ) N a r r — ► H i s t o r i a M o r a l e ja
H i s t o r ia — ► T r a m a E v a l u a c ió n
T r a m a — ► E p i s o d i o s (S)
E p is o d io — ► M a r c o S u c e s o (S)
S u c e s o — ► C o m p l ic a c ió n R e s o l u c ió n
(5 ) A r g u m e n t a c ió n
J u s t if ic a c ió n CONCLUSION
M arco C ir c u n s t a n c ia
P u n t o s d e p a r t id a H echos
L e g it im id a d R efu erzo
161 SUPERESTRU CTURA S
9 G a r f i n k e l (1972) h a d e m o s t r a d o c o n la a y u d a de u n o s e x p e r i m e n t o s , q u e ser
d e m a s i a d o e x p lí c it o s en la c o m u n i c a c i ó n c o t i d i a n a p u e d e p r o v o c a r c onfl ic to s .
LA C IE N C IA D E L T E X T O 162
(7) In f o r m e e x p e r im e n t a l
P la n t e o d e l pr o blem a S O L U C IO N
O b s e r v a c io n e s E x p l ic a c ió n
H ip ó t e s is P r e d ic c io n e s
T est C o n c l u s io n e s
E s t r u c t u r a c ió n E je c u c ió n R esu lta d o s D i s c u s ió n
P erso n a s d e en sa y o C o n d ic io n e s d e in v e s t ig a c ió n
165 SUPERESTRUCTURA S
11 P ara el significado del títu lo en la com p ren sió n tex tu al, véase tam bién el
cap ítu lo 6.
LA C IE N C IA D E L T E X T O 170
Los textos o títulos acom pañantes tam bién pueden cum plir una
función de. etiqueta (rótulo), com o las solapas, los títulos de cubierta
o las reseñas.
En este últim o caso se trata de textos acom pañantes más sistem á
ticos, casi siem pre escritos p o r otras personas y que tienen la función
de anunciar el texto com o tal (com o libro, etc.), p o r ejem plo en
emisiones de radio y televisión, para una lectura de la obra realizada
p o r el autor. U na reseña de este tipo puede com prender el título, un
resum en, el tipo de texto, el nom bre del a u to r y el público al que se
supone que va destinado. En las reseñas de cierta extensión tam bién
se pod ría h ablar de secuencias textuales en las que se establecen
relaciones particulares entre textos. En el capítulo 7 se discutirá una
serie de estas relaciones, con especial atención al análisis con
versacional.
12 D esg raciad am ente no puede tra ta rs e en este libro el p ro b lem a de la elab o ració n
social de la in fo rm ació n , al que ya alu d im o s brevem ente en et prim er capítulo.
E stam os p en san d o to b re to d o en la m an era en que una sociedad ‘categ o riza’ a sus
m iem bros m ediante tex tos y d o cu m en to s, p. ej.: en ficheros, en la higiene p ú b lica (el
h o sp ital), en los o rg an ism o s sociales (residencias de an cian o s), en los in terro g ato rio s
policiales y en las fichas personales com p u tarizad as. P ara algunos aspectos de este
p ro b lem a, véanse, en tre o tro s, los tra b a jo s de S u D N O \ v ( c o m p . ) (1972). Véase tam bién
ClCOUREL (1968).
171 SU PERESTRU CTU RA S
F o n o lo g ía
R epresentación gráfica
M o rfo lo g ía
Léxico
Sintaxis
S em ántica:
- significado
- referencia P resentación
6.1.4 Las estru ctu ras y los procesos psicológicos que desem peñan
un papel en la com prensión de textos suelen ser de tipo m ás general.
Tam bién en la com prensión de escenas (visuales) y episodios reales
reproducidos (fílm icam ente) o representados, se em plean con frecuen
cia las m ism as reglas, estrategias y categorías. E stas caracterizan la
elaboración de la información com pleja3 en general.
vez tiene lugar una prim era categorización sintáctica: determ inadas
form as de palab ras se asignan a determ inadas categorías sintácticas,
com o artículos o sustantivos. Así puede dem ostrarse enseguida un
tercer principio: las unidades se ‘reú n en ’, se combinan con otras
unidades y esta com binación vuelve a considerarse com o una unidad.
El principio de com binación tiene, pues, validez para la com prensión
de m orfem as, porq u e los fonem as se yuxtaponen, y para la com pren
sión de (partes de) oraciones, porque los m orfem as se yuxtaponen.
El hablante conoce los principios de com binación posibles de su
lengua (reglas), y por eso generalm ente reconoce cuáles com binacio
nes posibles son aceptables. T am bién vuelve a aplicar la categoriza
ción necesaria en el nivel de las com binaciones, de m anera que un
grupo de m orfem as puede funcionar, por ejem plo, com o ‘sujeto’ de
la oración.
En el nivel de la com prensión de la p alab ra y de la oración
interviene sim ultáneam ente el principio siguiente, el de la interpreta
ción: a las form as de p alabras, partes de oraciones u oraciones se les
asigna d eterm inado significado convencionalm ente establecido. Esto
significa que un hablante, cuando entiende una palab ra, no sólo
extrae de su m em oria la form a de p alab ra correspondiente (ám bito
de conocim iento lingüístico), sino a la vez el (los) significado(s)
posible(s) o actual(es) que va(n) acoplado(s) a la form a de la palabra.
Tam bién en este nivel el principio de categorización ejerce su influen
cia: si bien un hablante puede tener una gran cantidad de asociacio
nes al in terp retar form as de p alabras o (fragm entos de) oraciones,
debem os supo n er que en principio es capaz de asignarles un signifi
cado específico y convencional; es precisam ente esta convención la
que ha hecho que el hab lan te haya querido expresar con seguridad
exactam ente este significado. Pero com o num erosas form as de pala
bras poseen varios m atices de significado o incluso varios significa
dos, puede producirse muy fácilm ente un m alentendido si no se
dispone de m ás inform ación proveniente del texto o del contexto, y
el oyente puede asignar a una p alab ra u oración un significado
distinto del p retendido p o r el hablante.
