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HISTORIA Y GEOGRAFTA

ENSAYO
MUAIL BAIJIN

LA CULIURA POPULAR
EN IAEDAD MEDTA
YEN EL RENACIMIENTO
EL CONTEXTO DE FRANQOIS
RABELAIS

. Versión de
Julio Forcat y César Conroy

EL LIBRO UNIVERSITARIO Alianza Editorial


Introducción
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Esta obra ha sido publicada en ruso por Editorial Literatura, de Moscú.

Primera edición en nAlianza Universidad»: 1987


Primera edición en «Ensavo»: 1998

En nuestto pafs, Rabelais es el menos popular, el menos estudiado,


el menos comprendido y esrifnado de los grandes escfitores de la ütetatua
mundial.
No obstante, Rabelais está considerado como uno de los autotes euto-
peos más importantes. Bélinsky t lo ha calificado de genio, de_ «Voltaire»
á"1 riglo xv¡, y estima su o¡fa como gna de las más valiosas de los siglos
pasadós. Los especialistas europeos acostumbran a colocafla la fuerza
Reseryados todos los derechos. El contenido de esm obra está protegida por la Ley, que establece
á. r,rr ideas, de su arte y por su importancia -por
histódca- i¡nedi¿tamente
penas de prisión y/o multm, además de lm correspondientes indemnizecions por daños y perjui-
cios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaten públicmente, en todo o después de Shakespeate, e incluso llegan a ubicatlo ala pat del inglés. Ios
en parte, una obra literaria, artlstica o científica, o su t¡ansformación, interpretación o eiecución románticos franceses, sob¡e todo Chateaubdand y Hugo, lo tenlan por uno
anística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la pre- de los genios más emineotes de la humanidad de todos los tiempos y pue'
ceptiva autoriación.
blos. Sá Ie ha considemdo, y se le considera aún, ro'sólo como un es-
critor de primer otden, sino también como uD sabio y un ptofeta. He aqul
un iuicio significativo de Michelet: «Rabelais ha recogido .litectamente la
sabidurla dela corriente popalar de los antiguos dialectos, rctrones' ptoüet-
bios y farsas estildia.iltiles, de la boca de la gente coffiún y los bafones.
,rY'a través de esos delirios, aparece con toda su grandeza el genio del
siglo y sa Íuerza poÍética. Doode no logra descubrit, aciefta a en6ever,
@ Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1987, 1988, 1989, 1990, 1995,1998 añunciar y dirigir. Bajo cada hoia de la floresta de los sueños se ven ftutos
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; teléf. 91 393 88 88 que recogerá eI poruenir. Este übto es una ruma ¿e o?o.»2
ISBN: 84-206-7907-0
1. Minsky Vissadon (1811-1848), üder de l¿ c¡ltica y l¿ filoeofü fi¡se de van'
Depósito Legal: M. 36.456-1998
- 2. Mic}elet: Hisnña ile Fruxcia, Elammarion, t. IX, pág.
guardia.
a la
'f66'. Se ¡ttete
Impreso en Closas-Orcoyen, S. L. Pollgono Igarsa
' Paracuellos de Jarama (Madrid) rana de oro profética que Sibils entregó a Eaeas. En las ciUs, los sgbtayados soa
Printed in Spain del autor.
8 Mijail Bajtin
La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 9

Es evidente que los juicios y apreciaciones de este tipo son muy rela-
imágenes rabelesianas incluso ahora siguen siendo en gran medida enig-
tivoe. No pr.tená.mor decidir si es justo colocar a Rabelais a la par de máticas.
Shakespeare o por encima o debajo de Cetvantes, etc. Por 1o demás, el
El único medio de descifrar esos enigmas, es emprender un estudio
lugat hlstórico que ocupa enme los ceadores de la nueva literatura eulopea
en profundidad de sus faentes populares. Si Rabelais se nos presenta
esiá inüscutiblemente al lado de Dante, Boccacio, Shakespeare y Cervan-
como un solitatio, sin afinidades con offos grandes escritores de los cua-
tes. Rabelais ha influido poderosamente no sólo en los destinos de la lite'
tro últimos siglos, podemos en cambio afirmar que, frente al rico acervo
t4a$a y la lengua literari¿ francesa, sino tambifu en la üteratura mundial
acanlizado de la literatura popular, son precisamente esos cuatro siglos
(probablementJ mn tanta intensidad como Cervantes). Es también indu-
de evolución literaria los que se nos presentan aislados y exentos de afi-
drble q,r. Íue el nás democrático de los modernos maestlos literarios. Para nidades mientras las imágenes rabelesianas están periectaruente ubicadas
,oroúór, sin embatgo, su cualidad principal es la de estat Tás prcfunda' dentro de la eaolución nilendria de la cultura popular.
¡ Deflt€ ligado que los demás a las fuentes popalates (las que cita Michelet
Si Rabelais es el más diflcil de los autores clásicos, es porque exige, .
són exacias, sin duda, pero distan mucho de ser exhaustivas); el conjunto para ser comprendido, la reformulación radical de todas las concepciones
de estas fuentes determinaron su sistema de imágenes tanto como sg con-
artfsticas e ideológicas, la capacidad de rechazar muchas exigencias del
cePeidn artlstica.
gusto literario hondamente arraigadas, la revisión de una multitud de no-
Y es precisamente ese peculiat carácter poPular y, tr»ddamos decir, m' ciones y, sobre todo, una investigación profunda de los dominios de la
ücal de las imágenes de Rabelais lo que o(plica que §u porvenir sea tan literatura cómica popular que ha sido tan poco y tan supedicialmente
excepcionalmente rico, como coffectam€nte señala Mid¡elet. Es también
explorada.
este carácter popular el que explica «el aspecto no ütetario» de Rabelais,
Ciertamente, Rabelais es diflcil. Pero, en recompensa, su obra, des-
quiero decir su resistencia a ajustarse a los cáoones y reglas del arte IitS-
cifrada convenientemente, permite iluminar la cultura cómica popular de
rario vigentes desde el siglo xw hasta nuestfos dfas, independientemente varios milenios, de la que Rabelais fue el eminente portavoz en la lite-
de las vadaciones que suftiera su contenido. Rabelais ha rcchazado estos
ratura. Sin lugar a dudas, su novela puede ser la clave que nos permita
moldes mucho más categódcrirnente que Shakespeare o Cervantes, quienes penetrar en los espléndidos santuarios de Ia obra cómica popular que han
se limitaron a evitar los cánones clásicos más o menos estredros de su permanecido incomprendidos e inexplorados. Pero antes de entrar en ellos,
. época. Las imágenes de Rabelais se distinguen por una especie de «ca'
es fundamental conocer esta clave.
rácter no oficial», indestructible y categórico, de tal modo que no hay La presente introducción se propone plantear los problemas de la cul-
dogmatismo, autoridad ni formalidáil unilatetal que pueda armonizat con
tura cómica popular de la Edad Media y el Renacimiento, discernir sus
las imágenes rabelesianas, decididamente hg-qtileq a t* perfección defi.
dimensiones y definit pteviamente sus rasgos originales.
nitiva, a toda estabilidad, a tda formalidad limi¡¿d¿, a toda operación y Como hemos dicho, Ia risa popular y sus formas, constituyen éI campo
decisión circunscritas aI dominio del pensamiento y la concepción del menos estudiados de la creación popular. La concepción estrecha del ca-
mundo.
rácter popular y del folklore nacida en la época pre-romántic^ y rerr,atada
De ahl la soledad tan especial de Rabelais en el cutso de los siglos si'
esencialmente pot Herder y los románticos, excluye casi por completo la
guientes: es imposible llegar a á a tmvés de los caminos trillados que la
cultura especlfica de la plaza pública y también el humor popular en toda
iteación artlstica y el pensamiento ideológico de la Eutopa butguesa, si- la riqueza de sus manifestaciones. Ni siquiera posteriormente los especia-
guiercn a lo largo de los últimos q¡atro siglos' Y si bien es cierto que en
listas del folklore y la historia lite¡aúa han considerado el humor del
áe tiempo encontfamos numerosos admiradores entusiastas de Rabelais, pueblo en la plaza pública como un objeto ügno de estudio desde el
es imposible, en cambio, hallar r¡na comprensión total, daramente formu- puntrr de vista cultuial, histórico, folklórico o literario. Entre las nume-
lada, de su obta. ros,1s investigaciones cientlficas consagradas a los ritos, los mitos y las
Los ¡ománticos, que redescubtieron a Rabelais, como a Shakespeare obtas populates, llricas y épicas, la risa no ocupa sino un lugar modesto.
y a Cervantes, no suPie¡on eocontrar su centro y no pasalon po-r -eso {e Incluso en esas condiciones, la naturaleza especlfica de la risa popular
una maravillada sotptesa. Muchos son los cometrtafistas que Rabelais ha nparece totalmente defotmada porque se le aplican ideas y nociones que le
rcc,hazado y rcchaza aún; a la mayoda por falta de comprensión. Laí son ajenas pues pertenecen verdaderamente al dominio de la cultur a y la
La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento I I
10 Mijail Baitin

