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Análisis del artículo “Lo que le falta a Colombia” (William Ospina)

Por Sebastián Patiño Villegas

Colombia se encuentra desde hace años en una situación al borde de la guerra civil donde
se enfrentan cuadrillas militares entre las cuales están la guerrilla, paramilitares,
agregando la delincuencia y el narcotráfico. La violencia implica el desplazamiento de
millones de personas que deben abandonar su lugar de origen para terminar en los
suburbios de las ciudades o en el campo para vivir en condiciones infrahumanas. Además,
la mitad de la población vive por debajo del umbral de pobreza.

Se habla de fenómenos que quebrantan la sociedad colombiana. Y no todos los problemas


giran entorno a la violencia, hay factores como los falsos dilemas identitarios. Para dar un
ejemplo, los santandereanos se vanaglorean de su carácter, cuando lo que carece el país
entero es carácter. Hecho por el cual no nos sentimos seguros de nosotros mismos, ni
compramos lo que producimos sino que valoramos lo que producen otros. Nuestras
ciudades son el ejemplo de mestizaje y de mulataje más notable del continente, nuestra
vida religiosa es una combinación de espiritismo, santería, brujería, e hipocresía y la vida
política se caracteriza porque el presidente de la república es elegido por el diez por
ciento de la población. A pesar de esto, simulamos lo contrario y nos vemos permeados
por la cultura de occidente, dejando a un lado nuestras raíces.

La crítica realizada por Ospina, deja claro que Colombia ha permitido que sean otros
pueblos los que le impongan una interpretación social en específico de sus riquezas
naturales. Según el Informe sobre Desarrollo Humano ; hoy día, el 40% del territorio
colombiano está concesionado o solicitado por empresas multinacionales para realizar
proyectos de extracción de minerales e hidrocarburos, lo cual refleja la intención del
Gobierno colombiano de convertir el país en una potencia minera y que tiene
consecuencias significativas para el ecosistema y las comunidades rurales.
El autor plantea dos características del estado: un Estado que no existe en absoluto y es
un Estado que existe infinitamente. Si se trata de cumplir con las funciones que
universalmente les corresponden a los Estados: brindar seguridad social, brindar
protección al ciudadano, garantizar la salud, la educación, el aseo público, la igualdad ante
la ley, el trabajo, la dignidad de los individuos, reconocer los méritos y castigar las culpas,
el Estado no existe en absoluto. Pero si se trata de cosas ruines: saquear el tesoro público,
atropellar a la ciudadanía, perseguir a los vendedores ambulantes, desalojar a los
indigentes, lucrarse de los bienes de la comunidad y sobre todo garantizar privilegios, el
Estado existe infinitamente.

El centro del problema es entonces, la colectividad; sin embargo la construcción de esta se


da únicamente después de lo individual y es aquí donde el colombiano debe comenzar a
forjar un constructo psicológico que le permita primordialmente entender las diferencias
entre las personas, ya que si no hubiera semejante diversidad en su manera de vivir, no
podrían ni obtener su parte de dicha ni llegar a la altura intelectual, moral y estética de
que su naturaleza es capaz. Obtener lo mejor de uno mismo implica transformarse en una
clase de persona cuyo ser es objetivamente valioso, sea cual fuere el plan de vida que
haya elegido.

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