Vemos que la elaboración de la inform ación se basa en realidad
sobre to d o en la adjudicación de significados a señales (perceptibles)
y que esto tan sólo es posible com o consecuencia de operaciones
mentales: la segm entación, la categorización y la com binación de lo
percibido. A dem ás, hem os de tener presente que no sólo se interpre
tan las ‘u n idades’, sino tam bién las relaciones entre éstas, que esta
blecen sus com binaciones posibles si tam bién en la psicología de la
com prensión de la lengua distinguim os entre ‘estructura superficial’
y ‘estructura p ro fu n d a ’ de un enunciado, es decir, entre las estructu
ras m orfo-fonológico-sintácticas y las estructuras sem ánticas, esto
supone que, p o r ejem plo, las relaciones sintácticas tam bién pueden
poseer una relación sem ántica com o correlato significativo. Sin em
bargo hay que hacer hincapié en que los citados cu atro principios de
LA C IE N C IA D E L T E X T O 180
5 P ara la teo ría de la m em oria, véase K i n t s c h (19 77 a ), así com o T ulving &
D onaldson (com ps.) (19 72 ).
LA C IE N C IA D E L T E X T O 182
tal m anera que las propiedades necesarias y com unes de estos suce
sos prevalezcan sobre las inform aciones acerca de los detalles subor
dinados. Un m arco no sólo se com pone de unas partes ‘fijas’ o
‘necesarias’, sino tam bién de una serie de ‘conclusiones’ variables,
que perm iten aplicar el m ism o m arco a un gran núm ero de situacio
nes parecidas; p o r ejem plo, la circunstancia de que en el tren se
llegue a conocer a una persona agradable, puede ser incluida com o
variable en el m arco. Se trata aquí de la transform ación de una
inform ación que ya figura en el m arco, o bien de la aparición de
sucesos com patibles (encontrar una persona en el tren, y no un
elefante o una nave espacial). Enseguida verem os la im portancia que
revisten los conocim ientos del m arco para la com prensión de la
lengua o de textos.
* A ctu alm en te, la bib liografía sobre la psicología de la adq u isió n textual es b a s ta n
te am plia. D e la bib lio g rafía ap arecid a en fo rm a de lib ro , véase K1NTSCH (1974, 1977
a), M i yi r (1975), F r i .i im.i (com p.) (1977) y van D ijk & K intsch (1977), K intsch
& van D ijk (1978) y J i i s t & C a r p in t ir (com ps.) (1977), tam bién p a ra o tras referen
cias bibliográficas.
P S IC O L O G IA D E l.A E L A B O R A C IO N D E L T E X T O
12 P ara los aspectos teóricos del proceso de la elab o ració n textual, véase K i n t s c h
& van D ijk (1978).
LA C IE N C IA D E L T E X T O 190
(6) I. P ed ro = .v,
2. afirm ó (.v,, (3) )
3. (4) de m o d o que (9)
4. fue a m en aza d o p o r (*,, jt2)
5. lad ró n (x 2)
6. a y e r ((3 ))
7. tener (x2, x 3)
8. cuchillo (*,)
9. tu v o qu e (*), (10))
10. en treg ar ( jc,, x4)
11. billetero (x4)
12. en (;c4, x 5)
13. d in ero (x 5)
__ A g e n t e P ed ro = v,
__ P a c i e n t e : P edro (x,)
C ircunstancias :
|__ T i e m p o : ayer
__ A g e n t e P ed ro ( x j
__ O b je t o : billetero (x4)
__ U s u f r u c t u a r i o : lad ró n (x s)
C ircunstancias
L T iempo : ayer
16 El «magical number se ven» es una expresión del psicólogo George Miller, que
pretendía indicar que el núm ero ‘siete1 es un im portante valor límite en la elaboración
‘•normativa a niveles distintos. Véase M ili.f.r (1 9 56).
LA C IE N C IA D E L T E X T O 194
inm ediata podem os alm acenar un núm ero relativam ente grande de
unidades de inform ación sem ántica.
(9) Sin em b arg o , n o creo que pueda h a b e r sido a s altad o , sino que él m ism o ha
hecho d esap arecer el dinero.
6.4.2 Así pues, vem os que los principios de la sem ántica abstracta
del texto tam bién se tom an com o base de la com prensión real del
texto. Suponem os que al lado de la com prensión de oraciones y
secuencias tiene lugar un proceso paralelo m ediante el cual un texto
tam bién se com prende ‘globalm ente’. Esta com prensión global resul
ta im po rtan te no sólo para la organización de la inform ación de
todo el texto en la m em oria (a largo plazo), sino tam bién para la
posibilidad de interpretaciones de las conexiones lineales y otras
relaciones de coherencia entre las proposiciones de la base textual.
S upondrem os, adem ás, que las macrorreglas de la sem ántica textual
tam bién están presentes en un m odelo del proceso psicológico; la
organización y reducción inform ativa se basan, d u ran te la com pren
sión de oraciones, en las siguientes operacio n es:19
m áticas. Sin em bargo, hay que observar que aunque tales sucesos
específicos no se esperen a p artir del m arco concreto, sí pueden
esperarse, debido a otros sucesos específicos que se m anifiestan en el
m icro- y m acronivel del texto, com o, digam os, consecuencia posible
o probable. U na vez que estos sucesos surgen regularm ente en el
episodio del m arco, pueden incorporarse al p ro p io conocim iento del
m arco, com o p o r ejem plo la com pra de algo para leer antes del viaje
en tren o en avión; el quiosco será entonces una parte ‘convencional’
de nuestra idea de estación o aeropuerto.
Las m acroestructuras, los m arcos y las expectativas, esenciales o
no, que de ellos se deducen tienen un papel esencial en el com plejo
proceso de la com prensión textual; esto se dem uestra al observar que,
en cuanto aparecen proposiciones que no se ajustan a la m acroestruc
tura, no aparecen en un m arco ni son com ponentes posibles, hipóte
sis o consecuencias de circunstancias ya conocidas, y que adem ás son
incompatibles con las expectativas ya construidas, se produce un
‘co rto circu ito ’ en el proceso de com prensión. El texto se vuelve
incom prensible, o bien se supone que se tra ta de una tontería o de
algo m uy poco habitual:
6.6.1 Hem os supuesto que las inform aciones sem ánticas que no se
puedan o deban alm acenar p o r m ás tiem po en la SSTM son trasp a
sadas a la m em oria sem ántica a largo plazo (LTM ). A hora debere
mos in ten tar averiguar cómo y bajo qué requisitos se da este proceso.