ciudades. La risa acompañaba también las ceremonias y los titos civiles de


estética butguesa contempotáneas. Esto nos permite afirmar, sin exagera'
la vida cotidiana: asl, Ios bufones y los <<tontos» asistlan siempre a las
ción, que la=profunda originalidad de la antigua cultura cómica populaf no
- funciones del ceremonial serio, patodiando sus actos (ptoclamación de los
nos h; sido revelada.
nombres de los vencedores de los torneos, ceremonias de entrega del dete-
sin embargo, su amplitud e importancia eran considerables en la cho de vasallaje, de los nuevos caballeros atmados, etc.). Ninguna fiesta
Edad Media y en el Renacimiento. El mundo infinito de las fotmaly
se desarrollaba sin la intervención de los elementos de una organización
manifestaciones de la risa se oponla a la cultuta oficial, al tono sério, r{i'
cómica; así, pata el desamollo de una fiesta, Ia elección de teinas y reyes
gioso y feudal de la época. Dentro de zu diversidad, estas formas y mani-
de la <<risa»».
Iestaciones fiestás públicas carnavalescas, los titos y culto¡ cómicos,
-las Estas formas rituales y de espectáculo organizadas a la maneta cómi-
los bufones y «bobos», g1g*t"t, enanos y monsüuos, payaso§ de divemos
ca y consagradas por la tradición, se hablan difundido en todos los palses
estilos y catágorlas, la üteratuta paródica, vasta y multiforme, s¡6'-, po-
europeos, peto en los palses latinos, especialmente en Francia, destaca-
,".n ,rn" uniáad de estilo y constituyen paftes y zonas únicas e indivisi ban por su riqueza y complejidad particulares. Al analizar el sistema tabe-
bles de la cultura cómica popular, principalmente de la cultura catna- lesiano de imágenes dedicatemos un examen más completo y detallado a
valesca.
las mismas.
Las múltiples manifestaciones de esta cultura pueden subdividirse en
Todos estos ritos y espectáculos organizados a Ia maneru cómica, pre-
ües gtandes categorlas:
sentaban una difetencia notable, una diferencia de principio, podríamos
t\ Forruas y ,itnntrt del espectácalo (festejos carnavalescos, obtas có- decir, con las formas del culto y las ceremonias oficiales serias de la Igle-
micas reptesentadas en las plazas públicas, etc.);
sia o clel Estado feudal. Ofreclan una visión del mundo, del hombre y de
2) óbras córnicas ,erbales (incluso las parodias) de diversa naturale- las relaciones humanas totalmente diferente, deliberadamente no-oficial,
za: orales y escritas, en latln o en lengua vulgar;
exterior a la Iglesia y al Estado; pareclan haber construido, al lado del
3) Dioersa, forrnas y tipos del aocabalari.o lamiliar y grosero (insuL mundo oficial, un segando ruund,o y una segunda ui.da ala que los hombres
iutamentos, lemas populares, etc.).
tos,'És6s
de la Edad Media perteneclan en una proporción mayor o menor y en la
tres catego6aJ, gue reflejan en su heterogeneidad un mismo as-
que vivían en fedras determinadas. Esto creaba una especie de dualidad
pecto cómico del áundo, están esuechamente interrelacionadas y se com-
del mundo, y cteemos que sin tomat esto en considetación no se podrla
binan entre sl.
comprender ni la conciencia cultural de la Edad Media ni la civilización
Vamos a definit pteviamente cada una de las ues formas'
renacentista. La ignorancia o la subestimación de la risa popular en Ia
Edad Media deforma también el cuadro evolutivo histórico de la cultura
europea en los siglos siguientes.
Los festejos del carnaval, con todos los actos y titol cómicos que con-
La dualidad en la percepción del mundo y la vida humana ya existlan
tienen, oeopábr¡ un lugar muy importante en la vida del hombre medieval.
en el estadio anterior de la civilización primitiva. En el folklore de los
Además á. tot ."tt t rLt propiamente dichos, que iban acompañados de
pueblos primitivos se encuentra, patalelamente a los cultos serios (pot su
acto§ y procesiones complicadás que llenaban las plazas- y las calles du-
otganización y su tono) la existencia de cultos córnicos, que convertlan a
,"nt" dl"lr enteros, se celeb¡aban también la <<fiesta de los bobos» (lesla
las divinidades en objetos de burla y blasfemia (<<risa ritual»); paralela-
staltoram) y la <<fiesta del asno»>; existla también una <(risa pascual» (dsals
mente a los mitos serios, mitos cómicos e injuriosos; paralelamente a los
pascbalis) muy singular y libre, consagrada por la tradición.-Además, casi
héroes, sus sosias patódicos. Hace muy poco que los especialistas del fol-
iodas las fiesias ráigior"r poselan un aspecro cómico popular- y- púbüco,
klore comienzan a interesarse en los titos y mitos cómicos.l
consagrado también por la iradición. Es el caso, por ejemplo, de las <<fies-
Pero en las etapas primitivas, dentro de un régimen social que no co-
tas del templo», que efan seguidas habitualmente por ferias y pot un tico
corteio de iegocijos populares (durante los cuales se exhiblan gigantes,
.n"rár, .oorirrrÁ, bestias <<sabias», etc.). La teptesentación de los mis- 1. Véaose los intetesantlsimos anáüsis de los sosias cómicos y las refleniones que
tetios acontecla en un ambiente de carnaval. I¡ mismo ocufda con las é¡tos suscitan en la obta de E. Meletinski, El origen ile la epopeya beroica, Moscú,
1961 (en ruso).
fiestas agdcolas, como la vendimia, que se celebraban asimismo en Ias
t2 Miiail Baftin La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 13

nocla todavla ni las clases ni el Estado, Ios aspectos serios y cómicos de que r¡na escena desuuida el catnaval (e ioversamente, la destrucción del
la divinidad, del mundo y del hombre eran, según todos los indicios, igual- escenario desttuirla el espectáctrlo teatral). Los espectadores ro asisten al
mcnte sagrados e igualménte, podtlamos decir, «oficiales». Este rasgo per- carnaval, sino que lo aioen, ya que el carnaval está hedro para todo el
siste a veces en algunos ritos de épocas posteriores. Asl, por ejemplo, en pueblo. Durante el camaval no hay otta vida que la del camaval. Es im-
la Roma antigua, durante la ceremonia del ffiunfo, se celebraba y se escar- posible escapar, potque el carnaval no tiene ninguna fronteta espacial. Én
necla al vencedor en igual ptopotción; del mismo modo, durante los fu- el cutso de la fiesta sólo puede vjvirse de acuerdo a sus leyes, es decir
nerales se lloraba (o celebraba) y se tidiculizaba al difunto. Pero cuando de acuerdo a las leyes de la libertad. El carnaval posee un carácter uni-
se establece el régimen de clases y de Estado, se hace imposible otorgar a versal, es un estado peculiar del mundo: su renacimiento y su renovación
ambos aspectos derechos iguales, de modo que las formas córnicas en los que cada individuo participa. Esta es Ia esencia misma del camaval,
-algu-
nas más temprano, otras más tarde-, adquieren un catácter no oficial, su y los que intervie¡en en el regocijo 1o orperimentan vivamente.
y
sentido se modifica, se complica se profundiza, pata uansformarse final- La idea del carnaval ha sido obsetvada y se ha manifestado de forma
mente en las formas fundamentales de expresión de la cosmovisión y Ia muy sensible en las Mtumales romanas, que erao experimentadas como un
cultura populares. retorno efectivo y completo (aunque ptovisorio) al pals de la edad de oro'
Es el caso de los regocijos catnavalescos de la Antigüedad, sobre todo Las ttadiciones de las satutnales sobrevivieron en el carnaval de la Edad
las satutnales romanas, así como de los carnavales de la Edad Media, que Media, que represetrtó, con más plenitud y pureza que otras fiestas de la
están evidentemente muy alejados de la tisa ritual que conocfa la comu' misma época, la idea de la tenovación univetsal. Los demás tegeijos de
nidad primitiva. tipo carnavalesco eran limitados y encamaban la idea del catnaval en una
¿Cuáles son los rasgos tlpicos de las fotmas rituales y de los espec- forma menos plena y menos pura; sin embargo, la idea subsisda y se la
táculos cómicos de la Edad Media, y, ante todo, cuál es su natLrraleza, e§ concebla como una huida provisional de los moldes de la vida ordinaria (es
decir su modo de existencia? decir, oficial).
No se trata por supuesto de ritos teligiosos, como en el género de la En este sentido el carnaval no era una forma artlstica de espectácu'
liturgia cristiana, a Ia que estrín relacionados por antiguos lazos genéricos. lo teattal, sino más bien una forma concreta de la vida misma, que no
El ptincipio cómico que preside los ritos carnavalescos los exime comple- era simplemente representada sobre un escenario, sino vivida en la dura-
tániente de todo dogmatismo religioso o eclesiástico, del misticismo, de la ción del carnaval. Esto puede expresarse de la siguiente man€ra: durante
piedad, y están por lo demás desprovistos de catácter mágico o encanta- el carnaval es la vida misma la que iuega e interpteta (sin escenario, sin
torio (no piden ni exigen nada). Más aún, ciertas formas catnavalescas tablado, sin actores, sin espectadores, es decit sin los atributos especlficos
son una vgrdadera parodia del culto teligioso. Todas estas (-o-rmas son deci- de todo espectáculo teatral) su propio tenacimiento y renovación sobre la
didamente exteriores a la Iglesia y a la religión. Pertenecen a una esfeta base de meiotes principios. Aqul la forma efectiva de la vida es al mismo
patticular de la vida cotidiana. tiempo su fotma ideal tesucitada.
Por su caráctet concreto y sensible y en raz6n de un podetoso ele- Los bufones y payasos son los personajes catactedsticos de la cultua
mento de iuego, se relacionan preferentemente con las formás artísticas y cómica de la Edad Media. En cierto modo, los vehlculos permanentes y
.animadas de imágenes, es decir con las fotmas del espectáculo teattal. Y es consagrados del principio carnavalesco en la vida cotidiana (aquella que se
verdad que las fotmas del espectáculo teatral de la Edad Media se ase- desamollaba fuera del ca¡naval). Los bufones y payasos, como por eiemplo
mejan en lo esencial a los catnavales populates, de los que forman parte el payaso Triboulet, que actuaba en la corte de Francisco I (y que figura
en cierta medida. Sin embargo, el núcleo de esta cultura, es decir el car-* también en la novela de Rabelais), no etan actores que desempeñaban su
naval, no es tampoco la forma pufamente artística del i:spectáculo teatral, papel sobre el escenario (a semejanza de los cómicos que luego interpre-
y, en general, no pettenece al dominio del arte. F.stá situado en las fron- , tadan Arlequln, Hans §7urst, etc.). Por eI contta¡io, ellos segulan sien-
teras entre el arte y la vida. En realidad es la vida misma, ptesentada do bufonés y payasos en todas las circrrnstancias de su vida. Como tales,
con*los elementos catactetlsticos del juego. encarnaban una forma especial de la vida, a la va real e ideal. Se situa-
De heclo, el carnaval ignota toda distinción entte actores y especta- ban en la frontera entre la vida y el arte (en una esfera intermeüa), ni
dores. También ignora la escena, incluso en sü forma embrionaria. Ya personajes qrcéntricos o estúpidos ni actores cómicos.
l4 Mifail Bajtin La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 15

En euma, dutante el carnaval es la vida misma la que interpreta, y segunda vida del pueblo, que temporalmente penetraba en el reino utópico
durante cierto tiempo el juego se tfansforma en vida real. Est¿ es Ia na- de la universalidad, de la übertad, de Ia igualdad y de Ia abundancia.
turaleza especlfica del camaval, su mdo Particulaf de existencia. En cambio, las fiestas oficiales de la Edad Meüa (tanto las de la lgle-
El carnaval es la segunda vida del pueblo, basada en el principio de sia como las del Estado feudal) no sacaban al pueblo del orden existente,
la risa. Es sa oida festiaa. La fiesta es el rasgo fundamental de todas las ni eran capaces de crear esta segunda vida. Al contrario, contribulan a con-
formas de ritos y espectáculos cómicos de la Edad Meüa. Todas esas sagrar, sancionar y fotificar el régimen vigente. Los lazos con el tiempo
formas presentabán ,rn luro exterior con las fiestas religiosas. Incluso el se volvlan puramente formales, las sucesiones y crisis quedaban totalmente
carnaval, que no coincidía con ningún hecho de la vida sacta, con ninguna relegadas al pasado. En la práctica, Ia fiesta oficial miraba sólo hacia auás,
fiesta sania, se desarrollaba durante los últimos dlas que precedlan a la hacia el pasado, del que se servla para consagrar el orden social presente.
gran cuaresma (de alll los nombres ftanceses de Mardi gras o Caréne' La fiesta oficial, incluso a pesar suyo a veces, tendla a consagrar la estabi-
prenant y, en los palses germánicos, de Fastnacht). La llnea.genética que lidad, la inmutabilidad y Ia perennidad de las reglas que reglan el mundo:
,rn" .rtri form¿s a las festividades agrlcolas paganas de la Antigüedad, y jerarqulas, valores, normas y tabúes religiosos, pollticos y 4qtal-e-s corrfen-
que incluyen en su ritual el elemento cómico, es más esencial aún' tes. La fiesta era el triunfo de la vetdad prefabticada, victoriosa, dominan-
Las fástividades (cualquiera que sea su tipo) son una forna priruordial te, que asumla Ia apariencia de una verdad eterna, inmutable y perentoria.
determinante de la civilización humana. No hace falta considerarlas ni expli' Por eso el tono de la fiesta oficial maicionaba la oerdadera naturaleza de
carlas como un producto de las condiciones y objetivos ptácticos- del tra' la fiesta humana y la desfigutaba. Pero como su carácter auténtico era
bajo colectivo, o irrt"rpr.tación más vulgat aún, de la necesidad biológica indestructible, tenlan que tolerada e incluso legalizarla parcialmente en las
(fisiol¿gica) de descanso periódico. Las festividades siemptq han tenido un formas exteriores y oficiales de la fiesta y concedede un sitio en La plaza
contenido esencial, un sentido profundo, han expresado siempre una con' prlblica.
cepción del mundo. Los <<ejercicios» de reglamentación y perfeccionamien- A diferencia de la fiesta oficial, el carnaval era el triunfo de una espe-
to del proceso del trabajo colectivo, el <<juego del 6abajo», el. descanso o cie de liberación ransitoria, más a17á de la órbita de la concepción domi-
la tregua en el trabajo nunca han llegado a ser verdadens fiestas. Pata lrante, la abolición provisional de las relaciones jerárquícas, privilegios, re-
que lo sea hace falta un elemento más, proveniente del mundo del esplritu glas y tabúes. Se oponla a toda perpetuación, a todo petfeccionamietrto y
y d" lrt ideas. Su sanción debe emanar no del mundo de los ruedios y reglamentación, apuntaba a un porvenir aún incompleto.
condiciones indispensables, sino del mundo de los obietiuos superiores de La abolición de las relaciones jerárquicas posela una significación muy
la existencia humana, es decir, el mundo de los ideales' Sin esto, no existe especial. En las fiestas oficiales las distinciones jetárquicas se destacaban
clima de fiesta. a propósito, cada personaje se presentaba con las insignias de sus tltulos,
{,;..tr-as fiestas tienen siempre una relación profunda con el tiempo. En la grados y funciones y ocupaba el lugar teservado a su rango. Esta fiesta
base de las fiestas hay siempre una concepción determinada y concreta tenla por finalidad la consagración de la desigualdad, a diferencia del car-
del tiempo natural (cósmico), biológico e histórico. Además las fiestas, en naval en el que todos eran iguales y donde reinaba una forma especial
todas sus fases históricas, han estado ligadas a períodos de ctisis, de tras' de contacto libre y familiar entre individuos notmalmente separados en la
torno, en la vida de la naturaleza, de la sociedad y del hombte. La muette vida -cotidiana por las barteras infranqueables de su condición, su fottuna,
y la resurección, las sucesiones y ]a renovación constituyeron siempre- los üu empleo, su edad y su situación familiar.
árp".tor esenciales de la fiesta. Son éstos momentos precisamente (bajo A diferencia de la excepcional jerarquización del régimen feudal, con
lai fotmas concfetas de las diferentes fiestas) los que creafon el clima au exffemo encasillamiento en estados y corporaciones, este contacto libre
tlpico de la fiesta. y familiar era vivido intensamente y constitula una parte esencial de la
Bajo el régimen feudal exisrente en la Edad Media, esre cafácter fes- visión carnavalesca del mundo. El individuo patecla dotado de una segun-
tivo, és decir la relación de la fiesta con los obietivos superiores de la tln vida que le permitla establecer nuevas relaciones, verdaderamente hu-
existencia humana, la tesurección y la renovación, sólo podía alcanzar su rnanas, con sus semejantes. La alrcnaciín desaparecla provisionalmente. El
plenitud y su pureza en el cafnaval y en otfas fiestas populares y públicas. hombte volvla a sl mismo y se sentla un ser humano entre sus semejantes.
La fiesta- se cánvertla en esta citcunstancia en la forma que adoptaba la ü auténtico humanismo que caracterizaba estas relaciones no era en abso-
16 Mijail Bajtin La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 17

lluto fruto de la imaginación o el pensamiento abstracto, sino que se expe- Erasmo, Shakespeare, Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Guevara
timentaba concretamente en ese contacto vivo, matetial y sensible. El y Quevedo; y también por la <<literatuta de los bufones alemanes»
ldeal utópico y el teal se basaban provisionalmente en la visión carnava- (Narenliteratur), H;ans Sachs, Fischart, Grimmelshausen y otros, Sin co-
lesca, rlnica en su tipo. nocer esta lengua es imposible conocer a fondo y bajo todos sus aspectos
En consecuencia, esta eliminación provisional, a la vez ideal y efectiva, la literatura del Renacimiento y del bartoco. No sóIo la literatura, sino
de las relaciones jerárquicas entte los individuos, ceaba en la plaza pú- también las utoplas del Renacimiento y su concepto del mundo estaban
blica un tipo particular dd comunicación inconcebible en situaciones nor- influidas por la visión carnavalesca del mundo y a menudo adoptaban sus
males. Se elabotaban formas especiales del lenguaje y de los ademanes, formas y slmbolos.
francas y sin constricciones, que abollan toda üstancia entre los inüvi- Explicaremos previamente la naturaleza cornpleja del humor carnava'
duos en comunicación, überados de las normas coffientes de la etiqueta y lesco. Es, ante todo, un humor festivo. No es en consecuencia una teac-
las reglas de conducta. Esto ptodujo el nacimiento de un lenguaje carna- ción individual ante uno u otro hecho <<singular» aislado. La risa carna'
valesco tlpico, del cual encontratemos numerosas muestras en Rabelais. valesca es ante todo pattimonio d.el paeblo (este carácter popular, como
A lo largo de siglos de evolución, el carnaval medieval, prefigumdo dijimos, es inherente a la naturalrza tuisma del carnaval); todos rlen, la
en los ritos cómicos antetiores, de antigüedad milenaria (en los que inclui- risa es «general»>; en segundo lugar, es tmioersdl, contiene todas las cosas
mos las saturnales) originó una lengua propia de gran tiquua, capaz de y la gente (incluso las que participan en el carnaval), el mundo entero
exptesar las fotmas y slmbolos del carnaval y de transmitir la cosmovisióa parece cómico y es percibido y considerado en un aspecto jocoso, en su
carnavalesca unitatia peto compleja del pueblo. Esta visión, opuesta a álegre relativismo; por último esta risa es anbiualente: alegre y llena de
todo 1o previsto y perfecto, a ¡r,da pretensión de inmutabilidad y etetni- alborozo, pero al mismo tiempo burlona y sarcástica, niega y afitma, amor-
dad, necesitaba manifestarse con unas formas de expresión ünámicas y cam- taia y resucita a ta vez.
biantes (proteicas) fluctuantes y activas. De alll que todas las formas y slm- Una importante cualidad de la risa en la fiesta popular es que escaf'
bolos' de lá léngua carnavalesca estén impregnadas del lirismo de la sucesión nece a los mismos budadores. El pueblo no se excluye a sl mismo del
y Ia renovación, de la gozosa comprensión de la telatividad de las ver- mundo en evolución. También.él se siente incompleto; también él tenace
dades y las autoridades dominantes. Se caractetiza principalmente por la y se renueva con la muette.
lógica original de las cosas <<al revés»> y <<conffadictotias»>, de las permu- Esta es una de las difetencias esenciales que separan la risa festiva
taciones constantes de lo alto y lo bajo (la <<rueda») del frcnte y el tevés, popular de la risa puramente satlrica de la época moderna. El autot satl-
y por las diversas formas de patodias, invetsiones, degradaciones, profa- rico que sólo emplea el humor nelativo, se coloca fuera del obieto aludido
naciones, coronamientos y derrocamientos bufonescos. La segunda vida, el y se le opone, 1o cual destruye la integridad del aspecto cómico del mun-
segundo mundo de la cultuta popular se consttuye en cierto modo como do; por lo que la risa negativa se convierte en un fenómeno panicular.
parodia de la vida ordinaria, como un <<rnundo al revés». Es preciso señalar Por el contrario, la risa popular ambivalente expresa una opinión sobre un
sin embargo que la parodia carnavalesca está muy aleiada de la paroüa mundo en plena evolución en el que están incluidos los que rfen.
moderna puramente negativa y formal; en efecto, al negar, aqu(lla resucita Debemos señalar especialmente el carácter utópico y de cosmovisión
y renueva a la vez. La negación pura y llana es casi siempte aiem a la de esta risa.festiva, üdgida conma toda concepción de superioridad. Esta
cultura popular. risa mantiene viva aún, con un cambio sustancial de sentido, la buda
En la prcsente inttoducción, nos hemos limitado a tratat muy rrípida- ritual de la divinidad, tal como existfa en los antiguos ritos cómicos. Pero
mente las formas y los slmbolos catnavalescos, dotados de una riqueza y los elementos culturales caracterlsticos han desaparecido, y sólo subsisten
originalidad sorprendentes. El objetivo fundamental de nuesúo estudio ec los rasgos humanos, universales y utópicos. -!

hacer asequible esta lengua semiolvidada, de la que comenzamos a petder Es ábsolutamente necesario plantear adecuadamente el problema de Ia
la comptensión de ciertos matices. Porque ésta es, ptecisamente, la lengua risa popular. Los estudios que se le han consagrado incurren en el error
que utilizó Rabelais. Sin conocerla bien, no podrl'amos comprender real- de modernizarla groseramente, interpretándola dentro del esplritu de la
mente el sistema de imágenes rabelesianas. Recotdemos que esta lengua literatura cómica moderna, ya sea como un humor satlrico negativo (desig-
carn¿valesca fue empleada también, en manera y ptopórción divetsas, pot nando asl a Rabelais como autor exclusivamente satlrico) o como rüra
Le culture popular en la Edad Media y en el Renacimiento
t8 Mijail Bajtin