T am bién en este caso nos basam os en una serie de hipótesis de
trabajo.
La prim era hipótesis consiste en que, en principio, todas las p ro p o
siciones de un texto, tal y com o han sido com prendidas —es decir,
elabo rad as— p o r la SSTM , pasan a la LTM . Esta es una suposición
muy am plia, que no debería llevarnos a pensar que, p o r lo tan to , un
hablante es capaz de reco rd ar y reconocer todas las proposiciones de
un texto. Al contrario: enseguida verem os que reco rd ar y reconocer
se basan en operaciones que presuponen la recuperabilidad (retrieva-
bility) de inform aciones en la m em oria. C on ello, nuestra hipótesis
implica el ingreso de casi todas las proposiciones en la m em oria,
pero no su recuperabilidad ilim itada. En la propia form ulación de la
hipótesis en contram os otra lim itación más: únicam ente las inform a
ciones que han sido estructuradas en la SSTM (m ediante la interpre
tación del texto) pueden ser adm itidas p o r la LTM . A unque esto nos
pueda parecer absolutam ente evidente, hay que tener presente que
suele ocu rrir que un hab lan te ‘pase p o r a lto ’ ciertas inform aciones.
En tal caso no se form a ninguna proposición o hecho en la SSTM ,
p o r lo que la LTM tam poco puede registrar nada. Estos factores de
‘interferencia’ se conocen parcialm ente: falta de atención, distracción
debida a o tras inform aciones (p. ej., o tro s pensam ientos), etc. Los
factores en los que determ inados detalles se pierden casualmente en
205 P S IC O L O G IA D E LA E L A B O R A C IO N D E L T E X T O
27 La im p o rtan cia que el c o n tex to p rag m ático reviste para el experim ento psicoló
gico («¿Qué quiere el in vestigador de las p ersonas de ensayo?», «¿Qué es lo que se dice
y espera?») y, p o r ello, el p lan team ien to específico, son realm ente esenciales p ara unos
procesos de co m p ren sión tan com plejos com o la elab o ració n de textos. En los
m odelos co g n itivos casi siem pre se Kan d escu id ad o in justificadam ente los co m p o n en
tes sociales y p rag m ático s de la elab o ració n in fo rm ativ a, la co m u n icació n , la represen-
tación del co n o cim ien to y la m em oria.
211 P S IC O L O G IA DE LA E L A B O R A C IO N D E L T E X T O
siguiente hipótesis, para ad m itir que el hab lan te aplica una serie de
transformaciones semánticas d u ra n te el proceso de elaboración del
texto. N o sé tra ta aquí de operaciones form ales (gram aticales, ni
m ucho m enos sintácticas), sino de operaciones cognitivas en la es
tru ctu ra conceptual de la m em oria (SSTM o LTM ), aun cuando
am bos tipos de operación se parezcan en la form a.
ciones ‘in co rrectas’, caso que om ita inform aciones, añad a inform a
ciones incorrectas o las perm ute o recom bine incorrectam ente.
28 P ara las d istin tas tran sfo rm acio n es que surgen d u ra n te la rep ro d u cció n de
p ro to co lo s en ex p erim en tos de retención de textos, véase K in t s c h & van D ijk (1978).
29 M a n d l e r (1978) d escribe la reducción de estru ctu ras n a rra tiv a s a su estru ctu ra
can ó n ica. V éase tam b ién K i n t s c h (1977 b).
LA C IE N C IA D E L T E X T O 214
30 La rep ro d u cció n de aq u ello que se sabe de un tex to puede d isc u rrir en el m arco
de diferen tes ta re a s y p o r lo ta n to a través de p ro to co lo s m ném icos d istintos: recono
cer, reco rd ar, re c o rd a r p o r co n cep to s clave, resum ir, c o n testar p reg u n tas sobre los
tex to s co rre sp o n d ien tes y a p lic a r in form aciones p a ra so lu c io n a r problem as.
LA C IE N C IA D E L T E X T O 216
11 v a n D ijk (1975 b ) y K i n t s c h & v a n D ijk (1978) indican m acro estru ctu ras que
d o m in an a costa de m icroestructuras.
” B a r t l e t t (1932) in fo rm a sobre un caso en el que la p ersona de ensayo aún
reco rd ab a, después de m uchos años, el ex trañ o títu lo (casi siem pre o lv id ad o ) de la
n arració n .
LA C IE N C IA D E L T E X T O 220
53 Véase v a n D ijk (1975 b), K in ts c h & v an D ijk (1975, 1977), v a n D ijk &
K in ts c h (1977).
34 El resum en es u n o de los m edios m ás d irecto s p a ra c o m p ro b a r la com prensión
textual global. V éanse tam bién los trab ajo s ya m encionados de K i n t s c h & v a n D ijk .
221 P S IC O L O G IA D E LA E L A B O R A C IO N D E L T E X T O
56 Los ‘p lan es’ se han llegado a co n o cer en psicología sobre to d o a través del
influyente lib ro de M ili . hr, G a l a n t h r A P rib ra m (1 9 6 0 ). S c h a n k & A b e ls o n (1 9 7 7 )
p ro fu n d izan en el análisis.
223 P S IC O L O G IA D E LA E L A B O R A C IO N D E L T E X T O
6.9.1 H asta aquí nos hem os lim itado a estudiar la estructura ‘real1
del texto — en especial, su estructura de con ten id o— y la m anera en
que se la com prende, asigna, alm acena y, eventualm ente, reproduce.
No o bstante, ya hem os visto en capítulos anteriores que, p o r regla
general, un texto es enunciado con la intención de ejecutar una
acción lingüística, por ejem plo, para p ro d u cir determ inado estado
—p o r ejem plo, cierto estado de conocim ientos— o determ inada
acción.
LA C IE N C IA D E L T E X T O 224
í7 P ara la elab o ració n cognitiva de las e stru ctu ras prag m áticas (de acciones lingüis
ticas), véase v a n D ijk (1977 c).