risa agradable destinada únicamente a divertir, ligera y desprovista de pro' La risa influyó en las más altas esferas del pensamiento y el culto
fundidad y fuerza. Generalmente su carácter ambivalente pasa desapetci' religioso.
biilo por completo. Una de las obras más antiguas y célebres de esta literatura, La Cena
Pásamos ahora a Ia segunda forma de cultura cómica popular: las de Cipriano (Coena Cypriani), invirtió con esplritu catnavalesco las Sa-
gradas Escrituras (Biblia y Evangelios). Esta patodia estaba autorizada pot
obtas verbales en latln y et l.ngoa vulgar. No se trata de folklote (aun'
que algunas de estas obras en lengua vulgar puedan considerarse asl). Esta la ttadición de la risa pascaal,(risus paschalis) Iib¡e; en €lla encontramos
literatura está imbuida de la cosmovisión carnavalesca, utiüzaba amplia' ecos lejanos de las saturnales romanas. Otra obta anügua del mismo tipo,
mente la lengua de las formas carnavalescas, se desarollaba al ampato Vergilias Maro grammaticus, es un sabihondo tratado semipatódico sobre
de las osadlas legitimadas por el carnaval, y en la mayoda de los casos la gamática latina, como también una parodia de la sabiduda escolástica
estaba fundamentalmente hgada a los regocijos carnavalescos, cuya parte y de los métodos cientlficos de principios de la Edad Media..Estas dos
literaria solía representar.r En esta litetatura, la tisa era ambivalente y fes' obtas inauguran la literatuta cómica medieval en latln y ejercen 'na i¡-
tiva. A su vez esta literatuta era una literatura festiva y recreativa, tlpica fluencia pteponderante sobre sus ttadiciones y se sitúan en la confluencia
de la Edad Media. de la Antigüedad y la Edad Media. Su populatidad ha petsistido casi hasta
Ya dijimos que las celebraciones catnavalescas ocupaban un importante la época del Renacimiento. Como consecuencia, surgen dobles paródicos
lugar en la vida de las poblaciones medievales, incluso desde el punto de vis' de los elementos del culto y el dogma religioso. Es la denominada parodia
ta de su áuración: en las grandes ciudades llegaban a durar tres m€ses por sacra, utto de los fenó,menos más originales y menos comprendidos de la
año. La influencia de la cosmovisión carnavalesca sobre la concepción y el üteratum meüeval.
pensamiento de los hombrei, era tadical: les obligaba a renegar en cietto Sabemos que existen numerosas liturgias patódicas (ütugia de los be-
modo de su condición oficial (como monje, clérigo o sabio) y a contem- bedores, Litargid tle los iagadores, etc.), paroüas de las lectums evangéli-
plar el mundo desde un punto de vista cómico y carnavalesco. No sólo cas, de las plegarias, incluso de las más sagradas (comq el Padre Nuestro,
los escolares y los clérigos, sino también los eclesiásticos de alta ierarqula cl Ave Marta, etc.), de las letanlas, de los himnos religiosos, de los sal-
y los doctos teólogos se permitlan alegres distracciones durante las cuales mos, asl como imitaciones de las sentencias evangélicas, etc. Se escribieton
se desprendlan de su piadosa gravedad, como en el caso de los <<iuegos testamentos paródicos, resoluciones que parodiaban los concilios, etc. Este
monacales»> (loca ruonacorun), tltulo de una de las obras más apreciadas
nuevo géneto üterario casi infinito, estaba consagtado por la traüción y
de la Edad Media. En sus celdas de sabio esctiblan tratados más o menos tolerado en cierta medida por la Iglesia.Habla uoa parte escrita que exis-
paródicos v obras cómicas en latln. tfa bajo la égida de la <<risa pascual» o <<risa navideña» y otra (üturgias
La literatuta cómica medieval se desarrolló durante rcdo un milenio y plegadas paródicas) que estaba en relación directa con la «fiesta de los
tontos»> y era intetptetada en esa ocasión.
y aún más, si consideramos que sus comienzos se remontan a la antigüe-
dad cdstiana. Dutante este largo petlodo, esta litetatura sufrió cambios Además, existlan otras variedades de Ia ütemtura cómica latina, como,
muy impotantes (menos sensibles en la litemtura en lengua latina). Sur- por ejemplo, las disputas y diálogos paródicos, las crónicas patóücas, etc.
gieron géneros diversos y vatiaciones estilfsticas. A pesar de todas las dife Sus autores deblan poseer seguramente un cierto grado de insttucción
-en
algunos casos muy elevado-. Etan los ecos de la risa de los carnavales pú-
rencias de época y género, esta literatura sigue siendo --en diversa pro.
porción- la expresión de la cosmovisión popular y camavalesca, y sigue blicos que repercutlan en los muros de los monasterios, universidades y
colegios.
empleando en consecuencia la lengua de sus formas y slmbolos.
La literatura latina paródica o semi-paródica está enormemente difun- La litetatura cómica latina de la Edad Meüa llegó a su ap,oteosis du-
dida. Poseemos una cantidad considerable de manusctitos en los cuales rante el apogeo del Renacimiento, con el Elogio de ld locard de Etasmo
(una de las creaciones más eminentes del humor carnavalesco en la üte-
la ideologla oficial de la Iglesia y sus ritos son descritos desde el punto de
vista cdmico. ratum mundial) y con las Cartas ile hombres oscuros (Epistolae obsca-
roram oiroram).
1. Una situación alráloga se observaba en la Roma antigua, do¡de loo atrevi. La literatura cómica en lengua vulgar era igualmente tica y más va-
mientos de las satumales se ransmitlan a la litetatuta cómica. riada aún, Enconttamos en esta litemtuta escritos análogos a la parodid
¡O Miiail Baitin Le cultura popular en la Edad Media y en el Renecimiento 2t

ú¡tArr., plcgatias patódicas, homillas (denominados serrrofles alegres én Fran- establecer en la vida ordinaria. Era un contacto familiar y sin testric-
clr), crnciones áe Navidad, leyendas sagradas, etc. Sin embargo, lo predo ciones.
mlninte eran sobre todo las parodias e imitaciones laicas que escarnecen Como tesultado, la nueva forma de comunicación produjo nuevas for-
al Égimen feudal y su eflopeya heroica. mas lingülsticas: génetos inéditos, cambios de sentido o eliminación de cier-
Es el caso de las epopeyas paródicas de la Edad Media que ponen tas formas desusadas, etc. Es muy conocida la eústencia de fenómenos
similares en la época actual, Por ejemplo, cuando dos personas crean víncu-
cn escena animales, bufones, tramposos y tontos; elementos de la epopeya
heroica paródica que aparecen en los cdfitators, aparición de dobles cómi-
los de amistad, la distancia que las separa se aminora (están en «pie de
igualdad») y las formas de comunicación verbal cambian completamentel
cos de ios héroes épicos (Rolando cómico), etc. Se escdben novelas de
se tutean, emplean diminutivos, incluso sobrenombres a veces, usan eplte'
caballerla paródicas, tales comó La nula sin brida y Aacassin y Nicolette.
Se desarrollan diferentes géneros de retórica cómica: varios <<debates» car'
tos injuriosos que adquieren un sentido afectuoso; pueden llegar a bur-
navalescos, disputas, diálogos, <<elogios» (o «ilustraciones»>), etc. La risa
larse la una de la otra (si no existieran esas relaciones amistosas sólo un
tercero podtla ser objeto de esas burlas), palmotearse en la espalda e in-
carnaval replica en las fábulas y en las piezas llricas compuestas pot 04'
guonts (escolates vagabundos). cluso en el aientre (gesto catnavalesco por excelencia), no necesitan pulir
el lenguaje ni evitar los tabúes, por lo cual se dicen palabras y exptesiones
Estos géneros y obras están relacionados con el carnaval público y uti-
inconvenientes, etc.
lizan, más ampliamente que los escritos en latln, las fórmulas y los slmbo-
Pero aclatemos que este contacto familiar en la úda ord.inarid moder-
los del carnaval. Peto es la dtamaturgia cómiia ¡nedieval la que está más na está muy lejos del contacto libre y familiar que se establece en la plaza
estrechamente ligada al camaval. La primera piéza cómica conser-
pública durante el carnaval popular. Falta un elemento esencial: el caúc-
vamos- de Adam de la Halle, El iuego de la enratnada,-quees una exce-
ter univetsal, el clima de fiesta, la idéa utópica, la concepción ptofunda
lente muestra de la visión y de la comptensión de la vida y el mundo del mundo. En general, al otorgar un contenido cotidiano a ciertas fiestas
putamente carnavalescos; contiene en germen numetosos elementos del fu-
del carnaval, aunque manteniendo su aspecto exteriot, se llega en la actua-
tuto mundo rabelesiano. Los milagros y moralejas son <(carnavalizados» en lidad a petder su senddo interno profundo. Recordemos de paso que cier-
mayor o menos gtado. La dsa se introduce tambien en los misterios; las
tos elementos rituales antiguos de fraternidad sobrevivieron en el carna-
diablutas-mistedos, por ejemplo, poseen un carácter catn¿valesco muy mar-
val, adoptando un nuevo sentido y una forma más profunda. Ciertos ritos
cado. Las gangarillas son también un género extremadamente <(cafnavali-
antiguos se incorporaron a la vida práctica moderna por intermedio del
zado» de fines de la Edad Media.
carnaval, peto perdieron casi por completo la significación que tenían
Hemos ttatado supedicialmente en estas páginas algunas de las obras en éste.
mís conocidas de la literatura cómica, que pueden mencionalse sin nece- El nuevo tipo de relaciones {amiliares establecidas durante el carna-
sidad de tecurrit a comentarios especiales. Esto bastará para plantear es- val se refleja en una serie de fenómenos lingüísticos. Nos detendremos en
cuetamente el problema. Pero en lo sucesivo, a medida que analicemos la algunos.
obra de Rabelais, nos detendremos con más detalle en esos génetos y obras, El lenguaje familiar de la plaza pública se caracteriza por el uso fre-
y en ottos génetos y obras menos conocidos. cuente de gtoserlas, o sea de expresiones y palabras injuriosas, a veces
muy largas y complicadas. Desde el punto de vista gramatical y semánti-
co, las grosetlas están normalmente aisladas en el contexto del lenguaje
Seguhemos ahora con la tercera forma de expresión de la cultura cómi- y considetadas como fórmulas fijas del mismo género del proverbio. Por
ca popular, es decir con ciettos fenómenos y géneros del vocabulado fami- lo tanto, puede afirmarse que las grosedas son una clase vetbal especial
liar y público de I¿ Edad Media y el Renacimiento. Ya diiimos que dg:. del lenguaje familiar. Por su origen no son homogéneas y cumplieron fun-
-¡ante el carnaval en las plazas públicas, la abolición provisoria de las ciones de carácter especialmente mágico y encantatorio en Ia comunicación
diferencias y batreras jerárquicas entre las personas y la eliminación de primitiva.
ciertas reglas y tabúes vigentes en la vida cotidiana, creaban un tipo espe- Lo que nos interesa más especialmente son las groserlas blasfematorias
cial de comunicación a la vez ideal y rcal entre la gente, imposible de dirigidas a las.divinidades y que constitulan un elemento necesario de los
22 Mijail Bajtin
La culrura popular en la Edad Media y en el Renecimiento 23

cultoe cómicos más antiguos. Estás blasfemias eran ambivalentes: degra- Por eso aún no se ha descubiemo la esencia de estos fenómenos, que fue'
daban y mortificaban a la vez que fegenefaban y tenovaban. Y son preci-sa: ron estudiados únicamente desde el punto de vista de las reglas cultutales,
mentc cstag blasfemias ambivalentes las que determinaron el catácter vefbal estéticas y literarias de la época moderna, sin,ubicarlos cn la época a la que
tfpico de las grosedas en la comunicación familiar carnavalesca. En efecto, p"rt"n ..rr. Fueron, pot el ionírafio, tnodernizados, lo que explica por qué
durante el carnaval estas grosetlas cambiaban considemblemente de senti' freron interpretados ettóneamente. El tipo particular de imágetes cóni'
do, para convertirse en un fin en sl mismo y adquirfu asl universaüdad y cd.r, unitariogn su diversidad y caracterlstico de la cultura popular de la
ptofundidad. Gracias a esta metamoffosis, las palabrctas contdbulan a la Edad Media no ha sido comprendido, por sef totalmente aieno a los tiem-
creación de una atmósfera de libertad dentro de la vida secundaria car- pos modernos (sobre todo al siglo xrx). Daremos a continuación una defi'
navalesca. nición pteliminar.
Desde muchos puntos de vista, los iaramen o.§ son similares a las Se suele destacar el predominio exrepcional que tiene en la obra de
grosedas. También ellos deben considerarse como un géneto verbal espe- Rabelais el principio de la aida ffiaterial y corporalt imágends del cuerpo,
cial, con las mismas bases que las grosedas (carácter aislado, acabado y áuto- de la bebida, de la satisfacción de las necesidades naturales y la vida
suficiente). Si inicialmente los juramentos no tenlan ninguna relación con sexual. Son imágenes exageradas e hipertrofiadas. Muchos baatizaron a
la tisa, al ser eüminados de las esferas del lenguaje oficial, pues infrin' Rabelais con el tltulo de gfan poeta de la <<came» y el <<vien6e» (Vlctor
glan sus reglas verbales, no les quedó otro recurso que el de implantarse Hugo, por ejemplo). Ottos le reprocharon su <<fisiologismo- gtosero»>, su
en la esfera übre del lenguaje familiar. Sumergidos en el ambiente del «biólogiimo» y su <(natufalismo»>, etc. Los demás autofes del Renacimien-
catnaval, adquideron un valot cómico y se volvieton ambivalentes. to tuvieron inclinaciones ütetarias análogas, aunque menos fuetes (Bo'
Los demás fenómenos verbales, como por eiemplo las obscenidades, caccio, Shakespeare y Cervantes). Algunos lo interptetaton como una
cortiemn una suette similat. El lenguaie familiar se convirtió en cierto «rehabilitación de la cafne» típica de la época, surgida como teacción al
modo en teceptáculo donde se acumularon las exptesiones vetbales prohi' ascetismo medieval. A veces se ptetendió considerarlo como una manifes-
bidas y eliminadas de la comunicación oficial. A pesar de su heterogenei' tación tfpica de la vida burguesa, es decir del interés material del bomo
dad originaria, estas palabras asimilaron la cosmovisión catnavalesca, mo' econo¡nicas en su áspecto privado y egolsta.
dificaron sus antiguas funciones, adquirieron un tono cómico general, y se Las explicaciones de este tipo son sólo formas de moderuización áe
convirtieton, por asl decitlo, en las chispas de la llama única del camaval, las imágenes materiales y corporales de la literatura del Renacimiento; se'
llamada a renovar el mundo. Ie atribuyen significaciones esmechas y modificadas de acuetdo al sentido
Nos detendremos a su debido tiempo en los demás aspectos originales que la <rmateria»>, y el <<cuerpo» y la <<vida material»> (comer, beber, ne-
del lenguaje familiar. Señalemos, como conclusión, que este lenguaie ejer- cesidades naturales, etc.) adquiriefon en las concepciones de los siglos si-
ció una gmn influencia en el estilo de Rabelais. guientes (sobte todo el siglo :ax).
Sin embargo, las imágenes referentes a la vida material y cotporal en
Rabelais (y en los demás autores del Renacimiento) son la herencia (un
Acabamos de pasar revista a las tres ptincipales fuentes de expresión
tanto modificada, patz ser precisos) de la cultura cómica popular, de un
de la cultura cómica popular de la Edad Media. Los fenómenos que he' tipo peculiat de imágenes y, más ampliamente, de una concepción estética
mos analizado ya han sido estudiados por los especialistas (sobre todo la de la vida, ptáctica que caracteriza a estr. cultura y la diferencia claramente
literatuta cómica en lengua vulgar). Pero han sido estudiados en forma de las culturas de los siglos posteriores (a partir del clasicismo). Vamos
aislada, totalmente desligados de su seno materno, esto es de las formas
a darle a esta concepción el nombre convencional de realismo grotesco.
rituales y los espectáculos carnavalescos, por lo cual no se tuvo en cuenta En el realismo grotesco (es decir en el sistema de imágenes de la cul-
la unidad de las cultura cómica popular en la Edad Media. Todattía no han tura cómica popular) el principio matedal y corporal aparece bajo la forma
sido planteados los problemas de esta caltura. universal de fiesta utópica. Lo cósmico, lo social y 1o corporal están ügados
Por esta razón no se comptendió la concepción cómica del mundo, úni- lndisolublemente en una totalidad viviente e indivisible, Es un conjunto
ca y profundamente original, que está detrás de la diversidad y la heteroge- y
elegre bienhec-hor.
neidad de estos fenómenos, que sólo representan su aspecto fragmentario. En el tealismo grotesco, el elemento espontáneo matedal y corporal
24 La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 25
Mijail Baitin

es un pfincipio profundamentc positiao que, por otra parte, no ap.arqce ceremonias de los nuevos caballeros atmados y en ottas ocasiones solemnes,
bajó unr forma egolsta ni seBarado de los demás aspec-tos vitalqp. El prin' Numetosas degradaciones de la ideologla y
del ceremonial caballetescos
que aparecen en el Don Quijote están inspiradas en la tmdición del realis-
cipio material y corporal es percibido como uniuersal y popllgr- y como
tal, rc opone a toda separación ile las raíces nateriales y c.otp,grales del mo grotesco.
irurdo, e todo aislamiento y conlinamieflto efi sl mismo,4..todo carácter La gramática jocosa estaba muy en boga en el ambiente escolar culto
ideal abstracto o intento de expresión separado e independiente de la tieta de la Edad Media. Esta tradición, gue se remonta al Vergilius grarnmati'
y el cuerpo. El cuerpo y la vida cotporal adquieren a la vez un carácter ctts, se extiende a lo largo de la Edad Media.y el Renacimiento y subsiste
cósmico y universal; no se trata tampoco de1 cuerpo y la fisiologla en el aún oralmente en las escuelas, colegios y seminarios religiosos de la Eutopa
sentido estrecho y determinado que tienen en nuestra época; todavla no Occidental. En esta gramática, todas las categodas gramaticales, casos, for-
están singularizados ni separados del rcsto del mundo. mas verbales, etc., son transferidas al plano matetial y cotporal, sobre todo
El portador del principio matetial y cotporal no es aqul ni el set bie erótico.
lógico aisládo ni el egolsta individuo butgués, sino el pueblo, an pueblo No sólo las parodias en el sentido esttecho del término, sino también
que en su evolución dece y se renueva coflstantemente. Por eso el ele- las demás fotmas del realismo grotesco tienden a degradar, corporizar y
mento corpoml es tan magnlfico, exagetado e infinito. Esta exageración vulgaúzar. Esta es la cualidad esencial de este tealismo, que lo separa
tiene un carácter positiuo y afirmatiuo. El centro capital de estas imágenes de las demás fotmas <<nobles>> de la literatura y el arte medieval. La risa
de Ia vida corporal y material son la fertilidad, el crecimiento y la super' popular, que estructura las formas del realismo grotesco, estuvo siemprc
abundancia. Las manifestaciones de la vida material y corporal no son ari- ligada a lo material y corporal. La risa degrada y mateializa.
buidas a un ser biológico aislado o a un individuo económico privado y ¿Cuál es el carácter que asumen estas degradaciones tlpicas del realis-
egolsta, sino a una.gs!g-c_ig de cuerpo popular, colectivoy genérico (aclaru' mo? Responderemos sucintamente por ahora, ya que el estudio de las obras
remos más tarde el séntido de estas afumaciones). La abundancia y la de Rabelais nos permitirá, en los capltulos siguientes precisar, ampliar y
universalidad determinan a su vez el carácter alegre i lestioo (rw cotidia- profundizar nuestra concepción al respecto.
no) dé las imágenes refetentes a la vida materia.l y corporal. EI principio En el realismo grotesco, la degradación de lo sublime no tiene un ca-
material y corporal es el principio de la fiesta, del banquete de la ale- rácter formal o rel-ativo. Lo «alto» y 1o <<bajo» poseen alll un seqli.do-

gtia, de la <<buena comid¿l». Este rasgo subsiste considerablemente en la completa y rigurosamente topográfico. Lo <<alto»> es el cielo; lo <<bajo»> es
literatura y el arte del Renacimiento, y sobre todo en Rabelais. la tierra; la tierra es el principio de absorción (la tumba y el vient-re), y a
El rasgo sobresaliente del realismo grotesco es la degradación, o sea In vez de nacimiento y resurrección (el seno materno). Este es el valor to-
la transferencia al plano material y corporal de lo elevado, espiritual, ideaf pográfico de lo alto y lo bajo en su aspecto cósmico. En su faz corporal,
y abstracto. Es el caso, por ejemplo, dela Coena Cipriani (La Cena d,e Ci- que no está nunca separada esffictamente de su faz cósmica, 1o alto está
priano) que hemos mencionado, y de otras parodias latinas de la Edad representado pot el rostro (la cabeza.\-y lo bajo por los órganos genitales,
Media exttaídas de la Biblia, de los evangelios y de otros textos sagta- el vientre y el trasero. El realismo grotesco y la parcdia medieval se basan
dos. En ciertos diálogos cómicos muy populares en la Edad Media, como, cn estas signi{icaciones absolutas. Rebajar consiste en aproximat ala tietta,
por ejemplo, los que sostienen Salomón y Matcoul, hay un cohtrapunto cnttar en comunión con la tierra concebida como un principio de absor'
enffe las máximas salomónicas, expresadas con un tono grave y elevadó, y ción y al mismo tiernpo de nacimiento: al degradar, se amortaja y,se siem-
las máximas jocosas y pedestres del bufón Marcoul referidas todas preme- bra a la vez, se mata y se da a luz algo supetior. Degradar significa entrar
ditadamente al mundo material (beber, com€r, digestión, vida sexual).l cn comunión con la vida de 7a p,arte inferior del cuerpo, el vientte y los
Debemos aclarur además que uno de los procedimientos típicos de la comi- ótganos genítales, y en consecuencia también con los actos como el coito,
cidad medieval consiste en transferir las ceremonias y ritos eleva<ios al el embarazo, el alumbramiento, la absorción de alirnentos y la satisfacción
plano material y co'tporal; así haclan los bufones durante los tolneos, las cle las necesidades naturales. La degradación cava la tumba corporal pa¡a
elar lugar a un fiueao nacimiento. De allí que no tenga exclusivamente un
valor negativo sino también positivo y regenerador; es arnbiualente, es a
1. Los diálogos de Salomón y Marcoul, degradantes y pedestres, son muy simi-
lates a los diálogos sostenidos entte Don Quijote y Sancho Panza. la vez negación y afirmación. No es sólo disolución en Ia nada y en Ia
26 Mijail Bajtin La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 27