225 P S IC O L O G IA DE LA E L A B O R A C IO N D E L T E X T O
p r i m e r l u g a r , e n l a s p r o p i e d a d e s d e l p r o p i o enunciado. S i n e m b a r g o ,
n o h a y q u e o l v i d a r q u e u n e n u n c i a d o c o m o t al p u e d e s e r s i n d u d a
pragm áticam ente ambiguo:
puede ser tan to una afirm ación com o una confirm ación, una prom e
sa o una am enaza, según que el oyente desee o no la acción corres
pondiente. A dem ás se añaden a las estructuras sem ánticas y m orfo-
sintácticas im portantes indicios dados p o r la pronunciación en sí
(velocidad, altu ra del tono, acentuación, volum en del sonido, etc.)
que tam bién establecen hasta qué p u n to una oración com o (23) es
una prom esa o una am enaza para el oyente.
R esum iendo direm os que las diferentes propiedades de la enuncia
ción misma ofrecerán los indicios más im portantes para la correcta
interpretación del enunciado com o acción lingüística. Con esto he
mos discutido qué propiedades del enunciado eventualm ente tienen
algo que ver con las de la acción lingüística:
(24) 1. E structura sem ántica
a. ¿Se refiere el enunciado a un estado o a una acción del hablante o del
oyente, ahora, en el pasado o en el futuro? Tales diferencias contribu
yen a definir la prom esa, acusación, disculpa, etc.
b. ¿Se refiere el enuncia'do a acciones ag rad ab les o d esagradables p ara el
h ab lan te o el oyente? ¿Se refiere a ciertos deseos del hablante? Etc.
Tales diferencias se p ara n , po r ejem plo, la prom esa de la am enaza.
c. ¿Se refiere el enunciado a personas u objetos contextualmente relevantes
(p. ej., al hablante, al oyente, etc.)?
2. E structura sintáctica
¿De qué tipo pragmáticam ente relevante es la estructura sintáctica? (P. ej.:
oración afirm ativa, interrogativa, imperativa.) Esto puede facilitar indicios
para distinguir entre preguntas o peticiones e informaciones de diversa
índole.
3. E structura léxica; estilo
Como hemos visto, la selección de palabras puede ser una expresión
indirecta o directa del estado cognitivo y afectivo particular del hablante,
por lo que puede facilitar informaciones sobre su actitud ante el oyente
(enfadada, impaciente, servicial, etc.), lo que vuelve a subrayar la relevan
cia de la acción lingüística.
4. Tim bre de voz, velocidad de habla, altura de! tono, etc.
Acabamos de ver cuán reveladora es la m anera de expresar un texto con
respecto a la postura del hablante: esto tam bién resulta aplicable al timbre
de voz, la rapidez, la altura, etc.; un ruego o una felicitación no se
pronuncian en un tono ‘antipático’ o ‘rudo’.
c. P o stu ra de la cabeza;
d . D ista n cia c o n respecto a l oyente;
e. O tras acciones (d a r la m ano,- c errar los p u ñ o s, a b ra z a r, h acer señas con la
m a n o , etc.).
otras acciones sociales que a su vez pueden ser com ponentes, condi
ciones o consecuencias de o p ara acciones de habla. E n el próxim o
capítulo se com en tarán estas relaciones entre enunciados (textos) y
otros aspectos de la interacción. A quí únicam ente señalarem os que
una correcta interpretación pragm ática de los textos requiere a la vez
un análisis sistem ático del contexto social.
18 Los posibles r e s u l t a d o s d e l c a m p o d e la e l a b o r a c i ó n t e x t u a l y d e s u a p l i c a c i ó n ,
p o r e je m p lo e n la s c la s e s d e le n g u a ( m a t e r n a ) , s o n m u y i m p o r ta n t e s c u a n d o s e d e s e a n
a c o p la r t a r e a s c o m o la s r e d a c c io n e s , lo s r e s ú m e n e s , la s c o n te s t a c i o n e s a p r e g u n t a s , la s
p a r á f r a s i s v o t r a s s i m i l a r e s c o n la c o m p r e n s i ó n d e l a f u n c i ó n d e l o s t e x t o s . V é a s e v a n
Di.ik (1977 b).
229 P S IC O L O G IA D E LA E L A B O R A C IO N D E L T E X T O
oraciones, sino que tam bién deberá ap ren d er de qué m anera están
organizadas las inform aciones en un texto m ás extenso — p o r ejem
plo, en un artículo periodístico— , cóm o puede ‘a p re n d er’ esta hab i
lidad lo m ás eficazm ente posible, cóm o se resum e adecuada y correc
tam ente un texto y cóm o se relacionan finalm ente las estructuras
textuales con las funciones p ragm áticas y sociales de los textos.