destrucción absoluta sino también inmersión en lo inferior productivo, don- relación a las ideas y los cultos subümes; con el rol del bufón frente al
de sc cfectrla precisamente la concepción y el renacimiento, donde todo ceremonial sedo; el de las Camestolendas con relación a la Cuaresma, etc.
crece prcfusaminte. !o <<infg,riot» Para el realismo grotesco es la tierra El alegre principio regeneradot existe todavla, aunque en forma atenuada,
que d; vida y el seno carnal; lo infetior es siempre v-P':coffiieil-zo. en las- imágeneJ pedesues de los molinos de viento (gigantes), los alber'
Por eso la parodia medieval no se pafece en nada a la parcüa literatia gues (castillos), los ¡óaños de corderos y ovejas (ejércitos de caballetos),
-
puramente formal de nuestra época. los venteros (castellanos), las prostitutas (damas de la nobleza), etc.
La parodia moderna también degrada, pero con un cafácter exclusiva- Es un tlpico carnaval grotesco, que convierte el combate en cocina y
ment" ñ.g"tivo, carente de ambivalencia regeneradora. Por eso la parodia banquete, lai armas y los cascos en utensilios de cocina y tazones de afei-
como gériero y la degradación en general no podtlan -conse.ar, en la tar y la sangre en vino (episodio del combate con los odrcs de vino), etc.
época moderna, su extensa significación originada. Las degradaciones (pa- Este es el sentido primordial y carnavalesco de la vida que aparece
ródi.m y de ouo tipo) son también muy caracterlsticas de la literatura en las imágenes materiales y corpomles en la novela de Cervantes. Es
del Renácimiento, qu1 perpetúa de esta forma las mejores madiciones de precisamente este sentido el que eleva el estilo de su realismo, su univer-
la cultura cómica pópdaf (de modo parricularmente completo y profundo salismo y su profundo utopismo popular.
en Rabelais). Pero-yá en esta época el principio material y corporal cambia Pero, con todo, los cuerpos y los objetos comienzan a adquirit en Cer-
de signo, se vuelve paulatinamente más estrecho y su naturali§mo y ca- vantes un carácter pdvado y personal, y por lo tanto se empequeñecen y
ráctei festivo se atenúan. Pero este pfoceso sólo está en su comie¡zo aín se domestican, son rebaiados al nivel de accesorios inmóviles de la vida
en esta época, como lo demuesffa cláramente el ejemplo de Don Quiiote. cotidiana individual, al de obietos de codicia y posesión egolsta. Ya no es lo
LallÁea principal de las degradaciones paródicas conduce en Cervantes lnfetior positivo, capaz de engendrar. la vida y renovar, sino un obstácu'
, ,rn, .o*rnión cán la fueva ptoductora y regenerad.ora de la tierra y el lo estúpido y modbundo que se levanta contta las aspiraciones del ideal.
cuerpo. Es la prolongación de la llnea grotesca. Pero al mismo tiempo el En la vida cotidiana de los individuos aislados las imágenes de lo «in-
priniipio m.t.iirl y iorporal comienza a empobrecerse y a_ debilitatse. En- ferior» cotporal sólo conservan su valor negativo, y pierden casi total-
i., estado de oisis y desdoblamiento y l,as-jmágenes de la vida-,Eate- mente su fuena positiva; su relación con la tiera y el cosmos se rompe
tial "r
y cotporal co¡qie47an a g4$¡llir qs4 .vida dual. y las imágenes de 1o <<inferior» corporal quedan reducidas a las imágenes
L^ p^* de Sancho PanzÁ, su apetito y su sed, son aún esencial y prq naturalistas del erotismo banal. Sin embatgo, este ptoceso sólo está en sus
fundamente carnavalescas; su inclinación por la abundancia y la plenitud comienzos en Cervantes.
no tiene aún caráctef egblsta y personal, es una propensión a la abundan' Este aspecto secundario de la vida que se adviette en las imágenes
cia general. Sancho es un descenüente directo de los antiguos demonios materiales y cotpotales, se une al primero en una unidad compleja y con-
banigones de l¿ fecundidad que podemos ver, por ejemplo, en los céle' tradictoria. Es la vida noble, intensa y contradictoria de esas imágenes lo
bres vasos corintios. En las imágenes de la bebida y la comida están aún que otorga su fuerza y
su realismo histótico supedor. Esto constituye el
vivas las ideas del banquete y de la fiesta. drama original del pdncipio material y cotporal en la literatuta del Rena-
El materialismo de Sancho, su ombligo, su apetito, sus abundantes ne' clmiento: .l *.rpo y lai cosas too *tmridas a la tierra engendradora y
cesidades naturales constituyen <<lo inferior absoluto» de1 realismo grotesco, rpartadas del cuerpo universal al que estaban unidos en la cultura popular.
la alegre tumba corporal (la bariga, el vienre y la tierra) abierta para En la conciencia artlstica e ideológica del Renacimiento, esta ruptura
acoger el idealismo de Don Quijote, un idealismo aislado, abstracto e in' no ha sido aún consumada por completo; lo <<infetior» material y corpoml
sensible; el «caballero de la triste figura» necesita morit pata renacer más cumple aún sus funciones significadoras, y degradantes, derrocadotas y re-
fuerte y más gtande; Sancho es el cottectivo natural, corporal y univetsal generadotas a la vez. Los cuerpos y las cosas individualizados, <<patticula-
de las ptetensiones individuales, abstractas y espirituales; además Sancho res», se resisten a ser dispersados, desunidos y aislados; el realismo del Re-
repiesenta también a la risa como cóffectivo populat de la gravedad unila- nacimiento no ha cottado aún el cordón umbilical que los une al'vientre
teral de esas ptetensiones espitituales (1o infetior absoluto rle sin cesar, fccundo de la tierra y el pueblo. El cuerpo y las cosas inüviduales no
es la muerte que rle y engendta la vida). El rol de Sancho frente a Don coinciden aún consigo mismo, no son idénticos a sl mismos, como en el
Quiiote podtla ser comparado con el rol de las parodias medievales con realismo natufalista de los siglos posteriores; fotman parte aún del con-
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30 Milail Baftin L¡ cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 31

cos y los bajortelieves que decotaban las catedmles y a veces incluso las
pafado del rcsto delmunde, no está aislado-o acabado ni es pedecto,-sino-
lglesias rurales de los siglos :cr y :crr.l
lue sale fuera de sl, franquea sus propio_s llmites. F,l énfasis está.p,uesto Esta imagen del cuerpo ha sido desamollada en diversas fo¡mas en los
án las partes del cuerpo en que éste se abre al mundo €xtetior o penetra
cipectáculos y fiestas populares de la Edad Media; fiestas de los bobos, cen-
en él á través de orificios, pfotuberancias, ramificaciones y excrecencias
certadas, carnavales, fiesta del Cuerpo Divino en su aspecto púbüco y po-
tales como la boc¿ abierta, los órganos genitales, los senos, los falos, las pular, en las üabluras-mistedos, las gangarillas y las fatsas. Esta eta la
Larrigas y la naÁ2. En actos tales como el coito, el embatazo, el alumbra-
única concepción del cuerpo que conocla la cultura popular y del es-
mierrto, ia agonla,la comida, la bebida y la satisfacción de las necesidades
pectáculo.
náiütalé1, el cuerpo revela su esencia como principio en ctecimiento que
En el dominio de lo litetado, la parodia medieval se basa completa-
6áspára sus propios llmites. Es un cuerpo etetnamente incompleto, eterna-
."rit" creadó y creador, un eslabón en la cadena de la evolución de la mente en la concepción grotesqr del cuerpo. Esta concepción estructuta
Im imágenes del cuetpo en la enotme masa de leyendas y obras asociadas
especie, o, má; exactamente, dos eslabones obsetvados en su punto de
a las «maravillas de la India» y al mar céltico y sirve también de base a
,ro1órr, donde el uno entra en el otro. Esto es particularmente evidente con
lm imágenes corporales en la inmensa litemtura de las visiones de ultra-
respecto al pedodo arcaico del grotesco.
tumba, en las leyendas de gigantes, en la epopeya animal,. las fábulas y
Una de las tendencias fundamentales de la imagen gtotesca del cuet' bufonadas alemanas.
po consiste en exhibir dos cuerpos en ano: uno que da la vida y desapatece
Además esta concepción del cuerpo influye en las grosetlas, impreca-
y otro que es concebido, producido y lanzado al mundo. Es siempre un elones y juramentos, de excepcional impomancia pata la comprensión de
cuerpo en estado de embarazo y alumbramiento, o por lo menos listo para l¡ literatura del realismo grotesco.
.on."bir y ser fecundado con un falo u órganos genitales exagetados. Del Estos elementos lingülsticos ejercieron una influen€ra organizadora di-
primero se desprende, en una u otfa fotma, un cuerpo nuevo. r€cta sobre el lenguaje, el estilo y la construcción de las imágenes de esa
En contraste con las exigencias de los cánones modernos, el cuerpo llteratura. Etan fórmulas dinámicas, que expresaban la verdad con fran-
tiene siempre una edad muy cercana al nacimiento y la muerte: la pdmeta qucza y estaban profundamente emparentadas por su origen y sus funcio.
infancia y la veiez, el seno que 1o concibe y el qüe lo amortaia acen' nct con las demás formas de <<degradación» y «reconciliación con la tie-
-§e
túa la proximidad al vienme y a la tumba-. Pero en sus límites, los dos tfa» pertenecientes al realismo grotesco renacentista. Las groserlas y obs-
cu"rpoi se funden er uno solo. La individualidad está en proceso de diso- cenidades modetnas han conservado las supervivencias petrificadas y pura-
lución; agonaante, pero aún incompleta; es un cueqpo simultáneamente en ñ€nte negativas de esta concepción del cuerpo. Estas grosedas, o el tipo
el umbral de la tumba y de la cuna, no es un cuerpo único, ni tampoco do expresiones tales como <(vete a ...» humillan al destinatario, de acuerdo
son dos; dos pulsos laten denmo de él: uno de ellos, el de la madte, eon el método grotesco, es decir, lo despachan al lugar <<inferior» corporal
está a punto de detenerse. lbroluto, a la región genital o a la tumba corpoml (o infiernos corporales)
Además, ese cuerpo abierto e incompleto (agonizante-naciente-o a punto &nde será destruido y engendrado de nuevo.
de nacer) no está esuictamente separado del mundo: está enredado con En las groserlas contemporáneas no queda nada de ese sentido ambi:
é1, confundido con los animales y las cosas. Es un c-uerpo cósmico y re' T¡lcnte y regenerador, sino la negación pura y llana, el cinismo y el in-
presenta el conjunto del mundo material y corpoml, concebido como lo rulto puro; dentro de los sistemas significantes y de valores de las nuevas
«inferior» absoluto, como un principio que absotbe y da a luz, como una hnSuas esas expresiones están totalmente aisladas (también lo estrín en la
tumba y r¡n seno corporales, como un campo sembtado cuyos rctoños han otgsnización del mundo): quedan los fragmentos de una lengua exmaniera
llegado a la senecrud. ü la que antaño podla decirse algo, pero que ahora sólo expresa insultos
Estas soh, simpliEcadas, las [neas directrices de esta concepción oligi' etrentes de sentido. Sin embargo, seda absurdo e hipócrita negar que
nal del orerpo. Esta alcanza su perfección en la obra genial de Rabelais, 1. En la obra vastlsima de E. Male, El arte religioso del siglo XII, XIII y de
en tanto que en otras obtas literarias del Renacimiento se debiüta y se llnt de la Edad Medi¿ en Francia, se puede enconuar una amplia y pieciosa áocu-
diluye. La misma concepción pteside el arte pictórico de Jerónimo Bo¡É Aanhcióri sobre los motivos grotescos en el arte medieval, tomo I, 1902; tomo II,
1908¡ tomo lÍ1,7922.
y Brueghel el Viejo. Elementos de la misma se encuentran ya en los fresn:
Mijail Baltin [,¡ cultura popular en la Edad Media y en el Renecimiento 33