D espués de hab er conseguido un cierto conocim iento de causa sobre
la m anera en que de hecho pueden elaborarse los textos, podem os
predecir en cierta m edida la com plejidad didáctica de determ inado
texto, su posibilidad de aprendizaje, las cuestiones m ás relevantes
que p o d rán y d eberán plantearse y la p ro p o rció n de inform aciones
textuales que se reten d rá y que sigue siendo asequible d u ran te algún
tiem po. U na vez acum ulada cierta experiencia con las estructuras
textuales que encauzan estos procesos de elaboración, podrem os
adecu ar m ejor el m aterial didáctico y las tareas que planteam os
com o enseñantes a las posibilidades cognitivas de los alum nos: po
drem os expresar m ás claram ente las m acro- y superestructuras del
texto o enfatizar o tras características de la estru ctura superficial que
hacen au m en tar tan to la com prensión com o la rete n c ió n .39
6.10.2 A tal fin naturalm ente debem os obten er cierto conocim iento
de causa sobre la form a en que se adquieren las reglas, categorías y
estrategias textuales y en qué estadio de desarrollo cognitivo y afecti
vo se da este proceso. T am poco la psicolingüística, ni la psicología
del aprendizaje o la pedagogía didáctica saben p o r a h o ra dem asiado
a este respecto. Intuitivam ente sabem os que un niño de entre dos y
tres años apenas está en condiciones de p ro d u cir correctam ente
textos largos, es decir, de hacerlo respetando las reglas de coherencia
lineal y global. La capacidad de co m prender h istorias se adquiere
relativam ente p ro n to ; sin em bargo, el (volver a) n arra r tiene prim ero
un ‘m icro’-carácter, es decir: se enuncia una serie de proposiciones
m ás o m enos a rb itra ria , independientem ente de la m acroestructura o
superestructura de la narració n . El niño no m enciona principalm ente
las circunstancias m ás im portantes, sino que se acuerda sobre todo
de detalles, p. ej. según el principio de relevancia, es decir, de detalles
que a la vista de sus m arcos de referencias y de intereses todavía
lim itados le han parecido im portantes o so rp re n d en te s.40 Sólo en el
46 Véase E n g e l (1977).
7. Texto e interacción - La conversación
es sólo un p ro d u cto del trab ajo sociológico, sino tam bién un medio
de los prop io s participantes p a ra p o d er in terp retar y co n tro lar suce
sos sociales.3
T am bién las relaciones m ism as pueden ser generales o categoria-
les: pag ar algo en una caja, detenerse ante un policía o alq uilar una
habitació n a alguien son form as de interacción de tipo más general,
en el sentido de que pueden ad o p ta r un curso característico o típico
o incluso estereotípico: p o d rán repetirse de la misma m anera para
diferentes participantes, y en tales interacciones h ab rá condiciones y
consecuencias sim ilares. T irarle a alguien un libro a la cabeza es, sin
duda alguna, una form a de interacción que no posee las característi
cas ‘estan d arizad as’ m encionadas: no se repite regularm ente en deter
m inadas situaciones, ni existen condiciones o consecuencias fijas
asociadas a este hecho. P o r eso, lo relevante para la descripción del
m icrocontexto social es la categoría cuya realización son en cada
caso tales interacciones, por ejem plo, la categoría de ‘agresión’, o la
categoría aú n m ás global de ‘conflicto’.
Las relaciones generales o categoriales entre participantes interpre
tadas com o categorías se establecen sobre la base de diferentes tipos
de convenciones tales com o reglas, costum bres, norm as, leyes, pres
cripciones, códigos, etc.4 Una convención determ ina cuáles relaciones
posibles o necesarias existen entre los participantes en una situación
concreta y cuál es la naturaleza de estas relaciones en el curso de la
interacción. Si bien las convenciones tienen una base cognitiva —en
virtud del hecho de que los participantes sociales deben conocerlas—,
tienen tam bién un carácter social, puesto que distinguen a un grupo
o una comunidad y sus conocim ientos, respectivam ente, y porque
establecen las interacciones sociales en este g rupo o com unidad. Esto
significa que la m ayoría de participantes de la com unidad efectiva
m ente tiene que conocer esas convenciones y saber aplicarlas, adem ás
de saber cada uno de ellos que el o tro tam bién sabe hacerlo, de
m anera que en la m ayor p arte de las situaciones se puedan esperar
las acciones posibles o necesarias que hará el o tro , lo cual, según
vimos an teriorm ente, es una condición im po rtan te para una interac
ción con sentido y eficaz. Las convenciones pueden ser de índole
muy diversa: pueden ser válidas p ara un tiempo breve y un reducido
número de participantes (p o r ejem plo, un acuerdo de encontrarse una
vez p o r sem ana d u ran te algunos meses), o generales y más o m enos
perm anentes para toda la com unidad (com o las reglas lingüísticas y
de com unicación). Las convenciones pueden, o no, ser explícitas
para la com unidad: ciertas costum bres jam ás se form ulan com o
' U n o d e lo s a s p e c t o s c a r a c t e r í s t i c o s d e l a n á li s is e t n o m e t o d o l ó g i c o d e la s e s t r u c t u
r a s s o c ia le s c o n s is t e e n p a r t i r d e l h e c h o d e q u e lo s p r o p i o s p a r t i c i p a n t e s i n t e r p r e t a n la
r e a lid a d y c o n s tr u y e n c a te g o r ía s a p a r t i r d e la s q u e p u e d e e n te n d e r s e su c o m p o r t a
m ie n to . V é a s e , a d e m á s d e la s a n t o l o g í a s y a m e n c i o n a d a s , la o b r a d e C ic o u r e l (1 9 7 3 ).
* A c e r c a d e l c o n c e p t o d e ‘c o n v e n c i ó n ’, v é a s e L t w i s ( 1 9 6 8 ) .
247 T E X T O E IN T E R A C C IO N - LA C O N V E R S A C IO N
En prim er lugar, estas categorías perm iten deducir una clara estruc
tura jerárquica, no sólo en el m acronivel social, sino tam bién en las
actitudes y los contextos sociales y, p o r ello, en los m arcos de
interacción: hay participantes de rango ‘igual’, ‘superior’ e ‘inferior’
en la jerarq u ía, lo cual define las relaciones de a u to rid ad , poder,
asesoram iento, etc. Al m ism o tiem po cristaliza la categoría de inte
racción fundam ental del ‘d a r /to m a r ’ en una serie de categorías de
participantes: algunos participantes necesitan algo (com ida, servicios,
inform aciones, papeles, etc.), m ientras que o tros se lo p ro porcionan,
habiendo sido en general institucionalm ente em pleados (nom brados,
destinados) a tal efecto. T am bién existen otras clasificaciones y
abstracciones posibles. Las categorías m encionadas son, sin em bar
go, fundam entales a la vez que ilustrativas. N atu ralm ente se trata de
una descripción (no form alizada) de la estructura social, tal com o es
en realidad, y no de una estructura social posible o deseada, en la
q u e p o d r ía d e s e a rs e p. ej. la ausencia de ciertas estructuras
jerárquicas.
7.3.4 A la luz de los ejemplos de ‘lugares’ sociales característicos y
los m arcos posibles que pueden tener lugar den tro de estos ‘lugares’,
estam os ahora en condiciones de volver a dirigir nuestra atención a
la interacción oral.
Ya hem os visto que algunos de los m arcos típicos son de hecho
total o parcialm ente orales: una charla, una hora de clase, un semi
nario, preguntar el cam ino, hacer una solicitud, acusar, defender,
juzgar, presentar, etc. A hora podem os describir estas interacciones
com unicativas de m anera m ás adecuada, ya que podem os considerar
las com ponentes estructurales de los contextos e interacciones socia
les antes bosquejados: ¿qué categorías de participantes pued en /d eb en
decir algo, en qué instituciones, y qué relaciones (p. ej.: las jerá rq u i
cas) son determ inantes para los actos de habla y enunciados posibles
(p. ej.: su estilo)? Así sabem os que en la interacción oral entre
médico y paciente, convencional y tradicionalm ente es el m édico
quien hace las preguntas, da consejos y prescribe m edicam entos,
m ientras que el paciente debe contestar a las preguntas y decir qué le
ocurre. P or regla general, las opiniones del p acien te/p ro fan o son
tabú: él no debe sacar conclusiones (triviales o cotidianas) de sus
síntom as; el diagnóstico está reservado al m édico. Las desviaciones
de esta norm a (au to ritaria) norm alm ente se sancionan con un suave
‘ vaya, vaya', ‘es posible’, hasta llegar a la reprim enda ‘¡Mejor será que
lo deje en mis m anos!’, etc.
A continuación volvem os a d ar prim ero una serie de ejem plos de
distintas form as de interacción o m arcos lingüísticos, para que p o d a
mos realizar una descripción sistem ática de tales interacciones lingüís
ticas sobre la base de un ejem plo (la conversación):
255 T E X T O E IN T E R A C C IO N - LA C O N V E R S A C IO N
Una asam blea, p o r ejem plo, se define com o una serie de actos de
habla de diferentes participantes (norm alm ente se trata de com unica
dos, ap o rtació n de opiniones, preguntas, etc.), en la que uno de ellos
guía la interacción en su calidad de presidente, con lo cual establece
quién p o d rá decir qué, cu án d o y p o r cuánto tiem po; puede estar
institucionalizada o no; puede ser desde muy form al hasta inform al;
por regla general, su objetivo es to m ar decisiones colectivas. En
ulteriores explicitaciones y sistem atizaciones de los distintos concep
tos de las ciencias sociales p o d rán seguir elaborándose estas ‘defini
ciones’ de las form as convencionales de interacción com unicativa.
Para u n a m ayor diferenciación se puede especificar el tema de la
conversación d esarrollado en la interacción. En la conversación coti
diana hay m enos lim itaciones en cuanto a los tem as que, p o r ejem
plo, en asam bleas o sem inarios. Estos tem as pueden, a su vez,
sistem atizarse, puesto que generalm ente se refieren a propiedades de
los hablantes, o a relaciones de los hablantes entre ellos o con
respecto a situaciones y sucesos del ‘m u n d o ’. En estos tem as tam bién
se incluyen los conocim ientos, las opiniones, las posturas y los
deseos de los hablantes con respecto a estas circunstancias del m un
do. P o r esta razón, la interacción puede referirse, en cu an to a su
contenido, a algo que el hab lan te sabe, quiere, puede, hace (sabía,
quería, etc., h ará, etc.), o a algo que el oyente sabe, quiere, puede,
hace (tam bién en presente, pasado o futuro). Así, el contenido global,
tan to de la consulta com o del interro g ato rio y la entrevista, se refiere
a algo que el h a b la n te /in te rro g an te desea saber de aquello que et
oyente sabe, quiere, encuentra, ha hecho, etc. En este caso tam bién
LA C IE N C IA D E L T E X T O 256
7.4 La conversación
7.4.1 In troducción - conversación y coloquio
cas deberán ocuparse del estado de salud física y psíquica del pacien
te y de las eventuales posibilidades de m ejoría.
Por últim o, estas conversaciones se desarrollan en un lugar típico
y en un contexto o m arco social determ inado: la conversación de
solicitud, en una em presa, una oficina o un instituto; la de enseñanza
o exam en, en un centro de form ación; las conversaciones m éd icas/te
rapéuticas, en la consulta del m édico o en u n a institución sanitaria
(hospital, etc.).
Así pues, resulta que todas estas conversaciones pueden caracteri
zarse unívocam ente sobre Ja base de los criterios ya m encionados: la
categoría de los participantes, sus relaciones m utuas, el objeto de la
conversación, el desarrollo de la interacción conversacional (diálogo)
y el co n tex to /m arco .
8 A cerca del co n cepto de ‘adjacency p a ir' véanse los trab ajo s de S a c k s (1972 a, b)
y S a ck s y o tro s (1974).
267 T E X T O E IN T E R A C C IO N - LA C O N V E R S A C IO N
en trar en más detalles con respecto a este proceso, pues aquí sólo
nos interesa com prender los verdaderos principios cognitivos básicos
que se realizan cuando sostenem os una conversación.
debate público o una asam blea. U na conversación tam bién puede ser
en su conjunto un elem ento posible (opcional) de un m arco actuali
zado, p o r ejem plo, una conversación en el m etro con o tro viajero.
A unque en este caso tan to la conversación com o su duración tengan
lim itaciones más generales — p o r ejem plo, a consecuencia del status
o del g rad o de am istad de los interlocutores— , no parece existir una
relación directa entre la estructura de m arco y la propia conversa
ción: ésta puede darse en m uchas situaciones sociales distintas, pero
sólo se ve influida indirectam ente p o r el m arco correspondiente: el
hecho de m antener una conversación con un am igo en un restau ran
te o en el tranvía apenas influye sobre la estructura de la mism a; a lo
sum o determ ina el tema de la conversación (la com ida,.los m edios de
transporte). Precisam ente ia relativa libertad, antes postulada, de los
turnos — es decir, la espontaneidad de la conversación cotidiana—
sirve de explicación para el hecho de que las conversaciones no son
reproducciones sin m ás de los m arcos sociales que m encionábam os.
De todas form as, en los m arcos sociales puede haber un lugar para
‘claves’ p ara una conversación, es decir: parece existir un a especifica
ción de que una conversación cotidiana puede ser una de las accio
nes norm ales del m arco social. P o r ejem plo, el m arco contextual-pri-
vado de un desayuno es com patible con una conversación entre los
participantes; lo m ism o es válido para los m edios de transporte
público, el restau ran te o la visita a un m useo. O tros m arcos, en
cam bio, no suelen perm itir tales conversaciones, lo cual se hace
paten te en los contextos form ales, institucionales: la clase, el sem ina
rio universitario, el proceso judicial, la solicitud de em pleo o la
sesión. T am bién hay m arcos que parecen contener las conversaciones
com o com ponentes esenciales, com o p o r ejem plo u na visita o una
fiesta, precisam ente p o rq u e las conversaciones constituyen el objeti
vo social de estos episodios-m arco.