consefvan no obstante un ciefto €ncanto (sin ninguna


teferencia erótica perpetuamente imperfecto del cuetpo y, en general, pasan desapetcibidos
p.iá,r" parte). parece dormir en ellas el recuetdo confuso de la cosmo' ol alumbramiento, la concepción y la agonla. La edad preferida es la que
y sus osadlas. Nunca se ha planteads correctamente el e¡td situada lo más lejos posible del seno materno y de la tumba, es decir,
iiri¿n
"r*uvales.a
*;;'i; de su indeslruftibh vitalidad
problema lingiística' i ,- dejada al máximo de los «umbtales» de la vida individual. El énfasis está
- --^--^L^-
Jp"." J.-n"¡elais las groserlas ylas imprecaciones conservaban puesto en la individualidad acabada y autónoma del cuerpo en cuestión. Se
,,i", ;*;i?;;inio de la lengui populat- de la- que surgió su love[' la dcocriben sólo los actos efectuados por el cuerpo en el mundo exterior,
rie;A;..ü" irrt"grul y sobre todo t" polo positiv-o y re-generador' tctos en los cuales hay fronteras claras y destacadas que separan al cuerpo
;;;;;;;ftofítdrá.nte empatentadás con las demás formas de dcl mundo y los actos y procesos intracorporales (absorción y necesidades
á;;;;h.;;i;i;; áel reatismo srotesco,_con tos disfraces pop.lares de nrturales) no son mencionados. El cuerpo individual es presentado como
h, I;; t carnavales, con las iriágenes de las diabluras y de-los infierl En¡ entidad aislada del cuerpo popular que Io ha producido.
;;r-;; i; ii,.r.,,rm dá ht peregrináciones, con las imágenes -de Jas sp1 Estas son las tendencias primorüales de los cánones de la nueva época.
gadllas, etc. Por.ro.riu, .*ipr.rion., podían desempeñar un rol
primorüa! Er perfectamente comprensible que, desde este punto de vista, el cuerpo
en su obra. del realismo grotesco les parezca monstruoso, horrible y deforme. Es un
fr ft..ito señalar especialmente la expresión estrepitosa que,"tYt11 euerpo que no tiene cabida dentto de la <<estética de la belleza» creada
h ;;J;;ú; st dÉl ..r"rpo en las- n¡1"-o1" de feria v en.la en la época moderna.
"'.;
iA .¿."i." ,n1u plur pública en la Edad Media y en el Renacimiento. En nuestra introducción, asl como en nuestros. capltulos siguientes (so
por estos medios, esta ioncepción se transmitió hasta la época -actual brc todo el capltulo V), nos limitaremos a comparar los cánones grotesco
sus aspectos mejor conseruudo* en el siglo xvr sobrevivla en las y clásico de la representación del cuerpo, estableciendo las diferencias
á" f"'Ur.in, en las butlas de Turlupin y otros fenómenos análogos'
§uc los oponen, pero sin hacer prevalecer al uno sobre el otro. Aunque,
puede afirmar que la concepción del cuerpo del realismo gJotesco y c-omo es natural, colocamos en ptimer plano la concepción grotesca, ya que
lióri.o ,obr.uiu-e hasta hoy (por atenuado y desnaturulizado que sea ¡lls es la que determina la concepción de las imágenes de la cultura cómica
en vatias formas á.tütLt de lo cómico que aparecen en el popular en Rabelais: nuestro ptopósito es comprender lalógrca original del
"rp"ál
y en los artistas de feria. etnon grotesco, su especial voluntad aftlstic , En el dominio attístico es
Esta concepción, de la que acabamos de dar una introducción un patrimonio común el'conocimiento del canon clásico, que nos siwe de
minai se encuentra evidentemente en contr¿dicción formal.,co1 t9s ¡ula hasta cierto punto en la actualidad; pero no ocurre lo mismo con el
il;;;ilt;iárti.os de la Antigüedad «clásica»» I que han sido la base de Gmon grotesco, que hace tiempo que ha dejado de ser comptensible o del
estética del Renacimiento. (Ue sólo tenemos una comptensión distorsionada. La tarca de los historia-
Esos cánones consideran al cuerpo de maneta completamente &rea y teóricos de la literatura'y el atte consiste en recomponer ese ca-
en otfas etapas de su vida, en relaciones totalmente diferentes con ñon, en restablecer su sentido auténtico. Es inadmisible interpretatlo desde
mundo (no corporal). Dentro de estos cánones el cuerpo, es a ll punto de vista de I¿s reglas modernas y ver en é1 sólo los aspectos
"*t..ior
todo algo rigurosamentJ acabado y perfecto. Es, además, algo aislado, ee apartan de estas reglas. FJ canon grotesco debe ser juzgado dentro ,

§üe
litario, ,.prádo de los demás cuerpos y cerrado. De alll que este ca dl lu propio sistema.
efiminl tádo b que induzca a pensar en algo no acabado, todo lo t No intetpretamos la palabra <<canon)> en el sentido estrecho de con-
cionado con su ciecimiento o su multiplicación: se coftan los brotes y lunto determinado de reglas, notmas y propotciones, conscientemente esta-
toños, se borran las protubetancias (que tienerl la significación {1 n blccidas y aplicadas a la representación del cuerpo humano. Es posible com-
vástaios y yemas), t. t"pro los otificios, se hace abstracción del r pfender el canon clásico dentro de esta'acepción resningida en ciertas eta-
pil de su evolución, pero la imagen gf,otesca del cuerpo no ha tenido
1. No la Antigüedad en general: en la antigua comedia dótica, en el drama ;unca un canon de este tipo. Su naturaleza misma es anticanónica. Em-
tirico, e¡ la comedia siciliana,-eo Adstófanes, en los mimos v at9lys (fjy.a1 I
encontramos una concqrción análoga, asl como tambiél eo I
plearemos la acepción <(canon» en él sentido más amplio de tendéncia
n.r"", ao**rs) r

álterminad", p..á diná.ica y en proceso de desatrollo i.rrron para la re-'


I

Galeno, Plinio, en la literatua de los «üchos de sobtemesa», en Atenea,


Macrobio y muchas oüas obtas de la Antigiiedad no clásica. prctentación del cuerpo y de la vida corporal). En el arte y Ia literatura
Miiail Baitin L¡ cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 35

del pasado podemos observar dos tendencias, a las que podemos grotescas una denominación genetal y permanente, es decir una termino-
convencionalmente el nombre de c¿ínones gtotesco y clásico. logfa especial; tampoco ha sido ubicado ni ptecisado teóricamente.
Hemos definido aqul esos dos cánones en su expresión pura y Los elementos esenciales del tealismo se han formado durante las tres
Pero en la realidad histórica viva, esos cánones (incluso el clásico) fr¡es del grotesco aritiguo: atcaico, dásico y post-antiguo. Es un error
han sido estáticos ni inmutables, sino que han" estado en constante doneiderar al grotesco antiguo sólo como un «naturalismo grosero», como
lución, produciendo difetentes variedades históricas de lo clásico y lo |e ha hecho a veces. Sin embargo, la fase antigaa del realismo grotesco no
tesco. Además, siempte hubo entre los dos cánones muchas formas de éntra en el matco de nuestro estudio.l En los capltulos siguientes tr^tare-
teracción: Iucha, inf.uencias reclprocas, entrecruzamientos y ntoa sólo los fenómenos que han influido en la obra de Rabelais.
Esto es v¿ílido sobte todo para la época renacentista, como 1o hemos El realismo grotesco se desarrolla plenamente en eI sistema de imágenes
lado. Induso en Rabelais, que fue el portavoz de la concepción de la cultura cómica popular de la Edad Media y alcanza su epopeya artls-
del cuetpo más pura y qonsecuente, existen elementos del canon tlca en la Iiteratura del Renacimiento.
sobre todo en el episodio de la educación de Gargantúa por Pornócrates, En esta época, precisamente, aparece el término <<grotesco», que tuvo
en el de Théléme. En el matco de nuestto estudio, lo más importante 0n su origen una acepción resuingida. A fines del siglo xt,aralz deexca-
la difetencia capital entrc los dos cánones en su expresión puta. Vrclones efectuadas en Roma en los subtemáneos de las Termas de Tito, se
mos nuesffa atención sobre esta diferencia. dercubtió un tipo de pintura ornamental desconocida. hasta entonces. Se
lr denominó <grottesca»>, un derivado del sustantivo italiano «grottd»
(¡ruta). Un poco más tarde, las mismas decoraciones fueron descubiettas
Hemos denominado convencionalmente <<reglismo grotesco» al dpo lá otros lugáres de Italia. ¿Cuáles son las caracterlsticas de este motivo
peclfico de imágenes de la cultura cómica popular en todas sus ornamental?
iatiónes. Discutiremos a continuación la terminologla elegida. El descubrimiento sorprendió ala opinión contemporánea por el jgego
Consideremos en pdmer lugar el vocablo <{gtotesco)>. Expondremos lnrólito, fantástico y librc de las formas vegetales, animales y humanas
histoda de este vocablo paralelamente al desartollo del grotesco y su flue se confundlan y ransformaban entre sí. No se distingulan las fron-
El método de construcción de imágenes procede de una época tir¡¡ claras e inertes que dividen esos <<reinos nafurales» en el ámbito
antigua: lo encontramos en la mitologla y el'arte arcaico de todos los
hrbitual del mundb: en el gtotesco, esas fronteras son eudazmente supe-
trdoc. Tampoco se petcibe el estatismo habitual tlpico de la pintura de la
blos, incluso en el atte pre-clásico de los griegos y los romanos. No
!¡rlidad: el movimiento deja de ser de formas acabadas (vegetales o anima-
rece tampoco en la época dásica, sino que, excluido del arte oficial,
tinúa viviendo y desarrollándose en ciertos dominios <<inferiotes» no
h¡) dentto de un universo perfecto y estable; se metamorfosea en un
Eovimiento interno de la existencia misma y se expresa en la ttansmutación
nónicos: el dominio de las attes plásticas cómicas, sobre todo las
do ciemas formas en otras, en la imperfección eterna de la existencia.
turas, como, por ejemplo, las estatuillas de terracota que hemos
Se percibe en ese juego ornamental una übertad y una ligereza excep-
nado, las máscaras cómicas, silenos, demonios de la fecundidad, estatui
Elonales en la fantasla a*lstica; esta libetad, además, es concebida cono
populares del deforme Thersite, etc.; en las pinturas de los jarrones
Btll degre osadla, un caos sonriente. Y es indudable que Rafael y sus alum-
cos, por ejemplo, las figuras de sosias cómicos (Hétcules, Uüses), escenas
hor comprendieron y ttansmitieron con justeza el tono alegre de esta deco-
comedias, etc.; y también en los vastos dominios de la üteratura cómi
trclón al pintar las galerlas del Vaticano a imitación del estilo gtotesco.2
dacionada de una u otta forma con las fiestas carnavalescas; en el
sadrico, antigua comedia ática, mimos, etc. A fines de la Antigüedad,
imagen grotesca attaviesa una fase de eclosión y renovación, y abarca
l. El libro de A. Dieterich: Pullcinella. Potpeyanische 'Vandbikler und ¡ü
lllnlte Satyrspiele, I-eipz;.g, 1897 (Pulcinella, pintwa maral pompeyana y dramas
todas las esferas del arte y la litetatum. Nace entonces, bajo la fil¡lcos romanos), contiene una docr¡nentación muy importante y obsewaciones pre
preponderóte del arte oriental, una nueva variedad de gtotesco. Pero do¡u rcbrc el grotesco de la Antigüedad, y también parcialmente de la Edad Media
el pensamiento estético y attlstico de la Antigüedad se habla I d Rcnacimiento. Sin embargo, el autor no emplea el término «grotesco». Este übro
Ilr¡crr¡a artn su actu¿lidad.
en el sentido de la tmdición clásica, no se le ha dado al sistema de
2. Gtemos tambié¡ la ¡otable definicióo del grotesco que da L. Pinski: «En
Miiail Bajtin Lt eultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento 37