Así llegam os p o r últim o a las funciones sociales de la conversación;
pero éstas se refieren a la conversación com o un todo, y no tan to a
la estru ctu ra local lineal del coloquio. V olverem os a tra tarla s cuando
nos dediquem os a las estru ctu ras y funciones globales de la conver
sación y el coloquio.
7.4.5.1 Los turnos han dem o strad o ser las unidades funcionales
características de la conversación o el coloquio. Ya hem os especifica
do inform alm ente cóm o se interrelacionan estos tu rn o s en distintos
niveles, plasm ados en secuencias de actos de h abla y enunciados de
h ablantes consecutivos. El concepto de tu rn o incluye tam bién el de
cambio (de turno), es decir, de la cesión de la p alabra; en este
a p a rta d o in tentam os o cuparnos de cóm o los participantes de una
conversación segm entan estos tu rn o s, cosa que hacen comenzando,
LA C IE N C IA D E L T E X T O 272
7.4.5.3 Los turnos deben ser relevantes con respecto a otros turnos
o interp retad o s com o tales p o r los dem ás p articipantes, es decir que
deben cum plir con las ya m encionadas exigencias de coherencia
estilística, sem ántica y pragm ática. En principio se habla del mismo
tema o del m ism o objeto, p o r ejem plo, d u ran te toda una serie de
turnos. Esto significa, com o verem os enseguida, que la conversación
debe estar estru ctu rad a tam bién en el nivel global, p o r m acroestruc
turas sem ánticas, entre otras. El cam bio de h a b la n te /tu rn o tam bién
es im po rtan te en este nivel global, puesto que en este caso puede
tener lugar al m ism o tiem po un cambio de tema. T odavía no se
conocen del to d o las condiciones en las que hay (puede haber) un
cam bio de tem a. En una conversación cotidiana parece evidente que
se puede ‘saltar de un tem a a o tro ’, con lo cual se puede hab lar de
un gran núm ero de tem as. Sin em bargo, debem os suponer que los
cam bios de tem a tam bién están sujetos a restricciones. En general
hacen falta límites de oraciones o grupos de oraciones. No obstante,
hay tam bién restricciones cognitivas: p o r regla general, los tem as
deben ser al m enos contiguos, es decir, tener un concepto en com ún
con el tem a precedente (p. ej.: ‘P ed ro ’, ‘vacaciones’, ‘P arís’ y ‘policía’
ligan con el tem a ‘Pedro fue a veranear a París, y allí tuvo problem as
con la policía1). O tra posibilidad la constituyen las ‘intercalaciones
p. ej., objeciones breves dirigidas en el Ínterin a otra persona, ofre
ciendo algo de com er, beber o f u m a r .11 P o r últim o tam bién se
conocen metasecuencias, en las que un hablante com ienza su turno,
pero no lo hace con la intención de proseguir con el objeto de la
conversación o de iniciar un nuevo tem a, sino m ás bien con la
intención de hacer un com entario sobre el enunciado del hablante
anterior. Esto puede referirse a todos los niveles del enunciado: la
articulación de los sonidos, la p ronunciación, el estilo (vocabulario,
etc), el tem a, las proposiciones, los actos de habla, etc. (¿Acaso
pretende ser una amenaza?). C on frecuencia se difum inan los límites
entre las diferentes form as de com entarios (p rotesta, corrección, etc.)
y el h ablar sobre el hablar. Eventualm ente tam bién se puede distin
guir entre m etasecuencias y secuencias organizadoras. Estas últim as
poseen la función exclusiva de estru ctu rar el curso de la organización,
influir sobre él u organizarlo, p o r ejem plo, a través de observaciones
sobre el reparto de las contribuciones a la conversación (Ahora si que
tienes que decir algo. Por qué no te callas de una vez; los demás
también tienen derecho a hablar).
característica, pero tam bién term inan esquem áticam ente. T am bién
aquí son im portantes las fórm ulas de saludo (adiós, hasta la vista,
etc.). N o o b stan te, estas fórm ulas sólo suelen darse al final, es decir
que son los últim os tu rn o s de la T E R M IN A C IO N . D e esta m anera
resulta fácil reconocer una clara estru ctu ra interna en la T E R M IN A
C IO N . P o r de p ro n to , la T E R M IN A C IO N m ism a puede ser p re p a ra d a .12
U n hab lan te puede, p o r ejem plo, an u n ciar que la conversación está
p o r concluir o debe term inarse pro n to . E sto lo puede hacer in terru m
piendo al o tro o m anifestando que no le queda tiem po (acom pañán
dolo norm alm ente con unas m iradas al reloj, d a n d o la im presión de
tener prisa), que tiene o tro com prom iso, etc. H ay fórm ulas típicas
para la T E R M IN A C IO N , com o p o r ejem plo: Pues bien, ya pasaré
mañana; Bueno, creo que debo irme; Eso es todo, etc.
Puede o cu rrir que incluso la T E R M IN A C IO N sea interrum pida p o r
un tu rn o , si un hab lan te de p ro n to recuerda que aún tiene algo
im po rtan te que decir (Ay, se m e olvidaba decirte que...; Un momento,
se m e olvidaba que..., etc.).
El contenido central de la T E R M IN A C IO N puede tener dos funcio
nes: com entar globalm ente el coloquio o la conversación (M e ha
gustado volverte a ver, etc.) o an u n ciar o hacer planes para una
interacción o conversación fu tu ras (Bueno, pues entonces hasta maña
na a las doce; Correcto, te espero mañana, etc.). A este respecto, la
T E R M IN A C IO N posee u na función típica para la planificación global
del tra to social entre individuos. Expresa las evaluaciones de los
encuentros, establece convenciones y planea los próxim os encuentros.
P ara la fase final de la T E R M IN A C IO N disponem os de los ‘verdade
ro s’ giros de cierre, com o fórm ulas de saludo, partículas, etc.: ¡vale!,
¡que vaya bien!, ¡ciao!, ¡adiós!, ¡hasta mañana!, ¡ánimo!, ¡a pasarlo
bien!, ¡hasta la vista!, etc. T am bién esta serie de tu rn o s puede estar
articu lad a en el nivel local. C om o m ínim o parece necesario un
saludo p o r h ablante, p ero a m enudo ocurre que el que saluda
prim ero repita u na vez m ás un salu d o final, com o p o r ejemplo:
(13) A: B ueno, ¡que te vaya bien!
B: Sí, ¡igualm ente!
A: ¡A diós!
(B: ¡A diós!)
12 S chegloff & S acks (1973) hacen un análisis del p rin cip io y el final de la
co nversación.
LA C IE N C IA D E L T E X T O 280
han verificado esta afirm ación en años recientes es efectivam ente que
las gram áticas deberían ser tam bién, p o r definición, gram áticas del
texto, en el sentido de que tendrían que d ar cuenta de las estructuras
oracionales den tro de un m arco m ás am plio, que incluyera las estruc
turas lingüísticas del discurso m onológico y, p o r supuesto, estructu
ras conversacionales. P o r otra p arte, esto no significa que todas las
estructuras textuales deberían ser explicadas en una gram ática, com o
podem os ver fácilm ente en el estudio del estilo, los recursos retóri
cos, las estructuras esquem áticas o la recepción de turnos en la
conversación.
Macroestructuras
A hora bien: con el fin de estu d iar eficazm ente este problem a muy
general y com plejo, lo hem os dividido en varios com ponentes, cada
uno de ellos vinculado a m odelos teóricos separados y a u na evalua
ción experim ental u otras form as de evidencia em pírica. U na prim e
ra tarea sería la de idear un m odelo a p ro p iad o de «cogniciones
subjetivas» com o las creencias, opiniones y actitudes. Pese a que
ah ora tenem os el ejem plo de m odelos de conocim ientos, p. ej. bajo
la form a de scripts, se ha evidenciado que la representación de
opiniones y actitudes no es tan sim ple, entre o tras cosas porque
intervienen conceptos tan n o toriam ente vagos com o «valores», «em o
ciones» o «afectos». Sea com o fuere, consideram os las opiniones
com o creencias evaluativas, distinguim os entre opiniones particu la
res y generales y definim os las actitudes com o esquem as de opinio
nes (generales). E sto quiere decir que las actitudes son, en principio,
estructu ras del tipo de los esquem as cognitivos jerárquicos que cono
cem os de la investigación de la inteligencia artificial acerca del
conocim iento. Sin em bargo, en ese caso tam bién tendrem os que
in co rp o rar valores, planes o m etas individuales de las personas. Por
ah o ra no sabem os cóm o se p o d rá d esarro llar exactam ente este m o
delo. Sin em bargo, no podem os esperar a que el m odelo teórico esté
LA C IE N C IA D E L T E X T O 292
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LA C IE N C IA D E L T E X T O 302
Aquellos que deseen familiarizarse más con el campo de la ciencia del texto pueden
servirse de las siguientes notas. Unicamente se relacionan aquellos títulos que garan
tizan una visión general sobre determinados sectores de la ciencia del texto. Las notas
son abreviadas; para las indicaciones más detalladas se remite a las notas.
A. Bibliografía para ¡a ciencia del texto
Dressler & Schmidt (1973), sobre todo para la lingüística textual.
B. Visión generaI (interdisciplinar)
D ressler (co m p .) (1977).
C. L ingüística y gram ática textual
Halliday & Hasan (1976) y Werlich (1976) para la descripción de estructuras textuales
en inglés. Para los idiomas no-indoeuropeos, véase p. ej.: Longacre (comp.) (1976). En
Van Dijk & Petófi (comps.) (1977) se encuentran ejemplos de descripciones textuales
con diferentes métodos.
Petófi & Rieser (comps.) (1973), Schmidt (1973), Grimes (1975), Van Dijk (1972 a,
1977 a), Kummer (1975) así como Petófi (comp) (1979), proceden de una forma más
bien teórica.
Para la pragmática del texto, véase Van Dijk (1980 b).
D. La literatura, la estilística y la retórica com o ciencias del texto.
Schmidt (1973), Ihwe (1972), Plett (1975), Gülich & Raible (1977), Sanders (1973).
Sowinski (1973) Van Dijk (1971 a, b: 1972 a, b).
Para la retórica véase Ueding (1976).
E. Psicología de la elaboración textual
Kintsch (1974). Meyer (1975), Just & Carpenter (comps,) (1977), Freedle (comp.)
(1977) y V an D ijk & K intsch (1977).
Psicoterapia: Labov & Fanshel (1977),
Psicopatología de la elaboración textual (afasia): Engel (1977).
F. Análisis de la conversación: T exto e interacción
Sudnow (comp.) (1972), Turner (comp.) (1973), Sacks e.a. (1974), Henne & Rehbock
(1979).
G. Psicología social y sociología de ¡a elaboración textual: comunicación de masas
Robinson (1972), Gerbner e.a. (comps.) (1969) y Lisch & Kriz (1978) para el análisis
de contenido. Sandell (1977) para la influencia del estilo dentro del contexto persuasivo.
Fishbein & Ajzen (1975) para la manipulación en el sentido de la influencia en general.
Tan sólo existen unos pocos estudios sobre la elaboración textual en este campo, a
excepción de los realizados para los tipos de texto específicos (propaganda, publici
dad, noticias, etc.); sin embargo, en el ámbito (de la investigación general) de la
comunicación se encuentra un amplio material, por ejemplo De Sola Pool & Schramm
e.a. (comps.) (1973) y Prokop (comp.) (1972-1977).
H. A ntropología/E tnografía: Texto, comunicación y cultura.
Gumperz & Hymes (comps.) (1972), Bauman & Scherzer (comps.) (1974).
/. Series, ediciones senadas
Existen unas pocas series, en cuyo seno se publican libros sobre la ciencia del texto
(lingüística de texto/elaboración textual/etc.):
a. Papiere zur T extlin g u istik/P apers in T ext lingüistica, Flamburgo, Buske, desde 1972:
b. Research in T ext Theory/U ntersuchungen zur Texttheorie. Nueva York, Berlin, de
Gruyter, desde 1977;
c. Discourse Processes, Norwood. N.J.. Ablex, desde 1977:
./. Revistas
a. Discourse Processes, Norwood. N..1. Ablex. desde 1978.
h. Text. la Haya. Mouton, a partir de 1980.
Indice analítico
ISBN 968-853-326-2
34005
9 789688 533260
Raidos Comunicación 5