Esa es la caracterlstica fundamental del motivo ornamental romano F¡¡s a ser una vida de gala; y por la otra se introduce a Ia fiesta en lo
que se designó por ptimera vez con esa palabra inédita, considetándolo Qol.ldiano, es decir que queda relegada a 7a viü privada, doméstica y fa-
fenómeno novedoso. Su sentido era muy limitado al ptincipio. En Elllsr. Los antiguos privilegios de las fiestas públicas se resuingen cada
la variedad del motivo ornamental romano encontrado era sólo un ?i! más. La cosmovisión carnavalesca típica, con su universalismo, sus osa-
mento (un resto) del inmenso universo de la imagen grotesca que éat, sr., carácter utópico y su ordenación al porvenir, comienza a transfqr-
en todas las etapas de la Antigüedad y que continuó existiendo en la ?ttte en simple humor festivo. La fiesta casi deja de ser la segunda vida
Media y en el Renacimiento. Ese fragmento tefleiaba los rasgos frl pueblo, su renacimiento y renovación tempáral. Hemos dátacado el
ticos de este inmenso universo, lo que asegutaba la vitalidad fututa ldverbio <<casi>> porque en realidad el principio festivo popular carnavalesco
nuevo término y su extensión gradual al universo casi ilimitado del si It lndesttuctible. Reducido y debilitado, sigue no obstante fecundando los
de imágenes grotesc¿rs dversos dominios de la vida y la cultura.
p.rá h aápliación del sentido del vocablo se realizó muy Hay un aspecto que debemos señalar. La literatura de esos siglos no
sin una conciencia teórica clara acerca de la otiginalidad y la unidad ltrrc ya sometida a la influencia directa de la debj-itada cultura festiva
mundg grotesco. El primer inténto de análisis teórico, o, F,ata ser más lcpular. La cosmovisión carnavalesca y el sistema de imágenes grqrescas
cisos, de simple desoipción y apreciación del grotesco, fue el de V SSuen viviendo y transmitiéndose únicamente en la tradicián üteraria, so-
quien, sobre la base de un juicio de Vitruvio (arquitecto romano que ble todo en la tradiciónTitelr¡ia de1 Renacimiento.
tudió el arte de la época de Augusto) emitió un iuicio desfavotable . fll gtotesco degenera, al perder sus lazos reales con la cultura popular.
el grotesco. Vitruvio, a quien Vasari cita con simpatla, condenó la ác la plaza pública,y al convértirse en una pura tradición literaria. S. pro-.
moda «bárbara» que consistla en <<pintarrajear los mutos con duec un" rrerca lornali2ación de las imágenes grotesc¿rs carnavalercas-, lo
en lugar de pintat imágenes daras del mundo de los obietos»; en lue permite a diferentes tendencias utilizarlas con fines diversos. pero esta
palabras, condenaba el estilo grotesco desde el punto de vista de posici Érmulación no es únicamente exrerior: la riquua de la forma grotesca y
nes clásicas, como una violación brutal de las formas y proporciones tltnovalesca, su vigor ¿rtístico y heurlstibo, generalizador, subsiste en todoi
turales». |¡ll rcontecimientos importantes de la época (siglos )rvrr y xvrrr): €n la
Esta era también la opinión de Vasari, opinión que predominaría Gamedia dell'arte (que conserva su relación con el carnaval de donde pro-
rante mucho tiempo. Iniciada la segunda mitad del siglo xvrrr, surgió ?lonc), en las comedias de Moliére (emparentadas con la cornrnedia defl,ar-
comprensión más ptofunda y amplia del grotesco. f), cn la novela cómica y las parodias del siglo xvrr, en las novelas fllo-
En los _si.glos xvrr y xvrrr, miéntras el canon clásico reinaba en los táflc¡c de Voltaire y Diderot (I"as joyas indiscretas y lacobo el Fatalista),
minios del arte .y la literatura, el grotesco, ligado a la cultura cómica ¡ñ ln¡ obras de Surift y en varias más.,En estos casos, a pesar de las dife-
pular, estaba separado de la última y se reducla al mngo del cómico ilarelae de caráctdr y orientación, la forma del grotesco carnavalesco cumple
baja estofa o c¿la en la descomposició¡ "naturalista a que nos hemos re á¡nciones similares; ilumina'la osadía inventiva, permite asociar elementos
do. En esta época (pata ser ptecisos, a partir de la segunda mitad Dlterogéneos, aproximar 1o que está lejano, ayuda a übrarse de ideas con-
siglo xvu) asistimos a un proceso de reducción, falsificación y hhcionales sobre el mundo, y de elementos banales y habituales¡ permite
miento progresivos de las formas de los dtos y espectáculos iiltm con nuevos ojos el universo, comprender hasta qué punto io.exis-
p_opu_laies. Por una parte se produce una estati.zación dela vida festiva, ll0tc ee relativo, y, en consecuencia permite comprender la poéibilidad de
flá otden üstinto del mundo. Pero la comprensión teórica ilata y précisa
.ü lr unidad de los aspectos que abarcaneliérmino gtotesco y deiu carác-
el grotesco, la vida pasa por todos los estadios; desde los inferiores inertes y S rttfstico especlfico progresa muy lentamente. Por otra parte, esta pala-
tivos.a los superiores más móviles y espititualizados, en una gufunalda de Em tuvo sus dobletes: <<arabesco»> (aplicado en un sentido orn4mental) y
divetsas pero unitarias. Al aproximat lo que está alejado, al uoh las cosas que ilutlesco, (aplicado en un senrido tterario). A rulz del punto de vista
exduyen entre sl y al üolar las oociones habituales, el grotesco ¿rtlstico se paree
la patadoja lógica. A primera vista, el grotesco parece sólo ingenioso y divertido, dlllco reinante en la estética, esra comprensión teórica era imposible.
en tealidad posee otras grandes posibilidades» (L. Pinski: El red.ismo en l¿ t . En Ia segunda mitad del siglo xvui se producen cambios iundamenta-
leildcentista, Ediciones litemrias del Estado, Moscú, 1961, págs. 119-120, en h¡ en el campo üterario y estético. En Alemania se discute vehemente-
Miiail h eultura popular en la Edad, Media y en el Renacimiento

mente el personaie de fulequln, que entonces figraba obügatoriamente r donea putamente literarias del realismo grotesco (por ejemplo, la patodia
todas las representaciones tea*ales, incluso en las más serias. Gottsched htlna de la Edad Media). La faha de un punto de vista histórico y siste'
los demás representantes del dasicismo pretendlan enaücat a Fltlco detetmina que la elección de los materiales quede libre al azat. EL
del escenario <<setio y decente», y lograron su propósito por un lutof comprende.muy superficialrnente el sentido de los fenómenos que
Lessing, por el contrario, salió en defensa de Arlequln. $dlza; en realidad, se limita a rcunirlos como curiosidades. A pesar de
El problema, restdngido en apariencia, era mucho más amplio y Ido, y debido en esp€cial a los documentos que contiene, el trabajo de
tenla disyuntivas de principio: ¿podla admitirse dentro de.la estética ,
lU¡cl sigue siendo importante todavla.
la belleza y lo sublime elementos que no rcspondlan a esas reglas?, M6ser y Flógel conocen solamente lo cómico grotesco, o sea lo gro-
dla admitirse eI grotesco? Justus M6ser dedicó un pequeño estudio ( r Il@ basado en el principio de la risa, al que atribuyen un valor de goce
cado en t76l) a este ptoblemaz Harlekin od,er die Verteidigang I rlegda. Mdset se dedica a la cornruedia dell'arte y Flógel al grotesco
Grctesk-Korniscbex (Arleqaln o la delensa de lo gtotesco c6mico). lrdlcval.
lequln en persona hablaha en defensa del gtotesco. Mdset destaca
Arlequln es un personaje aislado de un microcosmos al que
Colombina, el Capitán, el Doctor, etc., es decir el mundo de la Pcro en la misma época en que aparecieron estas obras, que parccian
dell'arte. Este mundo posgq un¿ integridad y leyes estéticas especiales, Élcntadas hacia el pasado, hacia las etapas antedores de lo grotesco, éste
triterio ptopio de Ia perfácción no subordinado a Ia estética clásica de ñtrrba en una nueva fase de su desarrollo. En la época pre-romántica y
belTe:;a y lo sublime. Al mismo tiempo, Móser opone ese mundo a la
' I pdncipios del tomanticismo se produce una resutrección del gtotesco,
micidad <<inferior» de los artistas de feda que poseen una noción Cqulere ahora un nueyo sentido. Sirve, entonces, para expresar una visión
de lo grotesco. A continuación M6ser tevela ciertas paticularidades fl mundo subjetiva e individual, muy alejada de la visión popular y car-
mundJgrotesco: 1o cahfrca de «quimérico» por su tendencia a reunit dlvrlc¡ca de los siglos precedentes (aunque conserva alguno de sus ele'
hetercgéneo, comprueba la violación de las proporciones naturales ( Srntoo). I¿ novela de Sterne, Vida y opinio?res de Tristán Sbandy, es la
ter hiperbólico), la presencia de lo caricaturesco, explicando la risa fffunera expresión importante del nuevo tipo de grotesco subietivo (es una
una necesidad de gozo y alegtla del alma humana. La obta de Móser, h¡lfra¡is original de la cosmovisión de C,ervanies y Rabelais en la lengua
que limitada, es la primeta apologla del grotesco. igblctiva de la época). Otta variedad del nuevo tipo de grotesco es la
En 1788, el ctltico literario alemán Flógel, autor de una historia de lÉYeh grotesca o negra.
literatuta cómica en cuatro tomos y de una Historia de los bulones El grotesco subjetivo se desarrolló en forma patente y original sobte
la corte, publica sa Historia de lo córuico grotesco.r Califica de, tdo cn Alemania. Alll nació la dramaturgia del Sturm and Drang, el r*
tesco a lo que se aparta considetablemente de las reglas estéticas ilntlci¡mo (Lenz, Klinger, el joven Tieck), las novelas de Hippel y Jean-
y contiene un elemento material y corporal claramente destacado y frul y la obra de Hoffm¿nn, que influyeron fundamentalmente en la evo-
do. Sin embargo, la mayor parte de la obra está consagrada a las hdón del nuevo grotesco, asl como en la litetatura mundial. Fr. Schlegel
festaciones del grotesco medieval. Flógel examina las formas que asumen I lcrn-Paul se convifiieron en los teóricos de esta tendencia. El grotesco
fiestas populares (<<fiesta de los locos», «fiesta de los burros»>, los i¡alntico fue un acontecimiento notable dentro de la literatura mundial.
tos populares y púbücos de la fiesta del Corpus, los carnavales, etc.). lprcrentó, en cierto sentido, una reacción contta los cánones clásicos del
sociedades ütemrias de fines de la Edad Media (El reinado de la curia, filo xvIrr, tesponsables de tendencias de una seriedad unilateral y limi-
niñ.os despreocapados, etc.), gangarillas, fatsas, juegos del Mardi Idl¡ racionalismo sentencioso y esrecho, autoritarismo estatal y lógica
ciertas formas cómicas populares y públicas, etc. En general, Flógel l*md, aspiración a lo perfecto, completo y unlvoco, didactismo y utilita-
casilla un poco las dimensiones de Io grotesco: no estudia las l¡no de los filósofos iluministas, optimismo ingenuo o banal, etc. El
Iin¡nticismo grotescg rcchazó todo eso y se apoyó sobre todo en las tra-
1. El libro de Flógel fue teeditado e¡ 1862, r¡o poco retocado y ampliado {eloncs del Reqac-imleulo, lspecialqeqte en Shakespeate y Cervante§, que
Fr. Il. Ebeling: It historid de la cómicogrotesco de Fliigel, T-eiúg, L862.
texto fue reeditado cirlco veces. Las cit¿s que apareceri en nuest¡o estudio son fuion re-descubiertos. El úotéiéo de la Edad Media fue recupetado a
das de la primera edición de Flógel a cargo de Max Brauet. *lvé¡ de las obras de estos dos escritores. Stetne influyó poderosamente en
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